La resurrección de Jesús es para nosotros la razón última y la fuerza diaria de nuestra esperanza, lo que nos alienta para.

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La resurrección de Jesús es para nosotros la razón última
y la fuerza diaria de nuestra esperanza,
lo que nos alienta para trabajar por un mundo más humano.
En Jesús resucitado descubrimos la intención profunda de Dios
confirmada para siempre:
una vida plenamente feliz para la creación entera,
una vida liberada para siempre del mal.
La vida vivida desde la Fuente.
José Antonio Pagola,

“Jesús: aproximación histórica”
Pascua de Resurrección de Jesús -A- Juan 20, 1-9
Comentarios y presentación Asun Gutiérrez.
Música: Grieg. La Mañana //Haendel. Aleluya .Orfeón Donostiarra

El domingo por la mañana, muy
temprano, antes de salir el sol,
María Magdalena se presentó en el
sepulcro.
1

Fue la sensibilidad, el dolor, la nostalgia, la búsqueda, el impulso del corazón,
el amor, lo que llevó a María Magdalena a la tumba temprano, por la mañana,
cuando aún estaba oscuro.
Emprendió el camino de noche para buscarlo, cuando el duelo oscurecía su
corazón, porque no encontraba a Aquel a quien amaba.

El amor madruga más que el sol, hace ver cuando está oscuro,
El amor hace testigos de lo invisible, de lo “increíble”.
El amor no mide, derrocha. El amor tiene bastante con amar.
Si confías en tu anhelo y sigues tu amor hasta el final, encontrarás al Resucitado,
como María Magdalena.

Cuando vio que había sido rodada la piedra que tapaba la
entrada, 2 se volvió corriendo a la ciudad para contárselo a
Simón Pedro y al otro discípulo a quien Jesús tanto quería.

Sepulcro
de la época de Jesús

María Magdalena, la primera testigo del sepulcro vacío, corrió a
anunciarlo a los apóstoles, propagó la Buena Noticia, convirtiéndose así
en "apóstol de los apóstoles“.
Dios no siempre está donde creemos que está, donde nos gustaría que
esté, donde intentamos colocarlo, sino donde Él se pone. Él va delante,
abriendo caminos. Siempre más lejos, para que no nos instalemos.

Les dijo:
-Se han llevado del sepulcro al Señor,
y no sabemos dónde lo han puesto

No saber “dónde lo han puesto” no es razón para la desesperanza,
sino para seguir buscandolo.
Su “ausencia” nos lanza a buscarlo siempre.
Buscarle de día y de noche, con luz y en la oscuridad.
Buscarle siempre y, sobre todo, dejarse encontrar por él.

Pedro y el otro discípulo se
fueron al sepulcro.
4 Salieron corriendo los dos
juntos, pero el otro discípulo
adelantó a Pedro y llegó antes
que él. 5 Al asomarse al
interior vio que las vendas de
lino estaban allí; pero no entró.
6 Siguiéndole los pasos llegó
Simón Pedro que entró en el
sepulcro, 7 y comprobó que las
vendas de lino estaban allí.
Estaba también el paño que
habían colocado sobre la
cabeza de Jesús, pero no estaba
con las vendas, sino doblado y
colocado aparte.
8 Entonces entró también el
otro discípulo, el que había
llegado primero al sepulcro.
3

Vio y creyó.

Es conveniente partir de nuestra
propia experiencia, contemplar
nuestra vida para dar testimonio de
haber visto a Jesús. Para el otro
discípulo ver el sepulcro vacío, las
vendas y el sudario son pruebas
suficientes de la resurrección.
Pedro y otros discípulos necesitan
apariciones y hasta tocar.

El amor, la confianza, la unión y la
intimidad abren los ojos de la fe
más que la autoridad y el poder.
Ir al encuentro de Jesús, buscarlo,
nos producirá la sorpresa de sentir
que nuestra vida cambia tanto como
les cambió a sus primeros discípulos.
Hoy Jesús está con nosotros. ¿Le
vemos? ¿Dónde? ¿En quién?
¿Creemos en él?

(Y es que hasta entonces, los discípulos no habían
entendido la Escritura, según la cual Jesús tenía que
resucitar de entre los muertos).
9

Ahora somos nosotros quienes nos comprometemos a vivir como personas
resucitadas. Siguiendo las huellas de Jesús. Experimentando su
presencia y comunicándola a todos. Como María Magdalena, somos
mensajeros del nuevo día, portadores de esperanza, cultivadores de
nuevas pascuas. Hoy amanece. Entre todos podemos multiplicar la luz.
¡Es Pascua! ¡Es la fiesta de la vida!
Que ayudemos a Cristo a resucitar aliviando a las personas que lo
necesiten, mostrando la alegría de la entrega y el encuentro, la ternura
de la misericordia, el entusiasmo por un mundo más justo y mejor...,
siendo testigos, con nuestra palabra y nuestra vida, de que Cristo...

Es hora de salir al balcón de la vida,

mirar el horizonte, despertar al alba
y sentirse llenos de alegría.
Es hora de asomarse al infinito,
de anunciar y cantar, trabajar y proclamar
que es posible un mundo nuevo y distinto.
Es hora de entrar en la noche sin miedo
y ser sus testigos;
descubrir su presencia entre nosotros
fortaleciendo nuestras esperanzas y anhelos.
Es hora de romper los esquemas de siempre;
de escuchar las palabras del silencio;
gustar su presencia callada, confesar la vida,
andar por los desiertos y abrir nuevas sendas
por donde pueda llegar el Reino.
Es hora de iniciar caminos nuevos,
arriesgarlo todo,
apostar por Dios y su Reino.
Es hora de la Pascua, de Resurrección,
de brindar por la Vida Plena
que el Señor nos sigue trayendo,
para ensanchar nuestro corazón
y hacerlo más sensible y más fraterno. AMÉN

“Desde el momento de la resurrección,
Cristo no tiene otro cuerpo visible que el
de los cristianos, ni otro amor que dar
que el de éstos” (L. Evely).

GRACIAS

PPS editado en abril de 2011 por Héctor Robles Carrasco para
compartirlo gratuitamente.

Créditos y derechos exclusivos de: Asun Gutiérrez.

FIN


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La resurrección de Jesús es para nosotros la razón última
y la fuerza diaria de nuestra esperanza,
lo que nos alienta para trabajar por un mundo más humano.
En Jesús resucitado descubrimos la intención profunda de Dios
confirmada para siempre:
una vida plenamente feliz para la creación entera,
una vida liberada para siempre del mal.
La vida vivida desde la Fuente.
José Antonio Pagola,

“Jesús: aproximación histórica”
Pascua de Resurrección de Jesús -A- Juan 20, 1-9
Comentarios y presentación Asun Gutiérrez.
Música: Grieg. La Mañana //Haendel. Aleluya .Orfeón Donostiarra

El domingo por la mañana, muy
temprano, antes de salir el sol,
María Magdalena se presentó en el
sepulcro.
1

Fue la sensibilidad, el dolor, la nostalgia, la búsqueda, el impulso del corazón,
el amor, lo que llevó a María Magdalena a la tumba temprano, por la mañana,
cuando aún estaba oscuro.
Emprendió el camino de noche para buscarlo, cuando el duelo oscurecía su
corazón, porque no encontraba a Aquel a quien amaba.

El amor madruga más que el sol, hace ver cuando está oscuro,
El amor hace testigos de lo invisible, de lo “increíble”.
El amor no mide, derrocha. El amor tiene bastante con amar.
Si confías en tu anhelo y sigues tu amor hasta el final, encontrarás al Resucitado,
como María Magdalena.

Cuando vio que había sido rodada la piedra que tapaba la
entrada, 2 se volvió corriendo a la ciudad para contárselo a
Simón Pedro y al otro discípulo a quien Jesús tanto quería.

Sepulcro
de la época de Jesús

María Magdalena, la primera testigo del sepulcro vacío, corrió a
anunciarlo a los apóstoles, propagó la Buena Noticia, convirtiéndose así
en "apóstol de los apóstoles“.
Dios no siempre está donde creemos que está, donde nos gustaría que
esté, donde intentamos colocarlo, sino donde Él se pone. Él va delante,
abriendo caminos. Siempre más lejos, para que no nos instalemos.

Les dijo:
-Se han llevado del sepulcro al Señor,
y no sabemos dónde lo han puesto

No saber “dónde lo han puesto” no es razón para la desesperanza,
sino para seguir buscandolo.
Su “ausencia” nos lanza a buscarlo siempre.
Buscarle de día y de noche, con luz y en la oscuridad.
Buscarle siempre y, sobre todo, dejarse encontrar por él.

Pedro y el otro discípulo se
fueron al sepulcro.
4 Salieron corriendo los dos
juntos, pero el otro discípulo
adelantó a Pedro y llegó antes
que él. 5 Al asomarse al
interior vio que las vendas de
lino estaban allí; pero no entró.
6 Siguiéndole los pasos llegó
Simón Pedro que entró en el
sepulcro, 7 y comprobó que las
vendas de lino estaban allí.
Estaba también el paño que
habían colocado sobre la
cabeza de Jesús, pero no estaba
con las vendas, sino doblado y
colocado aparte.
8 Entonces entró también el
otro discípulo, el que había
llegado primero al sepulcro.
3

Vio y creyó.

Es conveniente partir de nuestra
propia experiencia, contemplar
nuestra vida para dar testimonio de
haber visto a Jesús. Para el otro
discípulo ver el sepulcro vacío, las
vendas y el sudario son pruebas
suficientes de la resurrección.
Pedro y otros discípulos necesitan
apariciones y hasta tocar.

El amor, la confianza, la unión y la
intimidad abren los ojos de la fe
más que la autoridad y el poder.
Ir al encuentro de Jesús, buscarlo,
nos producirá la sorpresa de sentir
que nuestra vida cambia tanto como
les cambió a sus primeros discípulos.
Hoy Jesús está con nosotros. ¿Le
vemos? ¿Dónde? ¿En quién?
¿Creemos en él?

(Y es que hasta entonces, los discípulos no habían
entendido la Escritura, según la cual Jesús tenía que
resucitar de entre los muertos).
9

Ahora somos nosotros quienes nos comprometemos a vivir como personas
resucitadas. Siguiendo las huellas de Jesús. Experimentando su
presencia y comunicándola a todos. Como María Magdalena, somos
mensajeros del nuevo día, portadores de esperanza, cultivadores de
nuevas pascuas. Hoy amanece. Entre todos podemos multiplicar la luz.
¡Es Pascua! ¡Es la fiesta de la vida!
Que ayudemos a Cristo a resucitar aliviando a las personas que lo
necesiten, mostrando la alegría de la entrega y el encuentro, la ternura
de la misericordia, el entusiasmo por un mundo más justo y mejor...,
siendo testigos, con nuestra palabra y nuestra vida, de que Cristo...

Es hora de salir al balcón de la vida,

mirar el horizonte, despertar al alba
y sentirse llenos de alegría.
Es hora de asomarse al infinito,
de anunciar y cantar, trabajar y proclamar
que es posible un mundo nuevo y distinto.
Es hora de entrar en la noche sin miedo
y ser sus testigos;
descubrir su presencia entre nosotros
fortaleciendo nuestras esperanzas y anhelos.
Es hora de romper los esquemas de siempre;
de escuchar las palabras del silencio;
gustar su presencia callada, confesar la vida,
andar por los desiertos y abrir nuevas sendas
por donde pueda llegar el Reino.
Es hora de iniciar caminos nuevos,
arriesgarlo todo,
apostar por Dios y su Reino.
Es hora de la Pascua, de Resurrección,
de brindar por la Vida Plena
que el Señor nos sigue trayendo,
para ensanchar nuestro corazón
y hacerlo más sensible y más fraterno. AMÉN

“Desde el momento de la resurrección,
Cristo no tiene otro cuerpo visible que el
de los cristianos, ni otro amor que dar
que el de éstos” (L. Evely).

GRACIAS

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La resurrección de Jesús es para nosotros la razón última
y la fuerza diaria de nuestra esperanza,
lo que nos alienta para trabajar por un mundo más humano.
En Jesús resucitado descubrimos la intención profunda de Dios
confirmada para siempre:
una vida plenamente feliz para la creación entera,
una vida liberada para siempre del mal.
La vida vivida desde la Fuente.
José Antonio Pagola,

“Jesús: aproximación histórica”
Pascua de Resurrección de Jesús -A- Juan 20, 1-9
Comentarios y presentación Asun Gutiérrez.
Música: Grieg. La Mañana //Haendel. Aleluya .Orfeón Donostiarra

El domingo por la mañana, muy
temprano, antes de salir el sol,
María Magdalena se presentó en el
sepulcro.
1

Fue la sensibilidad, el dolor, la nostalgia, la búsqueda, el impulso del corazón,
el amor, lo que llevó a María Magdalena a la tumba temprano, por la mañana,
cuando aún estaba oscuro.
Emprendió el camino de noche para buscarlo, cuando el duelo oscurecía su
corazón, porque no encontraba a Aquel a quien amaba.

El amor madruga más que el sol, hace ver cuando está oscuro,
El amor hace testigos de lo invisible, de lo “increíble”.
El amor no mide, derrocha. El amor tiene bastante con amar.
Si confías en tu anhelo y sigues tu amor hasta el final, encontrarás al Resucitado,
como María Magdalena.

Cuando vio que había sido rodada la piedra que tapaba la
entrada, 2 se volvió corriendo a la ciudad para contárselo a
Simón Pedro y al otro discípulo a quien Jesús tanto quería.

Sepulcro
de la época de Jesús

María Magdalena, la primera testigo del sepulcro vacío, corrió a
anunciarlo a los apóstoles, propagó la Buena Noticia, convirtiéndose así
en "apóstol de los apóstoles“.
Dios no siempre está donde creemos que está, donde nos gustaría que
esté, donde intentamos colocarlo, sino donde Él se pone. Él va delante,
abriendo caminos. Siempre más lejos, para que no nos instalemos.

Les dijo:
-Se han llevado del sepulcro al Señor,
y no sabemos dónde lo han puesto

No saber “dónde lo han puesto” no es razón para la desesperanza,
sino para seguir buscandolo.
Su “ausencia” nos lanza a buscarlo siempre.
Buscarle de día y de noche, con luz y en la oscuridad.
Buscarle siempre y, sobre todo, dejarse encontrar por él.

Pedro y el otro discípulo se
fueron al sepulcro.
4 Salieron corriendo los dos
juntos, pero el otro discípulo
adelantó a Pedro y llegó antes
que él. 5 Al asomarse al
interior vio que las vendas de
lino estaban allí; pero no entró.
6 Siguiéndole los pasos llegó
Simón Pedro que entró en el
sepulcro, 7 y comprobó que las
vendas de lino estaban allí.
Estaba también el paño que
habían colocado sobre la
cabeza de Jesús, pero no estaba
con las vendas, sino doblado y
colocado aparte.
8 Entonces entró también el
otro discípulo, el que había
llegado primero al sepulcro.
3

Vio y creyó.

Es conveniente partir de nuestra
propia experiencia, contemplar
nuestra vida para dar testimonio de
haber visto a Jesús. Para el otro
discípulo ver el sepulcro vacío, las
vendas y el sudario son pruebas
suficientes de la resurrección.
Pedro y otros discípulos necesitan
apariciones y hasta tocar.

El amor, la confianza, la unión y la
intimidad abren los ojos de la fe
más que la autoridad y el poder.
Ir al encuentro de Jesús, buscarlo,
nos producirá la sorpresa de sentir
que nuestra vida cambia tanto como
les cambió a sus primeros discípulos.
Hoy Jesús está con nosotros. ¿Le
vemos? ¿Dónde? ¿En quién?
¿Creemos en él?

(Y es que hasta entonces, los discípulos no habían
entendido la Escritura, según la cual Jesús tenía que
resucitar de entre los muertos).
9

Ahora somos nosotros quienes nos comprometemos a vivir como personas
resucitadas. Siguiendo las huellas de Jesús. Experimentando su
presencia y comunicándola a todos. Como María Magdalena, somos
mensajeros del nuevo día, portadores de esperanza, cultivadores de
nuevas pascuas. Hoy amanece. Entre todos podemos multiplicar la luz.
¡Es Pascua! ¡Es la fiesta de la vida!
Que ayudemos a Cristo a resucitar aliviando a las personas que lo
necesiten, mostrando la alegría de la entrega y el encuentro, la ternura
de la misericordia, el entusiasmo por un mundo más justo y mejor...,
siendo testigos, con nuestra palabra y nuestra vida, de que Cristo...

Es hora de salir al balcón de la vida,

mirar el horizonte, despertar al alba
y sentirse llenos de alegría.
Es hora de asomarse al infinito,
de anunciar y cantar, trabajar y proclamar
que es posible un mundo nuevo y distinto.
Es hora de entrar en la noche sin miedo
y ser sus testigos;
descubrir su presencia entre nosotros
fortaleciendo nuestras esperanzas y anhelos.
Es hora de romper los esquemas de siempre;
de escuchar las palabras del silencio;
gustar su presencia callada, confesar la vida,
andar por los desiertos y abrir nuevas sendas
por donde pueda llegar el Reino.
Es hora de iniciar caminos nuevos,
arriesgarlo todo,
apostar por Dios y su Reino.
Es hora de la Pascua, de Resurrección,
de brindar por la Vida Plena
que el Señor nos sigue trayendo,
para ensanchar nuestro corazón
y hacerlo más sensible y más fraterno. AMÉN

“Desde el momento de la resurrección,
Cristo no tiene otro cuerpo visible que el
de los cristianos, ni otro amor que dar
que el de éstos” (L. Evely).

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La resurrección de Jesús es para nosotros la razón última
y la fuerza diaria de nuestra esperanza,
lo que nos alienta para trabajar por un mundo más humano.
En Jesús resucitado descubrimos la intención profunda de Dios
confirmada para siempre:
una vida plenamente feliz para la creación entera,
una vida liberada para siempre del mal.
La vida vivida desde la Fuente.
José Antonio Pagola,

“Jesús: aproximación histórica”
Pascua de Resurrección de Jesús -A- Juan 20, 1-9
Comentarios y presentación Asun Gutiérrez.
Música: Grieg. La Mañana //Haendel. Aleluya .Orfeón Donostiarra

El domingo por la mañana, muy
temprano, antes de salir el sol,
María Magdalena se presentó en el
sepulcro.
1

Fue la sensibilidad, el dolor, la nostalgia, la búsqueda, el impulso del corazón,
el amor, lo que llevó a María Magdalena a la tumba temprano, por la mañana,
cuando aún estaba oscuro.
Emprendió el camino de noche para buscarlo, cuando el duelo oscurecía su
corazón, porque no encontraba a Aquel a quien amaba.

El amor madruga más que el sol, hace ver cuando está oscuro,
El amor hace testigos de lo invisible, de lo “increíble”.
El amor no mide, derrocha. El amor tiene bastante con amar.
Si confías en tu anhelo y sigues tu amor hasta el final, encontrarás al Resucitado,
como María Magdalena.

Cuando vio que había sido rodada la piedra que tapaba la
entrada, 2 se volvió corriendo a la ciudad para contárselo a
Simón Pedro y al otro discípulo a quien Jesús tanto quería.

Sepulcro
de la época de Jesús

María Magdalena, la primera testigo del sepulcro vacío, corrió a
anunciarlo a los apóstoles, propagó la Buena Noticia, convirtiéndose así
en "apóstol de los apóstoles“.
Dios no siempre está donde creemos que está, donde nos gustaría que
esté, donde intentamos colocarlo, sino donde Él se pone. Él va delante,
abriendo caminos. Siempre más lejos, para que no nos instalemos.

Les dijo:
-Se han llevado del sepulcro al Señor,
y no sabemos dónde lo han puesto

No saber “dónde lo han puesto” no es razón para la desesperanza,
sino para seguir buscandolo.
Su “ausencia” nos lanza a buscarlo siempre.
Buscarle de día y de noche, con luz y en la oscuridad.
Buscarle siempre y, sobre todo, dejarse encontrar por él.

Pedro y el otro discípulo se
fueron al sepulcro.
4 Salieron corriendo los dos
juntos, pero el otro discípulo
adelantó a Pedro y llegó antes
que él. 5 Al asomarse al
interior vio que las vendas de
lino estaban allí; pero no entró.
6 Siguiéndole los pasos llegó
Simón Pedro que entró en el
sepulcro, 7 y comprobó que las
vendas de lino estaban allí.
Estaba también el paño que
habían colocado sobre la
cabeza de Jesús, pero no estaba
con las vendas, sino doblado y
colocado aparte.
8 Entonces entró también el
otro discípulo, el que había
llegado primero al sepulcro.
3

Vio y creyó.

Es conveniente partir de nuestra
propia experiencia, contemplar
nuestra vida para dar testimonio de
haber visto a Jesús. Para el otro
discípulo ver el sepulcro vacío, las
vendas y el sudario son pruebas
suficientes de la resurrección.
Pedro y otros discípulos necesitan
apariciones y hasta tocar.

El amor, la confianza, la unión y la
intimidad abren los ojos de la fe
más que la autoridad y el poder.
Ir al encuentro de Jesús, buscarlo,
nos producirá la sorpresa de sentir
que nuestra vida cambia tanto como
les cambió a sus primeros discípulos.
Hoy Jesús está con nosotros. ¿Le
vemos? ¿Dónde? ¿En quién?
¿Creemos en él?

(Y es que hasta entonces, los discípulos no habían
entendido la Escritura, según la cual Jesús tenía que
resucitar de entre los muertos).
9

Ahora somos nosotros quienes nos comprometemos a vivir como personas
resucitadas. Siguiendo las huellas de Jesús. Experimentando su
presencia y comunicándola a todos. Como María Magdalena, somos
mensajeros del nuevo día, portadores de esperanza, cultivadores de
nuevas pascuas. Hoy amanece. Entre todos podemos multiplicar la luz.
¡Es Pascua! ¡Es la fiesta de la vida!
Que ayudemos a Cristo a resucitar aliviando a las personas que lo
necesiten, mostrando la alegría de la entrega y el encuentro, la ternura
de la misericordia, el entusiasmo por un mundo más justo y mejor...,
siendo testigos, con nuestra palabra y nuestra vida, de que Cristo...

Es hora de salir al balcón de la vida,

mirar el horizonte, despertar al alba
y sentirse llenos de alegría.
Es hora de asomarse al infinito,
de anunciar y cantar, trabajar y proclamar
que es posible un mundo nuevo y distinto.
Es hora de entrar en la noche sin miedo
y ser sus testigos;
descubrir su presencia entre nosotros
fortaleciendo nuestras esperanzas y anhelos.
Es hora de romper los esquemas de siempre;
de escuchar las palabras del silencio;
gustar su presencia callada, confesar la vida,
andar por los desiertos y abrir nuevas sendas
por donde pueda llegar el Reino.
Es hora de iniciar caminos nuevos,
arriesgarlo todo,
apostar por Dios y su Reino.
Es hora de la Pascua, de Resurrección,
de brindar por la Vida Plena
que el Señor nos sigue trayendo,
para ensanchar nuestro corazón
y hacerlo más sensible y más fraterno. AMÉN

“Desde el momento de la resurrección,
Cristo no tiene otro cuerpo visible que el
de los cristianos, ni otro amor que dar
que el de éstos” (L. Evely).

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La resurrección de Jesús es para nosotros la razón última
y la fuerza diaria de nuestra esperanza,
lo que nos alienta para trabajar por un mundo más humano.
En Jesús resucitado descubrimos la intención profunda de Dios
confirmada para siempre:
una vida plenamente feliz para la creación entera,
una vida liberada para siempre del mal.
La vida vivida desde la Fuente.
José Antonio Pagola,

“Jesús: aproximación histórica”
Pascua de Resurrección de Jesús -A- Juan 20, 1-9
Comentarios y presentación Asun Gutiérrez.
Música: Grieg. La Mañana //Haendel. Aleluya .Orfeón Donostiarra

El domingo por la mañana, muy
temprano, antes de salir el sol,
María Magdalena se presentó en el
sepulcro.
1

Fue la sensibilidad, el dolor, la nostalgia, la búsqueda, el impulso del corazón,
el amor, lo que llevó a María Magdalena a la tumba temprano, por la mañana,
cuando aún estaba oscuro.
Emprendió el camino de noche para buscarlo, cuando el duelo oscurecía su
corazón, porque no encontraba a Aquel a quien amaba.

El amor madruga más que el sol, hace ver cuando está oscuro,
El amor hace testigos de lo invisible, de lo “increíble”.
El amor no mide, derrocha. El amor tiene bastante con amar.
Si confías en tu anhelo y sigues tu amor hasta el final, encontrarás al Resucitado,
como María Magdalena.

Cuando vio que había sido rodada la piedra que tapaba la
entrada, 2 se volvió corriendo a la ciudad para contárselo a
Simón Pedro y al otro discípulo a quien Jesús tanto quería.

Sepulcro
de la época de Jesús

María Magdalena, la primera testigo del sepulcro vacío, corrió a
anunciarlo a los apóstoles, propagó la Buena Noticia, convirtiéndose así
en "apóstol de los apóstoles“.
Dios no siempre está donde creemos que está, donde nos gustaría que
esté, donde intentamos colocarlo, sino donde Él se pone. Él va delante,
abriendo caminos. Siempre más lejos, para que no nos instalemos.

Les dijo:
-Se han llevado del sepulcro al Señor,
y no sabemos dónde lo han puesto

No saber “dónde lo han puesto” no es razón para la desesperanza,
sino para seguir buscandolo.
Su “ausencia” nos lanza a buscarlo siempre.
Buscarle de día y de noche, con luz y en la oscuridad.
Buscarle siempre y, sobre todo, dejarse encontrar por él.

Pedro y el otro discípulo se
fueron al sepulcro.
4 Salieron corriendo los dos
juntos, pero el otro discípulo
adelantó a Pedro y llegó antes
que él. 5 Al asomarse al
interior vio que las vendas de
lino estaban allí; pero no entró.
6 Siguiéndole los pasos llegó
Simón Pedro que entró en el
sepulcro, 7 y comprobó que las
vendas de lino estaban allí.
Estaba también el paño que
habían colocado sobre la
cabeza de Jesús, pero no estaba
con las vendas, sino doblado y
colocado aparte.
8 Entonces entró también el
otro discípulo, el que había
llegado primero al sepulcro.
3

Vio y creyó.

Es conveniente partir de nuestra
propia experiencia, contemplar
nuestra vida para dar testimonio de
haber visto a Jesús. Para el otro
discípulo ver el sepulcro vacío, las
vendas y el sudario son pruebas
suficientes de la resurrección.
Pedro y otros discípulos necesitan
apariciones y hasta tocar.

El amor, la confianza, la unión y la
intimidad abren los ojos de la fe
más que la autoridad y el poder.
Ir al encuentro de Jesús, buscarlo,
nos producirá la sorpresa de sentir
que nuestra vida cambia tanto como
les cambió a sus primeros discípulos.
Hoy Jesús está con nosotros. ¿Le
vemos? ¿Dónde? ¿En quién?
¿Creemos en él?

(Y es que hasta entonces, los discípulos no habían
entendido la Escritura, según la cual Jesús tenía que
resucitar de entre los muertos).
9

Ahora somos nosotros quienes nos comprometemos a vivir como personas
resucitadas. Siguiendo las huellas de Jesús. Experimentando su
presencia y comunicándola a todos. Como María Magdalena, somos
mensajeros del nuevo día, portadores de esperanza, cultivadores de
nuevas pascuas. Hoy amanece. Entre todos podemos multiplicar la luz.
¡Es Pascua! ¡Es la fiesta de la vida!
Que ayudemos a Cristo a resucitar aliviando a las personas que lo
necesiten, mostrando la alegría de la entrega y el encuentro, la ternura
de la misericordia, el entusiasmo por un mundo más justo y mejor...,
siendo testigos, con nuestra palabra y nuestra vida, de que Cristo...

Es hora de salir al balcón de la vida,

mirar el horizonte, despertar al alba
y sentirse llenos de alegría.
Es hora de asomarse al infinito,
de anunciar y cantar, trabajar y proclamar
que es posible un mundo nuevo y distinto.
Es hora de entrar en la noche sin miedo
y ser sus testigos;
descubrir su presencia entre nosotros
fortaleciendo nuestras esperanzas y anhelos.
Es hora de romper los esquemas de siempre;
de escuchar las palabras del silencio;
gustar su presencia callada, confesar la vida,
andar por los desiertos y abrir nuevas sendas
por donde pueda llegar el Reino.
Es hora de iniciar caminos nuevos,
arriesgarlo todo,
apostar por Dios y su Reino.
Es hora de la Pascua, de Resurrección,
de brindar por la Vida Plena
que el Señor nos sigue trayendo,
para ensanchar nuestro corazón
y hacerlo más sensible y más fraterno. AMÉN

“Desde el momento de la resurrección,
Cristo no tiene otro cuerpo visible que el
de los cristianos, ni otro amor que dar
que el de éstos” (L. Evely).

GRACIAS

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compartirlo gratuitamente.

Créditos y derechos exclusivos de: Asun Gutiérrez.

FIN


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La resurrección de Jesús es para nosotros la razón última
y la fuerza diaria de nuestra esperanza,
lo que nos alienta para trabajar por un mundo más humano.
En Jesús resucitado descubrimos la intención profunda de Dios
confirmada para siempre:
una vida plenamente feliz para la creación entera,
una vida liberada para siempre del mal.
La vida vivida desde la Fuente.
José Antonio Pagola,

“Jesús: aproximación histórica”
Pascua de Resurrección de Jesús -A- Juan 20, 1-9
Comentarios y presentación Asun Gutiérrez.
Música: Grieg. La Mañana //Haendel. Aleluya .Orfeón Donostiarra

El domingo por la mañana, muy
temprano, antes de salir el sol,
María Magdalena se presentó en el
sepulcro.
1

Fue la sensibilidad, el dolor, la nostalgia, la búsqueda, el impulso del corazón,
el amor, lo que llevó a María Magdalena a la tumba temprano, por la mañana,
cuando aún estaba oscuro.
Emprendió el camino de noche para buscarlo, cuando el duelo oscurecía su
corazón, porque no encontraba a Aquel a quien amaba.

El amor madruga más que el sol, hace ver cuando está oscuro,
El amor hace testigos de lo invisible, de lo “increíble”.
El amor no mide, derrocha. El amor tiene bastante con amar.
Si confías en tu anhelo y sigues tu amor hasta el final, encontrarás al Resucitado,
como María Magdalena.

Cuando vio que había sido rodada la piedra que tapaba la
entrada, 2 se volvió corriendo a la ciudad para contárselo a
Simón Pedro y al otro discípulo a quien Jesús tanto quería.

Sepulcro
de la época de Jesús

María Magdalena, la primera testigo del sepulcro vacío, corrió a
anunciarlo a los apóstoles, propagó la Buena Noticia, convirtiéndose así
en "apóstol de los apóstoles“.
Dios no siempre está donde creemos que está, donde nos gustaría que
esté, donde intentamos colocarlo, sino donde Él se pone. Él va delante,
abriendo caminos. Siempre más lejos, para que no nos instalemos.

Les dijo:
-Se han llevado del sepulcro al Señor,
y no sabemos dónde lo han puesto

No saber “dónde lo han puesto” no es razón para la desesperanza,
sino para seguir buscandolo.
Su “ausencia” nos lanza a buscarlo siempre.
Buscarle de día y de noche, con luz y en la oscuridad.
Buscarle siempre y, sobre todo, dejarse encontrar por él.

Pedro y el otro discípulo se
fueron al sepulcro.
4 Salieron corriendo los dos
juntos, pero el otro discípulo
adelantó a Pedro y llegó antes
que él. 5 Al asomarse al
interior vio que las vendas de
lino estaban allí; pero no entró.
6 Siguiéndole los pasos llegó
Simón Pedro que entró en el
sepulcro, 7 y comprobó que las
vendas de lino estaban allí.
Estaba también el paño que
habían colocado sobre la
cabeza de Jesús, pero no estaba
con las vendas, sino doblado y
colocado aparte.
8 Entonces entró también el
otro discípulo, el que había
llegado primero al sepulcro.
3

Vio y creyó.

Es conveniente partir de nuestra
propia experiencia, contemplar
nuestra vida para dar testimonio de
haber visto a Jesús. Para el otro
discípulo ver el sepulcro vacío, las
vendas y el sudario son pruebas
suficientes de la resurrección.
Pedro y otros discípulos necesitan
apariciones y hasta tocar.

El amor, la confianza, la unión y la
intimidad abren los ojos de la fe
más que la autoridad y el poder.
Ir al encuentro de Jesús, buscarlo,
nos producirá la sorpresa de sentir
que nuestra vida cambia tanto como
les cambió a sus primeros discípulos.
Hoy Jesús está con nosotros. ¿Le
vemos? ¿Dónde? ¿En quién?
¿Creemos en él?

(Y es que hasta entonces, los discípulos no habían
entendido la Escritura, según la cual Jesús tenía que
resucitar de entre los muertos).
9

Ahora somos nosotros quienes nos comprometemos a vivir como personas
resucitadas. Siguiendo las huellas de Jesús. Experimentando su
presencia y comunicándola a todos. Como María Magdalena, somos
mensajeros del nuevo día, portadores de esperanza, cultivadores de
nuevas pascuas. Hoy amanece. Entre todos podemos multiplicar la luz.
¡Es Pascua! ¡Es la fiesta de la vida!
Que ayudemos a Cristo a resucitar aliviando a las personas que lo
necesiten, mostrando la alegría de la entrega y el encuentro, la ternura
de la misericordia, el entusiasmo por un mundo más justo y mejor...,
siendo testigos, con nuestra palabra y nuestra vida, de que Cristo...

Es hora de salir al balcón de la vida,

mirar el horizonte, despertar al alba
y sentirse llenos de alegría.
Es hora de asomarse al infinito,
de anunciar y cantar, trabajar y proclamar
que es posible un mundo nuevo y distinto.
Es hora de entrar en la noche sin miedo
y ser sus testigos;
descubrir su presencia entre nosotros
fortaleciendo nuestras esperanzas y anhelos.
Es hora de romper los esquemas de siempre;
de escuchar las palabras del silencio;
gustar su presencia callada, confesar la vida,
andar por los desiertos y abrir nuevas sendas
por donde pueda llegar el Reino.
Es hora de iniciar caminos nuevos,
arriesgarlo todo,
apostar por Dios y su Reino.
Es hora de la Pascua, de Resurrección,
de brindar por la Vida Plena
que el Señor nos sigue trayendo,
para ensanchar nuestro corazón
y hacerlo más sensible y más fraterno. AMÉN

“Desde el momento de la resurrección,
Cristo no tiene otro cuerpo visible que el
de los cristianos, ni otro amor que dar
que el de éstos” (L. Evely).

GRACIAS

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compartirlo gratuitamente.

Créditos y derechos exclusivos de: Asun Gutiérrez.

FIN


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La resurrección de Jesús es para nosotros la razón última
y la fuerza diaria de nuestra esperanza,
lo que nos alienta para trabajar por un mundo más humano.
En Jesús resucitado descubrimos la intención profunda de Dios
confirmada para siempre:
una vida plenamente feliz para la creación entera,
una vida liberada para siempre del mal.
La vida vivida desde la Fuente.
José Antonio Pagola,

“Jesús: aproximación histórica”
Pascua de Resurrección de Jesús -A- Juan 20, 1-9
Comentarios y presentación Asun Gutiérrez.
Música: Grieg. La Mañana //Haendel. Aleluya .Orfeón Donostiarra

El domingo por la mañana, muy
temprano, antes de salir el sol,
María Magdalena se presentó en el
sepulcro.
1

Fue la sensibilidad, el dolor, la nostalgia, la búsqueda, el impulso del corazón,
el amor, lo que llevó a María Magdalena a la tumba temprano, por la mañana,
cuando aún estaba oscuro.
Emprendió el camino de noche para buscarlo, cuando el duelo oscurecía su
corazón, porque no encontraba a Aquel a quien amaba.

El amor madruga más que el sol, hace ver cuando está oscuro,
El amor hace testigos de lo invisible, de lo “increíble”.
El amor no mide, derrocha. El amor tiene bastante con amar.
Si confías en tu anhelo y sigues tu amor hasta el final, encontrarás al Resucitado,
como María Magdalena.

Cuando vio que había sido rodada la piedra que tapaba la
entrada, 2 se volvió corriendo a la ciudad para contárselo a
Simón Pedro y al otro discípulo a quien Jesús tanto quería.

Sepulcro
de la época de Jesús

María Magdalena, la primera testigo del sepulcro vacío, corrió a
anunciarlo a los apóstoles, propagó la Buena Noticia, convirtiéndose así
en "apóstol de los apóstoles“.
Dios no siempre está donde creemos que está, donde nos gustaría que
esté, donde intentamos colocarlo, sino donde Él se pone. Él va delante,
abriendo caminos. Siempre más lejos, para que no nos instalemos.

Les dijo:
-Se han llevado del sepulcro al Señor,
y no sabemos dónde lo han puesto

No saber “dónde lo han puesto” no es razón para la desesperanza,
sino para seguir buscandolo.
Su “ausencia” nos lanza a buscarlo siempre.
Buscarle de día y de noche, con luz y en la oscuridad.
Buscarle siempre y, sobre todo, dejarse encontrar por él.

Pedro y el otro discípulo se
fueron al sepulcro.
4 Salieron corriendo los dos
juntos, pero el otro discípulo
adelantó a Pedro y llegó antes
que él. 5 Al asomarse al
interior vio que las vendas de
lino estaban allí; pero no entró.
6 Siguiéndole los pasos llegó
Simón Pedro que entró en el
sepulcro, 7 y comprobó que las
vendas de lino estaban allí.
Estaba también el paño que
habían colocado sobre la
cabeza de Jesús, pero no estaba
con las vendas, sino doblado y
colocado aparte.
8 Entonces entró también el
otro discípulo, el que había
llegado primero al sepulcro.
3

Vio y creyó.

Es conveniente partir de nuestra
propia experiencia, contemplar
nuestra vida para dar testimonio de
haber visto a Jesús. Para el otro
discípulo ver el sepulcro vacío, las
vendas y el sudario son pruebas
suficientes de la resurrección.
Pedro y otros discípulos necesitan
apariciones y hasta tocar.

El amor, la confianza, la unión y la
intimidad abren los ojos de la fe
más que la autoridad y el poder.
Ir al encuentro de Jesús, buscarlo,
nos producirá la sorpresa de sentir
que nuestra vida cambia tanto como
les cambió a sus primeros discípulos.
Hoy Jesús está con nosotros. ¿Le
vemos? ¿Dónde? ¿En quién?
¿Creemos en él?

(Y es que hasta entonces, los discípulos no habían
entendido la Escritura, según la cual Jesús tenía que
resucitar de entre los muertos).
9

Ahora somos nosotros quienes nos comprometemos a vivir como personas
resucitadas. Siguiendo las huellas de Jesús. Experimentando su
presencia y comunicándola a todos. Como María Magdalena, somos
mensajeros del nuevo día, portadores de esperanza, cultivadores de
nuevas pascuas. Hoy amanece. Entre todos podemos multiplicar la luz.
¡Es Pascua! ¡Es la fiesta de la vida!
Que ayudemos a Cristo a resucitar aliviando a las personas que lo
necesiten, mostrando la alegría de la entrega y el encuentro, la ternura
de la misericordia, el entusiasmo por un mundo más justo y mejor...,
siendo testigos, con nuestra palabra y nuestra vida, de que Cristo...

Es hora de salir al balcón de la vida,

mirar el horizonte, despertar al alba
y sentirse llenos de alegría.
Es hora de asomarse al infinito,
de anunciar y cantar, trabajar y proclamar
que es posible un mundo nuevo y distinto.
Es hora de entrar en la noche sin miedo
y ser sus testigos;
descubrir su presencia entre nosotros
fortaleciendo nuestras esperanzas y anhelos.
Es hora de romper los esquemas de siempre;
de escuchar las palabras del silencio;
gustar su presencia callada, confesar la vida,
andar por los desiertos y abrir nuevas sendas
por donde pueda llegar el Reino.
Es hora de iniciar caminos nuevos,
arriesgarlo todo,
apostar por Dios y su Reino.
Es hora de la Pascua, de Resurrección,
de brindar por la Vida Plena
que el Señor nos sigue trayendo,
para ensanchar nuestro corazón
y hacerlo más sensible y más fraterno. AMÉN

“Desde el momento de la resurrección,
Cristo no tiene otro cuerpo visible que el
de los cristianos, ni otro amor que dar
que el de éstos” (L. Evely).

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La resurrección de Jesús es para nosotros la razón última
y la fuerza diaria de nuestra esperanza,
lo que nos alienta para trabajar por un mundo más humano.
En Jesús resucitado descubrimos la intención profunda de Dios
confirmada para siempre:
una vida plenamente feliz para la creación entera,
una vida liberada para siempre del mal.
La vida vivida desde la Fuente.
José Antonio Pagola,

“Jesús: aproximación histórica”
Pascua de Resurrección de Jesús -A- Juan 20, 1-9
Comentarios y presentación Asun Gutiérrez.
Música: Grieg. La Mañana //Haendel. Aleluya .Orfeón Donostiarra

El domingo por la mañana, muy
temprano, antes de salir el sol,
María Magdalena se presentó en el
sepulcro.
1

Fue la sensibilidad, el dolor, la nostalgia, la búsqueda, el impulso del corazón,
el amor, lo que llevó a María Magdalena a la tumba temprano, por la mañana,
cuando aún estaba oscuro.
Emprendió el camino de noche para buscarlo, cuando el duelo oscurecía su
corazón, porque no encontraba a Aquel a quien amaba.

El amor madruga más que el sol, hace ver cuando está oscuro,
El amor hace testigos de lo invisible, de lo “increíble”.
El amor no mide, derrocha. El amor tiene bastante con amar.
Si confías en tu anhelo y sigues tu amor hasta el final, encontrarás al Resucitado,
como María Magdalena.

Cuando vio que había sido rodada la piedra que tapaba la
entrada, 2 se volvió corriendo a la ciudad para contárselo a
Simón Pedro y al otro discípulo a quien Jesús tanto quería.

Sepulcro
de la época de Jesús

María Magdalena, la primera testigo del sepulcro vacío, corrió a
anunciarlo a los apóstoles, propagó la Buena Noticia, convirtiéndose así
en "apóstol de los apóstoles“.
Dios no siempre está donde creemos que está, donde nos gustaría que
esté, donde intentamos colocarlo, sino donde Él se pone. Él va delante,
abriendo caminos. Siempre más lejos, para que no nos instalemos.

Les dijo:
-Se han llevado del sepulcro al Señor,
y no sabemos dónde lo han puesto

No saber “dónde lo han puesto” no es razón para la desesperanza,
sino para seguir buscandolo.
Su “ausencia” nos lanza a buscarlo siempre.
Buscarle de día y de noche, con luz y en la oscuridad.
Buscarle siempre y, sobre todo, dejarse encontrar por él.

Pedro y el otro discípulo se
fueron al sepulcro.
4 Salieron corriendo los dos
juntos, pero el otro discípulo
adelantó a Pedro y llegó antes
que él. 5 Al asomarse al
interior vio que las vendas de
lino estaban allí; pero no entró.
6 Siguiéndole los pasos llegó
Simón Pedro que entró en el
sepulcro, 7 y comprobó que las
vendas de lino estaban allí.
Estaba también el paño que
habían colocado sobre la
cabeza de Jesús, pero no estaba
con las vendas, sino doblado y
colocado aparte.
8 Entonces entró también el
otro discípulo, el que había
llegado primero al sepulcro.
3

Vio y creyó.

Es conveniente partir de nuestra
propia experiencia, contemplar
nuestra vida para dar testimonio de
haber visto a Jesús. Para el otro
discípulo ver el sepulcro vacío, las
vendas y el sudario son pruebas
suficientes de la resurrección.
Pedro y otros discípulos necesitan
apariciones y hasta tocar.

El amor, la confianza, la unión y la
intimidad abren los ojos de la fe
más que la autoridad y el poder.
Ir al encuentro de Jesús, buscarlo,
nos producirá la sorpresa de sentir
que nuestra vida cambia tanto como
les cambió a sus primeros discípulos.
Hoy Jesús está con nosotros. ¿Le
vemos? ¿Dónde? ¿En quién?
¿Creemos en él?

(Y es que hasta entonces, los discípulos no habían
entendido la Escritura, según la cual Jesús tenía que
resucitar de entre los muertos).
9

Ahora somos nosotros quienes nos comprometemos a vivir como personas
resucitadas. Siguiendo las huellas de Jesús. Experimentando su
presencia y comunicándola a todos. Como María Magdalena, somos
mensajeros del nuevo día, portadores de esperanza, cultivadores de
nuevas pascuas. Hoy amanece. Entre todos podemos multiplicar la luz.
¡Es Pascua! ¡Es la fiesta de la vida!
Que ayudemos a Cristo a resucitar aliviando a las personas que lo
necesiten, mostrando la alegría de la entrega y el encuentro, la ternura
de la misericordia, el entusiasmo por un mundo más justo y mejor...,
siendo testigos, con nuestra palabra y nuestra vida, de que Cristo...

Es hora de salir al balcón de la vida,

mirar el horizonte, despertar al alba
y sentirse llenos de alegría.
Es hora de asomarse al infinito,
de anunciar y cantar, trabajar y proclamar
que es posible un mundo nuevo y distinto.
Es hora de entrar en la noche sin miedo
y ser sus testigos;
descubrir su presencia entre nosotros
fortaleciendo nuestras esperanzas y anhelos.
Es hora de romper los esquemas de siempre;
de escuchar las palabras del silencio;
gustar su presencia callada, confesar la vida,
andar por los desiertos y abrir nuevas sendas
por donde pueda llegar el Reino.
Es hora de iniciar caminos nuevos,
arriesgarlo todo,
apostar por Dios y su Reino.
Es hora de la Pascua, de Resurrección,
de brindar por la Vida Plena
que el Señor nos sigue trayendo,
para ensanchar nuestro corazón
y hacerlo más sensible y más fraterno. AMÉN

“Desde el momento de la resurrección,
Cristo no tiene otro cuerpo visible que el
de los cristianos, ni otro amor que dar
que el de éstos” (L. Evely).

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La resurrección de Jesús es para nosotros la razón última
y la fuerza diaria de nuestra esperanza,
lo que nos alienta para trabajar por un mundo más humano.
En Jesús resucitado descubrimos la intención profunda de Dios
confirmada para siempre:
una vida plenamente feliz para la creación entera,
una vida liberada para siempre del mal.
La vida vivida desde la Fuente.
José Antonio Pagola,

“Jesús: aproximación histórica”
Pascua de Resurrección de Jesús -A- Juan 20, 1-9
Comentarios y presentación Asun Gutiérrez.
Música: Grieg. La Mañana //Haendel. Aleluya .Orfeón Donostiarra

El domingo por la mañana, muy
temprano, antes de salir el sol,
María Magdalena se presentó en el
sepulcro.
1

Fue la sensibilidad, el dolor, la nostalgia, la búsqueda, el impulso del corazón,
el amor, lo que llevó a María Magdalena a la tumba temprano, por la mañana,
cuando aún estaba oscuro.
Emprendió el camino de noche para buscarlo, cuando el duelo oscurecía su
corazón, porque no encontraba a Aquel a quien amaba.

El amor madruga más que el sol, hace ver cuando está oscuro,
El amor hace testigos de lo invisible, de lo “increíble”.
El amor no mide, derrocha. El amor tiene bastante con amar.
Si confías en tu anhelo y sigues tu amor hasta el final, encontrarás al Resucitado,
como María Magdalena.

Cuando vio que había sido rodada la piedra que tapaba la
entrada, 2 se volvió corriendo a la ciudad para contárselo a
Simón Pedro y al otro discípulo a quien Jesús tanto quería.

Sepulcro
de la época de Jesús

María Magdalena, la primera testigo del sepulcro vacío, corrió a
anunciarlo a los apóstoles, propagó la Buena Noticia, convirtiéndose así
en "apóstol de los apóstoles“.
Dios no siempre está donde creemos que está, donde nos gustaría que
esté, donde intentamos colocarlo, sino donde Él se pone. Él va delante,
abriendo caminos. Siempre más lejos, para que no nos instalemos.

Les dijo:
-Se han llevado del sepulcro al Señor,
y no sabemos dónde lo han puesto

No saber “dónde lo han puesto” no es razón para la desesperanza,
sino para seguir buscandolo.
Su “ausencia” nos lanza a buscarlo siempre.
Buscarle de día y de noche, con luz y en la oscuridad.
Buscarle siempre y, sobre todo, dejarse encontrar por él.

Pedro y el otro discípulo se
fueron al sepulcro.
4 Salieron corriendo los dos
juntos, pero el otro discípulo
adelantó a Pedro y llegó antes
que él. 5 Al asomarse al
interior vio que las vendas de
lino estaban allí; pero no entró.
6 Siguiéndole los pasos llegó
Simón Pedro que entró en el
sepulcro, 7 y comprobó que las
vendas de lino estaban allí.
Estaba también el paño que
habían colocado sobre la
cabeza de Jesús, pero no estaba
con las vendas, sino doblado y
colocado aparte.
8 Entonces entró también el
otro discípulo, el que había
llegado primero al sepulcro.
3

Vio y creyó.

Es conveniente partir de nuestra
propia experiencia, contemplar
nuestra vida para dar testimonio de
haber visto a Jesús. Para el otro
discípulo ver el sepulcro vacío, las
vendas y el sudario son pruebas
suficientes de la resurrección.
Pedro y otros discípulos necesitan
apariciones y hasta tocar.

El amor, la confianza, la unión y la
intimidad abren los ojos de la fe
más que la autoridad y el poder.
Ir al encuentro de Jesús, buscarlo,
nos producirá la sorpresa de sentir
que nuestra vida cambia tanto como
les cambió a sus primeros discípulos.
Hoy Jesús está con nosotros. ¿Le
vemos? ¿Dónde? ¿En quién?
¿Creemos en él?

(Y es que hasta entonces, los discípulos no habían
entendido la Escritura, según la cual Jesús tenía que
resucitar de entre los muertos).
9

Ahora somos nosotros quienes nos comprometemos a vivir como personas
resucitadas. Siguiendo las huellas de Jesús. Experimentando su
presencia y comunicándola a todos. Como María Magdalena, somos
mensajeros del nuevo día, portadores de esperanza, cultivadores de
nuevas pascuas. Hoy amanece. Entre todos podemos multiplicar la luz.
¡Es Pascua! ¡Es la fiesta de la vida!
Que ayudemos a Cristo a resucitar aliviando a las personas que lo
necesiten, mostrando la alegría de la entrega y el encuentro, la ternura
de la misericordia, el entusiasmo por un mundo más justo y mejor...,
siendo testigos, con nuestra palabra y nuestra vida, de que Cristo...

Es hora de salir al balcón de la vida,

mirar el horizonte, despertar al alba
y sentirse llenos de alegría.
Es hora de asomarse al infinito,
de anunciar y cantar, trabajar y proclamar
que es posible un mundo nuevo y distinto.
Es hora de entrar en la noche sin miedo
y ser sus testigos;
descubrir su presencia entre nosotros
fortaleciendo nuestras esperanzas y anhelos.
Es hora de romper los esquemas de siempre;
de escuchar las palabras del silencio;
gustar su presencia callada, confesar la vida,
andar por los desiertos y abrir nuevas sendas
por donde pueda llegar el Reino.
Es hora de iniciar caminos nuevos,
arriesgarlo todo,
apostar por Dios y su Reino.
Es hora de la Pascua, de Resurrección,
de brindar por la Vida Plena
que el Señor nos sigue trayendo,
para ensanchar nuestro corazón
y hacerlo más sensible y más fraterno. AMÉN

“Desde el momento de la resurrección,
Cristo no tiene otro cuerpo visible que el
de los cristianos, ni otro amor que dar
que el de éstos” (L. Evely).

GRACIAS

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La resurrección de Jesús es para nosotros la razón última
y la fuerza diaria de nuestra esperanza,
lo que nos alienta para trabajar por un mundo más humano.
En Jesús resucitado descubrimos la intención profunda de Dios
confirmada para siempre:
una vida plenamente feliz para la creación entera,
una vida liberada para siempre del mal.
La vida vivida desde la Fuente.
José Antonio Pagola,

“Jesús: aproximación histórica”
Pascua de Resurrección de Jesús -A- Juan 20, 1-9
Comentarios y presentación Asun Gutiérrez.
Música: Grieg. La Mañana //Haendel. Aleluya .Orfeón Donostiarra

El domingo por la mañana, muy
temprano, antes de salir el sol,
María Magdalena se presentó en el
sepulcro.
1

Fue la sensibilidad, el dolor, la nostalgia, la búsqueda, el impulso del corazón,
el amor, lo que llevó a María Magdalena a la tumba temprano, por la mañana,
cuando aún estaba oscuro.
Emprendió el camino de noche para buscarlo, cuando el duelo oscurecía su
corazón, porque no encontraba a Aquel a quien amaba.

El amor madruga más que el sol, hace ver cuando está oscuro,
El amor hace testigos de lo invisible, de lo “increíble”.
El amor no mide, derrocha. El amor tiene bastante con amar.
Si confías en tu anhelo y sigues tu amor hasta el final, encontrarás al Resucitado,
como María Magdalena.

Cuando vio que había sido rodada la piedra que tapaba la
entrada, 2 se volvió corriendo a la ciudad para contárselo a
Simón Pedro y al otro discípulo a quien Jesús tanto quería.

Sepulcro
de la época de Jesús

María Magdalena, la primera testigo del sepulcro vacío, corrió a
anunciarlo a los apóstoles, propagó la Buena Noticia, convirtiéndose así
en "apóstol de los apóstoles“.
Dios no siempre está donde creemos que está, donde nos gustaría que
esté, donde intentamos colocarlo, sino donde Él se pone. Él va delante,
abriendo caminos. Siempre más lejos, para que no nos instalemos.

Les dijo:
-Se han llevado del sepulcro al Señor,
y no sabemos dónde lo han puesto

No saber “dónde lo han puesto” no es razón para la desesperanza,
sino para seguir buscandolo.
Su “ausencia” nos lanza a buscarlo siempre.
Buscarle de día y de noche, con luz y en la oscuridad.
Buscarle siempre y, sobre todo, dejarse encontrar por él.

Pedro y el otro discípulo se
fueron al sepulcro.
4 Salieron corriendo los dos
juntos, pero el otro discípulo
adelantó a Pedro y llegó antes
que él. 5 Al asomarse al
interior vio que las vendas de
lino estaban allí; pero no entró.
6 Siguiéndole los pasos llegó
Simón Pedro que entró en el
sepulcro, 7 y comprobó que las
vendas de lino estaban allí.
Estaba también el paño que
habían colocado sobre la
cabeza de Jesús, pero no estaba
con las vendas, sino doblado y
colocado aparte.
8 Entonces entró también el
otro discípulo, el que había
llegado primero al sepulcro.
3

Vio y creyó.

Es conveniente partir de nuestra
propia experiencia, contemplar
nuestra vida para dar testimonio de
haber visto a Jesús. Para el otro
discípulo ver el sepulcro vacío, las
vendas y el sudario son pruebas
suficientes de la resurrección.
Pedro y otros discípulos necesitan
apariciones y hasta tocar.

El amor, la confianza, la unión y la
intimidad abren los ojos de la fe
más que la autoridad y el poder.
Ir al encuentro de Jesús, buscarlo,
nos producirá la sorpresa de sentir
que nuestra vida cambia tanto como
les cambió a sus primeros discípulos.
Hoy Jesús está con nosotros. ¿Le
vemos? ¿Dónde? ¿En quién?
¿Creemos en él?

(Y es que hasta entonces, los discípulos no habían
entendido la Escritura, según la cual Jesús tenía que
resucitar de entre los muertos).
9

Ahora somos nosotros quienes nos comprometemos a vivir como personas
resucitadas. Siguiendo las huellas de Jesús. Experimentando su
presencia y comunicándola a todos. Como María Magdalena, somos
mensajeros del nuevo día, portadores de esperanza, cultivadores de
nuevas pascuas. Hoy amanece. Entre todos podemos multiplicar la luz.
¡Es Pascua! ¡Es la fiesta de la vida!
Que ayudemos a Cristo a resucitar aliviando a las personas que lo
necesiten, mostrando la alegría de la entrega y el encuentro, la ternura
de la misericordia, el entusiasmo por un mundo más justo y mejor...,
siendo testigos, con nuestra palabra y nuestra vida, de que Cristo...

Es hora de salir al balcón de la vida,

mirar el horizonte, despertar al alba
y sentirse llenos de alegría.
Es hora de asomarse al infinito,
de anunciar y cantar, trabajar y proclamar
que es posible un mundo nuevo y distinto.
Es hora de entrar en la noche sin miedo
y ser sus testigos;
descubrir su presencia entre nosotros
fortaleciendo nuestras esperanzas y anhelos.
Es hora de romper los esquemas de siempre;
de escuchar las palabras del silencio;
gustar su presencia callada, confesar la vida,
andar por los desiertos y abrir nuevas sendas
por donde pueda llegar el Reino.
Es hora de iniciar caminos nuevos,
arriesgarlo todo,
apostar por Dios y su Reino.
Es hora de la Pascua, de Resurrección,
de brindar por la Vida Plena
que el Señor nos sigue trayendo,
para ensanchar nuestro corazón
y hacerlo más sensible y más fraterno. AMÉN

“Desde el momento de la resurrección,
Cristo no tiene otro cuerpo visible que el
de los cristianos, ni otro amor que dar
que el de éstos” (L. Evely).

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La resurrección de Jesús es para nosotros la razón última
y la fuerza diaria de nuestra esperanza,
lo que nos alienta para trabajar por un mundo más humano.
En Jesús resucitado descubrimos la intención profunda de Dios
confirmada para siempre:
una vida plenamente feliz para la creación entera,
una vida liberada para siempre del mal.
La vida vivida desde la Fuente.
José Antonio Pagola,

“Jesús: aproximación histórica”
Pascua de Resurrección de Jesús -A- Juan 20, 1-9
Comentarios y presentación Asun Gutiérrez.
Música: Grieg. La Mañana //Haendel. Aleluya .Orfeón Donostiarra

El domingo por la mañana, muy
temprano, antes de salir el sol,
María Magdalena se presentó en el
sepulcro.
1

Fue la sensibilidad, el dolor, la nostalgia, la búsqueda, el impulso del corazón,
el amor, lo que llevó a María Magdalena a la tumba temprano, por la mañana,
cuando aún estaba oscuro.
Emprendió el camino de noche para buscarlo, cuando el duelo oscurecía su
corazón, porque no encontraba a Aquel a quien amaba.

El amor madruga más que el sol, hace ver cuando está oscuro,
El amor hace testigos de lo invisible, de lo “increíble”.
El amor no mide, derrocha. El amor tiene bastante con amar.
Si confías en tu anhelo y sigues tu amor hasta el final, encontrarás al Resucitado,
como María Magdalena.

Cuando vio que había sido rodada la piedra que tapaba la
entrada, 2 se volvió corriendo a la ciudad para contárselo a
Simón Pedro y al otro discípulo a quien Jesús tanto quería.

Sepulcro
de la época de Jesús

María Magdalena, la primera testigo del sepulcro vacío, corrió a
anunciarlo a los apóstoles, propagó la Buena Noticia, convirtiéndose así
en "apóstol de los apóstoles“.
Dios no siempre está donde creemos que está, donde nos gustaría que
esté, donde intentamos colocarlo, sino donde Él se pone. Él va delante,
abriendo caminos. Siempre más lejos, para que no nos instalemos.

Les dijo:
-Se han llevado del sepulcro al Señor,
y no sabemos dónde lo han puesto

No saber “dónde lo han puesto” no es razón para la desesperanza,
sino para seguir buscandolo.
Su “ausencia” nos lanza a buscarlo siempre.
Buscarle de día y de noche, con luz y en la oscuridad.
Buscarle siempre y, sobre todo, dejarse encontrar por él.

Pedro y el otro discípulo se
fueron al sepulcro.
4 Salieron corriendo los dos
juntos, pero el otro discípulo
adelantó a Pedro y llegó antes
que él. 5 Al asomarse al
interior vio que las vendas de
lino estaban allí; pero no entró.
6 Siguiéndole los pasos llegó
Simón Pedro que entró en el
sepulcro, 7 y comprobó que las
vendas de lino estaban allí.
Estaba también el paño que
habían colocado sobre la
cabeza de Jesús, pero no estaba
con las vendas, sino doblado y
colocado aparte.
8 Entonces entró también el
otro discípulo, el que había
llegado primero al sepulcro.
3

Vio y creyó.

Es conveniente partir de nuestra
propia experiencia, contemplar
nuestra vida para dar testimonio de
haber visto a Jesús. Para el otro
discípulo ver el sepulcro vacío, las
vendas y el sudario son pruebas
suficientes de la resurrección.
Pedro y otros discípulos necesitan
apariciones y hasta tocar.

El amor, la confianza, la unión y la
intimidad abren los ojos de la fe
más que la autoridad y el poder.
Ir al encuentro de Jesús, buscarlo,
nos producirá la sorpresa de sentir
que nuestra vida cambia tanto como
les cambió a sus primeros discípulos.
Hoy Jesús está con nosotros. ¿Le
vemos? ¿Dónde? ¿En quién?
¿Creemos en él?

(Y es que hasta entonces, los discípulos no habían
entendido la Escritura, según la cual Jesús tenía que
resucitar de entre los muertos).
9

Ahora somos nosotros quienes nos comprometemos a vivir como personas
resucitadas. Siguiendo las huellas de Jesús. Experimentando su
presencia y comunicándola a todos. Como María Magdalena, somos
mensajeros del nuevo día, portadores de esperanza, cultivadores de
nuevas pascuas. Hoy amanece. Entre todos podemos multiplicar la luz.
¡Es Pascua! ¡Es la fiesta de la vida!
Que ayudemos a Cristo a resucitar aliviando a las personas que lo
necesiten, mostrando la alegría de la entrega y el encuentro, la ternura
de la misericordia, el entusiasmo por un mundo más justo y mejor...,
siendo testigos, con nuestra palabra y nuestra vida, de que Cristo...

Es hora de salir al balcón de la vida,

mirar el horizonte, despertar al alba
y sentirse llenos de alegría.
Es hora de asomarse al infinito,
de anunciar y cantar, trabajar y proclamar
que es posible un mundo nuevo y distinto.
Es hora de entrar en la noche sin miedo
y ser sus testigos;
descubrir su presencia entre nosotros
fortaleciendo nuestras esperanzas y anhelos.
Es hora de romper los esquemas de siempre;
de escuchar las palabras del silencio;
gustar su presencia callada, confesar la vida,
andar por los desiertos y abrir nuevas sendas
por donde pueda llegar el Reino.
Es hora de iniciar caminos nuevos,
arriesgarlo todo,
apostar por Dios y su Reino.
Es hora de la Pascua, de Resurrección,
de brindar por la Vida Plena
que el Señor nos sigue trayendo,
para ensanchar nuestro corazón
y hacerlo más sensible y más fraterno. AMÉN

“Desde el momento de la resurrección,
Cristo no tiene otro cuerpo visible que el
de los cristianos, ni otro amor que dar
que el de éstos” (L. Evely).

GRACIAS

PPS editado en abril de 2011 por Héctor Robles Carrasco para
compartirlo gratuitamente.

Créditos y derechos exclusivos de: Asun Gutiérrez.

FIN