Luis de Góngora

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Transcript Luis de Góngora

Luis de Góngora y Argote
Biografía
1
La obra poética
En su poesía se suelen distinguir dos períodos:
• Período tradicional: se caracteriza por el uso de
formas tradicionales. En la producción poética
de esta etapa (que dura aproximadamente
hasta 1610) se encuentran principalmente
composiciones en metros cortos populares;
• Período culterano: las obras principal de esta
época están representadas por la Fábula de
Polifemo y Galatea, las Soledades y algunos
sonetos.
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Periodo tradicional
Lo más importante de la producción en metros
cortos tradicionales son las letrillas y romances.
En unas y otros es frecuente la utilización de
recursos y motivos propios de la lírica popular;
canciones, bailes, estribillos, rimas asonantes,
irregulares silábicas, etc.
Pero la nota distintiva de Góngora es la
estilización aristocrática de lo popular y la fusión
de la técnica tradicional con los artificios del
estilo barroco: antítesis, metáforas, hipérboles,
etc.
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Las letrillas siempre graciosas y vivaces
oscilan entre lo finamente sentimental y lo
satírico, denunciando la hipocresía social y
los vicios humanos.
Por otra parte, los romances ofrecen también
una muy variada gama: satíricos, líricos, de
tema morisco y caballeresco.
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Romance
[...]
Yo sé de una buena vieja
que fue un tiempo rubia y zarca
aunque al presente le cuesta
harto caro el ver su cara;
porque su bruñida frente
y sus mejillas se hallan
más que roquete de obispo
encogidas y arrugadas.
[...]
(Hagamos una comparación con la
descripción renacentista de la mujer...)
típica
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Poesías en metros cultos: los sonetos
Aparte de los grandes poemas, lo esencial de la
producción gongorina en endecasílabos es una
abundante serie de sonetos.
Lo mismo que en las letrillas y romances, también en
los sonetos se encuentran motivos burlescos,
aplicados a la sátira literaria o personal (véase el
soneto dirigido a Lope de Vega: “Por tu vida,
Lopillo, que me borres”).
Pero las más bellas muestras se encuentran en la
evocación de edificios y ciudades (“Sacros, altos,
dorados chapiteles”, dedicado al Escorial), o en el
tema amorosos entre los que se puede incluir la
siguiente versión barroca del carpe diem:
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Mientras por competir con tu cabello,
oro bruñido el Sol relumbra en vano,
mientras con menosprecio en medio el llano
mira tu blanca frente el lilio bello;
mientras a cada labio, por cogello,
siguen más ojos que al clavel temprano,
y mientras triunfa con desdén lozano
del luciente cristal tu gentil cuello;
goza cuello, cabello, labio y frente,
antes que lo que fue en tu edad dorada
oro, lilio, clavel, cristal luciente,
no sólo en plata o viola truncada
se vuelva, mas tú y ello juntamente
en tierra, en humo, en polvo, en sombra, en nada.
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Periodo culterano
El propósito fundamental de Góngora fue, como
ya hemos dicho, elaborar un mundo de belleza
absoluta estilizando los elementos ofrecidos por
la realidad o substituyéndolos por otros de
superior eficacia estética.
Para ello se valió de un lenguaje culto que no
representaba una novedad absoluta, puesto que
era la máxima intensificación de los recursos
propios de la lírica renacentista. En Góngora
hay, como en Garcilaso, metáforas, cultismos,
mitología, solo que con mayor intensidad.
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El arte de la metáfora fue cultivado por Góngora
con maravilloso acierto.
En sus versos, los montes nevados se convierten
en “gigantes de cristal”, los pájaros en “esquilas
dulces de sonora pluma”, el mar en “cerulea
tumba fría”, en “pabellón de espuma”, en
“húmido templo de Neptuna". Hasta las cosas
más vulgares adquieren, gracias a la metáfora,
un alto prestigio: el aceite será “líquido oro”, los
manteles blancos “nieve hilada”, la carne
“purpúreos hilos de grana fina”, el gallo
“doméstico del sol nuncio canoro”.
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Los temas mitológicos
Los temas mitológicos son utilizados como
simples elementos decorativos, gracias a su
belleza poética y su prestigio, y suponen
también una huida de la realidad cotidiana, dado
el valor metafórico que se les confiere: Orfeo
será la música, Cupido el amor, Neptuno el mar,
etc.
Con los tres recursos de la metáfora, el cultismo, y
la mitología, Góngora consigue crear un
maravilloso universo poético.
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La Fábula de Polifemo y Galatea
La Fábula de Polifemo y Galatea (1612), escrita en
octavas, se basa en un tema de Ovidio: el cíclope
de un solo ojo en la frente –Polifemo- se enamora
de una hermosa ninfa –Galatea. Polifemo,
enfurecido de los celos por los amores del pastor
Acis y la ninfa Galatea, arroja un peñasco sobre
su rival, que queda convertido en riachuelo.
Es quizás el poema más plenamente logrado de
toda la lírica barroca.
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XIII
Ninfa, de Doris hija, la más bella
adora, que vio el reino de la espuma.
Galatea es su nombre, y dulce en ella
el terno Venus de sus Gracias suma.
Son una y otra luminosa estrella
lucientes ojos de su blanca pluma;
si roca de cristal no es de Neptuno,
pavón de Venus es, cisne de Juno.
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XIV
Purpúreas rosas sobre Galatea
la Alba entre lilios cándidos deshoja:
duda el Amor cuál más su color sea,
o púrpura nevada, o nieve roja.
De su frente la perla es, eritrea,
émula vana. El ciego dios se enoja,
y, condenado su esplendor, la deja
pender en oro al nácar de su oreja.
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Las Soledades
Es la muestra más representativa del llamado
gongorismo. Se trata de un largo poema
compuesto en silvas. El tema que desencadena la
obra (el encuentro casual de un joven náufrago
con unos cabreros y unos hombres de mar;
presencia las fiestas con que se solemnizan unas
bodas) sirve de excusa para mostrarnos una serie
de imágenes bucólicas y pastoriles, entre otros.
Las Soledades son las que siguen:
• Soledad de los campos
• Soledad de las riberas
• Soledad de las selvas
• Soledad del yermo
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El valor de las Soledades reside, pues, en la
exuberante pompa de sus adornos, en el brillo
de sus rutilantes metáforas, en sus magníficos
efectos de luz, de color y de música, en la
suprema elegancia de su difícil y recargado
lenguaje.
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