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Victor, Jesús,
y Santiago
Junio de 2007
Introducción
Victor y yo nos conocimos en Used. Desde nuestra
infancia hemos compartido muchas experiencias.
Hace tiempo que hablamos de hacer el camino de
Santiago en bici. Por fin, a los 35 decidimos afrontar la
“aventura” sin saber muy bien lo que nos esperaba.
Con este Power Point pretendemos compartir las
experiencias vividas en el Camino, presentando de manera
sintética fotos, anécdotas, e información básica del camino.
La memoria se desarrolla según un prólogo inicial, las diez
etapas recorridas, las jornadas turísticas finales, el regreso
y las conclusiones de la experiencia vivida.
Esperamos que la difusión de nuestra experiencia anime al
lector a realizar el Camino de Santiago sean cuales sean
los motivos que lo empujen a ello.
Prólogo
Una vez más, la idea de hacer el Camino en bici se lanzó
en febrero de 2007. Pensamos en prepararnos físicamente
antes de tomar en mayo, la decisión definitiva. Para
entonces, y aunque nuestro estado de forma no era el ideal,
decidimos reservar dos semanas de vacaciones en
nuestros respectivos trabajos.
David Bona y su padre Luis nos facilitaron información
sobre el Camino y las credenciales de la Asociación de
Amigos del Camino de Santiago en Zaragoza.
Preparamos las bicis dispuestos a partir desde Torres el
sábado 23 de junio con la incertidumbre sobre las
necesidades de equipaje y dejando demasiados aspectos a
la improvisación.
Etapa I: Torres
23/06/2007
98 Km
Alfaro
6.3 horas
15.5 Km/h
Y llegó el momento. Jorge acercó a su hermano hasta
Torres a primera hora de la mañana. Mientras preparamos
las bicis y el pesado equipaje, Lopes, mi perro, aprovechó
un instante de descuido para zamparse los bocadillos de
Victor, bolsa incluida. ¿Sería algún presagio?
Carmen nos acompañó hasta el Jalón en lo que pudo
considerarse la salida neutralizada y mi padre apareció de
improvisto para despedirnos. Hasta Luceni conocíamos el
camino pero a partir de allí la documentación aportada por
Luis Bona y la señalización con las famosas y hasta
entonces desconocidas flechas amarillas resultaron ser
imprescindibles.
Tras el almuerzo con Sancho Panza en Alcalá de Ebro
llegamos a mediodía a El Bocal donde comimos, echamos
la siesta a orillas del Canal y comenzamos nuestro
particular campeonato de guiñote (Victor 1- Jesús 0).
Pasado el calor de mediodía reemprendimos viaje hasta
Alfaro donde teníamos referencias del original albergue
localizado en la antigua cárcel. Allí nos recibieron tres
chicos franceses que habitaban en el gran edificio.
Una vez duchados e instalados fuimos a sellar la credencial
a la Policía Local donde sorprendentemente averiguamos
que estábamos instalados en el albergue de juventud en
lugar de en el de peregrinos. Hambrientos y cansados
trasladamos todas nuestras cosas al pequeño albergue de
peregrinos donde sin compañía pasamos la primera noche
sorprendidos por los 98 km que habíamos recorrido.
Canal Imperial de Aragón en su nacedero El
Bocal
Etapa II: Alfaro
24/06/2007
88 Km
Logroño
6.0 horas
15.1 Km/h
Con el frescor de la mañana partimos contentos porque el
cansancio era menor de lo esperado y las condiciones de
los caminos de la vega del Ebro presagiaban una buena
etapa. Sin embargo, tras el pincho de tortilla en Calahorra
entramos en pedregosos caminos con continuos toboganes
favoreciendo el pinchazo de mi rueda de atrás.
A pesar de ello llegamos pronto a Logroño. El compresor de
la gasolinera donde paramos deshinchó mi rueda, la bomba
de Victor se estropeó y además quedó inservible una de las
dos cámaras que llevaba. Al final conseguimos llegar a
Logroño preocupados por la continuidad del viaje.
Entramos en Logroño a través del parque del Ebro y allí fue
donde escuchamos por primera vez, sin saber bien su
significado, el saludo de “Buen Camino”.
Entonces no lo sabíamos, pero a partir de esta etapa
diríamos unas 1000 veces “Buen Camino” al saludar a
otros peregrinos. El hecho de que gran parte de los
peregrinos fuesen extranjeros nos contagio la musicalidad
“guiri” de la expresión “Bueeen Caminoooo”.
De la llegada al albergue de Logroño nos sorprendió su
grado de ocupación (88 plazas). Hasta entonces habíamos
hecho el recorrido sin cruzarnos con ningún peregrino pero
al llegar a Logroño tuvimos la sensación de que
empezábamos el verdadero Camino de Santiago.
Había que repostar
Etapa III: Logroño
25/06/2007
79 Km
Belorado
6.7 horas
11.9 Km/h
El tapeo por la calle Laurel fue rápido pues a las 22 horas
debíamos estar acostados. Con el albergue saturado a las
5:30 ya no había quien durmiese así que partimos cuando
las calles de Logroño todavía estaban sin poner.
A pesar del madrugón, hasta la Grajera adelantamos a
numerosos peregrinos a pie que salieron antes que
nosotros. Expectantes, continuamos camino con la
inseguridad de no llevar recambios para las bicis.
El camino entre viñedos era muy agradable aunque siempre
picaba para arriba y la senda de peregrinos obligaba en
ocasiones a desmontar.
A estas alturas, el protocolo ya estaba más que establecido.
Pincho de tortilla en Nájera donde obtuvimos recambios
para la bici y parada en Santo Domingo de la Calzada
donde comimos con Vicente.
Vicente es un bici-peregrino catalán con el que
compartimos algunos kilómetros hasta entrar en los
primeros pueblos de Burgos. Escalador a pie y magnifico
bajador en bici continuó viaje para acercarse al puerto de la
Pedraja mientras nosotros caímos rendidos en Belorado.
A Victor le habían hablado de un relajante muscular, “hielo
balsámico”, para el dolor de piernas así que tras preguntar
en varias farmacias compramos algo parecido. En el
albergue descubrimos que era solo para el descanso de los
pies y ante tal desconcierto decidimos aplicarlo igualmente
a las piernas pensando que al menos no sería malo.
Cruces construidas con ramas por
peregrinos pueblan el camino
Etapa IV: Belorado
26/06/2007
83 Km
Hornillos
6.4 horas
12.9 Km/h
En el albergue de Belorado conocimos a un peregrino de
Brea y a una americana de Hong Kong. Vaya Contraste!
También establecimos contacto por primera vez con Curro
(Estepona-Malaga) con quien Victor entabló una animada
conversación en Inglés hasta que les apercibí de que
ambos eran españoles.
La sobremesa de la cena la pasamos con Curro y Sonia
estudiando el temible perfil de la etapa. Ya por la mañana,
no sé si el frío o la Predaja nos hacían temblar. Además
decidimos afrontar el puerto por el sendero en lugar de por
la alternativa carretera, aunque ello supusiese tener que
desmontar en las rampas más duras.
Subiendo el puerto conocimos a una joven canadiense que
venía andando desde Montpellier (unos 900 km).
Sorprendía la alegría y la ilusión que reflejaba su cara a
pesar de que sus andares no eran los más ortodoxos y que
acarreaba una enorme mochila. A estas alturas sentimos la
verdadera esencia del camino.
Ascendimos Atapuerca para desde la lejanía divisar Burgos.
Su travesía, como la de todas las grandes poblaciones fue
lo más peligroso del camino. En Burgos recibimos dos
consejos que fuimos utilizando a nuestra conveniencia.
Mientras Victor aprovechaba el de “Las prisas no son
buenas ni para comer” yo me aferraba al de “Santiago
espera pero no viene”.
Con la experiencia de Logroño salimos de Burgos para
pernoctar en una población más pequeña llegando hasta
Hornillos del Camino (18 habitantes).
Ascenso a la
Pedraja
merecido
descanso
Etapa V: Hornillos
27/06/2007
94 Km
Lédigos
5.9 horas
15.9 Km/h
De nuevo cogimos las bicicletas “a presión de alubias”,
según la cocinera del bar de Hornillos, sabedores de que
antes del puerto de la Cruz de Hierro nos quedaban dos
etapas más o menos llanas.
La ascensión de la Pedraja no nos había resultado
excesivamente dura y ello incrementaba nuestro optimismo
de llegar a Santiago e incluso nos hacía plantearnos
seriamente el continuar hasta Finisterre.
Dos simpáticos perros nos siguieron a la salida de un
pueblo. Apretamos para ver si con el cansancio desistían
pero tras varios kilómetros solo pudimos deshacernos de
ellos “endosándoselos” a una solitaria peregrina.
Para comer nos ofrecieron en Carrión de los Condes hongos
putrefactos de la zona, pies de pez o alitas de cordero. El
camarero se divirtió un rato a costa nuestra.
En Carrión conocimos a Juan y su perrita Hanna y a los
Bikers de Ribarroja que prosiguieron camino mientras
nosotros hacíamos la pertinente siesta y partida de guiñote.
Tras la larga etapa, llegamos a Lédigos. Allí el Hospitalero,
un tanto peculiar, se acababa de levantar reclamando un
cubata para funcionar. Cenamos espaguetis a la Malagueña
y tomamos unas cervecitas con Curro, Sonia y Juan mientras
Alberto de 12 años, el zaragocista de Benidorm, nos ponía al
día del fútbol.
Por entonces, la atracción del camino nos había poseído y
todavía lejos de Santiago surgían continuos comentarios
acerca de la posibilidad de repetir el Camino a pie.
Juan y su compañera
de viaje Hanna
Etapa VI: Lédigos
28/06/2007
98 Km
Villadangos
6.1 horas
16.0 Km/h
Hanna se había puesto las botas cazando ratones y uno de
ellos atraído por el olor a queso paso la noche dentro de mi
zapatilla. Mientras desayunamos el hospitalero de Lédigos
nos despedía con su Sol y Sombra. En los páramos de
Palencia ya planificamos la etapa pensando en la subida
del día siguiente a la Cruz de Hierro.
Dicen que hacer el camino acompañado no es fácil por las
preferencias de cada uno. Victor y yo lo llevamos bien
aunque nuestras diferencias de carácter alimentaban la
discusión en clave de humor. Victor, tranquilo, provocaba
retrasos en las salidas y a veces frecuentes paradas a por
agua, comer, fumar, untar cremita, etc…
A las 8 todavía hacía frío para salir, a las 10 había que parar
a almorzar, a las 12 ya hacía calor, de hecho hacía calor
hasta las 5 de la tarde y a las 6 había que ir pensando en
parar y buscar alojamiento. Yo, impaciente, ya meaba sin
aparcar la bicicleta y evitaba pararme a atarme la zapatilla
si ello favorecía un ritmo suave pero continuo. Frente a
nuestras discusiones en clave de humor reinó el consenso y
nuestra compenetración fue tal que el saludo a los
peregrinos se convirtió en un rítmico “Buenos días” por mi
parte y un “Buen Camino” por parte de Victor que solía ir
unos pocos metros detrás mío.
Pasado León llegamos a Villadangos donde coincidimos en
el albergue con Curro, Sonia y los sorianos de Salduero que
llevaban incorporada en su bicicleta la caña de pescar. Tras
la etapa más rápida (16 km/h) cenamos todos juntos en un
acogedor mesón con la inminente ascensión a la Cruz de
Hierro (1504 msnm) en nuestra mente.
Salduero boys,
Curro, Sonia y
nosotros.
BiciCaña soriana
Etapa VI: Villadangos
29/06/2007
105 Km
Cacabelos
7.6 horas
13.9 Km/h
A lo largo de esta etapa fuimos coincidiendo con Sorianos y
Malagueños. Los de Salduero patrocinados por el Hostal
Las Nieves llevaban un ritmo vertiginoso. Nos pasaban pero
luego les adelantábamos en alguna de sus famosas
paradas “Mahou”. Tras el almuerzo en Astorga afrontamos
la Cruz de Hierro subiendo al estilo de Vicente.
Casi en el alto paramos a comer en Foncefadón, pueblo en
reconstrucción con un bonito mesón medieval donde
coincidimos con Sorianos, Malagueños y dos chavales
catalanes que hacían el camino en sentido contrario con
idea de llegar a San Fermines . Tras la siesta y guiñote
culminamos la Cruz de Hierro y afrontamos el largo
descenso del puerto.
Como nuestra virtud era la constancia, de nuevo
alcanzamos a Sorianos y Malagueños mientras hacían una
parada Mahou. Victor bajaba con una extraordinaria
precaución así que pronto nos pasaron nuestros
compañeros de viaje mientras Curro comentaba con su
gracia andaluza: “Se lo toma con tranquilidad el Cremita”.
Sorianos y Malagueños pernoctaron antes de Ponferrada
en un agradable pueblo con playa fluvial. Nosotros
decidimos seguir para no arrancar al día siguiente
demasiado lejos del puerto de O Cebreiro. Fue la última vez
que vimos a Malagueños y Sorianos aunque seguimos en
contacto telefónico los días siguientes. Llegamos al límite
de fuerzas hasta Cacabelos en nuestra etapa más larga
(105 km en 7.6 horas sobre la bici) donde también
pernoctaban los Bikers de Ribarroja (Tarragona) y Fernando
(Madrid) con quienes cenamos botillo.
Cruz de Hierro
Se debe depositar una
piedra del lugar de
origen tan grande como
los pecados cometidos.
Etapa VIII: Cacabelos
30/06/2007
74 Km
5.8 horas
Samos
12.7 Km/h
Partimos para afrontar el último puerto leonés y llegar a O
Cebreiro, primer pueblo de Lugo. Llegamos a pie de puerto
almorzados y a una buena hora. Casi los 7 km de subida
los afrontamos a pie junto a la grata compañía de José Mª.
El jubilado tarraconense hacia cada etapa en bici de ida y
vuelta para avanzar con su furgoneta hasta el siguiente
punto de partida.
En las dos horas de subida disfrutamos de su agradable
conversación y compartimos plátanos y las estupendas
cerezas que compramos en O Cebreiro donde nos
despedimos.
Afrontamos el descenso de O Cebreiro pero mi rueda que
resistía desde Logroño a base de hincharla cada día, dijo
basta. Aprovechamos una estupenda sombra para cambiar
de cámara, atacar a los bocatas y echar la partida.
En esta etapa también fuimos coincidiendo con dos
“puretas” de Sabadell. Al menos los bikers de Ribarroja asi
llamaban a los de mediana edad, lo que a nosotros con 35
años ya nos daba que pensar.
Sabadell Team andaba mucho ya que llegaban con el
tiempo justo para tomar su avión en Santiago. Nuestra
filosofía era distinta, condicionados por la etapa siguiente
optábamos por preguntar a mitad de tarde la ocupación de
los albergues y en función de nuestras fuerzas parar. Así
llegamos a Samos donde visitamos el Monasterio, la Capilla
prerrománica y escuchamos cantos gregorianos.
O Cebreiro
Etapa IX: Samos
01/07/2007
93 Km
Ribadiso
6.9 horas
13.4 Km/h
Dejando atrás los puertos leoneses pensamos que el perfil
de las últimas etapas sería más gratificante. Sin embargo
Galicia nos recibió con su típico clima lluvioso.
Galicia es un continuo “sube y baja” que a estas alturas te
rompe las piernas. Así que aprovechando el poco tráfico del
domingo seguimos ruta por carretera unos 40 km hasta
Portomarín donde almorzamos.
Las finas e intermitentes lluvias sembraban la incertidumbre
de si salir o esperar un poco más en cada sitio que
parábamos. Cuando arreciaba un poco nos refugiábamos
en cualquier recoveco y ello nos condicionó la parada a
comer en un entrañable albergue privado en Casanova.
Sacrificando la partida mantuvimos una agradable
conversación con la posadera, nos hicimos unas fotos y
continuamos viaje por la bonita senda de peregrinos con
idea de quedarnos a las puertas de Santiago.
Fue increíble como yendo en bici los paisajes cambiaban
tanto de un día para otro. Habíamos pasado de la vega del
Ebro, a los viñedos riojanos, a los campos de cereales de
Burgos, a los paramos palentinos, montes leoneses y al
verdor gallego en tan solo nueve días. Incluso los trigales
nos recibían con diferente tonalidad de un día para otro.
Los paisajes de Galicia son preciosos pero echábamos de
menos el encanto del camino que habíamos sentido días
atrás ya que al entrar en Galicia el camino había adquirido
un carácter mucho más turístico, con más gente y grupos
organizados.
El camino nos bajaba
continuamente a ver
pastar las vacas para
después ascender
Etapa X: Ribadiso
02/07/2007
53 Km
Santiago
4.8 horas
11.2 Km/h
El albergue de Ribadiso y el paraje donde se encuadra nos
encantó. En Lédigos ya probamos las bondades del jabón
lagarto y los problemas de secar la ropa con lo cual dimos
por muy bien empleados los 4 euros de la lavadorasecadora del albergue de Ribadiso.
Por la mañana partimos con la idea de llegar a Santiago y
avanzar un poco hacia Finisterre. Pero los 40 km que nos
restaban nos parecieron 400. No sé si por los sube y bajas,
por pensar que estábamos a tiro de piedra de Santiago, por
el cansancio acumulado, por las continuas paradas o por
qué otra razón, los kilómetros se hacían eternos registrando
la velocidad más baja del camino (11.2 km/h).
Pensábamos llegar a Santiago para el almuerzo y casi no
llegamos a la hora de comer así que desistimos de
continuar en bici hacia Finisterre.
Con la vuelta sin planificar y desanimados por los últimos
kilómetros, la llegada a Santiago fue más fría de lo
esperado. Recogimos la Compostelana y visitamos la
ciudad con la mente puesta en planificar los siguientes días
y el regreso a Zaragoza.
En esos momentos la bici era un estorbo pero ni mandarla
por paquetería ni la idea de volver en bus o tren con ella
nos convencía. Así que dormimos en un albergue a las
afueras de Santiago y a la mañana siguiente alquilamos un
coche en el que guardar las bicis y hacer turismo lo que nos
quedaba de vacaciones.
Camino Gallego
Jornadas Turísticas
Como en bici no fuimos, visitamos Finisterre con el coche.
Menos mal, porque durante todo el día estuvo lloviendo y la
niebla era muy densa.
Subimos bordeando la costa de la muerte y regresamos por
el interior hasta Santiago continuando de nuevo por la costa
hacia las rías Baixas para pernoctar en Cangas y visitar las
Islas Cies al día siguiente.
Fisterra
Rías Baixas
Subasta de marisco en la cofradía de Villagarcía de Arousa
Islas Cies
El regreso
Cansados, felices y algo contrariados por la multitud de
experiencias vividas observamos nostálgicos a los
peregrinos que iban a Santiago justo por detrás de la
gasolinera burgalesa donde paramos.
Mientras Victor repostaba gasolina yo no pude evitar
acercarme para desear “Buen camino” a los peregrinos. Me
daban ganas de gritarles que nosotros lo acabamos de
hacer pero la timidez me lo impidió. Entonces los peregrinos
me miraron y se echaron a reir abiertamente.
Yo sorprendido me observé comprobando que llevaba
puesta la camiseta con la flecha amarilla que compré en
Santiago, y que curiosamente señalaba en dirección
contraria, hacia casa.
Conclusiones
Dicen que el camino engancha y no les falta razón. Tiene
un encanto especial que lo hace atractivo y que provoca
que la gente repita. Cada meta conseguida te llena de
satisfacción pero siempre hay peregrinos que observas con
admiración y que hacen ver tu “hazaña” insignificante.
Es imposible describir que lo hace tan especial porque cada
peregrino tiene sus motivos. Pero es evidente que el
camino fomenta lazos entre personas muy distintas que se
mueven bajo un objetivo común. El cansancio, la soledad,
el compañerismo, la solidaridad, el espíritu de superación,
son el caldo de cultivo.
Hombres, mujeres, ricos, pobres, niños, viejos, extranjeros,
religiosos, deportistas, turistas, etc… da igual, en el camino
solo somos peregrinos. Personas acostumbradas a vivir con
comodidades y que a lo largo del camino se minimizan
sacando los colores a la sociedad del consumo.
Atrás han quedado 10 etapas para recorrer 865 km de
camino pedaleando durante 63 horas a una media de 13.8
km/h.
En bici, a pie, solo o acompañado son simplemente formas
diferentes de hacer el camino. La excusa perfecta para
volver a Santiago.