Domingo XXX del T.O. Año C - Monasterio San Pelayo de Antealtares

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Transcript Domingo XXX del T.O. Año C - Monasterio San Pelayo de Antealtares

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Lectio divina del Salmo dominical

Domingo IV
Dominica
Laetare
de
Cuaresma
2Cro 36,14-16.19-23: La ira y la misericordia del Señor se manifiestan en la
deportación y en la liberación del pueblo.
Sal 136,1-2.3.4.5.6: Que se me pegue la lengua al paladar si no me acuerdo de ti.
Ef 2,4-10: Estando muertos por los pecados, nos has hecho vivir con Cristo.
Jn 3,14-21: Dios mandó su Hijo al mundo para que el mundo se salve por él.


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Que se me
pegue la
lengua al
paladar
si no me
acuerdo de
ti.


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Junto a los canales de Babilonia
nos sentamos a llorar con nostalgia de Sión;
en los sauces de sus orillas
colgábamos nuestras cítaras.


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Que se me
pegue la
lengua al
paladar
si no me
acuerdo de
ti.


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Allí los que nos deportaron nos
invitaban a cantar;
nuestros opresores, a divertirlos:
«Cantadnos un cantar de Sión.»


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Que se me
pegue la
lengua al
paladar
si no me
acuerdo de
ti.


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¡Cómo
cantar un
cántico del
Señor
en tierra
extranjera!
Si me olvido
de ti,
Jerusalén,
que se me
paralice la
mano
derecha.


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Que se me
pegue la
lengua al
paladar
si no me
acuerdo de
ti.


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Que se me pegue la lengua al paladar
si no me acuerdo de ti,
si no pongo a Jerusalén
en la cumbre de mis alegrías.


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Que se me
pegue la
lengua al
paladar
si no me
acuerdo de
ti.


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Lectio

Ahora leemos el salmo entero, despacio…

SALMO 136 (137)
1

Junto a los canales de Babilonia
nos sentamos a llorar
con nostalgia de Sión;
2 en los sauces de sus orillas
colgábamos nuestras cítaras.
3

Allí los que nos deportaron
nos invitaban a cantar;
nuestros opresores, a divertirlos:
«Cantadnos un cantar de Sión.»
4

¡Cómo cantar un cántico del Señor
en tierra extranjera!
5 Si me olvido de ti, Jerusalén,
que se me paralice la mano derecha;
6

que se me pegue la lengua al paladar
si no me acuerdo de ti,
si no pongo a Jerusalén
en la cumbre de mis alegrías.

[7 Toma cuentas, Señor, a los idumeos
del día de Jerusalén,
cuando incitaban: ¡Desnudadla,
desnudadla hasta los cimientos!
8

¡Capital de Babilonia, destructora!
¡Dichoso el que pueda pagarte
el mal que nos has hecho!
9

¡Dichoso el que agarre y estrelle
tus hijos contra la peña!]
Los versículos entre [ ] no se leen en la
liturgia
Si quieres escuchar el original hebreo
pincha aquí.


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Lectio

¿Qué lugar ocupa este salmo en el
salterio?

Según el P. Ramón Ribera, monje de
Montserrat, y otros estudiosos, el orden de
los salmos no se debe al azar sino que hay
toda una estructura interna.


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Lectio

¿Qué lugar ocupa este salmo en el
salterio?

Nuestro salmo se encuentra en la
segunda parte del salterio, dedicado
a las alabanzas a Dios, formada por
Salmo 136:Canto de
los libros:
los desterrados en
4º: salmos 89-105
Babilonia.
y 5º: salmos 106-150
Dentro del quinto libro, este salmo pertenece a la
conclusión del “Gran Hallel” (salmos 134-135) con la
promesa de no olvidar jamás a Jerusalén.


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Lectio

: ¿Qué dice el texto?

El salmo 136 es una bellísima elegía o lamentación, una de las cumbres líricas del salterio.
En ella se entrelazan los acentos más intensos de nostalgia respecto de la ciudad
amada: Jerusalén, con una maldición atroz dirigida a quien causó su ruina.
El salmo lo podemos estructurar de la siguiente manera:
a)

vv. 1-6: sufrimiento en Babilonia de los deportados que recuerdan con pesar y duelo (de
ahí su negación a tocar la cítara y a cantar) la devastación de Jerusalén; y sarcasmo de
sus verdugos que les piden que canten un “Cántico de Sión”.

b)

vv. 7-9: estos versículos, excluidos de la Liturgia, expresan la rabia, el deseo de
venganza y el dolor de los deportados: contra los idumeos que se aliaron a Babilonia el
día de la desgracia para Jerusalén (V.7) Y contra los babilonios a quienes en los vv. 8-9
les responden con el “Cántico” pedido en el v. 3, y que inician, sarcásticamente, con una
bienaventuranza que se transforma en la más terrible maldición.

Pero, ¿cómo puede un cristiano rezar este salmo? Siguiendo a Schökel podemos extraer dos
elementos válidos: la nostalgia del peregrino, “desterrado hijo de Eva”, y la fidelidad a
Jerusalén, ciudad santa, madre en la tierra y esperanza celeste. Además, es necesaria
una transposición simbólica: Babilonia –siguiendo al Apocalipsis- es ahora símbolo de la
ciudad humana rebelde y hostil a Dios, es la presencia y acción del Maligno en el mundo.
Por tanto, esta ciudad del mal, capital del crimen, no es una realidad geográfica sino que
puede estar en medio de nosotros y aun dentro de nosotros. Contra esta Babel
simbólica, madre de hijos, puede el cristiano rezar este salmo.


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Meditatio

Lo propio de este paso es meditar qué me dice a mi el texto. Esto es algo muy
personal por ello aquí para ayudar a esta meditación relacionamos el salmo con
las lecturas del domingo.

Que se me pegue la lengua al paladar
si no me acuerdo de ti.
Con esta expresión apasionada por la ciudad amada –la lengua
es necesaria para cantar, la diestra para tañer la cítaraexpresan los desterrados su fidelidad por Jerusalén. Su
canto y gozo sólo tienen sentido en Jerusalén, si no pueden
hacerlo allí, mejor que se callen.
Además, es la respuesta más apropiada tras escuchar la 1ª
lectura de hoy porque en ella se refleja el sufrimiento de los
deportados y la alegría de los que pueden subir de nuevo a
Sión. “¡Sea su Dios con él y suba!” Así, con este final abierto,
concluye la Biblia hebrea.
¿De veras mi amor por el Señor, que me ha salvado por pura
gracia, es capaz de expresarse de forma tan vehemente?
¿Es el Señor la cumbre de mis alegrías?


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Cantadnos un cantar de
Sión.

También a nosotros nos pueden pedir que demos
razón de nuestra esperanza en el Hijo único de
Dios. Y la hemos de dar con mansedumbre.
Pero, ¡qué doloroso resulta cuando se pide
para descalificar y herir…! Entonces, quizá sea
mejor obrar simplemente la verdad…


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También Jesús, enviado por el Padre al
mundo para que el mundo se salve por
Él, ha vivido como un desterrado.

Pero Él lo ha aprovechado para introducir “en este exilio
terrestre aquel himno que se canta perpetuamente en
las moradas celestiales” (SC, 83). Si en la patria
celeste tomaremos nuestras cítaras para cantar el
cántico nuevo al Señor porque Él habrá enjugado ya
toda lágrima y dolor, eso no quita para que los
cristianos ensayemos ya en la Liturgia y en la vida ese
canto que nos mueva siempre a acoger al Señor y a
obrar la verdad.


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Ciertamente, son duros los últimos versículos.
Pero también sirven para abrirnos los ojos
ante tanto dolor inocente, tantos desterrados
de este mundo, perseguidos por su etnia,
confesión religiosa o reivindicaciones políticas
de justicia y libertad.
Todos estamos llamados a superar el espíritu de
venganza con la mansedumbre.
Mientras no seamos capaces haremos un poco como el
salmista que grita ante el Señor su dolor… pero con el
deseo de ir convirtiendo nuestro corazón al amor y al
perdón. Como Cristo que en su pasión no profería
amenazas al contrario se puso en manos del Padre y
perdonó a quienes lo crucificaban.


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Oratio

¿Qué me hace decirle a Dios este salmo, la
liturgia de este domingo?

Haz, Señor, que nunca te olvidemos y que nuestra nostalgia
de Ti, cumbre de nuestra alegría, nos haga vencer
nuestros pequeños rencores y deseos de venganza.
Por Jesucristo nuestro Señor.
Amén.


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Contemplatio

Miro y me dejo mirar… En esto los Padres de la Iglesia son maestros…

“Si deseamos habitar en el tabernáculo
de este reino, hemos de saber que
nunca podremos llegar allá a no ser
que vayamos corriendo con las buenas
obras. […]
Aquel que, cuando el malo, que es el
diablo, le sugiere alguna cosa,
inmediatamente le rechaza a él y a su
sugerencia lejos de su corazón, «los
reduce a la nada», y, agarrando sus
pensamientos, los estrella contra
Cristo.
Los que así proceden son los temerosos
del Señor.”
(SAN BENITO, Santa Regla Prólogo 22. 28-29)


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Actio

¿Qué me hace vivir el Señor a partir de esta Palabra?
Es el momento de la “obediencia de la Fe”…

Que Dios sea la cumbre
de mi alegría
comprometida
a favor de los demás.