La Resurrección de Lázaro (Juan 11:1-45) Enfoque Leyendo los cuatro evangelios, encontramos testimonios del poder milagroso de Jesús.

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La Resurrección de Lázaro
(Juan 11:1-45)

Enfoque

Leyendo los cuatro evangelios, encontramos
testimonios del poder milagroso de Jesús. En
muchos de sus milagros, vemos a Jesús sanando
enfermedades terribles. Hay quienes pretenden
explicarlos por la via de lo natural. “las
curaciones fueron milagrosas, pero la ciencia
médica moderna también lo es.” Los medicos
pueden curar la misma clase de enfermedades
que Jesús curó.” ¿Qué podemos responder a
esta clase de comentarios?

1. ¿Qué diferencia hay entre las curaciones de
Jesús y los tratamientos médicos?
Damos gracias a Dios porque hay médicos que
se ocupan de nuestro bienestar. ¡Son una
dádiva de Dios! Ellos utilizan su intelecto y sus
dones, provistos por Dios, para proporcionar
alivio a sus pacientes. Jesús no hizo uso de la
medicina o la cirugía. Curaba directamente con
su poder divino.

2. ¿En qué se manifiesta que las curaciones de Jesús
exceden lo que hace la profesión médica?
La obra de Jesús está basada en su poder divino. No
está sujeto tampoco a las limitaciones que restringen a
los trabajadores de la medicina. Existen enfermedades
y daños que no pueden ser curados mediante las
técnicas médicas. El obstáculo mayor es el de la
muerte. Pese a todos los adelantos de la medicina, los
humanos no podemos hacer volver a la vida un
cuerpo muerto. Sin embargo, esto es exactamente lo
que Jesús hizo en el milagro que hoy estudiaremos.
Nada hay por encima del poder de Jesús, ni siquiera la
muerte.

Informese

Juan 11:1-6
Estaba entonces enfermo uno llamado Lázaro, de
Betania, la aldea de María y de Marta su hermana.
(María, cuyo hermano Lázaro estaba enfermo, era la
que ungió al Señor con ungüento, y enjugó sus pies
con sus cabellos.) Enviaron, pues, sus hermanas a Él,
diciendo: Señor, he aquí el que amas está enfermo. Y
oyéndolo Jesús, dijo: Esta enfermedad no es para
muerte, sino para la gloria de Dios, para que el Hijo
de Dios sea glorificado por ella. Y amaba Jesús a
Marta, y a su hermana, y a Lázaro. Cuando oyó, pues,
que estaba enfermo, se quedó aún dos días en el
mismo lugar donde estaba.

1. Algunos milagros de Jesús fueron hechos a favor de
extraños. ¿Qué clase de relación mantenía Jesús con
lázaro y sus hermanas?
Jesús conocía muy bien a esta familia. Juan nos
recuerda en el versículo 2 que María había ungido los
pies de Jesús con perfume y los había secado con sus
cabellos (Juan 12:3). Quizá recordemos también la
ocasión en que Jesús estuvo de visita en casa de ellos
y María estuvo a los pies de Jesús escuchando sus
palabras
mientras Marta se ocupaba de los
quehaceres de la casa (Lucas 10:38-42). Lo mas
importante en el caso de este milagro, sin embargo,
fue que Jesús amaba a esta familia (versículo 5).

Juan 11:7-17
Luego, después de esto, dijo a sus discípulos: Vamos a Judea
otra vez. Sus discípulos le dijeron: Rabí, ahora procuraban los
judíos apedrearte, ¿y otra vez vas allá? Respondió Jesús: ¿No
tiene el día doce horas? Si alguien anda de día, no tropieza,
porque ve la luz de este mundo. Pero si alguien anda de noche,
tropieza, porque no hay luz en él. Estas cosas dijo Él; y después
de esto les dijo: Nuestro amigo Lázaro duerme; mas yo voy a
despertarle del sueño. Dijeron entonces sus discípulos: Señor,
si duerme, sano estará. Pero esto decía Jesús de su muerte; y
ellos pensaban que hablaba del reposar del sueño. Y entonces
Jesús les dijo claramente: Lázaro ha muerto; y me alegro por
vosotros, que yo no haya estado allí, para que creáis; mas vamos
a él. Dijo entonces Tomás, llamado el Dídimo, a sus
condiscípulos: Vamos también nosotros, para que muramos
con él. Vino, pues, Jesús, y halló que hacía ya cuatro días que él
estaba en el sepulcro.

2. ¿Qué actitud sorprendente tomó Jesús cuando oyó
que Lázaro estaba enfermo? ¿Cuándo inició una
acción al respecto? ¿En qué se nota en las palabras de
Jesús que sabía lo que haría?
Jesús amaba a Lázaro, pero esperó dos días en ir
después de haberse enterado que estaba enfermo.
Jesús entró en acción después de la muerte de Lázaro.
Pero sus palabras dan a entender que estaba al tanto
de lo que sucedía. Nadie, fuera de Jesús, sabía que
Lázaro había muerto. Con anticipación les dijo a sus
discípulos que despertará a Lázaro del sueño de la
muerte. En tanto que podría haber sanado
simplemente a Lázaro de su enfermedad, prefirió
realizar un milagro más grande sún –resucitarlo de los
muertos– para que mediante este milagro más
personas llegasen a creer.

Juan 11:18-27
Y Betania estaba cerca de Jerusalén como a quince estadios. Y
muchos de los judíos habían venido a Marta y a María, para
consolarlas por su hermano. Entonces Marta, cuando oyó que
Jesús venía, salió a encontrarle; pero María se quedó sentada en
casa. Y Marta dijo a Jesús: Señor, si hubieses estado aquí, mi
hermano no habría muerto. Pero también sé ahora que todo lo
que pidieres a Dios, Dios te lo dará. Jesús le dijo: Tu hermano
resucitará. Le dijo Marta: Yo sé que resucitará en la
resurrección, en el día postrero. Jesús le dijo: Yo soy la
resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto,
vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá
eternamente. ¿Crees esto? Ella le dijo: Sí, Señor, yo creo que tú
eres el Cristo, el Hijo de Dios que había de venir al mundo.

3. Cuando Jesús llegó a Betania, ¿qué le dijo Marta?
¿Qué nos revelan sus palabras?
Podría parecernos como que Marta culpó a Jesús por
no llegar a tiempo. Si hubiese estado allí, Lázaro no
hubiera muerto. Sin embargo, Marta no había perdido
la esperanza. Sus palabras muestran que sabía quien
era Jesús y de que era capaz su poder. Si Jesús hubiese
estado allí, podría haber sanado a Lázaro. Pero aun
ahora, dijo ella, Dios hará lo que Jesús le pida.
Confiaba que Jesús todavía podría hacer un milagro.
De sus palabras del versículo 24, sin embargo, podría
concluirse que esperaba un milagro futuro, no una
resurrección inmediata en ese día. De la mayor
importancia son las palabras de Marta: “yo creo que tú
eres el Cristo, el Hijo de Dios.” Ella creyó que Jesús
podría realizar un milagro, porque sabía quien era.

4. ¿Qué respondió Jesús cuando Marta habló de
la resurrección? ¿Qué nos dicen sus palabras?
Marta tenía puesta la mente en la resurrección
del fin del tiempo, pero Jesús la ubica en el
presente. “Yo soy la resurrección y la vida.”
¡Gracias a Jesús habrá una gran resurrección el
día del juicio final! El Salvador que un día
habrá de resucitar a todos los muertos, traerá a
Lázaro de vuelta a la vida.

Al dirigirse a Marta en esta historia, Jesús le
dice: “Yo soy la resurrección y la vida.” Estas
palabras de consuelo son incluso más
maravillosas de lo que pueden parecer al
principio. Los judíos estaban al tanto de que
Dios había dicho a Moisés que su nombre era
“YO SOY” (Exodo 3:14). Por esto, los judíos
piadosos nunca decían directamente “yo soy” al
referirse a ellos mismos. No querían dar por
sobreentendido que fueran Dios. Pero Jesús
usó esas palabras. Dijo: “Yo soy la resurrección
y la vida.” Jesús no solo le dijo a Marta que
tenía poder sobre la muerte, sino también que
era (y sigue siendo) Dios.

Juan 11:28-37
Y habiendo dicho esto, fue y llamó en secreto a María su
hermana, diciendo: El Maestro está aquí y te llama. Ella,
oyéndolo, se levantó aprisa y vino a Él; Porque Jesús aún no
había llegado a la aldea, sino que estaba en aquel lugar donde
Marta le había encontrado. Entonces los judíos que estaban en
casa con ella y la consolaban, cuando vieron que María se
levantó aprisa y salió, la siguieron, diciendo: Va al sepulcro a
llorar allí. Y cuando María llegó a donde estaba Jesús, al verle,
se postró a sus pies, diciéndole: Señor, si hubieses estado aquí,
mi hermano no habría muerto. Jesús entonces, al verla
llorando, y a los judíos que habían venido con ella, también
llorando, se conmovió en espíritu y se turbó, y dijo: ¿Dónde le
pusisteis? Le dijeron: Señor, ven y ve. Jesús lloró. Dijeron
entonces los judíos: ¡Mirad cuánto le amaba! Y algunos de ellos
dijeron: ¿No podía Éste, que abrió los ojos al ciego, hacer
también que éste no muriera?

5. Mucha gente lloraba la pérdida de Lázaro.
¿Cuál fue la actitud de Jesús respecto de la
muerte de su amigo, al llegar al sepulcro?
Jesús lloró al llegar al sepulcro de Lázaro.
Quizá nos parezca extraño que llorara pese a
que sabía lo que habría de ocurrir
seguidamente. No debería sorprendernos.
Jesús es Dios, pero también es del todo
humano. Sintió tristeza por la muerte de su
querido amigo. ¿Podría haber algo mas natural
que llorar?

Juan 11:38-45
Y Jesús, conmoviéndose otra vez en sí mismo, vino al sepulcro.
Era una cueva, y tenía una piedra puesta encima. Dijo Jesús:
Quitad la piedra. Marta, la hermana del que había muerto, le
dijo: Señor, hiede ya, porque es de cuatro días. Jesús le dijo:
¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios? Entonces
quitaron la piedra de donde el muerto había sido puesto: Y
Jesús alzando sus ojos, dijo: Padre, gracias te doy que me has
oído. Yo sabía que siempre me oyes; pero lo dije por causa de
la gente que está alrededor, para que crean que tú me has
enviado. Y habiendo dicho esto, clamó a gran voz: ¡Lázaro, ven
fuera! Y el que había muerto salió, atadas las manos y los pies
con vendas; y su rostro estaba envuelto en un sudario. Jesús les
dijo: Desatadle, y dejadle ir. Entonces muchos de los judíos que
habían venido a María, y habían visto lo que hizo Jesús,
creyeron en Él.

6. ¿Qué cosa extraña pidió Jesús junto al sepulcro? ¿Por
qué objetó Marta?
Jesús pidió que quitasen la piedra que tapaba la
entrada al sepulcro. Esto tiene sentido para nosotros
que sabemos lo que Jesús haría, pero para los que allí
se encontraban fue chocante. Imagínese como
reaccionaría alguien hoy si pretendiéramos exhumar
el ataud de un amigo. Marta expresó su preocupación
sin delicadeza. Ya llevaba en la tumba cuatro días. Su
cadaver ya debia de oler mal. Quizá pensó que Jesús
sencillamente quería ver el cuerpo. Jesús sin embargo,
sabía lo que iba a hacer, realizar un milagro.

7. Jesús no se dejó disuadir. Los persuadió a que
quitasen la piedra. ¿Qué hizo entonces? ¿De
qué manera realizó este milagro?
Jesús, en primer lugar, oró con voz audible a su
Padre, y después con voz fuerte ordenó a
Lázaro a salir fuera. Éste salió del sepulcro
dando traspies, aún envuelto en paños
mortuorios. Sus brazos y piernas estaban
vendadas, y su rostro cubierto con un sudario,
pero consiguió salir del sepulcro. Siendo que
Jesús lo había llamado, nada podía impedir que
Lázaro saliera fuera.

8. ¿Cuál fue la reacción de la gente al ver este
milagro tan maravilloso?
Si bien deben haber estado maravillados por lo
que veían, Juan nos da a conocer la reacción
más importante. Muchos de los que vieron este
milagro, creyeron en Jesús. Vieron su poder y
se dieron cuenta de que solo Dios pudo haber
hecho semejante cosa. El poder que Jesús
demostró tener sobre la muerte, fue para ellos
una prueba de su identidad.

Relacione

1. Jesús aún sabiendo lo que haría, lloró al llegar al
sepulcro de Lázaro. ¿Qué aprendemos de esto
respecto a nuestra reacción ante la muerte?
La tristeza es una reacción humana normal ante la
muerte. Jesús sabía que en breves instantes Lázaro
estaría nuevamente vivo, pero aun así lloró frente al
sepulcro. Los cristianos creemos en la resurrección de
los muertos, pero eso no quiere decir que no sentimos
pesar o tristeza cuando muere uno de nuestros seres
queridos. Sabemos que los veremos nuevamente,
¡pero los extrañamos ahora! No tenemos porque estar
evergonzados o desconcertados cuando sentimos
tristeza. Hasta nuestro Salvador sintió pesar por su
amigo.

2. Pareció que Jesús había llegado demasiado tarde a
Betania para poder ayudar a Lázaro. Pero sorprendió
a todos al resucitar al muerto. ¿Qué significado tiene
para nosotros ese poder de Jesús?
Jesús resucitó a Lázaro de los muertos, probando así
que nada es imposible para Dios. Incluso la muerte
no pudo impedir el amor de nuestro Salvador.
Aunque no habremos de ver constantemente milagros
como este en nuestra vida en esta tierra, sabemos sin
embargo que Jesús es Señor, y que él tendrá cuidado
de nosotros y nos protegerá para siempre. Nada hay
que él no pueda hacer, y nada puede ni podrá
separarnos de su amor, ni aún la muerte.

3. No todos los que oyeron de este milagro quedaron
complacidos. Cuanto más la gente creía en Jesús,
tanto más comenzaron a oponérsele los dirigentes
judíos. Hasta comenzaron a conspirar para matarlo
(versículo 53). Había algo en Jesús que ellos no
llegaban a ver. ¿Qué era?
Había tantas cosas que ellos no comprendían acerca
de Jesús. No entendieron que aquel que resucitó a
Lázaro de los muertos no podía ser derrotado por la
muerte. Podían matar a Jesús, pero no podrían
impedir que resucitara de los muertos. El sumo
sacerdote dijo que era mejor que Jesús muriera, y no
que pereciese toda la nación (v.50), pero no podía
comprender que la muerte de Jesús obraría lo
opuesto: obtener perdón y salvación para el mundo
entero. Estaban atemorizados por este milagro y no
comprendieron que la mayor resurrección aun estaba
por venir.

Perciba

Nosotros, en la actualidad, visitamos las tumbas
de nuestros seres queridos –y nuestros seres
queridos algún día irán a visitar nuestra tumba–
pero cuando nos vamos, los cuerpos de los que
fuimos a visitar quedan en la tumba. Es posible
que deseemos que el milagro de Lázaro se
repitiera, pero no llegamos a ver tal dramático
evento. ¿Cuál es nuestra esperanza frente a la
muerte?

Cuando asistimos a los funerales no vemos
resurrecciones como la que obró Jesús, pero
conocemos la realidad del poder de Dios.
Confesamos, junto con Marta, que nuestros seres
queridos resucitarán en el día final (v.24). Sabemos
que esto es verdad, porque Jesús es la resurrección y
la vida. Precisamente así como ordenó a Lázaro que
saliera del sepulcro ese día, así también en el día final
nos llamará a salir de nuestras tumbas, y resucitaremos
para vivir con él para siempre. La muerte y el sepulcro
no pudieron sujetar a Jesús. Y no podrán evitar
tampoco que él nos resucite para estar junto a él por
toda la eternidad.

La Resurrección de Lázaro
(Juan 11:1-45)


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La Resurrección de Lázaro
(Juan 11:1-45)

Enfoque

Leyendo los cuatro evangelios, encontramos
testimonios del poder milagroso de Jesús. En
muchos de sus milagros, vemos a Jesús sanando
enfermedades terribles. Hay quienes pretenden
explicarlos por la via de lo natural. “las
curaciones fueron milagrosas, pero la ciencia
médica moderna también lo es.” Los medicos
pueden curar la misma clase de enfermedades
que Jesús curó.” ¿Qué podemos responder a
esta clase de comentarios?

1. ¿Qué diferencia hay entre las curaciones de
Jesús y los tratamientos médicos?
Damos gracias a Dios porque hay médicos que
se ocupan de nuestro bienestar. ¡Son una
dádiva de Dios! Ellos utilizan su intelecto y sus
dones, provistos por Dios, para proporcionar
alivio a sus pacientes. Jesús no hizo uso de la
medicina o la cirugía. Curaba directamente con
su poder divino.

2. ¿En qué se manifiesta que las curaciones de Jesús
exceden lo que hace la profesión médica?
La obra de Jesús está basada en su poder divino. No
está sujeto tampoco a las limitaciones que restringen a
los trabajadores de la medicina. Existen enfermedades
y daños que no pueden ser curados mediante las
técnicas médicas. El obstáculo mayor es el de la
muerte. Pese a todos los adelantos de la medicina, los
humanos no podemos hacer volver a la vida un
cuerpo muerto. Sin embargo, esto es exactamente lo
que Jesús hizo en el milagro que hoy estudiaremos.
Nada hay por encima del poder de Jesús, ni siquiera la
muerte.

Informese

Juan 11:1-6
Estaba entonces enfermo uno llamado Lázaro, de
Betania, la aldea de María y de Marta su hermana.
(María, cuyo hermano Lázaro estaba enfermo, era la
que ungió al Señor con ungüento, y enjugó sus pies
con sus cabellos.) Enviaron, pues, sus hermanas a Él,
diciendo: Señor, he aquí el que amas está enfermo. Y
oyéndolo Jesús, dijo: Esta enfermedad no es para
muerte, sino para la gloria de Dios, para que el Hijo
de Dios sea glorificado por ella. Y amaba Jesús a
Marta, y a su hermana, y a Lázaro. Cuando oyó, pues,
que estaba enfermo, se quedó aún dos días en el
mismo lugar donde estaba.

1. Algunos milagros de Jesús fueron hechos a favor de
extraños. ¿Qué clase de relación mantenía Jesús con
lázaro y sus hermanas?
Jesús conocía muy bien a esta familia. Juan nos
recuerda en el versículo 2 que María había ungido los
pies de Jesús con perfume y los había secado con sus
cabellos (Juan 12:3). Quizá recordemos también la
ocasión en que Jesús estuvo de visita en casa de ellos
y María estuvo a los pies de Jesús escuchando sus
palabras
mientras Marta se ocupaba de los
quehaceres de la casa (Lucas 10:38-42). Lo mas
importante en el caso de este milagro, sin embargo,
fue que Jesús amaba a esta familia (versículo 5).

Juan 11:7-17
Luego, después de esto, dijo a sus discípulos: Vamos a Judea
otra vez. Sus discípulos le dijeron: Rabí, ahora procuraban los
judíos apedrearte, ¿y otra vez vas allá? Respondió Jesús: ¿No
tiene el día doce horas? Si alguien anda de día, no tropieza,
porque ve la luz de este mundo. Pero si alguien anda de noche,
tropieza, porque no hay luz en él. Estas cosas dijo Él; y después
de esto les dijo: Nuestro amigo Lázaro duerme; mas yo voy a
despertarle del sueño. Dijeron entonces sus discípulos: Señor,
si duerme, sano estará. Pero esto decía Jesús de su muerte; y
ellos pensaban que hablaba del reposar del sueño. Y entonces
Jesús les dijo claramente: Lázaro ha muerto; y me alegro por
vosotros, que yo no haya estado allí, para que creáis; mas vamos
a él. Dijo entonces Tomás, llamado el Dídimo, a sus
condiscípulos: Vamos también nosotros, para que muramos
con él. Vino, pues, Jesús, y halló que hacía ya cuatro días que él
estaba en el sepulcro.

2. ¿Qué actitud sorprendente tomó Jesús cuando oyó
que Lázaro estaba enfermo? ¿Cuándo inició una
acción al respecto? ¿En qué se nota en las palabras de
Jesús que sabía lo que haría?
Jesús amaba a Lázaro, pero esperó dos días en ir
después de haberse enterado que estaba enfermo.
Jesús entró en acción después de la muerte de Lázaro.
Pero sus palabras dan a entender que estaba al tanto
de lo que sucedía. Nadie, fuera de Jesús, sabía que
Lázaro había muerto. Con anticipación les dijo a sus
discípulos que despertará a Lázaro del sueño de la
muerte. En tanto que podría haber sanado
simplemente a Lázaro de su enfermedad, prefirió
realizar un milagro más grande sún –resucitarlo de los
muertos– para que mediante este milagro más
personas llegasen a creer.

Juan 11:18-27
Y Betania estaba cerca de Jerusalén como a quince estadios. Y
muchos de los judíos habían venido a Marta y a María, para
consolarlas por su hermano. Entonces Marta, cuando oyó que
Jesús venía, salió a encontrarle; pero María se quedó sentada en
casa. Y Marta dijo a Jesús: Señor, si hubieses estado aquí, mi
hermano no habría muerto. Pero también sé ahora que todo lo
que pidieres a Dios, Dios te lo dará. Jesús le dijo: Tu hermano
resucitará. Le dijo Marta: Yo sé que resucitará en la
resurrección, en el día postrero. Jesús le dijo: Yo soy la
resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto,
vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá
eternamente. ¿Crees esto? Ella le dijo: Sí, Señor, yo creo que tú
eres el Cristo, el Hijo de Dios que había de venir al mundo.

3. Cuando Jesús llegó a Betania, ¿qué le dijo Marta?
¿Qué nos revelan sus palabras?
Podría parecernos como que Marta culpó a Jesús por
no llegar a tiempo. Si hubiese estado allí, Lázaro no
hubiera muerto. Sin embargo, Marta no había perdido
la esperanza. Sus palabras muestran que sabía quien
era Jesús y de que era capaz su poder. Si Jesús hubiese
estado allí, podría haber sanado a Lázaro. Pero aun
ahora, dijo ella, Dios hará lo que Jesús le pida.
Confiaba que Jesús todavía podría hacer un milagro.
De sus palabras del versículo 24, sin embargo, podría
concluirse que esperaba un milagro futuro, no una
resurrección inmediata en ese día. De la mayor
importancia son las palabras de Marta: “yo creo que tú
eres el Cristo, el Hijo de Dios.” Ella creyó que Jesús
podría realizar un milagro, porque sabía quien era.

4. ¿Qué respondió Jesús cuando Marta habló de
la resurrección? ¿Qué nos dicen sus palabras?
Marta tenía puesta la mente en la resurrección
del fin del tiempo, pero Jesús la ubica en el
presente. “Yo soy la resurrección y la vida.”
¡Gracias a Jesús habrá una gran resurrección el
día del juicio final! El Salvador que un día
habrá de resucitar a todos los muertos, traerá a
Lázaro de vuelta a la vida.

Al dirigirse a Marta en esta historia, Jesús le
dice: “Yo soy la resurrección y la vida.” Estas
palabras de consuelo son incluso más
maravillosas de lo que pueden parecer al
principio. Los judíos estaban al tanto de que
Dios había dicho a Moisés que su nombre era
“YO SOY” (Exodo 3:14). Por esto, los judíos
piadosos nunca decían directamente “yo soy” al
referirse a ellos mismos. No querían dar por
sobreentendido que fueran Dios. Pero Jesús
usó esas palabras. Dijo: “Yo soy la resurrección
y la vida.” Jesús no solo le dijo a Marta que
tenía poder sobre la muerte, sino también que
era (y sigue siendo) Dios.

Juan 11:28-37
Y habiendo dicho esto, fue y llamó en secreto a María su
hermana, diciendo: El Maestro está aquí y te llama. Ella,
oyéndolo, se levantó aprisa y vino a Él; Porque Jesús aún no
había llegado a la aldea, sino que estaba en aquel lugar donde
Marta le había encontrado. Entonces los judíos que estaban en
casa con ella y la consolaban, cuando vieron que María se
levantó aprisa y salió, la siguieron, diciendo: Va al sepulcro a
llorar allí. Y cuando María llegó a donde estaba Jesús, al verle,
se postró a sus pies, diciéndole: Señor, si hubieses estado aquí,
mi hermano no habría muerto. Jesús entonces, al verla
llorando, y a los judíos que habían venido con ella, también
llorando, se conmovió en espíritu y se turbó, y dijo: ¿Dónde le
pusisteis? Le dijeron: Señor, ven y ve. Jesús lloró. Dijeron
entonces los judíos: ¡Mirad cuánto le amaba! Y algunos de ellos
dijeron: ¿No podía Éste, que abrió los ojos al ciego, hacer
también que éste no muriera?

5. Mucha gente lloraba la pérdida de Lázaro.
¿Cuál fue la actitud de Jesús respecto de la
muerte de su amigo, al llegar al sepulcro?
Jesús lloró al llegar al sepulcro de Lázaro.
Quizá nos parezca extraño que llorara pese a
que sabía lo que habría de ocurrir
seguidamente. No debería sorprendernos.
Jesús es Dios, pero también es del todo
humano. Sintió tristeza por la muerte de su
querido amigo. ¿Podría haber algo mas natural
que llorar?

Juan 11:38-45
Y Jesús, conmoviéndose otra vez en sí mismo, vino al sepulcro.
Era una cueva, y tenía una piedra puesta encima. Dijo Jesús:
Quitad la piedra. Marta, la hermana del que había muerto, le
dijo: Señor, hiede ya, porque es de cuatro días. Jesús le dijo:
¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios? Entonces
quitaron la piedra de donde el muerto había sido puesto: Y
Jesús alzando sus ojos, dijo: Padre, gracias te doy que me has
oído. Yo sabía que siempre me oyes; pero lo dije por causa de
la gente que está alrededor, para que crean que tú me has
enviado. Y habiendo dicho esto, clamó a gran voz: ¡Lázaro, ven
fuera! Y el que había muerto salió, atadas las manos y los pies
con vendas; y su rostro estaba envuelto en un sudario. Jesús les
dijo: Desatadle, y dejadle ir. Entonces muchos de los judíos que
habían venido a María, y habían visto lo que hizo Jesús,
creyeron en Él.

6. ¿Qué cosa extraña pidió Jesús junto al sepulcro? ¿Por
qué objetó Marta?
Jesús pidió que quitasen la piedra que tapaba la
entrada al sepulcro. Esto tiene sentido para nosotros
que sabemos lo que Jesús haría, pero para los que allí
se encontraban fue chocante. Imagínese como
reaccionaría alguien hoy si pretendiéramos exhumar
el ataud de un amigo. Marta expresó su preocupación
sin delicadeza. Ya llevaba en la tumba cuatro días. Su
cadaver ya debia de oler mal. Quizá pensó que Jesús
sencillamente quería ver el cuerpo. Jesús sin embargo,
sabía lo que iba a hacer, realizar un milagro.

7. Jesús no se dejó disuadir. Los persuadió a que
quitasen la piedra. ¿Qué hizo entonces? ¿De
qué manera realizó este milagro?
Jesús, en primer lugar, oró con voz audible a su
Padre, y después con voz fuerte ordenó a
Lázaro a salir fuera. Éste salió del sepulcro
dando traspies, aún envuelto en paños
mortuorios. Sus brazos y piernas estaban
vendadas, y su rostro cubierto con un sudario,
pero consiguió salir del sepulcro. Siendo que
Jesús lo había llamado, nada podía impedir que
Lázaro saliera fuera.

8. ¿Cuál fue la reacción de la gente al ver este
milagro tan maravilloso?
Si bien deben haber estado maravillados por lo
que veían, Juan nos da a conocer la reacción
más importante. Muchos de los que vieron este
milagro, creyeron en Jesús. Vieron su poder y
se dieron cuenta de que solo Dios pudo haber
hecho semejante cosa. El poder que Jesús
demostró tener sobre la muerte, fue para ellos
una prueba de su identidad.

Relacione

1. Jesús aún sabiendo lo que haría, lloró al llegar al
sepulcro de Lázaro. ¿Qué aprendemos de esto
respecto a nuestra reacción ante la muerte?
La tristeza es una reacción humana normal ante la
muerte. Jesús sabía que en breves instantes Lázaro
estaría nuevamente vivo, pero aun así lloró frente al
sepulcro. Los cristianos creemos en la resurrección de
los muertos, pero eso no quiere decir que no sentimos
pesar o tristeza cuando muere uno de nuestros seres
queridos. Sabemos que los veremos nuevamente,
¡pero los extrañamos ahora! No tenemos porque estar
evergonzados o desconcertados cuando sentimos
tristeza. Hasta nuestro Salvador sintió pesar por su
amigo.

2. Pareció que Jesús había llegado demasiado tarde a
Betania para poder ayudar a Lázaro. Pero sorprendió
a todos al resucitar al muerto. ¿Qué significado tiene
para nosotros ese poder de Jesús?
Jesús resucitó a Lázaro de los muertos, probando así
que nada es imposible para Dios. Incluso la muerte
no pudo impedir el amor de nuestro Salvador.
Aunque no habremos de ver constantemente milagros
como este en nuestra vida en esta tierra, sabemos sin
embargo que Jesús es Señor, y que él tendrá cuidado
de nosotros y nos protegerá para siempre. Nada hay
que él no pueda hacer, y nada puede ni podrá
separarnos de su amor, ni aún la muerte.

3. No todos los que oyeron de este milagro quedaron
complacidos. Cuanto más la gente creía en Jesús,
tanto más comenzaron a oponérsele los dirigentes
judíos. Hasta comenzaron a conspirar para matarlo
(versículo 53). Había algo en Jesús que ellos no
llegaban a ver. ¿Qué era?
Había tantas cosas que ellos no comprendían acerca
de Jesús. No entendieron que aquel que resucitó a
Lázaro de los muertos no podía ser derrotado por la
muerte. Podían matar a Jesús, pero no podrían
impedir que resucitara de los muertos. El sumo
sacerdote dijo que era mejor que Jesús muriera, y no
que pereciese toda la nación (v.50), pero no podía
comprender que la muerte de Jesús obraría lo
opuesto: obtener perdón y salvación para el mundo
entero. Estaban atemorizados por este milagro y no
comprendieron que la mayor resurrección aun estaba
por venir.

Perciba

Nosotros, en la actualidad, visitamos las tumbas
de nuestros seres queridos –y nuestros seres
queridos algún día irán a visitar nuestra tumba–
pero cuando nos vamos, los cuerpos de los que
fuimos a visitar quedan en la tumba. Es posible
que deseemos que el milagro de Lázaro se
repitiera, pero no llegamos a ver tal dramático
evento. ¿Cuál es nuestra esperanza frente a la
muerte?

Cuando asistimos a los funerales no vemos
resurrecciones como la que obró Jesús, pero
conocemos la realidad del poder de Dios.
Confesamos, junto con Marta, que nuestros seres
queridos resucitarán en el día final (v.24). Sabemos
que esto es verdad, porque Jesús es la resurrección y
la vida. Precisamente así como ordenó a Lázaro que
saliera del sepulcro ese día, así también en el día final
nos llamará a salir de nuestras tumbas, y resucitaremos
para vivir con él para siempre. La muerte y el sepulcro
no pudieron sujetar a Jesús. Y no podrán evitar
tampoco que él nos resucite para estar junto a él por
toda la eternidad.

La Resurrección de Lázaro
(Juan 11:1-45)


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La Resurrección de Lázaro
(Juan 11:1-45)

Enfoque

Leyendo los cuatro evangelios, encontramos
testimonios del poder milagroso de Jesús. En
muchos de sus milagros, vemos a Jesús sanando
enfermedades terribles. Hay quienes pretenden
explicarlos por la via de lo natural. “las
curaciones fueron milagrosas, pero la ciencia
médica moderna también lo es.” Los medicos
pueden curar la misma clase de enfermedades
que Jesús curó.” ¿Qué podemos responder a
esta clase de comentarios?

1. ¿Qué diferencia hay entre las curaciones de
Jesús y los tratamientos médicos?
Damos gracias a Dios porque hay médicos que
se ocupan de nuestro bienestar. ¡Son una
dádiva de Dios! Ellos utilizan su intelecto y sus
dones, provistos por Dios, para proporcionar
alivio a sus pacientes. Jesús no hizo uso de la
medicina o la cirugía. Curaba directamente con
su poder divino.

2. ¿En qué se manifiesta que las curaciones de Jesús
exceden lo que hace la profesión médica?
La obra de Jesús está basada en su poder divino. No
está sujeto tampoco a las limitaciones que restringen a
los trabajadores de la medicina. Existen enfermedades
y daños que no pueden ser curados mediante las
técnicas médicas. El obstáculo mayor es el de la
muerte. Pese a todos los adelantos de la medicina, los
humanos no podemos hacer volver a la vida un
cuerpo muerto. Sin embargo, esto es exactamente lo
que Jesús hizo en el milagro que hoy estudiaremos.
Nada hay por encima del poder de Jesús, ni siquiera la
muerte.

Informese

Juan 11:1-6
Estaba entonces enfermo uno llamado Lázaro, de
Betania, la aldea de María y de Marta su hermana.
(María, cuyo hermano Lázaro estaba enfermo, era la
que ungió al Señor con ungüento, y enjugó sus pies
con sus cabellos.) Enviaron, pues, sus hermanas a Él,
diciendo: Señor, he aquí el que amas está enfermo. Y
oyéndolo Jesús, dijo: Esta enfermedad no es para
muerte, sino para la gloria de Dios, para que el Hijo
de Dios sea glorificado por ella. Y amaba Jesús a
Marta, y a su hermana, y a Lázaro. Cuando oyó, pues,
que estaba enfermo, se quedó aún dos días en el
mismo lugar donde estaba.

1. Algunos milagros de Jesús fueron hechos a favor de
extraños. ¿Qué clase de relación mantenía Jesús con
lázaro y sus hermanas?
Jesús conocía muy bien a esta familia. Juan nos
recuerda en el versículo 2 que María había ungido los
pies de Jesús con perfume y los había secado con sus
cabellos (Juan 12:3). Quizá recordemos también la
ocasión en que Jesús estuvo de visita en casa de ellos
y María estuvo a los pies de Jesús escuchando sus
palabras
mientras Marta se ocupaba de los
quehaceres de la casa (Lucas 10:38-42). Lo mas
importante en el caso de este milagro, sin embargo,
fue que Jesús amaba a esta familia (versículo 5).

Juan 11:7-17
Luego, después de esto, dijo a sus discípulos: Vamos a Judea
otra vez. Sus discípulos le dijeron: Rabí, ahora procuraban los
judíos apedrearte, ¿y otra vez vas allá? Respondió Jesús: ¿No
tiene el día doce horas? Si alguien anda de día, no tropieza,
porque ve la luz de este mundo. Pero si alguien anda de noche,
tropieza, porque no hay luz en él. Estas cosas dijo Él; y después
de esto les dijo: Nuestro amigo Lázaro duerme; mas yo voy a
despertarle del sueño. Dijeron entonces sus discípulos: Señor,
si duerme, sano estará. Pero esto decía Jesús de su muerte; y
ellos pensaban que hablaba del reposar del sueño. Y entonces
Jesús les dijo claramente: Lázaro ha muerto; y me alegro por
vosotros, que yo no haya estado allí, para que creáis; mas vamos
a él. Dijo entonces Tomás, llamado el Dídimo, a sus
condiscípulos: Vamos también nosotros, para que muramos
con él. Vino, pues, Jesús, y halló que hacía ya cuatro días que él
estaba en el sepulcro.

2. ¿Qué actitud sorprendente tomó Jesús cuando oyó
que Lázaro estaba enfermo? ¿Cuándo inició una
acción al respecto? ¿En qué se nota en las palabras de
Jesús que sabía lo que haría?
Jesús amaba a Lázaro, pero esperó dos días en ir
después de haberse enterado que estaba enfermo.
Jesús entró en acción después de la muerte de Lázaro.
Pero sus palabras dan a entender que estaba al tanto
de lo que sucedía. Nadie, fuera de Jesús, sabía que
Lázaro había muerto. Con anticipación les dijo a sus
discípulos que despertará a Lázaro del sueño de la
muerte. En tanto que podría haber sanado
simplemente a Lázaro de su enfermedad, prefirió
realizar un milagro más grande sún –resucitarlo de los
muertos– para que mediante este milagro más
personas llegasen a creer.

Juan 11:18-27
Y Betania estaba cerca de Jerusalén como a quince estadios. Y
muchos de los judíos habían venido a Marta y a María, para
consolarlas por su hermano. Entonces Marta, cuando oyó que
Jesús venía, salió a encontrarle; pero María se quedó sentada en
casa. Y Marta dijo a Jesús: Señor, si hubieses estado aquí, mi
hermano no habría muerto. Pero también sé ahora que todo lo
que pidieres a Dios, Dios te lo dará. Jesús le dijo: Tu hermano
resucitará. Le dijo Marta: Yo sé que resucitará en la
resurrección, en el día postrero. Jesús le dijo: Yo soy la
resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto,
vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá
eternamente. ¿Crees esto? Ella le dijo: Sí, Señor, yo creo que tú
eres el Cristo, el Hijo de Dios que había de venir al mundo.

3. Cuando Jesús llegó a Betania, ¿qué le dijo Marta?
¿Qué nos revelan sus palabras?
Podría parecernos como que Marta culpó a Jesús por
no llegar a tiempo. Si hubiese estado allí, Lázaro no
hubiera muerto. Sin embargo, Marta no había perdido
la esperanza. Sus palabras muestran que sabía quien
era Jesús y de que era capaz su poder. Si Jesús hubiese
estado allí, podría haber sanado a Lázaro. Pero aun
ahora, dijo ella, Dios hará lo que Jesús le pida.
Confiaba que Jesús todavía podría hacer un milagro.
De sus palabras del versículo 24, sin embargo, podría
concluirse que esperaba un milagro futuro, no una
resurrección inmediata en ese día. De la mayor
importancia son las palabras de Marta: “yo creo que tú
eres el Cristo, el Hijo de Dios.” Ella creyó que Jesús
podría realizar un milagro, porque sabía quien era.

4. ¿Qué respondió Jesús cuando Marta habló de
la resurrección? ¿Qué nos dicen sus palabras?
Marta tenía puesta la mente en la resurrección
del fin del tiempo, pero Jesús la ubica en el
presente. “Yo soy la resurrección y la vida.”
¡Gracias a Jesús habrá una gran resurrección el
día del juicio final! El Salvador que un día
habrá de resucitar a todos los muertos, traerá a
Lázaro de vuelta a la vida.

Al dirigirse a Marta en esta historia, Jesús le
dice: “Yo soy la resurrección y la vida.” Estas
palabras de consuelo son incluso más
maravillosas de lo que pueden parecer al
principio. Los judíos estaban al tanto de que
Dios había dicho a Moisés que su nombre era
“YO SOY” (Exodo 3:14). Por esto, los judíos
piadosos nunca decían directamente “yo soy” al
referirse a ellos mismos. No querían dar por
sobreentendido que fueran Dios. Pero Jesús
usó esas palabras. Dijo: “Yo soy la resurrección
y la vida.” Jesús no solo le dijo a Marta que
tenía poder sobre la muerte, sino también que
era (y sigue siendo) Dios.

Juan 11:28-37
Y habiendo dicho esto, fue y llamó en secreto a María su
hermana, diciendo: El Maestro está aquí y te llama. Ella,
oyéndolo, se levantó aprisa y vino a Él; Porque Jesús aún no
había llegado a la aldea, sino que estaba en aquel lugar donde
Marta le había encontrado. Entonces los judíos que estaban en
casa con ella y la consolaban, cuando vieron que María se
levantó aprisa y salió, la siguieron, diciendo: Va al sepulcro a
llorar allí. Y cuando María llegó a donde estaba Jesús, al verle,
se postró a sus pies, diciéndole: Señor, si hubieses estado aquí,
mi hermano no habría muerto. Jesús entonces, al verla
llorando, y a los judíos que habían venido con ella, también
llorando, se conmovió en espíritu y se turbó, y dijo: ¿Dónde le
pusisteis? Le dijeron: Señor, ven y ve. Jesús lloró. Dijeron
entonces los judíos: ¡Mirad cuánto le amaba! Y algunos de ellos
dijeron: ¿No podía Éste, que abrió los ojos al ciego, hacer
también que éste no muriera?

5. Mucha gente lloraba la pérdida de Lázaro.
¿Cuál fue la actitud de Jesús respecto de la
muerte de su amigo, al llegar al sepulcro?
Jesús lloró al llegar al sepulcro de Lázaro.
Quizá nos parezca extraño que llorara pese a
que sabía lo que habría de ocurrir
seguidamente. No debería sorprendernos.
Jesús es Dios, pero también es del todo
humano. Sintió tristeza por la muerte de su
querido amigo. ¿Podría haber algo mas natural
que llorar?

Juan 11:38-45
Y Jesús, conmoviéndose otra vez en sí mismo, vino al sepulcro.
Era una cueva, y tenía una piedra puesta encima. Dijo Jesús:
Quitad la piedra. Marta, la hermana del que había muerto, le
dijo: Señor, hiede ya, porque es de cuatro días. Jesús le dijo:
¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios? Entonces
quitaron la piedra de donde el muerto había sido puesto: Y
Jesús alzando sus ojos, dijo: Padre, gracias te doy que me has
oído. Yo sabía que siempre me oyes; pero lo dije por causa de
la gente que está alrededor, para que crean que tú me has
enviado. Y habiendo dicho esto, clamó a gran voz: ¡Lázaro, ven
fuera! Y el que había muerto salió, atadas las manos y los pies
con vendas; y su rostro estaba envuelto en un sudario. Jesús les
dijo: Desatadle, y dejadle ir. Entonces muchos de los judíos que
habían venido a María, y habían visto lo que hizo Jesús,
creyeron en Él.

6. ¿Qué cosa extraña pidió Jesús junto al sepulcro? ¿Por
qué objetó Marta?
Jesús pidió que quitasen la piedra que tapaba la
entrada al sepulcro. Esto tiene sentido para nosotros
que sabemos lo que Jesús haría, pero para los que allí
se encontraban fue chocante. Imagínese como
reaccionaría alguien hoy si pretendiéramos exhumar
el ataud de un amigo. Marta expresó su preocupación
sin delicadeza. Ya llevaba en la tumba cuatro días. Su
cadaver ya debia de oler mal. Quizá pensó que Jesús
sencillamente quería ver el cuerpo. Jesús sin embargo,
sabía lo que iba a hacer, realizar un milagro.

7. Jesús no se dejó disuadir. Los persuadió a que
quitasen la piedra. ¿Qué hizo entonces? ¿De
qué manera realizó este milagro?
Jesús, en primer lugar, oró con voz audible a su
Padre, y después con voz fuerte ordenó a
Lázaro a salir fuera. Éste salió del sepulcro
dando traspies, aún envuelto en paños
mortuorios. Sus brazos y piernas estaban
vendadas, y su rostro cubierto con un sudario,
pero consiguió salir del sepulcro. Siendo que
Jesús lo había llamado, nada podía impedir que
Lázaro saliera fuera.

8. ¿Cuál fue la reacción de la gente al ver este
milagro tan maravilloso?
Si bien deben haber estado maravillados por lo
que veían, Juan nos da a conocer la reacción
más importante. Muchos de los que vieron este
milagro, creyeron en Jesús. Vieron su poder y
se dieron cuenta de que solo Dios pudo haber
hecho semejante cosa. El poder que Jesús
demostró tener sobre la muerte, fue para ellos
una prueba de su identidad.

Relacione

1. Jesús aún sabiendo lo que haría, lloró al llegar al
sepulcro de Lázaro. ¿Qué aprendemos de esto
respecto a nuestra reacción ante la muerte?
La tristeza es una reacción humana normal ante la
muerte. Jesús sabía que en breves instantes Lázaro
estaría nuevamente vivo, pero aun así lloró frente al
sepulcro. Los cristianos creemos en la resurrección de
los muertos, pero eso no quiere decir que no sentimos
pesar o tristeza cuando muere uno de nuestros seres
queridos. Sabemos que los veremos nuevamente,
¡pero los extrañamos ahora! No tenemos porque estar
evergonzados o desconcertados cuando sentimos
tristeza. Hasta nuestro Salvador sintió pesar por su
amigo.

2. Pareció que Jesús había llegado demasiado tarde a
Betania para poder ayudar a Lázaro. Pero sorprendió
a todos al resucitar al muerto. ¿Qué significado tiene
para nosotros ese poder de Jesús?
Jesús resucitó a Lázaro de los muertos, probando así
que nada es imposible para Dios. Incluso la muerte
no pudo impedir el amor de nuestro Salvador.
Aunque no habremos de ver constantemente milagros
como este en nuestra vida en esta tierra, sabemos sin
embargo que Jesús es Señor, y que él tendrá cuidado
de nosotros y nos protegerá para siempre. Nada hay
que él no pueda hacer, y nada puede ni podrá
separarnos de su amor, ni aún la muerte.

3. No todos los que oyeron de este milagro quedaron
complacidos. Cuanto más la gente creía en Jesús,
tanto más comenzaron a oponérsele los dirigentes
judíos. Hasta comenzaron a conspirar para matarlo
(versículo 53). Había algo en Jesús que ellos no
llegaban a ver. ¿Qué era?
Había tantas cosas que ellos no comprendían acerca
de Jesús. No entendieron que aquel que resucitó a
Lázaro de los muertos no podía ser derrotado por la
muerte. Podían matar a Jesús, pero no podrían
impedir que resucitara de los muertos. El sumo
sacerdote dijo que era mejor que Jesús muriera, y no
que pereciese toda la nación (v.50), pero no podía
comprender que la muerte de Jesús obraría lo
opuesto: obtener perdón y salvación para el mundo
entero. Estaban atemorizados por este milagro y no
comprendieron que la mayor resurrección aun estaba
por venir.

Perciba

Nosotros, en la actualidad, visitamos las tumbas
de nuestros seres queridos –y nuestros seres
queridos algún día irán a visitar nuestra tumba–
pero cuando nos vamos, los cuerpos de los que
fuimos a visitar quedan en la tumba. Es posible
que deseemos que el milagro de Lázaro se
repitiera, pero no llegamos a ver tal dramático
evento. ¿Cuál es nuestra esperanza frente a la
muerte?

Cuando asistimos a los funerales no vemos
resurrecciones como la que obró Jesús, pero
conocemos la realidad del poder de Dios.
Confesamos, junto con Marta, que nuestros seres
queridos resucitarán en el día final (v.24). Sabemos
que esto es verdad, porque Jesús es la resurrección y
la vida. Precisamente así como ordenó a Lázaro que
saliera del sepulcro ese día, así también en el día final
nos llamará a salir de nuestras tumbas, y resucitaremos
para vivir con él para siempre. La muerte y el sepulcro
no pudieron sujetar a Jesús. Y no podrán evitar
tampoco que él nos resucite para estar junto a él por
toda la eternidad.

La Resurrección de Lázaro
(Juan 11:1-45)


Slide 4

La Resurrección de Lázaro
(Juan 11:1-45)

Enfoque

Leyendo los cuatro evangelios, encontramos
testimonios del poder milagroso de Jesús. En
muchos de sus milagros, vemos a Jesús sanando
enfermedades terribles. Hay quienes pretenden
explicarlos por la via de lo natural. “las
curaciones fueron milagrosas, pero la ciencia
médica moderna también lo es.” Los medicos
pueden curar la misma clase de enfermedades
que Jesús curó.” ¿Qué podemos responder a
esta clase de comentarios?

1. ¿Qué diferencia hay entre las curaciones de
Jesús y los tratamientos médicos?
Damos gracias a Dios porque hay médicos que
se ocupan de nuestro bienestar. ¡Son una
dádiva de Dios! Ellos utilizan su intelecto y sus
dones, provistos por Dios, para proporcionar
alivio a sus pacientes. Jesús no hizo uso de la
medicina o la cirugía. Curaba directamente con
su poder divino.

2. ¿En qué se manifiesta que las curaciones de Jesús
exceden lo que hace la profesión médica?
La obra de Jesús está basada en su poder divino. No
está sujeto tampoco a las limitaciones que restringen a
los trabajadores de la medicina. Existen enfermedades
y daños que no pueden ser curados mediante las
técnicas médicas. El obstáculo mayor es el de la
muerte. Pese a todos los adelantos de la medicina, los
humanos no podemos hacer volver a la vida un
cuerpo muerto. Sin embargo, esto es exactamente lo
que Jesús hizo en el milagro que hoy estudiaremos.
Nada hay por encima del poder de Jesús, ni siquiera la
muerte.

Informese

Juan 11:1-6
Estaba entonces enfermo uno llamado Lázaro, de
Betania, la aldea de María y de Marta su hermana.
(María, cuyo hermano Lázaro estaba enfermo, era la
que ungió al Señor con ungüento, y enjugó sus pies
con sus cabellos.) Enviaron, pues, sus hermanas a Él,
diciendo: Señor, he aquí el que amas está enfermo. Y
oyéndolo Jesús, dijo: Esta enfermedad no es para
muerte, sino para la gloria de Dios, para que el Hijo
de Dios sea glorificado por ella. Y amaba Jesús a
Marta, y a su hermana, y a Lázaro. Cuando oyó, pues,
que estaba enfermo, se quedó aún dos días en el
mismo lugar donde estaba.

1. Algunos milagros de Jesús fueron hechos a favor de
extraños. ¿Qué clase de relación mantenía Jesús con
lázaro y sus hermanas?
Jesús conocía muy bien a esta familia. Juan nos
recuerda en el versículo 2 que María había ungido los
pies de Jesús con perfume y los había secado con sus
cabellos (Juan 12:3). Quizá recordemos también la
ocasión en que Jesús estuvo de visita en casa de ellos
y María estuvo a los pies de Jesús escuchando sus
palabras
mientras Marta se ocupaba de los
quehaceres de la casa (Lucas 10:38-42). Lo mas
importante en el caso de este milagro, sin embargo,
fue que Jesús amaba a esta familia (versículo 5).

Juan 11:7-17
Luego, después de esto, dijo a sus discípulos: Vamos a Judea
otra vez. Sus discípulos le dijeron: Rabí, ahora procuraban los
judíos apedrearte, ¿y otra vez vas allá? Respondió Jesús: ¿No
tiene el día doce horas? Si alguien anda de día, no tropieza,
porque ve la luz de este mundo. Pero si alguien anda de noche,
tropieza, porque no hay luz en él. Estas cosas dijo Él; y después
de esto les dijo: Nuestro amigo Lázaro duerme; mas yo voy a
despertarle del sueño. Dijeron entonces sus discípulos: Señor,
si duerme, sano estará. Pero esto decía Jesús de su muerte; y
ellos pensaban que hablaba del reposar del sueño. Y entonces
Jesús les dijo claramente: Lázaro ha muerto; y me alegro por
vosotros, que yo no haya estado allí, para que creáis; mas vamos
a él. Dijo entonces Tomás, llamado el Dídimo, a sus
condiscípulos: Vamos también nosotros, para que muramos
con él. Vino, pues, Jesús, y halló que hacía ya cuatro días que él
estaba en el sepulcro.

2. ¿Qué actitud sorprendente tomó Jesús cuando oyó
que Lázaro estaba enfermo? ¿Cuándo inició una
acción al respecto? ¿En qué se nota en las palabras de
Jesús que sabía lo que haría?
Jesús amaba a Lázaro, pero esperó dos días en ir
después de haberse enterado que estaba enfermo.
Jesús entró en acción después de la muerte de Lázaro.
Pero sus palabras dan a entender que estaba al tanto
de lo que sucedía. Nadie, fuera de Jesús, sabía que
Lázaro había muerto. Con anticipación les dijo a sus
discípulos que despertará a Lázaro del sueño de la
muerte. En tanto que podría haber sanado
simplemente a Lázaro de su enfermedad, prefirió
realizar un milagro más grande sún –resucitarlo de los
muertos– para que mediante este milagro más
personas llegasen a creer.

Juan 11:18-27
Y Betania estaba cerca de Jerusalén como a quince estadios. Y
muchos de los judíos habían venido a Marta y a María, para
consolarlas por su hermano. Entonces Marta, cuando oyó que
Jesús venía, salió a encontrarle; pero María se quedó sentada en
casa. Y Marta dijo a Jesús: Señor, si hubieses estado aquí, mi
hermano no habría muerto. Pero también sé ahora que todo lo
que pidieres a Dios, Dios te lo dará. Jesús le dijo: Tu hermano
resucitará. Le dijo Marta: Yo sé que resucitará en la
resurrección, en el día postrero. Jesús le dijo: Yo soy la
resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto,
vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá
eternamente. ¿Crees esto? Ella le dijo: Sí, Señor, yo creo que tú
eres el Cristo, el Hijo de Dios que había de venir al mundo.

3. Cuando Jesús llegó a Betania, ¿qué le dijo Marta?
¿Qué nos revelan sus palabras?
Podría parecernos como que Marta culpó a Jesús por
no llegar a tiempo. Si hubiese estado allí, Lázaro no
hubiera muerto. Sin embargo, Marta no había perdido
la esperanza. Sus palabras muestran que sabía quien
era Jesús y de que era capaz su poder. Si Jesús hubiese
estado allí, podría haber sanado a Lázaro. Pero aun
ahora, dijo ella, Dios hará lo que Jesús le pida.
Confiaba que Jesús todavía podría hacer un milagro.
De sus palabras del versículo 24, sin embargo, podría
concluirse que esperaba un milagro futuro, no una
resurrección inmediata en ese día. De la mayor
importancia son las palabras de Marta: “yo creo que tú
eres el Cristo, el Hijo de Dios.” Ella creyó que Jesús
podría realizar un milagro, porque sabía quien era.

4. ¿Qué respondió Jesús cuando Marta habló de
la resurrección? ¿Qué nos dicen sus palabras?
Marta tenía puesta la mente en la resurrección
del fin del tiempo, pero Jesús la ubica en el
presente. “Yo soy la resurrección y la vida.”
¡Gracias a Jesús habrá una gran resurrección el
día del juicio final! El Salvador que un día
habrá de resucitar a todos los muertos, traerá a
Lázaro de vuelta a la vida.

Al dirigirse a Marta en esta historia, Jesús le
dice: “Yo soy la resurrección y la vida.” Estas
palabras de consuelo son incluso más
maravillosas de lo que pueden parecer al
principio. Los judíos estaban al tanto de que
Dios había dicho a Moisés que su nombre era
“YO SOY” (Exodo 3:14). Por esto, los judíos
piadosos nunca decían directamente “yo soy” al
referirse a ellos mismos. No querían dar por
sobreentendido que fueran Dios. Pero Jesús
usó esas palabras. Dijo: “Yo soy la resurrección
y la vida.” Jesús no solo le dijo a Marta que
tenía poder sobre la muerte, sino también que
era (y sigue siendo) Dios.

Juan 11:28-37
Y habiendo dicho esto, fue y llamó en secreto a María su
hermana, diciendo: El Maestro está aquí y te llama. Ella,
oyéndolo, se levantó aprisa y vino a Él; Porque Jesús aún no
había llegado a la aldea, sino que estaba en aquel lugar donde
Marta le había encontrado. Entonces los judíos que estaban en
casa con ella y la consolaban, cuando vieron que María se
levantó aprisa y salió, la siguieron, diciendo: Va al sepulcro a
llorar allí. Y cuando María llegó a donde estaba Jesús, al verle,
se postró a sus pies, diciéndole: Señor, si hubieses estado aquí,
mi hermano no habría muerto. Jesús entonces, al verla
llorando, y a los judíos que habían venido con ella, también
llorando, se conmovió en espíritu y se turbó, y dijo: ¿Dónde le
pusisteis? Le dijeron: Señor, ven y ve. Jesús lloró. Dijeron
entonces los judíos: ¡Mirad cuánto le amaba! Y algunos de ellos
dijeron: ¿No podía Éste, que abrió los ojos al ciego, hacer
también que éste no muriera?

5. Mucha gente lloraba la pérdida de Lázaro.
¿Cuál fue la actitud de Jesús respecto de la
muerte de su amigo, al llegar al sepulcro?
Jesús lloró al llegar al sepulcro de Lázaro.
Quizá nos parezca extraño que llorara pese a
que sabía lo que habría de ocurrir
seguidamente. No debería sorprendernos.
Jesús es Dios, pero también es del todo
humano. Sintió tristeza por la muerte de su
querido amigo. ¿Podría haber algo mas natural
que llorar?

Juan 11:38-45
Y Jesús, conmoviéndose otra vez en sí mismo, vino al sepulcro.
Era una cueva, y tenía una piedra puesta encima. Dijo Jesús:
Quitad la piedra. Marta, la hermana del que había muerto, le
dijo: Señor, hiede ya, porque es de cuatro días. Jesús le dijo:
¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios? Entonces
quitaron la piedra de donde el muerto había sido puesto: Y
Jesús alzando sus ojos, dijo: Padre, gracias te doy que me has
oído. Yo sabía que siempre me oyes; pero lo dije por causa de
la gente que está alrededor, para que crean que tú me has
enviado. Y habiendo dicho esto, clamó a gran voz: ¡Lázaro, ven
fuera! Y el que había muerto salió, atadas las manos y los pies
con vendas; y su rostro estaba envuelto en un sudario. Jesús les
dijo: Desatadle, y dejadle ir. Entonces muchos de los judíos que
habían venido a María, y habían visto lo que hizo Jesús,
creyeron en Él.

6. ¿Qué cosa extraña pidió Jesús junto al sepulcro? ¿Por
qué objetó Marta?
Jesús pidió que quitasen la piedra que tapaba la
entrada al sepulcro. Esto tiene sentido para nosotros
que sabemos lo que Jesús haría, pero para los que allí
se encontraban fue chocante. Imagínese como
reaccionaría alguien hoy si pretendiéramos exhumar
el ataud de un amigo. Marta expresó su preocupación
sin delicadeza. Ya llevaba en la tumba cuatro días. Su
cadaver ya debia de oler mal. Quizá pensó que Jesús
sencillamente quería ver el cuerpo. Jesús sin embargo,
sabía lo que iba a hacer, realizar un milagro.

7. Jesús no se dejó disuadir. Los persuadió a que
quitasen la piedra. ¿Qué hizo entonces? ¿De
qué manera realizó este milagro?
Jesús, en primer lugar, oró con voz audible a su
Padre, y después con voz fuerte ordenó a
Lázaro a salir fuera. Éste salió del sepulcro
dando traspies, aún envuelto en paños
mortuorios. Sus brazos y piernas estaban
vendadas, y su rostro cubierto con un sudario,
pero consiguió salir del sepulcro. Siendo que
Jesús lo había llamado, nada podía impedir que
Lázaro saliera fuera.

8. ¿Cuál fue la reacción de la gente al ver este
milagro tan maravilloso?
Si bien deben haber estado maravillados por lo
que veían, Juan nos da a conocer la reacción
más importante. Muchos de los que vieron este
milagro, creyeron en Jesús. Vieron su poder y
se dieron cuenta de que solo Dios pudo haber
hecho semejante cosa. El poder que Jesús
demostró tener sobre la muerte, fue para ellos
una prueba de su identidad.

Relacione

1. Jesús aún sabiendo lo que haría, lloró al llegar al
sepulcro de Lázaro. ¿Qué aprendemos de esto
respecto a nuestra reacción ante la muerte?
La tristeza es una reacción humana normal ante la
muerte. Jesús sabía que en breves instantes Lázaro
estaría nuevamente vivo, pero aun así lloró frente al
sepulcro. Los cristianos creemos en la resurrección de
los muertos, pero eso no quiere decir que no sentimos
pesar o tristeza cuando muere uno de nuestros seres
queridos. Sabemos que los veremos nuevamente,
¡pero los extrañamos ahora! No tenemos porque estar
evergonzados o desconcertados cuando sentimos
tristeza. Hasta nuestro Salvador sintió pesar por su
amigo.

2. Pareció que Jesús había llegado demasiado tarde a
Betania para poder ayudar a Lázaro. Pero sorprendió
a todos al resucitar al muerto. ¿Qué significado tiene
para nosotros ese poder de Jesús?
Jesús resucitó a Lázaro de los muertos, probando así
que nada es imposible para Dios. Incluso la muerte
no pudo impedir el amor de nuestro Salvador.
Aunque no habremos de ver constantemente milagros
como este en nuestra vida en esta tierra, sabemos sin
embargo que Jesús es Señor, y que él tendrá cuidado
de nosotros y nos protegerá para siempre. Nada hay
que él no pueda hacer, y nada puede ni podrá
separarnos de su amor, ni aún la muerte.

3. No todos los que oyeron de este milagro quedaron
complacidos. Cuanto más la gente creía en Jesús,
tanto más comenzaron a oponérsele los dirigentes
judíos. Hasta comenzaron a conspirar para matarlo
(versículo 53). Había algo en Jesús que ellos no
llegaban a ver. ¿Qué era?
Había tantas cosas que ellos no comprendían acerca
de Jesús. No entendieron que aquel que resucitó a
Lázaro de los muertos no podía ser derrotado por la
muerte. Podían matar a Jesús, pero no podrían
impedir que resucitara de los muertos. El sumo
sacerdote dijo que era mejor que Jesús muriera, y no
que pereciese toda la nación (v.50), pero no podía
comprender que la muerte de Jesús obraría lo
opuesto: obtener perdón y salvación para el mundo
entero. Estaban atemorizados por este milagro y no
comprendieron que la mayor resurrección aun estaba
por venir.

Perciba

Nosotros, en la actualidad, visitamos las tumbas
de nuestros seres queridos –y nuestros seres
queridos algún día irán a visitar nuestra tumba–
pero cuando nos vamos, los cuerpos de los que
fuimos a visitar quedan en la tumba. Es posible
que deseemos que el milagro de Lázaro se
repitiera, pero no llegamos a ver tal dramático
evento. ¿Cuál es nuestra esperanza frente a la
muerte?

Cuando asistimos a los funerales no vemos
resurrecciones como la que obró Jesús, pero
conocemos la realidad del poder de Dios.
Confesamos, junto con Marta, que nuestros seres
queridos resucitarán en el día final (v.24). Sabemos
que esto es verdad, porque Jesús es la resurrección y
la vida. Precisamente así como ordenó a Lázaro que
saliera del sepulcro ese día, así también en el día final
nos llamará a salir de nuestras tumbas, y resucitaremos
para vivir con él para siempre. La muerte y el sepulcro
no pudieron sujetar a Jesús. Y no podrán evitar
tampoco que él nos resucite para estar junto a él por
toda la eternidad.

La Resurrección de Lázaro
(Juan 11:1-45)


Slide 5

La Resurrección de Lázaro
(Juan 11:1-45)

Enfoque

Leyendo los cuatro evangelios, encontramos
testimonios del poder milagroso de Jesús. En
muchos de sus milagros, vemos a Jesús sanando
enfermedades terribles. Hay quienes pretenden
explicarlos por la via de lo natural. “las
curaciones fueron milagrosas, pero la ciencia
médica moderna también lo es.” Los medicos
pueden curar la misma clase de enfermedades
que Jesús curó.” ¿Qué podemos responder a
esta clase de comentarios?

1. ¿Qué diferencia hay entre las curaciones de
Jesús y los tratamientos médicos?
Damos gracias a Dios porque hay médicos que
se ocupan de nuestro bienestar. ¡Son una
dádiva de Dios! Ellos utilizan su intelecto y sus
dones, provistos por Dios, para proporcionar
alivio a sus pacientes. Jesús no hizo uso de la
medicina o la cirugía. Curaba directamente con
su poder divino.

2. ¿En qué se manifiesta que las curaciones de Jesús
exceden lo que hace la profesión médica?
La obra de Jesús está basada en su poder divino. No
está sujeto tampoco a las limitaciones que restringen a
los trabajadores de la medicina. Existen enfermedades
y daños que no pueden ser curados mediante las
técnicas médicas. El obstáculo mayor es el de la
muerte. Pese a todos los adelantos de la medicina, los
humanos no podemos hacer volver a la vida un
cuerpo muerto. Sin embargo, esto es exactamente lo
que Jesús hizo en el milagro que hoy estudiaremos.
Nada hay por encima del poder de Jesús, ni siquiera la
muerte.

Informese

Juan 11:1-6
Estaba entonces enfermo uno llamado Lázaro, de
Betania, la aldea de María y de Marta su hermana.
(María, cuyo hermano Lázaro estaba enfermo, era la
que ungió al Señor con ungüento, y enjugó sus pies
con sus cabellos.) Enviaron, pues, sus hermanas a Él,
diciendo: Señor, he aquí el que amas está enfermo. Y
oyéndolo Jesús, dijo: Esta enfermedad no es para
muerte, sino para la gloria de Dios, para que el Hijo
de Dios sea glorificado por ella. Y amaba Jesús a
Marta, y a su hermana, y a Lázaro. Cuando oyó, pues,
que estaba enfermo, se quedó aún dos días en el
mismo lugar donde estaba.

1. Algunos milagros de Jesús fueron hechos a favor de
extraños. ¿Qué clase de relación mantenía Jesús con
lázaro y sus hermanas?
Jesús conocía muy bien a esta familia. Juan nos
recuerda en el versículo 2 que María había ungido los
pies de Jesús con perfume y los había secado con sus
cabellos (Juan 12:3). Quizá recordemos también la
ocasión en que Jesús estuvo de visita en casa de ellos
y María estuvo a los pies de Jesús escuchando sus
palabras
mientras Marta se ocupaba de los
quehaceres de la casa (Lucas 10:38-42). Lo mas
importante en el caso de este milagro, sin embargo,
fue que Jesús amaba a esta familia (versículo 5).

Juan 11:7-17
Luego, después de esto, dijo a sus discípulos: Vamos a Judea
otra vez. Sus discípulos le dijeron: Rabí, ahora procuraban los
judíos apedrearte, ¿y otra vez vas allá? Respondió Jesús: ¿No
tiene el día doce horas? Si alguien anda de día, no tropieza,
porque ve la luz de este mundo. Pero si alguien anda de noche,
tropieza, porque no hay luz en él. Estas cosas dijo Él; y después
de esto les dijo: Nuestro amigo Lázaro duerme; mas yo voy a
despertarle del sueño. Dijeron entonces sus discípulos: Señor,
si duerme, sano estará. Pero esto decía Jesús de su muerte; y
ellos pensaban que hablaba del reposar del sueño. Y entonces
Jesús les dijo claramente: Lázaro ha muerto; y me alegro por
vosotros, que yo no haya estado allí, para que creáis; mas vamos
a él. Dijo entonces Tomás, llamado el Dídimo, a sus
condiscípulos: Vamos también nosotros, para que muramos
con él. Vino, pues, Jesús, y halló que hacía ya cuatro días que él
estaba en el sepulcro.

2. ¿Qué actitud sorprendente tomó Jesús cuando oyó
que Lázaro estaba enfermo? ¿Cuándo inició una
acción al respecto? ¿En qué se nota en las palabras de
Jesús que sabía lo que haría?
Jesús amaba a Lázaro, pero esperó dos días en ir
después de haberse enterado que estaba enfermo.
Jesús entró en acción después de la muerte de Lázaro.
Pero sus palabras dan a entender que estaba al tanto
de lo que sucedía. Nadie, fuera de Jesús, sabía que
Lázaro había muerto. Con anticipación les dijo a sus
discípulos que despertará a Lázaro del sueño de la
muerte. En tanto que podría haber sanado
simplemente a Lázaro de su enfermedad, prefirió
realizar un milagro más grande sún –resucitarlo de los
muertos– para que mediante este milagro más
personas llegasen a creer.

Juan 11:18-27
Y Betania estaba cerca de Jerusalén como a quince estadios. Y
muchos de los judíos habían venido a Marta y a María, para
consolarlas por su hermano. Entonces Marta, cuando oyó que
Jesús venía, salió a encontrarle; pero María se quedó sentada en
casa. Y Marta dijo a Jesús: Señor, si hubieses estado aquí, mi
hermano no habría muerto. Pero también sé ahora que todo lo
que pidieres a Dios, Dios te lo dará. Jesús le dijo: Tu hermano
resucitará. Le dijo Marta: Yo sé que resucitará en la
resurrección, en el día postrero. Jesús le dijo: Yo soy la
resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto,
vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá
eternamente. ¿Crees esto? Ella le dijo: Sí, Señor, yo creo que tú
eres el Cristo, el Hijo de Dios que había de venir al mundo.

3. Cuando Jesús llegó a Betania, ¿qué le dijo Marta?
¿Qué nos revelan sus palabras?
Podría parecernos como que Marta culpó a Jesús por
no llegar a tiempo. Si hubiese estado allí, Lázaro no
hubiera muerto. Sin embargo, Marta no había perdido
la esperanza. Sus palabras muestran que sabía quien
era Jesús y de que era capaz su poder. Si Jesús hubiese
estado allí, podría haber sanado a Lázaro. Pero aun
ahora, dijo ella, Dios hará lo que Jesús le pida.
Confiaba que Jesús todavía podría hacer un milagro.
De sus palabras del versículo 24, sin embargo, podría
concluirse que esperaba un milagro futuro, no una
resurrección inmediata en ese día. De la mayor
importancia son las palabras de Marta: “yo creo que tú
eres el Cristo, el Hijo de Dios.” Ella creyó que Jesús
podría realizar un milagro, porque sabía quien era.

4. ¿Qué respondió Jesús cuando Marta habló de
la resurrección? ¿Qué nos dicen sus palabras?
Marta tenía puesta la mente en la resurrección
del fin del tiempo, pero Jesús la ubica en el
presente. “Yo soy la resurrección y la vida.”
¡Gracias a Jesús habrá una gran resurrección el
día del juicio final! El Salvador que un día
habrá de resucitar a todos los muertos, traerá a
Lázaro de vuelta a la vida.

Al dirigirse a Marta en esta historia, Jesús le
dice: “Yo soy la resurrección y la vida.” Estas
palabras de consuelo son incluso más
maravillosas de lo que pueden parecer al
principio. Los judíos estaban al tanto de que
Dios había dicho a Moisés que su nombre era
“YO SOY” (Exodo 3:14). Por esto, los judíos
piadosos nunca decían directamente “yo soy” al
referirse a ellos mismos. No querían dar por
sobreentendido que fueran Dios. Pero Jesús
usó esas palabras. Dijo: “Yo soy la resurrección
y la vida.” Jesús no solo le dijo a Marta que
tenía poder sobre la muerte, sino también que
era (y sigue siendo) Dios.

Juan 11:28-37
Y habiendo dicho esto, fue y llamó en secreto a María su
hermana, diciendo: El Maestro está aquí y te llama. Ella,
oyéndolo, se levantó aprisa y vino a Él; Porque Jesús aún no
había llegado a la aldea, sino que estaba en aquel lugar donde
Marta le había encontrado. Entonces los judíos que estaban en
casa con ella y la consolaban, cuando vieron que María se
levantó aprisa y salió, la siguieron, diciendo: Va al sepulcro a
llorar allí. Y cuando María llegó a donde estaba Jesús, al verle,
se postró a sus pies, diciéndole: Señor, si hubieses estado aquí,
mi hermano no habría muerto. Jesús entonces, al verla
llorando, y a los judíos que habían venido con ella, también
llorando, se conmovió en espíritu y se turbó, y dijo: ¿Dónde le
pusisteis? Le dijeron: Señor, ven y ve. Jesús lloró. Dijeron
entonces los judíos: ¡Mirad cuánto le amaba! Y algunos de ellos
dijeron: ¿No podía Éste, que abrió los ojos al ciego, hacer
también que éste no muriera?

5. Mucha gente lloraba la pérdida de Lázaro.
¿Cuál fue la actitud de Jesús respecto de la
muerte de su amigo, al llegar al sepulcro?
Jesús lloró al llegar al sepulcro de Lázaro.
Quizá nos parezca extraño que llorara pese a
que sabía lo que habría de ocurrir
seguidamente. No debería sorprendernos.
Jesús es Dios, pero también es del todo
humano. Sintió tristeza por la muerte de su
querido amigo. ¿Podría haber algo mas natural
que llorar?

Juan 11:38-45
Y Jesús, conmoviéndose otra vez en sí mismo, vino al sepulcro.
Era una cueva, y tenía una piedra puesta encima. Dijo Jesús:
Quitad la piedra. Marta, la hermana del que había muerto, le
dijo: Señor, hiede ya, porque es de cuatro días. Jesús le dijo:
¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios? Entonces
quitaron la piedra de donde el muerto había sido puesto: Y
Jesús alzando sus ojos, dijo: Padre, gracias te doy que me has
oído. Yo sabía que siempre me oyes; pero lo dije por causa de
la gente que está alrededor, para que crean que tú me has
enviado. Y habiendo dicho esto, clamó a gran voz: ¡Lázaro, ven
fuera! Y el que había muerto salió, atadas las manos y los pies
con vendas; y su rostro estaba envuelto en un sudario. Jesús les
dijo: Desatadle, y dejadle ir. Entonces muchos de los judíos que
habían venido a María, y habían visto lo que hizo Jesús,
creyeron en Él.

6. ¿Qué cosa extraña pidió Jesús junto al sepulcro? ¿Por
qué objetó Marta?
Jesús pidió que quitasen la piedra que tapaba la
entrada al sepulcro. Esto tiene sentido para nosotros
que sabemos lo que Jesús haría, pero para los que allí
se encontraban fue chocante. Imagínese como
reaccionaría alguien hoy si pretendiéramos exhumar
el ataud de un amigo. Marta expresó su preocupación
sin delicadeza. Ya llevaba en la tumba cuatro días. Su
cadaver ya debia de oler mal. Quizá pensó que Jesús
sencillamente quería ver el cuerpo. Jesús sin embargo,
sabía lo que iba a hacer, realizar un milagro.

7. Jesús no se dejó disuadir. Los persuadió a que
quitasen la piedra. ¿Qué hizo entonces? ¿De
qué manera realizó este milagro?
Jesús, en primer lugar, oró con voz audible a su
Padre, y después con voz fuerte ordenó a
Lázaro a salir fuera. Éste salió del sepulcro
dando traspies, aún envuelto en paños
mortuorios. Sus brazos y piernas estaban
vendadas, y su rostro cubierto con un sudario,
pero consiguió salir del sepulcro. Siendo que
Jesús lo había llamado, nada podía impedir que
Lázaro saliera fuera.

8. ¿Cuál fue la reacción de la gente al ver este
milagro tan maravilloso?
Si bien deben haber estado maravillados por lo
que veían, Juan nos da a conocer la reacción
más importante. Muchos de los que vieron este
milagro, creyeron en Jesús. Vieron su poder y
se dieron cuenta de que solo Dios pudo haber
hecho semejante cosa. El poder que Jesús
demostró tener sobre la muerte, fue para ellos
una prueba de su identidad.

Relacione

1. Jesús aún sabiendo lo que haría, lloró al llegar al
sepulcro de Lázaro. ¿Qué aprendemos de esto
respecto a nuestra reacción ante la muerte?
La tristeza es una reacción humana normal ante la
muerte. Jesús sabía que en breves instantes Lázaro
estaría nuevamente vivo, pero aun así lloró frente al
sepulcro. Los cristianos creemos en la resurrección de
los muertos, pero eso no quiere decir que no sentimos
pesar o tristeza cuando muere uno de nuestros seres
queridos. Sabemos que los veremos nuevamente,
¡pero los extrañamos ahora! No tenemos porque estar
evergonzados o desconcertados cuando sentimos
tristeza. Hasta nuestro Salvador sintió pesar por su
amigo.

2. Pareció que Jesús había llegado demasiado tarde a
Betania para poder ayudar a Lázaro. Pero sorprendió
a todos al resucitar al muerto. ¿Qué significado tiene
para nosotros ese poder de Jesús?
Jesús resucitó a Lázaro de los muertos, probando así
que nada es imposible para Dios. Incluso la muerte
no pudo impedir el amor de nuestro Salvador.
Aunque no habremos de ver constantemente milagros
como este en nuestra vida en esta tierra, sabemos sin
embargo que Jesús es Señor, y que él tendrá cuidado
de nosotros y nos protegerá para siempre. Nada hay
que él no pueda hacer, y nada puede ni podrá
separarnos de su amor, ni aún la muerte.

3. No todos los que oyeron de este milagro quedaron
complacidos. Cuanto más la gente creía en Jesús,
tanto más comenzaron a oponérsele los dirigentes
judíos. Hasta comenzaron a conspirar para matarlo
(versículo 53). Había algo en Jesús que ellos no
llegaban a ver. ¿Qué era?
Había tantas cosas que ellos no comprendían acerca
de Jesús. No entendieron que aquel que resucitó a
Lázaro de los muertos no podía ser derrotado por la
muerte. Podían matar a Jesús, pero no podrían
impedir que resucitara de los muertos. El sumo
sacerdote dijo que era mejor que Jesús muriera, y no
que pereciese toda la nación (v.50), pero no podía
comprender que la muerte de Jesús obraría lo
opuesto: obtener perdón y salvación para el mundo
entero. Estaban atemorizados por este milagro y no
comprendieron que la mayor resurrección aun estaba
por venir.

Perciba

Nosotros, en la actualidad, visitamos las tumbas
de nuestros seres queridos –y nuestros seres
queridos algún día irán a visitar nuestra tumba–
pero cuando nos vamos, los cuerpos de los que
fuimos a visitar quedan en la tumba. Es posible
que deseemos que el milagro de Lázaro se
repitiera, pero no llegamos a ver tal dramático
evento. ¿Cuál es nuestra esperanza frente a la
muerte?

Cuando asistimos a los funerales no vemos
resurrecciones como la que obró Jesús, pero
conocemos la realidad del poder de Dios.
Confesamos, junto con Marta, que nuestros seres
queridos resucitarán en el día final (v.24). Sabemos
que esto es verdad, porque Jesús es la resurrección y
la vida. Precisamente así como ordenó a Lázaro que
saliera del sepulcro ese día, así también en el día final
nos llamará a salir de nuestras tumbas, y resucitaremos
para vivir con él para siempre. La muerte y el sepulcro
no pudieron sujetar a Jesús. Y no podrán evitar
tampoco que él nos resucite para estar junto a él por
toda la eternidad.

La Resurrección de Lázaro
(Juan 11:1-45)


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La Resurrección de Lázaro
(Juan 11:1-45)

Enfoque

Leyendo los cuatro evangelios, encontramos
testimonios del poder milagroso de Jesús. En
muchos de sus milagros, vemos a Jesús sanando
enfermedades terribles. Hay quienes pretenden
explicarlos por la via de lo natural. “las
curaciones fueron milagrosas, pero la ciencia
médica moderna también lo es.” Los medicos
pueden curar la misma clase de enfermedades
que Jesús curó.” ¿Qué podemos responder a
esta clase de comentarios?

1. ¿Qué diferencia hay entre las curaciones de
Jesús y los tratamientos médicos?
Damos gracias a Dios porque hay médicos que
se ocupan de nuestro bienestar. ¡Son una
dádiva de Dios! Ellos utilizan su intelecto y sus
dones, provistos por Dios, para proporcionar
alivio a sus pacientes. Jesús no hizo uso de la
medicina o la cirugía. Curaba directamente con
su poder divino.

2. ¿En qué se manifiesta que las curaciones de Jesús
exceden lo que hace la profesión médica?
La obra de Jesús está basada en su poder divino. No
está sujeto tampoco a las limitaciones que restringen a
los trabajadores de la medicina. Existen enfermedades
y daños que no pueden ser curados mediante las
técnicas médicas. El obstáculo mayor es el de la
muerte. Pese a todos los adelantos de la medicina, los
humanos no podemos hacer volver a la vida un
cuerpo muerto. Sin embargo, esto es exactamente lo
que Jesús hizo en el milagro que hoy estudiaremos.
Nada hay por encima del poder de Jesús, ni siquiera la
muerte.

Informese

Juan 11:1-6
Estaba entonces enfermo uno llamado Lázaro, de
Betania, la aldea de María y de Marta su hermana.
(María, cuyo hermano Lázaro estaba enfermo, era la
que ungió al Señor con ungüento, y enjugó sus pies
con sus cabellos.) Enviaron, pues, sus hermanas a Él,
diciendo: Señor, he aquí el que amas está enfermo. Y
oyéndolo Jesús, dijo: Esta enfermedad no es para
muerte, sino para la gloria de Dios, para que el Hijo
de Dios sea glorificado por ella. Y amaba Jesús a
Marta, y a su hermana, y a Lázaro. Cuando oyó, pues,
que estaba enfermo, se quedó aún dos días en el
mismo lugar donde estaba.

1. Algunos milagros de Jesús fueron hechos a favor de
extraños. ¿Qué clase de relación mantenía Jesús con
lázaro y sus hermanas?
Jesús conocía muy bien a esta familia. Juan nos
recuerda en el versículo 2 que María había ungido los
pies de Jesús con perfume y los había secado con sus
cabellos (Juan 12:3). Quizá recordemos también la
ocasión en que Jesús estuvo de visita en casa de ellos
y María estuvo a los pies de Jesús escuchando sus
palabras
mientras Marta se ocupaba de los
quehaceres de la casa (Lucas 10:38-42). Lo mas
importante en el caso de este milagro, sin embargo,
fue que Jesús amaba a esta familia (versículo 5).

Juan 11:7-17
Luego, después de esto, dijo a sus discípulos: Vamos a Judea
otra vez. Sus discípulos le dijeron: Rabí, ahora procuraban los
judíos apedrearte, ¿y otra vez vas allá? Respondió Jesús: ¿No
tiene el día doce horas? Si alguien anda de día, no tropieza,
porque ve la luz de este mundo. Pero si alguien anda de noche,
tropieza, porque no hay luz en él. Estas cosas dijo Él; y después
de esto les dijo: Nuestro amigo Lázaro duerme; mas yo voy a
despertarle del sueño. Dijeron entonces sus discípulos: Señor,
si duerme, sano estará. Pero esto decía Jesús de su muerte; y
ellos pensaban que hablaba del reposar del sueño. Y entonces
Jesús les dijo claramente: Lázaro ha muerto; y me alegro por
vosotros, que yo no haya estado allí, para que creáis; mas vamos
a él. Dijo entonces Tomás, llamado el Dídimo, a sus
condiscípulos: Vamos también nosotros, para que muramos
con él. Vino, pues, Jesús, y halló que hacía ya cuatro días que él
estaba en el sepulcro.

2. ¿Qué actitud sorprendente tomó Jesús cuando oyó
que Lázaro estaba enfermo? ¿Cuándo inició una
acción al respecto? ¿En qué se nota en las palabras de
Jesús que sabía lo que haría?
Jesús amaba a Lázaro, pero esperó dos días en ir
después de haberse enterado que estaba enfermo.
Jesús entró en acción después de la muerte de Lázaro.
Pero sus palabras dan a entender que estaba al tanto
de lo que sucedía. Nadie, fuera de Jesús, sabía que
Lázaro había muerto. Con anticipación les dijo a sus
discípulos que despertará a Lázaro del sueño de la
muerte. En tanto que podría haber sanado
simplemente a Lázaro de su enfermedad, prefirió
realizar un milagro más grande sún –resucitarlo de los
muertos– para que mediante este milagro más
personas llegasen a creer.

Juan 11:18-27
Y Betania estaba cerca de Jerusalén como a quince estadios. Y
muchos de los judíos habían venido a Marta y a María, para
consolarlas por su hermano. Entonces Marta, cuando oyó que
Jesús venía, salió a encontrarle; pero María se quedó sentada en
casa. Y Marta dijo a Jesús: Señor, si hubieses estado aquí, mi
hermano no habría muerto. Pero también sé ahora que todo lo
que pidieres a Dios, Dios te lo dará. Jesús le dijo: Tu hermano
resucitará. Le dijo Marta: Yo sé que resucitará en la
resurrección, en el día postrero. Jesús le dijo: Yo soy la
resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto,
vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá
eternamente. ¿Crees esto? Ella le dijo: Sí, Señor, yo creo que tú
eres el Cristo, el Hijo de Dios que había de venir al mundo.

3. Cuando Jesús llegó a Betania, ¿qué le dijo Marta?
¿Qué nos revelan sus palabras?
Podría parecernos como que Marta culpó a Jesús por
no llegar a tiempo. Si hubiese estado allí, Lázaro no
hubiera muerto. Sin embargo, Marta no había perdido
la esperanza. Sus palabras muestran que sabía quien
era Jesús y de que era capaz su poder. Si Jesús hubiese
estado allí, podría haber sanado a Lázaro. Pero aun
ahora, dijo ella, Dios hará lo que Jesús le pida.
Confiaba que Jesús todavía podría hacer un milagro.
De sus palabras del versículo 24, sin embargo, podría
concluirse que esperaba un milagro futuro, no una
resurrección inmediata en ese día. De la mayor
importancia son las palabras de Marta: “yo creo que tú
eres el Cristo, el Hijo de Dios.” Ella creyó que Jesús
podría realizar un milagro, porque sabía quien era.

4. ¿Qué respondió Jesús cuando Marta habló de
la resurrección? ¿Qué nos dicen sus palabras?
Marta tenía puesta la mente en la resurrección
del fin del tiempo, pero Jesús la ubica en el
presente. “Yo soy la resurrección y la vida.”
¡Gracias a Jesús habrá una gran resurrección el
día del juicio final! El Salvador que un día
habrá de resucitar a todos los muertos, traerá a
Lázaro de vuelta a la vida.

Al dirigirse a Marta en esta historia, Jesús le
dice: “Yo soy la resurrección y la vida.” Estas
palabras de consuelo son incluso más
maravillosas de lo que pueden parecer al
principio. Los judíos estaban al tanto de que
Dios había dicho a Moisés que su nombre era
“YO SOY” (Exodo 3:14). Por esto, los judíos
piadosos nunca decían directamente “yo soy” al
referirse a ellos mismos. No querían dar por
sobreentendido que fueran Dios. Pero Jesús
usó esas palabras. Dijo: “Yo soy la resurrección
y la vida.” Jesús no solo le dijo a Marta que
tenía poder sobre la muerte, sino también que
era (y sigue siendo) Dios.

Juan 11:28-37
Y habiendo dicho esto, fue y llamó en secreto a María su
hermana, diciendo: El Maestro está aquí y te llama. Ella,
oyéndolo, se levantó aprisa y vino a Él; Porque Jesús aún no
había llegado a la aldea, sino que estaba en aquel lugar donde
Marta le había encontrado. Entonces los judíos que estaban en
casa con ella y la consolaban, cuando vieron que María se
levantó aprisa y salió, la siguieron, diciendo: Va al sepulcro a
llorar allí. Y cuando María llegó a donde estaba Jesús, al verle,
se postró a sus pies, diciéndole: Señor, si hubieses estado aquí,
mi hermano no habría muerto. Jesús entonces, al verla
llorando, y a los judíos que habían venido con ella, también
llorando, se conmovió en espíritu y se turbó, y dijo: ¿Dónde le
pusisteis? Le dijeron: Señor, ven y ve. Jesús lloró. Dijeron
entonces los judíos: ¡Mirad cuánto le amaba! Y algunos de ellos
dijeron: ¿No podía Éste, que abrió los ojos al ciego, hacer
también que éste no muriera?

5. Mucha gente lloraba la pérdida de Lázaro.
¿Cuál fue la actitud de Jesús respecto de la
muerte de su amigo, al llegar al sepulcro?
Jesús lloró al llegar al sepulcro de Lázaro.
Quizá nos parezca extraño que llorara pese a
que sabía lo que habría de ocurrir
seguidamente. No debería sorprendernos.
Jesús es Dios, pero también es del todo
humano. Sintió tristeza por la muerte de su
querido amigo. ¿Podría haber algo mas natural
que llorar?

Juan 11:38-45
Y Jesús, conmoviéndose otra vez en sí mismo, vino al sepulcro.
Era una cueva, y tenía una piedra puesta encima. Dijo Jesús:
Quitad la piedra. Marta, la hermana del que había muerto, le
dijo: Señor, hiede ya, porque es de cuatro días. Jesús le dijo:
¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios? Entonces
quitaron la piedra de donde el muerto había sido puesto: Y
Jesús alzando sus ojos, dijo: Padre, gracias te doy que me has
oído. Yo sabía que siempre me oyes; pero lo dije por causa de
la gente que está alrededor, para que crean que tú me has
enviado. Y habiendo dicho esto, clamó a gran voz: ¡Lázaro, ven
fuera! Y el que había muerto salió, atadas las manos y los pies
con vendas; y su rostro estaba envuelto en un sudario. Jesús les
dijo: Desatadle, y dejadle ir. Entonces muchos de los judíos que
habían venido a María, y habían visto lo que hizo Jesús,
creyeron en Él.

6. ¿Qué cosa extraña pidió Jesús junto al sepulcro? ¿Por
qué objetó Marta?
Jesús pidió que quitasen la piedra que tapaba la
entrada al sepulcro. Esto tiene sentido para nosotros
que sabemos lo que Jesús haría, pero para los que allí
se encontraban fue chocante. Imagínese como
reaccionaría alguien hoy si pretendiéramos exhumar
el ataud de un amigo. Marta expresó su preocupación
sin delicadeza. Ya llevaba en la tumba cuatro días. Su
cadaver ya debia de oler mal. Quizá pensó que Jesús
sencillamente quería ver el cuerpo. Jesús sin embargo,
sabía lo que iba a hacer, realizar un milagro.

7. Jesús no se dejó disuadir. Los persuadió a que
quitasen la piedra. ¿Qué hizo entonces? ¿De
qué manera realizó este milagro?
Jesús, en primer lugar, oró con voz audible a su
Padre, y después con voz fuerte ordenó a
Lázaro a salir fuera. Éste salió del sepulcro
dando traspies, aún envuelto en paños
mortuorios. Sus brazos y piernas estaban
vendadas, y su rostro cubierto con un sudario,
pero consiguió salir del sepulcro. Siendo que
Jesús lo había llamado, nada podía impedir que
Lázaro saliera fuera.

8. ¿Cuál fue la reacción de la gente al ver este
milagro tan maravilloso?
Si bien deben haber estado maravillados por lo
que veían, Juan nos da a conocer la reacción
más importante. Muchos de los que vieron este
milagro, creyeron en Jesús. Vieron su poder y
se dieron cuenta de que solo Dios pudo haber
hecho semejante cosa. El poder que Jesús
demostró tener sobre la muerte, fue para ellos
una prueba de su identidad.

Relacione

1. Jesús aún sabiendo lo que haría, lloró al llegar al
sepulcro de Lázaro. ¿Qué aprendemos de esto
respecto a nuestra reacción ante la muerte?
La tristeza es una reacción humana normal ante la
muerte. Jesús sabía que en breves instantes Lázaro
estaría nuevamente vivo, pero aun así lloró frente al
sepulcro. Los cristianos creemos en la resurrección de
los muertos, pero eso no quiere decir que no sentimos
pesar o tristeza cuando muere uno de nuestros seres
queridos. Sabemos que los veremos nuevamente,
¡pero los extrañamos ahora! No tenemos porque estar
evergonzados o desconcertados cuando sentimos
tristeza. Hasta nuestro Salvador sintió pesar por su
amigo.

2. Pareció que Jesús había llegado demasiado tarde a
Betania para poder ayudar a Lázaro. Pero sorprendió
a todos al resucitar al muerto. ¿Qué significado tiene
para nosotros ese poder de Jesús?
Jesús resucitó a Lázaro de los muertos, probando así
que nada es imposible para Dios. Incluso la muerte
no pudo impedir el amor de nuestro Salvador.
Aunque no habremos de ver constantemente milagros
como este en nuestra vida en esta tierra, sabemos sin
embargo que Jesús es Señor, y que él tendrá cuidado
de nosotros y nos protegerá para siempre. Nada hay
que él no pueda hacer, y nada puede ni podrá
separarnos de su amor, ni aún la muerte.

3. No todos los que oyeron de este milagro quedaron
complacidos. Cuanto más la gente creía en Jesús,
tanto más comenzaron a oponérsele los dirigentes
judíos. Hasta comenzaron a conspirar para matarlo
(versículo 53). Había algo en Jesús que ellos no
llegaban a ver. ¿Qué era?
Había tantas cosas que ellos no comprendían acerca
de Jesús. No entendieron que aquel que resucitó a
Lázaro de los muertos no podía ser derrotado por la
muerte. Podían matar a Jesús, pero no podrían
impedir que resucitara de los muertos. El sumo
sacerdote dijo que era mejor que Jesús muriera, y no
que pereciese toda la nación (v.50), pero no podía
comprender que la muerte de Jesús obraría lo
opuesto: obtener perdón y salvación para el mundo
entero. Estaban atemorizados por este milagro y no
comprendieron que la mayor resurrección aun estaba
por venir.

Perciba

Nosotros, en la actualidad, visitamos las tumbas
de nuestros seres queridos –y nuestros seres
queridos algún día irán a visitar nuestra tumba–
pero cuando nos vamos, los cuerpos de los que
fuimos a visitar quedan en la tumba. Es posible
que deseemos que el milagro de Lázaro se
repitiera, pero no llegamos a ver tal dramático
evento. ¿Cuál es nuestra esperanza frente a la
muerte?

Cuando asistimos a los funerales no vemos
resurrecciones como la que obró Jesús, pero
conocemos la realidad del poder de Dios.
Confesamos, junto con Marta, que nuestros seres
queridos resucitarán en el día final (v.24). Sabemos
que esto es verdad, porque Jesús es la resurrección y
la vida. Precisamente así como ordenó a Lázaro que
saliera del sepulcro ese día, así también en el día final
nos llamará a salir de nuestras tumbas, y resucitaremos
para vivir con él para siempre. La muerte y el sepulcro
no pudieron sujetar a Jesús. Y no podrán evitar
tampoco que él nos resucite para estar junto a él por
toda la eternidad.

La Resurrección de Lázaro
(Juan 11:1-45)


Slide 7

La Resurrección de Lázaro
(Juan 11:1-45)

Enfoque

Leyendo los cuatro evangelios, encontramos
testimonios del poder milagroso de Jesús. En
muchos de sus milagros, vemos a Jesús sanando
enfermedades terribles. Hay quienes pretenden
explicarlos por la via de lo natural. “las
curaciones fueron milagrosas, pero la ciencia
médica moderna también lo es.” Los medicos
pueden curar la misma clase de enfermedades
que Jesús curó.” ¿Qué podemos responder a
esta clase de comentarios?

1. ¿Qué diferencia hay entre las curaciones de
Jesús y los tratamientos médicos?
Damos gracias a Dios porque hay médicos que
se ocupan de nuestro bienestar. ¡Son una
dádiva de Dios! Ellos utilizan su intelecto y sus
dones, provistos por Dios, para proporcionar
alivio a sus pacientes. Jesús no hizo uso de la
medicina o la cirugía. Curaba directamente con
su poder divino.

2. ¿En qué se manifiesta que las curaciones de Jesús
exceden lo que hace la profesión médica?
La obra de Jesús está basada en su poder divino. No
está sujeto tampoco a las limitaciones que restringen a
los trabajadores de la medicina. Existen enfermedades
y daños que no pueden ser curados mediante las
técnicas médicas. El obstáculo mayor es el de la
muerte. Pese a todos los adelantos de la medicina, los
humanos no podemos hacer volver a la vida un
cuerpo muerto. Sin embargo, esto es exactamente lo
que Jesús hizo en el milagro que hoy estudiaremos.
Nada hay por encima del poder de Jesús, ni siquiera la
muerte.

Informese

Juan 11:1-6
Estaba entonces enfermo uno llamado Lázaro, de
Betania, la aldea de María y de Marta su hermana.
(María, cuyo hermano Lázaro estaba enfermo, era la
que ungió al Señor con ungüento, y enjugó sus pies
con sus cabellos.) Enviaron, pues, sus hermanas a Él,
diciendo: Señor, he aquí el que amas está enfermo. Y
oyéndolo Jesús, dijo: Esta enfermedad no es para
muerte, sino para la gloria de Dios, para que el Hijo
de Dios sea glorificado por ella. Y amaba Jesús a
Marta, y a su hermana, y a Lázaro. Cuando oyó, pues,
que estaba enfermo, se quedó aún dos días en el
mismo lugar donde estaba.

1. Algunos milagros de Jesús fueron hechos a favor de
extraños. ¿Qué clase de relación mantenía Jesús con
lázaro y sus hermanas?
Jesús conocía muy bien a esta familia. Juan nos
recuerda en el versículo 2 que María había ungido los
pies de Jesús con perfume y los había secado con sus
cabellos (Juan 12:3). Quizá recordemos también la
ocasión en que Jesús estuvo de visita en casa de ellos
y María estuvo a los pies de Jesús escuchando sus
palabras
mientras Marta se ocupaba de los
quehaceres de la casa (Lucas 10:38-42). Lo mas
importante en el caso de este milagro, sin embargo,
fue que Jesús amaba a esta familia (versículo 5).

Juan 11:7-17
Luego, después de esto, dijo a sus discípulos: Vamos a Judea
otra vez. Sus discípulos le dijeron: Rabí, ahora procuraban los
judíos apedrearte, ¿y otra vez vas allá? Respondió Jesús: ¿No
tiene el día doce horas? Si alguien anda de día, no tropieza,
porque ve la luz de este mundo. Pero si alguien anda de noche,
tropieza, porque no hay luz en él. Estas cosas dijo Él; y después
de esto les dijo: Nuestro amigo Lázaro duerme; mas yo voy a
despertarle del sueño. Dijeron entonces sus discípulos: Señor,
si duerme, sano estará. Pero esto decía Jesús de su muerte; y
ellos pensaban que hablaba del reposar del sueño. Y entonces
Jesús les dijo claramente: Lázaro ha muerto; y me alegro por
vosotros, que yo no haya estado allí, para que creáis; mas vamos
a él. Dijo entonces Tomás, llamado el Dídimo, a sus
condiscípulos: Vamos también nosotros, para que muramos
con él. Vino, pues, Jesús, y halló que hacía ya cuatro días que él
estaba en el sepulcro.

2. ¿Qué actitud sorprendente tomó Jesús cuando oyó
que Lázaro estaba enfermo? ¿Cuándo inició una
acción al respecto? ¿En qué se nota en las palabras de
Jesús que sabía lo que haría?
Jesús amaba a Lázaro, pero esperó dos días en ir
después de haberse enterado que estaba enfermo.
Jesús entró en acción después de la muerte de Lázaro.
Pero sus palabras dan a entender que estaba al tanto
de lo que sucedía. Nadie, fuera de Jesús, sabía que
Lázaro había muerto. Con anticipación les dijo a sus
discípulos que despertará a Lázaro del sueño de la
muerte. En tanto que podría haber sanado
simplemente a Lázaro de su enfermedad, prefirió
realizar un milagro más grande sún –resucitarlo de los
muertos– para que mediante este milagro más
personas llegasen a creer.

Juan 11:18-27
Y Betania estaba cerca de Jerusalén como a quince estadios. Y
muchos de los judíos habían venido a Marta y a María, para
consolarlas por su hermano. Entonces Marta, cuando oyó que
Jesús venía, salió a encontrarle; pero María se quedó sentada en
casa. Y Marta dijo a Jesús: Señor, si hubieses estado aquí, mi
hermano no habría muerto. Pero también sé ahora que todo lo
que pidieres a Dios, Dios te lo dará. Jesús le dijo: Tu hermano
resucitará. Le dijo Marta: Yo sé que resucitará en la
resurrección, en el día postrero. Jesús le dijo: Yo soy la
resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto,
vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá
eternamente. ¿Crees esto? Ella le dijo: Sí, Señor, yo creo que tú
eres el Cristo, el Hijo de Dios que había de venir al mundo.

3. Cuando Jesús llegó a Betania, ¿qué le dijo Marta?
¿Qué nos revelan sus palabras?
Podría parecernos como que Marta culpó a Jesús por
no llegar a tiempo. Si hubiese estado allí, Lázaro no
hubiera muerto. Sin embargo, Marta no había perdido
la esperanza. Sus palabras muestran que sabía quien
era Jesús y de que era capaz su poder. Si Jesús hubiese
estado allí, podría haber sanado a Lázaro. Pero aun
ahora, dijo ella, Dios hará lo que Jesús le pida.
Confiaba que Jesús todavía podría hacer un milagro.
De sus palabras del versículo 24, sin embargo, podría
concluirse que esperaba un milagro futuro, no una
resurrección inmediata en ese día. De la mayor
importancia son las palabras de Marta: “yo creo que tú
eres el Cristo, el Hijo de Dios.” Ella creyó que Jesús
podría realizar un milagro, porque sabía quien era.

4. ¿Qué respondió Jesús cuando Marta habló de
la resurrección? ¿Qué nos dicen sus palabras?
Marta tenía puesta la mente en la resurrección
del fin del tiempo, pero Jesús la ubica en el
presente. “Yo soy la resurrección y la vida.”
¡Gracias a Jesús habrá una gran resurrección el
día del juicio final! El Salvador que un día
habrá de resucitar a todos los muertos, traerá a
Lázaro de vuelta a la vida.

Al dirigirse a Marta en esta historia, Jesús le
dice: “Yo soy la resurrección y la vida.” Estas
palabras de consuelo son incluso más
maravillosas de lo que pueden parecer al
principio. Los judíos estaban al tanto de que
Dios había dicho a Moisés que su nombre era
“YO SOY” (Exodo 3:14). Por esto, los judíos
piadosos nunca decían directamente “yo soy” al
referirse a ellos mismos. No querían dar por
sobreentendido que fueran Dios. Pero Jesús
usó esas palabras. Dijo: “Yo soy la resurrección
y la vida.” Jesús no solo le dijo a Marta que
tenía poder sobre la muerte, sino también que
era (y sigue siendo) Dios.

Juan 11:28-37
Y habiendo dicho esto, fue y llamó en secreto a María su
hermana, diciendo: El Maestro está aquí y te llama. Ella,
oyéndolo, se levantó aprisa y vino a Él; Porque Jesús aún no
había llegado a la aldea, sino que estaba en aquel lugar donde
Marta le había encontrado. Entonces los judíos que estaban en
casa con ella y la consolaban, cuando vieron que María se
levantó aprisa y salió, la siguieron, diciendo: Va al sepulcro a
llorar allí. Y cuando María llegó a donde estaba Jesús, al verle,
se postró a sus pies, diciéndole: Señor, si hubieses estado aquí,
mi hermano no habría muerto. Jesús entonces, al verla
llorando, y a los judíos que habían venido con ella, también
llorando, se conmovió en espíritu y se turbó, y dijo: ¿Dónde le
pusisteis? Le dijeron: Señor, ven y ve. Jesús lloró. Dijeron
entonces los judíos: ¡Mirad cuánto le amaba! Y algunos de ellos
dijeron: ¿No podía Éste, que abrió los ojos al ciego, hacer
también que éste no muriera?

5. Mucha gente lloraba la pérdida de Lázaro.
¿Cuál fue la actitud de Jesús respecto de la
muerte de su amigo, al llegar al sepulcro?
Jesús lloró al llegar al sepulcro de Lázaro.
Quizá nos parezca extraño que llorara pese a
que sabía lo que habría de ocurrir
seguidamente. No debería sorprendernos.
Jesús es Dios, pero también es del todo
humano. Sintió tristeza por la muerte de su
querido amigo. ¿Podría haber algo mas natural
que llorar?

Juan 11:38-45
Y Jesús, conmoviéndose otra vez en sí mismo, vino al sepulcro.
Era una cueva, y tenía una piedra puesta encima. Dijo Jesús:
Quitad la piedra. Marta, la hermana del que había muerto, le
dijo: Señor, hiede ya, porque es de cuatro días. Jesús le dijo:
¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios? Entonces
quitaron la piedra de donde el muerto había sido puesto: Y
Jesús alzando sus ojos, dijo: Padre, gracias te doy que me has
oído. Yo sabía que siempre me oyes; pero lo dije por causa de
la gente que está alrededor, para que crean que tú me has
enviado. Y habiendo dicho esto, clamó a gran voz: ¡Lázaro, ven
fuera! Y el que había muerto salió, atadas las manos y los pies
con vendas; y su rostro estaba envuelto en un sudario. Jesús les
dijo: Desatadle, y dejadle ir. Entonces muchos de los judíos que
habían venido a María, y habían visto lo que hizo Jesús,
creyeron en Él.

6. ¿Qué cosa extraña pidió Jesús junto al sepulcro? ¿Por
qué objetó Marta?
Jesús pidió que quitasen la piedra que tapaba la
entrada al sepulcro. Esto tiene sentido para nosotros
que sabemos lo que Jesús haría, pero para los que allí
se encontraban fue chocante. Imagínese como
reaccionaría alguien hoy si pretendiéramos exhumar
el ataud de un amigo. Marta expresó su preocupación
sin delicadeza. Ya llevaba en la tumba cuatro días. Su
cadaver ya debia de oler mal. Quizá pensó que Jesús
sencillamente quería ver el cuerpo. Jesús sin embargo,
sabía lo que iba a hacer, realizar un milagro.

7. Jesús no se dejó disuadir. Los persuadió a que
quitasen la piedra. ¿Qué hizo entonces? ¿De
qué manera realizó este milagro?
Jesús, en primer lugar, oró con voz audible a su
Padre, y después con voz fuerte ordenó a
Lázaro a salir fuera. Éste salió del sepulcro
dando traspies, aún envuelto en paños
mortuorios. Sus brazos y piernas estaban
vendadas, y su rostro cubierto con un sudario,
pero consiguió salir del sepulcro. Siendo que
Jesús lo había llamado, nada podía impedir que
Lázaro saliera fuera.

8. ¿Cuál fue la reacción de la gente al ver este
milagro tan maravilloso?
Si bien deben haber estado maravillados por lo
que veían, Juan nos da a conocer la reacción
más importante. Muchos de los que vieron este
milagro, creyeron en Jesús. Vieron su poder y
se dieron cuenta de que solo Dios pudo haber
hecho semejante cosa. El poder que Jesús
demostró tener sobre la muerte, fue para ellos
una prueba de su identidad.

Relacione

1. Jesús aún sabiendo lo que haría, lloró al llegar al
sepulcro de Lázaro. ¿Qué aprendemos de esto
respecto a nuestra reacción ante la muerte?
La tristeza es una reacción humana normal ante la
muerte. Jesús sabía que en breves instantes Lázaro
estaría nuevamente vivo, pero aun así lloró frente al
sepulcro. Los cristianos creemos en la resurrección de
los muertos, pero eso no quiere decir que no sentimos
pesar o tristeza cuando muere uno de nuestros seres
queridos. Sabemos que los veremos nuevamente,
¡pero los extrañamos ahora! No tenemos porque estar
evergonzados o desconcertados cuando sentimos
tristeza. Hasta nuestro Salvador sintió pesar por su
amigo.

2. Pareció que Jesús había llegado demasiado tarde a
Betania para poder ayudar a Lázaro. Pero sorprendió
a todos al resucitar al muerto. ¿Qué significado tiene
para nosotros ese poder de Jesús?
Jesús resucitó a Lázaro de los muertos, probando así
que nada es imposible para Dios. Incluso la muerte
no pudo impedir el amor de nuestro Salvador.
Aunque no habremos de ver constantemente milagros
como este en nuestra vida en esta tierra, sabemos sin
embargo que Jesús es Señor, y que él tendrá cuidado
de nosotros y nos protegerá para siempre. Nada hay
que él no pueda hacer, y nada puede ni podrá
separarnos de su amor, ni aún la muerte.

3. No todos los que oyeron de este milagro quedaron
complacidos. Cuanto más la gente creía en Jesús,
tanto más comenzaron a oponérsele los dirigentes
judíos. Hasta comenzaron a conspirar para matarlo
(versículo 53). Había algo en Jesús que ellos no
llegaban a ver. ¿Qué era?
Había tantas cosas que ellos no comprendían acerca
de Jesús. No entendieron que aquel que resucitó a
Lázaro de los muertos no podía ser derrotado por la
muerte. Podían matar a Jesús, pero no podrían
impedir que resucitara de los muertos. El sumo
sacerdote dijo que era mejor que Jesús muriera, y no
que pereciese toda la nación (v.50), pero no podía
comprender que la muerte de Jesús obraría lo
opuesto: obtener perdón y salvación para el mundo
entero. Estaban atemorizados por este milagro y no
comprendieron que la mayor resurrección aun estaba
por venir.

Perciba

Nosotros, en la actualidad, visitamos las tumbas
de nuestros seres queridos –y nuestros seres
queridos algún día irán a visitar nuestra tumba–
pero cuando nos vamos, los cuerpos de los que
fuimos a visitar quedan en la tumba. Es posible
que deseemos que el milagro de Lázaro se
repitiera, pero no llegamos a ver tal dramático
evento. ¿Cuál es nuestra esperanza frente a la
muerte?

Cuando asistimos a los funerales no vemos
resurrecciones como la que obró Jesús, pero
conocemos la realidad del poder de Dios.
Confesamos, junto con Marta, que nuestros seres
queridos resucitarán en el día final (v.24). Sabemos
que esto es verdad, porque Jesús es la resurrección y
la vida. Precisamente así como ordenó a Lázaro que
saliera del sepulcro ese día, así también en el día final
nos llamará a salir de nuestras tumbas, y resucitaremos
para vivir con él para siempre. La muerte y el sepulcro
no pudieron sujetar a Jesús. Y no podrán evitar
tampoco que él nos resucite para estar junto a él por
toda la eternidad.

La Resurrección de Lázaro
(Juan 11:1-45)


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La Resurrección de Lázaro
(Juan 11:1-45)

Enfoque

Leyendo los cuatro evangelios, encontramos
testimonios del poder milagroso de Jesús. En
muchos de sus milagros, vemos a Jesús sanando
enfermedades terribles. Hay quienes pretenden
explicarlos por la via de lo natural. “las
curaciones fueron milagrosas, pero la ciencia
médica moderna también lo es.” Los medicos
pueden curar la misma clase de enfermedades
que Jesús curó.” ¿Qué podemos responder a
esta clase de comentarios?

1. ¿Qué diferencia hay entre las curaciones de
Jesús y los tratamientos médicos?
Damos gracias a Dios porque hay médicos que
se ocupan de nuestro bienestar. ¡Son una
dádiva de Dios! Ellos utilizan su intelecto y sus
dones, provistos por Dios, para proporcionar
alivio a sus pacientes. Jesús no hizo uso de la
medicina o la cirugía. Curaba directamente con
su poder divino.

2. ¿En qué se manifiesta que las curaciones de Jesús
exceden lo que hace la profesión médica?
La obra de Jesús está basada en su poder divino. No
está sujeto tampoco a las limitaciones que restringen a
los trabajadores de la medicina. Existen enfermedades
y daños que no pueden ser curados mediante las
técnicas médicas. El obstáculo mayor es el de la
muerte. Pese a todos los adelantos de la medicina, los
humanos no podemos hacer volver a la vida un
cuerpo muerto. Sin embargo, esto es exactamente lo
que Jesús hizo en el milagro que hoy estudiaremos.
Nada hay por encima del poder de Jesús, ni siquiera la
muerte.

Informese

Juan 11:1-6
Estaba entonces enfermo uno llamado Lázaro, de
Betania, la aldea de María y de Marta su hermana.
(María, cuyo hermano Lázaro estaba enfermo, era la
que ungió al Señor con ungüento, y enjugó sus pies
con sus cabellos.) Enviaron, pues, sus hermanas a Él,
diciendo: Señor, he aquí el que amas está enfermo. Y
oyéndolo Jesús, dijo: Esta enfermedad no es para
muerte, sino para la gloria de Dios, para que el Hijo
de Dios sea glorificado por ella. Y amaba Jesús a
Marta, y a su hermana, y a Lázaro. Cuando oyó, pues,
que estaba enfermo, se quedó aún dos días en el
mismo lugar donde estaba.

1. Algunos milagros de Jesús fueron hechos a favor de
extraños. ¿Qué clase de relación mantenía Jesús con
lázaro y sus hermanas?
Jesús conocía muy bien a esta familia. Juan nos
recuerda en el versículo 2 que María había ungido los
pies de Jesús con perfume y los había secado con sus
cabellos (Juan 12:3). Quizá recordemos también la
ocasión en que Jesús estuvo de visita en casa de ellos
y María estuvo a los pies de Jesús escuchando sus
palabras
mientras Marta se ocupaba de los
quehaceres de la casa (Lucas 10:38-42). Lo mas
importante en el caso de este milagro, sin embargo,
fue que Jesús amaba a esta familia (versículo 5).

Juan 11:7-17
Luego, después de esto, dijo a sus discípulos: Vamos a Judea
otra vez. Sus discípulos le dijeron: Rabí, ahora procuraban los
judíos apedrearte, ¿y otra vez vas allá? Respondió Jesús: ¿No
tiene el día doce horas? Si alguien anda de día, no tropieza,
porque ve la luz de este mundo. Pero si alguien anda de noche,
tropieza, porque no hay luz en él. Estas cosas dijo Él; y después
de esto les dijo: Nuestro amigo Lázaro duerme; mas yo voy a
despertarle del sueño. Dijeron entonces sus discípulos: Señor,
si duerme, sano estará. Pero esto decía Jesús de su muerte; y
ellos pensaban que hablaba del reposar del sueño. Y entonces
Jesús les dijo claramente: Lázaro ha muerto; y me alegro por
vosotros, que yo no haya estado allí, para que creáis; mas vamos
a él. Dijo entonces Tomás, llamado el Dídimo, a sus
condiscípulos: Vamos también nosotros, para que muramos
con él. Vino, pues, Jesús, y halló que hacía ya cuatro días que él
estaba en el sepulcro.

2. ¿Qué actitud sorprendente tomó Jesús cuando oyó
que Lázaro estaba enfermo? ¿Cuándo inició una
acción al respecto? ¿En qué se nota en las palabras de
Jesús que sabía lo que haría?
Jesús amaba a Lázaro, pero esperó dos días en ir
después de haberse enterado que estaba enfermo.
Jesús entró en acción después de la muerte de Lázaro.
Pero sus palabras dan a entender que estaba al tanto
de lo que sucedía. Nadie, fuera de Jesús, sabía que
Lázaro había muerto. Con anticipación les dijo a sus
discípulos que despertará a Lázaro del sueño de la
muerte. En tanto que podría haber sanado
simplemente a Lázaro de su enfermedad, prefirió
realizar un milagro más grande sún –resucitarlo de los
muertos– para que mediante este milagro más
personas llegasen a creer.

Juan 11:18-27
Y Betania estaba cerca de Jerusalén como a quince estadios. Y
muchos de los judíos habían venido a Marta y a María, para
consolarlas por su hermano. Entonces Marta, cuando oyó que
Jesús venía, salió a encontrarle; pero María se quedó sentada en
casa. Y Marta dijo a Jesús: Señor, si hubieses estado aquí, mi
hermano no habría muerto. Pero también sé ahora que todo lo
que pidieres a Dios, Dios te lo dará. Jesús le dijo: Tu hermano
resucitará. Le dijo Marta: Yo sé que resucitará en la
resurrección, en el día postrero. Jesús le dijo: Yo soy la
resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto,
vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá
eternamente. ¿Crees esto? Ella le dijo: Sí, Señor, yo creo que tú
eres el Cristo, el Hijo de Dios que había de venir al mundo.

3. Cuando Jesús llegó a Betania, ¿qué le dijo Marta?
¿Qué nos revelan sus palabras?
Podría parecernos como que Marta culpó a Jesús por
no llegar a tiempo. Si hubiese estado allí, Lázaro no
hubiera muerto. Sin embargo, Marta no había perdido
la esperanza. Sus palabras muestran que sabía quien
era Jesús y de que era capaz su poder. Si Jesús hubiese
estado allí, podría haber sanado a Lázaro. Pero aun
ahora, dijo ella, Dios hará lo que Jesús le pida.
Confiaba que Jesús todavía podría hacer un milagro.
De sus palabras del versículo 24, sin embargo, podría
concluirse que esperaba un milagro futuro, no una
resurrección inmediata en ese día. De la mayor
importancia son las palabras de Marta: “yo creo que tú
eres el Cristo, el Hijo de Dios.” Ella creyó que Jesús
podría realizar un milagro, porque sabía quien era.

4. ¿Qué respondió Jesús cuando Marta habló de
la resurrección? ¿Qué nos dicen sus palabras?
Marta tenía puesta la mente en la resurrección
del fin del tiempo, pero Jesús la ubica en el
presente. “Yo soy la resurrección y la vida.”
¡Gracias a Jesús habrá una gran resurrección el
día del juicio final! El Salvador que un día
habrá de resucitar a todos los muertos, traerá a
Lázaro de vuelta a la vida.

Al dirigirse a Marta en esta historia, Jesús le
dice: “Yo soy la resurrección y la vida.” Estas
palabras de consuelo son incluso más
maravillosas de lo que pueden parecer al
principio. Los judíos estaban al tanto de que
Dios había dicho a Moisés que su nombre era
“YO SOY” (Exodo 3:14). Por esto, los judíos
piadosos nunca decían directamente “yo soy” al
referirse a ellos mismos. No querían dar por
sobreentendido que fueran Dios. Pero Jesús
usó esas palabras. Dijo: “Yo soy la resurrección
y la vida.” Jesús no solo le dijo a Marta que
tenía poder sobre la muerte, sino también que
era (y sigue siendo) Dios.

Juan 11:28-37
Y habiendo dicho esto, fue y llamó en secreto a María su
hermana, diciendo: El Maestro está aquí y te llama. Ella,
oyéndolo, se levantó aprisa y vino a Él; Porque Jesús aún no
había llegado a la aldea, sino que estaba en aquel lugar donde
Marta le había encontrado. Entonces los judíos que estaban en
casa con ella y la consolaban, cuando vieron que María se
levantó aprisa y salió, la siguieron, diciendo: Va al sepulcro a
llorar allí. Y cuando María llegó a donde estaba Jesús, al verle,
se postró a sus pies, diciéndole: Señor, si hubieses estado aquí,
mi hermano no habría muerto. Jesús entonces, al verla
llorando, y a los judíos que habían venido con ella, también
llorando, se conmovió en espíritu y se turbó, y dijo: ¿Dónde le
pusisteis? Le dijeron: Señor, ven y ve. Jesús lloró. Dijeron
entonces los judíos: ¡Mirad cuánto le amaba! Y algunos de ellos
dijeron: ¿No podía Éste, que abrió los ojos al ciego, hacer
también que éste no muriera?

5. Mucha gente lloraba la pérdida de Lázaro.
¿Cuál fue la actitud de Jesús respecto de la
muerte de su amigo, al llegar al sepulcro?
Jesús lloró al llegar al sepulcro de Lázaro.
Quizá nos parezca extraño que llorara pese a
que sabía lo que habría de ocurrir
seguidamente. No debería sorprendernos.
Jesús es Dios, pero también es del todo
humano. Sintió tristeza por la muerte de su
querido amigo. ¿Podría haber algo mas natural
que llorar?

Juan 11:38-45
Y Jesús, conmoviéndose otra vez en sí mismo, vino al sepulcro.
Era una cueva, y tenía una piedra puesta encima. Dijo Jesús:
Quitad la piedra. Marta, la hermana del que había muerto, le
dijo: Señor, hiede ya, porque es de cuatro días. Jesús le dijo:
¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios? Entonces
quitaron la piedra de donde el muerto había sido puesto: Y
Jesús alzando sus ojos, dijo: Padre, gracias te doy que me has
oído. Yo sabía que siempre me oyes; pero lo dije por causa de
la gente que está alrededor, para que crean que tú me has
enviado. Y habiendo dicho esto, clamó a gran voz: ¡Lázaro, ven
fuera! Y el que había muerto salió, atadas las manos y los pies
con vendas; y su rostro estaba envuelto en un sudario. Jesús les
dijo: Desatadle, y dejadle ir. Entonces muchos de los judíos que
habían venido a María, y habían visto lo que hizo Jesús,
creyeron en Él.

6. ¿Qué cosa extraña pidió Jesús junto al sepulcro? ¿Por
qué objetó Marta?
Jesús pidió que quitasen la piedra que tapaba la
entrada al sepulcro. Esto tiene sentido para nosotros
que sabemos lo que Jesús haría, pero para los que allí
se encontraban fue chocante. Imagínese como
reaccionaría alguien hoy si pretendiéramos exhumar
el ataud de un amigo. Marta expresó su preocupación
sin delicadeza. Ya llevaba en la tumba cuatro días. Su
cadaver ya debia de oler mal. Quizá pensó que Jesús
sencillamente quería ver el cuerpo. Jesús sin embargo,
sabía lo que iba a hacer, realizar un milagro.

7. Jesús no se dejó disuadir. Los persuadió a que
quitasen la piedra. ¿Qué hizo entonces? ¿De
qué manera realizó este milagro?
Jesús, en primer lugar, oró con voz audible a su
Padre, y después con voz fuerte ordenó a
Lázaro a salir fuera. Éste salió del sepulcro
dando traspies, aún envuelto en paños
mortuorios. Sus brazos y piernas estaban
vendadas, y su rostro cubierto con un sudario,
pero consiguió salir del sepulcro. Siendo que
Jesús lo había llamado, nada podía impedir que
Lázaro saliera fuera.

8. ¿Cuál fue la reacción de la gente al ver este
milagro tan maravilloso?
Si bien deben haber estado maravillados por lo
que veían, Juan nos da a conocer la reacción
más importante. Muchos de los que vieron este
milagro, creyeron en Jesús. Vieron su poder y
se dieron cuenta de que solo Dios pudo haber
hecho semejante cosa. El poder que Jesús
demostró tener sobre la muerte, fue para ellos
una prueba de su identidad.

Relacione

1. Jesús aún sabiendo lo que haría, lloró al llegar al
sepulcro de Lázaro. ¿Qué aprendemos de esto
respecto a nuestra reacción ante la muerte?
La tristeza es una reacción humana normal ante la
muerte. Jesús sabía que en breves instantes Lázaro
estaría nuevamente vivo, pero aun así lloró frente al
sepulcro. Los cristianos creemos en la resurrección de
los muertos, pero eso no quiere decir que no sentimos
pesar o tristeza cuando muere uno de nuestros seres
queridos. Sabemos que los veremos nuevamente,
¡pero los extrañamos ahora! No tenemos porque estar
evergonzados o desconcertados cuando sentimos
tristeza. Hasta nuestro Salvador sintió pesar por su
amigo.

2. Pareció que Jesús había llegado demasiado tarde a
Betania para poder ayudar a Lázaro. Pero sorprendió
a todos al resucitar al muerto. ¿Qué significado tiene
para nosotros ese poder de Jesús?
Jesús resucitó a Lázaro de los muertos, probando así
que nada es imposible para Dios. Incluso la muerte
no pudo impedir el amor de nuestro Salvador.
Aunque no habremos de ver constantemente milagros
como este en nuestra vida en esta tierra, sabemos sin
embargo que Jesús es Señor, y que él tendrá cuidado
de nosotros y nos protegerá para siempre. Nada hay
que él no pueda hacer, y nada puede ni podrá
separarnos de su amor, ni aún la muerte.

3. No todos los que oyeron de este milagro quedaron
complacidos. Cuanto más la gente creía en Jesús,
tanto más comenzaron a oponérsele los dirigentes
judíos. Hasta comenzaron a conspirar para matarlo
(versículo 53). Había algo en Jesús que ellos no
llegaban a ver. ¿Qué era?
Había tantas cosas que ellos no comprendían acerca
de Jesús. No entendieron que aquel que resucitó a
Lázaro de los muertos no podía ser derrotado por la
muerte. Podían matar a Jesús, pero no podrían
impedir que resucitara de los muertos. El sumo
sacerdote dijo que era mejor que Jesús muriera, y no
que pereciese toda la nación (v.50), pero no podía
comprender que la muerte de Jesús obraría lo
opuesto: obtener perdón y salvación para el mundo
entero. Estaban atemorizados por este milagro y no
comprendieron que la mayor resurrección aun estaba
por venir.

Perciba

Nosotros, en la actualidad, visitamos las tumbas
de nuestros seres queridos –y nuestros seres
queridos algún día irán a visitar nuestra tumba–
pero cuando nos vamos, los cuerpos de los que
fuimos a visitar quedan en la tumba. Es posible
que deseemos que el milagro de Lázaro se
repitiera, pero no llegamos a ver tal dramático
evento. ¿Cuál es nuestra esperanza frente a la
muerte?

Cuando asistimos a los funerales no vemos
resurrecciones como la que obró Jesús, pero
conocemos la realidad del poder de Dios.
Confesamos, junto con Marta, que nuestros seres
queridos resucitarán en el día final (v.24). Sabemos
que esto es verdad, porque Jesús es la resurrección y
la vida. Precisamente así como ordenó a Lázaro que
saliera del sepulcro ese día, así también en el día final
nos llamará a salir de nuestras tumbas, y resucitaremos
para vivir con él para siempre. La muerte y el sepulcro
no pudieron sujetar a Jesús. Y no podrán evitar
tampoco que él nos resucite para estar junto a él por
toda la eternidad.

La Resurrección de Lázaro
(Juan 11:1-45)


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La Resurrección de Lázaro
(Juan 11:1-45)

Enfoque

Leyendo los cuatro evangelios, encontramos
testimonios del poder milagroso de Jesús. En
muchos de sus milagros, vemos a Jesús sanando
enfermedades terribles. Hay quienes pretenden
explicarlos por la via de lo natural. “las
curaciones fueron milagrosas, pero la ciencia
médica moderna también lo es.” Los medicos
pueden curar la misma clase de enfermedades
que Jesús curó.” ¿Qué podemos responder a
esta clase de comentarios?

1. ¿Qué diferencia hay entre las curaciones de
Jesús y los tratamientos médicos?
Damos gracias a Dios porque hay médicos que
se ocupan de nuestro bienestar. ¡Son una
dádiva de Dios! Ellos utilizan su intelecto y sus
dones, provistos por Dios, para proporcionar
alivio a sus pacientes. Jesús no hizo uso de la
medicina o la cirugía. Curaba directamente con
su poder divino.

2. ¿En qué se manifiesta que las curaciones de Jesús
exceden lo que hace la profesión médica?
La obra de Jesús está basada en su poder divino. No
está sujeto tampoco a las limitaciones que restringen a
los trabajadores de la medicina. Existen enfermedades
y daños que no pueden ser curados mediante las
técnicas médicas. El obstáculo mayor es el de la
muerte. Pese a todos los adelantos de la medicina, los
humanos no podemos hacer volver a la vida un
cuerpo muerto. Sin embargo, esto es exactamente lo
que Jesús hizo en el milagro que hoy estudiaremos.
Nada hay por encima del poder de Jesús, ni siquiera la
muerte.

Informese

Juan 11:1-6
Estaba entonces enfermo uno llamado Lázaro, de
Betania, la aldea de María y de Marta su hermana.
(María, cuyo hermano Lázaro estaba enfermo, era la
que ungió al Señor con ungüento, y enjugó sus pies
con sus cabellos.) Enviaron, pues, sus hermanas a Él,
diciendo: Señor, he aquí el que amas está enfermo. Y
oyéndolo Jesús, dijo: Esta enfermedad no es para
muerte, sino para la gloria de Dios, para que el Hijo
de Dios sea glorificado por ella. Y amaba Jesús a
Marta, y a su hermana, y a Lázaro. Cuando oyó, pues,
que estaba enfermo, se quedó aún dos días en el
mismo lugar donde estaba.

1. Algunos milagros de Jesús fueron hechos a favor de
extraños. ¿Qué clase de relación mantenía Jesús con
lázaro y sus hermanas?
Jesús conocía muy bien a esta familia. Juan nos
recuerda en el versículo 2 que María había ungido los
pies de Jesús con perfume y los había secado con sus
cabellos (Juan 12:3). Quizá recordemos también la
ocasión en que Jesús estuvo de visita en casa de ellos
y María estuvo a los pies de Jesús escuchando sus
palabras
mientras Marta se ocupaba de los
quehaceres de la casa (Lucas 10:38-42). Lo mas
importante en el caso de este milagro, sin embargo,
fue que Jesús amaba a esta familia (versículo 5).

Juan 11:7-17
Luego, después de esto, dijo a sus discípulos: Vamos a Judea
otra vez. Sus discípulos le dijeron: Rabí, ahora procuraban los
judíos apedrearte, ¿y otra vez vas allá? Respondió Jesús: ¿No
tiene el día doce horas? Si alguien anda de día, no tropieza,
porque ve la luz de este mundo. Pero si alguien anda de noche,
tropieza, porque no hay luz en él. Estas cosas dijo Él; y después
de esto les dijo: Nuestro amigo Lázaro duerme; mas yo voy a
despertarle del sueño. Dijeron entonces sus discípulos: Señor,
si duerme, sano estará. Pero esto decía Jesús de su muerte; y
ellos pensaban que hablaba del reposar del sueño. Y entonces
Jesús les dijo claramente: Lázaro ha muerto; y me alegro por
vosotros, que yo no haya estado allí, para que creáis; mas vamos
a él. Dijo entonces Tomás, llamado el Dídimo, a sus
condiscípulos: Vamos también nosotros, para que muramos
con él. Vino, pues, Jesús, y halló que hacía ya cuatro días que él
estaba en el sepulcro.

2. ¿Qué actitud sorprendente tomó Jesús cuando oyó
que Lázaro estaba enfermo? ¿Cuándo inició una
acción al respecto? ¿En qué se nota en las palabras de
Jesús que sabía lo que haría?
Jesús amaba a Lázaro, pero esperó dos días en ir
después de haberse enterado que estaba enfermo.
Jesús entró en acción después de la muerte de Lázaro.
Pero sus palabras dan a entender que estaba al tanto
de lo que sucedía. Nadie, fuera de Jesús, sabía que
Lázaro había muerto. Con anticipación les dijo a sus
discípulos que despertará a Lázaro del sueño de la
muerte. En tanto que podría haber sanado
simplemente a Lázaro de su enfermedad, prefirió
realizar un milagro más grande sún –resucitarlo de los
muertos– para que mediante este milagro más
personas llegasen a creer.

Juan 11:18-27
Y Betania estaba cerca de Jerusalén como a quince estadios. Y
muchos de los judíos habían venido a Marta y a María, para
consolarlas por su hermano. Entonces Marta, cuando oyó que
Jesús venía, salió a encontrarle; pero María se quedó sentada en
casa. Y Marta dijo a Jesús: Señor, si hubieses estado aquí, mi
hermano no habría muerto. Pero también sé ahora que todo lo
que pidieres a Dios, Dios te lo dará. Jesús le dijo: Tu hermano
resucitará. Le dijo Marta: Yo sé que resucitará en la
resurrección, en el día postrero. Jesús le dijo: Yo soy la
resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto,
vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá
eternamente. ¿Crees esto? Ella le dijo: Sí, Señor, yo creo que tú
eres el Cristo, el Hijo de Dios que había de venir al mundo.

3. Cuando Jesús llegó a Betania, ¿qué le dijo Marta?
¿Qué nos revelan sus palabras?
Podría parecernos como que Marta culpó a Jesús por
no llegar a tiempo. Si hubiese estado allí, Lázaro no
hubiera muerto. Sin embargo, Marta no había perdido
la esperanza. Sus palabras muestran que sabía quien
era Jesús y de que era capaz su poder. Si Jesús hubiese
estado allí, podría haber sanado a Lázaro. Pero aun
ahora, dijo ella, Dios hará lo que Jesús le pida.
Confiaba que Jesús todavía podría hacer un milagro.
De sus palabras del versículo 24, sin embargo, podría
concluirse que esperaba un milagro futuro, no una
resurrección inmediata en ese día. De la mayor
importancia son las palabras de Marta: “yo creo que tú
eres el Cristo, el Hijo de Dios.” Ella creyó que Jesús
podría realizar un milagro, porque sabía quien era.

4. ¿Qué respondió Jesús cuando Marta habló de
la resurrección? ¿Qué nos dicen sus palabras?
Marta tenía puesta la mente en la resurrección
del fin del tiempo, pero Jesús la ubica en el
presente. “Yo soy la resurrección y la vida.”
¡Gracias a Jesús habrá una gran resurrección el
día del juicio final! El Salvador que un día
habrá de resucitar a todos los muertos, traerá a
Lázaro de vuelta a la vida.

Al dirigirse a Marta en esta historia, Jesús le
dice: “Yo soy la resurrección y la vida.” Estas
palabras de consuelo son incluso más
maravillosas de lo que pueden parecer al
principio. Los judíos estaban al tanto de que
Dios había dicho a Moisés que su nombre era
“YO SOY” (Exodo 3:14). Por esto, los judíos
piadosos nunca decían directamente “yo soy” al
referirse a ellos mismos. No querían dar por
sobreentendido que fueran Dios. Pero Jesús
usó esas palabras. Dijo: “Yo soy la resurrección
y la vida.” Jesús no solo le dijo a Marta que
tenía poder sobre la muerte, sino también que
era (y sigue siendo) Dios.

Juan 11:28-37
Y habiendo dicho esto, fue y llamó en secreto a María su
hermana, diciendo: El Maestro está aquí y te llama. Ella,
oyéndolo, se levantó aprisa y vino a Él; Porque Jesús aún no
había llegado a la aldea, sino que estaba en aquel lugar donde
Marta le había encontrado. Entonces los judíos que estaban en
casa con ella y la consolaban, cuando vieron que María se
levantó aprisa y salió, la siguieron, diciendo: Va al sepulcro a
llorar allí. Y cuando María llegó a donde estaba Jesús, al verle,
se postró a sus pies, diciéndole: Señor, si hubieses estado aquí,
mi hermano no habría muerto. Jesús entonces, al verla
llorando, y a los judíos que habían venido con ella, también
llorando, se conmovió en espíritu y se turbó, y dijo: ¿Dónde le
pusisteis? Le dijeron: Señor, ven y ve. Jesús lloró. Dijeron
entonces los judíos: ¡Mirad cuánto le amaba! Y algunos de ellos
dijeron: ¿No podía Éste, que abrió los ojos al ciego, hacer
también que éste no muriera?

5. Mucha gente lloraba la pérdida de Lázaro.
¿Cuál fue la actitud de Jesús respecto de la
muerte de su amigo, al llegar al sepulcro?
Jesús lloró al llegar al sepulcro de Lázaro.
Quizá nos parezca extraño que llorara pese a
que sabía lo que habría de ocurrir
seguidamente. No debería sorprendernos.
Jesús es Dios, pero también es del todo
humano. Sintió tristeza por la muerte de su
querido amigo. ¿Podría haber algo mas natural
que llorar?

Juan 11:38-45
Y Jesús, conmoviéndose otra vez en sí mismo, vino al sepulcro.
Era una cueva, y tenía una piedra puesta encima. Dijo Jesús:
Quitad la piedra. Marta, la hermana del que había muerto, le
dijo: Señor, hiede ya, porque es de cuatro días. Jesús le dijo:
¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios? Entonces
quitaron la piedra de donde el muerto había sido puesto: Y
Jesús alzando sus ojos, dijo: Padre, gracias te doy que me has
oído. Yo sabía que siempre me oyes; pero lo dije por causa de
la gente que está alrededor, para que crean que tú me has
enviado. Y habiendo dicho esto, clamó a gran voz: ¡Lázaro, ven
fuera! Y el que había muerto salió, atadas las manos y los pies
con vendas; y su rostro estaba envuelto en un sudario. Jesús les
dijo: Desatadle, y dejadle ir. Entonces muchos de los judíos que
habían venido a María, y habían visto lo que hizo Jesús,
creyeron en Él.

6. ¿Qué cosa extraña pidió Jesús junto al sepulcro? ¿Por
qué objetó Marta?
Jesús pidió que quitasen la piedra que tapaba la
entrada al sepulcro. Esto tiene sentido para nosotros
que sabemos lo que Jesús haría, pero para los que allí
se encontraban fue chocante. Imagínese como
reaccionaría alguien hoy si pretendiéramos exhumar
el ataud de un amigo. Marta expresó su preocupación
sin delicadeza. Ya llevaba en la tumba cuatro días. Su
cadaver ya debia de oler mal. Quizá pensó que Jesús
sencillamente quería ver el cuerpo. Jesús sin embargo,
sabía lo que iba a hacer, realizar un milagro.

7. Jesús no se dejó disuadir. Los persuadió a que
quitasen la piedra. ¿Qué hizo entonces? ¿De
qué manera realizó este milagro?
Jesús, en primer lugar, oró con voz audible a su
Padre, y después con voz fuerte ordenó a
Lázaro a salir fuera. Éste salió del sepulcro
dando traspies, aún envuelto en paños
mortuorios. Sus brazos y piernas estaban
vendadas, y su rostro cubierto con un sudario,
pero consiguió salir del sepulcro. Siendo que
Jesús lo había llamado, nada podía impedir que
Lázaro saliera fuera.

8. ¿Cuál fue la reacción de la gente al ver este
milagro tan maravilloso?
Si bien deben haber estado maravillados por lo
que veían, Juan nos da a conocer la reacción
más importante. Muchos de los que vieron este
milagro, creyeron en Jesús. Vieron su poder y
se dieron cuenta de que solo Dios pudo haber
hecho semejante cosa. El poder que Jesús
demostró tener sobre la muerte, fue para ellos
una prueba de su identidad.

Relacione

1. Jesús aún sabiendo lo que haría, lloró al llegar al
sepulcro de Lázaro. ¿Qué aprendemos de esto
respecto a nuestra reacción ante la muerte?
La tristeza es una reacción humana normal ante la
muerte. Jesús sabía que en breves instantes Lázaro
estaría nuevamente vivo, pero aun así lloró frente al
sepulcro. Los cristianos creemos en la resurrección de
los muertos, pero eso no quiere decir que no sentimos
pesar o tristeza cuando muere uno de nuestros seres
queridos. Sabemos que los veremos nuevamente,
¡pero los extrañamos ahora! No tenemos porque estar
evergonzados o desconcertados cuando sentimos
tristeza. Hasta nuestro Salvador sintió pesar por su
amigo.

2. Pareció que Jesús había llegado demasiado tarde a
Betania para poder ayudar a Lázaro. Pero sorprendió
a todos al resucitar al muerto. ¿Qué significado tiene
para nosotros ese poder de Jesús?
Jesús resucitó a Lázaro de los muertos, probando así
que nada es imposible para Dios. Incluso la muerte
no pudo impedir el amor de nuestro Salvador.
Aunque no habremos de ver constantemente milagros
como este en nuestra vida en esta tierra, sabemos sin
embargo que Jesús es Señor, y que él tendrá cuidado
de nosotros y nos protegerá para siempre. Nada hay
que él no pueda hacer, y nada puede ni podrá
separarnos de su amor, ni aún la muerte.

3. No todos los que oyeron de este milagro quedaron
complacidos. Cuanto más la gente creía en Jesús,
tanto más comenzaron a oponérsele los dirigentes
judíos. Hasta comenzaron a conspirar para matarlo
(versículo 53). Había algo en Jesús que ellos no
llegaban a ver. ¿Qué era?
Había tantas cosas que ellos no comprendían acerca
de Jesús. No entendieron que aquel que resucitó a
Lázaro de los muertos no podía ser derrotado por la
muerte. Podían matar a Jesús, pero no podrían
impedir que resucitara de los muertos. El sumo
sacerdote dijo que era mejor que Jesús muriera, y no
que pereciese toda la nación (v.50), pero no podía
comprender que la muerte de Jesús obraría lo
opuesto: obtener perdón y salvación para el mundo
entero. Estaban atemorizados por este milagro y no
comprendieron que la mayor resurrección aun estaba
por venir.

Perciba

Nosotros, en la actualidad, visitamos las tumbas
de nuestros seres queridos –y nuestros seres
queridos algún día irán a visitar nuestra tumba–
pero cuando nos vamos, los cuerpos de los que
fuimos a visitar quedan en la tumba. Es posible
que deseemos que el milagro de Lázaro se
repitiera, pero no llegamos a ver tal dramático
evento. ¿Cuál es nuestra esperanza frente a la
muerte?

Cuando asistimos a los funerales no vemos
resurrecciones como la que obró Jesús, pero
conocemos la realidad del poder de Dios.
Confesamos, junto con Marta, que nuestros seres
queridos resucitarán en el día final (v.24). Sabemos
que esto es verdad, porque Jesús es la resurrección y
la vida. Precisamente así como ordenó a Lázaro que
saliera del sepulcro ese día, así también en el día final
nos llamará a salir de nuestras tumbas, y resucitaremos
para vivir con él para siempre. La muerte y el sepulcro
no pudieron sujetar a Jesús. Y no podrán evitar
tampoco que él nos resucite para estar junto a él por
toda la eternidad.

La Resurrección de Lázaro
(Juan 11:1-45)


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La Resurrección de Lázaro
(Juan 11:1-45)

Enfoque

Leyendo los cuatro evangelios, encontramos
testimonios del poder milagroso de Jesús. En
muchos de sus milagros, vemos a Jesús sanando
enfermedades terribles. Hay quienes pretenden
explicarlos por la via de lo natural. “las
curaciones fueron milagrosas, pero la ciencia
médica moderna también lo es.” Los medicos
pueden curar la misma clase de enfermedades
que Jesús curó.” ¿Qué podemos responder a
esta clase de comentarios?

1. ¿Qué diferencia hay entre las curaciones de
Jesús y los tratamientos médicos?
Damos gracias a Dios porque hay médicos que
se ocupan de nuestro bienestar. ¡Son una
dádiva de Dios! Ellos utilizan su intelecto y sus
dones, provistos por Dios, para proporcionar
alivio a sus pacientes. Jesús no hizo uso de la
medicina o la cirugía. Curaba directamente con
su poder divino.

2. ¿En qué se manifiesta que las curaciones de Jesús
exceden lo que hace la profesión médica?
La obra de Jesús está basada en su poder divino. No
está sujeto tampoco a las limitaciones que restringen a
los trabajadores de la medicina. Existen enfermedades
y daños que no pueden ser curados mediante las
técnicas médicas. El obstáculo mayor es el de la
muerte. Pese a todos los adelantos de la medicina, los
humanos no podemos hacer volver a la vida un
cuerpo muerto. Sin embargo, esto es exactamente lo
que Jesús hizo en el milagro que hoy estudiaremos.
Nada hay por encima del poder de Jesús, ni siquiera la
muerte.

Informese

Juan 11:1-6
Estaba entonces enfermo uno llamado Lázaro, de
Betania, la aldea de María y de Marta su hermana.
(María, cuyo hermano Lázaro estaba enfermo, era la
que ungió al Señor con ungüento, y enjugó sus pies
con sus cabellos.) Enviaron, pues, sus hermanas a Él,
diciendo: Señor, he aquí el que amas está enfermo. Y
oyéndolo Jesús, dijo: Esta enfermedad no es para
muerte, sino para la gloria de Dios, para que el Hijo
de Dios sea glorificado por ella. Y amaba Jesús a
Marta, y a su hermana, y a Lázaro. Cuando oyó, pues,
que estaba enfermo, se quedó aún dos días en el
mismo lugar donde estaba.

1. Algunos milagros de Jesús fueron hechos a favor de
extraños. ¿Qué clase de relación mantenía Jesús con
lázaro y sus hermanas?
Jesús conocía muy bien a esta familia. Juan nos
recuerda en el versículo 2 que María había ungido los
pies de Jesús con perfume y los había secado con sus
cabellos (Juan 12:3). Quizá recordemos también la
ocasión en que Jesús estuvo de visita en casa de ellos
y María estuvo a los pies de Jesús escuchando sus
palabras
mientras Marta se ocupaba de los
quehaceres de la casa (Lucas 10:38-42). Lo mas
importante en el caso de este milagro, sin embargo,
fue que Jesús amaba a esta familia (versículo 5).

Juan 11:7-17
Luego, después de esto, dijo a sus discípulos: Vamos a Judea
otra vez. Sus discípulos le dijeron: Rabí, ahora procuraban los
judíos apedrearte, ¿y otra vez vas allá? Respondió Jesús: ¿No
tiene el día doce horas? Si alguien anda de día, no tropieza,
porque ve la luz de este mundo. Pero si alguien anda de noche,
tropieza, porque no hay luz en él. Estas cosas dijo Él; y después
de esto les dijo: Nuestro amigo Lázaro duerme; mas yo voy a
despertarle del sueño. Dijeron entonces sus discípulos: Señor,
si duerme, sano estará. Pero esto decía Jesús de su muerte; y
ellos pensaban que hablaba del reposar del sueño. Y entonces
Jesús les dijo claramente: Lázaro ha muerto; y me alegro por
vosotros, que yo no haya estado allí, para que creáis; mas vamos
a él. Dijo entonces Tomás, llamado el Dídimo, a sus
condiscípulos: Vamos también nosotros, para que muramos
con él. Vino, pues, Jesús, y halló que hacía ya cuatro días que él
estaba en el sepulcro.

2. ¿Qué actitud sorprendente tomó Jesús cuando oyó
que Lázaro estaba enfermo? ¿Cuándo inició una
acción al respecto? ¿En qué se nota en las palabras de
Jesús que sabía lo que haría?
Jesús amaba a Lázaro, pero esperó dos días en ir
después de haberse enterado que estaba enfermo.
Jesús entró en acción después de la muerte de Lázaro.
Pero sus palabras dan a entender que estaba al tanto
de lo que sucedía. Nadie, fuera de Jesús, sabía que
Lázaro había muerto. Con anticipación les dijo a sus
discípulos que despertará a Lázaro del sueño de la
muerte. En tanto que podría haber sanado
simplemente a Lázaro de su enfermedad, prefirió
realizar un milagro más grande sún –resucitarlo de los
muertos– para que mediante este milagro más
personas llegasen a creer.

Juan 11:18-27
Y Betania estaba cerca de Jerusalén como a quince estadios. Y
muchos de los judíos habían venido a Marta y a María, para
consolarlas por su hermano. Entonces Marta, cuando oyó que
Jesús venía, salió a encontrarle; pero María se quedó sentada en
casa. Y Marta dijo a Jesús: Señor, si hubieses estado aquí, mi
hermano no habría muerto. Pero también sé ahora que todo lo
que pidieres a Dios, Dios te lo dará. Jesús le dijo: Tu hermano
resucitará. Le dijo Marta: Yo sé que resucitará en la
resurrección, en el día postrero. Jesús le dijo: Yo soy la
resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto,
vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá
eternamente. ¿Crees esto? Ella le dijo: Sí, Señor, yo creo que tú
eres el Cristo, el Hijo de Dios que había de venir al mundo.

3. Cuando Jesús llegó a Betania, ¿qué le dijo Marta?
¿Qué nos revelan sus palabras?
Podría parecernos como que Marta culpó a Jesús por
no llegar a tiempo. Si hubiese estado allí, Lázaro no
hubiera muerto. Sin embargo, Marta no había perdido
la esperanza. Sus palabras muestran que sabía quien
era Jesús y de que era capaz su poder. Si Jesús hubiese
estado allí, podría haber sanado a Lázaro. Pero aun
ahora, dijo ella, Dios hará lo que Jesús le pida.
Confiaba que Jesús todavía podría hacer un milagro.
De sus palabras del versículo 24, sin embargo, podría
concluirse que esperaba un milagro futuro, no una
resurrección inmediata en ese día. De la mayor
importancia son las palabras de Marta: “yo creo que tú
eres el Cristo, el Hijo de Dios.” Ella creyó que Jesús
podría realizar un milagro, porque sabía quien era.

4. ¿Qué respondió Jesús cuando Marta habló de
la resurrección? ¿Qué nos dicen sus palabras?
Marta tenía puesta la mente en la resurrección
del fin del tiempo, pero Jesús la ubica en el
presente. “Yo soy la resurrección y la vida.”
¡Gracias a Jesús habrá una gran resurrección el
día del juicio final! El Salvador que un día
habrá de resucitar a todos los muertos, traerá a
Lázaro de vuelta a la vida.

Al dirigirse a Marta en esta historia, Jesús le
dice: “Yo soy la resurrección y la vida.” Estas
palabras de consuelo son incluso más
maravillosas de lo que pueden parecer al
principio. Los judíos estaban al tanto de que
Dios había dicho a Moisés que su nombre era
“YO SOY” (Exodo 3:14). Por esto, los judíos
piadosos nunca decían directamente “yo soy” al
referirse a ellos mismos. No querían dar por
sobreentendido que fueran Dios. Pero Jesús
usó esas palabras. Dijo: “Yo soy la resurrección
y la vida.” Jesús no solo le dijo a Marta que
tenía poder sobre la muerte, sino también que
era (y sigue siendo) Dios.

Juan 11:28-37
Y habiendo dicho esto, fue y llamó en secreto a María su
hermana, diciendo: El Maestro está aquí y te llama. Ella,
oyéndolo, se levantó aprisa y vino a Él; Porque Jesús aún no
había llegado a la aldea, sino que estaba en aquel lugar donde
Marta le había encontrado. Entonces los judíos que estaban en
casa con ella y la consolaban, cuando vieron que María se
levantó aprisa y salió, la siguieron, diciendo: Va al sepulcro a
llorar allí. Y cuando María llegó a donde estaba Jesús, al verle,
se postró a sus pies, diciéndole: Señor, si hubieses estado aquí,
mi hermano no habría muerto. Jesús entonces, al verla
llorando, y a los judíos que habían venido con ella, también
llorando, se conmovió en espíritu y se turbó, y dijo: ¿Dónde le
pusisteis? Le dijeron: Señor, ven y ve. Jesús lloró. Dijeron
entonces los judíos: ¡Mirad cuánto le amaba! Y algunos de ellos
dijeron: ¿No podía Éste, que abrió los ojos al ciego, hacer
también que éste no muriera?

5. Mucha gente lloraba la pérdida de Lázaro.
¿Cuál fue la actitud de Jesús respecto de la
muerte de su amigo, al llegar al sepulcro?
Jesús lloró al llegar al sepulcro de Lázaro.
Quizá nos parezca extraño que llorara pese a
que sabía lo que habría de ocurrir
seguidamente. No debería sorprendernos.
Jesús es Dios, pero también es del todo
humano. Sintió tristeza por la muerte de su
querido amigo. ¿Podría haber algo mas natural
que llorar?

Juan 11:38-45
Y Jesús, conmoviéndose otra vez en sí mismo, vino al sepulcro.
Era una cueva, y tenía una piedra puesta encima. Dijo Jesús:
Quitad la piedra. Marta, la hermana del que había muerto, le
dijo: Señor, hiede ya, porque es de cuatro días. Jesús le dijo:
¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios? Entonces
quitaron la piedra de donde el muerto había sido puesto: Y
Jesús alzando sus ojos, dijo: Padre, gracias te doy que me has
oído. Yo sabía que siempre me oyes; pero lo dije por causa de
la gente que está alrededor, para que crean que tú me has
enviado. Y habiendo dicho esto, clamó a gran voz: ¡Lázaro, ven
fuera! Y el que había muerto salió, atadas las manos y los pies
con vendas; y su rostro estaba envuelto en un sudario. Jesús les
dijo: Desatadle, y dejadle ir. Entonces muchos de los judíos que
habían venido a María, y habían visto lo que hizo Jesús,
creyeron en Él.

6. ¿Qué cosa extraña pidió Jesús junto al sepulcro? ¿Por
qué objetó Marta?
Jesús pidió que quitasen la piedra que tapaba la
entrada al sepulcro. Esto tiene sentido para nosotros
que sabemos lo que Jesús haría, pero para los que allí
se encontraban fue chocante. Imagínese como
reaccionaría alguien hoy si pretendiéramos exhumar
el ataud de un amigo. Marta expresó su preocupación
sin delicadeza. Ya llevaba en la tumba cuatro días. Su
cadaver ya debia de oler mal. Quizá pensó que Jesús
sencillamente quería ver el cuerpo. Jesús sin embargo,
sabía lo que iba a hacer, realizar un milagro.

7. Jesús no se dejó disuadir. Los persuadió a que
quitasen la piedra. ¿Qué hizo entonces? ¿De
qué manera realizó este milagro?
Jesús, en primer lugar, oró con voz audible a su
Padre, y después con voz fuerte ordenó a
Lázaro a salir fuera. Éste salió del sepulcro
dando traspies, aún envuelto en paños
mortuorios. Sus brazos y piernas estaban
vendadas, y su rostro cubierto con un sudario,
pero consiguió salir del sepulcro. Siendo que
Jesús lo había llamado, nada podía impedir que
Lázaro saliera fuera.

8. ¿Cuál fue la reacción de la gente al ver este
milagro tan maravilloso?
Si bien deben haber estado maravillados por lo
que veían, Juan nos da a conocer la reacción
más importante. Muchos de los que vieron este
milagro, creyeron en Jesús. Vieron su poder y
se dieron cuenta de que solo Dios pudo haber
hecho semejante cosa. El poder que Jesús
demostró tener sobre la muerte, fue para ellos
una prueba de su identidad.

Relacione

1. Jesús aún sabiendo lo que haría, lloró al llegar al
sepulcro de Lázaro. ¿Qué aprendemos de esto
respecto a nuestra reacción ante la muerte?
La tristeza es una reacción humana normal ante la
muerte. Jesús sabía que en breves instantes Lázaro
estaría nuevamente vivo, pero aun así lloró frente al
sepulcro. Los cristianos creemos en la resurrección de
los muertos, pero eso no quiere decir que no sentimos
pesar o tristeza cuando muere uno de nuestros seres
queridos. Sabemos que los veremos nuevamente,
¡pero los extrañamos ahora! No tenemos porque estar
evergonzados o desconcertados cuando sentimos
tristeza. Hasta nuestro Salvador sintió pesar por su
amigo.

2. Pareció que Jesús había llegado demasiado tarde a
Betania para poder ayudar a Lázaro. Pero sorprendió
a todos al resucitar al muerto. ¿Qué significado tiene
para nosotros ese poder de Jesús?
Jesús resucitó a Lázaro de los muertos, probando así
que nada es imposible para Dios. Incluso la muerte
no pudo impedir el amor de nuestro Salvador.
Aunque no habremos de ver constantemente milagros
como este en nuestra vida en esta tierra, sabemos sin
embargo que Jesús es Señor, y que él tendrá cuidado
de nosotros y nos protegerá para siempre. Nada hay
que él no pueda hacer, y nada puede ni podrá
separarnos de su amor, ni aún la muerte.

3. No todos los que oyeron de este milagro quedaron
complacidos. Cuanto más la gente creía en Jesús,
tanto más comenzaron a oponérsele los dirigentes
judíos. Hasta comenzaron a conspirar para matarlo
(versículo 53). Había algo en Jesús que ellos no
llegaban a ver. ¿Qué era?
Había tantas cosas que ellos no comprendían acerca
de Jesús. No entendieron que aquel que resucitó a
Lázaro de los muertos no podía ser derrotado por la
muerte. Podían matar a Jesús, pero no podrían
impedir que resucitara de los muertos. El sumo
sacerdote dijo que era mejor que Jesús muriera, y no
que pereciese toda la nación (v.50), pero no podía
comprender que la muerte de Jesús obraría lo
opuesto: obtener perdón y salvación para el mundo
entero. Estaban atemorizados por este milagro y no
comprendieron que la mayor resurrección aun estaba
por venir.

Perciba

Nosotros, en la actualidad, visitamos las tumbas
de nuestros seres queridos –y nuestros seres
queridos algún día irán a visitar nuestra tumba–
pero cuando nos vamos, los cuerpos de los que
fuimos a visitar quedan en la tumba. Es posible
que deseemos que el milagro de Lázaro se
repitiera, pero no llegamos a ver tal dramático
evento. ¿Cuál es nuestra esperanza frente a la
muerte?

Cuando asistimos a los funerales no vemos
resurrecciones como la que obró Jesús, pero
conocemos la realidad del poder de Dios.
Confesamos, junto con Marta, que nuestros seres
queridos resucitarán en el día final (v.24). Sabemos
que esto es verdad, porque Jesús es la resurrección y
la vida. Precisamente así como ordenó a Lázaro que
saliera del sepulcro ese día, así también en el día final
nos llamará a salir de nuestras tumbas, y resucitaremos
para vivir con él para siempre. La muerte y el sepulcro
no pudieron sujetar a Jesús. Y no podrán evitar
tampoco que él nos resucite para estar junto a él por
toda la eternidad.

La Resurrección de Lázaro
(Juan 11:1-45)


Slide 11

La Resurrección de Lázaro
(Juan 11:1-45)

Enfoque

Leyendo los cuatro evangelios, encontramos
testimonios del poder milagroso de Jesús. En
muchos de sus milagros, vemos a Jesús sanando
enfermedades terribles. Hay quienes pretenden
explicarlos por la via de lo natural. “las
curaciones fueron milagrosas, pero la ciencia
médica moderna también lo es.” Los medicos
pueden curar la misma clase de enfermedades
que Jesús curó.” ¿Qué podemos responder a
esta clase de comentarios?

1. ¿Qué diferencia hay entre las curaciones de
Jesús y los tratamientos médicos?
Damos gracias a Dios porque hay médicos que
se ocupan de nuestro bienestar. ¡Son una
dádiva de Dios! Ellos utilizan su intelecto y sus
dones, provistos por Dios, para proporcionar
alivio a sus pacientes. Jesús no hizo uso de la
medicina o la cirugía. Curaba directamente con
su poder divino.

2. ¿En qué se manifiesta que las curaciones de Jesús
exceden lo que hace la profesión médica?
La obra de Jesús está basada en su poder divino. No
está sujeto tampoco a las limitaciones que restringen a
los trabajadores de la medicina. Existen enfermedades
y daños que no pueden ser curados mediante las
técnicas médicas. El obstáculo mayor es el de la
muerte. Pese a todos los adelantos de la medicina, los
humanos no podemos hacer volver a la vida un
cuerpo muerto. Sin embargo, esto es exactamente lo
que Jesús hizo en el milagro que hoy estudiaremos.
Nada hay por encima del poder de Jesús, ni siquiera la
muerte.

Informese

Juan 11:1-6
Estaba entonces enfermo uno llamado Lázaro, de
Betania, la aldea de María y de Marta su hermana.
(María, cuyo hermano Lázaro estaba enfermo, era la
que ungió al Señor con ungüento, y enjugó sus pies
con sus cabellos.) Enviaron, pues, sus hermanas a Él,
diciendo: Señor, he aquí el que amas está enfermo. Y
oyéndolo Jesús, dijo: Esta enfermedad no es para
muerte, sino para la gloria de Dios, para que el Hijo
de Dios sea glorificado por ella. Y amaba Jesús a
Marta, y a su hermana, y a Lázaro. Cuando oyó, pues,
que estaba enfermo, se quedó aún dos días en el
mismo lugar donde estaba.

1. Algunos milagros de Jesús fueron hechos a favor de
extraños. ¿Qué clase de relación mantenía Jesús con
lázaro y sus hermanas?
Jesús conocía muy bien a esta familia. Juan nos
recuerda en el versículo 2 que María había ungido los
pies de Jesús con perfume y los había secado con sus
cabellos (Juan 12:3). Quizá recordemos también la
ocasión en que Jesús estuvo de visita en casa de ellos
y María estuvo a los pies de Jesús escuchando sus
palabras
mientras Marta se ocupaba de los
quehaceres de la casa (Lucas 10:38-42). Lo mas
importante en el caso de este milagro, sin embargo,
fue que Jesús amaba a esta familia (versículo 5).

Juan 11:7-17
Luego, después de esto, dijo a sus discípulos: Vamos a Judea
otra vez. Sus discípulos le dijeron: Rabí, ahora procuraban los
judíos apedrearte, ¿y otra vez vas allá? Respondió Jesús: ¿No
tiene el día doce horas? Si alguien anda de día, no tropieza,
porque ve la luz de este mundo. Pero si alguien anda de noche,
tropieza, porque no hay luz en él. Estas cosas dijo Él; y después
de esto les dijo: Nuestro amigo Lázaro duerme; mas yo voy a
despertarle del sueño. Dijeron entonces sus discípulos: Señor,
si duerme, sano estará. Pero esto decía Jesús de su muerte; y
ellos pensaban que hablaba del reposar del sueño. Y entonces
Jesús les dijo claramente: Lázaro ha muerto; y me alegro por
vosotros, que yo no haya estado allí, para que creáis; mas vamos
a él. Dijo entonces Tomás, llamado el Dídimo, a sus
condiscípulos: Vamos también nosotros, para que muramos
con él. Vino, pues, Jesús, y halló que hacía ya cuatro días que él
estaba en el sepulcro.

2. ¿Qué actitud sorprendente tomó Jesús cuando oyó
que Lázaro estaba enfermo? ¿Cuándo inició una
acción al respecto? ¿En qué se nota en las palabras de
Jesús que sabía lo que haría?
Jesús amaba a Lázaro, pero esperó dos días en ir
después de haberse enterado que estaba enfermo.
Jesús entró en acción después de la muerte de Lázaro.
Pero sus palabras dan a entender que estaba al tanto
de lo que sucedía. Nadie, fuera de Jesús, sabía que
Lázaro había muerto. Con anticipación les dijo a sus
discípulos que despertará a Lázaro del sueño de la
muerte. En tanto que podría haber sanado
simplemente a Lázaro de su enfermedad, prefirió
realizar un milagro más grande sún –resucitarlo de los
muertos– para que mediante este milagro más
personas llegasen a creer.

Juan 11:18-27
Y Betania estaba cerca de Jerusalén como a quince estadios. Y
muchos de los judíos habían venido a Marta y a María, para
consolarlas por su hermano. Entonces Marta, cuando oyó que
Jesús venía, salió a encontrarle; pero María se quedó sentada en
casa. Y Marta dijo a Jesús: Señor, si hubieses estado aquí, mi
hermano no habría muerto. Pero también sé ahora que todo lo
que pidieres a Dios, Dios te lo dará. Jesús le dijo: Tu hermano
resucitará. Le dijo Marta: Yo sé que resucitará en la
resurrección, en el día postrero. Jesús le dijo: Yo soy la
resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto,
vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá
eternamente. ¿Crees esto? Ella le dijo: Sí, Señor, yo creo que tú
eres el Cristo, el Hijo de Dios que había de venir al mundo.

3. Cuando Jesús llegó a Betania, ¿qué le dijo Marta?
¿Qué nos revelan sus palabras?
Podría parecernos como que Marta culpó a Jesús por
no llegar a tiempo. Si hubiese estado allí, Lázaro no
hubiera muerto. Sin embargo, Marta no había perdido
la esperanza. Sus palabras muestran que sabía quien
era Jesús y de que era capaz su poder. Si Jesús hubiese
estado allí, podría haber sanado a Lázaro. Pero aun
ahora, dijo ella, Dios hará lo que Jesús le pida.
Confiaba que Jesús todavía podría hacer un milagro.
De sus palabras del versículo 24, sin embargo, podría
concluirse que esperaba un milagro futuro, no una
resurrección inmediata en ese día. De la mayor
importancia son las palabras de Marta: “yo creo que tú
eres el Cristo, el Hijo de Dios.” Ella creyó que Jesús
podría realizar un milagro, porque sabía quien era.

4. ¿Qué respondió Jesús cuando Marta habló de
la resurrección? ¿Qué nos dicen sus palabras?
Marta tenía puesta la mente en la resurrección
del fin del tiempo, pero Jesús la ubica en el
presente. “Yo soy la resurrección y la vida.”
¡Gracias a Jesús habrá una gran resurrección el
día del juicio final! El Salvador que un día
habrá de resucitar a todos los muertos, traerá a
Lázaro de vuelta a la vida.

Al dirigirse a Marta en esta historia, Jesús le
dice: “Yo soy la resurrección y la vida.” Estas
palabras de consuelo son incluso más
maravillosas de lo que pueden parecer al
principio. Los judíos estaban al tanto de que
Dios había dicho a Moisés que su nombre era
“YO SOY” (Exodo 3:14). Por esto, los judíos
piadosos nunca decían directamente “yo soy” al
referirse a ellos mismos. No querían dar por
sobreentendido que fueran Dios. Pero Jesús
usó esas palabras. Dijo: “Yo soy la resurrección
y la vida.” Jesús no solo le dijo a Marta que
tenía poder sobre la muerte, sino también que
era (y sigue siendo) Dios.

Juan 11:28-37
Y habiendo dicho esto, fue y llamó en secreto a María su
hermana, diciendo: El Maestro está aquí y te llama. Ella,
oyéndolo, se levantó aprisa y vino a Él; Porque Jesús aún no
había llegado a la aldea, sino que estaba en aquel lugar donde
Marta le había encontrado. Entonces los judíos que estaban en
casa con ella y la consolaban, cuando vieron que María se
levantó aprisa y salió, la siguieron, diciendo: Va al sepulcro a
llorar allí. Y cuando María llegó a donde estaba Jesús, al verle,
se postró a sus pies, diciéndole: Señor, si hubieses estado aquí,
mi hermano no habría muerto. Jesús entonces, al verla
llorando, y a los judíos que habían venido con ella, también
llorando, se conmovió en espíritu y se turbó, y dijo: ¿Dónde le
pusisteis? Le dijeron: Señor, ven y ve. Jesús lloró. Dijeron
entonces los judíos: ¡Mirad cuánto le amaba! Y algunos de ellos
dijeron: ¿No podía Éste, que abrió los ojos al ciego, hacer
también que éste no muriera?

5. Mucha gente lloraba la pérdida de Lázaro.
¿Cuál fue la actitud de Jesús respecto de la
muerte de su amigo, al llegar al sepulcro?
Jesús lloró al llegar al sepulcro de Lázaro.
Quizá nos parezca extraño que llorara pese a
que sabía lo que habría de ocurrir
seguidamente. No debería sorprendernos.
Jesús es Dios, pero también es del todo
humano. Sintió tristeza por la muerte de su
querido amigo. ¿Podría haber algo mas natural
que llorar?

Juan 11:38-45
Y Jesús, conmoviéndose otra vez en sí mismo, vino al sepulcro.
Era una cueva, y tenía una piedra puesta encima. Dijo Jesús:
Quitad la piedra. Marta, la hermana del que había muerto, le
dijo: Señor, hiede ya, porque es de cuatro días. Jesús le dijo:
¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios? Entonces
quitaron la piedra de donde el muerto había sido puesto: Y
Jesús alzando sus ojos, dijo: Padre, gracias te doy que me has
oído. Yo sabía que siempre me oyes; pero lo dije por causa de
la gente que está alrededor, para que crean que tú me has
enviado. Y habiendo dicho esto, clamó a gran voz: ¡Lázaro, ven
fuera! Y el que había muerto salió, atadas las manos y los pies
con vendas; y su rostro estaba envuelto en un sudario. Jesús les
dijo: Desatadle, y dejadle ir. Entonces muchos de los judíos que
habían venido a María, y habían visto lo que hizo Jesús,
creyeron en Él.

6. ¿Qué cosa extraña pidió Jesús junto al sepulcro? ¿Por
qué objetó Marta?
Jesús pidió que quitasen la piedra que tapaba la
entrada al sepulcro. Esto tiene sentido para nosotros
que sabemos lo que Jesús haría, pero para los que allí
se encontraban fue chocante. Imagínese como
reaccionaría alguien hoy si pretendiéramos exhumar
el ataud de un amigo. Marta expresó su preocupación
sin delicadeza. Ya llevaba en la tumba cuatro días. Su
cadaver ya debia de oler mal. Quizá pensó que Jesús
sencillamente quería ver el cuerpo. Jesús sin embargo,
sabía lo que iba a hacer, realizar un milagro.

7. Jesús no se dejó disuadir. Los persuadió a que
quitasen la piedra. ¿Qué hizo entonces? ¿De
qué manera realizó este milagro?
Jesús, en primer lugar, oró con voz audible a su
Padre, y después con voz fuerte ordenó a
Lázaro a salir fuera. Éste salió del sepulcro
dando traspies, aún envuelto en paños
mortuorios. Sus brazos y piernas estaban
vendadas, y su rostro cubierto con un sudario,
pero consiguió salir del sepulcro. Siendo que
Jesús lo había llamado, nada podía impedir que
Lázaro saliera fuera.

8. ¿Cuál fue la reacción de la gente al ver este
milagro tan maravilloso?
Si bien deben haber estado maravillados por lo
que veían, Juan nos da a conocer la reacción
más importante. Muchos de los que vieron este
milagro, creyeron en Jesús. Vieron su poder y
se dieron cuenta de que solo Dios pudo haber
hecho semejante cosa. El poder que Jesús
demostró tener sobre la muerte, fue para ellos
una prueba de su identidad.

Relacione

1. Jesús aún sabiendo lo que haría, lloró al llegar al
sepulcro de Lázaro. ¿Qué aprendemos de esto
respecto a nuestra reacción ante la muerte?
La tristeza es una reacción humana normal ante la
muerte. Jesús sabía que en breves instantes Lázaro
estaría nuevamente vivo, pero aun así lloró frente al
sepulcro. Los cristianos creemos en la resurrección de
los muertos, pero eso no quiere decir que no sentimos
pesar o tristeza cuando muere uno de nuestros seres
queridos. Sabemos que los veremos nuevamente,
¡pero los extrañamos ahora! No tenemos porque estar
evergonzados o desconcertados cuando sentimos
tristeza. Hasta nuestro Salvador sintió pesar por su
amigo.

2. Pareció que Jesús había llegado demasiado tarde a
Betania para poder ayudar a Lázaro. Pero sorprendió
a todos al resucitar al muerto. ¿Qué significado tiene
para nosotros ese poder de Jesús?
Jesús resucitó a Lázaro de los muertos, probando así
que nada es imposible para Dios. Incluso la muerte
no pudo impedir el amor de nuestro Salvador.
Aunque no habremos de ver constantemente milagros
como este en nuestra vida en esta tierra, sabemos sin
embargo que Jesús es Señor, y que él tendrá cuidado
de nosotros y nos protegerá para siempre. Nada hay
que él no pueda hacer, y nada puede ni podrá
separarnos de su amor, ni aún la muerte.

3. No todos los que oyeron de este milagro quedaron
complacidos. Cuanto más la gente creía en Jesús,
tanto más comenzaron a oponérsele los dirigentes
judíos. Hasta comenzaron a conspirar para matarlo
(versículo 53). Había algo en Jesús que ellos no
llegaban a ver. ¿Qué era?
Había tantas cosas que ellos no comprendían acerca
de Jesús. No entendieron que aquel que resucitó a
Lázaro de los muertos no podía ser derrotado por la
muerte. Podían matar a Jesús, pero no podrían
impedir que resucitara de los muertos. El sumo
sacerdote dijo que era mejor que Jesús muriera, y no
que pereciese toda la nación (v.50), pero no podía
comprender que la muerte de Jesús obraría lo
opuesto: obtener perdón y salvación para el mundo
entero. Estaban atemorizados por este milagro y no
comprendieron que la mayor resurrección aun estaba
por venir.

Perciba

Nosotros, en la actualidad, visitamos las tumbas
de nuestros seres queridos –y nuestros seres
queridos algún día irán a visitar nuestra tumba–
pero cuando nos vamos, los cuerpos de los que
fuimos a visitar quedan en la tumba. Es posible
que deseemos que el milagro de Lázaro se
repitiera, pero no llegamos a ver tal dramático
evento. ¿Cuál es nuestra esperanza frente a la
muerte?

Cuando asistimos a los funerales no vemos
resurrecciones como la que obró Jesús, pero
conocemos la realidad del poder de Dios.
Confesamos, junto con Marta, que nuestros seres
queridos resucitarán en el día final (v.24). Sabemos
que esto es verdad, porque Jesús es la resurrección y
la vida. Precisamente así como ordenó a Lázaro que
saliera del sepulcro ese día, así también en el día final
nos llamará a salir de nuestras tumbas, y resucitaremos
para vivir con él para siempre. La muerte y el sepulcro
no pudieron sujetar a Jesús. Y no podrán evitar
tampoco que él nos resucite para estar junto a él por
toda la eternidad.

La Resurrección de Lázaro
(Juan 11:1-45)


Slide 12

La Resurrección de Lázaro
(Juan 11:1-45)

Enfoque

Leyendo los cuatro evangelios, encontramos
testimonios del poder milagroso de Jesús. En
muchos de sus milagros, vemos a Jesús sanando
enfermedades terribles. Hay quienes pretenden
explicarlos por la via de lo natural. “las
curaciones fueron milagrosas, pero la ciencia
médica moderna también lo es.” Los medicos
pueden curar la misma clase de enfermedades
que Jesús curó.” ¿Qué podemos responder a
esta clase de comentarios?

1. ¿Qué diferencia hay entre las curaciones de
Jesús y los tratamientos médicos?
Damos gracias a Dios porque hay médicos que
se ocupan de nuestro bienestar. ¡Son una
dádiva de Dios! Ellos utilizan su intelecto y sus
dones, provistos por Dios, para proporcionar
alivio a sus pacientes. Jesús no hizo uso de la
medicina o la cirugía. Curaba directamente con
su poder divino.

2. ¿En qué se manifiesta que las curaciones de Jesús
exceden lo que hace la profesión médica?
La obra de Jesús está basada en su poder divino. No
está sujeto tampoco a las limitaciones que restringen a
los trabajadores de la medicina. Existen enfermedades
y daños que no pueden ser curados mediante las
técnicas médicas. El obstáculo mayor es el de la
muerte. Pese a todos los adelantos de la medicina, los
humanos no podemos hacer volver a la vida un
cuerpo muerto. Sin embargo, esto es exactamente lo
que Jesús hizo en el milagro que hoy estudiaremos.
Nada hay por encima del poder de Jesús, ni siquiera la
muerte.

Informese

Juan 11:1-6
Estaba entonces enfermo uno llamado Lázaro, de
Betania, la aldea de María y de Marta su hermana.
(María, cuyo hermano Lázaro estaba enfermo, era la
que ungió al Señor con ungüento, y enjugó sus pies
con sus cabellos.) Enviaron, pues, sus hermanas a Él,
diciendo: Señor, he aquí el que amas está enfermo. Y
oyéndolo Jesús, dijo: Esta enfermedad no es para
muerte, sino para la gloria de Dios, para que el Hijo
de Dios sea glorificado por ella. Y amaba Jesús a
Marta, y a su hermana, y a Lázaro. Cuando oyó, pues,
que estaba enfermo, se quedó aún dos días en el
mismo lugar donde estaba.

1. Algunos milagros de Jesús fueron hechos a favor de
extraños. ¿Qué clase de relación mantenía Jesús con
lázaro y sus hermanas?
Jesús conocía muy bien a esta familia. Juan nos
recuerda en el versículo 2 que María había ungido los
pies de Jesús con perfume y los había secado con sus
cabellos (Juan 12:3). Quizá recordemos también la
ocasión en que Jesús estuvo de visita en casa de ellos
y María estuvo a los pies de Jesús escuchando sus
palabras
mientras Marta se ocupaba de los
quehaceres de la casa (Lucas 10:38-42). Lo mas
importante en el caso de este milagro, sin embargo,
fue que Jesús amaba a esta familia (versículo 5).

Juan 11:7-17
Luego, después de esto, dijo a sus discípulos: Vamos a Judea
otra vez. Sus discípulos le dijeron: Rabí, ahora procuraban los
judíos apedrearte, ¿y otra vez vas allá? Respondió Jesús: ¿No
tiene el día doce horas? Si alguien anda de día, no tropieza,
porque ve la luz de este mundo. Pero si alguien anda de noche,
tropieza, porque no hay luz en él. Estas cosas dijo Él; y después
de esto les dijo: Nuestro amigo Lázaro duerme; mas yo voy a
despertarle del sueño. Dijeron entonces sus discípulos: Señor,
si duerme, sano estará. Pero esto decía Jesús de su muerte; y
ellos pensaban que hablaba del reposar del sueño. Y entonces
Jesús les dijo claramente: Lázaro ha muerto; y me alegro por
vosotros, que yo no haya estado allí, para que creáis; mas vamos
a él. Dijo entonces Tomás, llamado el Dídimo, a sus
condiscípulos: Vamos también nosotros, para que muramos
con él. Vino, pues, Jesús, y halló que hacía ya cuatro días que él
estaba en el sepulcro.

2. ¿Qué actitud sorprendente tomó Jesús cuando oyó
que Lázaro estaba enfermo? ¿Cuándo inició una
acción al respecto? ¿En qué se nota en las palabras de
Jesús que sabía lo que haría?
Jesús amaba a Lázaro, pero esperó dos días en ir
después de haberse enterado que estaba enfermo.
Jesús entró en acción después de la muerte de Lázaro.
Pero sus palabras dan a entender que estaba al tanto
de lo que sucedía. Nadie, fuera de Jesús, sabía que
Lázaro había muerto. Con anticipación les dijo a sus
discípulos que despertará a Lázaro del sueño de la
muerte. En tanto que podría haber sanado
simplemente a Lázaro de su enfermedad, prefirió
realizar un milagro más grande sún –resucitarlo de los
muertos– para que mediante este milagro más
personas llegasen a creer.

Juan 11:18-27
Y Betania estaba cerca de Jerusalén como a quince estadios. Y
muchos de los judíos habían venido a Marta y a María, para
consolarlas por su hermano. Entonces Marta, cuando oyó que
Jesús venía, salió a encontrarle; pero María se quedó sentada en
casa. Y Marta dijo a Jesús: Señor, si hubieses estado aquí, mi
hermano no habría muerto. Pero también sé ahora que todo lo
que pidieres a Dios, Dios te lo dará. Jesús le dijo: Tu hermano
resucitará. Le dijo Marta: Yo sé que resucitará en la
resurrección, en el día postrero. Jesús le dijo: Yo soy la
resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto,
vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá
eternamente. ¿Crees esto? Ella le dijo: Sí, Señor, yo creo que tú
eres el Cristo, el Hijo de Dios que había de venir al mundo.

3. Cuando Jesús llegó a Betania, ¿qué le dijo Marta?
¿Qué nos revelan sus palabras?
Podría parecernos como que Marta culpó a Jesús por
no llegar a tiempo. Si hubiese estado allí, Lázaro no
hubiera muerto. Sin embargo, Marta no había perdido
la esperanza. Sus palabras muestran que sabía quien
era Jesús y de que era capaz su poder. Si Jesús hubiese
estado allí, podría haber sanado a Lázaro. Pero aun
ahora, dijo ella, Dios hará lo que Jesús le pida.
Confiaba que Jesús todavía podría hacer un milagro.
De sus palabras del versículo 24, sin embargo, podría
concluirse que esperaba un milagro futuro, no una
resurrección inmediata en ese día. De la mayor
importancia son las palabras de Marta: “yo creo que tú
eres el Cristo, el Hijo de Dios.” Ella creyó que Jesús
podría realizar un milagro, porque sabía quien era.

4. ¿Qué respondió Jesús cuando Marta habló de
la resurrección? ¿Qué nos dicen sus palabras?
Marta tenía puesta la mente en la resurrección
del fin del tiempo, pero Jesús la ubica en el
presente. “Yo soy la resurrección y la vida.”
¡Gracias a Jesús habrá una gran resurrección el
día del juicio final! El Salvador que un día
habrá de resucitar a todos los muertos, traerá a
Lázaro de vuelta a la vida.

Al dirigirse a Marta en esta historia, Jesús le
dice: “Yo soy la resurrección y la vida.” Estas
palabras de consuelo son incluso más
maravillosas de lo que pueden parecer al
principio. Los judíos estaban al tanto de que
Dios había dicho a Moisés que su nombre era
“YO SOY” (Exodo 3:14). Por esto, los judíos
piadosos nunca decían directamente “yo soy” al
referirse a ellos mismos. No querían dar por
sobreentendido que fueran Dios. Pero Jesús
usó esas palabras. Dijo: “Yo soy la resurrección
y la vida.” Jesús no solo le dijo a Marta que
tenía poder sobre la muerte, sino también que
era (y sigue siendo) Dios.

Juan 11:28-37
Y habiendo dicho esto, fue y llamó en secreto a María su
hermana, diciendo: El Maestro está aquí y te llama. Ella,
oyéndolo, se levantó aprisa y vino a Él; Porque Jesús aún no
había llegado a la aldea, sino que estaba en aquel lugar donde
Marta le había encontrado. Entonces los judíos que estaban en
casa con ella y la consolaban, cuando vieron que María se
levantó aprisa y salió, la siguieron, diciendo: Va al sepulcro a
llorar allí. Y cuando María llegó a donde estaba Jesús, al verle,
se postró a sus pies, diciéndole: Señor, si hubieses estado aquí,
mi hermano no habría muerto. Jesús entonces, al verla
llorando, y a los judíos que habían venido con ella, también
llorando, se conmovió en espíritu y se turbó, y dijo: ¿Dónde le
pusisteis? Le dijeron: Señor, ven y ve. Jesús lloró. Dijeron
entonces los judíos: ¡Mirad cuánto le amaba! Y algunos de ellos
dijeron: ¿No podía Éste, que abrió los ojos al ciego, hacer
también que éste no muriera?

5. Mucha gente lloraba la pérdida de Lázaro.
¿Cuál fue la actitud de Jesús respecto de la
muerte de su amigo, al llegar al sepulcro?
Jesús lloró al llegar al sepulcro de Lázaro.
Quizá nos parezca extraño que llorara pese a
que sabía lo que habría de ocurrir
seguidamente. No debería sorprendernos.
Jesús es Dios, pero también es del todo
humano. Sintió tristeza por la muerte de su
querido amigo. ¿Podría haber algo mas natural
que llorar?

Juan 11:38-45
Y Jesús, conmoviéndose otra vez en sí mismo, vino al sepulcro.
Era una cueva, y tenía una piedra puesta encima. Dijo Jesús:
Quitad la piedra. Marta, la hermana del que había muerto, le
dijo: Señor, hiede ya, porque es de cuatro días. Jesús le dijo:
¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios? Entonces
quitaron la piedra de donde el muerto había sido puesto: Y
Jesús alzando sus ojos, dijo: Padre, gracias te doy que me has
oído. Yo sabía que siempre me oyes; pero lo dije por causa de
la gente que está alrededor, para que crean que tú me has
enviado. Y habiendo dicho esto, clamó a gran voz: ¡Lázaro, ven
fuera! Y el que había muerto salió, atadas las manos y los pies
con vendas; y su rostro estaba envuelto en un sudario. Jesús les
dijo: Desatadle, y dejadle ir. Entonces muchos de los judíos que
habían venido a María, y habían visto lo que hizo Jesús,
creyeron en Él.

6. ¿Qué cosa extraña pidió Jesús junto al sepulcro? ¿Por
qué objetó Marta?
Jesús pidió que quitasen la piedra que tapaba la
entrada al sepulcro. Esto tiene sentido para nosotros
que sabemos lo que Jesús haría, pero para los que allí
se encontraban fue chocante. Imagínese como
reaccionaría alguien hoy si pretendiéramos exhumar
el ataud de un amigo. Marta expresó su preocupación
sin delicadeza. Ya llevaba en la tumba cuatro días. Su
cadaver ya debia de oler mal. Quizá pensó que Jesús
sencillamente quería ver el cuerpo. Jesús sin embargo,
sabía lo que iba a hacer, realizar un milagro.

7. Jesús no se dejó disuadir. Los persuadió a que
quitasen la piedra. ¿Qué hizo entonces? ¿De
qué manera realizó este milagro?
Jesús, en primer lugar, oró con voz audible a su
Padre, y después con voz fuerte ordenó a
Lázaro a salir fuera. Éste salió del sepulcro
dando traspies, aún envuelto en paños
mortuorios. Sus brazos y piernas estaban
vendadas, y su rostro cubierto con un sudario,
pero consiguió salir del sepulcro. Siendo que
Jesús lo había llamado, nada podía impedir que
Lázaro saliera fuera.

8. ¿Cuál fue la reacción de la gente al ver este
milagro tan maravilloso?
Si bien deben haber estado maravillados por lo
que veían, Juan nos da a conocer la reacción
más importante. Muchos de los que vieron este
milagro, creyeron en Jesús. Vieron su poder y
se dieron cuenta de que solo Dios pudo haber
hecho semejante cosa. El poder que Jesús
demostró tener sobre la muerte, fue para ellos
una prueba de su identidad.

Relacione

1. Jesús aún sabiendo lo que haría, lloró al llegar al
sepulcro de Lázaro. ¿Qué aprendemos de esto
respecto a nuestra reacción ante la muerte?
La tristeza es una reacción humana normal ante la
muerte. Jesús sabía que en breves instantes Lázaro
estaría nuevamente vivo, pero aun así lloró frente al
sepulcro. Los cristianos creemos en la resurrección de
los muertos, pero eso no quiere decir que no sentimos
pesar o tristeza cuando muere uno de nuestros seres
queridos. Sabemos que los veremos nuevamente,
¡pero los extrañamos ahora! No tenemos porque estar
evergonzados o desconcertados cuando sentimos
tristeza. Hasta nuestro Salvador sintió pesar por su
amigo.

2. Pareció que Jesús había llegado demasiado tarde a
Betania para poder ayudar a Lázaro. Pero sorprendió
a todos al resucitar al muerto. ¿Qué significado tiene
para nosotros ese poder de Jesús?
Jesús resucitó a Lázaro de los muertos, probando así
que nada es imposible para Dios. Incluso la muerte
no pudo impedir el amor de nuestro Salvador.
Aunque no habremos de ver constantemente milagros
como este en nuestra vida en esta tierra, sabemos sin
embargo que Jesús es Señor, y que él tendrá cuidado
de nosotros y nos protegerá para siempre. Nada hay
que él no pueda hacer, y nada puede ni podrá
separarnos de su amor, ni aún la muerte.

3. No todos los que oyeron de este milagro quedaron
complacidos. Cuanto más la gente creía en Jesús,
tanto más comenzaron a oponérsele los dirigentes
judíos. Hasta comenzaron a conspirar para matarlo
(versículo 53). Había algo en Jesús que ellos no
llegaban a ver. ¿Qué era?
Había tantas cosas que ellos no comprendían acerca
de Jesús. No entendieron que aquel que resucitó a
Lázaro de los muertos no podía ser derrotado por la
muerte. Podían matar a Jesús, pero no podrían
impedir que resucitara de los muertos. El sumo
sacerdote dijo que era mejor que Jesús muriera, y no
que pereciese toda la nación (v.50), pero no podía
comprender que la muerte de Jesús obraría lo
opuesto: obtener perdón y salvación para el mundo
entero. Estaban atemorizados por este milagro y no
comprendieron que la mayor resurrección aun estaba
por venir.

Perciba

Nosotros, en la actualidad, visitamos las tumbas
de nuestros seres queridos –y nuestros seres
queridos algún día irán a visitar nuestra tumba–
pero cuando nos vamos, los cuerpos de los que
fuimos a visitar quedan en la tumba. Es posible
que deseemos que el milagro de Lázaro se
repitiera, pero no llegamos a ver tal dramático
evento. ¿Cuál es nuestra esperanza frente a la
muerte?

Cuando asistimos a los funerales no vemos
resurrecciones como la que obró Jesús, pero
conocemos la realidad del poder de Dios.
Confesamos, junto con Marta, que nuestros seres
queridos resucitarán en el día final (v.24). Sabemos
que esto es verdad, porque Jesús es la resurrección y
la vida. Precisamente así como ordenó a Lázaro que
saliera del sepulcro ese día, así también en el día final
nos llamará a salir de nuestras tumbas, y resucitaremos
para vivir con él para siempre. La muerte y el sepulcro
no pudieron sujetar a Jesús. Y no podrán evitar
tampoco que él nos resucite para estar junto a él por
toda la eternidad.

La Resurrección de Lázaro
(Juan 11:1-45)


Slide 13

La Resurrección de Lázaro
(Juan 11:1-45)

Enfoque

Leyendo los cuatro evangelios, encontramos
testimonios del poder milagroso de Jesús. En
muchos de sus milagros, vemos a Jesús sanando
enfermedades terribles. Hay quienes pretenden
explicarlos por la via de lo natural. “las
curaciones fueron milagrosas, pero la ciencia
médica moderna también lo es.” Los medicos
pueden curar la misma clase de enfermedades
que Jesús curó.” ¿Qué podemos responder a
esta clase de comentarios?

1. ¿Qué diferencia hay entre las curaciones de
Jesús y los tratamientos médicos?
Damos gracias a Dios porque hay médicos que
se ocupan de nuestro bienestar. ¡Son una
dádiva de Dios! Ellos utilizan su intelecto y sus
dones, provistos por Dios, para proporcionar
alivio a sus pacientes. Jesús no hizo uso de la
medicina o la cirugía. Curaba directamente con
su poder divino.

2. ¿En qué se manifiesta que las curaciones de Jesús
exceden lo que hace la profesión médica?
La obra de Jesús está basada en su poder divino. No
está sujeto tampoco a las limitaciones que restringen a
los trabajadores de la medicina. Existen enfermedades
y daños que no pueden ser curados mediante las
técnicas médicas. El obstáculo mayor es el de la
muerte. Pese a todos los adelantos de la medicina, los
humanos no podemos hacer volver a la vida un
cuerpo muerto. Sin embargo, esto es exactamente lo
que Jesús hizo en el milagro que hoy estudiaremos.
Nada hay por encima del poder de Jesús, ni siquiera la
muerte.

Informese

Juan 11:1-6
Estaba entonces enfermo uno llamado Lázaro, de
Betania, la aldea de María y de Marta su hermana.
(María, cuyo hermano Lázaro estaba enfermo, era la
que ungió al Señor con ungüento, y enjugó sus pies
con sus cabellos.) Enviaron, pues, sus hermanas a Él,
diciendo: Señor, he aquí el que amas está enfermo. Y
oyéndolo Jesús, dijo: Esta enfermedad no es para
muerte, sino para la gloria de Dios, para que el Hijo
de Dios sea glorificado por ella. Y amaba Jesús a
Marta, y a su hermana, y a Lázaro. Cuando oyó, pues,
que estaba enfermo, se quedó aún dos días en el
mismo lugar donde estaba.

1. Algunos milagros de Jesús fueron hechos a favor de
extraños. ¿Qué clase de relación mantenía Jesús con
lázaro y sus hermanas?
Jesús conocía muy bien a esta familia. Juan nos
recuerda en el versículo 2 que María había ungido los
pies de Jesús con perfume y los había secado con sus
cabellos (Juan 12:3). Quizá recordemos también la
ocasión en que Jesús estuvo de visita en casa de ellos
y María estuvo a los pies de Jesús escuchando sus
palabras
mientras Marta se ocupaba de los
quehaceres de la casa (Lucas 10:38-42). Lo mas
importante en el caso de este milagro, sin embargo,
fue que Jesús amaba a esta familia (versículo 5).

Juan 11:7-17
Luego, después de esto, dijo a sus discípulos: Vamos a Judea
otra vez. Sus discípulos le dijeron: Rabí, ahora procuraban los
judíos apedrearte, ¿y otra vez vas allá? Respondió Jesús: ¿No
tiene el día doce horas? Si alguien anda de día, no tropieza,
porque ve la luz de este mundo. Pero si alguien anda de noche,
tropieza, porque no hay luz en él. Estas cosas dijo Él; y después
de esto les dijo: Nuestro amigo Lázaro duerme; mas yo voy a
despertarle del sueño. Dijeron entonces sus discípulos: Señor,
si duerme, sano estará. Pero esto decía Jesús de su muerte; y
ellos pensaban que hablaba del reposar del sueño. Y entonces
Jesús les dijo claramente: Lázaro ha muerto; y me alegro por
vosotros, que yo no haya estado allí, para que creáis; mas vamos
a él. Dijo entonces Tomás, llamado el Dídimo, a sus
condiscípulos: Vamos también nosotros, para que muramos
con él. Vino, pues, Jesús, y halló que hacía ya cuatro días que él
estaba en el sepulcro.

2. ¿Qué actitud sorprendente tomó Jesús cuando oyó
que Lázaro estaba enfermo? ¿Cuándo inició una
acción al respecto? ¿En qué se nota en las palabras de
Jesús que sabía lo que haría?
Jesús amaba a Lázaro, pero esperó dos días en ir
después de haberse enterado que estaba enfermo.
Jesús entró en acción después de la muerte de Lázaro.
Pero sus palabras dan a entender que estaba al tanto
de lo que sucedía. Nadie, fuera de Jesús, sabía que
Lázaro había muerto. Con anticipación les dijo a sus
discípulos que despertará a Lázaro del sueño de la
muerte. En tanto que podría haber sanado
simplemente a Lázaro de su enfermedad, prefirió
realizar un milagro más grande sún –resucitarlo de los
muertos– para que mediante este milagro más
personas llegasen a creer.

Juan 11:18-27
Y Betania estaba cerca de Jerusalén como a quince estadios. Y
muchos de los judíos habían venido a Marta y a María, para
consolarlas por su hermano. Entonces Marta, cuando oyó que
Jesús venía, salió a encontrarle; pero María se quedó sentada en
casa. Y Marta dijo a Jesús: Señor, si hubieses estado aquí, mi
hermano no habría muerto. Pero también sé ahora que todo lo
que pidieres a Dios, Dios te lo dará. Jesús le dijo: Tu hermano
resucitará. Le dijo Marta: Yo sé que resucitará en la
resurrección, en el día postrero. Jesús le dijo: Yo soy la
resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto,
vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá
eternamente. ¿Crees esto? Ella le dijo: Sí, Señor, yo creo que tú
eres el Cristo, el Hijo de Dios que había de venir al mundo.

3. Cuando Jesús llegó a Betania, ¿qué le dijo Marta?
¿Qué nos revelan sus palabras?
Podría parecernos como que Marta culpó a Jesús por
no llegar a tiempo. Si hubiese estado allí, Lázaro no
hubiera muerto. Sin embargo, Marta no había perdido
la esperanza. Sus palabras muestran que sabía quien
era Jesús y de que era capaz su poder. Si Jesús hubiese
estado allí, podría haber sanado a Lázaro. Pero aun
ahora, dijo ella, Dios hará lo que Jesús le pida.
Confiaba que Jesús todavía podría hacer un milagro.
De sus palabras del versículo 24, sin embargo, podría
concluirse que esperaba un milagro futuro, no una
resurrección inmediata en ese día. De la mayor
importancia son las palabras de Marta: “yo creo que tú
eres el Cristo, el Hijo de Dios.” Ella creyó que Jesús
podría realizar un milagro, porque sabía quien era.

4. ¿Qué respondió Jesús cuando Marta habló de
la resurrección? ¿Qué nos dicen sus palabras?
Marta tenía puesta la mente en la resurrección
del fin del tiempo, pero Jesús la ubica en el
presente. “Yo soy la resurrección y la vida.”
¡Gracias a Jesús habrá una gran resurrección el
día del juicio final! El Salvador que un día
habrá de resucitar a todos los muertos, traerá a
Lázaro de vuelta a la vida.

Al dirigirse a Marta en esta historia, Jesús le
dice: “Yo soy la resurrección y la vida.” Estas
palabras de consuelo son incluso más
maravillosas de lo que pueden parecer al
principio. Los judíos estaban al tanto de que
Dios había dicho a Moisés que su nombre era
“YO SOY” (Exodo 3:14). Por esto, los judíos
piadosos nunca decían directamente “yo soy” al
referirse a ellos mismos. No querían dar por
sobreentendido que fueran Dios. Pero Jesús
usó esas palabras. Dijo: “Yo soy la resurrección
y la vida.” Jesús no solo le dijo a Marta que
tenía poder sobre la muerte, sino también que
era (y sigue siendo) Dios.

Juan 11:28-37
Y habiendo dicho esto, fue y llamó en secreto a María su
hermana, diciendo: El Maestro está aquí y te llama. Ella,
oyéndolo, se levantó aprisa y vino a Él; Porque Jesús aún no
había llegado a la aldea, sino que estaba en aquel lugar donde
Marta le había encontrado. Entonces los judíos que estaban en
casa con ella y la consolaban, cuando vieron que María se
levantó aprisa y salió, la siguieron, diciendo: Va al sepulcro a
llorar allí. Y cuando María llegó a donde estaba Jesús, al verle,
se postró a sus pies, diciéndole: Señor, si hubieses estado aquí,
mi hermano no habría muerto. Jesús entonces, al verla
llorando, y a los judíos que habían venido con ella, también
llorando, se conmovió en espíritu y se turbó, y dijo: ¿Dónde le
pusisteis? Le dijeron: Señor, ven y ve. Jesús lloró. Dijeron
entonces los judíos: ¡Mirad cuánto le amaba! Y algunos de ellos
dijeron: ¿No podía Éste, que abrió los ojos al ciego, hacer
también que éste no muriera?

5. Mucha gente lloraba la pérdida de Lázaro.
¿Cuál fue la actitud de Jesús respecto de la
muerte de su amigo, al llegar al sepulcro?
Jesús lloró al llegar al sepulcro de Lázaro.
Quizá nos parezca extraño que llorara pese a
que sabía lo que habría de ocurrir
seguidamente. No debería sorprendernos.
Jesús es Dios, pero también es del todo
humano. Sintió tristeza por la muerte de su
querido amigo. ¿Podría haber algo mas natural
que llorar?

Juan 11:38-45
Y Jesús, conmoviéndose otra vez en sí mismo, vino al sepulcro.
Era una cueva, y tenía una piedra puesta encima. Dijo Jesús:
Quitad la piedra. Marta, la hermana del que había muerto, le
dijo: Señor, hiede ya, porque es de cuatro días. Jesús le dijo:
¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios? Entonces
quitaron la piedra de donde el muerto había sido puesto: Y
Jesús alzando sus ojos, dijo: Padre, gracias te doy que me has
oído. Yo sabía que siempre me oyes; pero lo dije por causa de
la gente que está alrededor, para que crean que tú me has
enviado. Y habiendo dicho esto, clamó a gran voz: ¡Lázaro, ven
fuera! Y el que había muerto salió, atadas las manos y los pies
con vendas; y su rostro estaba envuelto en un sudario. Jesús les
dijo: Desatadle, y dejadle ir. Entonces muchos de los judíos que
habían venido a María, y habían visto lo que hizo Jesús,
creyeron en Él.

6. ¿Qué cosa extraña pidió Jesús junto al sepulcro? ¿Por
qué objetó Marta?
Jesús pidió que quitasen la piedra que tapaba la
entrada al sepulcro. Esto tiene sentido para nosotros
que sabemos lo que Jesús haría, pero para los que allí
se encontraban fue chocante. Imagínese como
reaccionaría alguien hoy si pretendiéramos exhumar
el ataud de un amigo. Marta expresó su preocupación
sin delicadeza. Ya llevaba en la tumba cuatro días. Su
cadaver ya debia de oler mal. Quizá pensó que Jesús
sencillamente quería ver el cuerpo. Jesús sin embargo,
sabía lo que iba a hacer, realizar un milagro.

7. Jesús no se dejó disuadir. Los persuadió a que
quitasen la piedra. ¿Qué hizo entonces? ¿De
qué manera realizó este milagro?
Jesús, en primer lugar, oró con voz audible a su
Padre, y después con voz fuerte ordenó a
Lázaro a salir fuera. Éste salió del sepulcro
dando traspies, aún envuelto en paños
mortuorios. Sus brazos y piernas estaban
vendadas, y su rostro cubierto con un sudario,
pero consiguió salir del sepulcro. Siendo que
Jesús lo había llamado, nada podía impedir que
Lázaro saliera fuera.

8. ¿Cuál fue la reacción de la gente al ver este
milagro tan maravilloso?
Si bien deben haber estado maravillados por lo
que veían, Juan nos da a conocer la reacción
más importante. Muchos de los que vieron este
milagro, creyeron en Jesús. Vieron su poder y
se dieron cuenta de que solo Dios pudo haber
hecho semejante cosa. El poder que Jesús
demostró tener sobre la muerte, fue para ellos
una prueba de su identidad.

Relacione

1. Jesús aún sabiendo lo que haría, lloró al llegar al
sepulcro de Lázaro. ¿Qué aprendemos de esto
respecto a nuestra reacción ante la muerte?
La tristeza es una reacción humana normal ante la
muerte. Jesús sabía que en breves instantes Lázaro
estaría nuevamente vivo, pero aun así lloró frente al
sepulcro. Los cristianos creemos en la resurrección de
los muertos, pero eso no quiere decir que no sentimos
pesar o tristeza cuando muere uno de nuestros seres
queridos. Sabemos que los veremos nuevamente,
¡pero los extrañamos ahora! No tenemos porque estar
evergonzados o desconcertados cuando sentimos
tristeza. Hasta nuestro Salvador sintió pesar por su
amigo.

2. Pareció que Jesús había llegado demasiado tarde a
Betania para poder ayudar a Lázaro. Pero sorprendió
a todos al resucitar al muerto. ¿Qué significado tiene
para nosotros ese poder de Jesús?
Jesús resucitó a Lázaro de los muertos, probando así
que nada es imposible para Dios. Incluso la muerte
no pudo impedir el amor de nuestro Salvador.
Aunque no habremos de ver constantemente milagros
como este en nuestra vida en esta tierra, sabemos sin
embargo que Jesús es Señor, y que él tendrá cuidado
de nosotros y nos protegerá para siempre. Nada hay
que él no pueda hacer, y nada puede ni podrá
separarnos de su amor, ni aún la muerte.

3. No todos los que oyeron de este milagro quedaron
complacidos. Cuanto más la gente creía en Jesús,
tanto más comenzaron a oponérsele los dirigentes
judíos. Hasta comenzaron a conspirar para matarlo
(versículo 53). Había algo en Jesús que ellos no
llegaban a ver. ¿Qué era?
Había tantas cosas que ellos no comprendían acerca
de Jesús. No entendieron que aquel que resucitó a
Lázaro de los muertos no podía ser derrotado por la
muerte. Podían matar a Jesús, pero no podrían
impedir que resucitara de los muertos. El sumo
sacerdote dijo que era mejor que Jesús muriera, y no
que pereciese toda la nación (v.50), pero no podía
comprender que la muerte de Jesús obraría lo
opuesto: obtener perdón y salvación para el mundo
entero. Estaban atemorizados por este milagro y no
comprendieron que la mayor resurrección aun estaba
por venir.

Perciba

Nosotros, en la actualidad, visitamos las tumbas
de nuestros seres queridos –y nuestros seres
queridos algún día irán a visitar nuestra tumba–
pero cuando nos vamos, los cuerpos de los que
fuimos a visitar quedan en la tumba. Es posible
que deseemos que el milagro de Lázaro se
repitiera, pero no llegamos a ver tal dramático
evento. ¿Cuál es nuestra esperanza frente a la
muerte?

Cuando asistimos a los funerales no vemos
resurrecciones como la que obró Jesús, pero
conocemos la realidad del poder de Dios.
Confesamos, junto con Marta, que nuestros seres
queridos resucitarán en el día final (v.24). Sabemos
que esto es verdad, porque Jesús es la resurrección y
la vida. Precisamente así como ordenó a Lázaro que
saliera del sepulcro ese día, así también en el día final
nos llamará a salir de nuestras tumbas, y resucitaremos
para vivir con él para siempre. La muerte y el sepulcro
no pudieron sujetar a Jesús. Y no podrán evitar
tampoco que él nos resucite para estar junto a él por
toda la eternidad.

La Resurrección de Lázaro
(Juan 11:1-45)


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La Resurrección de Lázaro
(Juan 11:1-45)

Enfoque

Leyendo los cuatro evangelios, encontramos
testimonios del poder milagroso de Jesús. En
muchos de sus milagros, vemos a Jesús sanando
enfermedades terribles. Hay quienes pretenden
explicarlos por la via de lo natural. “las
curaciones fueron milagrosas, pero la ciencia
médica moderna también lo es.” Los medicos
pueden curar la misma clase de enfermedades
que Jesús curó.” ¿Qué podemos responder a
esta clase de comentarios?

1. ¿Qué diferencia hay entre las curaciones de
Jesús y los tratamientos médicos?
Damos gracias a Dios porque hay médicos que
se ocupan de nuestro bienestar. ¡Son una
dádiva de Dios! Ellos utilizan su intelecto y sus
dones, provistos por Dios, para proporcionar
alivio a sus pacientes. Jesús no hizo uso de la
medicina o la cirugía. Curaba directamente con
su poder divino.

2. ¿En qué se manifiesta que las curaciones de Jesús
exceden lo que hace la profesión médica?
La obra de Jesús está basada en su poder divino. No
está sujeto tampoco a las limitaciones que restringen a
los trabajadores de la medicina. Existen enfermedades
y daños que no pueden ser curados mediante las
técnicas médicas. El obstáculo mayor es el de la
muerte. Pese a todos los adelantos de la medicina, los
humanos no podemos hacer volver a la vida un
cuerpo muerto. Sin embargo, esto es exactamente lo
que Jesús hizo en el milagro que hoy estudiaremos.
Nada hay por encima del poder de Jesús, ni siquiera la
muerte.

Informese

Juan 11:1-6
Estaba entonces enfermo uno llamado Lázaro, de
Betania, la aldea de María y de Marta su hermana.
(María, cuyo hermano Lázaro estaba enfermo, era la
que ungió al Señor con ungüento, y enjugó sus pies
con sus cabellos.) Enviaron, pues, sus hermanas a Él,
diciendo: Señor, he aquí el que amas está enfermo. Y
oyéndolo Jesús, dijo: Esta enfermedad no es para
muerte, sino para la gloria de Dios, para que el Hijo
de Dios sea glorificado por ella. Y amaba Jesús a
Marta, y a su hermana, y a Lázaro. Cuando oyó, pues,
que estaba enfermo, se quedó aún dos días en el
mismo lugar donde estaba.

1. Algunos milagros de Jesús fueron hechos a favor de
extraños. ¿Qué clase de relación mantenía Jesús con
lázaro y sus hermanas?
Jesús conocía muy bien a esta familia. Juan nos
recuerda en el versículo 2 que María había ungido los
pies de Jesús con perfume y los había secado con sus
cabellos (Juan 12:3). Quizá recordemos también la
ocasión en que Jesús estuvo de visita en casa de ellos
y María estuvo a los pies de Jesús escuchando sus
palabras
mientras Marta se ocupaba de los
quehaceres de la casa (Lucas 10:38-42). Lo mas
importante en el caso de este milagro, sin embargo,
fue que Jesús amaba a esta familia (versículo 5).

Juan 11:7-17
Luego, después de esto, dijo a sus discípulos: Vamos a Judea
otra vez. Sus discípulos le dijeron: Rabí, ahora procuraban los
judíos apedrearte, ¿y otra vez vas allá? Respondió Jesús: ¿No
tiene el día doce horas? Si alguien anda de día, no tropieza,
porque ve la luz de este mundo. Pero si alguien anda de noche,
tropieza, porque no hay luz en él. Estas cosas dijo Él; y después
de esto les dijo: Nuestro amigo Lázaro duerme; mas yo voy a
despertarle del sueño. Dijeron entonces sus discípulos: Señor,
si duerme, sano estará. Pero esto decía Jesús de su muerte; y
ellos pensaban que hablaba del reposar del sueño. Y entonces
Jesús les dijo claramente: Lázaro ha muerto; y me alegro por
vosotros, que yo no haya estado allí, para que creáis; mas vamos
a él. Dijo entonces Tomás, llamado el Dídimo, a sus
condiscípulos: Vamos también nosotros, para que muramos
con él. Vino, pues, Jesús, y halló que hacía ya cuatro días que él
estaba en el sepulcro.

2. ¿Qué actitud sorprendente tomó Jesús cuando oyó
que Lázaro estaba enfermo? ¿Cuándo inició una
acción al respecto? ¿En qué se nota en las palabras de
Jesús que sabía lo que haría?
Jesús amaba a Lázaro, pero esperó dos días en ir
después de haberse enterado que estaba enfermo.
Jesús entró en acción después de la muerte de Lázaro.
Pero sus palabras dan a entender que estaba al tanto
de lo que sucedía. Nadie, fuera de Jesús, sabía que
Lázaro había muerto. Con anticipación les dijo a sus
discípulos que despertará a Lázaro del sueño de la
muerte. En tanto que podría haber sanado
simplemente a Lázaro de su enfermedad, prefirió
realizar un milagro más grande sún –resucitarlo de los
muertos– para que mediante este milagro más
personas llegasen a creer.

Juan 11:18-27
Y Betania estaba cerca de Jerusalén como a quince estadios. Y
muchos de los judíos habían venido a Marta y a María, para
consolarlas por su hermano. Entonces Marta, cuando oyó que
Jesús venía, salió a encontrarle; pero María se quedó sentada en
casa. Y Marta dijo a Jesús: Señor, si hubieses estado aquí, mi
hermano no habría muerto. Pero también sé ahora que todo lo
que pidieres a Dios, Dios te lo dará. Jesús le dijo: Tu hermano
resucitará. Le dijo Marta: Yo sé que resucitará en la
resurrección, en el día postrero. Jesús le dijo: Yo soy la
resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto,
vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá
eternamente. ¿Crees esto? Ella le dijo: Sí, Señor, yo creo que tú
eres el Cristo, el Hijo de Dios que había de venir al mundo.

3. Cuando Jesús llegó a Betania, ¿qué le dijo Marta?
¿Qué nos revelan sus palabras?
Podría parecernos como que Marta culpó a Jesús por
no llegar a tiempo. Si hubiese estado allí, Lázaro no
hubiera muerto. Sin embargo, Marta no había perdido
la esperanza. Sus palabras muestran que sabía quien
era Jesús y de que era capaz su poder. Si Jesús hubiese
estado allí, podría haber sanado a Lázaro. Pero aun
ahora, dijo ella, Dios hará lo que Jesús le pida.
Confiaba que Jesús todavía podría hacer un milagro.
De sus palabras del versículo 24, sin embargo, podría
concluirse que esperaba un milagro futuro, no una
resurrección inmediata en ese día. De la mayor
importancia son las palabras de Marta: “yo creo que tú
eres el Cristo, el Hijo de Dios.” Ella creyó que Jesús
podría realizar un milagro, porque sabía quien era.

4. ¿Qué respondió Jesús cuando Marta habló de
la resurrección? ¿Qué nos dicen sus palabras?
Marta tenía puesta la mente en la resurrección
del fin del tiempo, pero Jesús la ubica en el
presente. “Yo soy la resurrección y la vida.”
¡Gracias a Jesús habrá una gran resurrección el
día del juicio final! El Salvador que un día
habrá de resucitar a todos los muertos, traerá a
Lázaro de vuelta a la vida.

Al dirigirse a Marta en esta historia, Jesús le
dice: “Yo soy la resurrección y la vida.” Estas
palabras de consuelo son incluso más
maravillosas de lo que pueden parecer al
principio. Los judíos estaban al tanto de que
Dios había dicho a Moisés que su nombre era
“YO SOY” (Exodo 3:14). Por esto, los judíos
piadosos nunca decían directamente “yo soy” al
referirse a ellos mismos. No querían dar por
sobreentendido que fueran Dios. Pero Jesús
usó esas palabras. Dijo: “Yo soy la resurrección
y la vida.” Jesús no solo le dijo a Marta que
tenía poder sobre la muerte, sino también que
era (y sigue siendo) Dios.

Juan 11:28-37
Y habiendo dicho esto, fue y llamó en secreto a María su
hermana, diciendo: El Maestro está aquí y te llama. Ella,
oyéndolo, se levantó aprisa y vino a Él; Porque Jesús aún no
había llegado a la aldea, sino que estaba en aquel lugar donde
Marta le había encontrado. Entonces los judíos que estaban en
casa con ella y la consolaban, cuando vieron que María se
levantó aprisa y salió, la siguieron, diciendo: Va al sepulcro a
llorar allí. Y cuando María llegó a donde estaba Jesús, al verle,
se postró a sus pies, diciéndole: Señor, si hubieses estado aquí,
mi hermano no habría muerto. Jesús entonces, al verla
llorando, y a los judíos que habían venido con ella, también
llorando, se conmovió en espíritu y se turbó, y dijo: ¿Dónde le
pusisteis? Le dijeron: Señor, ven y ve. Jesús lloró. Dijeron
entonces los judíos: ¡Mirad cuánto le amaba! Y algunos de ellos
dijeron: ¿No podía Éste, que abrió los ojos al ciego, hacer
también que éste no muriera?

5. Mucha gente lloraba la pérdida de Lázaro.
¿Cuál fue la actitud de Jesús respecto de la
muerte de su amigo, al llegar al sepulcro?
Jesús lloró al llegar al sepulcro de Lázaro.
Quizá nos parezca extraño que llorara pese a
que sabía lo que habría de ocurrir
seguidamente. No debería sorprendernos.
Jesús es Dios, pero también es del todo
humano. Sintió tristeza por la muerte de su
querido amigo. ¿Podría haber algo mas natural
que llorar?

Juan 11:38-45
Y Jesús, conmoviéndose otra vez en sí mismo, vino al sepulcro.
Era una cueva, y tenía una piedra puesta encima. Dijo Jesús:
Quitad la piedra. Marta, la hermana del que había muerto, le
dijo: Señor, hiede ya, porque es de cuatro días. Jesús le dijo:
¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios? Entonces
quitaron la piedra de donde el muerto había sido puesto: Y
Jesús alzando sus ojos, dijo: Padre, gracias te doy que me has
oído. Yo sabía que siempre me oyes; pero lo dije por causa de
la gente que está alrededor, para que crean que tú me has
enviado. Y habiendo dicho esto, clamó a gran voz: ¡Lázaro, ven
fuera! Y el que había muerto salió, atadas las manos y los pies
con vendas; y su rostro estaba envuelto en un sudario. Jesús les
dijo: Desatadle, y dejadle ir. Entonces muchos de los judíos que
habían venido a María, y habían visto lo que hizo Jesús,
creyeron en Él.

6. ¿Qué cosa extraña pidió Jesús junto al sepulcro? ¿Por
qué objetó Marta?
Jesús pidió que quitasen la piedra que tapaba la
entrada al sepulcro. Esto tiene sentido para nosotros
que sabemos lo que Jesús haría, pero para los que allí
se encontraban fue chocante. Imagínese como
reaccionaría alguien hoy si pretendiéramos exhumar
el ataud de un amigo. Marta expresó su preocupación
sin delicadeza. Ya llevaba en la tumba cuatro días. Su
cadaver ya debia de oler mal. Quizá pensó que Jesús
sencillamente quería ver el cuerpo. Jesús sin embargo,
sabía lo que iba a hacer, realizar un milagro.

7. Jesús no se dejó disuadir. Los persuadió a que
quitasen la piedra. ¿Qué hizo entonces? ¿De
qué manera realizó este milagro?
Jesús, en primer lugar, oró con voz audible a su
Padre, y después con voz fuerte ordenó a
Lázaro a salir fuera. Éste salió del sepulcro
dando traspies, aún envuelto en paños
mortuorios. Sus brazos y piernas estaban
vendadas, y su rostro cubierto con un sudario,
pero consiguió salir del sepulcro. Siendo que
Jesús lo había llamado, nada podía impedir que
Lázaro saliera fuera.

8. ¿Cuál fue la reacción de la gente al ver este
milagro tan maravilloso?
Si bien deben haber estado maravillados por lo
que veían, Juan nos da a conocer la reacción
más importante. Muchos de los que vieron este
milagro, creyeron en Jesús. Vieron su poder y
se dieron cuenta de que solo Dios pudo haber
hecho semejante cosa. El poder que Jesús
demostró tener sobre la muerte, fue para ellos
una prueba de su identidad.

Relacione

1. Jesús aún sabiendo lo que haría, lloró al llegar al
sepulcro de Lázaro. ¿Qué aprendemos de esto
respecto a nuestra reacción ante la muerte?
La tristeza es una reacción humana normal ante la
muerte. Jesús sabía que en breves instantes Lázaro
estaría nuevamente vivo, pero aun así lloró frente al
sepulcro. Los cristianos creemos en la resurrección de
los muertos, pero eso no quiere decir que no sentimos
pesar o tristeza cuando muere uno de nuestros seres
queridos. Sabemos que los veremos nuevamente,
¡pero los extrañamos ahora! No tenemos porque estar
evergonzados o desconcertados cuando sentimos
tristeza. Hasta nuestro Salvador sintió pesar por su
amigo.

2. Pareció que Jesús había llegado demasiado tarde a
Betania para poder ayudar a Lázaro. Pero sorprendió
a todos al resucitar al muerto. ¿Qué significado tiene
para nosotros ese poder de Jesús?
Jesús resucitó a Lázaro de los muertos, probando así
que nada es imposible para Dios. Incluso la muerte
no pudo impedir el amor de nuestro Salvador.
Aunque no habremos de ver constantemente milagros
como este en nuestra vida en esta tierra, sabemos sin
embargo que Jesús es Señor, y que él tendrá cuidado
de nosotros y nos protegerá para siempre. Nada hay
que él no pueda hacer, y nada puede ni podrá
separarnos de su amor, ni aún la muerte.

3. No todos los que oyeron de este milagro quedaron
complacidos. Cuanto más la gente creía en Jesús,
tanto más comenzaron a oponérsele los dirigentes
judíos. Hasta comenzaron a conspirar para matarlo
(versículo 53). Había algo en Jesús que ellos no
llegaban a ver. ¿Qué era?
Había tantas cosas que ellos no comprendían acerca
de Jesús. No entendieron que aquel que resucitó a
Lázaro de los muertos no podía ser derrotado por la
muerte. Podían matar a Jesús, pero no podrían
impedir que resucitara de los muertos. El sumo
sacerdote dijo que era mejor que Jesús muriera, y no
que pereciese toda la nación (v.50), pero no podía
comprender que la muerte de Jesús obraría lo
opuesto: obtener perdón y salvación para el mundo
entero. Estaban atemorizados por este milagro y no
comprendieron que la mayor resurrección aun estaba
por venir.

Perciba

Nosotros, en la actualidad, visitamos las tumbas
de nuestros seres queridos –y nuestros seres
queridos algún día irán a visitar nuestra tumba–
pero cuando nos vamos, los cuerpos de los que
fuimos a visitar quedan en la tumba. Es posible
que deseemos que el milagro de Lázaro se
repitiera, pero no llegamos a ver tal dramático
evento. ¿Cuál es nuestra esperanza frente a la
muerte?

Cuando asistimos a los funerales no vemos
resurrecciones como la que obró Jesús, pero
conocemos la realidad del poder de Dios.
Confesamos, junto con Marta, que nuestros seres
queridos resucitarán en el día final (v.24). Sabemos
que esto es verdad, porque Jesús es la resurrección y
la vida. Precisamente así como ordenó a Lázaro que
saliera del sepulcro ese día, así también en el día final
nos llamará a salir de nuestras tumbas, y resucitaremos
para vivir con él para siempre. La muerte y el sepulcro
no pudieron sujetar a Jesús. Y no podrán evitar
tampoco que él nos resucite para estar junto a él por
toda la eternidad.

La Resurrección de Lázaro
(Juan 11:1-45)


Slide 15

La Resurrección de Lázaro
(Juan 11:1-45)

Enfoque

Leyendo los cuatro evangelios, encontramos
testimonios del poder milagroso de Jesús. En
muchos de sus milagros, vemos a Jesús sanando
enfermedades terribles. Hay quienes pretenden
explicarlos por la via de lo natural. “las
curaciones fueron milagrosas, pero la ciencia
médica moderna también lo es.” Los medicos
pueden curar la misma clase de enfermedades
que Jesús curó.” ¿Qué podemos responder a
esta clase de comentarios?

1. ¿Qué diferencia hay entre las curaciones de
Jesús y los tratamientos médicos?
Damos gracias a Dios porque hay médicos que
se ocupan de nuestro bienestar. ¡Son una
dádiva de Dios! Ellos utilizan su intelecto y sus
dones, provistos por Dios, para proporcionar
alivio a sus pacientes. Jesús no hizo uso de la
medicina o la cirugía. Curaba directamente con
su poder divino.

2. ¿En qué se manifiesta que las curaciones de Jesús
exceden lo que hace la profesión médica?
La obra de Jesús está basada en su poder divino. No
está sujeto tampoco a las limitaciones que restringen a
los trabajadores de la medicina. Existen enfermedades
y daños que no pueden ser curados mediante las
técnicas médicas. El obstáculo mayor es el de la
muerte. Pese a todos los adelantos de la medicina, los
humanos no podemos hacer volver a la vida un
cuerpo muerto. Sin embargo, esto es exactamente lo
que Jesús hizo en el milagro que hoy estudiaremos.
Nada hay por encima del poder de Jesús, ni siquiera la
muerte.

Informese

Juan 11:1-6
Estaba entonces enfermo uno llamado Lázaro, de
Betania, la aldea de María y de Marta su hermana.
(María, cuyo hermano Lázaro estaba enfermo, era la
que ungió al Señor con ungüento, y enjugó sus pies
con sus cabellos.) Enviaron, pues, sus hermanas a Él,
diciendo: Señor, he aquí el que amas está enfermo. Y
oyéndolo Jesús, dijo: Esta enfermedad no es para
muerte, sino para la gloria de Dios, para que el Hijo
de Dios sea glorificado por ella. Y amaba Jesús a
Marta, y a su hermana, y a Lázaro. Cuando oyó, pues,
que estaba enfermo, se quedó aún dos días en el
mismo lugar donde estaba.

1. Algunos milagros de Jesús fueron hechos a favor de
extraños. ¿Qué clase de relación mantenía Jesús con
lázaro y sus hermanas?
Jesús conocía muy bien a esta familia. Juan nos
recuerda en el versículo 2 que María había ungido los
pies de Jesús con perfume y los había secado con sus
cabellos (Juan 12:3). Quizá recordemos también la
ocasión en que Jesús estuvo de visita en casa de ellos
y María estuvo a los pies de Jesús escuchando sus
palabras
mientras Marta se ocupaba de los
quehaceres de la casa (Lucas 10:38-42). Lo mas
importante en el caso de este milagro, sin embargo,
fue que Jesús amaba a esta familia (versículo 5).

Juan 11:7-17
Luego, después de esto, dijo a sus discípulos: Vamos a Judea
otra vez. Sus discípulos le dijeron: Rabí, ahora procuraban los
judíos apedrearte, ¿y otra vez vas allá? Respondió Jesús: ¿No
tiene el día doce horas? Si alguien anda de día, no tropieza,
porque ve la luz de este mundo. Pero si alguien anda de noche,
tropieza, porque no hay luz en él. Estas cosas dijo Él; y después
de esto les dijo: Nuestro amigo Lázaro duerme; mas yo voy a
despertarle del sueño. Dijeron entonces sus discípulos: Señor,
si duerme, sano estará. Pero esto decía Jesús de su muerte; y
ellos pensaban que hablaba del reposar del sueño. Y entonces
Jesús les dijo claramente: Lázaro ha muerto; y me alegro por
vosotros, que yo no haya estado allí, para que creáis; mas vamos
a él. Dijo entonces Tomás, llamado el Dídimo, a sus
condiscípulos: Vamos también nosotros, para que muramos
con él. Vino, pues, Jesús, y halló que hacía ya cuatro días que él
estaba en el sepulcro.

2. ¿Qué actitud sorprendente tomó Jesús cuando oyó
que Lázaro estaba enfermo? ¿Cuándo inició una
acción al respecto? ¿En qué se nota en las palabras de
Jesús que sabía lo que haría?
Jesús amaba a Lázaro, pero esperó dos días en ir
después de haberse enterado que estaba enfermo.
Jesús entró en acción después de la muerte de Lázaro.
Pero sus palabras dan a entender que estaba al tanto
de lo que sucedía. Nadie, fuera de Jesús, sabía que
Lázaro había muerto. Con anticipación les dijo a sus
discípulos que despertará a Lázaro del sueño de la
muerte. En tanto que podría haber sanado
simplemente a Lázaro de su enfermedad, prefirió
realizar un milagro más grande sún –resucitarlo de los
muertos– para que mediante este milagro más
personas llegasen a creer.

Juan 11:18-27
Y Betania estaba cerca de Jerusalén como a quince estadios. Y
muchos de los judíos habían venido a Marta y a María, para
consolarlas por su hermano. Entonces Marta, cuando oyó que
Jesús venía, salió a encontrarle; pero María se quedó sentada en
casa. Y Marta dijo a Jesús: Señor, si hubieses estado aquí, mi
hermano no habría muerto. Pero también sé ahora que todo lo
que pidieres a Dios, Dios te lo dará. Jesús le dijo: Tu hermano
resucitará. Le dijo Marta: Yo sé que resucitará en la
resurrección, en el día postrero. Jesús le dijo: Yo soy la
resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto,
vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá
eternamente. ¿Crees esto? Ella le dijo: Sí, Señor, yo creo que tú
eres el Cristo, el Hijo de Dios que había de venir al mundo.

3. Cuando Jesús llegó a Betania, ¿qué le dijo Marta?
¿Qué nos revelan sus palabras?
Podría parecernos como que Marta culpó a Jesús por
no llegar a tiempo. Si hubiese estado allí, Lázaro no
hubiera muerto. Sin embargo, Marta no había perdido
la esperanza. Sus palabras muestran que sabía quien
era Jesús y de que era capaz su poder. Si Jesús hubiese
estado allí, podría haber sanado a Lázaro. Pero aun
ahora, dijo ella, Dios hará lo que Jesús le pida.
Confiaba que Jesús todavía podría hacer un milagro.
De sus palabras del versículo 24, sin embargo, podría
concluirse que esperaba un milagro futuro, no una
resurrección inmediata en ese día. De la mayor
importancia son las palabras de Marta: “yo creo que tú
eres el Cristo, el Hijo de Dios.” Ella creyó que Jesús
podría realizar un milagro, porque sabía quien era.

4. ¿Qué respondió Jesús cuando Marta habló de
la resurrección? ¿Qué nos dicen sus palabras?
Marta tenía puesta la mente en la resurrección
del fin del tiempo, pero Jesús la ubica en el
presente. “Yo soy la resurrección y la vida.”
¡Gracias a Jesús habrá una gran resurrección el
día del juicio final! El Salvador que un día
habrá de resucitar a todos los muertos, traerá a
Lázaro de vuelta a la vida.

Al dirigirse a Marta en esta historia, Jesús le
dice: “Yo soy la resurrección y la vida.” Estas
palabras de consuelo son incluso más
maravillosas de lo que pueden parecer al
principio. Los judíos estaban al tanto de que
Dios había dicho a Moisés que su nombre era
“YO SOY” (Exodo 3:14). Por esto, los judíos
piadosos nunca decían directamente “yo soy” al
referirse a ellos mismos. No querían dar por
sobreentendido que fueran Dios. Pero Jesús
usó esas palabras. Dijo: “Yo soy la resurrección
y la vida.” Jesús no solo le dijo a Marta que
tenía poder sobre la muerte, sino también que
era (y sigue siendo) Dios.

Juan 11:28-37
Y habiendo dicho esto, fue y llamó en secreto a María su
hermana, diciendo: El Maestro está aquí y te llama. Ella,
oyéndolo, se levantó aprisa y vino a Él; Porque Jesús aún no
había llegado a la aldea, sino que estaba en aquel lugar donde
Marta le había encontrado. Entonces los judíos que estaban en
casa con ella y la consolaban, cuando vieron que María se
levantó aprisa y salió, la siguieron, diciendo: Va al sepulcro a
llorar allí. Y cuando María llegó a donde estaba Jesús, al verle,
se postró a sus pies, diciéndole: Señor, si hubieses estado aquí,
mi hermano no habría muerto. Jesús entonces, al verla
llorando, y a los judíos que habían venido con ella, también
llorando, se conmovió en espíritu y se turbó, y dijo: ¿Dónde le
pusisteis? Le dijeron: Señor, ven y ve. Jesús lloró. Dijeron
entonces los judíos: ¡Mirad cuánto le amaba! Y algunos de ellos
dijeron: ¿No podía Éste, que abrió los ojos al ciego, hacer
también que éste no muriera?

5. Mucha gente lloraba la pérdida de Lázaro.
¿Cuál fue la actitud de Jesús respecto de la
muerte de su amigo, al llegar al sepulcro?
Jesús lloró al llegar al sepulcro de Lázaro.
Quizá nos parezca extraño que llorara pese a
que sabía lo que habría de ocurrir
seguidamente. No debería sorprendernos.
Jesús es Dios, pero también es del todo
humano. Sintió tristeza por la muerte de su
querido amigo. ¿Podría haber algo mas natural
que llorar?

Juan 11:38-45
Y Jesús, conmoviéndose otra vez en sí mismo, vino al sepulcro.
Era una cueva, y tenía una piedra puesta encima. Dijo Jesús:
Quitad la piedra. Marta, la hermana del que había muerto, le
dijo: Señor, hiede ya, porque es de cuatro días. Jesús le dijo:
¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios? Entonces
quitaron la piedra de donde el muerto había sido puesto: Y
Jesús alzando sus ojos, dijo: Padre, gracias te doy que me has
oído. Yo sabía que siempre me oyes; pero lo dije por causa de
la gente que está alrededor, para que crean que tú me has
enviado. Y habiendo dicho esto, clamó a gran voz: ¡Lázaro, ven
fuera! Y el que había muerto salió, atadas las manos y los pies
con vendas; y su rostro estaba envuelto en un sudario. Jesús les
dijo: Desatadle, y dejadle ir. Entonces muchos de los judíos que
habían venido a María, y habían visto lo que hizo Jesús,
creyeron en Él.

6. ¿Qué cosa extraña pidió Jesús junto al sepulcro? ¿Por
qué objetó Marta?
Jesús pidió que quitasen la piedra que tapaba la
entrada al sepulcro. Esto tiene sentido para nosotros
que sabemos lo que Jesús haría, pero para los que allí
se encontraban fue chocante. Imagínese como
reaccionaría alguien hoy si pretendiéramos exhumar
el ataud de un amigo. Marta expresó su preocupación
sin delicadeza. Ya llevaba en la tumba cuatro días. Su
cadaver ya debia de oler mal. Quizá pensó que Jesús
sencillamente quería ver el cuerpo. Jesús sin embargo,
sabía lo que iba a hacer, realizar un milagro.

7. Jesús no se dejó disuadir. Los persuadió a que
quitasen la piedra. ¿Qué hizo entonces? ¿De
qué manera realizó este milagro?
Jesús, en primer lugar, oró con voz audible a su
Padre, y después con voz fuerte ordenó a
Lázaro a salir fuera. Éste salió del sepulcro
dando traspies, aún envuelto en paños
mortuorios. Sus brazos y piernas estaban
vendadas, y su rostro cubierto con un sudario,
pero consiguió salir del sepulcro. Siendo que
Jesús lo había llamado, nada podía impedir que
Lázaro saliera fuera.

8. ¿Cuál fue la reacción de la gente al ver este
milagro tan maravilloso?
Si bien deben haber estado maravillados por lo
que veían, Juan nos da a conocer la reacción
más importante. Muchos de los que vieron este
milagro, creyeron en Jesús. Vieron su poder y
se dieron cuenta de que solo Dios pudo haber
hecho semejante cosa. El poder que Jesús
demostró tener sobre la muerte, fue para ellos
una prueba de su identidad.

Relacione

1. Jesús aún sabiendo lo que haría, lloró al llegar al
sepulcro de Lázaro. ¿Qué aprendemos de esto
respecto a nuestra reacción ante la muerte?
La tristeza es una reacción humana normal ante la
muerte. Jesús sabía que en breves instantes Lázaro
estaría nuevamente vivo, pero aun así lloró frente al
sepulcro. Los cristianos creemos en la resurrección de
los muertos, pero eso no quiere decir que no sentimos
pesar o tristeza cuando muere uno de nuestros seres
queridos. Sabemos que los veremos nuevamente,
¡pero los extrañamos ahora! No tenemos porque estar
evergonzados o desconcertados cuando sentimos
tristeza. Hasta nuestro Salvador sintió pesar por su
amigo.

2. Pareció que Jesús había llegado demasiado tarde a
Betania para poder ayudar a Lázaro. Pero sorprendió
a todos al resucitar al muerto. ¿Qué significado tiene
para nosotros ese poder de Jesús?
Jesús resucitó a Lázaro de los muertos, probando así
que nada es imposible para Dios. Incluso la muerte
no pudo impedir el amor de nuestro Salvador.
Aunque no habremos de ver constantemente milagros
como este en nuestra vida en esta tierra, sabemos sin
embargo que Jesús es Señor, y que él tendrá cuidado
de nosotros y nos protegerá para siempre. Nada hay
que él no pueda hacer, y nada puede ni podrá
separarnos de su amor, ni aún la muerte.

3. No todos los que oyeron de este milagro quedaron
complacidos. Cuanto más la gente creía en Jesús,
tanto más comenzaron a oponérsele los dirigentes
judíos. Hasta comenzaron a conspirar para matarlo
(versículo 53). Había algo en Jesús que ellos no
llegaban a ver. ¿Qué era?
Había tantas cosas que ellos no comprendían acerca
de Jesús. No entendieron que aquel que resucitó a
Lázaro de los muertos no podía ser derrotado por la
muerte. Podían matar a Jesús, pero no podrían
impedir que resucitara de los muertos. El sumo
sacerdote dijo que era mejor que Jesús muriera, y no
que pereciese toda la nación (v.50), pero no podía
comprender que la muerte de Jesús obraría lo
opuesto: obtener perdón y salvación para el mundo
entero. Estaban atemorizados por este milagro y no
comprendieron que la mayor resurrección aun estaba
por venir.

Perciba

Nosotros, en la actualidad, visitamos las tumbas
de nuestros seres queridos –y nuestros seres
queridos algún día irán a visitar nuestra tumba–
pero cuando nos vamos, los cuerpos de los que
fuimos a visitar quedan en la tumba. Es posible
que deseemos que el milagro de Lázaro se
repitiera, pero no llegamos a ver tal dramático
evento. ¿Cuál es nuestra esperanza frente a la
muerte?

Cuando asistimos a los funerales no vemos
resurrecciones como la que obró Jesús, pero
conocemos la realidad del poder de Dios.
Confesamos, junto con Marta, que nuestros seres
queridos resucitarán en el día final (v.24). Sabemos
que esto es verdad, porque Jesús es la resurrección y
la vida. Precisamente así como ordenó a Lázaro que
saliera del sepulcro ese día, así también en el día final
nos llamará a salir de nuestras tumbas, y resucitaremos
para vivir con él para siempre. La muerte y el sepulcro
no pudieron sujetar a Jesús. Y no podrán evitar
tampoco que él nos resucite para estar junto a él por
toda la eternidad.

La Resurrección de Lázaro
(Juan 11:1-45)


Slide 16

La Resurrección de Lázaro
(Juan 11:1-45)

Enfoque

Leyendo los cuatro evangelios, encontramos
testimonios del poder milagroso de Jesús. En
muchos de sus milagros, vemos a Jesús sanando
enfermedades terribles. Hay quienes pretenden
explicarlos por la via de lo natural. “las
curaciones fueron milagrosas, pero la ciencia
médica moderna también lo es.” Los medicos
pueden curar la misma clase de enfermedades
que Jesús curó.” ¿Qué podemos responder a
esta clase de comentarios?

1. ¿Qué diferencia hay entre las curaciones de
Jesús y los tratamientos médicos?
Damos gracias a Dios porque hay médicos que
se ocupan de nuestro bienestar. ¡Son una
dádiva de Dios! Ellos utilizan su intelecto y sus
dones, provistos por Dios, para proporcionar
alivio a sus pacientes. Jesús no hizo uso de la
medicina o la cirugía. Curaba directamente con
su poder divino.

2. ¿En qué se manifiesta que las curaciones de Jesús
exceden lo que hace la profesión médica?
La obra de Jesús está basada en su poder divino. No
está sujeto tampoco a las limitaciones que restringen a
los trabajadores de la medicina. Existen enfermedades
y daños que no pueden ser curados mediante las
técnicas médicas. El obstáculo mayor es el de la
muerte. Pese a todos los adelantos de la medicina, los
humanos no podemos hacer volver a la vida un
cuerpo muerto. Sin embargo, esto es exactamente lo
que Jesús hizo en el milagro que hoy estudiaremos.
Nada hay por encima del poder de Jesús, ni siquiera la
muerte.

Informese

Juan 11:1-6
Estaba entonces enfermo uno llamado Lázaro, de
Betania, la aldea de María y de Marta su hermana.
(María, cuyo hermano Lázaro estaba enfermo, era la
que ungió al Señor con ungüento, y enjugó sus pies
con sus cabellos.) Enviaron, pues, sus hermanas a Él,
diciendo: Señor, he aquí el que amas está enfermo. Y
oyéndolo Jesús, dijo: Esta enfermedad no es para
muerte, sino para la gloria de Dios, para que el Hijo
de Dios sea glorificado por ella. Y amaba Jesús a
Marta, y a su hermana, y a Lázaro. Cuando oyó, pues,
que estaba enfermo, se quedó aún dos días en el
mismo lugar donde estaba.

1. Algunos milagros de Jesús fueron hechos a favor de
extraños. ¿Qué clase de relación mantenía Jesús con
lázaro y sus hermanas?
Jesús conocía muy bien a esta familia. Juan nos
recuerda en el versículo 2 que María había ungido los
pies de Jesús con perfume y los había secado con sus
cabellos (Juan 12:3). Quizá recordemos también la
ocasión en que Jesús estuvo de visita en casa de ellos
y María estuvo a los pies de Jesús escuchando sus
palabras
mientras Marta se ocupaba de los
quehaceres de la casa (Lucas 10:38-42). Lo mas
importante en el caso de este milagro, sin embargo,
fue que Jesús amaba a esta familia (versículo 5).

Juan 11:7-17
Luego, después de esto, dijo a sus discípulos: Vamos a Judea
otra vez. Sus discípulos le dijeron: Rabí, ahora procuraban los
judíos apedrearte, ¿y otra vez vas allá? Respondió Jesús: ¿No
tiene el día doce horas? Si alguien anda de día, no tropieza,
porque ve la luz de este mundo. Pero si alguien anda de noche,
tropieza, porque no hay luz en él. Estas cosas dijo Él; y después
de esto les dijo: Nuestro amigo Lázaro duerme; mas yo voy a
despertarle del sueño. Dijeron entonces sus discípulos: Señor,
si duerme, sano estará. Pero esto decía Jesús de su muerte; y
ellos pensaban que hablaba del reposar del sueño. Y entonces
Jesús les dijo claramente: Lázaro ha muerto; y me alegro por
vosotros, que yo no haya estado allí, para que creáis; mas vamos
a él. Dijo entonces Tomás, llamado el Dídimo, a sus
condiscípulos: Vamos también nosotros, para que muramos
con él. Vino, pues, Jesús, y halló que hacía ya cuatro días que él
estaba en el sepulcro.

2. ¿Qué actitud sorprendente tomó Jesús cuando oyó
que Lázaro estaba enfermo? ¿Cuándo inició una
acción al respecto? ¿En qué se nota en las palabras de
Jesús que sabía lo que haría?
Jesús amaba a Lázaro, pero esperó dos días en ir
después de haberse enterado que estaba enfermo.
Jesús entró en acción después de la muerte de Lázaro.
Pero sus palabras dan a entender que estaba al tanto
de lo que sucedía. Nadie, fuera de Jesús, sabía que
Lázaro había muerto. Con anticipación les dijo a sus
discípulos que despertará a Lázaro del sueño de la
muerte. En tanto que podría haber sanado
simplemente a Lázaro de su enfermedad, prefirió
realizar un milagro más grande sún –resucitarlo de los
muertos– para que mediante este milagro más
personas llegasen a creer.

Juan 11:18-27
Y Betania estaba cerca de Jerusalén como a quince estadios. Y
muchos de los judíos habían venido a Marta y a María, para
consolarlas por su hermano. Entonces Marta, cuando oyó que
Jesús venía, salió a encontrarle; pero María se quedó sentada en
casa. Y Marta dijo a Jesús: Señor, si hubieses estado aquí, mi
hermano no habría muerto. Pero también sé ahora que todo lo
que pidieres a Dios, Dios te lo dará. Jesús le dijo: Tu hermano
resucitará. Le dijo Marta: Yo sé que resucitará en la
resurrección, en el día postrero. Jesús le dijo: Yo soy la
resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto,
vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá
eternamente. ¿Crees esto? Ella le dijo: Sí, Señor, yo creo que tú
eres el Cristo, el Hijo de Dios que había de venir al mundo.

3. Cuando Jesús llegó a Betania, ¿qué le dijo Marta?
¿Qué nos revelan sus palabras?
Podría parecernos como que Marta culpó a Jesús por
no llegar a tiempo. Si hubiese estado allí, Lázaro no
hubiera muerto. Sin embargo, Marta no había perdido
la esperanza. Sus palabras muestran que sabía quien
era Jesús y de que era capaz su poder. Si Jesús hubiese
estado allí, podría haber sanado a Lázaro. Pero aun
ahora, dijo ella, Dios hará lo que Jesús le pida.
Confiaba que Jesús todavía podría hacer un milagro.
De sus palabras del versículo 24, sin embargo, podría
concluirse que esperaba un milagro futuro, no una
resurrección inmediata en ese día. De la mayor
importancia son las palabras de Marta: “yo creo que tú
eres el Cristo, el Hijo de Dios.” Ella creyó que Jesús
podría realizar un milagro, porque sabía quien era.

4. ¿Qué respondió Jesús cuando Marta habló de
la resurrección? ¿Qué nos dicen sus palabras?
Marta tenía puesta la mente en la resurrección
del fin del tiempo, pero Jesús la ubica en el
presente. “Yo soy la resurrección y la vida.”
¡Gracias a Jesús habrá una gran resurrección el
día del juicio final! El Salvador que un día
habrá de resucitar a todos los muertos, traerá a
Lázaro de vuelta a la vida.

Al dirigirse a Marta en esta historia, Jesús le
dice: “Yo soy la resurrección y la vida.” Estas
palabras de consuelo son incluso más
maravillosas de lo que pueden parecer al
principio. Los judíos estaban al tanto de que
Dios había dicho a Moisés que su nombre era
“YO SOY” (Exodo 3:14). Por esto, los judíos
piadosos nunca decían directamente “yo soy” al
referirse a ellos mismos. No querían dar por
sobreentendido que fueran Dios. Pero Jesús
usó esas palabras. Dijo: “Yo soy la resurrección
y la vida.” Jesús no solo le dijo a Marta que
tenía poder sobre la muerte, sino también que
era (y sigue siendo) Dios.

Juan 11:28-37
Y habiendo dicho esto, fue y llamó en secreto a María su
hermana, diciendo: El Maestro está aquí y te llama. Ella,
oyéndolo, se levantó aprisa y vino a Él; Porque Jesús aún no
había llegado a la aldea, sino que estaba en aquel lugar donde
Marta le había encontrado. Entonces los judíos que estaban en
casa con ella y la consolaban, cuando vieron que María se
levantó aprisa y salió, la siguieron, diciendo: Va al sepulcro a
llorar allí. Y cuando María llegó a donde estaba Jesús, al verle,
se postró a sus pies, diciéndole: Señor, si hubieses estado aquí,
mi hermano no habría muerto. Jesús entonces, al verla
llorando, y a los judíos que habían venido con ella, también
llorando, se conmovió en espíritu y se turbó, y dijo: ¿Dónde le
pusisteis? Le dijeron: Señor, ven y ve. Jesús lloró. Dijeron
entonces los judíos: ¡Mirad cuánto le amaba! Y algunos de ellos
dijeron: ¿No podía Éste, que abrió los ojos al ciego, hacer
también que éste no muriera?

5. Mucha gente lloraba la pérdida de Lázaro.
¿Cuál fue la actitud de Jesús respecto de la
muerte de su amigo, al llegar al sepulcro?
Jesús lloró al llegar al sepulcro de Lázaro.
Quizá nos parezca extraño que llorara pese a
que sabía lo que habría de ocurrir
seguidamente. No debería sorprendernos.
Jesús es Dios, pero también es del todo
humano. Sintió tristeza por la muerte de su
querido amigo. ¿Podría haber algo mas natural
que llorar?

Juan 11:38-45
Y Jesús, conmoviéndose otra vez en sí mismo, vino al sepulcro.
Era una cueva, y tenía una piedra puesta encima. Dijo Jesús:
Quitad la piedra. Marta, la hermana del que había muerto, le
dijo: Señor, hiede ya, porque es de cuatro días. Jesús le dijo:
¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios? Entonces
quitaron la piedra de donde el muerto había sido puesto: Y
Jesús alzando sus ojos, dijo: Padre, gracias te doy que me has
oído. Yo sabía que siempre me oyes; pero lo dije por causa de
la gente que está alrededor, para que crean que tú me has
enviado. Y habiendo dicho esto, clamó a gran voz: ¡Lázaro, ven
fuera! Y el que había muerto salió, atadas las manos y los pies
con vendas; y su rostro estaba envuelto en un sudario. Jesús les
dijo: Desatadle, y dejadle ir. Entonces muchos de los judíos que
habían venido a María, y habían visto lo que hizo Jesús,
creyeron en Él.

6. ¿Qué cosa extraña pidió Jesús junto al sepulcro? ¿Por
qué objetó Marta?
Jesús pidió que quitasen la piedra que tapaba la
entrada al sepulcro. Esto tiene sentido para nosotros
que sabemos lo que Jesús haría, pero para los que allí
se encontraban fue chocante. Imagínese como
reaccionaría alguien hoy si pretendiéramos exhumar
el ataud de un amigo. Marta expresó su preocupación
sin delicadeza. Ya llevaba en la tumba cuatro días. Su
cadaver ya debia de oler mal. Quizá pensó que Jesús
sencillamente quería ver el cuerpo. Jesús sin embargo,
sabía lo que iba a hacer, realizar un milagro.

7. Jesús no se dejó disuadir. Los persuadió a que
quitasen la piedra. ¿Qué hizo entonces? ¿De
qué manera realizó este milagro?
Jesús, en primer lugar, oró con voz audible a su
Padre, y después con voz fuerte ordenó a
Lázaro a salir fuera. Éste salió del sepulcro
dando traspies, aún envuelto en paños
mortuorios. Sus brazos y piernas estaban
vendadas, y su rostro cubierto con un sudario,
pero consiguió salir del sepulcro. Siendo que
Jesús lo había llamado, nada podía impedir que
Lázaro saliera fuera.

8. ¿Cuál fue la reacción de la gente al ver este
milagro tan maravilloso?
Si bien deben haber estado maravillados por lo
que veían, Juan nos da a conocer la reacción
más importante. Muchos de los que vieron este
milagro, creyeron en Jesús. Vieron su poder y
se dieron cuenta de que solo Dios pudo haber
hecho semejante cosa. El poder que Jesús
demostró tener sobre la muerte, fue para ellos
una prueba de su identidad.

Relacione

1. Jesús aún sabiendo lo que haría, lloró al llegar al
sepulcro de Lázaro. ¿Qué aprendemos de esto
respecto a nuestra reacción ante la muerte?
La tristeza es una reacción humana normal ante la
muerte. Jesús sabía que en breves instantes Lázaro
estaría nuevamente vivo, pero aun así lloró frente al
sepulcro. Los cristianos creemos en la resurrección de
los muertos, pero eso no quiere decir que no sentimos
pesar o tristeza cuando muere uno de nuestros seres
queridos. Sabemos que los veremos nuevamente,
¡pero los extrañamos ahora! No tenemos porque estar
evergonzados o desconcertados cuando sentimos
tristeza. Hasta nuestro Salvador sintió pesar por su
amigo.

2. Pareció que Jesús había llegado demasiado tarde a
Betania para poder ayudar a Lázaro. Pero sorprendió
a todos al resucitar al muerto. ¿Qué significado tiene
para nosotros ese poder de Jesús?
Jesús resucitó a Lázaro de los muertos, probando así
que nada es imposible para Dios. Incluso la muerte
no pudo impedir el amor de nuestro Salvador.
Aunque no habremos de ver constantemente milagros
como este en nuestra vida en esta tierra, sabemos sin
embargo que Jesús es Señor, y que él tendrá cuidado
de nosotros y nos protegerá para siempre. Nada hay
que él no pueda hacer, y nada puede ni podrá
separarnos de su amor, ni aún la muerte.

3. No todos los que oyeron de este milagro quedaron
complacidos. Cuanto más la gente creía en Jesús,
tanto más comenzaron a oponérsele los dirigentes
judíos. Hasta comenzaron a conspirar para matarlo
(versículo 53). Había algo en Jesús que ellos no
llegaban a ver. ¿Qué era?
Había tantas cosas que ellos no comprendían acerca
de Jesús. No entendieron que aquel que resucitó a
Lázaro de los muertos no podía ser derrotado por la
muerte. Podían matar a Jesús, pero no podrían
impedir que resucitara de los muertos. El sumo
sacerdote dijo que era mejor que Jesús muriera, y no
que pereciese toda la nación (v.50), pero no podía
comprender que la muerte de Jesús obraría lo
opuesto: obtener perdón y salvación para el mundo
entero. Estaban atemorizados por este milagro y no
comprendieron que la mayor resurrección aun estaba
por venir.

Perciba

Nosotros, en la actualidad, visitamos las tumbas
de nuestros seres queridos –y nuestros seres
queridos algún día irán a visitar nuestra tumba–
pero cuando nos vamos, los cuerpos de los que
fuimos a visitar quedan en la tumba. Es posible
que deseemos que el milagro de Lázaro se
repitiera, pero no llegamos a ver tal dramático
evento. ¿Cuál es nuestra esperanza frente a la
muerte?

Cuando asistimos a los funerales no vemos
resurrecciones como la que obró Jesús, pero
conocemos la realidad del poder de Dios.
Confesamos, junto con Marta, que nuestros seres
queridos resucitarán en el día final (v.24). Sabemos
que esto es verdad, porque Jesús es la resurrección y
la vida. Precisamente así como ordenó a Lázaro que
saliera del sepulcro ese día, así también en el día final
nos llamará a salir de nuestras tumbas, y resucitaremos
para vivir con él para siempre. La muerte y el sepulcro
no pudieron sujetar a Jesús. Y no podrán evitar
tampoco que él nos resucite para estar junto a él por
toda la eternidad.

La Resurrección de Lázaro
(Juan 11:1-45)


Slide 17

La Resurrección de Lázaro
(Juan 11:1-45)

Enfoque

Leyendo los cuatro evangelios, encontramos
testimonios del poder milagroso de Jesús. En
muchos de sus milagros, vemos a Jesús sanando
enfermedades terribles. Hay quienes pretenden
explicarlos por la via de lo natural. “las
curaciones fueron milagrosas, pero la ciencia
médica moderna también lo es.” Los medicos
pueden curar la misma clase de enfermedades
que Jesús curó.” ¿Qué podemos responder a
esta clase de comentarios?

1. ¿Qué diferencia hay entre las curaciones de
Jesús y los tratamientos médicos?
Damos gracias a Dios porque hay médicos que
se ocupan de nuestro bienestar. ¡Son una
dádiva de Dios! Ellos utilizan su intelecto y sus
dones, provistos por Dios, para proporcionar
alivio a sus pacientes. Jesús no hizo uso de la
medicina o la cirugía. Curaba directamente con
su poder divino.

2. ¿En qué se manifiesta que las curaciones de Jesús
exceden lo que hace la profesión médica?
La obra de Jesús está basada en su poder divino. No
está sujeto tampoco a las limitaciones que restringen a
los trabajadores de la medicina. Existen enfermedades
y daños que no pueden ser curados mediante las
técnicas médicas. El obstáculo mayor es el de la
muerte. Pese a todos los adelantos de la medicina, los
humanos no podemos hacer volver a la vida un
cuerpo muerto. Sin embargo, esto es exactamente lo
que Jesús hizo en el milagro que hoy estudiaremos.
Nada hay por encima del poder de Jesús, ni siquiera la
muerte.

Informese

Juan 11:1-6
Estaba entonces enfermo uno llamado Lázaro, de
Betania, la aldea de María y de Marta su hermana.
(María, cuyo hermano Lázaro estaba enfermo, era la
que ungió al Señor con ungüento, y enjugó sus pies
con sus cabellos.) Enviaron, pues, sus hermanas a Él,
diciendo: Señor, he aquí el que amas está enfermo. Y
oyéndolo Jesús, dijo: Esta enfermedad no es para
muerte, sino para la gloria de Dios, para que el Hijo
de Dios sea glorificado por ella. Y amaba Jesús a
Marta, y a su hermana, y a Lázaro. Cuando oyó, pues,
que estaba enfermo, se quedó aún dos días en el
mismo lugar donde estaba.

1. Algunos milagros de Jesús fueron hechos a favor de
extraños. ¿Qué clase de relación mantenía Jesús con
lázaro y sus hermanas?
Jesús conocía muy bien a esta familia. Juan nos
recuerda en el versículo 2 que María había ungido los
pies de Jesús con perfume y los había secado con sus
cabellos (Juan 12:3). Quizá recordemos también la
ocasión en que Jesús estuvo de visita en casa de ellos
y María estuvo a los pies de Jesús escuchando sus
palabras
mientras Marta se ocupaba de los
quehaceres de la casa (Lucas 10:38-42). Lo mas
importante en el caso de este milagro, sin embargo,
fue que Jesús amaba a esta familia (versículo 5).

Juan 11:7-17
Luego, después de esto, dijo a sus discípulos: Vamos a Judea
otra vez. Sus discípulos le dijeron: Rabí, ahora procuraban los
judíos apedrearte, ¿y otra vez vas allá? Respondió Jesús: ¿No
tiene el día doce horas? Si alguien anda de día, no tropieza,
porque ve la luz de este mundo. Pero si alguien anda de noche,
tropieza, porque no hay luz en él. Estas cosas dijo Él; y después
de esto les dijo: Nuestro amigo Lázaro duerme; mas yo voy a
despertarle del sueño. Dijeron entonces sus discípulos: Señor,
si duerme, sano estará. Pero esto decía Jesús de su muerte; y
ellos pensaban que hablaba del reposar del sueño. Y entonces
Jesús les dijo claramente: Lázaro ha muerto; y me alegro por
vosotros, que yo no haya estado allí, para que creáis; mas vamos
a él. Dijo entonces Tomás, llamado el Dídimo, a sus
condiscípulos: Vamos también nosotros, para que muramos
con él. Vino, pues, Jesús, y halló que hacía ya cuatro días que él
estaba en el sepulcro.

2. ¿Qué actitud sorprendente tomó Jesús cuando oyó
que Lázaro estaba enfermo? ¿Cuándo inició una
acción al respecto? ¿En qué se nota en las palabras de
Jesús que sabía lo que haría?
Jesús amaba a Lázaro, pero esperó dos días en ir
después de haberse enterado que estaba enfermo.
Jesús entró en acción después de la muerte de Lázaro.
Pero sus palabras dan a entender que estaba al tanto
de lo que sucedía. Nadie, fuera de Jesús, sabía que
Lázaro había muerto. Con anticipación les dijo a sus
discípulos que despertará a Lázaro del sueño de la
muerte. En tanto que podría haber sanado
simplemente a Lázaro de su enfermedad, prefirió
realizar un milagro más grande sún –resucitarlo de los
muertos– para que mediante este milagro más
personas llegasen a creer.

Juan 11:18-27
Y Betania estaba cerca de Jerusalén como a quince estadios. Y
muchos de los judíos habían venido a Marta y a María, para
consolarlas por su hermano. Entonces Marta, cuando oyó que
Jesús venía, salió a encontrarle; pero María se quedó sentada en
casa. Y Marta dijo a Jesús: Señor, si hubieses estado aquí, mi
hermano no habría muerto. Pero también sé ahora que todo lo
que pidieres a Dios, Dios te lo dará. Jesús le dijo: Tu hermano
resucitará. Le dijo Marta: Yo sé que resucitará en la
resurrección, en el día postrero. Jesús le dijo: Yo soy la
resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto,
vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá
eternamente. ¿Crees esto? Ella le dijo: Sí, Señor, yo creo que tú
eres el Cristo, el Hijo de Dios que había de venir al mundo.

3. Cuando Jesús llegó a Betania, ¿qué le dijo Marta?
¿Qué nos revelan sus palabras?
Podría parecernos como que Marta culpó a Jesús por
no llegar a tiempo. Si hubiese estado allí, Lázaro no
hubiera muerto. Sin embargo, Marta no había perdido
la esperanza. Sus palabras muestran que sabía quien
era Jesús y de que era capaz su poder. Si Jesús hubiese
estado allí, podría haber sanado a Lázaro. Pero aun
ahora, dijo ella, Dios hará lo que Jesús le pida.
Confiaba que Jesús todavía podría hacer un milagro.
De sus palabras del versículo 24, sin embargo, podría
concluirse que esperaba un milagro futuro, no una
resurrección inmediata en ese día. De la mayor
importancia son las palabras de Marta: “yo creo que tú
eres el Cristo, el Hijo de Dios.” Ella creyó que Jesús
podría realizar un milagro, porque sabía quien era.

4. ¿Qué respondió Jesús cuando Marta habló de
la resurrección? ¿Qué nos dicen sus palabras?
Marta tenía puesta la mente en la resurrección
del fin del tiempo, pero Jesús la ubica en el
presente. “Yo soy la resurrección y la vida.”
¡Gracias a Jesús habrá una gran resurrección el
día del juicio final! El Salvador que un día
habrá de resucitar a todos los muertos, traerá a
Lázaro de vuelta a la vida.

Al dirigirse a Marta en esta historia, Jesús le
dice: “Yo soy la resurrección y la vida.” Estas
palabras de consuelo son incluso más
maravillosas de lo que pueden parecer al
principio. Los judíos estaban al tanto de que
Dios había dicho a Moisés que su nombre era
“YO SOY” (Exodo 3:14). Por esto, los judíos
piadosos nunca decían directamente “yo soy” al
referirse a ellos mismos. No querían dar por
sobreentendido que fueran Dios. Pero Jesús
usó esas palabras. Dijo: “Yo soy la resurrección
y la vida.” Jesús no solo le dijo a Marta que
tenía poder sobre la muerte, sino también que
era (y sigue siendo) Dios.

Juan 11:28-37
Y habiendo dicho esto, fue y llamó en secreto a María su
hermana, diciendo: El Maestro está aquí y te llama. Ella,
oyéndolo, se levantó aprisa y vino a Él; Porque Jesús aún no
había llegado a la aldea, sino que estaba en aquel lugar donde
Marta le había encontrado. Entonces los judíos que estaban en
casa con ella y la consolaban, cuando vieron que María se
levantó aprisa y salió, la siguieron, diciendo: Va al sepulcro a
llorar allí. Y cuando María llegó a donde estaba Jesús, al verle,
se postró a sus pies, diciéndole: Señor, si hubieses estado aquí,
mi hermano no habría muerto. Jesús entonces, al verla
llorando, y a los judíos que habían venido con ella, también
llorando, se conmovió en espíritu y se turbó, y dijo: ¿Dónde le
pusisteis? Le dijeron: Señor, ven y ve. Jesús lloró. Dijeron
entonces los judíos: ¡Mirad cuánto le amaba! Y algunos de ellos
dijeron: ¿No podía Éste, que abrió los ojos al ciego, hacer
también que éste no muriera?

5. Mucha gente lloraba la pérdida de Lázaro.
¿Cuál fue la actitud de Jesús respecto de la
muerte de su amigo, al llegar al sepulcro?
Jesús lloró al llegar al sepulcro de Lázaro.
Quizá nos parezca extraño que llorara pese a
que sabía lo que habría de ocurrir
seguidamente. No debería sorprendernos.
Jesús es Dios, pero también es del todo
humano. Sintió tristeza por la muerte de su
querido amigo. ¿Podría haber algo mas natural
que llorar?

Juan 11:38-45
Y Jesús, conmoviéndose otra vez en sí mismo, vino al sepulcro.
Era una cueva, y tenía una piedra puesta encima. Dijo Jesús:
Quitad la piedra. Marta, la hermana del que había muerto, le
dijo: Señor, hiede ya, porque es de cuatro días. Jesús le dijo:
¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios? Entonces
quitaron la piedra de donde el muerto había sido puesto: Y
Jesús alzando sus ojos, dijo: Padre, gracias te doy que me has
oído. Yo sabía que siempre me oyes; pero lo dije por causa de
la gente que está alrededor, para que crean que tú me has
enviado. Y habiendo dicho esto, clamó a gran voz: ¡Lázaro, ven
fuera! Y el que había muerto salió, atadas las manos y los pies
con vendas; y su rostro estaba envuelto en un sudario. Jesús les
dijo: Desatadle, y dejadle ir. Entonces muchos de los judíos que
habían venido a María, y habían visto lo que hizo Jesús,
creyeron en Él.

6. ¿Qué cosa extraña pidió Jesús junto al sepulcro? ¿Por
qué objetó Marta?
Jesús pidió que quitasen la piedra que tapaba la
entrada al sepulcro. Esto tiene sentido para nosotros
que sabemos lo que Jesús haría, pero para los que allí
se encontraban fue chocante. Imagínese como
reaccionaría alguien hoy si pretendiéramos exhumar
el ataud de un amigo. Marta expresó su preocupación
sin delicadeza. Ya llevaba en la tumba cuatro días. Su
cadaver ya debia de oler mal. Quizá pensó que Jesús
sencillamente quería ver el cuerpo. Jesús sin embargo,
sabía lo que iba a hacer, realizar un milagro.

7. Jesús no se dejó disuadir. Los persuadió a que
quitasen la piedra. ¿Qué hizo entonces? ¿De
qué manera realizó este milagro?
Jesús, en primer lugar, oró con voz audible a su
Padre, y después con voz fuerte ordenó a
Lázaro a salir fuera. Éste salió del sepulcro
dando traspies, aún envuelto en paños
mortuorios. Sus brazos y piernas estaban
vendadas, y su rostro cubierto con un sudario,
pero consiguió salir del sepulcro. Siendo que
Jesús lo había llamado, nada podía impedir que
Lázaro saliera fuera.

8. ¿Cuál fue la reacción de la gente al ver este
milagro tan maravilloso?
Si bien deben haber estado maravillados por lo
que veían, Juan nos da a conocer la reacción
más importante. Muchos de los que vieron este
milagro, creyeron en Jesús. Vieron su poder y
se dieron cuenta de que solo Dios pudo haber
hecho semejante cosa. El poder que Jesús
demostró tener sobre la muerte, fue para ellos
una prueba de su identidad.

Relacione

1. Jesús aún sabiendo lo que haría, lloró al llegar al
sepulcro de Lázaro. ¿Qué aprendemos de esto
respecto a nuestra reacción ante la muerte?
La tristeza es una reacción humana normal ante la
muerte. Jesús sabía que en breves instantes Lázaro
estaría nuevamente vivo, pero aun así lloró frente al
sepulcro. Los cristianos creemos en la resurrección de
los muertos, pero eso no quiere decir que no sentimos
pesar o tristeza cuando muere uno de nuestros seres
queridos. Sabemos que los veremos nuevamente,
¡pero los extrañamos ahora! No tenemos porque estar
evergonzados o desconcertados cuando sentimos
tristeza. Hasta nuestro Salvador sintió pesar por su
amigo.

2. Pareció que Jesús había llegado demasiado tarde a
Betania para poder ayudar a Lázaro. Pero sorprendió
a todos al resucitar al muerto. ¿Qué significado tiene
para nosotros ese poder de Jesús?
Jesús resucitó a Lázaro de los muertos, probando así
que nada es imposible para Dios. Incluso la muerte
no pudo impedir el amor de nuestro Salvador.
Aunque no habremos de ver constantemente milagros
como este en nuestra vida en esta tierra, sabemos sin
embargo que Jesús es Señor, y que él tendrá cuidado
de nosotros y nos protegerá para siempre. Nada hay
que él no pueda hacer, y nada puede ni podrá
separarnos de su amor, ni aún la muerte.

3. No todos los que oyeron de este milagro quedaron
complacidos. Cuanto más la gente creía en Jesús,
tanto más comenzaron a oponérsele los dirigentes
judíos. Hasta comenzaron a conspirar para matarlo
(versículo 53). Había algo en Jesús que ellos no
llegaban a ver. ¿Qué era?
Había tantas cosas que ellos no comprendían acerca
de Jesús. No entendieron que aquel que resucitó a
Lázaro de los muertos no podía ser derrotado por la
muerte. Podían matar a Jesús, pero no podrían
impedir que resucitara de los muertos. El sumo
sacerdote dijo que era mejor que Jesús muriera, y no
que pereciese toda la nación (v.50), pero no podía
comprender que la muerte de Jesús obraría lo
opuesto: obtener perdón y salvación para el mundo
entero. Estaban atemorizados por este milagro y no
comprendieron que la mayor resurrección aun estaba
por venir.

Perciba

Nosotros, en la actualidad, visitamos las tumbas
de nuestros seres queridos –y nuestros seres
queridos algún día irán a visitar nuestra tumba–
pero cuando nos vamos, los cuerpos de los que
fuimos a visitar quedan en la tumba. Es posible
que deseemos que el milagro de Lázaro se
repitiera, pero no llegamos a ver tal dramático
evento. ¿Cuál es nuestra esperanza frente a la
muerte?

Cuando asistimos a los funerales no vemos
resurrecciones como la que obró Jesús, pero
conocemos la realidad del poder de Dios.
Confesamos, junto con Marta, que nuestros seres
queridos resucitarán en el día final (v.24). Sabemos
que esto es verdad, porque Jesús es la resurrección y
la vida. Precisamente así como ordenó a Lázaro que
saliera del sepulcro ese día, así también en el día final
nos llamará a salir de nuestras tumbas, y resucitaremos
para vivir con él para siempre. La muerte y el sepulcro
no pudieron sujetar a Jesús. Y no podrán evitar
tampoco que él nos resucite para estar junto a él por
toda la eternidad.

La Resurrección de Lázaro
(Juan 11:1-45)


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La Resurrección de Lázaro
(Juan 11:1-45)

Enfoque

Leyendo los cuatro evangelios, encontramos
testimonios del poder milagroso de Jesús. En
muchos de sus milagros, vemos a Jesús sanando
enfermedades terribles. Hay quienes pretenden
explicarlos por la via de lo natural. “las
curaciones fueron milagrosas, pero la ciencia
médica moderna también lo es.” Los medicos
pueden curar la misma clase de enfermedades
que Jesús curó.” ¿Qué podemos responder a
esta clase de comentarios?

1. ¿Qué diferencia hay entre las curaciones de
Jesús y los tratamientos médicos?
Damos gracias a Dios porque hay médicos que
se ocupan de nuestro bienestar. ¡Son una
dádiva de Dios! Ellos utilizan su intelecto y sus
dones, provistos por Dios, para proporcionar
alivio a sus pacientes. Jesús no hizo uso de la
medicina o la cirugía. Curaba directamente con
su poder divino.

2. ¿En qué se manifiesta que las curaciones de Jesús
exceden lo que hace la profesión médica?
La obra de Jesús está basada en su poder divino. No
está sujeto tampoco a las limitaciones que restringen a
los trabajadores de la medicina. Existen enfermedades
y daños que no pueden ser curados mediante las
técnicas médicas. El obstáculo mayor es el de la
muerte. Pese a todos los adelantos de la medicina, los
humanos no podemos hacer volver a la vida un
cuerpo muerto. Sin embargo, esto es exactamente lo
que Jesús hizo en el milagro que hoy estudiaremos.
Nada hay por encima del poder de Jesús, ni siquiera la
muerte.

Informese

Juan 11:1-6
Estaba entonces enfermo uno llamado Lázaro, de
Betania, la aldea de María y de Marta su hermana.
(María, cuyo hermano Lázaro estaba enfermo, era la
que ungió al Señor con ungüento, y enjugó sus pies
con sus cabellos.) Enviaron, pues, sus hermanas a Él,
diciendo: Señor, he aquí el que amas está enfermo. Y
oyéndolo Jesús, dijo: Esta enfermedad no es para
muerte, sino para la gloria de Dios, para que el Hijo
de Dios sea glorificado por ella. Y amaba Jesús a
Marta, y a su hermana, y a Lázaro. Cuando oyó, pues,
que estaba enfermo, se quedó aún dos días en el
mismo lugar donde estaba.

1. Algunos milagros de Jesús fueron hechos a favor de
extraños. ¿Qué clase de relación mantenía Jesús con
lázaro y sus hermanas?
Jesús conocía muy bien a esta familia. Juan nos
recuerda en el versículo 2 que María había ungido los
pies de Jesús con perfume y los había secado con sus
cabellos (Juan 12:3). Quizá recordemos también la
ocasión en que Jesús estuvo de visita en casa de ellos
y María estuvo a los pies de Jesús escuchando sus
palabras
mientras Marta se ocupaba de los
quehaceres de la casa (Lucas 10:38-42). Lo mas
importante en el caso de este milagro, sin embargo,
fue que Jesús amaba a esta familia (versículo 5).

Juan 11:7-17
Luego, después de esto, dijo a sus discípulos: Vamos a Judea
otra vez. Sus discípulos le dijeron: Rabí, ahora procuraban los
judíos apedrearte, ¿y otra vez vas allá? Respondió Jesús: ¿No
tiene el día doce horas? Si alguien anda de día, no tropieza,
porque ve la luz de este mundo. Pero si alguien anda de noche,
tropieza, porque no hay luz en él. Estas cosas dijo Él; y después
de esto les dijo: Nuestro amigo Lázaro duerme; mas yo voy a
despertarle del sueño. Dijeron entonces sus discípulos: Señor,
si duerme, sano estará. Pero esto decía Jesús de su muerte; y
ellos pensaban que hablaba del reposar del sueño. Y entonces
Jesús les dijo claramente: Lázaro ha muerto; y me alegro por
vosotros, que yo no haya estado allí, para que creáis; mas vamos
a él. Dijo entonces Tomás, llamado el Dídimo, a sus
condiscípulos: Vamos también nosotros, para que muramos
con él. Vino, pues, Jesús, y halló que hacía ya cuatro días que él
estaba en el sepulcro.

2. ¿Qué actitud sorprendente tomó Jesús cuando oyó
que Lázaro estaba enfermo? ¿Cuándo inició una
acción al respecto? ¿En qué se nota en las palabras de
Jesús que sabía lo que haría?
Jesús amaba a Lázaro, pero esperó dos días en ir
después de haberse enterado que estaba enfermo.
Jesús entró en acción después de la muerte de Lázaro.
Pero sus palabras dan a entender que estaba al tanto
de lo que sucedía. Nadie, fuera de Jesús, sabía que
Lázaro había muerto. Con anticipación les dijo a sus
discípulos que despertará a Lázaro del sueño de la
muerte. En tanto que podría haber sanado
simplemente a Lázaro de su enfermedad, prefirió
realizar un milagro más grande sún –resucitarlo de los
muertos– para que mediante este milagro más
personas llegasen a creer.

Juan 11:18-27
Y Betania estaba cerca de Jerusalén como a quince estadios. Y
muchos de los judíos habían venido a Marta y a María, para
consolarlas por su hermano. Entonces Marta, cuando oyó que
Jesús venía, salió a encontrarle; pero María se quedó sentada en
casa. Y Marta dijo a Jesús: Señor, si hubieses estado aquí, mi
hermano no habría muerto. Pero también sé ahora que todo lo
que pidieres a Dios, Dios te lo dará. Jesús le dijo: Tu hermano
resucitará. Le dijo Marta: Yo sé que resucitará en la
resurrección, en el día postrero. Jesús le dijo: Yo soy la
resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto,
vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá
eternamente. ¿Crees esto? Ella le dijo: Sí, Señor, yo creo que tú
eres el Cristo, el Hijo de Dios que había de venir al mundo.

3. Cuando Jesús llegó a Betania, ¿qué le dijo Marta?
¿Qué nos revelan sus palabras?
Podría parecernos como que Marta culpó a Jesús por
no llegar a tiempo. Si hubiese estado allí, Lázaro no
hubiera muerto. Sin embargo, Marta no había perdido
la esperanza. Sus palabras muestran que sabía quien
era Jesús y de que era capaz su poder. Si Jesús hubiese
estado allí, podría haber sanado a Lázaro. Pero aun
ahora, dijo ella, Dios hará lo que Jesús le pida.
Confiaba que Jesús todavía podría hacer un milagro.
De sus palabras del versículo 24, sin embargo, podría
concluirse que esperaba un milagro futuro, no una
resurrección inmediata en ese día. De la mayor
importancia son las palabras de Marta: “yo creo que tú
eres el Cristo, el Hijo de Dios.” Ella creyó que Jesús
podría realizar un milagro, porque sabía quien era.

4. ¿Qué respondió Jesús cuando Marta habló de
la resurrección? ¿Qué nos dicen sus palabras?
Marta tenía puesta la mente en la resurrección
del fin del tiempo, pero Jesús la ubica en el
presente. “Yo soy la resurrección y la vida.”
¡Gracias a Jesús habrá una gran resurrección el
día del juicio final! El Salvador que un día
habrá de resucitar a todos los muertos, traerá a
Lázaro de vuelta a la vida.

Al dirigirse a Marta en esta historia, Jesús le
dice: “Yo soy la resurrección y la vida.” Estas
palabras de consuelo son incluso más
maravillosas de lo que pueden parecer al
principio. Los judíos estaban al tanto de que
Dios había dicho a Moisés que su nombre era
“YO SOY” (Exodo 3:14). Por esto, los judíos
piadosos nunca decían directamente “yo soy” al
referirse a ellos mismos. No querían dar por
sobreentendido que fueran Dios. Pero Jesús
usó esas palabras. Dijo: “Yo soy la resurrección
y la vida.” Jesús no solo le dijo a Marta que
tenía poder sobre la muerte, sino también que
era (y sigue siendo) Dios.

Juan 11:28-37
Y habiendo dicho esto, fue y llamó en secreto a María su
hermana, diciendo: El Maestro está aquí y te llama. Ella,
oyéndolo, se levantó aprisa y vino a Él; Porque Jesús aún no
había llegado a la aldea, sino que estaba en aquel lugar donde
Marta le había encontrado. Entonces los judíos que estaban en
casa con ella y la consolaban, cuando vieron que María se
levantó aprisa y salió, la siguieron, diciendo: Va al sepulcro a
llorar allí. Y cuando María llegó a donde estaba Jesús, al verle,
se postró a sus pies, diciéndole: Señor, si hubieses estado aquí,
mi hermano no habría muerto. Jesús entonces, al verla
llorando, y a los judíos que habían venido con ella, también
llorando, se conmovió en espíritu y se turbó, y dijo: ¿Dónde le
pusisteis? Le dijeron: Señor, ven y ve. Jesús lloró. Dijeron
entonces los judíos: ¡Mirad cuánto le amaba! Y algunos de ellos
dijeron: ¿No podía Éste, que abrió los ojos al ciego, hacer
también que éste no muriera?

5. Mucha gente lloraba la pérdida de Lázaro.
¿Cuál fue la actitud de Jesús respecto de la
muerte de su amigo, al llegar al sepulcro?
Jesús lloró al llegar al sepulcro de Lázaro.
Quizá nos parezca extraño que llorara pese a
que sabía lo que habría de ocurrir
seguidamente. No debería sorprendernos.
Jesús es Dios, pero también es del todo
humano. Sintió tristeza por la muerte de su
querido amigo. ¿Podría haber algo mas natural
que llorar?

Juan 11:38-45
Y Jesús, conmoviéndose otra vez en sí mismo, vino al sepulcro.
Era una cueva, y tenía una piedra puesta encima. Dijo Jesús:
Quitad la piedra. Marta, la hermana del que había muerto, le
dijo: Señor, hiede ya, porque es de cuatro días. Jesús le dijo:
¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios? Entonces
quitaron la piedra de donde el muerto había sido puesto: Y
Jesús alzando sus ojos, dijo: Padre, gracias te doy que me has
oído. Yo sabía que siempre me oyes; pero lo dije por causa de
la gente que está alrededor, para que crean que tú me has
enviado. Y habiendo dicho esto, clamó a gran voz: ¡Lázaro, ven
fuera! Y el que había muerto salió, atadas las manos y los pies
con vendas; y su rostro estaba envuelto en un sudario. Jesús les
dijo: Desatadle, y dejadle ir. Entonces muchos de los judíos que
habían venido a María, y habían visto lo que hizo Jesús,
creyeron en Él.

6. ¿Qué cosa extraña pidió Jesús junto al sepulcro? ¿Por
qué objetó Marta?
Jesús pidió que quitasen la piedra que tapaba la
entrada al sepulcro. Esto tiene sentido para nosotros
que sabemos lo que Jesús haría, pero para los que allí
se encontraban fue chocante. Imagínese como
reaccionaría alguien hoy si pretendiéramos exhumar
el ataud de un amigo. Marta expresó su preocupación
sin delicadeza. Ya llevaba en la tumba cuatro días. Su
cadaver ya debia de oler mal. Quizá pensó que Jesús
sencillamente quería ver el cuerpo. Jesús sin embargo,
sabía lo que iba a hacer, realizar un milagro.

7. Jesús no se dejó disuadir. Los persuadió a que
quitasen la piedra. ¿Qué hizo entonces? ¿De
qué manera realizó este milagro?
Jesús, en primer lugar, oró con voz audible a su
Padre, y después con voz fuerte ordenó a
Lázaro a salir fuera. Éste salió del sepulcro
dando traspies, aún envuelto en paños
mortuorios. Sus brazos y piernas estaban
vendadas, y su rostro cubierto con un sudario,
pero consiguió salir del sepulcro. Siendo que
Jesús lo había llamado, nada podía impedir que
Lázaro saliera fuera.

8. ¿Cuál fue la reacción de la gente al ver este
milagro tan maravilloso?
Si bien deben haber estado maravillados por lo
que veían, Juan nos da a conocer la reacción
más importante. Muchos de los que vieron este
milagro, creyeron en Jesús. Vieron su poder y
se dieron cuenta de que solo Dios pudo haber
hecho semejante cosa. El poder que Jesús
demostró tener sobre la muerte, fue para ellos
una prueba de su identidad.

Relacione

1. Jesús aún sabiendo lo que haría, lloró al llegar al
sepulcro de Lázaro. ¿Qué aprendemos de esto
respecto a nuestra reacción ante la muerte?
La tristeza es una reacción humana normal ante la
muerte. Jesús sabía que en breves instantes Lázaro
estaría nuevamente vivo, pero aun así lloró frente al
sepulcro. Los cristianos creemos en la resurrección de
los muertos, pero eso no quiere decir que no sentimos
pesar o tristeza cuando muere uno de nuestros seres
queridos. Sabemos que los veremos nuevamente,
¡pero los extrañamos ahora! No tenemos porque estar
evergonzados o desconcertados cuando sentimos
tristeza. Hasta nuestro Salvador sintió pesar por su
amigo.

2. Pareció que Jesús había llegado demasiado tarde a
Betania para poder ayudar a Lázaro. Pero sorprendió
a todos al resucitar al muerto. ¿Qué significado tiene
para nosotros ese poder de Jesús?
Jesús resucitó a Lázaro de los muertos, probando así
que nada es imposible para Dios. Incluso la muerte
no pudo impedir el amor de nuestro Salvador.
Aunque no habremos de ver constantemente milagros
como este en nuestra vida en esta tierra, sabemos sin
embargo que Jesús es Señor, y que él tendrá cuidado
de nosotros y nos protegerá para siempre. Nada hay
que él no pueda hacer, y nada puede ni podrá
separarnos de su amor, ni aún la muerte.

3. No todos los que oyeron de este milagro quedaron
complacidos. Cuanto más la gente creía en Jesús,
tanto más comenzaron a oponérsele los dirigentes
judíos. Hasta comenzaron a conspirar para matarlo
(versículo 53). Había algo en Jesús que ellos no
llegaban a ver. ¿Qué era?
Había tantas cosas que ellos no comprendían acerca
de Jesús. No entendieron que aquel que resucitó a
Lázaro de los muertos no podía ser derrotado por la
muerte. Podían matar a Jesús, pero no podrían
impedir que resucitara de los muertos. El sumo
sacerdote dijo que era mejor que Jesús muriera, y no
que pereciese toda la nación (v.50), pero no podía
comprender que la muerte de Jesús obraría lo
opuesto: obtener perdón y salvación para el mundo
entero. Estaban atemorizados por este milagro y no
comprendieron que la mayor resurrección aun estaba
por venir.

Perciba

Nosotros, en la actualidad, visitamos las tumbas
de nuestros seres queridos –y nuestros seres
queridos algún día irán a visitar nuestra tumba–
pero cuando nos vamos, los cuerpos de los que
fuimos a visitar quedan en la tumba. Es posible
que deseemos que el milagro de Lázaro se
repitiera, pero no llegamos a ver tal dramático
evento. ¿Cuál es nuestra esperanza frente a la
muerte?

Cuando asistimos a los funerales no vemos
resurrecciones como la que obró Jesús, pero
conocemos la realidad del poder de Dios.
Confesamos, junto con Marta, que nuestros seres
queridos resucitarán en el día final (v.24). Sabemos
que esto es verdad, porque Jesús es la resurrección y
la vida. Precisamente así como ordenó a Lázaro que
saliera del sepulcro ese día, así también en el día final
nos llamará a salir de nuestras tumbas, y resucitaremos
para vivir con él para siempre. La muerte y el sepulcro
no pudieron sujetar a Jesús. Y no podrán evitar
tampoco que él nos resucite para estar junto a él por
toda la eternidad.

La Resurrección de Lázaro
(Juan 11:1-45)


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La Resurrección de Lázaro
(Juan 11:1-45)

Enfoque

Leyendo los cuatro evangelios, encontramos
testimonios del poder milagroso de Jesús. En
muchos de sus milagros, vemos a Jesús sanando
enfermedades terribles. Hay quienes pretenden
explicarlos por la via de lo natural. “las
curaciones fueron milagrosas, pero la ciencia
médica moderna también lo es.” Los medicos
pueden curar la misma clase de enfermedades
que Jesús curó.” ¿Qué podemos responder a
esta clase de comentarios?

1. ¿Qué diferencia hay entre las curaciones de
Jesús y los tratamientos médicos?
Damos gracias a Dios porque hay médicos que
se ocupan de nuestro bienestar. ¡Son una
dádiva de Dios! Ellos utilizan su intelecto y sus
dones, provistos por Dios, para proporcionar
alivio a sus pacientes. Jesús no hizo uso de la
medicina o la cirugía. Curaba directamente con
su poder divino.

2. ¿En qué se manifiesta que las curaciones de Jesús
exceden lo que hace la profesión médica?
La obra de Jesús está basada en su poder divino. No
está sujeto tampoco a las limitaciones que restringen a
los trabajadores de la medicina. Existen enfermedades
y daños que no pueden ser curados mediante las
técnicas médicas. El obstáculo mayor es el de la
muerte. Pese a todos los adelantos de la medicina, los
humanos no podemos hacer volver a la vida un
cuerpo muerto. Sin embargo, esto es exactamente lo
que Jesús hizo en el milagro que hoy estudiaremos.
Nada hay por encima del poder de Jesús, ni siquiera la
muerte.

Informese

Juan 11:1-6
Estaba entonces enfermo uno llamado Lázaro, de
Betania, la aldea de María y de Marta su hermana.
(María, cuyo hermano Lázaro estaba enfermo, era la
que ungió al Señor con ungüento, y enjugó sus pies
con sus cabellos.) Enviaron, pues, sus hermanas a Él,
diciendo: Señor, he aquí el que amas está enfermo. Y
oyéndolo Jesús, dijo: Esta enfermedad no es para
muerte, sino para la gloria de Dios, para que el Hijo
de Dios sea glorificado por ella. Y amaba Jesús a
Marta, y a su hermana, y a Lázaro. Cuando oyó, pues,
que estaba enfermo, se quedó aún dos días en el
mismo lugar donde estaba.

1. Algunos milagros de Jesús fueron hechos a favor de
extraños. ¿Qué clase de relación mantenía Jesús con
lázaro y sus hermanas?
Jesús conocía muy bien a esta familia. Juan nos
recuerda en el versículo 2 que María había ungido los
pies de Jesús con perfume y los había secado con sus
cabellos (Juan 12:3). Quizá recordemos también la
ocasión en que Jesús estuvo de visita en casa de ellos
y María estuvo a los pies de Jesús escuchando sus
palabras
mientras Marta se ocupaba de los
quehaceres de la casa (Lucas 10:38-42). Lo mas
importante en el caso de este milagro, sin embargo,
fue que Jesús amaba a esta familia (versículo 5).

Juan 11:7-17
Luego, después de esto, dijo a sus discípulos: Vamos a Judea
otra vez. Sus discípulos le dijeron: Rabí, ahora procuraban los
judíos apedrearte, ¿y otra vez vas allá? Respondió Jesús: ¿No
tiene el día doce horas? Si alguien anda de día, no tropieza,
porque ve la luz de este mundo. Pero si alguien anda de noche,
tropieza, porque no hay luz en él. Estas cosas dijo Él; y después
de esto les dijo: Nuestro amigo Lázaro duerme; mas yo voy a
despertarle del sueño. Dijeron entonces sus discípulos: Señor,
si duerme, sano estará. Pero esto decía Jesús de su muerte; y
ellos pensaban que hablaba del reposar del sueño. Y entonces
Jesús les dijo claramente: Lázaro ha muerto; y me alegro por
vosotros, que yo no haya estado allí, para que creáis; mas vamos
a él. Dijo entonces Tomás, llamado el Dídimo, a sus
condiscípulos: Vamos también nosotros, para que muramos
con él. Vino, pues, Jesús, y halló que hacía ya cuatro días que él
estaba en el sepulcro.

2. ¿Qué actitud sorprendente tomó Jesús cuando oyó
que Lázaro estaba enfermo? ¿Cuándo inició una
acción al respecto? ¿En qué se nota en las palabras de
Jesús que sabía lo que haría?
Jesús amaba a Lázaro, pero esperó dos días en ir
después de haberse enterado que estaba enfermo.
Jesús entró en acción después de la muerte de Lázaro.
Pero sus palabras dan a entender que estaba al tanto
de lo que sucedía. Nadie, fuera de Jesús, sabía que
Lázaro había muerto. Con anticipación les dijo a sus
discípulos que despertará a Lázaro del sueño de la
muerte. En tanto que podría haber sanado
simplemente a Lázaro de su enfermedad, prefirió
realizar un milagro más grande sún –resucitarlo de los
muertos– para que mediante este milagro más
personas llegasen a creer.

Juan 11:18-27
Y Betania estaba cerca de Jerusalén como a quince estadios. Y
muchos de los judíos habían venido a Marta y a María, para
consolarlas por su hermano. Entonces Marta, cuando oyó que
Jesús venía, salió a encontrarle; pero María se quedó sentada en
casa. Y Marta dijo a Jesús: Señor, si hubieses estado aquí, mi
hermano no habría muerto. Pero también sé ahora que todo lo
que pidieres a Dios, Dios te lo dará. Jesús le dijo: Tu hermano
resucitará. Le dijo Marta: Yo sé que resucitará en la
resurrección, en el día postrero. Jesús le dijo: Yo soy la
resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto,
vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá
eternamente. ¿Crees esto? Ella le dijo: Sí, Señor, yo creo que tú
eres el Cristo, el Hijo de Dios que había de venir al mundo.

3. Cuando Jesús llegó a Betania, ¿qué le dijo Marta?
¿Qué nos revelan sus palabras?
Podría parecernos como que Marta culpó a Jesús por
no llegar a tiempo. Si hubiese estado allí, Lázaro no
hubiera muerto. Sin embargo, Marta no había perdido
la esperanza. Sus palabras muestran que sabía quien
era Jesús y de que era capaz su poder. Si Jesús hubiese
estado allí, podría haber sanado a Lázaro. Pero aun
ahora, dijo ella, Dios hará lo que Jesús le pida.
Confiaba que Jesús todavía podría hacer un milagro.
De sus palabras del versículo 24, sin embargo, podría
concluirse que esperaba un milagro futuro, no una
resurrección inmediata en ese día. De la mayor
importancia son las palabras de Marta: “yo creo que tú
eres el Cristo, el Hijo de Dios.” Ella creyó que Jesús
podría realizar un milagro, porque sabía quien era.

4. ¿Qué respondió Jesús cuando Marta habló de
la resurrección? ¿Qué nos dicen sus palabras?
Marta tenía puesta la mente en la resurrección
del fin del tiempo, pero Jesús la ubica en el
presente. “Yo soy la resurrección y la vida.”
¡Gracias a Jesús habrá una gran resurrección el
día del juicio final! El Salvador que un día
habrá de resucitar a todos los muertos, traerá a
Lázaro de vuelta a la vida.

Al dirigirse a Marta en esta historia, Jesús le
dice: “Yo soy la resurrección y la vida.” Estas
palabras de consuelo son incluso más
maravillosas de lo que pueden parecer al
principio. Los judíos estaban al tanto de que
Dios había dicho a Moisés que su nombre era
“YO SOY” (Exodo 3:14). Por esto, los judíos
piadosos nunca decían directamente “yo soy” al
referirse a ellos mismos. No querían dar por
sobreentendido que fueran Dios. Pero Jesús
usó esas palabras. Dijo: “Yo soy la resurrección
y la vida.” Jesús no solo le dijo a Marta que
tenía poder sobre la muerte, sino también que
era (y sigue siendo) Dios.

Juan 11:28-37
Y habiendo dicho esto, fue y llamó en secreto a María su
hermana, diciendo: El Maestro está aquí y te llama. Ella,
oyéndolo, se levantó aprisa y vino a Él; Porque Jesús aún no
había llegado a la aldea, sino que estaba en aquel lugar donde
Marta le había encontrado. Entonces los judíos que estaban en
casa con ella y la consolaban, cuando vieron que María se
levantó aprisa y salió, la siguieron, diciendo: Va al sepulcro a
llorar allí. Y cuando María llegó a donde estaba Jesús, al verle,
se postró a sus pies, diciéndole: Señor, si hubieses estado aquí,
mi hermano no habría muerto. Jesús entonces, al verla
llorando, y a los judíos que habían venido con ella, también
llorando, se conmovió en espíritu y se turbó, y dijo: ¿Dónde le
pusisteis? Le dijeron: Señor, ven y ve. Jesús lloró. Dijeron
entonces los judíos: ¡Mirad cuánto le amaba! Y algunos de ellos
dijeron: ¿No podía Éste, que abrió los ojos al ciego, hacer
también que éste no muriera?

5. Mucha gente lloraba la pérdida de Lázaro.
¿Cuál fue la actitud de Jesús respecto de la
muerte de su amigo, al llegar al sepulcro?
Jesús lloró al llegar al sepulcro de Lázaro.
Quizá nos parezca extraño que llorara pese a
que sabía lo que habría de ocurrir
seguidamente. No debería sorprendernos.
Jesús es Dios, pero también es del todo
humano. Sintió tristeza por la muerte de su
querido amigo. ¿Podría haber algo mas natural
que llorar?

Juan 11:38-45
Y Jesús, conmoviéndose otra vez en sí mismo, vino al sepulcro.
Era una cueva, y tenía una piedra puesta encima. Dijo Jesús:
Quitad la piedra. Marta, la hermana del que había muerto, le
dijo: Señor, hiede ya, porque es de cuatro días. Jesús le dijo:
¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios? Entonces
quitaron la piedra de donde el muerto había sido puesto: Y
Jesús alzando sus ojos, dijo: Padre, gracias te doy que me has
oído. Yo sabía que siempre me oyes; pero lo dije por causa de
la gente que está alrededor, para que crean que tú me has
enviado. Y habiendo dicho esto, clamó a gran voz: ¡Lázaro, ven
fuera! Y el que había muerto salió, atadas las manos y los pies
con vendas; y su rostro estaba envuelto en un sudario. Jesús les
dijo: Desatadle, y dejadle ir. Entonces muchos de los judíos que
habían venido a María, y habían visto lo que hizo Jesús,
creyeron en Él.

6. ¿Qué cosa extraña pidió Jesús junto al sepulcro? ¿Por
qué objetó Marta?
Jesús pidió que quitasen la piedra que tapaba la
entrada al sepulcro. Esto tiene sentido para nosotros
que sabemos lo que Jesús haría, pero para los que allí
se encontraban fue chocante. Imagínese como
reaccionaría alguien hoy si pretendiéramos exhumar
el ataud de un amigo. Marta expresó su preocupación
sin delicadeza. Ya llevaba en la tumba cuatro días. Su
cadaver ya debia de oler mal. Quizá pensó que Jesús
sencillamente quería ver el cuerpo. Jesús sin embargo,
sabía lo que iba a hacer, realizar un milagro.

7. Jesús no se dejó disuadir. Los persuadió a que
quitasen la piedra. ¿Qué hizo entonces? ¿De
qué manera realizó este milagro?
Jesús, en primer lugar, oró con voz audible a su
Padre, y después con voz fuerte ordenó a
Lázaro a salir fuera. Éste salió del sepulcro
dando traspies, aún envuelto en paños
mortuorios. Sus brazos y piernas estaban
vendadas, y su rostro cubierto con un sudario,
pero consiguió salir del sepulcro. Siendo que
Jesús lo había llamado, nada podía impedir que
Lázaro saliera fuera.

8. ¿Cuál fue la reacción de la gente al ver este
milagro tan maravilloso?
Si bien deben haber estado maravillados por lo
que veían, Juan nos da a conocer la reacción
más importante. Muchos de los que vieron este
milagro, creyeron en Jesús. Vieron su poder y
se dieron cuenta de que solo Dios pudo haber
hecho semejante cosa. El poder que Jesús
demostró tener sobre la muerte, fue para ellos
una prueba de su identidad.

Relacione

1. Jesús aún sabiendo lo que haría, lloró al llegar al
sepulcro de Lázaro. ¿Qué aprendemos de esto
respecto a nuestra reacción ante la muerte?
La tristeza es una reacción humana normal ante la
muerte. Jesús sabía que en breves instantes Lázaro
estaría nuevamente vivo, pero aun así lloró frente al
sepulcro. Los cristianos creemos en la resurrección de
los muertos, pero eso no quiere decir que no sentimos
pesar o tristeza cuando muere uno de nuestros seres
queridos. Sabemos que los veremos nuevamente,
¡pero los extrañamos ahora! No tenemos porque estar
evergonzados o desconcertados cuando sentimos
tristeza. Hasta nuestro Salvador sintió pesar por su
amigo.

2. Pareció que Jesús había llegado demasiado tarde a
Betania para poder ayudar a Lázaro. Pero sorprendió
a todos al resucitar al muerto. ¿Qué significado tiene
para nosotros ese poder de Jesús?
Jesús resucitó a Lázaro de los muertos, probando así
que nada es imposible para Dios. Incluso la muerte
no pudo impedir el amor de nuestro Salvador.
Aunque no habremos de ver constantemente milagros
como este en nuestra vida en esta tierra, sabemos sin
embargo que Jesús es Señor, y que él tendrá cuidado
de nosotros y nos protegerá para siempre. Nada hay
que él no pueda hacer, y nada puede ni podrá
separarnos de su amor, ni aún la muerte.

3. No todos los que oyeron de este milagro quedaron
complacidos. Cuanto más la gente creía en Jesús,
tanto más comenzaron a oponérsele los dirigentes
judíos. Hasta comenzaron a conspirar para matarlo
(versículo 53). Había algo en Jesús que ellos no
llegaban a ver. ¿Qué era?
Había tantas cosas que ellos no comprendían acerca
de Jesús. No entendieron que aquel que resucitó a
Lázaro de los muertos no podía ser derrotado por la
muerte. Podían matar a Jesús, pero no podrían
impedir que resucitara de los muertos. El sumo
sacerdote dijo que era mejor que Jesús muriera, y no
que pereciese toda la nación (v.50), pero no podía
comprender que la muerte de Jesús obraría lo
opuesto: obtener perdón y salvación para el mundo
entero. Estaban atemorizados por este milagro y no
comprendieron que la mayor resurrección aun estaba
por venir.

Perciba

Nosotros, en la actualidad, visitamos las tumbas
de nuestros seres queridos –y nuestros seres
queridos algún día irán a visitar nuestra tumba–
pero cuando nos vamos, los cuerpos de los que
fuimos a visitar quedan en la tumba. Es posible
que deseemos que el milagro de Lázaro se
repitiera, pero no llegamos a ver tal dramático
evento. ¿Cuál es nuestra esperanza frente a la
muerte?

Cuando asistimos a los funerales no vemos
resurrecciones como la que obró Jesús, pero
conocemos la realidad del poder de Dios.
Confesamos, junto con Marta, que nuestros seres
queridos resucitarán en el día final (v.24). Sabemos
que esto es verdad, porque Jesús es la resurrección y
la vida. Precisamente así como ordenó a Lázaro que
saliera del sepulcro ese día, así también en el día final
nos llamará a salir de nuestras tumbas, y resucitaremos
para vivir con él para siempre. La muerte y el sepulcro
no pudieron sujetar a Jesús. Y no podrán evitar
tampoco que él nos resucite para estar junto a él por
toda la eternidad.

La Resurrección de Lázaro
(Juan 11:1-45)


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La Resurrección de Lázaro
(Juan 11:1-45)

Enfoque

Leyendo los cuatro evangelios, encontramos
testimonios del poder milagroso de Jesús. En
muchos de sus milagros, vemos a Jesús sanando
enfermedades terribles. Hay quienes pretenden
explicarlos por la via de lo natural. “las
curaciones fueron milagrosas, pero la ciencia
médica moderna también lo es.” Los medicos
pueden curar la misma clase de enfermedades
que Jesús curó.” ¿Qué podemos responder a
esta clase de comentarios?

1. ¿Qué diferencia hay entre las curaciones de
Jesús y los tratamientos médicos?
Damos gracias a Dios porque hay médicos que
se ocupan de nuestro bienestar. ¡Son una
dádiva de Dios! Ellos utilizan su intelecto y sus
dones, provistos por Dios, para proporcionar
alivio a sus pacientes. Jesús no hizo uso de la
medicina o la cirugía. Curaba directamente con
su poder divino.

2. ¿En qué se manifiesta que las curaciones de Jesús
exceden lo que hace la profesión médica?
La obra de Jesús está basada en su poder divino. No
está sujeto tampoco a las limitaciones que restringen a
los trabajadores de la medicina. Existen enfermedades
y daños que no pueden ser curados mediante las
técnicas médicas. El obstáculo mayor es el de la
muerte. Pese a todos los adelantos de la medicina, los
humanos no podemos hacer volver a la vida un
cuerpo muerto. Sin embargo, esto es exactamente lo
que Jesús hizo en el milagro que hoy estudiaremos.
Nada hay por encima del poder de Jesús, ni siquiera la
muerte.

Informese

Juan 11:1-6
Estaba entonces enfermo uno llamado Lázaro, de
Betania, la aldea de María y de Marta su hermana.
(María, cuyo hermano Lázaro estaba enfermo, era la
que ungió al Señor con ungüento, y enjugó sus pies
con sus cabellos.) Enviaron, pues, sus hermanas a Él,
diciendo: Señor, he aquí el que amas está enfermo. Y
oyéndolo Jesús, dijo: Esta enfermedad no es para
muerte, sino para la gloria de Dios, para que el Hijo
de Dios sea glorificado por ella. Y amaba Jesús a
Marta, y a su hermana, y a Lázaro. Cuando oyó, pues,
que estaba enfermo, se quedó aún dos días en el
mismo lugar donde estaba.

1. Algunos milagros de Jesús fueron hechos a favor de
extraños. ¿Qué clase de relación mantenía Jesús con
lázaro y sus hermanas?
Jesús conocía muy bien a esta familia. Juan nos
recuerda en el versículo 2 que María había ungido los
pies de Jesús con perfume y los había secado con sus
cabellos (Juan 12:3). Quizá recordemos también la
ocasión en que Jesús estuvo de visita en casa de ellos
y María estuvo a los pies de Jesús escuchando sus
palabras
mientras Marta se ocupaba de los
quehaceres de la casa (Lucas 10:38-42). Lo mas
importante en el caso de este milagro, sin embargo,
fue que Jesús amaba a esta familia (versículo 5).

Juan 11:7-17
Luego, después de esto, dijo a sus discípulos: Vamos a Judea
otra vez. Sus discípulos le dijeron: Rabí, ahora procuraban los
judíos apedrearte, ¿y otra vez vas allá? Respondió Jesús: ¿No
tiene el día doce horas? Si alguien anda de día, no tropieza,
porque ve la luz de este mundo. Pero si alguien anda de noche,
tropieza, porque no hay luz en él. Estas cosas dijo Él; y después
de esto les dijo: Nuestro amigo Lázaro duerme; mas yo voy a
despertarle del sueño. Dijeron entonces sus discípulos: Señor,
si duerme, sano estará. Pero esto decía Jesús de su muerte; y
ellos pensaban que hablaba del reposar del sueño. Y entonces
Jesús les dijo claramente: Lázaro ha muerto; y me alegro por
vosotros, que yo no haya estado allí, para que creáis; mas vamos
a él. Dijo entonces Tomás, llamado el Dídimo, a sus
condiscípulos: Vamos también nosotros, para que muramos
con él. Vino, pues, Jesús, y halló que hacía ya cuatro días que él
estaba en el sepulcro.

2. ¿Qué actitud sorprendente tomó Jesús cuando oyó
que Lázaro estaba enfermo? ¿Cuándo inició una
acción al respecto? ¿En qué se nota en las palabras de
Jesús que sabía lo que haría?
Jesús amaba a Lázaro, pero esperó dos días en ir
después de haberse enterado que estaba enfermo.
Jesús entró en acción después de la muerte de Lázaro.
Pero sus palabras dan a entender que estaba al tanto
de lo que sucedía. Nadie, fuera de Jesús, sabía que
Lázaro había muerto. Con anticipación les dijo a sus
discípulos que despertará a Lázaro del sueño de la
muerte. En tanto que podría haber sanado
simplemente a Lázaro de su enfermedad, prefirió
realizar un milagro más grande sún –resucitarlo de los
muertos– para que mediante este milagro más
personas llegasen a creer.

Juan 11:18-27
Y Betania estaba cerca de Jerusalén como a quince estadios. Y
muchos de los judíos habían venido a Marta y a María, para
consolarlas por su hermano. Entonces Marta, cuando oyó que
Jesús venía, salió a encontrarle; pero María se quedó sentada en
casa. Y Marta dijo a Jesús: Señor, si hubieses estado aquí, mi
hermano no habría muerto. Pero también sé ahora que todo lo
que pidieres a Dios, Dios te lo dará. Jesús le dijo: Tu hermano
resucitará. Le dijo Marta: Yo sé que resucitará en la
resurrección, en el día postrero. Jesús le dijo: Yo soy la
resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto,
vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá
eternamente. ¿Crees esto? Ella le dijo: Sí, Señor, yo creo que tú
eres el Cristo, el Hijo de Dios que había de venir al mundo.

3. Cuando Jesús llegó a Betania, ¿qué le dijo Marta?
¿Qué nos revelan sus palabras?
Podría parecernos como que Marta culpó a Jesús por
no llegar a tiempo. Si hubiese estado allí, Lázaro no
hubiera muerto. Sin embargo, Marta no había perdido
la esperanza. Sus palabras muestran que sabía quien
era Jesús y de que era capaz su poder. Si Jesús hubiese
estado allí, podría haber sanado a Lázaro. Pero aun
ahora, dijo ella, Dios hará lo que Jesús le pida.
Confiaba que Jesús todavía podría hacer un milagro.
De sus palabras del versículo 24, sin embargo, podría
concluirse que esperaba un milagro futuro, no una
resurrección inmediata en ese día. De la mayor
importancia son las palabras de Marta: “yo creo que tú
eres el Cristo, el Hijo de Dios.” Ella creyó que Jesús
podría realizar un milagro, porque sabía quien era.

4. ¿Qué respondió Jesús cuando Marta habló de
la resurrección? ¿Qué nos dicen sus palabras?
Marta tenía puesta la mente en la resurrección
del fin del tiempo, pero Jesús la ubica en el
presente. “Yo soy la resurrección y la vida.”
¡Gracias a Jesús habrá una gran resurrección el
día del juicio final! El Salvador que un día
habrá de resucitar a todos los muertos, traerá a
Lázaro de vuelta a la vida.

Al dirigirse a Marta en esta historia, Jesús le
dice: “Yo soy la resurrección y la vida.” Estas
palabras de consuelo son incluso más
maravillosas de lo que pueden parecer al
principio. Los judíos estaban al tanto de que
Dios había dicho a Moisés que su nombre era
“YO SOY” (Exodo 3:14). Por esto, los judíos
piadosos nunca decían directamente “yo soy” al
referirse a ellos mismos. No querían dar por
sobreentendido que fueran Dios. Pero Jesús
usó esas palabras. Dijo: “Yo soy la resurrección
y la vida.” Jesús no solo le dijo a Marta que
tenía poder sobre la muerte, sino también que
era (y sigue siendo) Dios.

Juan 11:28-37
Y habiendo dicho esto, fue y llamó en secreto a María su
hermana, diciendo: El Maestro está aquí y te llama. Ella,
oyéndolo, se levantó aprisa y vino a Él; Porque Jesús aún no
había llegado a la aldea, sino que estaba en aquel lugar donde
Marta le había encontrado. Entonces los judíos que estaban en
casa con ella y la consolaban, cuando vieron que María se
levantó aprisa y salió, la siguieron, diciendo: Va al sepulcro a
llorar allí. Y cuando María llegó a donde estaba Jesús, al verle,
se postró a sus pies, diciéndole: Señor, si hubieses estado aquí,
mi hermano no habría muerto. Jesús entonces, al verla
llorando, y a los judíos que habían venido con ella, también
llorando, se conmovió en espíritu y se turbó, y dijo: ¿Dónde le
pusisteis? Le dijeron: Señor, ven y ve. Jesús lloró. Dijeron
entonces los judíos: ¡Mirad cuánto le amaba! Y algunos de ellos
dijeron: ¿No podía Éste, que abrió los ojos al ciego, hacer
también que éste no muriera?

5. Mucha gente lloraba la pérdida de Lázaro.
¿Cuál fue la actitud de Jesús respecto de la
muerte de su amigo, al llegar al sepulcro?
Jesús lloró al llegar al sepulcro de Lázaro.
Quizá nos parezca extraño que llorara pese a
que sabía lo que habría de ocurrir
seguidamente. No debería sorprendernos.
Jesús es Dios, pero también es del todo
humano. Sintió tristeza por la muerte de su
querido amigo. ¿Podría haber algo mas natural
que llorar?

Juan 11:38-45
Y Jesús, conmoviéndose otra vez en sí mismo, vino al sepulcro.
Era una cueva, y tenía una piedra puesta encima. Dijo Jesús:
Quitad la piedra. Marta, la hermana del que había muerto, le
dijo: Señor, hiede ya, porque es de cuatro días. Jesús le dijo:
¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios? Entonces
quitaron la piedra de donde el muerto había sido puesto: Y
Jesús alzando sus ojos, dijo: Padre, gracias te doy que me has
oído. Yo sabía que siempre me oyes; pero lo dije por causa de
la gente que está alrededor, para que crean que tú me has
enviado. Y habiendo dicho esto, clamó a gran voz: ¡Lázaro, ven
fuera! Y el que había muerto salió, atadas las manos y los pies
con vendas; y su rostro estaba envuelto en un sudario. Jesús les
dijo: Desatadle, y dejadle ir. Entonces muchos de los judíos que
habían venido a María, y habían visto lo que hizo Jesús,
creyeron en Él.

6. ¿Qué cosa extraña pidió Jesús junto al sepulcro? ¿Por
qué objetó Marta?
Jesús pidió que quitasen la piedra que tapaba la
entrada al sepulcro. Esto tiene sentido para nosotros
que sabemos lo que Jesús haría, pero para los que allí
se encontraban fue chocante. Imagínese como
reaccionaría alguien hoy si pretendiéramos exhumar
el ataud de un amigo. Marta expresó su preocupación
sin delicadeza. Ya llevaba en la tumba cuatro días. Su
cadaver ya debia de oler mal. Quizá pensó que Jesús
sencillamente quería ver el cuerpo. Jesús sin embargo,
sabía lo que iba a hacer, realizar un milagro.

7. Jesús no se dejó disuadir. Los persuadió a que
quitasen la piedra. ¿Qué hizo entonces? ¿De
qué manera realizó este milagro?
Jesús, en primer lugar, oró con voz audible a su
Padre, y después con voz fuerte ordenó a
Lázaro a salir fuera. Éste salió del sepulcro
dando traspies, aún envuelto en paños
mortuorios. Sus brazos y piernas estaban
vendadas, y su rostro cubierto con un sudario,
pero consiguió salir del sepulcro. Siendo que
Jesús lo había llamado, nada podía impedir que
Lázaro saliera fuera.

8. ¿Cuál fue la reacción de la gente al ver este
milagro tan maravilloso?
Si bien deben haber estado maravillados por lo
que veían, Juan nos da a conocer la reacción
más importante. Muchos de los que vieron este
milagro, creyeron en Jesús. Vieron su poder y
se dieron cuenta de que solo Dios pudo haber
hecho semejante cosa. El poder que Jesús
demostró tener sobre la muerte, fue para ellos
una prueba de su identidad.

Relacione

1. Jesús aún sabiendo lo que haría, lloró al llegar al
sepulcro de Lázaro. ¿Qué aprendemos de esto
respecto a nuestra reacción ante la muerte?
La tristeza es una reacción humana normal ante la
muerte. Jesús sabía que en breves instantes Lázaro
estaría nuevamente vivo, pero aun así lloró frente al
sepulcro. Los cristianos creemos en la resurrección de
los muertos, pero eso no quiere decir que no sentimos
pesar o tristeza cuando muere uno de nuestros seres
queridos. Sabemos que los veremos nuevamente,
¡pero los extrañamos ahora! No tenemos porque estar
evergonzados o desconcertados cuando sentimos
tristeza. Hasta nuestro Salvador sintió pesar por su
amigo.

2. Pareció que Jesús había llegado demasiado tarde a
Betania para poder ayudar a Lázaro. Pero sorprendió
a todos al resucitar al muerto. ¿Qué significado tiene
para nosotros ese poder de Jesús?
Jesús resucitó a Lázaro de los muertos, probando así
que nada es imposible para Dios. Incluso la muerte
no pudo impedir el amor de nuestro Salvador.
Aunque no habremos de ver constantemente milagros
como este en nuestra vida en esta tierra, sabemos sin
embargo que Jesús es Señor, y que él tendrá cuidado
de nosotros y nos protegerá para siempre. Nada hay
que él no pueda hacer, y nada puede ni podrá
separarnos de su amor, ni aún la muerte.

3. No todos los que oyeron de este milagro quedaron
complacidos. Cuanto más la gente creía en Jesús,
tanto más comenzaron a oponérsele los dirigentes
judíos. Hasta comenzaron a conspirar para matarlo
(versículo 53). Había algo en Jesús que ellos no
llegaban a ver. ¿Qué era?
Había tantas cosas que ellos no comprendían acerca
de Jesús. No entendieron que aquel que resucitó a
Lázaro de los muertos no podía ser derrotado por la
muerte. Podían matar a Jesús, pero no podrían
impedir que resucitara de los muertos. El sumo
sacerdote dijo que era mejor que Jesús muriera, y no
que pereciese toda la nación (v.50), pero no podía
comprender que la muerte de Jesús obraría lo
opuesto: obtener perdón y salvación para el mundo
entero. Estaban atemorizados por este milagro y no
comprendieron que la mayor resurrección aun estaba
por venir.

Perciba

Nosotros, en la actualidad, visitamos las tumbas
de nuestros seres queridos –y nuestros seres
queridos algún día irán a visitar nuestra tumba–
pero cuando nos vamos, los cuerpos de los que
fuimos a visitar quedan en la tumba. Es posible
que deseemos que el milagro de Lázaro se
repitiera, pero no llegamos a ver tal dramático
evento. ¿Cuál es nuestra esperanza frente a la
muerte?

Cuando asistimos a los funerales no vemos
resurrecciones como la que obró Jesús, pero
conocemos la realidad del poder de Dios.
Confesamos, junto con Marta, que nuestros seres
queridos resucitarán en el día final (v.24). Sabemos
que esto es verdad, porque Jesús es la resurrección y
la vida. Precisamente así como ordenó a Lázaro que
saliera del sepulcro ese día, así también en el día final
nos llamará a salir de nuestras tumbas, y resucitaremos
para vivir con él para siempre. La muerte y el sepulcro
no pudieron sujetar a Jesús. Y no podrán evitar
tampoco que él nos resucite para estar junto a él por
toda la eternidad.

La Resurrección de Lázaro
(Juan 11:1-45)


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La Resurrección de Lázaro
(Juan 11:1-45)

Enfoque

Leyendo los cuatro evangelios, encontramos
testimonios del poder milagroso de Jesús. En
muchos de sus milagros, vemos a Jesús sanando
enfermedades terribles. Hay quienes pretenden
explicarlos por la via de lo natural. “las
curaciones fueron milagrosas, pero la ciencia
médica moderna también lo es.” Los medicos
pueden curar la misma clase de enfermedades
que Jesús curó.” ¿Qué podemos responder a
esta clase de comentarios?

1. ¿Qué diferencia hay entre las curaciones de
Jesús y los tratamientos médicos?
Damos gracias a Dios porque hay médicos que
se ocupan de nuestro bienestar. ¡Son una
dádiva de Dios! Ellos utilizan su intelecto y sus
dones, provistos por Dios, para proporcionar
alivio a sus pacientes. Jesús no hizo uso de la
medicina o la cirugía. Curaba directamente con
su poder divino.

2. ¿En qué se manifiesta que las curaciones de Jesús
exceden lo que hace la profesión médica?
La obra de Jesús está basada en su poder divino. No
está sujeto tampoco a las limitaciones que restringen a
los trabajadores de la medicina. Existen enfermedades
y daños que no pueden ser curados mediante las
técnicas médicas. El obstáculo mayor es el de la
muerte. Pese a todos los adelantos de la medicina, los
humanos no podemos hacer volver a la vida un
cuerpo muerto. Sin embargo, esto es exactamente lo
que Jesús hizo en el milagro que hoy estudiaremos.
Nada hay por encima del poder de Jesús, ni siquiera la
muerte.

Informese

Juan 11:1-6
Estaba entonces enfermo uno llamado Lázaro, de
Betania, la aldea de María y de Marta su hermana.
(María, cuyo hermano Lázaro estaba enfermo, era la
que ungió al Señor con ungüento, y enjugó sus pies
con sus cabellos.) Enviaron, pues, sus hermanas a Él,
diciendo: Señor, he aquí el que amas está enfermo. Y
oyéndolo Jesús, dijo: Esta enfermedad no es para
muerte, sino para la gloria de Dios, para que el Hijo
de Dios sea glorificado por ella. Y amaba Jesús a
Marta, y a su hermana, y a Lázaro. Cuando oyó, pues,
que estaba enfermo, se quedó aún dos días en el
mismo lugar donde estaba.

1. Algunos milagros de Jesús fueron hechos a favor de
extraños. ¿Qué clase de relación mantenía Jesús con
lázaro y sus hermanas?
Jesús conocía muy bien a esta familia. Juan nos
recuerda en el versículo 2 que María había ungido los
pies de Jesús con perfume y los había secado con sus
cabellos (Juan 12:3). Quizá recordemos también la
ocasión en que Jesús estuvo de visita en casa de ellos
y María estuvo a los pies de Jesús escuchando sus
palabras
mientras Marta se ocupaba de los
quehaceres de la casa (Lucas 10:38-42). Lo mas
importante en el caso de este milagro, sin embargo,
fue que Jesús amaba a esta familia (versículo 5).

Juan 11:7-17
Luego, después de esto, dijo a sus discípulos: Vamos a Judea
otra vez. Sus discípulos le dijeron: Rabí, ahora procuraban los
judíos apedrearte, ¿y otra vez vas allá? Respondió Jesús: ¿No
tiene el día doce horas? Si alguien anda de día, no tropieza,
porque ve la luz de este mundo. Pero si alguien anda de noche,
tropieza, porque no hay luz en él. Estas cosas dijo Él; y después
de esto les dijo: Nuestro amigo Lázaro duerme; mas yo voy a
despertarle del sueño. Dijeron entonces sus discípulos: Señor,
si duerme, sano estará. Pero esto decía Jesús de su muerte; y
ellos pensaban que hablaba del reposar del sueño. Y entonces
Jesús les dijo claramente: Lázaro ha muerto; y me alegro por
vosotros, que yo no haya estado allí, para que creáis; mas vamos
a él. Dijo entonces Tomás, llamado el Dídimo, a sus
condiscípulos: Vamos también nosotros, para que muramos
con él. Vino, pues, Jesús, y halló que hacía ya cuatro días que él
estaba en el sepulcro.

2. ¿Qué actitud sorprendente tomó Jesús cuando oyó
que Lázaro estaba enfermo? ¿Cuándo inició una
acción al respecto? ¿En qué se nota en las palabras de
Jesús que sabía lo que haría?
Jesús amaba a Lázaro, pero esperó dos días en ir
después de haberse enterado que estaba enfermo.
Jesús entró en acción después de la muerte de Lázaro.
Pero sus palabras dan a entender que estaba al tanto
de lo que sucedía. Nadie, fuera de Jesús, sabía que
Lázaro había muerto. Con anticipación les dijo a sus
discípulos que despertará a Lázaro del sueño de la
muerte. En tanto que podría haber sanado
simplemente a Lázaro de su enfermedad, prefirió
realizar un milagro más grande sún –resucitarlo de los
muertos– para que mediante este milagro más
personas llegasen a creer.

Juan 11:18-27
Y Betania estaba cerca de Jerusalén como a quince estadios. Y
muchos de los judíos habían venido a Marta y a María, para
consolarlas por su hermano. Entonces Marta, cuando oyó que
Jesús venía, salió a encontrarle; pero María se quedó sentada en
casa. Y Marta dijo a Jesús: Señor, si hubieses estado aquí, mi
hermano no habría muerto. Pero también sé ahora que todo lo
que pidieres a Dios, Dios te lo dará. Jesús le dijo: Tu hermano
resucitará. Le dijo Marta: Yo sé que resucitará en la
resurrección, en el día postrero. Jesús le dijo: Yo soy la
resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto,
vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá
eternamente. ¿Crees esto? Ella le dijo: Sí, Señor, yo creo que tú
eres el Cristo, el Hijo de Dios que había de venir al mundo.

3. Cuando Jesús llegó a Betania, ¿qué le dijo Marta?
¿Qué nos revelan sus palabras?
Podría parecernos como que Marta culpó a Jesús por
no llegar a tiempo. Si hubiese estado allí, Lázaro no
hubiera muerto. Sin embargo, Marta no había perdido
la esperanza. Sus palabras muestran que sabía quien
era Jesús y de que era capaz su poder. Si Jesús hubiese
estado allí, podría haber sanado a Lázaro. Pero aun
ahora, dijo ella, Dios hará lo que Jesús le pida.
Confiaba que Jesús todavía podría hacer un milagro.
De sus palabras del versículo 24, sin embargo, podría
concluirse que esperaba un milagro futuro, no una
resurrección inmediata en ese día. De la mayor
importancia son las palabras de Marta: “yo creo que tú
eres el Cristo, el Hijo de Dios.” Ella creyó que Jesús
podría realizar un milagro, porque sabía quien era.

4. ¿Qué respondió Jesús cuando Marta habló de
la resurrección? ¿Qué nos dicen sus palabras?
Marta tenía puesta la mente en la resurrección
del fin del tiempo, pero Jesús la ubica en el
presente. “Yo soy la resurrección y la vida.”
¡Gracias a Jesús habrá una gran resurrección el
día del juicio final! El Salvador que un día
habrá de resucitar a todos los muertos, traerá a
Lázaro de vuelta a la vida.

Al dirigirse a Marta en esta historia, Jesús le
dice: “Yo soy la resurrección y la vida.” Estas
palabras de consuelo son incluso más
maravillosas de lo que pueden parecer al
principio. Los judíos estaban al tanto de que
Dios había dicho a Moisés que su nombre era
“YO SOY” (Exodo 3:14). Por esto, los judíos
piadosos nunca decían directamente “yo soy” al
referirse a ellos mismos. No querían dar por
sobreentendido que fueran Dios. Pero Jesús
usó esas palabras. Dijo: “Yo soy la resurrección
y la vida.” Jesús no solo le dijo a Marta que
tenía poder sobre la muerte, sino también que
era (y sigue siendo) Dios.

Juan 11:28-37
Y habiendo dicho esto, fue y llamó en secreto a María su
hermana, diciendo: El Maestro está aquí y te llama. Ella,
oyéndolo, se levantó aprisa y vino a Él; Porque Jesús aún no
había llegado a la aldea, sino que estaba en aquel lugar donde
Marta le había encontrado. Entonces los judíos que estaban en
casa con ella y la consolaban, cuando vieron que María se
levantó aprisa y salió, la siguieron, diciendo: Va al sepulcro a
llorar allí. Y cuando María llegó a donde estaba Jesús, al verle,
se postró a sus pies, diciéndole: Señor, si hubieses estado aquí,
mi hermano no habría muerto. Jesús entonces, al verla
llorando, y a los judíos que habían venido con ella, también
llorando, se conmovió en espíritu y se turbó, y dijo: ¿Dónde le
pusisteis? Le dijeron: Señor, ven y ve. Jesús lloró. Dijeron
entonces los judíos: ¡Mirad cuánto le amaba! Y algunos de ellos
dijeron: ¿No podía Éste, que abrió los ojos al ciego, hacer
también que éste no muriera?

5. Mucha gente lloraba la pérdida de Lázaro.
¿Cuál fue la actitud de Jesús respecto de la
muerte de su amigo, al llegar al sepulcro?
Jesús lloró al llegar al sepulcro de Lázaro.
Quizá nos parezca extraño que llorara pese a
que sabía lo que habría de ocurrir
seguidamente. No debería sorprendernos.
Jesús es Dios, pero también es del todo
humano. Sintió tristeza por la muerte de su
querido amigo. ¿Podría haber algo mas natural
que llorar?

Juan 11:38-45
Y Jesús, conmoviéndose otra vez en sí mismo, vino al sepulcro.
Era una cueva, y tenía una piedra puesta encima. Dijo Jesús:
Quitad la piedra. Marta, la hermana del que había muerto, le
dijo: Señor, hiede ya, porque es de cuatro días. Jesús le dijo:
¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios? Entonces
quitaron la piedra de donde el muerto había sido puesto: Y
Jesús alzando sus ojos, dijo: Padre, gracias te doy que me has
oído. Yo sabía que siempre me oyes; pero lo dije por causa de
la gente que está alrededor, para que crean que tú me has
enviado. Y habiendo dicho esto, clamó a gran voz: ¡Lázaro, ven
fuera! Y el que había muerto salió, atadas las manos y los pies
con vendas; y su rostro estaba envuelto en un sudario. Jesús les
dijo: Desatadle, y dejadle ir. Entonces muchos de los judíos que
habían venido a María, y habían visto lo que hizo Jesús,
creyeron en Él.

6. ¿Qué cosa extraña pidió Jesús junto al sepulcro? ¿Por
qué objetó Marta?
Jesús pidió que quitasen la piedra que tapaba la
entrada al sepulcro. Esto tiene sentido para nosotros
que sabemos lo que Jesús haría, pero para los que allí
se encontraban fue chocante. Imagínese como
reaccionaría alguien hoy si pretendiéramos exhumar
el ataud de un amigo. Marta expresó su preocupación
sin delicadeza. Ya llevaba en la tumba cuatro días. Su
cadaver ya debia de oler mal. Quizá pensó que Jesús
sencillamente quería ver el cuerpo. Jesús sin embargo,
sabía lo que iba a hacer, realizar un milagro.

7. Jesús no se dejó disuadir. Los persuadió a que
quitasen la piedra. ¿Qué hizo entonces? ¿De
qué manera realizó este milagro?
Jesús, en primer lugar, oró con voz audible a su
Padre, y después con voz fuerte ordenó a
Lázaro a salir fuera. Éste salió del sepulcro
dando traspies, aún envuelto en paños
mortuorios. Sus brazos y piernas estaban
vendadas, y su rostro cubierto con un sudario,
pero consiguió salir del sepulcro. Siendo que
Jesús lo había llamado, nada podía impedir que
Lázaro saliera fuera.

8. ¿Cuál fue la reacción de la gente al ver este
milagro tan maravilloso?
Si bien deben haber estado maravillados por lo
que veían, Juan nos da a conocer la reacción
más importante. Muchos de los que vieron este
milagro, creyeron en Jesús. Vieron su poder y
se dieron cuenta de que solo Dios pudo haber
hecho semejante cosa. El poder que Jesús
demostró tener sobre la muerte, fue para ellos
una prueba de su identidad.

Relacione

1. Jesús aún sabiendo lo que haría, lloró al llegar al
sepulcro de Lázaro. ¿Qué aprendemos de esto
respecto a nuestra reacción ante la muerte?
La tristeza es una reacción humana normal ante la
muerte. Jesús sabía que en breves instantes Lázaro
estaría nuevamente vivo, pero aun así lloró frente al
sepulcro. Los cristianos creemos en la resurrección de
los muertos, pero eso no quiere decir que no sentimos
pesar o tristeza cuando muere uno de nuestros seres
queridos. Sabemos que los veremos nuevamente,
¡pero los extrañamos ahora! No tenemos porque estar
evergonzados o desconcertados cuando sentimos
tristeza. Hasta nuestro Salvador sintió pesar por su
amigo.

2. Pareció que Jesús había llegado demasiado tarde a
Betania para poder ayudar a Lázaro. Pero sorprendió
a todos al resucitar al muerto. ¿Qué significado tiene
para nosotros ese poder de Jesús?
Jesús resucitó a Lázaro de los muertos, probando así
que nada es imposible para Dios. Incluso la muerte
no pudo impedir el amor de nuestro Salvador.
Aunque no habremos de ver constantemente milagros
como este en nuestra vida en esta tierra, sabemos sin
embargo que Jesús es Señor, y que él tendrá cuidado
de nosotros y nos protegerá para siempre. Nada hay
que él no pueda hacer, y nada puede ni podrá
separarnos de su amor, ni aún la muerte.

3. No todos los que oyeron de este milagro quedaron
complacidos. Cuanto más la gente creía en Jesús,
tanto más comenzaron a oponérsele los dirigentes
judíos. Hasta comenzaron a conspirar para matarlo
(versículo 53). Había algo en Jesús que ellos no
llegaban a ver. ¿Qué era?
Había tantas cosas que ellos no comprendían acerca
de Jesús. No entendieron que aquel que resucitó a
Lázaro de los muertos no podía ser derrotado por la
muerte. Podían matar a Jesús, pero no podrían
impedir que resucitara de los muertos. El sumo
sacerdote dijo que era mejor que Jesús muriera, y no
que pereciese toda la nación (v.50), pero no podía
comprender que la muerte de Jesús obraría lo
opuesto: obtener perdón y salvación para el mundo
entero. Estaban atemorizados por este milagro y no
comprendieron que la mayor resurrección aun estaba
por venir.

Perciba

Nosotros, en la actualidad, visitamos las tumbas
de nuestros seres queridos –y nuestros seres
queridos algún día irán a visitar nuestra tumba–
pero cuando nos vamos, los cuerpos de los que
fuimos a visitar quedan en la tumba. Es posible
que deseemos que el milagro de Lázaro se
repitiera, pero no llegamos a ver tal dramático
evento. ¿Cuál es nuestra esperanza frente a la
muerte?

Cuando asistimos a los funerales no vemos
resurrecciones como la que obró Jesús, pero
conocemos la realidad del poder de Dios.
Confesamos, junto con Marta, que nuestros seres
queridos resucitarán en el día final (v.24). Sabemos
que esto es verdad, porque Jesús es la resurrección y
la vida. Precisamente así como ordenó a Lázaro que
saliera del sepulcro ese día, así también en el día final
nos llamará a salir de nuestras tumbas, y resucitaremos
para vivir con él para siempre. La muerte y el sepulcro
no pudieron sujetar a Jesús. Y no podrán evitar
tampoco que él nos resucite para estar junto a él por
toda la eternidad.

La Resurrección de Lázaro
(Juan 11:1-45)


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La Resurrección de Lázaro
(Juan 11:1-45)

Enfoque

Leyendo los cuatro evangelios, encontramos
testimonios del poder milagroso de Jesús. En
muchos de sus milagros, vemos a Jesús sanando
enfermedades terribles. Hay quienes pretenden
explicarlos por la via de lo natural. “las
curaciones fueron milagrosas, pero la ciencia
médica moderna también lo es.” Los medicos
pueden curar la misma clase de enfermedades
que Jesús curó.” ¿Qué podemos responder a
esta clase de comentarios?

1. ¿Qué diferencia hay entre las curaciones de
Jesús y los tratamientos médicos?
Damos gracias a Dios porque hay médicos que
se ocupan de nuestro bienestar. ¡Son una
dádiva de Dios! Ellos utilizan su intelecto y sus
dones, provistos por Dios, para proporcionar
alivio a sus pacientes. Jesús no hizo uso de la
medicina o la cirugía. Curaba directamente con
su poder divino.

2. ¿En qué se manifiesta que las curaciones de Jesús
exceden lo que hace la profesión médica?
La obra de Jesús está basada en su poder divino. No
está sujeto tampoco a las limitaciones que restringen a
los trabajadores de la medicina. Existen enfermedades
y daños que no pueden ser curados mediante las
técnicas médicas. El obstáculo mayor es el de la
muerte. Pese a todos los adelantos de la medicina, los
humanos no podemos hacer volver a la vida un
cuerpo muerto. Sin embargo, esto es exactamente lo
que Jesús hizo en el milagro que hoy estudiaremos.
Nada hay por encima del poder de Jesús, ni siquiera la
muerte.

Informese

Juan 11:1-6
Estaba entonces enfermo uno llamado Lázaro, de
Betania, la aldea de María y de Marta su hermana.
(María, cuyo hermano Lázaro estaba enfermo, era la
que ungió al Señor con ungüento, y enjugó sus pies
con sus cabellos.) Enviaron, pues, sus hermanas a Él,
diciendo: Señor, he aquí el que amas está enfermo. Y
oyéndolo Jesús, dijo: Esta enfermedad no es para
muerte, sino para la gloria de Dios, para que el Hijo
de Dios sea glorificado por ella. Y amaba Jesús a
Marta, y a su hermana, y a Lázaro. Cuando oyó, pues,
que estaba enfermo, se quedó aún dos días en el
mismo lugar donde estaba.

1. Algunos milagros de Jesús fueron hechos a favor de
extraños. ¿Qué clase de relación mantenía Jesús con
lázaro y sus hermanas?
Jesús conocía muy bien a esta familia. Juan nos
recuerda en el versículo 2 que María había ungido los
pies de Jesús con perfume y los había secado con sus
cabellos (Juan 12:3). Quizá recordemos también la
ocasión en que Jesús estuvo de visita en casa de ellos
y María estuvo a los pies de Jesús escuchando sus
palabras
mientras Marta se ocupaba de los
quehaceres de la casa (Lucas 10:38-42). Lo mas
importante en el caso de este milagro, sin embargo,
fue que Jesús amaba a esta familia (versículo 5).

Juan 11:7-17
Luego, después de esto, dijo a sus discípulos: Vamos a Judea
otra vez. Sus discípulos le dijeron: Rabí, ahora procuraban los
judíos apedrearte, ¿y otra vez vas allá? Respondió Jesús: ¿No
tiene el día doce horas? Si alguien anda de día, no tropieza,
porque ve la luz de este mundo. Pero si alguien anda de noche,
tropieza, porque no hay luz en él. Estas cosas dijo Él; y después
de esto les dijo: Nuestro amigo Lázaro duerme; mas yo voy a
despertarle del sueño. Dijeron entonces sus discípulos: Señor,
si duerme, sano estará. Pero esto decía Jesús de su muerte; y
ellos pensaban que hablaba del reposar del sueño. Y entonces
Jesús les dijo claramente: Lázaro ha muerto; y me alegro por
vosotros, que yo no haya estado allí, para que creáis; mas vamos
a él. Dijo entonces Tomás, llamado el Dídimo, a sus
condiscípulos: Vamos también nosotros, para que muramos
con él. Vino, pues, Jesús, y halló que hacía ya cuatro días que él
estaba en el sepulcro.

2. ¿Qué actitud sorprendente tomó Jesús cuando oyó
que Lázaro estaba enfermo? ¿Cuándo inició una
acción al respecto? ¿En qué se nota en las palabras de
Jesús que sabía lo que haría?
Jesús amaba a Lázaro, pero esperó dos días en ir
después de haberse enterado que estaba enfermo.
Jesús entró en acción después de la muerte de Lázaro.
Pero sus palabras dan a entender que estaba al tanto
de lo que sucedía. Nadie, fuera de Jesús, sabía que
Lázaro había muerto. Con anticipación les dijo a sus
discípulos que despertará a Lázaro del sueño de la
muerte. En tanto que podría haber sanado
simplemente a Lázaro de su enfermedad, prefirió
realizar un milagro más grande sún –resucitarlo de los
muertos– para que mediante este milagro más
personas llegasen a creer.

Juan 11:18-27
Y Betania estaba cerca de Jerusalén como a quince estadios. Y
muchos de los judíos habían venido a Marta y a María, para
consolarlas por su hermano. Entonces Marta, cuando oyó que
Jesús venía, salió a encontrarle; pero María se quedó sentada en
casa. Y Marta dijo a Jesús: Señor, si hubieses estado aquí, mi
hermano no habría muerto. Pero también sé ahora que todo lo
que pidieres a Dios, Dios te lo dará. Jesús le dijo: Tu hermano
resucitará. Le dijo Marta: Yo sé que resucitará en la
resurrección, en el día postrero. Jesús le dijo: Yo soy la
resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto,
vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá
eternamente. ¿Crees esto? Ella le dijo: Sí, Señor, yo creo que tú
eres el Cristo, el Hijo de Dios que había de venir al mundo.

3. Cuando Jesús llegó a Betania, ¿qué le dijo Marta?
¿Qué nos revelan sus palabras?
Podría parecernos como que Marta culpó a Jesús por
no llegar a tiempo. Si hubiese estado allí, Lázaro no
hubiera muerto. Sin embargo, Marta no había perdido
la esperanza. Sus palabras muestran que sabía quien
era Jesús y de que era capaz su poder. Si Jesús hubiese
estado allí, podría haber sanado a Lázaro. Pero aun
ahora, dijo ella, Dios hará lo que Jesús le pida.
Confiaba que Jesús todavía podría hacer un milagro.
De sus palabras del versículo 24, sin embargo, podría
concluirse que esperaba un milagro futuro, no una
resurrección inmediata en ese día. De la mayor
importancia son las palabras de Marta: “yo creo que tú
eres el Cristo, el Hijo de Dios.” Ella creyó que Jesús
podría realizar un milagro, porque sabía quien era.

4. ¿Qué respondió Jesús cuando Marta habló de
la resurrección? ¿Qué nos dicen sus palabras?
Marta tenía puesta la mente en la resurrección
del fin del tiempo, pero Jesús la ubica en el
presente. “Yo soy la resurrección y la vida.”
¡Gracias a Jesús habrá una gran resurrección el
día del juicio final! El Salvador que un día
habrá de resucitar a todos los muertos, traerá a
Lázaro de vuelta a la vida.

Al dirigirse a Marta en esta historia, Jesús le
dice: “Yo soy la resurrección y la vida.” Estas
palabras de consuelo son incluso más
maravillosas de lo que pueden parecer al
principio. Los judíos estaban al tanto de que
Dios había dicho a Moisés que su nombre era
“YO SOY” (Exodo 3:14). Por esto, los judíos
piadosos nunca decían directamente “yo soy” al
referirse a ellos mismos. No querían dar por
sobreentendido que fueran Dios. Pero Jesús
usó esas palabras. Dijo: “Yo soy la resurrección
y la vida.” Jesús no solo le dijo a Marta que
tenía poder sobre la muerte, sino también que
era (y sigue siendo) Dios.

Juan 11:28-37
Y habiendo dicho esto, fue y llamó en secreto a María su
hermana, diciendo: El Maestro está aquí y te llama. Ella,
oyéndolo, se levantó aprisa y vino a Él; Porque Jesús aún no
había llegado a la aldea, sino que estaba en aquel lugar donde
Marta le había encontrado. Entonces los judíos que estaban en
casa con ella y la consolaban, cuando vieron que María se
levantó aprisa y salió, la siguieron, diciendo: Va al sepulcro a
llorar allí. Y cuando María llegó a donde estaba Jesús, al verle,
se postró a sus pies, diciéndole: Señor, si hubieses estado aquí,
mi hermano no habría muerto. Jesús entonces, al verla
llorando, y a los judíos que habían venido con ella, también
llorando, se conmovió en espíritu y se turbó, y dijo: ¿Dónde le
pusisteis? Le dijeron: Señor, ven y ve. Jesús lloró. Dijeron
entonces los judíos: ¡Mirad cuánto le amaba! Y algunos de ellos
dijeron: ¿No podía Éste, que abrió los ojos al ciego, hacer
también que éste no muriera?

5. Mucha gente lloraba la pérdida de Lázaro.
¿Cuál fue la actitud de Jesús respecto de la
muerte de su amigo, al llegar al sepulcro?
Jesús lloró al llegar al sepulcro de Lázaro.
Quizá nos parezca extraño que llorara pese a
que sabía lo que habría de ocurrir
seguidamente. No debería sorprendernos.
Jesús es Dios, pero también es del todo
humano. Sintió tristeza por la muerte de su
querido amigo. ¿Podría haber algo mas natural
que llorar?

Juan 11:38-45
Y Jesús, conmoviéndose otra vez en sí mismo, vino al sepulcro.
Era una cueva, y tenía una piedra puesta encima. Dijo Jesús:
Quitad la piedra. Marta, la hermana del que había muerto, le
dijo: Señor, hiede ya, porque es de cuatro días. Jesús le dijo:
¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios? Entonces
quitaron la piedra de donde el muerto había sido puesto: Y
Jesús alzando sus ojos, dijo: Padre, gracias te doy que me has
oído. Yo sabía que siempre me oyes; pero lo dije por causa de
la gente que está alrededor, para que crean que tú me has
enviado. Y habiendo dicho esto, clamó a gran voz: ¡Lázaro, ven
fuera! Y el que había muerto salió, atadas las manos y los pies
con vendas; y su rostro estaba envuelto en un sudario. Jesús les
dijo: Desatadle, y dejadle ir. Entonces muchos de los judíos que
habían venido a María, y habían visto lo que hizo Jesús,
creyeron en Él.

6. ¿Qué cosa extraña pidió Jesús junto al sepulcro? ¿Por
qué objetó Marta?
Jesús pidió que quitasen la piedra que tapaba la
entrada al sepulcro. Esto tiene sentido para nosotros
que sabemos lo que Jesús haría, pero para los que allí
se encontraban fue chocante. Imagínese como
reaccionaría alguien hoy si pretendiéramos exhumar
el ataud de un amigo. Marta expresó su preocupación
sin delicadeza. Ya llevaba en la tumba cuatro días. Su
cadaver ya debia de oler mal. Quizá pensó que Jesús
sencillamente quería ver el cuerpo. Jesús sin embargo,
sabía lo que iba a hacer, realizar un milagro.

7. Jesús no se dejó disuadir. Los persuadió a que
quitasen la piedra. ¿Qué hizo entonces? ¿De
qué manera realizó este milagro?
Jesús, en primer lugar, oró con voz audible a su
Padre, y después con voz fuerte ordenó a
Lázaro a salir fuera. Éste salió del sepulcro
dando traspies, aún envuelto en paños
mortuorios. Sus brazos y piernas estaban
vendadas, y su rostro cubierto con un sudario,
pero consiguió salir del sepulcro. Siendo que
Jesús lo había llamado, nada podía impedir que
Lázaro saliera fuera.

8. ¿Cuál fue la reacción de la gente al ver este
milagro tan maravilloso?
Si bien deben haber estado maravillados por lo
que veían, Juan nos da a conocer la reacción
más importante. Muchos de los que vieron este
milagro, creyeron en Jesús. Vieron su poder y
se dieron cuenta de que solo Dios pudo haber
hecho semejante cosa. El poder que Jesús
demostró tener sobre la muerte, fue para ellos
una prueba de su identidad.

Relacione

1. Jesús aún sabiendo lo que haría, lloró al llegar al
sepulcro de Lázaro. ¿Qué aprendemos de esto
respecto a nuestra reacción ante la muerte?
La tristeza es una reacción humana normal ante la
muerte. Jesús sabía que en breves instantes Lázaro
estaría nuevamente vivo, pero aun así lloró frente al
sepulcro. Los cristianos creemos en la resurrección de
los muertos, pero eso no quiere decir que no sentimos
pesar o tristeza cuando muere uno de nuestros seres
queridos. Sabemos que los veremos nuevamente,
¡pero los extrañamos ahora! No tenemos porque estar
evergonzados o desconcertados cuando sentimos
tristeza. Hasta nuestro Salvador sintió pesar por su
amigo.

2. Pareció que Jesús había llegado demasiado tarde a
Betania para poder ayudar a Lázaro. Pero sorprendió
a todos al resucitar al muerto. ¿Qué significado tiene
para nosotros ese poder de Jesús?
Jesús resucitó a Lázaro de los muertos, probando así
que nada es imposible para Dios. Incluso la muerte
no pudo impedir el amor de nuestro Salvador.
Aunque no habremos de ver constantemente milagros
como este en nuestra vida en esta tierra, sabemos sin
embargo que Jesús es Señor, y que él tendrá cuidado
de nosotros y nos protegerá para siempre. Nada hay
que él no pueda hacer, y nada puede ni podrá
separarnos de su amor, ni aún la muerte.

3. No todos los que oyeron de este milagro quedaron
complacidos. Cuanto más la gente creía en Jesús,
tanto más comenzaron a oponérsele los dirigentes
judíos. Hasta comenzaron a conspirar para matarlo
(versículo 53). Había algo en Jesús que ellos no
llegaban a ver. ¿Qué era?
Había tantas cosas que ellos no comprendían acerca
de Jesús. No entendieron que aquel que resucitó a
Lázaro de los muertos no podía ser derrotado por la
muerte. Podían matar a Jesús, pero no podrían
impedir que resucitara de los muertos. El sumo
sacerdote dijo que era mejor que Jesús muriera, y no
que pereciese toda la nación (v.50), pero no podía
comprender que la muerte de Jesús obraría lo
opuesto: obtener perdón y salvación para el mundo
entero. Estaban atemorizados por este milagro y no
comprendieron que la mayor resurrección aun estaba
por venir.

Perciba

Nosotros, en la actualidad, visitamos las tumbas
de nuestros seres queridos –y nuestros seres
queridos algún día irán a visitar nuestra tumba–
pero cuando nos vamos, los cuerpos de los que
fuimos a visitar quedan en la tumba. Es posible
que deseemos que el milagro de Lázaro se
repitiera, pero no llegamos a ver tal dramático
evento. ¿Cuál es nuestra esperanza frente a la
muerte?

Cuando asistimos a los funerales no vemos
resurrecciones como la que obró Jesús, pero
conocemos la realidad del poder de Dios.
Confesamos, junto con Marta, que nuestros seres
queridos resucitarán en el día final (v.24). Sabemos
que esto es verdad, porque Jesús es la resurrección y
la vida. Precisamente así como ordenó a Lázaro que
saliera del sepulcro ese día, así también en el día final
nos llamará a salir de nuestras tumbas, y resucitaremos
para vivir con él para siempre. La muerte y el sepulcro
no pudieron sujetar a Jesús. Y no podrán evitar
tampoco que él nos resucite para estar junto a él por
toda la eternidad.

La Resurrección de Lázaro
(Juan 11:1-45)


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La Resurrección de Lázaro
(Juan 11:1-45)

Enfoque

Leyendo los cuatro evangelios, encontramos
testimonios del poder milagroso de Jesús. En
muchos de sus milagros, vemos a Jesús sanando
enfermedades terribles. Hay quienes pretenden
explicarlos por la via de lo natural. “las
curaciones fueron milagrosas, pero la ciencia
médica moderna también lo es.” Los medicos
pueden curar la misma clase de enfermedades
que Jesús curó.” ¿Qué podemos responder a
esta clase de comentarios?

1. ¿Qué diferencia hay entre las curaciones de
Jesús y los tratamientos médicos?
Damos gracias a Dios porque hay médicos que
se ocupan de nuestro bienestar. ¡Son una
dádiva de Dios! Ellos utilizan su intelecto y sus
dones, provistos por Dios, para proporcionar
alivio a sus pacientes. Jesús no hizo uso de la
medicina o la cirugía. Curaba directamente con
su poder divino.

2. ¿En qué se manifiesta que las curaciones de Jesús
exceden lo que hace la profesión médica?
La obra de Jesús está basada en su poder divino. No
está sujeto tampoco a las limitaciones que restringen a
los trabajadores de la medicina. Existen enfermedades
y daños que no pueden ser curados mediante las
técnicas médicas. El obstáculo mayor es el de la
muerte. Pese a todos los adelantos de la medicina, los
humanos no podemos hacer volver a la vida un
cuerpo muerto. Sin embargo, esto es exactamente lo
que Jesús hizo en el milagro que hoy estudiaremos.
Nada hay por encima del poder de Jesús, ni siquiera la
muerte.

Informese

Juan 11:1-6
Estaba entonces enfermo uno llamado Lázaro, de
Betania, la aldea de María y de Marta su hermana.
(María, cuyo hermano Lázaro estaba enfermo, era la
que ungió al Señor con ungüento, y enjugó sus pies
con sus cabellos.) Enviaron, pues, sus hermanas a Él,
diciendo: Señor, he aquí el que amas está enfermo. Y
oyéndolo Jesús, dijo: Esta enfermedad no es para
muerte, sino para la gloria de Dios, para que el Hijo
de Dios sea glorificado por ella. Y amaba Jesús a
Marta, y a su hermana, y a Lázaro. Cuando oyó, pues,
que estaba enfermo, se quedó aún dos días en el
mismo lugar donde estaba.

1. Algunos milagros de Jesús fueron hechos a favor de
extraños. ¿Qué clase de relación mantenía Jesús con
lázaro y sus hermanas?
Jesús conocía muy bien a esta familia. Juan nos
recuerda en el versículo 2 que María había ungido los
pies de Jesús con perfume y los había secado con sus
cabellos (Juan 12:3). Quizá recordemos también la
ocasión en que Jesús estuvo de visita en casa de ellos
y María estuvo a los pies de Jesús escuchando sus
palabras
mientras Marta se ocupaba de los
quehaceres de la casa (Lucas 10:38-42). Lo mas
importante en el caso de este milagro, sin embargo,
fue que Jesús amaba a esta familia (versículo 5).

Juan 11:7-17
Luego, después de esto, dijo a sus discípulos: Vamos a Judea
otra vez. Sus discípulos le dijeron: Rabí, ahora procuraban los
judíos apedrearte, ¿y otra vez vas allá? Respondió Jesús: ¿No
tiene el día doce horas? Si alguien anda de día, no tropieza,
porque ve la luz de este mundo. Pero si alguien anda de noche,
tropieza, porque no hay luz en él. Estas cosas dijo Él; y después
de esto les dijo: Nuestro amigo Lázaro duerme; mas yo voy a
despertarle del sueño. Dijeron entonces sus discípulos: Señor,
si duerme, sano estará. Pero esto decía Jesús de su muerte; y
ellos pensaban que hablaba del reposar del sueño. Y entonces
Jesús les dijo claramente: Lázaro ha muerto; y me alegro por
vosotros, que yo no haya estado allí, para que creáis; mas vamos
a él. Dijo entonces Tomás, llamado el Dídimo, a sus
condiscípulos: Vamos también nosotros, para que muramos
con él. Vino, pues, Jesús, y halló que hacía ya cuatro días que él
estaba en el sepulcro.

2. ¿Qué actitud sorprendente tomó Jesús cuando oyó
que Lázaro estaba enfermo? ¿Cuándo inició una
acción al respecto? ¿En qué se nota en las palabras de
Jesús que sabía lo que haría?
Jesús amaba a Lázaro, pero esperó dos días en ir
después de haberse enterado que estaba enfermo.
Jesús entró en acción después de la muerte de Lázaro.
Pero sus palabras dan a entender que estaba al tanto
de lo que sucedía. Nadie, fuera de Jesús, sabía que
Lázaro había muerto. Con anticipación les dijo a sus
discípulos que despertará a Lázaro del sueño de la
muerte. En tanto que podría haber sanado
simplemente a Lázaro de su enfermedad, prefirió
realizar un milagro más grande sún –resucitarlo de los
muertos– para que mediante este milagro más
personas llegasen a creer.

Juan 11:18-27
Y Betania estaba cerca de Jerusalén como a quince estadios. Y
muchos de los judíos habían venido a Marta y a María, para
consolarlas por su hermano. Entonces Marta, cuando oyó que
Jesús venía, salió a encontrarle; pero María se quedó sentada en
casa. Y Marta dijo a Jesús: Señor, si hubieses estado aquí, mi
hermano no habría muerto. Pero también sé ahora que todo lo
que pidieres a Dios, Dios te lo dará. Jesús le dijo: Tu hermano
resucitará. Le dijo Marta: Yo sé que resucitará en la
resurrección, en el día postrero. Jesús le dijo: Yo soy la
resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto,
vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá
eternamente. ¿Crees esto? Ella le dijo: Sí, Señor, yo creo que tú
eres el Cristo, el Hijo de Dios que había de venir al mundo.

3. Cuando Jesús llegó a Betania, ¿qué le dijo Marta?
¿Qué nos revelan sus palabras?
Podría parecernos como que Marta culpó a Jesús por
no llegar a tiempo. Si hubiese estado allí, Lázaro no
hubiera muerto. Sin embargo, Marta no había perdido
la esperanza. Sus palabras muestran que sabía quien
era Jesús y de que era capaz su poder. Si Jesús hubiese
estado allí, podría haber sanado a Lázaro. Pero aun
ahora, dijo ella, Dios hará lo que Jesús le pida.
Confiaba que Jesús todavía podría hacer un milagro.
De sus palabras del versículo 24, sin embargo, podría
concluirse que esperaba un milagro futuro, no una
resurrección inmediata en ese día. De la mayor
importancia son las palabras de Marta: “yo creo que tú
eres el Cristo, el Hijo de Dios.” Ella creyó que Jesús
podría realizar un milagro, porque sabía quien era.

4. ¿Qué respondió Jesús cuando Marta habló de
la resurrección? ¿Qué nos dicen sus palabras?
Marta tenía puesta la mente en la resurrección
del fin del tiempo, pero Jesús la ubica en el
presente. “Yo soy la resurrección y la vida.”
¡Gracias a Jesús habrá una gran resurrección el
día del juicio final! El Salvador que un día
habrá de resucitar a todos los muertos, traerá a
Lázaro de vuelta a la vida.

Al dirigirse a Marta en esta historia, Jesús le
dice: “Yo soy la resurrección y la vida.” Estas
palabras de consuelo son incluso más
maravillosas de lo que pueden parecer al
principio. Los judíos estaban al tanto de que
Dios había dicho a Moisés que su nombre era
“YO SOY” (Exodo 3:14). Por esto, los judíos
piadosos nunca decían directamente “yo soy” al
referirse a ellos mismos. No querían dar por
sobreentendido que fueran Dios. Pero Jesús
usó esas palabras. Dijo: “Yo soy la resurrección
y la vida.” Jesús no solo le dijo a Marta que
tenía poder sobre la muerte, sino también que
era (y sigue siendo) Dios.

Juan 11:28-37
Y habiendo dicho esto, fue y llamó en secreto a María su
hermana, diciendo: El Maestro está aquí y te llama. Ella,
oyéndolo, se levantó aprisa y vino a Él; Porque Jesús aún no
había llegado a la aldea, sino que estaba en aquel lugar donde
Marta le había encontrado. Entonces los judíos que estaban en
casa con ella y la consolaban, cuando vieron que María se
levantó aprisa y salió, la siguieron, diciendo: Va al sepulcro a
llorar allí. Y cuando María llegó a donde estaba Jesús, al verle,
se postró a sus pies, diciéndole: Señor, si hubieses estado aquí,
mi hermano no habría muerto. Jesús entonces, al verla
llorando, y a los judíos que habían venido con ella, también
llorando, se conmovió en espíritu y se turbó, y dijo: ¿Dónde le
pusisteis? Le dijeron: Señor, ven y ve. Jesús lloró. Dijeron
entonces los judíos: ¡Mirad cuánto le amaba! Y algunos de ellos
dijeron: ¿No podía Éste, que abrió los ojos al ciego, hacer
también que éste no muriera?

5. Mucha gente lloraba la pérdida de Lázaro.
¿Cuál fue la actitud de Jesús respecto de la
muerte de su amigo, al llegar al sepulcro?
Jesús lloró al llegar al sepulcro de Lázaro.
Quizá nos parezca extraño que llorara pese a
que sabía lo que habría de ocurrir
seguidamente. No debería sorprendernos.
Jesús es Dios, pero también es del todo
humano. Sintió tristeza por la muerte de su
querido amigo. ¿Podría haber algo mas natural
que llorar?

Juan 11:38-45
Y Jesús, conmoviéndose otra vez en sí mismo, vino al sepulcro.
Era una cueva, y tenía una piedra puesta encima. Dijo Jesús:
Quitad la piedra. Marta, la hermana del que había muerto, le
dijo: Señor, hiede ya, porque es de cuatro días. Jesús le dijo:
¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios? Entonces
quitaron la piedra de donde el muerto había sido puesto: Y
Jesús alzando sus ojos, dijo: Padre, gracias te doy que me has
oído. Yo sabía que siempre me oyes; pero lo dije por causa de
la gente que está alrededor, para que crean que tú me has
enviado. Y habiendo dicho esto, clamó a gran voz: ¡Lázaro, ven
fuera! Y el que había muerto salió, atadas las manos y los pies
con vendas; y su rostro estaba envuelto en un sudario. Jesús les
dijo: Desatadle, y dejadle ir. Entonces muchos de los judíos que
habían venido a María, y habían visto lo que hizo Jesús,
creyeron en Él.

6. ¿Qué cosa extraña pidió Jesús junto al sepulcro? ¿Por
qué objetó Marta?
Jesús pidió que quitasen la piedra que tapaba la
entrada al sepulcro. Esto tiene sentido para nosotros
que sabemos lo que Jesús haría, pero para los que allí
se encontraban fue chocante. Imagínese como
reaccionaría alguien hoy si pretendiéramos exhumar
el ataud de un amigo. Marta expresó su preocupación
sin delicadeza. Ya llevaba en la tumba cuatro días. Su
cadaver ya debia de oler mal. Quizá pensó que Jesús
sencillamente quería ver el cuerpo. Jesús sin embargo,
sabía lo que iba a hacer, realizar un milagro.

7. Jesús no se dejó disuadir. Los persuadió a que
quitasen la piedra. ¿Qué hizo entonces? ¿De
qué manera realizó este milagro?
Jesús, en primer lugar, oró con voz audible a su
Padre, y después con voz fuerte ordenó a
Lázaro a salir fuera. Éste salió del sepulcro
dando traspies, aún envuelto en paños
mortuorios. Sus brazos y piernas estaban
vendadas, y su rostro cubierto con un sudario,
pero consiguió salir del sepulcro. Siendo que
Jesús lo había llamado, nada podía impedir que
Lázaro saliera fuera.

8. ¿Cuál fue la reacción de la gente al ver este
milagro tan maravilloso?
Si bien deben haber estado maravillados por lo
que veían, Juan nos da a conocer la reacción
más importante. Muchos de los que vieron este
milagro, creyeron en Jesús. Vieron su poder y
se dieron cuenta de que solo Dios pudo haber
hecho semejante cosa. El poder que Jesús
demostró tener sobre la muerte, fue para ellos
una prueba de su identidad.

Relacione

1. Jesús aún sabiendo lo que haría, lloró al llegar al
sepulcro de Lázaro. ¿Qué aprendemos de esto
respecto a nuestra reacción ante la muerte?
La tristeza es una reacción humana normal ante la
muerte. Jesús sabía que en breves instantes Lázaro
estaría nuevamente vivo, pero aun así lloró frente al
sepulcro. Los cristianos creemos en la resurrección de
los muertos, pero eso no quiere decir que no sentimos
pesar o tristeza cuando muere uno de nuestros seres
queridos. Sabemos que los veremos nuevamente,
¡pero los extrañamos ahora! No tenemos porque estar
evergonzados o desconcertados cuando sentimos
tristeza. Hasta nuestro Salvador sintió pesar por su
amigo.

2. Pareció que Jesús había llegado demasiado tarde a
Betania para poder ayudar a Lázaro. Pero sorprendió
a todos al resucitar al muerto. ¿Qué significado tiene
para nosotros ese poder de Jesús?
Jesús resucitó a Lázaro de los muertos, probando así
que nada es imposible para Dios. Incluso la muerte
no pudo impedir el amor de nuestro Salvador.
Aunque no habremos de ver constantemente milagros
como este en nuestra vida en esta tierra, sabemos sin
embargo que Jesús es Señor, y que él tendrá cuidado
de nosotros y nos protegerá para siempre. Nada hay
que él no pueda hacer, y nada puede ni podrá
separarnos de su amor, ni aún la muerte.

3. No todos los que oyeron de este milagro quedaron
complacidos. Cuanto más la gente creía en Jesús,
tanto más comenzaron a oponérsele los dirigentes
judíos. Hasta comenzaron a conspirar para matarlo
(versículo 53). Había algo en Jesús que ellos no
llegaban a ver. ¿Qué era?
Había tantas cosas que ellos no comprendían acerca
de Jesús. No entendieron que aquel que resucitó a
Lázaro de los muertos no podía ser derrotado por la
muerte. Podían matar a Jesús, pero no podrían
impedir que resucitara de los muertos. El sumo
sacerdote dijo que era mejor que Jesús muriera, y no
que pereciese toda la nación (v.50), pero no podía
comprender que la muerte de Jesús obraría lo
opuesto: obtener perdón y salvación para el mundo
entero. Estaban atemorizados por este milagro y no
comprendieron que la mayor resurrección aun estaba
por venir.

Perciba

Nosotros, en la actualidad, visitamos las tumbas
de nuestros seres queridos –y nuestros seres
queridos algún día irán a visitar nuestra tumba–
pero cuando nos vamos, los cuerpos de los que
fuimos a visitar quedan en la tumba. Es posible
que deseemos que el milagro de Lázaro se
repitiera, pero no llegamos a ver tal dramático
evento. ¿Cuál es nuestra esperanza frente a la
muerte?

Cuando asistimos a los funerales no vemos
resurrecciones como la que obró Jesús, pero
conocemos la realidad del poder de Dios.
Confesamos, junto con Marta, que nuestros seres
queridos resucitarán en el día final (v.24). Sabemos
que esto es verdad, porque Jesús es la resurrección y
la vida. Precisamente así como ordenó a Lázaro que
saliera del sepulcro ese día, así también en el día final
nos llamará a salir de nuestras tumbas, y resucitaremos
para vivir con él para siempre. La muerte y el sepulcro
no pudieron sujetar a Jesús. Y no podrán evitar
tampoco que él nos resucite para estar junto a él por
toda la eternidad.

La Resurrección de Lázaro
(Juan 11:1-45)


Slide 24

La Resurrección de Lázaro
(Juan 11:1-45)

Enfoque

Leyendo los cuatro evangelios, encontramos
testimonios del poder milagroso de Jesús. En
muchos de sus milagros, vemos a Jesús sanando
enfermedades terribles. Hay quienes pretenden
explicarlos por la via de lo natural. “las
curaciones fueron milagrosas, pero la ciencia
médica moderna también lo es.” Los medicos
pueden curar la misma clase de enfermedades
que Jesús curó.” ¿Qué podemos responder a
esta clase de comentarios?

1. ¿Qué diferencia hay entre las curaciones de
Jesús y los tratamientos médicos?
Damos gracias a Dios porque hay médicos que
se ocupan de nuestro bienestar. ¡Son una
dádiva de Dios! Ellos utilizan su intelecto y sus
dones, provistos por Dios, para proporcionar
alivio a sus pacientes. Jesús no hizo uso de la
medicina o la cirugía. Curaba directamente con
su poder divino.

2. ¿En qué se manifiesta que las curaciones de Jesús
exceden lo que hace la profesión médica?
La obra de Jesús está basada en su poder divino. No
está sujeto tampoco a las limitaciones que restringen a
los trabajadores de la medicina. Existen enfermedades
y daños que no pueden ser curados mediante las
técnicas médicas. El obstáculo mayor es el de la
muerte. Pese a todos los adelantos de la medicina, los
humanos no podemos hacer volver a la vida un
cuerpo muerto. Sin embargo, esto es exactamente lo
que Jesús hizo en el milagro que hoy estudiaremos.
Nada hay por encima del poder de Jesús, ni siquiera la
muerte.

Informese

Juan 11:1-6
Estaba entonces enfermo uno llamado Lázaro, de
Betania, la aldea de María y de Marta su hermana.
(María, cuyo hermano Lázaro estaba enfermo, era la
que ungió al Señor con ungüento, y enjugó sus pies
con sus cabellos.) Enviaron, pues, sus hermanas a Él,
diciendo: Señor, he aquí el que amas está enfermo. Y
oyéndolo Jesús, dijo: Esta enfermedad no es para
muerte, sino para la gloria de Dios, para que el Hijo
de Dios sea glorificado por ella. Y amaba Jesús a
Marta, y a su hermana, y a Lázaro. Cuando oyó, pues,
que estaba enfermo, se quedó aún dos días en el
mismo lugar donde estaba.

1. Algunos milagros de Jesús fueron hechos a favor de
extraños. ¿Qué clase de relación mantenía Jesús con
lázaro y sus hermanas?
Jesús conocía muy bien a esta familia. Juan nos
recuerda en el versículo 2 que María había ungido los
pies de Jesús con perfume y los había secado con sus
cabellos (Juan 12:3). Quizá recordemos también la
ocasión en que Jesús estuvo de visita en casa de ellos
y María estuvo a los pies de Jesús escuchando sus
palabras
mientras Marta se ocupaba de los
quehaceres de la casa (Lucas 10:38-42). Lo mas
importante en el caso de este milagro, sin embargo,
fue que Jesús amaba a esta familia (versículo 5).

Juan 11:7-17
Luego, después de esto, dijo a sus discípulos: Vamos a Judea
otra vez. Sus discípulos le dijeron: Rabí, ahora procuraban los
judíos apedrearte, ¿y otra vez vas allá? Respondió Jesús: ¿No
tiene el día doce horas? Si alguien anda de día, no tropieza,
porque ve la luz de este mundo. Pero si alguien anda de noche,
tropieza, porque no hay luz en él. Estas cosas dijo Él; y después
de esto les dijo: Nuestro amigo Lázaro duerme; mas yo voy a
despertarle del sueño. Dijeron entonces sus discípulos: Señor,
si duerme, sano estará. Pero esto decía Jesús de su muerte; y
ellos pensaban que hablaba del reposar del sueño. Y entonces
Jesús les dijo claramente: Lázaro ha muerto; y me alegro por
vosotros, que yo no haya estado allí, para que creáis; mas vamos
a él. Dijo entonces Tomás, llamado el Dídimo, a sus
condiscípulos: Vamos también nosotros, para que muramos
con él. Vino, pues, Jesús, y halló que hacía ya cuatro días que él
estaba en el sepulcro.

2. ¿Qué actitud sorprendente tomó Jesús cuando oyó
que Lázaro estaba enfermo? ¿Cuándo inició una
acción al respecto? ¿En qué se nota en las palabras de
Jesús que sabía lo que haría?
Jesús amaba a Lázaro, pero esperó dos días en ir
después de haberse enterado que estaba enfermo.
Jesús entró en acción después de la muerte de Lázaro.
Pero sus palabras dan a entender que estaba al tanto
de lo que sucedía. Nadie, fuera de Jesús, sabía que
Lázaro había muerto. Con anticipación les dijo a sus
discípulos que despertará a Lázaro del sueño de la
muerte. En tanto que podría haber sanado
simplemente a Lázaro de su enfermedad, prefirió
realizar un milagro más grande sún –resucitarlo de los
muertos– para que mediante este milagro más
personas llegasen a creer.

Juan 11:18-27
Y Betania estaba cerca de Jerusalén como a quince estadios. Y
muchos de los judíos habían venido a Marta y a María, para
consolarlas por su hermano. Entonces Marta, cuando oyó que
Jesús venía, salió a encontrarle; pero María se quedó sentada en
casa. Y Marta dijo a Jesús: Señor, si hubieses estado aquí, mi
hermano no habría muerto. Pero también sé ahora que todo lo
que pidieres a Dios, Dios te lo dará. Jesús le dijo: Tu hermano
resucitará. Le dijo Marta: Yo sé que resucitará en la
resurrección, en el día postrero. Jesús le dijo: Yo soy la
resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto,
vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá
eternamente. ¿Crees esto? Ella le dijo: Sí, Señor, yo creo que tú
eres el Cristo, el Hijo de Dios que había de venir al mundo.

3. Cuando Jesús llegó a Betania, ¿qué le dijo Marta?
¿Qué nos revelan sus palabras?
Podría parecernos como que Marta culpó a Jesús por
no llegar a tiempo. Si hubiese estado allí, Lázaro no
hubiera muerto. Sin embargo, Marta no había perdido
la esperanza. Sus palabras muestran que sabía quien
era Jesús y de que era capaz su poder. Si Jesús hubiese
estado allí, podría haber sanado a Lázaro. Pero aun
ahora, dijo ella, Dios hará lo que Jesús le pida.
Confiaba que Jesús todavía podría hacer un milagro.
De sus palabras del versículo 24, sin embargo, podría
concluirse que esperaba un milagro futuro, no una
resurrección inmediata en ese día. De la mayor
importancia son las palabras de Marta: “yo creo que tú
eres el Cristo, el Hijo de Dios.” Ella creyó que Jesús
podría realizar un milagro, porque sabía quien era.

4. ¿Qué respondió Jesús cuando Marta habló de
la resurrección? ¿Qué nos dicen sus palabras?
Marta tenía puesta la mente en la resurrección
del fin del tiempo, pero Jesús la ubica en el
presente. “Yo soy la resurrección y la vida.”
¡Gracias a Jesús habrá una gran resurrección el
día del juicio final! El Salvador que un día
habrá de resucitar a todos los muertos, traerá a
Lázaro de vuelta a la vida.

Al dirigirse a Marta en esta historia, Jesús le
dice: “Yo soy la resurrección y la vida.” Estas
palabras de consuelo son incluso más
maravillosas de lo que pueden parecer al
principio. Los judíos estaban al tanto de que
Dios había dicho a Moisés que su nombre era
“YO SOY” (Exodo 3:14). Por esto, los judíos
piadosos nunca decían directamente “yo soy” al
referirse a ellos mismos. No querían dar por
sobreentendido que fueran Dios. Pero Jesús
usó esas palabras. Dijo: “Yo soy la resurrección
y la vida.” Jesús no solo le dijo a Marta que
tenía poder sobre la muerte, sino también que
era (y sigue siendo) Dios.

Juan 11:28-37
Y habiendo dicho esto, fue y llamó en secreto a María su
hermana, diciendo: El Maestro está aquí y te llama. Ella,
oyéndolo, se levantó aprisa y vino a Él; Porque Jesús aún no
había llegado a la aldea, sino que estaba en aquel lugar donde
Marta le había encontrado. Entonces los judíos que estaban en
casa con ella y la consolaban, cuando vieron que María se
levantó aprisa y salió, la siguieron, diciendo: Va al sepulcro a
llorar allí. Y cuando María llegó a donde estaba Jesús, al verle,
se postró a sus pies, diciéndole: Señor, si hubieses estado aquí,
mi hermano no habría muerto. Jesús entonces, al verla
llorando, y a los judíos que habían venido con ella, también
llorando, se conmovió en espíritu y se turbó, y dijo: ¿Dónde le
pusisteis? Le dijeron: Señor, ven y ve. Jesús lloró. Dijeron
entonces los judíos: ¡Mirad cuánto le amaba! Y algunos de ellos
dijeron: ¿No podía Éste, que abrió los ojos al ciego, hacer
también que éste no muriera?

5. Mucha gente lloraba la pérdida de Lázaro.
¿Cuál fue la actitud de Jesús respecto de la
muerte de su amigo, al llegar al sepulcro?
Jesús lloró al llegar al sepulcro de Lázaro.
Quizá nos parezca extraño que llorara pese a
que sabía lo que habría de ocurrir
seguidamente. No debería sorprendernos.
Jesús es Dios, pero también es del todo
humano. Sintió tristeza por la muerte de su
querido amigo. ¿Podría haber algo mas natural
que llorar?

Juan 11:38-45
Y Jesús, conmoviéndose otra vez en sí mismo, vino al sepulcro.
Era una cueva, y tenía una piedra puesta encima. Dijo Jesús:
Quitad la piedra. Marta, la hermana del que había muerto, le
dijo: Señor, hiede ya, porque es de cuatro días. Jesús le dijo:
¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios? Entonces
quitaron la piedra de donde el muerto había sido puesto: Y
Jesús alzando sus ojos, dijo: Padre, gracias te doy que me has
oído. Yo sabía que siempre me oyes; pero lo dije por causa de
la gente que está alrededor, para que crean que tú me has
enviado. Y habiendo dicho esto, clamó a gran voz: ¡Lázaro, ven
fuera! Y el que había muerto salió, atadas las manos y los pies
con vendas; y su rostro estaba envuelto en un sudario. Jesús les
dijo: Desatadle, y dejadle ir. Entonces muchos de los judíos que
habían venido a María, y habían visto lo que hizo Jesús,
creyeron en Él.

6. ¿Qué cosa extraña pidió Jesús junto al sepulcro? ¿Por
qué objetó Marta?
Jesús pidió que quitasen la piedra que tapaba la
entrada al sepulcro. Esto tiene sentido para nosotros
que sabemos lo que Jesús haría, pero para los que allí
se encontraban fue chocante. Imagínese como
reaccionaría alguien hoy si pretendiéramos exhumar
el ataud de un amigo. Marta expresó su preocupación
sin delicadeza. Ya llevaba en la tumba cuatro días. Su
cadaver ya debia de oler mal. Quizá pensó que Jesús
sencillamente quería ver el cuerpo. Jesús sin embargo,
sabía lo que iba a hacer, realizar un milagro.

7. Jesús no se dejó disuadir. Los persuadió a que
quitasen la piedra. ¿Qué hizo entonces? ¿De
qué manera realizó este milagro?
Jesús, en primer lugar, oró con voz audible a su
Padre, y después con voz fuerte ordenó a
Lázaro a salir fuera. Éste salió del sepulcro
dando traspies, aún envuelto en paños
mortuorios. Sus brazos y piernas estaban
vendadas, y su rostro cubierto con un sudario,
pero consiguió salir del sepulcro. Siendo que
Jesús lo había llamado, nada podía impedir que
Lázaro saliera fuera.

8. ¿Cuál fue la reacción de la gente al ver este
milagro tan maravilloso?
Si bien deben haber estado maravillados por lo
que veían, Juan nos da a conocer la reacción
más importante. Muchos de los que vieron este
milagro, creyeron en Jesús. Vieron su poder y
se dieron cuenta de que solo Dios pudo haber
hecho semejante cosa. El poder que Jesús
demostró tener sobre la muerte, fue para ellos
una prueba de su identidad.

Relacione

1. Jesús aún sabiendo lo que haría, lloró al llegar al
sepulcro de Lázaro. ¿Qué aprendemos de esto
respecto a nuestra reacción ante la muerte?
La tristeza es una reacción humana normal ante la
muerte. Jesús sabía que en breves instantes Lázaro
estaría nuevamente vivo, pero aun así lloró frente al
sepulcro. Los cristianos creemos en la resurrección de
los muertos, pero eso no quiere decir que no sentimos
pesar o tristeza cuando muere uno de nuestros seres
queridos. Sabemos que los veremos nuevamente,
¡pero los extrañamos ahora! No tenemos porque estar
evergonzados o desconcertados cuando sentimos
tristeza. Hasta nuestro Salvador sintió pesar por su
amigo.

2. Pareció que Jesús había llegado demasiado tarde a
Betania para poder ayudar a Lázaro. Pero sorprendió
a todos al resucitar al muerto. ¿Qué significado tiene
para nosotros ese poder de Jesús?
Jesús resucitó a Lázaro de los muertos, probando así
que nada es imposible para Dios. Incluso la muerte
no pudo impedir el amor de nuestro Salvador.
Aunque no habremos de ver constantemente milagros
como este en nuestra vida en esta tierra, sabemos sin
embargo que Jesús es Señor, y que él tendrá cuidado
de nosotros y nos protegerá para siempre. Nada hay
que él no pueda hacer, y nada puede ni podrá
separarnos de su amor, ni aún la muerte.

3. No todos los que oyeron de este milagro quedaron
complacidos. Cuanto más la gente creía en Jesús,
tanto más comenzaron a oponérsele los dirigentes
judíos. Hasta comenzaron a conspirar para matarlo
(versículo 53). Había algo en Jesús que ellos no
llegaban a ver. ¿Qué era?
Había tantas cosas que ellos no comprendían acerca
de Jesús. No entendieron que aquel que resucitó a
Lázaro de los muertos no podía ser derrotado por la
muerte. Podían matar a Jesús, pero no podrían
impedir que resucitara de los muertos. El sumo
sacerdote dijo que era mejor que Jesús muriera, y no
que pereciese toda la nación (v.50), pero no podía
comprender que la muerte de Jesús obraría lo
opuesto: obtener perdón y salvación para el mundo
entero. Estaban atemorizados por este milagro y no
comprendieron que la mayor resurrección aun estaba
por venir.

Perciba

Nosotros, en la actualidad, visitamos las tumbas
de nuestros seres queridos –y nuestros seres
queridos algún día irán a visitar nuestra tumba–
pero cuando nos vamos, los cuerpos de los que
fuimos a visitar quedan en la tumba. Es posible
que deseemos que el milagro de Lázaro se
repitiera, pero no llegamos a ver tal dramático
evento. ¿Cuál es nuestra esperanza frente a la
muerte?

Cuando asistimos a los funerales no vemos
resurrecciones como la que obró Jesús, pero
conocemos la realidad del poder de Dios.
Confesamos, junto con Marta, que nuestros seres
queridos resucitarán en el día final (v.24). Sabemos
que esto es verdad, porque Jesús es la resurrección y
la vida. Precisamente así como ordenó a Lázaro que
saliera del sepulcro ese día, así también en el día final
nos llamará a salir de nuestras tumbas, y resucitaremos
para vivir con él para siempre. La muerte y el sepulcro
no pudieron sujetar a Jesús. Y no podrán evitar
tampoco que él nos resucite para estar junto a él por
toda la eternidad.

La Resurrección de Lázaro
(Juan 11:1-45)


Slide 25

La Resurrección de Lázaro
(Juan 11:1-45)

Enfoque

Leyendo los cuatro evangelios, encontramos
testimonios del poder milagroso de Jesús. En
muchos de sus milagros, vemos a Jesús sanando
enfermedades terribles. Hay quienes pretenden
explicarlos por la via de lo natural. “las
curaciones fueron milagrosas, pero la ciencia
médica moderna también lo es.” Los medicos
pueden curar la misma clase de enfermedades
que Jesús curó.” ¿Qué podemos responder a
esta clase de comentarios?

1. ¿Qué diferencia hay entre las curaciones de
Jesús y los tratamientos médicos?
Damos gracias a Dios porque hay médicos que
se ocupan de nuestro bienestar. ¡Son una
dádiva de Dios! Ellos utilizan su intelecto y sus
dones, provistos por Dios, para proporcionar
alivio a sus pacientes. Jesús no hizo uso de la
medicina o la cirugía. Curaba directamente con
su poder divino.

2. ¿En qué se manifiesta que las curaciones de Jesús
exceden lo que hace la profesión médica?
La obra de Jesús está basada en su poder divino. No
está sujeto tampoco a las limitaciones que restringen a
los trabajadores de la medicina. Existen enfermedades
y daños que no pueden ser curados mediante las
técnicas médicas. El obstáculo mayor es el de la
muerte. Pese a todos los adelantos de la medicina, los
humanos no podemos hacer volver a la vida un
cuerpo muerto. Sin embargo, esto es exactamente lo
que Jesús hizo en el milagro que hoy estudiaremos.
Nada hay por encima del poder de Jesús, ni siquiera la
muerte.

Informese

Juan 11:1-6
Estaba entonces enfermo uno llamado Lázaro, de
Betania, la aldea de María y de Marta su hermana.
(María, cuyo hermano Lázaro estaba enfermo, era la
que ungió al Señor con ungüento, y enjugó sus pies
con sus cabellos.) Enviaron, pues, sus hermanas a Él,
diciendo: Señor, he aquí el que amas está enfermo. Y
oyéndolo Jesús, dijo: Esta enfermedad no es para
muerte, sino para la gloria de Dios, para que el Hijo
de Dios sea glorificado por ella. Y amaba Jesús a
Marta, y a su hermana, y a Lázaro. Cuando oyó, pues,
que estaba enfermo, se quedó aún dos días en el
mismo lugar donde estaba.

1. Algunos milagros de Jesús fueron hechos a favor de
extraños. ¿Qué clase de relación mantenía Jesús con
lázaro y sus hermanas?
Jesús conocía muy bien a esta familia. Juan nos
recuerda en el versículo 2 que María había ungido los
pies de Jesús con perfume y los había secado con sus
cabellos (Juan 12:3). Quizá recordemos también la
ocasión en que Jesús estuvo de visita en casa de ellos
y María estuvo a los pies de Jesús escuchando sus
palabras
mientras Marta se ocupaba de los
quehaceres de la casa (Lucas 10:38-42). Lo mas
importante en el caso de este milagro, sin embargo,
fue que Jesús amaba a esta familia (versículo 5).

Juan 11:7-17
Luego, después de esto, dijo a sus discípulos: Vamos a Judea
otra vez. Sus discípulos le dijeron: Rabí, ahora procuraban los
judíos apedrearte, ¿y otra vez vas allá? Respondió Jesús: ¿No
tiene el día doce horas? Si alguien anda de día, no tropieza,
porque ve la luz de este mundo. Pero si alguien anda de noche,
tropieza, porque no hay luz en él. Estas cosas dijo Él; y después
de esto les dijo: Nuestro amigo Lázaro duerme; mas yo voy a
despertarle del sueño. Dijeron entonces sus discípulos: Señor,
si duerme, sano estará. Pero esto decía Jesús de su muerte; y
ellos pensaban que hablaba del reposar del sueño. Y entonces
Jesús les dijo claramente: Lázaro ha muerto; y me alegro por
vosotros, que yo no haya estado allí, para que creáis; mas vamos
a él. Dijo entonces Tomás, llamado el Dídimo, a sus
condiscípulos: Vamos también nosotros, para que muramos
con él. Vino, pues, Jesús, y halló que hacía ya cuatro días que él
estaba en el sepulcro.

2. ¿Qué actitud sorprendente tomó Jesús cuando oyó
que Lázaro estaba enfermo? ¿Cuándo inició una
acción al respecto? ¿En qué se nota en las palabras de
Jesús que sabía lo que haría?
Jesús amaba a Lázaro, pero esperó dos días en ir
después de haberse enterado que estaba enfermo.
Jesús entró en acción después de la muerte de Lázaro.
Pero sus palabras dan a entender que estaba al tanto
de lo que sucedía. Nadie, fuera de Jesús, sabía que
Lázaro había muerto. Con anticipación les dijo a sus
discípulos que despertará a Lázaro del sueño de la
muerte. En tanto que podría haber sanado
simplemente a Lázaro de su enfermedad, prefirió
realizar un milagro más grande sún –resucitarlo de los
muertos– para que mediante este milagro más
personas llegasen a creer.

Juan 11:18-27
Y Betania estaba cerca de Jerusalén como a quince estadios. Y
muchos de los judíos habían venido a Marta y a María, para
consolarlas por su hermano. Entonces Marta, cuando oyó que
Jesús venía, salió a encontrarle; pero María se quedó sentada en
casa. Y Marta dijo a Jesús: Señor, si hubieses estado aquí, mi
hermano no habría muerto. Pero también sé ahora que todo lo
que pidieres a Dios, Dios te lo dará. Jesús le dijo: Tu hermano
resucitará. Le dijo Marta: Yo sé que resucitará en la
resurrección, en el día postrero. Jesús le dijo: Yo soy la
resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto,
vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá
eternamente. ¿Crees esto? Ella le dijo: Sí, Señor, yo creo que tú
eres el Cristo, el Hijo de Dios que había de venir al mundo.

3. Cuando Jesús llegó a Betania, ¿qué le dijo Marta?
¿Qué nos revelan sus palabras?
Podría parecernos como que Marta culpó a Jesús por
no llegar a tiempo. Si hubiese estado allí, Lázaro no
hubiera muerto. Sin embargo, Marta no había perdido
la esperanza. Sus palabras muestran que sabía quien
era Jesús y de que era capaz su poder. Si Jesús hubiese
estado allí, podría haber sanado a Lázaro. Pero aun
ahora, dijo ella, Dios hará lo que Jesús le pida.
Confiaba que Jesús todavía podría hacer un milagro.
De sus palabras del versículo 24, sin embargo, podría
concluirse que esperaba un milagro futuro, no una
resurrección inmediata en ese día. De la mayor
importancia son las palabras de Marta: “yo creo que tú
eres el Cristo, el Hijo de Dios.” Ella creyó que Jesús
podría realizar un milagro, porque sabía quien era.

4. ¿Qué respondió Jesús cuando Marta habló de
la resurrección? ¿Qué nos dicen sus palabras?
Marta tenía puesta la mente en la resurrección
del fin del tiempo, pero Jesús la ubica en el
presente. “Yo soy la resurrección y la vida.”
¡Gracias a Jesús habrá una gran resurrección el
día del juicio final! El Salvador que un día
habrá de resucitar a todos los muertos, traerá a
Lázaro de vuelta a la vida.

Al dirigirse a Marta en esta historia, Jesús le
dice: “Yo soy la resurrección y la vida.” Estas
palabras de consuelo son incluso más
maravillosas de lo que pueden parecer al
principio. Los judíos estaban al tanto de que
Dios había dicho a Moisés que su nombre era
“YO SOY” (Exodo 3:14). Por esto, los judíos
piadosos nunca decían directamente “yo soy” al
referirse a ellos mismos. No querían dar por
sobreentendido que fueran Dios. Pero Jesús
usó esas palabras. Dijo: “Yo soy la resurrección
y la vida.” Jesús no solo le dijo a Marta que
tenía poder sobre la muerte, sino también que
era (y sigue siendo) Dios.

Juan 11:28-37
Y habiendo dicho esto, fue y llamó en secreto a María su
hermana, diciendo: El Maestro está aquí y te llama. Ella,
oyéndolo, se levantó aprisa y vino a Él; Porque Jesús aún no
había llegado a la aldea, sino que estaba en aquel lugar donde
Marta le había encontrado. Entonces los judíos que estaban en
casa con ella y la consolaban, cuando vieron que María se
levantó aprisa y salió, la siguieron, diciendo: Va al sepulcro a
llorar allí. Y cuando María llegó a donde estaba Jesús, al verle,
se postró a sus pies, diciéndole: Señor, si hubieses estado aquí,
mi hermano no habría muerto. Jesús entonces, al verla
llorando, y a los judíos que habían venido con ella, también
llorando, se conmovió en espíritu y se turbó, y dijo: ¿Dónde le
pusisteis? Le dijeron: Señor, ven y ve. Jesús lloró. Dijeron
entonces los judíos: ¡Mirad cuánto le amaba! Y algunos de ellos
dijeron: ¿No podía Éste, que abrió los ojos al ciego, hacer
también que éste no muriera?

5. Mucha gente lloraba la pérdida de Lázaro.
¿Cuál fue la actitud de Jesús respecto de la
muerte de su amigo, al llegar al sepulcro?
Jesús lloró al llegar al sepulcro de Lázaro.
Quizá nos parezca extraño que llorara pese a
que sabía lo que habría de ocurrir
seguidamente. No debería sorprendernos.
Jesús es Dios, pero también es del todo
humano. Sintió tristeza por la muerte de su
querido amigo. ¿Podría haber algo mas natural
que llorar?

Juan 11:38-45
Y Jesús, conmoviéndose otra vez en sí mismo, vino al sepulcro.
Era una cueva, y tenía una piedra puesta encima. Dijo Jesús:
Quitad la piedra. Marta, la hermana del que había muerto, le
dijo: Señor, hiede ya, porque es de cuatro días. Jesús le dijo:
¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios? Entonces
quitaron la piedra de donde el muerto había sido puesto: Y
Jesús alzando sus ojos, dijo: Padre, gracias te doy que me has
oído. Yo sabía que siempre me oyes; pero lo dije por causa de
la gente que está alrededor, para que crean que tú me has
enviado. Y habiendo dicho esto, clamó a gran voz: ¡Lázaro, ven
fuera! Y el que había muerto salió, atadas las manos y los pies
con vendas; y su rostro estaba envuelto en un sudario. Jesús les
dijo: Desatadle, y dejadle ir. Entonces muchos de los judíos que
habían venido a María, y habían visto lo que hizo Jesús,
creyeron en Él.

6. ¿Qué cosa extraña pidió Jesús junto al sepulcro? ¿Por
qué objetó Marta?
Jesús pidió que quitasen la piedra que tapaba la
entrada al sepulcro. Esto tiene sentido para nosotros
que sabemos lo que Jesús haría, pero para los que allí
se encontraban fue chocante. Imagínese como
reaccionaría alguien hoy si pretendiéramos exhumar
el ataud de un amigo. Marta expresó su preocupación
sin delicadeza. Ya llevaba en la tumba cuatro días. Su
cadaver ya debia de oler mal. Quizá pensó que Jesús
sencillamente quería ver el cuerpo. Jesús sin embargo,
sabía lo que iba a hacer, realizar un milagro.

7. Jesús no se dejó disuadir. Los persuadió a que
quitasen la piedra. ¿Qué hizo entonces? ¿De
qué manera realizó este milagro?
Jesús, en primer lugar, oró con voz audible a su
Padre, y después con voz fuerte ordenó a
Lázaro a salir fuera. Éste salió del sepulcro
dando traspies, aún envuelto en paños
mortuorios. Sus brazos y piernas estaban
vendadas, y su rostro cubierto con un sudario,
pero consiguió salir del sepulcro. Siendo que
Jesús lo había llamado, nada podía impedir que
Lázaro saliera fuera.

8. ¿Cuál fue la reacción de la gente al ver este
milagro tan maravilloso?
Si bien deben haber estado maravillados por lo
que veían, Juan nos da a conocer la reacción
más importante. Muchos de los que vieron este
milagro, creyeron en Jesús. Vieron su poder y
se dieron cuenta de que solo Dios pudo haber
hecho semejante cosa. El poder que Jesús
demostró tener sobre la muerte, fue para ellos
una prueba de su identidad.

Relacione

1. Jesús aún sabiendo lo que haría, lloró al llegar al
sepulcro de Lázaro. ¿Qué aprendemos de esto
respecto a nuestra reacción ante la muerte?
La tristeza es una reacción humana normal ante la
muerte. Jesús sabía que en breves instantes Lázaro
estaría nuevamente vivo, pero aun así lloró frente al
sepulcro. Los cristianos creemos en la resurrección de
los muertos, pero eso no quiere decir que no sentimos
pesar o tristeza cuando muere uno de nuestros seres
queridos. Sabemos que los veremos nuevamente,
¡pero los extrañamos ahora! No tenemos porque estar
evergonzados o desconcertados cuando sentimos
tristeza. Hasta nuestro Salvador sintió pesar por su
amigo.

2. Pareció que Jesús había llegado demasiado tarde a
Betania para poder ayudar a Lázaro. Pero sorprendió
a todos al resucitar al muerto. ¿Qué significado tiene
para nosotros ese poder de Jesús?
Jesús resucitó a Lázaro de los muertos, probando así
que nada es imposible para Dios. Incluso la muerte
no pudo impedir el amor de nuestro Salvador.
Aunque no habremos de ver constantemente milagros
como este en nuestra vida en esta tierra, sabemos sin
embargo que Jesús es Señor, y que él tendrá cuidado
de nosotros y nos protegerá para siempre. Nada hay
que él no pueda hacer, y nada puede ni podrá
separarnos de su amor, ni aún la muerte.

3. No todos los que oyeron de este milagro quedaron
complacidos. Cuanto más la gente creía en Jesús,
tanto más comenzaron a oponérsele los dirigentes
judíos. Hasta comenzaron a conspirar para matarlo
(versículo 53). Había algo en Jesús que ellos no
llegaban a ver. ¿Qué era?
Había tantas cosas que ellos no comprendían acerca
de Jesús. No entendieron que aquel que resucitó a
Lázaro de los muertos no podía ser derrotado por la
muerte. Podían matar a Jesús, pero no podrían
impedir que resucitara de los muertos. El sumo
sacerdote dijo que era mejor que Jesús muriera, y no
que pereciese toda la nación (v.50), pero no podía
comprender que la muerte de Jesús obraría lo
opuesto: obtener perdón y salvación para el mundo
entero. Estaban atemorizados por este milagro y no
comprendieron que la mayor resurrección aun estaba
por venir.

Perciba

Nosotros, en la actualidad, visitamos las tumbas
de nuestros seres queridos –y nuestros seres
queridos algún día irán a visitar nuestra tumba–
pero cuando nos vamos, los cuerpos de los que
fuimos a visitar quedan en la tumba. Es posible
que deseemos que el milagro de Lázaro se
repitiera, pero no llegamos a ver tal dramático
evento. ¿Cuál es nuestra esperanza frente a la
muerte?

Cuando asistimos a los funerales no vemos
resurrecciones como la que obró Jesús, pero
conocemos la realidad del poder de Dios.
Confesamos, junto con Marta, que nuestros seres
queridos resucitarán en el día final (v.24). Sabemos
que esto es verdad, porque Jesús es la resurrección y
la vida. Precisamente así como ordenó a Lázaro que
saliera del sepulcro ese día, así también en el día final
nos llamará a salir de nuestras tumbas, y resucitaremos
para vivir con él para siempre. La muerte y el sepulcro
no pudieron sujetar a Jesús. Y no podrán evitar
tampoco que él nos resucite para estar junto a él por
toda la eternidad.

La Resurrección de Lázaro
(Juan 11:1-45)


Slide 26

La Resurrección de Lázaro
(Juan 11:1-45)

Enfoque

Leyendo los cuatro evangelios, encontramos
testimonios del poder milagroso de Jesús. En
muchos de sus milagros, vemos a Jesús sanando
enfermedades terribles. Hay quienes pretenden
explicarlos por la via de lo natural. “las
curaciones fueron milagrosas, pero la ciencia
médica moderna también lo es.” Los medicos
pueden curar la misma clase de enfermedades
que Jesús curó.” ¿Qué podemos responder a
esta clase de comentarios?

1. ¿Qué diferencia hay entre las curaciones de
Jesús y los tratamientos médicos?
Damos gracias a Dios porque hay médicos que
se ocupan de nuestro bienestar. ¡Son una
dádiva de Dios! Ellos utilizan su intelecto y sus
dones, provistos por Dios, para proporcionar
alivio a sus pacientes. Jesús no hizo uso de la
medicina o la cirugía. Curaba directamente con
su poder divino.

2. ¿En qué se manifiesta que las curaciones de Jesús
exceden lo que hace la profesión médica?
La obra de Jesús está basada en su poder divino. No
está sujeto tampoco a las limitaciones que restringen a
los trabajadores de la medicina. Existen enfermedades
y daños que no pueden ser curados mediante las
técnicas médicas. El obstáculo mayor es el de la
muerte. Pese a todos los adelantos de la medicina, los
humanos no podemos hacer volver a la vida un
cuerpo muerto. Sin embargo, esto es exactamente lo
que Jesús hizo en el milagro que hoy estudiaremos.
Nada hay por encima del poder de Jesús, ni siquiera la
muerte.

Informese

Juan 11:1-6
Estaba entonces enfermo uno llamado Lázaro, de
Betania, la aldea de María y de Marta su hermana.
(María, cuyo hermano Lázaro estaba enfermo, era la
que ungió al Señor con ungüento, y enjugó sus pies
con sus cabellos.) Enviaron, pues, sus hermanas a Él,
diciendo: Señor, he aquí el que amas está enfermo. Y
oyéndolo Jesús, dijo: Esta enfermedad no es para
muerte, sino para la gloria de Dios, para que el Hijo
de Dios sea glorificado por ella. Y amaba Jesús a
Marta, y a su hermana, y a Lázaro. Cuando oyó, pues,
que estaba enfermo, se quedó aún dos días en el
mismo lugar donde estaba.

1. Algunos milagros de Jesús fueron hechos a favor de
extraños. ¿Qué clase de relación mantenía Jesús con
lázaro y sus hermanas?
Jesús conocía muy bien a esta familia. Juan nos
recuerda en el versículo 2 que María había ungido los
pies de Jesús con perfume y los había secado con sus
cabellos (Juan 12:3). Quizá recordemos también la
ocasión en que Jesús estuvo de visita en casa de ellos
y María estuvo a los pies de Jesús escuchando sus
palabras
mientras Marta se ocupaba de los
quehaceres de la casa (Lucas 10:38-42). Lo mas
importante en el caso de este milagro, sin embargo,
fue que Jesús amaba a esta familia (versículo 5).

Juan 11:7-17
Luego, después de esto, dijo a sus discípulos: Vamos a Judea
otra vez. Sus discípulos le dijeron: Rabí, ahora procuraban los
judíos apedrearte, ¿y otra vez vas allá? Respondió Jesús: ¿No
tiene el día doce horas? Si alguien anda de día, no tropieza,
porque ve la luz de este mundo. Pero si alguien anda de noche,
tropieza, porque no hay luz en él. Estas cosas dijo Él; y después
de esto les dijo: Nuestro amigo Lázaro duerme; mas yo voy a
despertarle del sueño. Dijeron entonces sus discípulos: Señor,
si duerme, sano estará. Pero esto decía Jesús de su muerte; y
ellos pensaban que hablaba del reposar del sueño. Y entonces
Jesús les dijo claramente: Lázaro ha muerto; y me alegro por
vosotros, que yo no haya estado allí, para que creáis; mas vamos
a él. Dijo entonces Tomás, llamado el Dídimo, a sus
condiscípulos: Vamos también nosotros, para que muramos
con él. Vino, pues, Jesús, y halló que hacía ya cuatro días que él
estaba en el sepulcro.

2. ¿Qué actitud sorprendente tomó Jesús cuando oyó
que Lázaro estaba enfermo? ¿Cuándo inició una
acción al respecto? ¿En qué se nota en las palabras de
Jesús que sabía lo que haría?
Jesús amaba a Lázaro, pero esperó dos días en ir
después de haberse enterado que estaba enfermo.
Jesús entró en acción después de la muerte de Lázaro.
Pero sus palabras dan a entender que estaba al tanto
de lo que sucedía. Nadie, fuera de Jesús, sabía que
Lázaro había muerto. Con anticipación les dijo a sus
discípulos que despertará a Lázaro del sueño de la
muerte. En tanto que podría haber sanado
simplemente a Lázaro de su enfermedad, prefirió
realizar un milagro más grande sún –resucitarlo de los
muertos– para que mediante este milagro más
personas llegasen a creer.

Juan 11:18-27
Y Betania estaba cerca de Jerusalén como a quince estadios. Y
muchos de los judíos habían venido a Marta y a María, para
consolarlas por su hermano. Entonces Marta, cuando oyó que
Jesús venía, salió a encontrarle; pero María se quedó sentada en
casa. Y Marta dijo a Jesús: Señor, si hubieses estado aquí, mi
hermano no habría muerto. Pero también sé ahora que todo lo
que pidieres a Dios, Dios te lo dará. Jesús le dijo: Tu hermano
resucitará. Le dijo Marta: Yo sé que resucitará en la
resurrección, en el día postrero. Jesús le dijo: Yo soy la
resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto,
vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá
eternamente. ¿Crees esto? Ella le dijo: Sí, Señor, yo creo que tú
eres el Cristo, el Hijo de Dios que había de venir al mundo.

3. Cuando Jesús llegó a Betania, ¿qué le dijo Marta?
¿Qué nos revelan sus palabras?
Podría parecernos como que Marta culpó a Jesús por
no llegar a tiempo. Si hubiese estado allí, Lázaro no
hubiera muerto. Sin embargo, Marta no había perdido
la esperanza. Sus palabras muestran que sabía quien
era Jesús y de que era capaz su poder. Si Jesús hubiese
estado allí, podría haber sanado a Lázaro. Pero aun
ahora, dijo ella, Dios hará lo que Jesús le pida.
Confiaba que Jesús todavía podría hacer un milagro.
De sus palabras del versículo 24, sin embargo, podría
concluirse que esperaba un milagro futuro, no una
resurrección inmediata en ese día. De la mayor
importancia son las palabras de Marta: “yo creo que tú
eres el Cristo, el Hijo de Dios.” Ella creyó que Jesús
podría realizar un milagro, porque sabía quien era.

4. ¿Qué respondió Jesús cuando Marta habló de
la resurrección? ¿Qué nos dicen sus palabras?
Marta tenía puesta la mente en la resurrección
del fin del tiempo, pero Jesús la ubica en el
presente. “Yo soy la resurrección y la vida.”
¡Gracias a Jesús habrá una gran resurrección el
día del juicio final! El Salvador que un día
habrá de resucitar a todos los muertos, traerá a
Lázaro de vuelta a la vida.

Al dirigirse a Marta en esta historia, Jesús le
dice: “Yo soy la resurrección y la vida.” Estas
palabras de consuelo son incluso más
maravillosas de lo que pueden parecer al
principio. Los judíos estaban al tanto de que
Dios había dicho a Moisés que su nombre era
“YO SOY” (Exodo 3:14). Por esto, los judíos
piadosos nunca decían directamente “yo soy” al
referirse a ellos mismos. No querían dar por
sobreentendido que fueran Dios. Pero Jesús
usó esas palabras. Dijo: “Yo soy la resurrección
y la vida.” Jesús no solo le dijo a Marta que
tenía poder sobre la muerte, sino también que
era (y sigue siendo) Dios.

Juan 11:28-37
Y habiendo dicho esto, fue y llamó en secreto a María su
hermana, diciendo: El Maestro está aquí y te llama. Ella,
oyéndolo, se levantó aprisa y vino a Él; Porque Jesús aún no
había llegado a la aldea, sino que estaba en aquel lugar donde
Marta le había encontrado. Entonces los judíos que estaban en
casa con ella y la consolaban, cuando vieron que María se
levantó aprisa y salió, la siguieron, diciendo: Va al sepulcro a
llorar allí. Y cuando María llegó a donde estaba Jesús, al verle,
se postró a sus pies, diciéndole: Señor, si hubieses estado aquí,
mi hermano no habría muerto. Jesús entonces, al verla
llorando, y a los judíos que habían venido con ella, también
llorando, se conmovió en espíritu y se turbó, y dijo: ¿Dónde le
pusisteis? Le dijeron: Señor, ven y ve. Jesús lloró. Dijeron
entonces los judíos: ¡Mirad cuánto le amaba! Y algunos de ellos
dijeron: ¿No podía Éste, que abrió los ojos al ciego, hacer
también que éste no muriera?

5. Mucha gente lloraba la pérdida de Lázaro.
¿Cuál fue la actitud de Jesús respecto de la
muerte de su amigo, al llegar al sepulcro?
Jesús lloró al llegar al sepulcro de Lázaro.
Quizá nos parezca extraño que llorara pese a
que sabía lo que habría de ocurrir
seguidamente. No debería sorprendernos.
Jesús es Dios, pero también es del todo
humano. Sintió tristeza por la muerte de su
querido amigo. ¿Podría haber algo mas natural
que llorar?

Juan 11:38-45
Y Jesús, conmoviéndose otra vez en sí mismo, vino al sepulcro.
Era una cueva, y tenía una piedra puesta encima. Dijo Jesús:
Quitad la piedra. Marta, la hermana del que había muerto, le
dijo: Señor, hiede ya, porque es de cuatro días. Jesús le dijo:
¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios? Entonces
quitaron la piedra de donde el muerto había sido puesto: Y
Jesús alzando sus ojos, dijo: Padre, gracias te doy que me has
oído. Yo sabía que siempre me oyes; pero lo dije por causa de
la gente que está alrededor, para que crean que tú me has
enviado. Y habiendo dicho esto, clamó a gran voz: ¡Lázaro, ven
fuera! Y el que había muerto salió, atadas las manos y los pies
con vendas; y su rostro estaba envuelto en un sudario. Jesús les
dijo: Desatadle, y dejadle ir. Entonces muchos de los judíos que
habían venido a María, y habían visto lo que hizo Jesús,
creyeron en Él.

6. ¿Qué cosa extraña pidió Jesús junto al sepulcro? ¿Por
qué objetó Marta?
Jesús pidió que quitasen la piedra que tapaba la
entrada al sepulcro. Esto tiene sentido para nosotros
que sabemos lo que Jesús haría, pero para los que allí
se encontraban fue chocante. Imagínese como
reaccionaría alguien hoy si pretendiéramos exhumar
el ataud de un amigo. Marta expresó su preocupación
sin delicadeza. Ya llevaba en la tumba cuatro días. Su
cadaver ya debia de oler mal. Quizá pensó que Jesús
sencillamente quería ver el cuerpo. Jesús sin embargo,
sabía lo que iba a hacer, realizar un milagro.

7. Jesús no se dejó disuadir. Los persuadió a que
quitasen la piedra. ¿Qué hizo entonces? ¿De
qué manera realizó este milagro?
Jesús, en primer lugar, oró con voz audible a su
Padre, y después con voz fuerte ordenó a
Lázaro a salir fuera. Éste salió del sepulcro
dando traspies, aún envuelto en paños
mortuorios. Sus brazos y piernas estaban
vendadas, y su rostro cubierto con un sudario,
pero consiguió salir del sepulcro. Siendo que
Jesús lo había llamado, nada podía impedir que
Lázaro saliera fuera.

8. ¿Cuál fue la reacción de la gente al ver este
milagro tan maravilloso?
Si bien deben haber estado maravillados por lo
que veían, Juan nos da a conocer la reacción
más importante. Muchos de los que vieron este
milagro, creyeron en Jesús. Vieron su poder y
se dieron cuenta de que solo Dios pudo haber
hecho semejante cosa. El poder que Jesús
demostró tener sobre la muerte, fue para ellos
una prueba de su identidad.

Relacione

1. Jesús aún sabiendo lo que haría, lloró al llegar al
sepulcro de Lázaro. ¿Qué aprendemos de esto
respecto a nuestra reacción ante la muerte?
La tristeza es una reacción humana normal ante la
muerte. Jesús sabía que en breves instantes Lázaro
estaría nuevamente vivo, pero aun así lloró frente al
sepulcro. Los cristianos creemos en la resurrección de
los muertos, pero eso no quiere decir que no sentimos
pesar o tristeza cuando muere uno de nuestros seres
queridos. Sabemos que los veremos nuevamente,
¡pero los extrañamos ahora! No tenemos porque estar
evergonzados o desconcertados cuando sentimos
tristeza. Hasta nuestro Salvador sintió pesar por su
amigo.

2. Pareció que Jesús había llegado demasiado tarde a
Betania para poder ayudar a Lázaro. Pero sorprendió
a todos al resucitar al muerto. ¿Qué significado tiene
para nosotros ese poder de Jesús?
Jesús resucitó a Lázaro de los muertos, probando así
que nada es imposible para Dios. Incluso la muerte
no pudo impedir el amor de nuestro Salvador.
Aunque no habremos de ver constantemente milagros
como este en nuestra vida en esta tierra, sabemos sin
embargo que Jesús es Señor, y que él tendrá cuidado
de nosotros y nos protegerá para siempre. Nada hay
que él no pueda hacer, y nada puede ni podrá
separarnos de su amor, ni aún la muerte.

3. No todos los que oyeron de este milagro quedaron
complacidos. Cuanto más la gente creía en Jesús,
tanto más comenzaron a oponérsele los dirigentes
judíos. Hasta comenzaron a conspirar para matarlo
(versículo 53). Había algo en Jesús que ellos no
llegaban a ver. ¿Qué era?
Había tantas cosas que ellos no comprendían acerca
de Jesús. No entendieron que aquel que resucitó a
Lázaro de los muertos no podía ser derrotado por la
muerte. Podían matar a Jesús, pero no podrían
impedir que resucitara de los muertos. El sumo
sacerdote dijo que era mejor que Jesús muriera, y no
que pereciese toda la nación (v.50), pero no podía
comprender que la muerte de Jesús obraría lo
opuesto: obtener perdón y salvación para el mundo
entero. Estaban atemorizados por este milagro y no
comprendieron que la mayor resurrección aun estaba
por venir.

Perciba

Nosotros, en la actualidad, visitamos las tumbas
de nuestros seres queridos –y nuestros seres
queridos algún día irán a visitar nuestra tumba–
pero cuando nos vamos, los cuerpos de los que
fuimos a visitar quedan en la tumba. Es posible
que deseemos que el milagro de Lázaro se
repitiera, pero no llegamos a ver tal dramático
evento. ¿Cuál es nuestra esperanza frente a la
muerte?

Cuando asistimos a los funerales no vemos
resurrecciones como la que obró Jesús, pero
conocemos la realidad del poder de Dios.
Confesamos, junto con Marta, que nuestros seres
queridos resucitarán en el día final (v.24). Sabemos
que esto es verdad, porque Jesús es la resurrección y
la vida. Precisamente así como ordenó a Lázaro que
saliera del sepulcro ese día, así también en el día final
nos llamará a salir de nuestras tumbas, y resucitaremos
para vivir con él para siempre. La muerte y el sepulcro
no pudieron sujetar a Jesús. Y no podrán evitar
tampoco que él nos resucite para estar junto a él por
toda la eternidad.

La Resurrección de Lázaro
(Juan 11:1-45)


Slide 27

La Resurrección de Lázaro
(Juan 11:1-45)

Enfoque

Leyendo los cuatro evangelios, encontramos
testimonios del poder milagroso de Jesús. En
muchos de sus milagros, vemos a Jesús sanando
enfermedades terribles. Hay quienes pretenden
explicarlos por la via de lo natural. “las
curaciones fueron milagrosas, pero la ciencia
médica moderna también lo es.” Los medicos
pueden curar la misma clase de enfermedades
que Jesús curó.” ¿Qué podemos responder a
esta clase de comentarios?

1. ¿Qué diferencia hay entre las curaciones de
Jesús y los tratamientos médicos?
Damos gracias a Dios porque hay médicos que
se ocupan de nuestro bienestar. ¡Son una
dádiva de Dios! Ellos utilizan su intelecto y sus
dones, provistos por Dios, para proporcionar
alivio a sus pacientes. Jesús no hizo uso de la
medicina o la cirugía. Curaba directamente con
su poder divino.

2. ¿En qué se manifiesta que las curaciones de Jesús
exceden lo que hace la profesión médica?
La obra de Jesús está basada en su poder divino. No
está sujeto tampoco a las limitaciones que restringen a
los trabajadores de la medicina. Existen enfermedades
y daños que no pueden ser curados mediante las
técnicas médicas. El obstáculo mayor es el de la
muerte. Pese a todos los adelantos de la medicina, los
humanos no podemos hacer volver a la vida un
cuerpo muerto. Sin embargo, esto es exactamente lo
que Jesús hizo en el milagro que hoy estudiaremos.
Nada hay por encima del poder de Jesús, ni siquiera la
muerte.

Informese

Juan 11:1-6
Estaba entonces enfermo uno llamado Lázaro, de
Betania, la aldea de María y de Marta su hermana.
(María, cuyo hermano Lázaro estaba enfermo, era la
que ungió al Señor con ungüento, y enjugó sus pies
con sus cabellos.) Enviaron, pues, sus hermanas a Él,
diciendo: Señor, he aquí el que amas está enfermo. Y
oyéndolo Jesús, dijo: Esta enfermedad no es para
muerte, sino para la gloria de Dios, para que el Hijo
de Dios sea glorificado por ella. Y amaba Jesús a
Marta, y a su hermana, y a Lázaro. Cuando oyó, pues,
que estaba enfermo, se quedó aún dos días en el
mismo lugar donde estaba.

1. Algunos milagros de Jesús fueron hechos a favor de
extraños. ¿Qué clase de relación mantenía Jesús con
lázaro y sus hermanas?
Jesús conocía muy bien a esta familia. Juan nos
recuerda en el versículo 2 que María había ungido los
pies de Jesús con perfume y los había secado con sus
cabellos (Juan 12:3). Quizá recordemos también la
ocasión en que Jesús estuvo de visita en casa de ellos
y María estuvo a los pies de Jesús escuchando sus
palabras
mientras Marta se ocupaba de los
quehaceres de la casa (Lucas 10:38-42). Lo mas
importante en el caso de este milagro, sin embargo,
fue que Jesús amaba a esta familia (versículo 5).

Juan 11:7-17
Luego, después de esto, dijo a sus discípulos: Vamos a Judea
otra vez. Sus discípulos le dijeron: Rabí, ahora procuraban los
judíos apedrearte, ¿y otra vez vas allá? Respondió Jesús: ¿No
tiene el día doce horas? Si alguien anda de día, no tropieza,
porque ve la luz de este mundo. Pero si alguien anda de noche,
tropieza, porque no hay luz en él. Estas cosas dijo Él; y después
de esto les dijo: Nuestro amigo Lázaro duerme; mas yo voy a
despertarle del sueño. Dijeron entonces sus discípulos: Señor,
si duerme, sano estará. Pero esto decía Jesús de su muerte; y
ellos pensaban que hablaba del reposar del sueño. Y entonces
Jesús les dijo claramente: Lázaro ha muerto; y me alegro por
vosotros, que yo no haya estado allí, para que creáis; mas vamos
a él. Dijo entonces Tomás, llamado el Dídimo, a sus
condiscípulos: Vamos también nosotros, para que muramos
con él. Vino, pues, Jesús, y halló que hacía ya cuatro días que él
estaba en el sepulcro.

2. ¿Qué actitud sorprendente tomó Jesús cuando oyó
que Lázaro estaba enfermo? ¿Cuándo inició una
acción al respecto? ¿En qué se nota en las palabras de
Jesús que sabía lo que haría?
Jesús amaba a Lázaro, pero esperó dos días en ir
después de haberse enterado que estaba enfermo.
Jesús entró en acción después de la muerte de Lázaro.
Pero sus palabras dan a entender que estaba al tanto
de lo que sucedía. Nadie, fuera de Jesús, sabía que
Lázaro había muerto. Con anticipación les dijo a sus
discípulos que despertará a Lázaro del sueño de la
muerte. En tanto que podría haber sanado
simplemente a Lázaro de su enfermedad, prefirió
realizar un milagro más grande sún –resucitarlo de los
muertos– para que mediante este milagro más
personas llegasen a creer.

Juan 11:18-27
Y Betania estaba cerca de Jerusalén como a quince estadios. Y
muchos de los judíos habían venido a Marta y a María, para
consolarlas por su hermano. Entonces Marta, cuando oyó que
Jesús venía, salió a encontrarle; pero María se quedó sentada en
casa. Y Marta dijo a Jesús: Señor, si hubieses estado aquí, mi
hermano no habría muerto. Pero también sé ahora que todo lo
que pidieres a Dios, Dios te lo dará. Jesús le dijo: Tu hermano
resucitará. Le dijo Marta: Yo sé que resucitará en la
resurrección, en el día postrero. Jesús le dijo: Yo soy la
resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto,
vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá
eternamente. ¿Crees esto? Ella le dijo: Sí, Señor, yo creo que tú
eres el Cristo, el Hijo de Dios que había de venir al mundo.

3. Cuando Jesús llegó a Betania, ¿qué le dijo Marta?
¿Qué nos revelan sus palabras?
Podría parecernos como que Marta culpó a Jesús por
no llegar a tiempo. Si hubiese estado allí, Lázaro no
hubiera muerto. Sin embargo, Marta no había perdido
la esperanza. Sus palabras muestran que sabía quien
era Jesús y de que era capaz su poder. Si Jesús hubiese
estado allí, podría haber sanado a Lázaro. Pero aun
ahora, dijo ella, Dios hará lo que Jesús le pida.
Confiaba que Jesús todavía podría hacer un milagro.
De sus palabras del versículo 24, sin embargo, podría
concluirse que esperaba un milagro futuro, no una
resurrección inmediata en ese día. De la mayor
importancia son las palabras de Marta: “yo creo que tú
eres el Cristo, el Hijo de Dios.” Ella creyó que Jesús
podría realizar un milagro, porque sabía quien era.

4. ¿Qué respondió Jesús cuando Marta habló de
la resurrección? ¿Qué nos dicen sus palabras?
Marta tenía puesta la mente en la resurrección
del fin del tiempo, pero Jesús la ubica en el
presente. “Yo soy la resurrección y la vida.”
¡Gracias a Jesús habrá una gran resurrección el
día del juicio final! El Salvador que un día
habrá de resucitar a todos los muertos, traerá a
Lázaro de vuelta a la vida.

Al dirigirse a Marta en esta historia, Jesús le
dice: “Yo soy la resurrección y la vida.” Estas
palabras de consuelo son incluso más
maravillosas de lo que pueden parecer al
principio. Los judíos estaban al tanto de que
Dios había dicho a Moisés que su nombre era
“YO SOY” (Exodo 3:14). Por esto, los judíos
piadosos nunca decían directamente “yo soy” al
referirse a ellos mismos. No querían dar por
sobreentendido que fueran Dios. Pero Jesús
usó esas palabras. Dijo: “Yo soy la resurrección
y la vida.” Jesús no solo le dijo a Marta que
tenía poder sobre la muerte, sino también que
era (y sigue siendo) Dios.

Juan 11:28-37
Y habiendo dicho esto, fue y llamó en secreto a María su
hermana, diciendo: El Maestro está aquí y te llama. Ella,
oyéndolo, se levantó aprisa y vino a Él; Porque Jesús aún no
había llegado a la aldea, sino que estaba en aquel lugar donde
Marta le había encontrado. Entonces los judíos que estaban en
casa con ella y la consolaban, cuando vieron que María se
levantó aprisa y salió, la siguieron, diciendo: Va al sepulcro a
llorar allí. Y cuando María llegó a donde estaba Jesús, al verle,
se postró a sus pies, diciéndole: Señor, si hubieses estado aquí,
mi hermano no habría muerto. Jesús entonces, al verla
llorando, y a los judíos que habían venido con ella, también
llorando, se conmovió en espíritu y se turbó, y dijo: ¿Dónde le
pusisteis? Le dijeron: Señor, ven y ve. Jesús lloró. Dijeron
entonces los judíos: ¡Mirad cuánto le amaba! Y algunos de ellos
dijeron: ¿No podía Éste, que abrió los ojos al ciego, hacer
también que éste no muriera?

5. Mucha gente lloraba la pérdida de Lázaro.
¿Cuál fue la actitud de Jesús respecto de la
muerte de su amigo, al llegar al sepulcro?
Jesús lloró al llegar al sepulcro de Lázaro.
Quizá nos parezca extraño que llorara pese a
que sabía lo que habría de ocurrir
seguidamente. No debería sorprendernos.
Jesús es Dios, pero también es del todo
humano. Sintió tristeza por la muerte de su
querido amigo. ¿Podría haber algo mas natural
que llorar?

Juan 11:38-45
Y Jesús, conmoviéndose otra vez en sí mismo, vino al sepulcro.
Era una cueva, y tenía una piedra puesta encima. Dijo Jesús:
Quitad la piedra. Marta, la hermana del que había muerto, le
dijo: Señor, hiede ya, porque es de cuatro días. Jesús le dijo:
¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios? Entonces
quitaron la piedra de donde el muerto había sido puesto: Y
Jesús alzando sus ojos, dijo: Padre, gracias te doy que me has
oído. Yo sabía que siempre me oyes; pero lo dije por causa de
la gente que está alrededor, para que crean que tú me has
enviado. Y habiendo dicho esto, clamó a gran voz: ¡Lázaro, ven
fuera! Y el que había muerto salió, atadas las manos y los pies
con vendas; y su rostro estaba envuelto en un sudario. Jesús les
dijo: Desatadle, y dejadle ir. Entonces muchos de los judíos que
habían venido a María, y habían visto lo que hizo Jesús,
creyeron en Él.

6. ¿Qué cosa extraña pidió Jesús junto al sepulcro? ¿Por
qué objetó Marta?
Jesús pidió que quitasen la piedra que tapaba la
entrada al sepulcro. Esto tiene sentido para nosotros
que sabemos lo que Jesús haría, pero para los que allí
se encontraban fue chocante. Imagínese como
reaccionaría alguien hoy si pretendiéramos exhumar
el ataud de un amigo. Marta expresó su preocupación
sin delicadeza. Ya llevaba en la tumba cuatro días. Su
cadaver ya debia de oler mal. Quizá pensó que Jesús
sencillamente quería ver el cuerpo. Jesús sin embargo,
sabía lo que iba a hacer, realizar un milagro.

7. Jesús no se dejó disuadir. Los persuadió a que
quitasen la piedra. ¿Qué hizo entonces? ¿De
qué manera realizó este milagro?
Jesús, en primer lugar, oró con voz audible a su
Padre, y después con voz fuerte ordenó a
Lázaro a salir fuera. Éste salió del sepulcro
dando traspies, aún envuelto en paños
mortuorios. Sus brazos y piernas estaban
vendadas, y su rostro cubierto con un sudario,
pero consiguió salir del sepulcro. Siendo que
Jesús lo había llamado, nada podía impedir que
Lázaro saliera fuera.

8. ¿Cuál fue la reacción de la gente al ver este
milagro tan maravilloso?
Si bien deben haber estado maravillados por lo
que veían, Juan nos da a conocer la reacción
más importante. Muchos de los que vieron este
milagro, creyeron en Jesús. Vieron su poder y
se dieron cuenta de que solo Dios pudo haber
hecho semejante cosa. El poder que Jesús
demostró tener sobre la muerte, fue para ellos
una prueba de su identidad.

Relacione

1. Jesús aún sabiendo lo que haría, lloró al llegar al
sepulcro de Lázaro. ¿Qué aprendemos de esto
respecto a nuestra reacción ante la muerte?
La tristeza es una reacción humana normal ante la
muerte. Jesús sabía que en breves instantes Lázaro
estaría nuevamente vivo, pero aun así lloró frente al
sepulcro. Los cristianos creemos en la resurrección de
los muertos, pero eso no quiere decir que no sentimos
pesar o tristeza cuando muere uno de nuestros seres
queridos. Sabemos que los veremos nuevamente,
¡pero los extrañamos ahora! No tenemos porque estar
evergonzados o desconcertados cuando sentimos
tristeza. Hasta nuestro Salvador sintió pesar por su
amigo.

2. Pareció que Jesús había llegado demasiado tarde a
Betania para poder ayudar a Lázaro. Pero sorprendió
a todos al resucitar al muerto. ¿Qué significado tiene
para nosotros ese poder de Jesús?
Jesús resucitó a Lázaro de los muertos, probando así
que nada es imposible para Dios. Incluso la muerte
no pudo impedir el amor de nuestro Salvador.
Aunque no habremos de ver constantemente milagros
como este en nuestra vida en esta tierra, sabemos sin
embargo que Jesús es Señor, y que él tendrá cuidado
de nosotros y nos protegerá para siempre. Nada hay
que él no pueda hacer, y nada puede ni podrá
separarnos de su amor, ni aún la muerte.

3. No todos los que oyeron de este milagro quedaron
complacidos. Cuanto más la gente creía en Jesús,
tanto más comenzaron a oponérsele los dirigentes
judíos. Hasta comenzaron a conspirar para matarlo
(versículo 53). Había algo en Jesús que ellos no
llegaban a ver. ¿Qué era?
Había tantas cosas que ellos no comprendían acerca
de Jesús. No entendieron que aquel que resucitó a
Lázaro de los muertos no podía ser derrotado por la
muerte. Podían matar a Jesús, pero no podrían
impedir que resucitara de los muertos. El sumo
sacerdote dijo que era mejor que Jesús muriera, y no
que pereciese toda la nación (v.50), pero no podía
comprender que la muerte de Jesús obraría lo
opuesto: obtener perdón y salvación para el mundo
entero. Estaban atemorizados por este milagro y no
comprendieron que la mayor resurrección aun estaba
por venir.

Perciba

Nosotros, en la actualidad, visitamos las tumbas
de nuestros seres queridos –y nuestros seres
queridos algún día irán a visitar nuestra tumba–
pero cuando nos vamos, los cuerpos de los que
fuimos a visitar quedan en la tumba. Es posible
que deseemos que el milagro de Lázaro se
repitiera, pero no llegamos a ver tal dramático
evento. ¿Cuál es nuestra esperanza frente a la
muerte?

Cuando asistimos a los funerales no vemos
resurrecciones como la que obró Jesús, pero
conocemos la realidad del poder de Dios.
Confesamos, junto con Marta, que nuestros seres
queridos resucitarán en el día final (v.24). Sabemos
que esto es verdad, porque Jesús es la resurrección y
la vida. Precisamente así como ordenó a Lázaro que
saliera del sepulcro ese día, así también en el día final
nos llamará a salir de nuestras tumbas, y resucitaremos
para vivir con él para siempre. La muerte y el sepulcro
no pudieron sujetar a Jesús. Y no podrán evitar
tampoco que él nos resucite para estar junto a él por
toda la eternidad.

La Resurrección de Lázaro
(Juan 11:1-45)


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La Resurrección de Lázaro
(Juan 11:1-45)

Enfoque

Leyendo los cuatro evangelios, encontramos
testimonios del poder milagroso de Jesús. En
muchos de sus milagros, vemos a Jesús sanando
enfermedades terribles. Hay quienes pretenden
explicarlos por la via de lo natural. “las
curaciones fueron milagrosas, pero la ciencia
médica moderna también lo es.” Los medicos
pueden curar la misma clase de enfermedades
que Jesús curó.” ¿Qué podemos responder a
esta clase de comentarios?

1. ¿Qué diferencia hay entre las curaciones de
Jesús y los tratamientos médicos?
Damos gracias a Dios porque hay médicos que
se ocupan de nuestro bienestar. ¡Son una
dádiva de Dios! Ellos utilizan su intelecto y sus
dones, provistos por Dios, para proporcionar
alivio a sus pacientes. Jesús no hizo uso de la
medicina o la cirugía. Curaba directamente con
su poder divino.

2. ¿En qué se manifiesta que las curaciones de Jesús
exceden lo que hace la profesión médica?
La obra de Jesús está basada en su poder divino. No
está sujeto tampoco a las limitaciones que restringen a
los trabajadores de la medicina. Existen enfermedades
y daños que no pueden ser curados mediante las
técnicas médicas. El obstáculo mayor es el de la
muerte. Pese a todos los adelantos de la medicina, los
humanos no podemos hacer volver a la vida un
cuerpo muerto. Sin embargo, esto es exactamente lo
que Jesús hizo en el milagro que hoy estudiaremos.
Nada hay por encima del poder de Jesús, ni siquiera la
muerte.

Informese

Juan 11:1-6
Estaba entonces enfermo uno llamado Lázaro, de
Betania, la aldea de María y de Marta su hermana.
(María, cuyo hermano Lázaro estaba enfermo, era la
que ungió al Señor con ungüento, y enjugó sus pies
con sus cabellos.) Enviaron, pues, sus hermanas a Él,
diciendo: Señor, he aquí el que amas está enfermo. Y
oyéndolo Jesús, dijo: Esta enfermedad no es para
muerte, sino para la gloria de Dios, para que el Hijo
de Dios sea glorificado por ella. Y amaba Jesús a
Marta, y a su hermana, y a Lázaro. Cuando oyó, pues,
que estaba enfermo, se quedó aún dos días en el
mismo lugar donde estaba.

1. Algunos milagros de Jesús fueron hechos a favor de
extraños. ¿Qué clase de relación mantenía Jesús con
lázaro y sus hermanas?
Jesús conocía muy bien a esta familia. Juan nos
recuerda en el versículo 2 que María había ungido los
pies de Jesús con perfume y los había secado con sus
cabellos (Juan 12:3). Quizá recordemos también la
ocasión en que Jesús estuvo de visita en casa de ellos
y María estuvo a los pies de Jesús escuchando sus
palabras
mientras Marta se ocupaba de los
quehaceres de la casa (Lucas 10:38-42). Lo mas
importante en el caso de este milagro, sin embargo,
fue que Jesús amaba a esta familia (versículo 5).

Juan 11:7-17
Luego, después de esto, dijo a sus discípulos: Vamos a Judea
otra vez. Sus discípulos le dijeron: Rabí, ahora procuraban los
judíos apedrearte, ¿y otra vez vas allá? Respondió Jesús: ¿No
tiene el día doce horas? Si alguien anda de día, no tropieza,
porque ve la luz de este mundo. Pero si alguien anda de noche,
tropieza, porque no hay luz en él. Estas cosas dijo Él; y después
de esto les dijo: Nuestro amigo Lázaro duerme; mas yo voy a
despertarle del sueño. Dijeron entonces sus discípulos: Señor,
si duerme, sano estará. Pero esto decía Jesús de su muerte; y
ellos pensaban que hablaba del reposar del sueño. Y entonces
Jesús les dijo claramente: Lázaro ha muerto; y me alegro por
vosotros, que yo no haya estado allí, para que creáis; mas vamos
a él. Dijo entonces Tomás, llamado el Dídimo, a sus
condiscípulos: Vamos también nosotros, para que muramos
con él. Vino, pues, Jesús, y halló que hacía ya cuatro días que él
estaba en el sepulcro.

2. ¿Qué actitud sorprendente tomó Jesús cuando oyó
que Lázaro estaba enfermo? ¿Cuándo inició una
acción al respecto? ¿En qué se nota en las palabras de
Jesús que sabía lo que haría?
Jesús amaba a Lázaro, pero esperó dos días en ir
después de haberse enterado que estaba enfermo.
Jesús entró en acción después de la muerte de Lázaro.
Pero sus palabras dan a entender que estaba al tanto
de lo que sucedía. Nadie, fuera de Jesús, sabía que
Lázaro había muerto. Con anticipación les dijo a sus
discípulos que despertará a Lázaro del sueño de la
muerte. En tanto que podría haber sanado
simplemente a Lázaro de su enfermedad, prefirió
realizar un milagro más grande sún –resucitarlo de los
muertos– para que mediante este milagro más
personas llegasen a creer.

Juan 11:18-27
Y Betania estaba cerca de Jerusalén como a quince estadios. Y
muchos de los judíos habían venido a Marta y a María, para
consolarlas por su hermano. Entonces Marta, cuando oyó que
Jesús venía, salió a encontrarle; pero María se quedó sentada en
casa. Y Marta dijo a Jesús: Señor, si hubieses estado aquí, mi
hermano no habría muerto. Pero también sé ahora que todo lo
que pidieres a Dios, Dios te lo dará. Jesús le dijo: Tu hermano
resucitará. Le dijo Marta: Yo sé que resucitará en la
resurrección, en el día postrero. Jesús le dijo: Yo soy la
resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto,
vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá
eternamente. ¿Crees esto? Ella le dijo: Sí, Señor, yo creo que tú
eres el Cristo, el Hijo de Dios que había de venir al mundo.

3. Cuando Jesús llegó a Betania, ¿qué le dijo Marta?
¿Qué nos revelan sus palabras?
Podría parecernos como que Marta culpó a Jesús por
no llegar a tiempo. Si hubiese estado allí, Lázaro no
hubiera muerto. Sin embargo, Marta no había perdido
la esperanza. Sus palabras muestran que sabía quien
era Jesús y de que era capaz su poder. Si Jesús hubiese
estado allí, podría haber sanado a Lázaro. Pero aun
ahora, dijo ella, Dios hará lo que Jesús le pida.
Confiaba que Jesús todavía podría hacer un milagro.
De sus palabras del versículo 24, sin embargo, podría
concluirse que esperaba un milagro futuro, no una
resurrección inmediata en ese día. De la mayor
importancia son las palabras de Marta: “yo creo que tú
eres el Cristo, el Hijo de Dios.” Ella creyó que Jesús
podría realizar un milagro, porque sabía quien era.

4. ¿Qué respondió Jesús cuando Marta habló de
la resurrección? ¿Qué nos dicen sus palabras?
Marta tenía puesta la mente en la resurrección
del fin del tiempo, pero Jesús la ubica en el
presente. “Yo soy la resurrección y la vida.”
¡Gracias a Jesús habrá una gran resurrección el
día del juicio final! El Salvador que un día
habrá de resucitar a todos los muertos, traerá a
Lázaro de vuelta a la vida.

Al dirigirse a Marta en esta historia, Jesús le
dice: “Yo soy la resurrección y la vida.” Estas
palabras de consuelo son incluso más
maravillosas de lo que pueden parecer al
principio. Los judíos estaban al tanto de que
Dios había dicho a Moisés que su nombre era
“YO SOY” (Exodo 3:14). Por esto, los judíos
piadosos nunca decían directamente “yo soy” al
referirse a ellos mismos. No querían dar por
sobreentendido que fueran Dios. Pero Jesús
usó esas palabras. Dijo: “Yo soy la resurrección
y la vida.” Jesús no solo le dijo a Marta que
tenía poder sobre la muerte, sino también que
era (y sigue siendo) Dios.

Juan 11:28-37
Y habiendo dicho esto, fue y llamó en secreto a María su
hermana, diciendo: El Maestro está aquí y te llama. Ella,
oyéndolo, se levantó aprisa y vino a Él; Porque Jesús aún no
había llegado a la aldea, sino que estaba en aquel lugar donde
Marta le había encontrado. Entonces los judíos que estaban en
casa con ella y la consolaban, cuando vieron que María se
levantó aprisa y salió, la siguieron, diciendo: Va al sepulcro a
llorar allí. Y cuando María llegó a donde estaba Jesús, al verle,
se postró a sus pies, diciéndole: Señor, si hubieses estado aquí,
mi hermano no habría muerto. Jesús entonces, al verla
llorando, y a los judíos que habían venido con ella, también
llorando, se conmovió en espíritu y se turbó, y dijo: ¿Dónde le
pusisteis? Le dijeron: Señor, ven y ve. Jesús lloró. Dijeron
entonces los judíos: ¡Mirad cuánto le amaba! Y algunos de ellos
dijeron: ¿No podía Éste, que abrió los ojos al ciego, hacer
también que éste no muriera?

5. Mucha gente lloraba la pérdida de Lázaro.
¿Cuál fue la actitud de Jesús respecto de la
muerte de su amigo, al llegar al sepulcro?
Jesús lloró al llegar al sepulcro de Lázaro.
Quizá nos parezca extraño que llorara pese a
que sabía lo que habría de ocurrir
seguidamente. No debería sorprendernos.
Jesús es Dios, pero también es del todo
humano. Sintió tristeza por la muerte de su
querido amigo. ¿Podría haber algo mas natural
que llorar?

Juan 11:38-45
Y Jesús, conmoviéndose otra vez en sí mismo, vino al sepulcro.
Era una cueva, y tenía una piedra puesta encima. Dijo Jesús:
Quitad la piedra. Marta, la hermana del que había muerto, le
dijo: Señor, hiede ya, porque es de cuatro días. Jesús le dijo:
¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios? Entonces
quitaron la piedra de donde el muerto había sido puesto: Y
Jesús alzando sus ojos, dijo: Padre, gracias te doy que me has
oído. Yo sabía que siempre me oyes; pero lo dije por causa de
la gente que está alrededor, para que crean que tú me has
enviado. Y habiendo dicho esto, clamó a gran voz: ¡Lázaro, ven
fuera! Y el que había muerto salió, atadas las manos y los pies
con vendas; y su rostro estaba envuelto en un sudario. Jesús les
dijo: Desatadle, y dejadle ir. Entonces muchos de los judíos que
habían venido a María, y habían visto lo que hizo Jesús,
creyeron en Él.

6. ¿Qué cosa extraña pidió Jesús junto al sepulcro? ¿Por
qué objetó Marta?
Jesús pidió que quitasen la piedra que tapaba la
entrada al sepulcro. Esto tiene sentido para nosotros
que sabemos lo que Jesús haría, pero para los que allí
se encontraban fue chocante. Imagínese como
reaccionaría alguien hoy si pretendiéramos exhumar
el ataud de un amigo. Marta expresó su preocupación
sin delicadeza. Ya llevaba en la tumba cuatro días. Su
cadaver ya debia de oler mal. Quizá pensó que Jesús
sencillamente quería ver el cuerpo. Jesús sin embargo,
sabía lo que iba a hacer, realizar un milagro.

7. Jesús no se dejó disuadir. Los persuadió a que
quitasen la piedra. ¿Qué hizo entonces? ¿De
qué manera realizó este milagro?
Jesús, en primer lugar, oró con voz audible a su
Padre, y después con voz fuerte ordenó a
Lázaro a salir fuera. Éste salió del sepulcro
dando traspies, aún envuelto en paños
mortuorios. Sus brazos y piernas estaban
vendadas, y su rostro cubierto con un sudario,
pero consiguió salir del sepulcro. Siendo que
Jesús lo había llamado, nada podía impedir que
Lázaro saliera fuera.

8. ¿Cuál fue la reacción de la gente al ver este
milagro tan maravilloso?
Si bien deben haber estado maravillados por lo
que veían, Juan nos da a conocer la reacción
más importante. Muchos de los que vieron este
milagro, creyeron en Jesús. Vieron su poder y
se dieron cuenta de que solo Dios pudo haber
hecho semejante cosa. El poder que Jesús
demostró tener sobre la muerte, fue para ellos
una prueba de su identidad.

Relacione

1. Jesús aún sabiendo lo que haría, lloró al llegar al
sepulcro de Lázaro. ¿Qué aprendemos de esto
respecto a nuestra reacción ante la muerte?
La tristeza es una reacción humana normal ante la
muerte. Jesús sabía que en breves instantes Lázaro
estaría nuevamente vivo, pero aun así lloró frente al
sepulcro. Los cristianos creemos en la resurrección de
los muertos, pero eso no quiere decir que no sentimos
pesar o tristeza cuando muere uno de nuestros seres
queridos. Sabemos que los veremos nuevamente,
¡pero los extrañamos ahora! No tenemos porque estar
evergonzados o desconcertados cuando sentimos
tristeza. Hasta nuestro Salvador sintió pesar por su
amigo.

2. Pareció que Jesús había llegado demasiado tarde a
Betania para poder ayudar a Lázaro. Pero sorprendió
a todos al resucitar al muerto. ¿Qué significado tiene
para nosotros ese poder de Jesús?
Jesús resucitó a Lázaro de los muertos, probando así
que nada es imposible para Dios. Incluso la muerte
no pudo impedir el amor de nuestro Salvador.
Aunque no habremos de ver constantemente milagros
como este en nuestra vida en esta tierra, sabemos sin
embargo que Jesús es Señor, y que él tendrá cuidado
de nosotros y nos protegerá para siempre. Nada hay
que él no pueda hacer, y nada puede ni podrá
separarnos de su amor, ni aún la muerte.

3. No todos los que oyeron de este milagro quedaron
complacidos. Cuanto más la gente creía en Jesús,
tanto más comenzaron a oponérsele los dirigentes
judíos. Hasta comenzaron a conspirar para matarlo
(versículo 53). Había algo en Jesús que ellos no
llegaban a ver. ¿Qué era?
Había tantas cosas que ellos no comprendían acerca
de Jesús. No entendieron que aquel que resucitó a
Lázaro de los muertos no podía ser derrotado por la
muerte. Podían matar a Jesús, pero no podrían
impedir que resucitara de los muertos. El sumo
sacerdote dijo que era mejor que Jesús muriera, y no
que pereciese toda la nación (v.50), pero no podía
comprender que la muerte de Jesús obraría lo
opuesto: obtener perdón y salvación para el mundo
entero. Estaban atemorizados por este milagro y no
comprendieron que la mayor resurrección aun estaba
por venir.

Perciba

Nosotros, en la actualidad, visitamos las tumbas
de nuestros seres queridos –y nuestros seres
queridos algún día irán a visitar nuestra tumba–
pero cuando nos vamos, los cuerpos de los que
fuimos a visitar quedan en la tumba. Es posible
que deseemos que el milagro de Lázaro se
repitiera, pero no llegamos a ver tal dramático
evento. ¿Cuál es nuestra esperanza frente a la
muerte?

Cuando asistimos a los funerales no vemos
resurrecciones como la que obró Jesús, pero
conocemos la realidad del poder de Dios.
Confesamos, junto con Marta, que nuestros seres
queridos resucitarán en el día final (v.24). Sabemos
que esto es verdad, porque Jesús es la resurrección y
la vida. Precisamente así como ordenó a Lázaro que
saliera del sepulcro ese día, así también en el día final
nos llamará a salir de nuestras tumbas, y resucitaremos
para vivir con él para siempre. La muerte y el sepulcro
no pudieron sujetar a Jesús. Y no podrán evitar
tampoco que él nos resucite para estar junto a él por
toda la eternidad.

La Resurrección de Lázaro
(Juan 11:1-45)