UNA HISTORIA DE SAN MILLÁN ILUSTRADA EN EL SIGLO XI recreada por Gonzalo de Berceo en el XIII Gracias a la rica información.

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Transcript UNA HISTORIA DE SAN MILLÁN ILUSTRADA EN EL SIGLO XI recreada por Gonzalo de Berceo en el XIII Gracias a la rica información.

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UNA HISTORIA DE SAN MILLÁN
ILUSTRADA EN EL SIGLO XI
recreada por Gonzalo de Berceo en el XIII

Gracias a la rica información que nos suministra la propia arca, sabemos que el encargado de programar el mensaje de sus imágenes fue un escriba del monasterio de Suso, llamado Munio. Él mismo no
duda en jactarse de ser un escritor de cuidado estilo. Él se encargaría de seleccionar las imágenes sobre los temas ya conocidos y disponer la creación de otras nuevas, redactar los títulos que las acompañarían y
disponer protocolariamente la representación de los personajes. Aunque hay aspectos devocionales y de política, esencialmente las imágenes del arca pretenden ilustrar la vida de Emiliano.
Munio, ya sea por indicación del abad o por voluntad propia, tomó como referente único para estas imágenes de la vida de Emiliano la hagiografía que había escrito Braulio en el siglo VlI. Creo que para
tomar esta decisión había dos poderosas razones: credibilidad y falta de alternativa. Un santuario, que cuenta con un importante tesoro en su relicario, está obligado a mantener una credibilidad a toda prueba sobre la
autenticidad de sus reliquias, pues en ello se fundamenta el éxito popular de su culto. La obra de Braulio representaba todo un respaldo de legitimidad. Por otro lado, durante los siglos X y Xl todavía no se había
desarrollado una literatura importante que ampliase las noticias ya existentes.
Munio quería un arca de materiales preciosos que enfatizasen el valor de las reliquias mismas. Las gentes del Medievo terminaban por confundir el tesoro material con el espiritual. No podrían entender
que unas reliquias tan extraordinarias tuviesen la menor trascendencia en un contenedor humilde. Había que elegir también los episodios más convenientes en función de los peregrinos que visitarían el santuario. A este
respecto, la biografía de Braulio respondía en forma y modo a estas necesidades. En realidad sobre este tema no había nada nuevo, sólo la ignorancia lleva a algunos historiadores a señalar ciertas novedades en la
cultura de las reliquias y de su culto por parte de los peregrinos en la Europa del siglo Xl. Sin duda, se producen nuevos hallazgos e, incluso, se propicia potenciar su culto, pero formas y argumentos siguen siendo los
mismos. La hagiografía indicaba que la exposición de los episodios de su vida constituía la mejor exhortación que se podía hacer a los fieles. En el siglo Xl, el abad Blas de San Millán, al pedirle al monje GrimaIdo que
escriba la traslación del cuerpo de Felices, le indica cuál es la razón de este escrito: «servir de edificación a las generaciones venideras». Esta obrita contiene ocho milagros, curiosamente todos ellos son curaciones
milagrosas obradas por el poder taumatúrgico de las reliquias. Si Braulio tuvo que seleccionar, para que hubiera un completo muestrario de todos aquellos aspectos que pudieran interesar a los fieles, Munio a su vez
tendrá que reducir lo seleccionado a la superficie disponible para su ilustración en el arca. A pesar de la reducción, suprime algunos prodigios que no tienen interés para las circunstancias del culto en el siglo X[, pero no
duda en reiterar aquellos que se refieren a temas populares en su época. Hay un tipo que le interesa especialmente: las curaciones de los enfermos. Otro aspecto es el referido a las reliquias, una vez muerto los
prodigios siguen repitiéndose en el santuario donde se custodia su cuerpo. Esto ya lo había subrayado Braulio, y lo había cantado Eugenio en su himno. Munio, inspirándose en uno y otro, compone unos versos que
acompañan las imágenes del arca que insisten en los mismos planteamientos. Los que acuden a su santuario afligidos retornan a sus casas alegres por haber alcanzado el remedio que esperaban a sus desesperanzas.
Esto se ha conseguido por el efecto obrado por sus reliquias y el conocimiento que se tiene de sus virtudes. Estas les son mostradas a los peregrinos en las imágenes que decoran el arca. Por lo que yo conozco, las
alusiones que hace a la iglesia como institución que representa la ley entregada por Dios a Moisés son de inspiración propia siguiendo un principio clásico de la teoría de la Iglesia. Con ello alude a la Iglesia como
custodia de las reliquias y como única interprete de las virtudes de Emiliano. Esta iglesia, gestora de la ley divina, figura allí representada también en imágenes: la serie de santos que se reproducen como cariátides
metálicas entre los marfiles.
En función de los beneficios recibidos por los fieles y devotos peregrinos, Munio hace repetir reiteradamente la imagen de agradecimiento de los que han sido bendecidos en sus súplicas. Esta idea de la
gratitud está ya en la obra de Braulio, pero Munio la reitera más veces. Es evidente que los santuarios obtenían pingües intereses por la limosna de los peregrinos, por esta razón era necesario que estos no se olvidaran.
Acompañando las imágenes seleccionadas había que poner obligatoriamente los títulos correspondientes. Esta es una labor que también realiza Munio, generalmente respeta los títulos de los capítulos,
aunque a veces se ve obligado a corregidos o en la sintaxis o en la morfología. Incluso la manera de abreviar las palabras en función del espacio disponible en el marfIl es obra suya, aunque también es cierto que se
aprecian ciertos errores que se deben a malas interpretaciones de su letra por parte de los orfebres.
En la ilustración correspondiente al prodigio de la reiteración del milagro del vino, a Munio se le escapa una palabra en castellano, la preposición «en». Por lo que yo conozco, dejando a un lado las famosas
glosas, aparece aquí, por primera vez en una obra de arte, un término en castellano. Setenta u ochenta años antes de que el célebre cronista de la peregrinación jacobea, Aymeric Pica ud, escribiera que «el ideal de los
peregrinos es visitar su tumba, abrazar su cuerpo y conocer su vida», Munio organizaba el culto a Millán en la iglesia de Yuso con este criterio. Allí, a la vista de todos, sobre el altar mayor del templo, estaba su cuerpo y
las imágenes que les ilustraban sobre su vida y milagros.
(Isisdro G. Bango Torviso)


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AQUI ESCOMIENÇA LA ESTORIA
DE SEÑOR SANT MILLAN
TORNADA DE LATIN EN ROMANÇE,
LA QUAL COMPOSO
MAESTRE GONZALO DE VERCEO

VIDA DE
SAN
MILLÁN
DE LA
COGOLLA

1.Qui la vida quisiere de sant Millán saber,
e de la su istoria bien çertano seer,
meta mientes en esto que yo quiero leer :
verá adó embían los pueblos so aver .
2. Secundo mi creençia que pese al Pecado,
en cabo quando fuere leído el dictado,
aprendrá tales cosas de que será pagado,
de dar las tres meajas non li será pesado.
3. Çerca es de Cogolla de parte d’orïent’.
dos leguas sobre Nágera al pie de Sant Lorent`
El barrio de Verceo, Madriz la yaz present’,
y nació sant Millán, esto sin falliment’.
4. Luego que fue nacido, los que lo engendraron
envuelto en sos paños a ‘glesia lo levaron;
como la leï manda, baptismo demandaron:
diérongelo los clérigos, de crisma lo untaron .
Texto:
OBRA COMPLETA de GONZALO DE BERCEO
Coor. Uría Maqua, edición de Brian Dutton,
CLÁSICOS CASTELLANOS, ESPASA CALPE, 1992
Imágenes:
Tablas de marfil del arca románica que contuvo los restos
de San Millán de la Cogolla


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5. Luego que fue crïado que se podió mandar,
mandólo ir el padre las ovejas curiar;
obedeçió el fijo, fuélas luego guardar
con ábito qual suelen los pastores usar.
6. Guardava bien su grei como muy sabidor ,
so cayado en mano a leï de pastor,
bien referié al lobo e al mal robador,
las ovejas con elli avién muy grand sabor.
7. Avié otra costumne el pastor que vos digo,
por uso una cítara trayé siempre consigo,
por referir el sueño, que el mal enemigo
furtar non li podiesse cordero nin cabrigo.

8. Dioli estraña gracia el Pastor çelestial,
nin lobo nin res mala non li podié fer mal;
tornava so ganado sano a so corral,
fazié a sos parientes servicio natural.


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9. Mas el Rey de gloria que es de grant ambisa,
quiso est ministerio cambiar en otra guisa,
levantarlo del polvo, darli mayor divisa,
lo que quando él quiere, aina lo aguisa.
10. Andando por las sierras, su cayado fincando,
Cumpliendo so offiçio, sus obeias guiando,
Fuelo de fiera guisa el suenno apesgando,
Apremió la cabeza, fosse adormitando.
11. Durmió quanto Dios quiso suenno dulz e temprado,
Mientre iaçie dormiendo fue de Dios aspirado,
Quando abrió los oios despertó maestrado,
Por partirse del mundo oblidó el ganado.
12. Entendió que el mundo era pleno de enganno,
Querie partirse delli, ferse ermitanno,
De levar non asmaba nin conducho nin panno, ,
Façieseli el dia mas luengo que un anno.


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13. Asmó un buen conseio, todo Dios lo obrava,
qe por prender tal vida doctrina li menguabva:
sopo que Sant Feliçes en Billivio morava,
la ora de veerlo veer non la cuidava.
14. Non lo metió por plazo, ni lo quiso tardar,
movióse de la sierra, empeçós’ desprunar ,
por medio de Valpirri un sequero logar,
fasta que en Billivio ovo de arribar .
15. Entró en el castiello, falló al castellero,
al varón benedicto, al feliz cavallero,
al ermitán orando en somo del otero
plus umildosamientre que un monge claustero.
16. Cadióli a los piedes luego que fo sobido:
dissol’: «Mercet te clamo, de voluntat la pido,
por partirme del mundo voto he prometido,
quiérote por maestro, por esso só venido.

17. Querría esta vida en otra demudar,
e vevir solitario por la alma salvar,
de los viçios del mundo me querría quitar ,
pora esso te vengo consejo demandar.


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62. Desend` el omne bueno, en ora buena nado
por temor de los omnes qe serié barruntado,
cambióse del otero, buscó otro collado,
ca de servir a Dios non era enoiado.
63. Quarenta annos vísco solo por la montaña,
nunqa de omne ovo nin solaz nin compaña,
nin vito nin vestido, que es mayor fazaña:
¡confessor tan precioso non nació en España!
64. Benedictos son los montes do est santo andido,
benedictos los valles do sovo ascondido,
Benedictos los árbores so los quales estido,
ca cosa fue angélica de bendictión complido.
65. Creatura fue santa de Dios mucho amado,
qe sin sermón ninguno de Dios fue aspirado,
sufrió tan fuert` lazerio tiempo tan prolongado,
parece bien por oio qe de Dios fue guïado.
66. Pareçe tan grant cosa que de Dios fue guïada,
sinon, non sufririé atan fiera ielada,
nin tantos dias malos, nin tanta espantada,
mas Dios era por todo, la sue vertut sagrada.
67. Tanto podió andar de los omnes fuyendo
paciendo erbeçuelas, aguas frías beviendo,
que vino en Moncayo noches malas prendiendo:
siempre en bien puiaba andando e seyendo


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112. La bestia maledicta plena de travessura
priso forma de carne e umanal figura,
paróseli delant` en una angostura,
Diziéndoli palabras fuertes e de pavura.


118. Luego qe esto disso la bestia enconada,
quiso en el sant` omne meter mano irada,
abraçarse con elli, pararli çancajada,
mas no li valió todo una nuez foradada.
119. El confessor precioso fizo sue oraçión,
«Sennor, qe por tos siervos deñest` prender passion,
tú me defendi oy d`esti tan fuert` bestion,
com` él sea vençudo, e yo sin lisïón».
120. Luego que Millan ovo la oracion finida,
ovo toda la fuerça el dïablo perdida,
fue la sue grant sobervia en el polvo caída,
tanto que non ganara nada en enna venida.

121. Levantó un grant polvo un fiero torbellino
fusso mal crebrantado, diciendo «¡ay mesquino!
siempre oí dezir e sobre mí avino,
que mal dia l`amasco al qi h a mal vezino.»
122. Fusso e desterróse a la tierra estraña,
el confessor preçioso fincó en so montaña.
mientre el sieglo sea e durare España
siempre será contada esta buena fazaña.
123. El bon campeador por toda la victoria
non dio en si entrada a nulla vanagloria;
guardaba bien so corso, tenié bien sue memoria
qe non lo engañase la vida transitoria.


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181. De Parpalinas era un noble senador,
Onorio avié nomne, omne de grand valor,
sufrié un grand enojo, non vidiestes mayor,
solo de ementárvoslo me faze mal sabor .
182. Morava en la casa de esta podestat
un demonio maligno pleno de malvezdad,
fazié en la posada muy fiera suziedat,
teniéla qual si fuesse sue propria eredat,
183. Ouando qerié Onorio taiar sue assadura,
o comer sos conduchos de qualquiera natura,
la bestia maleíta plena de travessura
echávali en ello estiércor a orrura.

193. Sant Millán revestido de los paños sagrados,
echando esta agua con las sues santas manos,
ferié todas las casas e todos los sobrados,
rezando e diziendo ledanía e salmos.
194. El uésped alevoso maguer iazié çerrado,
issio de la celada a todo mal so grado;
paróse muy refazio el traïdor provado,
dizié por tales chufas qe non avrié cuidado.
195. El varon esforzado qe bien lo conoçié,
disso qe sue porfidia nada nol valdrié,
empeçó de cuitarlo quanto máes se podié,
ca seguro estava que Dios non li faldrié.
196. El suçio alevoso quand` se vio cueitado
empeçó a echar piedras al confessor preçiado,
espantarlo cuidaba el falso peiurado,
mas el siervo de Christo avié poco cuidado.
197. Cuitólo con los salmos e con la ledanía,
issió el vezín malo, ovo de ir sue vía,
fizo a la essida una grand villanía,
dezir non vos la quiero, ca vergüença avría.
198. La casa de Onorio qe sedié escarnida,
de la suziedat toda remanso bien guarida;
el benedicto prestre de preciosa vida
tornó a sue ecclesia, la batalla vençida.


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244. End` a pocos de dias qe enfermos qe sanos
cadieron grandes ientes, pueblos muy sobeianos
por veer al sancto omne e besarli las manos,
por qi eran nomnados los montes cogollanos.
245. Fueron desend’ cuytados, ca fazié grand calura,
bebrién de buen grado vino de uva bien madura,
El vasallo de Christo sedié en grant pressura,
ca tenié poco vino, una chica mesura.
246. Padre de los mezquinos el varon esforzado
firme por en las cueitas del Crïador amado,
mandó que s’assentasen las yentes por el prado
qe lis diessen del vino que li avié sobrado.
247. Posáronse las gentes, adussieron el vino,
cabriélo refezmientre en un chico varqino,
mandó el omne bueno al so architriclino
qe non desamparase nin rico nin mezquino.
248. Bendiso él los vasos con la sue santa mano,
ministrólis el vino el so buen escançiano,
non ovo grand ni chico nin enfermo nin sano
qe non tenié el vino delante sobejano.
249. Foron todas las gentes alegres e pagadas,
faziénse del abondo todas maravelladas,
vedién qe vertut era que las avié çevadas,
si non, de treinta tantos non serién abondadas.
250. La caridat perfecta que en Sant Millan era,
E la sancta creençia que es sue compannera,
Essas façien el vino creçer de tal manera:
Do estas se iuntaron nunqua menguó çevera.


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137. Segunt que leemos en la su santa vida,
Bárbara avié nomne esta mugier guarida,
en tierras de Amaya dizen que fue naciida,
Braulio lo diz, qe ovo la verdad escribida.
138. En essa misme tierra, d’essa peña real,
avié una contrecha, end’ era natural,
non mandava los piedes, de niñez fuera tal
non irié por mil marcos del lecho al corral.

141. Fue luego de los omnes presa la mançebiella,
puesta e aguisada en una carretiella;
andidieron con ella, travessaron Castiella,
vinieron a la puerta de la preçiosa çiella.

146. Ovo la mezquiniella a plegar al forado,
«Sennor», disso, «e padre, qe siedes encerrado,
salva esta mezquina, esti cuerpo lazdrado,
cuerpo que de sos piedes es desapoderado.

151. La santa oracion que Sant Millán fazié,
e la santa creençia qe en ella fervié,
foradaron el cielo do el Señor sedié,
en cuya mano todo el conseio yazié.
152. Por amor del buen siervo que Él mucho amava
otorgó a la dueña Dios lo qel’ demandava;
quitóla de la cueita en que presa estava,
¡bendicto sea vaso ond’ tal vertut manava!
153. Desend’ la mancebiella alegre e pagada
despidióse del monge qe la avié sanada;
tornó pora su tierra la bendiçion ganada,
bendiziendo a Dios, a la vertud sagrada.


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281. Martiriando so cuerpo, manteniendo fuert’ vida:
entendió qe Cantabria era a Dios fallida;
si non se mejorase qe serié destruida,
ca éral’ Dios irado, aviéla aborrida.

286. «Sepades, caballero, esto será verdad,
quiérovos descubrir una fuert’ poridad,
uestes vienen estrañas çercar esta çibdad,
qe me darán derecho de la tu malveztad.
287. De exir al torneo tú serás delantero,
de quantos y exieren tú morrás el primero,
destruïrán la villa, no l’ valdrá el otero,
non fincará en ella peón nin cavallero».
288. La profeçía dicha, el buen predicador
tornó a sue eglesia servir al Crïador:
remaneció Cantabria en sue mala error,
si a Millán croviessen, fizieran muy mejor.
289. End’ a pocos de dias por sos graves pecados
vino Leovirgillo con muy grandes fonsados,
desafió Cantabria con todos sos crïados,
echóseli en çerca con muchos lorigados.
290. Empeçol’ a a lidiar muy denodadament’,
quebrantar las adarves por llegar a la gent’,
darlis mala pitança, non sabroso present’,
qual mereçié tal pueblo tan desobedïent’.
291. Issieron los de dentro por con ellos lidiar.
Abundancio primero por el precio ganar,
mas tanto non se pudo del mal passo guardar
qe primero de todos non ovo a finar .
292. Desend’ todos los otros fueron desbaratados,
el pueblo destruído, los muros trastornados;
nunqa jamás non fueron fechos nin restaurados,
aún tres torrejones están hy revellados.
293. Lo qe sant Millán dixo a veerlo ovieron,
de la sue profecía estorcer non podieron;
sí tenién mala vida, ca mala muert’ prisieron,
costáronlis bien caras las rehiertas qe dieron


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295. Esperando la ora quand’ verrié el mandado,
empeçóli un poco a doler el costado,
desend’ el cuerpo todo fue del mal embargado,
entendió bien que era el corso acabado.
296. Clamó sos compañeros quand’ se vio coitado,
Anselmus un buen omne con él l’avié crïado,
otros santos discípulos non de rebez mercado,
fue en muy poca d’ora grand conçejo juntado.
297. Vedién por ojo todos qe se querié passar,
avién de la sue muert’ duelo e grant pesar,
non podién de grand cueita nin leer nin orar,
ca perdién tal conseio qual non podrién trovar.
298. El confessor precioso siempre bien acordado
non perdió sue acuerdo, maguer era cueitado,
castigó sos discípulos, un conviento ondrado,
cómo se mantoviessen quando él fuess’ pasado.
299. Díssolis a la ora de la alma essir:
«Amigos, bien veedes que me quiero morir,
la ora es llegada, quiérome dispidir,
con gracia de vos todos quiero d’est’ sieglo ir»
300. Desend’ alzó a suso la sue mano donosa,
bendíssolos a todos la sue boca preciosa,
comendólos a Dios, a la Virgo gloriosa
qe ellos los guardassen de tacha periglosa.
301. Santigó a si mismo por fer buen complimiento.
tendió ambas sues palmas, iuntólas muy a tiento,
cerró ambos sos oios sin nul conturbamiento,
rendió a Dios la alma, fizo so passamiento.


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482. En Sant Millan vos quiero la materia tornar,
siguir nuestra istoria, nuestro corso guardar,
con unas pocas coplas nuestra obra cerrar,
dezir «tu autem Domine», la lecçion acabar.
483. El Reï de los Cielos al so siervo leal
dióli grand privilegio, un dono speçïal;
quando faze grant seca, tuerce el temporal,
todos por ganar pluya vienen al su portal.
484. Quando devotamientre van al su oradero,
e lievan el so cuerpo do yogo de primero,
esto vid’ por mis ojos e só ende certero,
luego dona Dios pluya e sabroso tempero.
485. Dues campaniellas pienden sobre el so altar
de la soga qe suele la corona colgar;
pueden como dos uevos, non mayores estar,
si omne bien non cata, non las podrié asmar.
486. Aven una vertud grand e maravillosa:
quando de venir ave alguna brava cosa,
o muerte de grant omne o tacha periglosa,
táñense por sí mismas por suerte miraclosa.
487. Assí pueda la gloria del Crïador veer
como por mis oreias las oí yo tañer;
muchos testes podría pora esto aver,
personas coronadas qe son bien de creer.
488. Muchas otras noblezas de preçio muy mayor,
cuntecen en la casa del santo confessor:
Dios por sue santa gracia nos dé la sue amor,
el libro es complido, graçias al Crïador.

489. Gonzalvo fue so nomne qui fizo est’ tractado,
en Sant Millán de Suso fue de niñez crïado,
natural de Verceo, ond’ Sant Millán fue nado,
Dios guarde la su alma del poder del Pecado.
Amén


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CRUZ DE SAN MILLÁN

Nuestro agradecimiento a la Fundación San Millán de la Cogolla
y a Isidro G. Bango Torviso, autor de la obra :

EMILIANO,UN SANTO DE LA ESPAÑA VISIGODA,
Y EL ARCA ROMÁNICA DE SUS RELIQUIAS

Los textos berceanos provienen de

OBRA COMPLETA de GONZALO DE BERCEO
Coordina Isabel Uría Maqua, edición de Brian Dutton,
CLÁSICOS CASTELLANOS, ESPASA CALPE, 1992

BIBLIOTECA GONZALO DE BERCEO
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