CONTEMPLACION ACCION ORACION MEDITACION LECTURA PREPARACION El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús.
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CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
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CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
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CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
Slide 4
CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
Slide 5
CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
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CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
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CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
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CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
Slide 9
CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
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CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
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CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
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CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
Slide 13
CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
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CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
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CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
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CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
Slide 17
CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
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CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
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CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
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CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
Slide 21
CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
Slide 22
CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
Slide 23
CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
Slide 24
CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
Slide 25
CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
Slide 26
CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
Slide 27
CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
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CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
Slide 29
CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
Slide 30
CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
Slide 31
CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
Slide 32
CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
Slide 33
CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
Slide 34
CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
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CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
Slide 36
CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
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CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
Slide 38
CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
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CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
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CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
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CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
Slide 42
CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
Slide 43
CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
Slide 44
CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
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CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
Slide 46
CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
Slide 47
CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
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CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
Slide 49
CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
Slide 50
CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
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CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
Slide 52
CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
Slide 53
CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
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CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
Slide 55
CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
Slide 56
CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
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CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
Slide 58
CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
Slide 59
CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
Slide 60
CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
Slide 61
CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
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CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
Slide 63
CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
Slide 64
CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
Slide 65
CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
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CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
Slide 67
CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
Slide 68
CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
Slide 2
CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
Slide 3
CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
Slide 4
CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
Slide 5
CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
Slide 6
CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
Slide 7
CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
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CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
Slide 9
CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
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CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
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CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
Slide 12
CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
Slide 13
CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
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CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
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CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
Slide 16
CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
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CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
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CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
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CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
Slide 20
CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
Slide 21
CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
Slide 22
CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
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CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
Slide 24
CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
Slide 25
CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
Slide 26
CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
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CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
Slide 28
CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
Slide 29
CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
Slide 30
CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
Slide 31
CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
Slide 32
CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
Slide 33
CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
Slide 34
CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
Slide 35
CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
Slide 36
CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
Slide 37
CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
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CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
Slide 39
CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
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CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
Slide 41
CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
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CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
Slide 43
CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
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CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
Slide 45
CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
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CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
Slide 47
CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
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CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
Slide 49
CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
Slide 50
CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
Slide 51
CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
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CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
Slide 53
CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
Slide 54
CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
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CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
Slide 56
CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
Slide 57
CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
Slide 58
CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
Slide 59
CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
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CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
Slide 61
CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
Slide 62
CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
Slide 63
CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
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CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
Slide 65
CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
Slide 66
CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
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CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.
Slide 68
CONTEMPLACION
ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
1
2
3
4
5
El lazo más fuerte que nos une a los que nos hemos
congregado en esta Asamblea es la fe en Jesús resucitado,
presente entre nosotros misteriosamente.
Se dice vulgarmente que la fe hace milagros. Más
aún si se trata de la fe de una comunidad reunida en
Asamblea.
Hoy nos convoca el Señor para tomar conciencia de los
males de todo orden que aquejan a la humanidad.
Y nosotros, apoyados en el Señor resucitado, queremos
ese milagro de la
victoria sobre la muerte, la enfermedad y el
pecado.
poner nuestra aportación para
El mejor modo de hacerlo es reconocernos pecadores, y
a partir de esta reconciliación mutua,
comprometernos en una seria lucha contra
el pecado.
INVOCACIÓN
AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, ven.
Necesitamos tu presencia vivificadora
para disponernos a escuchar la Palabra.
Necesitamos tu asistencia
que nos capacite para acoger esa Palabra
en el corazón.
Espíritu de esperanza,
de fe en las promesas,
de paciencia y de vigilia,
haznos dóciles para hacer
lo que nos pide la Palabra.
Amén.
¿QUÉ DICE el texto?
Sb. 1,13-15;2, 23-24
«Dios creó al hombre incorruptible»
Esta primera lectura es una reflexión concisa sobre la
muerte, realizada por un judío que vive en la diáspora griega,
fiel a las enseñanzas del Génesis.
Dios crea el hombre a su imagen y lo hace destinado a la
vida.
La muerte es algo accidental, que al hombre le viene de
fuera, por el pecado.
El autor ve, como buen israelita, una relación estrecha
entre muerte física y muerte moral o pecado.
Hay que decir que la vida muere definitivamente cuando la
asfixiamos en los límites egoístas del para-nosotros.
Tenemos el ejemplo de Jesús, que vivió respondiendo a la
llamada del Padre.
Este venció a la muerte.
Este texto es un caso, muy a la mano, donde la sabiduría
del Antiguo Testamento anticipa la revelación de Cristo.
Esta sabiduría nos dice: Dios es un don de vida y no de
muerte.
Y si la muerte y sus manifestaciones amenazan a la
humanidad, es debido al pecado y maldad del hombre.
«Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de
los vivientes».
Esta lectura se completa con el Evangelio de hoy donde
vemos al Dios del Nuevo Testamento, manifestado en
Jesús de Nazaret, que nos devuelve la vida, que vence a
la muerte.
Sal. 30(29)
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado»
El salmo 30(29) está organizado de esta manera:
a) acción de gracias (vv. 2-6);
b) exposición del caso con sus circunstancias (vv. 78);
c) súplica (vv. 9-11) y d) liberación y acción de
gracias (vv. 12-13).
Es un salmo de acción de gracias por la
liberación de un peligro de muerte.
Es como un canto a la vida después de haber
llegado a gustar ya el amargo sabor de la muerte.
Estar aún con vida, sentirse de nuevo vivo
física o espiritualmente después de un
experiencia de muerte, es como resucitar.
Y es precisamente este contraste entre la
vida y la muerte lo que hace que el salmo se
convierta en un prisma de colores distintos y
enfrentados que constituyen la esencia de la
vida humana.
El P. Alonso Schökel parece recrearse en
destacar estos contrastes: cólera y favor, atardecer
y amanecer, llanto y júbilo, luto y danza, sayal y
vestido de fiesta, silencio y canto.
Con todos estos contrastes, derivados del eje
fundamental «vida - muerte» podemos construir
nuestra propia existencia:
- En positivo, cuando nos apoyamos en Dios.
- En negativo, cuando sólo nos apoyamos en
nosotros mismos.
«El tema fundamental de la muerte y de la vida, la
noche y la mañana, el desconcierto y la confianza, el
luto y la fiesta, permiten transportar este salmo al
momento culminante de estas oposiciones, cuando la
muerte llega al extremo de su audacia y la vida al
extremo de su exaltación: en la muerte y Resurrección
de Cristo. El cristiano, que vive en Cristo, participa con
Él de este luto y fiesta, que forman el ciclo litúrgico y la
sustancia de nuestra vida en Cristo».
(P. Alonso Schökel)
2Co. 8,7-9.13-15
«Distínganse también ahora
por su generosidad»
Sabemos que las comunidades cristianas de Judea,
sobre todo la de Jerusalén, pasaban por una situación
angustiosa, de penuria material.
Pablo organiza colectas en diversas Iglesias con la
idea de comunicar los dones recibidos del Señor.
Para comprender el alcance de esta nivelación que
propone San Pablo a los corintios es necesario conocer
las circunstancias del momento.
En la Iglesia de entonces habían surgido grandes
dificultades entre los cristianos de origen judío y los de
origen pagano.
Esta colecta es un signo de comunión eclesial
que trata de deshacer las diferencias existentes entre
ellos.
Además, la igualdad a que alude San Pablo tiende a
nivelar las diferencias sociales partiendo de una
comunicación en el plano de la fe.
Los cristianos de Jerusalén, pobres en lo material, no
se han reservado para sí los bienes de la salvación sino
que han querido compartirlos.
Así los cristianos de origen pagano deben comunicar
sus bienes materiales.
Pablo se apoya en el ejemplo de Cristo en su
Encarnación.
De este modo un cristiano comprometido en la lucha
por una más justa distribución de los bienes, prolonga la
encarnación de Cristo, es un signo de salvación.
Es necesario que los cristianos estemos presentes en
el combate contra de la injusticia en todas sus formas, que
son otras tantas expresiones del mal.
Quedémonos con una de las frases de San Pablo:
«Jesús por nosotros se hizo pobre, a pesar de que El
era rico, para que pudiéramos hacernos ricos por su
pobreza».
Esto significa que la pobreza no es un valor en sí misma.
En el cristianismo es una condición para servir a los demás
y enriquecer a los demás.
Mc. 5, 21-43
«La niña no está muerta...
está dormida»
EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGUN SAN MARCOS
R/. Gloria a Ti,
Señor.
Dos sanaciones de mujeres
(Mt. 9,18-26; Lc. 8,40-56)
21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró
junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.22 Llega uno
de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, cae a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva»
24
Y se fue con él. Lo seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y
había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien,
yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó
por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro
tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su
cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante Jesús, dándose
cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente
y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31
Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te
oprime y preguntas: `¿Quién me ha tocado?'» 32 Pero él miraba a
su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces,
la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada
y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le
dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu
enfermedad»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la
sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya
al Maestro?» 36 Jesús, que oyó lo que habían dicho, dice al jefe
de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe».
37
Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro,
Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el
alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes
alaridos. 39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotan y lloran? La
niña no ha muerto; está dormida» 40 Y se burlaban de él.
Pero él, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde
estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dice:
«Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo,
levántate»
42
La muchacha se levantó al instante y se puso a andar,
pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de
estupor. 43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y
les dijo que le dieran a ella de comer.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto para interiorizarlo
a) Organización del texto para ayudar a su lectura:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija. Jesús va con él, la gente lo
sigue
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre de una hemorragia irregular
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
v. 29:
La mujer consigue su intento y queda curada
vv. 30-32: La reacción de Jesús y los discípulos
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada por la fe
vv. 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
vv. 37-40: La llegada a la casa de Jairo y la reacción de la gente
vv. 41-43: La resurrección de la niña
b) Desarrollo del texto:
vv. 21-24: El punto de partida: Jairo pierde la hija.
Jesús va con él y la gente lo sigue.
La gente se une a Jesús que ha llegado de la otra orilla.
Jairo, jefe de la sinagoga, pide ayuda para su hija que se
está muriendo.
Jesús va con él y la gente lo acompaña, empujándolo
por todas partes porque todos quieren estar cerca de Jesús
cuando vaya a realizar el milagro.
Y éste es el punto de partida de los dos episodios que
siguen; la curación de la mujer que padece hace ya doce
años a causa de una hemorragia y la resurrección de la niña
de doce años.
vv. 25-26: La situación de la mujer que sufre a causa de
una hemorragia irregular.
¡Doce años de hemorragia!
Por esto, esta mujer vivía marginada, porque en aquel
tiempo la sangre convertía en «impura» (= no podía
acercarse ni entrar al Templo) a la persona y a quien la
tocara.
Marcos dice que la mujer había gastado toda su
fortuna con los médicos, pero en vez de mejorar había
empeorado.
¡Situación sin solución!
vv. 27-28: El razonamiento de la mujer ante Jesús
Ella había sentido hablar de Jesús. Nace en ella una
nueva esperanza.
Se dijo entre sí: «Si consigo tan sólo tocar su
manto, seré curada».
La doctrina de la época decía: «Si toco su manto,
quedaré impuro»
¡La mujer piensa exactamente lo contrario!
Este signo demuestra mucho valor.
Signo también de que la mujer no estaba
completamente de acuerdo con lo que las autoridades
enseñaban.
La mujer se mete en medio de la gente que apretujaba
a Jesús por todas partes, y casi sin ser vista, toca a Jesús.
v. 29: La mujer consigue su intento y queda curada
Precisamente en aquel momento advierte que su cuerpo
ha quedado curado.
Hasta hoy en Palestina, en una curva del camino cerca
del lago de Galilea, vecino a Cafarnaún, se lee sobre una
piedra esta inscripción:
«¡Aquí, en este lugar, la mujer considerada
impura, pero llena de fe,
tocó a Jesús y curó!».
vv. 30-32: La reacción de Jesús y de los discípulos
También Jesús siente que ha salido de Él una fuerza:
«¿Quién me ha tocado?».
Los discípulos reaccionan: «Tú estás viendo que la gente
te estrecha por todas partes y preguntas ¿quién me ha
tocado?»
He aquí de nuevo un pequeño «desacuerdo» entre Jesús
y los discípulos.
Jesús poseía una sensibilidad que no era percibida por los
discípulos.
Estos reaccionan como todos y no entienden la reacción
distinta de Jesús.
Pero Jesús no renuncia y sigue preguntando.
vv. 33-34: La conversación entre Jesús y la mujer curada
por la fe
La mujer percibió que había sido descubierta.
Fue un momento difícil y peligroso.
Pues, según la creencia de la época, una persona impura
que, como aquella mujer, se metía en medio de una multitud,
contaminaba a todo el mundo a través del toque.
Y hacía que todos se volvieran impuros ante Dios (cfr.
Lv.15,19-30).
Por esto, como castigo, podría ser apedreada.
Pero la mujer tuvo el valor de asumir lo que
hacía.
«Atemorizada y temblorosa» cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad.
Jesús dice la palabra final:
«Hija, tu fe te ha salvado e te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu
enfermedad!»:
(a) Bellas palabras, muy humanas.
Llamándola «hija» Jesús acoge a la mujer en la
nueva familia, en la comunidad, que se formaba a su
alrededor.
(b) Aquello que ella pensaba aconteció de hecho.
(c) Jesús reconoce que sin la fe de aquella mujer, él no
hubiera podido hacer el milagro.
vv. 5, 35-36: La conversación entre Jesús y Jairo
En este momento el personal de la casa de Jairo informa
que la niña había muerto.
No hacía falta ya molestar a Jesús.
Para ellos, la muerte era la gran barrera.
¡Jesús no conseguirá ir más allá de la muerte!, según
ellos...
Jesús escucha, mira hacia Jairo y aplica lo que acababa
de presenciar: a saber, que la fe es capaz de realizar lo que
persona cree.
Y dice: «No temas. ¡Basta que tengas fe!»
vv. 37-40: La llegada de Jesús a la casa de Jairo y la
reacción de la gente
Jesús sólo permite a tres discípulos el que vayan con él.
Viendo el alboroto de los que lloran por la muerte de la
niña, dice: «La muchacha no ha muerto, sino
dormida!».
La gente se rió de Jesús...
La gente sabe distinguir cuando una persona está
dormida o cuando está muerta.
Es la «risa» de Sara, es decir, de los que no consiguen
creer que para Dios nada es imposible (cfr. Gn. 17,17;
18,12-14; Lc. 1,37).
También para ellos, la muerte era una barrera que nadie
podía superar.
Ellos «se ríen» de Jesús pero lloran, impotentes y
vencidos, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
Las palabras de Jesús tienen un significado más profundo.
La situación de las comunidades perseguidas del tiempo
de Marcos parecía una situación de muerte.
Ellas tenían que oír: «¡No es muerte! ¡Ustedes están
dormidos! ¡Despiértense!».
Jesús no da importancia a la risa y entra en la habitación
donde está la niña: solamente Él, los tres discípulos y los
padres de la niña.
vv. 41-43: La resurrección de la niña
Jesús toma por la mano a la jovencita y le dice: «¡Talita
kúmi!»
Y ella se levanta.
Gran conmoción.
Jesús conserva la calma y pide que le den de comer a la
niña.
Cristo entra en la habitación donde está la niña, la toma
de la mano, y le dice: «Contigo hablo, niña, levántate»: el
Papa San Juan Pablo II le dijo a los jóvenes:
«... Queridos jóvenes, el mundo está necesitado de
vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del
Maestro: «Contigo hablo, levántate». Estamos viendo
cómo Jesús sale al paso de la humanidad, en las
situaciones más difíciles y penosas. El milagro realizado en
casa de Jairo nos muestra su poder sobre el mal. Es el
Señor de la vida, el vencedor de la muerte.
Sin embargo, no podemos olvidar que, según nos
enseña la fe, la causa primera del mal, de la enfermedad,
de la misma muerte, es el pecado en sus diferentes
formas. En el corazón de cada uno y de cada una anida
esa enfermedad que a todos nos afecta: el pecado
personal, que arraiga más y más en las conciencias, a
medida que se pierde el sentido de Dios. ¡A medida que se
pierde el sentido de Dios!
Sí, amados jóvenes. Estad atentos a no permitir que se
debilite en vosotros el sentido de Dios.
No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo.
Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la
comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la
voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno,
repite: “Contigo hablo, levántate” ( Mc 5, 41)».
La gente «se ríe» de Jesús pero llora, impotente y
vencida, ante la muerte...
Jesús, en cambio, se ríe de la muerte y la vence por
completo.
«Jesús les mandó que dieran a la niña de comer».
La narración acaba con este gesto humano de Jesús:
mientras los padres, y todos, quedan pasmados y sin
reaccionar –no era para menos, para revivir a un muerto es
necesario el poder divino– Él se da cuenta de que la niña
lleva horas sin comer.
El Evangelio ha presentado un doble signo de Jesús, que
se revela como el Dios de la vida:
- Al vencer el poder del diablo, Jesús vence el poder de la
muerte, que se debe a su influjo (Sab. en la 1ª. lectura).
- La hemorroisa era considerada legalmente impura y
debilitada en la raíz de su ser, pues «la sangre es la
vida» (Dt. 12,23).
- Su curación revela a Jesús como el que devuelve la
salud plena y la vida digna.
-Resucitando a la hija de Jairo testimonia que ni siquiera
la frontera de la muerte es inaccesible a su poder.
La hemorroisa y Jairo resaltan una vez más la
importancia de la fe, capaz de obrar milagros:
«tu fe te ha curado»...
«basta que tengas fe».
¿QUÉ NOS DICE el texto?
Tocar a Jesús
Jesús entra en la vida personal e íntima de cada persona, con
respeto y también como en «su casa».
Cada persona que encuentra en su camino terrestre es un
pedazo de sus entrañas, una fibra de su Corazón.
El Hijo de Dios, «rico» en divinidad, se ha hecho «pobre» por
su humanidad.
«Tocarlo» equivale a creer en su presencia y amor.
Entonces es posible hasta nuestra resurrección, gracias a la
suya.
Adhiriéndose a él, la muerte queda vencida, reducida a un
«paso» hacia la vida nueva en Cristo resucitado.
La FE, forma de vida
Ambos milagros del Evangelio están ligados a la fe.
La fe.de la mujer enferma, y la fe de los padres de la
niña muerta.
Porque la FE es ya una forma alta de vida, una fuente
de más vida para el espíritu humano.
En este pasaje Jesús se nos revela como
vencedor de la muerte y de la enfermedad.
En la curación de la hemorroisa y en la
resurrección de la hija de Jairo descubrimos un
anuncio de su propia resurrección en la que
dominará definitivamente a la muerte.
Estos hechos están iluminados por la luz del
misterio pascual.
Al mismo tiempo manifiestan la misión liberadora de
Cristo, concretada en el mundo del dolor y de la muerte, en
los que sufren enfermedad y angustia.
Estos signos que realiza Jesús tienen un profundo
sentido.
La actuación de Jesús expresa la presencia del Padre en
nuestra existencia humana, herida por el pecado.
Una presencia de lucha, dinámica y salvadora, que trata
de arrancarnos de la enfermedad y de la muerte.
Una verdadera lucha partiendo de la acción de nuestra fe.
Apoyados en la fe que Jesús nos pide, somos nosotros
los que superamos la muerte y transfiguramos la
enfermedad.
LA ÑINA NO ESTA MUERTA...
¡ESTA DORMIDA!
¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a DIOS?
Padre bueno,
tú que eres la fuente del amor,
te agradecemos el don
que nos has hecho: Jesús,
palabra viva
y alimento de nuestra vida espiritual.
Haz que llevemos a la práctica
la Palabra que hemos leído
y acogido en nuestro interior,
de suerte que sepamos contrastarla
con nuestra vida.
Concédenos transformarla
en lo cotidiano
para que podamos hallar nuestra felicidad
en practicarla y ser,
entre los que viven con nosotros,
un signo vivo y testimonio auténtico
de tu Evangelio de salvación.
Te lo pedimos por Cristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Amén.
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Contemplemos con San Agustín
«Cuando los apóstoles decían al Señor que la turba le
apretujaba, Él contestó: "Alguien me ha tocado" . Unos
aprietan y la otra le toca. Muchos aprietan
desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan
saludablemente. "¿Quién me ha tocado?" Como si dijera
el Señor: "Busco a los que me tocan, no a los que me
aprietan". Ahora ocurre lo mismo, porque el Cuerpo de
Cristo es su Iglesia, y, mientras la toca la fe de unos
pocos, la aprieta una turba inmensa… La carne empuja,
la fe toca… Levanten, pues, los ojos de la fe y toquen la
orla externa de su vestido, que eso basta para la salud»
Relación con la Eucaristía
La Eucaristía es la celebración sacramental de la
victoria de Cristo sobre la muerte y de la liberación de la
existencia humana.
Sólo nos pide la FE para entrar a comulgar con el Don
de Dios y por Él ser salvados.
La Eucaristía nos levanta de nuestra postración
humana, nos reintegra a la Comunidad y nos da nueva
vida.
Algunas preguntas
para meditar durante la semana
1. ¿De qué maneras puedo traer más vida (en
cualquiera de sus formas) a la gente que me rodea?
2. ¿Estoy yo fuertemente opuesto a la violencia, en
todas sus formas -aborto, guerra, y toda clase de
abusos en contra de la vida-?
3. ¿Sobre qué estoy sosteniendo mi vida? ¿Sobre la
arena movediza de mis propias seguridades o sobre
la roca firme de Dios?
4. Mi comunidad, mi grupo cristiano, ¿están
amenazados por el miedo, la zozobra, la angustia,
el sobresalto? ¿A qué se debe?
5. Después de haber salido de algún apuro grave,
alguna dificultad seria... ¿me sale espontánea la
acción de gracias a Dios? ¿Enseño a la gente a ser
agradecida?
MARIA,
ESTRELLA DE LA
NUEVA EVANGELIZACIÓN,
RUEGA POR NOSOTROS
Carlos Pabón Cárdenas, CJM.