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El derecho al cuidado como
componente del trabajo
decente
Comisión Interamericana de Mujeres
XXXVI Asamblea de Delegadas
29 y 30 de octubre de 2012
San José, Costa Rica
Marco de compromisos para el trabajo
decente y la igualdad de género
Compromisos que emanan de distintas instancias
a) La Convención para la Eliminación de Todas las Formas de
Discriminación Contra la Mujer (CEDAW)
b)
Los Objetivos del Milenio
a) Las Conferencias Regionales sobre la Mujer de América Latina y
el Caribe
b) Programa Interamericano sobre la Promoción de los Derechos
Humanos de la Mujer y la Equidad e Igualdad de Género (PIA)
CIM.
2
Marco de compromisos para el trabajo decente y la
igualdad de género
• La XII Conferencia Interamericana de Ministros de Trabajo
(CIMT) de la OEA en 2001 adopta el concepto de trabajo
decente “como condición para el desarrollo sostenible y como
elemento de la integración económica hemisférica, en los
términos en que lo define la OIT”, principio ratificado en las
siguientes Conferencias.
3
Marco de compromisos para el trabajo decente y la
igualdad de género
Proyecto CIM/OEA «Igualdad de Género en el Trabajo Decente»
• La OEA y la CIM, en colaboración con la OIT, han realizado estudios
técnicos, talleres hemisféricos de intercambio de experiencias y
capacitaciones subregionales para fortalecer la transversalización de
género en el ámbito laboral.
• En 2010: Talleres subregionales sobre Planificación Estratégica con
Enfoque de Género dirigidos a los Ministerios de Trabajo con la
participación de los Mecanismos Nacionales para el Avance de la
Mujer.
• En 2011 comenzaron las Auditorías Participativas de Género en los
Ministerios de Trabajo:
• Barbados (octubre 2011) - Plan de Trabajo (mayo 2012)
• El Salvador (marzo 2012) – Plan de Trabajo (julio 2012)
• En la XVII CIMT (2011) tuvo lugar por primera vez un diálogo entre
Ministros(as) de Trabajo y Ministros(as) de la Mujer, agrupadas en la
Comisión Interamericana de Mujeres (CIM) sobre el tema : “Avanzando
en la construcción de condiciones más justas en el trabajo».
4
Cambios en la situación de la mujer en el mercado
de trabajo
• La demanda de los movimientos de mujeres
latinoamericanos de los años 80 pasaba por
lograr una autonomía económica y el ejercicio
de la ciudadanía a través de una mayor
participación en el mercado de trabajo.
• Irrupción sostenida de la fuerza laboral
femenina en el mercado de trabajo.
5
Las brechas de equidad persisten
• La entrada masiva de las mujeres al mercado de
trabajo no ha satisfecho sus expectativas en
relación a asegurarles empleos de calidad.
• Este proceso no ha ido acompañado por un
cambio sustantivo en la redistribución de los
roles al interior de los hogares.
• Persisten brechas de género en el mercado de
trabajo.
6
Brecha de participación
Tasa de participación
América Latina (15 países) alrededor de 2010
Bolivia/a (Estado Plur. de
Brasil/b
Chile/b
Colombia
Costa Rica
El Salvador
Guatemala/c
Honduras
México
Panamá
Paraguay
Perú
República Dominicana
Uruguay
Venezuela (Rep. Bol. de
a/2007; b/ 2009; c/2006
Hombres
82,0
80,2
70,7
81,3
75,9
78,7
88,3
81,6
80,6
80,4
83,3
83,4
72,3
74,5
78,4
Mujeres
61,6
57,9
42,3
56,0
43,5
46,1
47,4
43,3
43,4
47,5
53,7
66,8
41,3
55,3
49,9
Brecha
-20,4
-22,3
-28,4
-25,3
-32,4
-32,6
-40,9
-38,3
-37,2
-32,9
-29,6
-16,6
-31,0
-19,2
-28,5
7
Brecha de informalidad
Empleo informal total por sexo
América Latina (16 países) alrededor de 2010
Argentina
Bolivia (Estado Plur. de
Brasil
Colombia
Costa Rica
Ecuador
El Salvador
Honduras
México
Nicaragua
Panamá
Paraguay
Perú
R. Dominicana
Uruguay
Venezuela (Rep.
Bolivariana de
Hombres
Mujeres
Brecha
46,4
68,3
39,0
57,0
42,2
55,4
60,1
74,5
51,1
64,9
42,1
67,3
65,6
45,9
37,4
47,5
47,1
71,2
45,8
62,7
46,0
57,8
71,9
78,2
58,4
66,6
43,6
74,8
75,9
50,9
38,1
47,4
-0,7
-2,9
-6,8
-5,7
-3,8
-2,4
-11,8
-3,7
-7,3
-1,7
-1,5
-7,5
-10,3
-5,0
-0,7
0,1
8
Brecha de desocupación
América Latina y el Caribe. Desempleo urbano por sexo
Tasas anuales medias, 2010
Hombres
Mujeres
Brecha
Argentina
6,7
9,2
-2,5
Bolivia (Estado Plur. de
5,5
7,6
-2,1
Brasil
5,2
8,5
-3,3
Chile
7,2
9,6
-2,4
Colombia
10,7
14,4
-3,7
Costa Rica
6
8,8
-2,8
Ecuador
6,3
9,3
-3
El Salvador
8,3
5,1
3,2
México
6,5
6,3
0,2
Panamá
6,5
9,3
-2,8
Bahamas (2007)
6,7
9,1
-2,4
Barbados (2009)
10,1
9,8
0,3
Jamaica
9,2
16,2
-7
Trinidad y Tobago
3,9
7,9
-4
9
• El incremento de la participación laboral de la mujer ha dado
paso a familias en que ambos cónyuges son proveedores de
ingresos provenientes del trabajo.
• Aumento de familias monoparentales, lideradas
generalmente por mujeres como únicas proveedoras de los
recursos –tanto materiales como de cuidado- para el hogar.
• Ahora, la desigualdad se da en el ámbito de las relaciones de
conciliación, entre lo público y lo privado, entre las
responsabilidades productivas con las reproductivas.
10
Las mujeres tienen una mayor participación en el
trabajo no remunerado
11
Fuente: Estado Plurinacional de Bolivia, Encuesta de Hogares 2001. Ecuador, Encuesta de Uso del Tiempo 2004, INE. México, INEGI Encuesta Nacional sobre Uso del Tiempo
2002. Guatemala, Encuesta sobre Condiciones de Vida 2000. Nicaragua, Encuesta Nacional de Hogares sobre medición de niveles de vida, 1998, INEC. CEPAL, 2010
Las mujeres dedican mayor cantidad de horas al
trabajo no remunerado
Número de horas diarias que las personas de 15 años y más dedican a los
quehaceres del hogar
12
Uso del tiempo en hogares en que ambos cónyuges
trabajan
Tiempo dedicado
13
Participación
EUT Gran Santiago-Chile, 2008
Factores que potencian la carga global de trabajo de
las mujeres
Transformaciones en las formas de trabajo y modalidades de
contratación
• La precarización de las relaciones laborales, los bajos
salarios, el desempleo y la informalidad reducen el
acceso a servicios de cuidado de calidad
• Se consolida el paradigma de “trabajador ideal” como
aquel que se ocupa a tiempo completo e incluso
trabaja horas extras, y destina muy poco tiempo a las
tareas de mantenimiento físico del hogar y cuidado de
las personas dependientes
14
Factores que potencian la carga global de trabajo de
las mujeres
• Proceso de transición demográfica de los países
latinoamericanos:
• Envejecimiento de la población y aumento de la esperanza
de vida incrementa el número de adultos mayores.
• Adultos mayores empobrecidos, sin acceso a pensiones o
con jubilaciones insuficientes para solventar los gastos de
su propio cuidado en forma privada.
• Falta de servicios públicos de calidad a su alcance.
• Reducción de las estadías hospitalarias y la
desinstitucionalización de enfermos mentales y adultos
mayores (asociado a las reformas estructurales en la salud
que tuvieron lugar en la región en la década del 90)
15
Uso del tiempo en hogares en que hay personas
postradas
Estudios
Ocio y Recreación
Medios de comunicación y Tics
16
EUT Gran Santiago-Chile, 2008
La crisis del cuidado
• Se ha creado una demanda de cuidados hacia los y las más jóvenes,
generalmente personas económicamente activas, que se suman a
los ya tradicionales cuidados requeridos por niños, niñas y
adolescentes.
• Se ha restringido el tiempo que disponen hombres y mujeres para
proveer cuidado no remunerado.
• El mayor peso recae sobre las mujeres trabajadoras, ya que, no
obstante su creciente adopción del rol proveedor compartido o
exclusivo, este proceso no ha ido acompañado por un cambio
sustantivo en la redistribución de los roles al interior de los hogares.
• Hay un mayor impacto en las mujeres de los hogares más pobres,
que no disponen de los recursos para comprar servicios de cuidado
en el mercado (servicio doméstico, cuidado infantil, de ancianos o
personas dependientes).
17
Tasa de participación de las mujeres en trabajo
doméstico no remunerado según quintil
18
Promedio de horas diarias de las mujeres en trabajo
doméstico no remunerado según quintil
19
Un nuevo desafío para la sociedad
• No basta el aumento de la participación femenina en el
mercado de trabajo
• No basta la incursión de más mujeres en oficios
tradicionalmente masculinos
• No basta haber logrado niveles de educación iguales o
superiores a los de los hombres
• Se requieren cambios en la distribución de roles, a través de:
• Reconocimiento social del valor del cuidado
• Redistribución de los costos de la reproducción social entre
hombres y mujeres.
• La concepción del cuidado como un derecho extensivo a la
satisfacción de esta necesidad a todas las personas
20
Necesidad de Políticas
• La experiencia de los países europeos da cuenta de una
efectiva mayor inserción femenina en el mercado laboral, de
manera simultánea a una mayor y mejor atención del cuidado
de los niños, niñas y las personas mayores y enfermas.
• En América Latina lo que predomina es una fuerte debilidad,
cuando no la total ausencia de políticas públicas y de acciones
privadas en favor de la conciliación entre vida laboral y
familiar. Esto, sumado a las propias particularidades de los
mercados laborales y a la desigual distribución de
oportunidades que caracterizan a la región, se traduce en la
persistente inequidad general y de género.
• .
21
Necesidad de Políticas
En un contexto demográfico caracterizado por:
•
•
•
•
poblaciones que están envejeciéndose rápidamente,
tasas de reemplazo han bajado por debajo de 1,
altas tasas de dependencia económica,
pocos trabajadores apoyando sistemas de pensiones en crisis,
la reproducción de la fuerza laboral debe ser una prioridad
social y económica.
22
El costo de no tener políticas
1. Sub-utilización estructural de la fuerza de trabajo femenina,
que se expresa en:
• las todavía elevadas tasas de inactividad;
• la sobre-representación de las mujeres en diferentes formas de
empleo precario;
• la sobre-calificación de la fuerza de trabajo femenina, en relación con
las características de los puestos de empleo que ocupa.
2. La escasez o ausencia de servicios públicos de cuidado
implica que las alternativas de conciliación sean fuertemente
dependientes de los arreglos familiares y de los recursos
disponibles en los hogares.
• Los hogares de ingresos medios y altos pueden recurrir al mercado
como forma de conciliación.
• Los hogares pobres se utilizan mecanismos precarios de conciliación:
la informalidad o redes familiares, vecinales.
23
El costo de no tener políticas
3. La sub-utilización de la fuerza de trabajo femenina tiene un
impacto sobre la generación de valor económico y el
crecimiento. A su tiempo, esto tiene implicancias negativas
sobre los ingresos fiscales.
4) La tensión que impone la dificultad para conciliar la vida
laboral y familiar tiene una manifestación en el nivel micro
de las unidades productivas: menor rendimiento en el
puesto de trabajo, incremento de la rotación laboral, e
insatisfacción generalizada.
24
El costo de no tener políticas
5. Dificultades para superar los problemas de pobreza y
exclusión social, para lo cual la inserción laboral plena de las
mujeres es un elemento clave.
6. Disminución de la fuerza de trabajo en número y
capacidades augura un futuro de población empobrecida,
con menores ingresos y capacidad contributiva, y
simultáneamente mayores demandas de atención social. La
presión de esta situación sobre las finanzas públicas son
claras.
25
Modificaciones en la Normativa
Fortalecer la regulación del mercado laboral a favor de
la conciliación
• Ampliar las licencias parentales de los varones para
permitirles asumir mayores responsabilidades en la crianza
de los niños y niñas.
• Revisar y profundizar la obligatoriedad de establecer
guarderías en los establecimientos productivos en función
del número total de trabajadores y no solamente del
número de mujeres.
26
Modificaciones en la Normativa
Ampliación de la cobertura: el cuidado como un derecho
• Extensión de los beneficios de las medidas de
conciliación para las trabajadoras del servicio doméstico.
• A los trabajadores/as rurales y campesinos/as, cuya
sobrecarga de tareas de cuidado es doble y que por lo
general no tienen contratos formales de trabajo, ni
acceso a sistemas de salud o seguridad social.
• Prever mecanismos para extender la cobertura de este
tipo de regulación a los trabajadores y trabajadoras
informales.
• Las y los ciudadanos que no son informales pero que se
dedican al trabajo reproductivo (una “ama de casa”) no
tiene derecho a exigir sistemas de cuidado.
27
Las políticas
Incorporar la cuestión del cuidado y la conciliación a la
agenda de política pública
Transformar la consideración de que el cuidado es una
responsabilidad privada de los hogares y de las mujeres
dentro de los mismos, estableciendo:
a)
la delimitación de las responsabilidades de cuidado
públicas y sociales y ,
b)
las responsabilidades individuales y privadas.
28
Las políticas
Mejorar la producción de información que permita un
diagnóstico más preciso de la organización actual del
cuidado
Promover y sostener fuentes permanentes de información
relevante:
i) encuestas de uso del tiempo, de cobertura nacional y periódicas;
ii) incorporación de preguntas relativas a la organización del
cuidado en las encuestas de fuerza de trabajo;
iii) relevamiento de la oferta existente de servicios de cuidado en la
órbita mercantil;
29
Las políticas
Avanzar en la promoción de acciones de conciliación a
nivel de las empresas
Implantar medidas que las empresas desarrollen, en el
marco legal, pero también más allá de las legalmente
exigidas, para que sus trabajadores/as puedan conciliar la
relación entre sus obligaciones laborales y las
responsabilidades domésticas.
30
Las políticas
Priorizar la inversión social pública en servicios de
cuidado.
• Disponibilidad de guarderías y salas cunas.
• Disponibilidad de centros de cuidado de personas
mayores y enfermas.
• Ampliación de la oferta de instituciones educativas
básicas de jornada completa.
31
Las políticas
Promover la incorporación del tema en el ámbito de las
negociaciones colectivas.
• Es en el espacio del intercambio de demandas y posibilidades,
donde mejor puede acercarse el tema a la realidad y al campo
de las acciones específicas.
Promover la incorporación de los varones en las
actividades de cuidado
• Modificar la relación entre trabajo para el mercado y trabajo
del hogar de manera que todos los adultos, varones y
mujeres, puedan alcanzar sus ideales familiares y de empleo.
32
Conclusiones
• El reconocimiento social del valor del cuidado ofrece una vía
para el diseño de políticas que respondan a los desafíos
resultantes de la crisis del cuidado.
• Es necesario redistribuir los costos de la reproducción social
entre hombres y mujeres.
• La concepción del cuidado como un derecho hace extensiva la
satisfacción de esta necesidad a todas las personas
independientemente de su sexo, edad, estado civil, condición
de actividad económica, etc., garantizando que el cuidado se
lleve adelante en condiciones de igualdad y sin discriminación.
33