La Celebración Eucarística. Ritos de la Santa Misa: Según los testimonios de San Justino mártir, presentes en sus escritos, que datan del siglo II,
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La Celebración Eucarística.
Ritos de la Santa Misa:
Según los testimonios de San Justino mártir, presentes en sus escritos, que datan del siglo II, los cristianos de esos tiempos:
se reunían el domingo,
leían las escrituras de los profetas y apóstoles, luego el que presidía los animaba a imitar lo que ahí decía,
luego, todos oraban de pie por la salvación del mundo entero,
y al finalizar se besaban. El que presidía, bendecía y daba gracias por el pan y el vino que unos hombres le llevaban, luego los llamados diáconos lo repartían entre los presentes y los ausentes.
Este esquema se mantiene, hoy en las celebraciones litúrgicas. Comprende dos grandes momentos que forman una unidad básica: La liturgia de la Palabra universal.
, con las lecturas, la homilía y la oración La Liturgia Eucarística comunión.
, con la presentación del pan y del vino, la acción de gracias consacratoria y la
“La Misa es el sacrificio de la Nueva Ley, instituido por Nuestro Señor Jesucristo, en el cual ofrecemos a Dios el Cuerpo y la Sangre del mismo Jesucristo, bajo las especies del pan y del vino”.
La Misa es ante todo un encuentro con Cristo, donde le damos gracias y le presentamos nuestras intenciones y ponemos en sus manos la Iglesia y a la humanidad.
Estructura de la Misa, sus elementos y partes
.
En la Misa o Cena del Señor el pueblo de Dios es reunido, bajo la presencia del Sacerdote que hace las veces de Cristo , para celebrar el Memorial del Señor o Sacrificio Eucarístico.
Por ello en el celebración de la Misa, en la cual se perpetúa el sacrificio de la cruz, Cristo está presente realmente presente: en la misma asamblea congregada en su nombre, en la persona del ministro, en su Palabra y ciertamente de una manera sustancial y permanente en las Especies Eucarísticas.
La misa como comúnmente llamamos a la Eucaristía consta de dos partes:
1) Liturgia de la Palabra.
2) Liturgia Eucarística.
Ambas tan estrechamente unidas entre si, que constituyen un solo acto de culto. Los demás ritos que observamos dentro de la celebración o pertenecen a la apertura o la conclusión de la celebración.
RITOS INICIALES.
En esta parte se encuentra todo aquello que precede la liturgia de la palabra, es decir: la entrada, el saludo, el acto penitencial, el Señor ten piedad, el Gloria y la oración colecta; que tienen carácter de introducción y preparación.
La finalidad de estos ritos es hacer que los fieles reunidos constituyan una comunidad, una asamblea, a fin de que pueda recibir la Palabra en espíritu de oración y disponibilidad para la conversión para llegar al rito sacramental: “
de este modo la asamblea se dispone a escuchar la Palabra de Dios y a celebrar dignamente la Eucaristía.
” (Ordenación General Misal Romano OGMR, 24)
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Canto de entrada:
Es la primera expresión de la fe, la unidad, el sentido de la celebración y la alegría de hermanos que se reencuentran entre ellos y con su Padre Dios.
Tiene como finalidad fomentar la unión de quienes se han reunido y elevar sus pensamientos a la contemplación del misterio litúrgico o de fiesta, introduciendo y acompañando al Presbítero y sus acompañantes, por lo que deberá terminar al llegar el presidente de la celebración a la Sede.
Así mismo el canto deberá permitir la participación de todo el pueblo y promover su unión, además deberá estar acorde al tiempo litúrgico o fiesta que se celebra.
RITOS INTRODUCTORIOS
Saludo al altar y al pueblo:
Al llegar al presbiterio, el sacerdote saluda al altar en señal de veneración besándolo y según el caso puede también incensarlo, puesto que es símbolo de Cristo, Sacerdote y Víctima del sacrificio de la Nueva Alianza y es el centro de la asamblea sacerdotal que renueva ese mismo sacrificio.
Terminado el canto de entrada, el sacerdote y toda la asamblea hacen la señal de la cruz. Pero sólo el sacerdote dice en voz alta la invocación; el pueblo responde: AMEN.
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Acto penitencial:
Después el sacerdote invita al acto penitencial, que se realiza cuando el pueblo hace la confesión general, expresando su conversión a Dios o penitencia.
Es necesario reconciliarse con los hermanos antes de presentar la ofrenda del altar (Mt 5, 25)
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Gloria:
Es una hermosa doxología o alabanza a Dios, fruto de la inspiración poética de las comunidades cristianas primitivas. Debe cantarse o recitarse todos los domingos fuera del tiempo de adviento y cuaresma. Entre semana se canta según si hay o no alguna festividad.
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Oración colecta:
Es una oración presidencial que recoge, sintetiza y reúne los sentimientos que en silencio ha rezado la asamblea, por ello se llama colecta.
LITURGIA DE LA PALABRA
La Palabra proclamada, no sólo instruye al pueblo y revela el misterio de la salvación que se realiza a través de la historia, sino qué “hace al Señor realmente presente en medio de su pueblo.” Sacrosantum Concilium 7 y 33, Concilio Vaticano II
Los domingos y días de fiesta se proclamarán tres lecturas y el salmo. La primera lectura tomada comúnmente del Antiguo Testamento: Dios que comunica su salvación a través de la Ley y los Profetas, por lo general se relaciona con el tema del Evangelio. La segunda lectura o lectura apostólica se toma del Nuevo Testamento pues nos narra la experiencia cristiana de las primeras comunidades.
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Homilía:
Conviene que sea una explicación de algún aspecto particular de las lecturas de la Sagrada Escritura. Los domingos y fiestas de precepto ha de haber homilía en todas las misas del pueblo. Es una conversación familiar.
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Profesión de fe:
Tiende a que el pueblo dé su asentimiento y respuesta a la Palabra de Dios escuchada en las lecturas y en la homilía y traiga a su memoria, antes de empezar la liturgia eucarística, la norma de su fe.
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Oración universal:
En la oración universal, el pueblo ejercitando su oficio sacerdotal recibido en el bautismo, ruega a Dios por todos los hombres.
LITURGIA EUCARÍSTICA
El sacrificio de la cruz se hace continuamente presente en la Iglesia cuando el sacerdote que representa a Cristo Señor, realiza lo que el mismo Señor hizo y encargó a sus discípulos que hicieran en memoria suya.
De allí que la Iglesia haya ordenado toda la celebración de la liturgia eucarística según estas mismas partes que responden a las palabras y gestos de Jesús.
En efecto: 1) En la preparación de las ofrendas se llevan al altar el pan y el vino con el agua; se repite el gesto de Jesús, es decir se llevan al altar los mismos elementos que Cristo tomó en sus manos.
2) En la plegaria eucarística se da gracias a Dios por toda la obra de la salvación y las ofrendas se convierten en el Cuerpo y la Sangre de Cristo.
3) Por la fracción de un solo pan se manifiesta la unidad de los fieles, y por la comunión, los mismos fieles reciben el Cuerpo y la Sangre del Señor, del mismo modo que los Apóstoles lo recibieron de manos del mismo Cristo.
Preparación de los dones (presentación de las ofrendas): NO SE LLAMA OFERTORIO
Al comienzo de la liturgia eucarística se llevan al altar los dones que se convertirán en el Cuerpo y la Sangre del Señor.
Presentación del pan y del vino:
El sacerdote se acerca al altar, toma la patena con el pan y el cáliz con el vino y pronuncia las oraciones en voz baja.
Lavabo: Luego el sacerdote, de pie a un lado del altar, se lava las manos, expresando el deseo de purificación interior. Su finalidad es simbólica y por ello no se debe sustituir con el lavado de manos hecho en la sacristía antes de misa.
Oración sobre las ofrendas:
De pie y al centro del altar, de cara al pueblo dice con las manos extendidas:
“Orad hermanos para que este sacrificio mío y vuestro sea agradable a Dios Padre Todopoderoso...”
Y el pueblo responde:
“El Señor reciba de tus manos este sacrificio, para alabanza y gloria de su nombre, para nuestro bien y el de toda su santa Iglesia”.
Luego hace la oración correspondiente al día.
Plegaria eucarística:
Inicia con el diálogo introductorio al prefacio: “El Señor esté con vosotros” y termina con el Amén de la doxología, con que la asamblea ratifica su participación en esta Oración presidencial.
Prefacio: Es un himno de acción de gracias al Padre por habernos dado a Jesucristo su Hijo amado. Unas veces se agradecerá por Jesucristo nacido por nuestra salvación, otras porque Cristo ha resucitado, otras porque en Él brilla la esperanza de nuestra redención – resurrección personal.
Sanctus:
Después de concluido el prefacio, toda la asamblea, uniéndose a las jerarquías celestiales canta o recita el santo que es la expresión y el reconocimiento que el creyente hace de la grandeza y santidad de Dios.
Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del Universo.
Llenos están el cielo y la tierra de Tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Hosanna en el cielo.
Relato de la institución:
comed todos de él...” “Tomad y bebed todos de él...” “Tomad y Es el momento cumbre de la Plegaria. El sacerdote, con pequeñas variantes según los esquemas de las Plegarias, repite las palabras y gestos del Señor en el momento de la Institución y muestra en adoración al pueblo el Pan y Vino convertidos en el Cuerpo y la Sangre del Señor.
Al momento de la consagración -desde que el Presbítero impone las manos sobre los dones y hasta la aclamación- los fieles deben permanecer de rodillas como signo de humildad y pequeñez que el hombre reconoce ante la grandeza de Dios que se hace presente eucarísticamente entre la asamblea
congregada “a no ser que lo impida la
estrechez del lugar o la aglomeración de la concurrencia o cualquier otra causa
razonable” OGMR 21
Doxología de alabanza:
omnipotente...” “ Por Cristo con él y en él, a ti, Dios Padre
Corona la Plegaria Eucarística. Es un breve Himno de glorificación al Padre, en el Hijo por el Espíritu Santo. Y se concluye y afirma con la palabra
AMEN
Oración del Señor: El Padre Nuestro
Sintetiza en cierto modo y expresa sentimientos semejantes a los de la Plegaria Eucarística. En él se pide el pan de cada día, con lo que también se alude, para los cristianos, el Pan Eucarístico y se implora la purificación de los pecados, de modo que, en realidad, «las cosas santas se den a los santos». El sacerdote invita a orar, y los fieles dicen, todos a una con él la oración.
El Padre Nuestro en Misa NO SE TERMINA CON EL AMÉN.
La oración que sigue es parte del Padre Nuestro, pero la dice solamente el sacerdote, con las manos extendidas:
Líbranos de todos los males, Señor y concédenos la paz en nuestros días, para que ayudados por tu misericordia, vivamos siempre libres de pecado y protegidos de toda perturbación, mientras esperamos la gloriosa venida de nuestro Salvador Jesucristo.
Rito de la paz:
A continuación el rito de la paz, con el que los fieles imploran la paz y la unidad para la Iglesia y para toda la familia humana y se expresan mutuamente la caridad, antes de la participar de un mismo pan.
La fracción del pan:
El gesto de la fracción del pan, realizado por Cristo en la última Cena, en los tiempos apostólicos fue el que sirvió para denominar a la íntegra acción eucarística. Es rito no solo tiene una finalidad práctica, sino que significa además que nosotros, que somos muchos, en la comunión de un solo pan de vida, que es Cristo, nos hacemos un solo cuerpo. I Co 10, 17
Inmixtión o mezcla:
El celebrante deja caer una parte del pan consagrado en el cáliz, lo que refleja la comunión del celebrante con su Obispo, y en el caso de los Obispos su comunión con el Papa y con los demás Obispos. Es decir la unidad universal.
Cordero de Dios:
Mientras se hace la fracción del pan y la inmixtión, se canta el Cordero de Dios, se hace por lo general tres veces la aclamación, dos con las palabras, "ten piedad de nosotros" y la última vez se concluirá con las palabras, "danos la paz", pero puede cantarse cuantas veces sea necesario para acompañar el rito.
Preparación privada del sacerdote:
El sacerdote se prepara con una oración en secreto para recibir con fruto el Cuerpo y la Sangre de Cristo; los fieles hacen lo mismo orando en silencio.
Invitación a los fieles:
“Este es Cristo el Cordero de Dios...”
El sacerdote muestra a los fieles el Pan Consagrado que recibirán en la Comunión y los invita al banquete de la Cena del Señor.
Comunión de los fieles:
Los fieles participan de la comunión del pan y de ser posible también del vino. El rito de la Comunión no es ni puede hacerse al estilo “autoservicio”. la Comunión es un don del Señor, que se ofrece a los fieles por medio del ministro autorizado para ello “y no se admite que
los fieles tomen por sí mismos el pan consagrado y el cáliz sagrado; y mucho menos que se lo hagan pasar de uno a
otro”. Instrucción Inaestimabile donum 9
¿Después de la comunión, cuál es la mejor forma de agradecer a Dios: hincados o sentados?
[1] [2] [3] La celebración de la Eucaristía tiene carácter comunitario por naturaleza, por ello merecen especial relieve los diálogos entre el celebrante y la asamblea de los fieles y asimismo las aclamaciones asamblea [2] [1] , por ello después de recibir la comunión, lo más recomendable es sentarse y participar del canto de comunión con toda la . Terminada la distribución de la comunión el sacerdote y los fieles, pueden orar un rato recogidos o si se prefiere, puede cantarse un himno, un salmo o algún otro canto de alabanza [3] .
OGMR 14 OGMR 21 y 56i OGMR 56j
Recibimos la Comunión en la mano o en la boca según la costumbre pero SIEMPRE frente al sacerdote o el ministro extraordinario de la Sagrada Comunión. NUNCA DEBEMOS LLEVARNOS LA COMUNIÓN A LA BANCA. No se debe arrebatar la Comunión ni pretender tomarla por sí mismo.
Oración después de la comunión:
El sacerdote ruega para que se obtengan los frutos del misterio celebrado. El pueblo hace suya esta oración con la aclamación: Amén.
RITOS DE CONCLUSIÓN
Consta de dos partes: Saludo y bendición sacerdotal, que en algunos días y ocasiones se amplia o enriquece con la oración "sobre el pueblo" o con otra fórmula más solemne.
La despedida con la que se disuelve la asamblea, para que cada uno vuelva a sus honestos quehaceres, alabando y bendiciendo a Dios. Es bueno recordar a la gente que se pueden retirar cuando el sacerdote y los acompañantes hayan entrado en la sacristía o hayan llegado a la puerta para despedir a los fieles.