santo domingo de guzmán

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Orar con
Santo Domingo
de Guzmán
http://www.dominicos.org/aragon/espiri
Según los testigos
del Proceso
de Canonización
del Santo,
Domingo de Guzmán
fue un contemplativo,
hombre de intensa
y frecuente oración,
que pasaba el día
predicando
y la noche dedicada
a la oración.
Era asiduo y devoto
en la oración,
más que todos los hombres
que haya conocido
(Fr. Esteban de España)
Raramente hablaba,
a no ser con Dios,
ORANDO,
o de Dios
cuando predicaba
(Fr. Juan de España)
Pernoctaba en oración,
y oraba con gemidos
y lágrimas
(Fr. Frugerio Pennese)
Cuando estaba en oración
se le oía decir a gritos:
“Señor, ten piedad de tu pueblo.
¿Qué será de los pecadores?”
(Guillermo Peyronnet)
Se disciplinaba con una cadena
de hierro, que tenía tres
ramificaciones; esto era voz
pública entre los frailes.
(Fr. Juan de España)
Fray Domingo tenía
la costumbre de pernoctar
en la Iglesia:
Oraba, y en la oración
lloraba y gemía mucho
(Fr. Rodolfo de Faenza)
Pernoctaba con frecuencia
en oración en la Iglesia;
lloraba mucho
en la oración.
Esto lo sabe porque
lo presenció muchas veces
(Fr. Pablo de Venecia)
Dedicaba más tiempo
a la oración
que al descanso...
Se abstenía de palabras
ociosas,
y hablaba siempre
de Dios o con Dios
(Fr. Guillermo de Monferrato)
En alguna ocasión le fue
a llamar
cuando estaba orando,
y contempló su rostro
bañado en lágrimas
(Fr. Pablo de Venecia)
Llevaba siempre consigo
el Evangelio de San Mateo
y las Cartas de San Pablo.
Estudiaba mucho
en estos escritos,
hasta el punto
de que los sabía
casi de memoria
(Fr. Juan de España)
Mientras viajaba,
quería siempre disertar
o hablar de Dios,
o enseñar, leer
y orar
(Fr. Ventura de Verona)
El maestro Domingo
nos decía en los viajes:
“Caminad
y pensemos en nuestro
Salvador”.
Y se le oía gemir y suspirar
(Fr. Pablo de Venecia)
Fray Domingo cuando iba por
los caminos se gozaba en las
tribulaciones, y alababa y
bendecía al Señor cantando en
alta voz el himno a María
“Salve, Estrella del Mar”.
(Fr. Bonviso de Piacenza)
Oraba a María, Reina de la
misericordia, bajo cuyo amparo
había puesto su Orden.
(Constantino de Orvieto)
Según el Beato
Jordán de Sajonia,
amigo íntimo,
compañero
inseparable y
sucesor
de Santo Domingo
como Maestro
General de la
Orden Dominicana,
el Santo recitaba
con frecuencia esta
oración...
Señor,
concédeme
la verdadera caridad...
Que sea eficaz
para hacerme cuidar y procurar
la salvación de los hombres...
Pienso que sólo comenzaré
a ser de verdad miembro de Cristo...
cuando ponga todo mi empeño
en desgastarme para ganar almas,
según el modelo del Salvador de todos,
el Señor Jesús,
que se inmoló totalmente
por nuestra salvación.
“Id al mundo entero
Y predicad el Evangelio”
¡Ruega por nosotros
Predicador de la Gracia!