Programa Nacional de Riesgos Químicos Las serpientes ocupan un “nicho ecológico” importante en el imaginario popular además de aquel que les corresponde en.

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Transcript Programa Nacional de Riesgos Químicos Las serpientes ocupan un “nicho ecológico” importante en el imaginario popular además de aquel que les corresponde en.

Programa Nacional de Riesgos Químicos
Las serpientes ocupan un “nicho ecológico”
importante en el imaginario popular además de aquel
que les corresponde en los ecosistemas que habitan.
A lo largo de toda la historia, en todas las culturas,
los mitos relacionados con los ofidios han sido
abundantes y dado lugar a leyendas, religiones, ritos,
protagonizado libros religiosos, novelas, películas, y
se han convertido en fuente dadora de elementos
asociados a la cura o a la prevención de
enfermedades, pócimas para el mal de amores, para
la búsqueda de la eterna juventud, para procurar el
bien o el mal.
Desde la Biblia al budismo, desde Cleopatra a los
“hipnotizadores” de serpientes de la India, desde el
caduceo que simboliza la medicina al dios Quetzacoatl
mesoamericano, a través del imaginario del hombre
las serpientes han tenido siempre “algo que decir”.
En nuestro medio están también fuertemente
arraigadas algunas leyendas y fantasías asociadas con
serpientes, algunas de los cuales conspiran contra
principios de precaución y conocimientos que
deberían estar disponibles en el bagaje de
información general al respecto. En algún caso – por
ejemplo - estas leyendas intervienen en forma muy
negativa en la posterior evolución de un paciente
accidentado, por mal desempeño de las acciones de
socorrismo.
Las ilustraciones de una cartilla informativa oficial
de la Dirección Provincial de Medicina Sanitaria de la
Provincia de Buenos Aires*, elaborada por el Profesor
Carlos Grisolia y relacionada, justamente, con
creencias y leyendas populares sobre ofidios en
Argentina, sirvió de base para componer la siguiente
recreación sobre algunas de ellas:
*Creencias y Leyendas sobre las Serpientes. Provincia de Buenos Aires, Ministerio de Salud
- Subsecretaría de Medicina Social. Ministro de Salud : Dr. Gines González García.
Elaboración : Carlos Grisolia - 1989
Los
ofidios
no
tienen
párpados
(característica taxonómica de suborden) lo
que puede dar la impresión, a cualquier
observador, de que tienen una “mirada
penetrante”. A la potencial presa es el
sobresalto de la situación y no la mirada, lo
que eventualmente la “paraliza”.
La creencia dice que esta característica del
sapo le salva la vida. En realidad los sapos
son eslabones anteriores en la cadena trófica
que incluye a muchas serpientes no
venenosas pero no constituyen recursos de
alimentación de los géneros Crotalus y
Bothrops, porque no son detectados por el
órgano termorreceptor (foseta loreal) por ser
– también ellos - homeotermos. Así esos
géneros son indiferentes al sapo.
Se sabe que las serpientes aumentan de
tamaño durante el transcurso de toda su vida,
y que para ello recurren a cambios periódicos
de su piel llamados mudas. Estas mudas, sin
embargo, están mas relacionadas con la edad
del animal que con el calendario, siendo mas
frecuentes en ejemplares jóvenes, que pueden
experimentar dos o tres mudas al año.
La ausencia de oído medio y externo es
otra característica taxonómica de suborden,
por lo tanto, las serpientes no perciben
sonidos transmitidos por el aire (aunque si
son sensibles a los vibraciones que puedan
transmitirse por vía ósea). A los efectos de
este “encantador” la serpiente, por lo tanto,
resulta absolutamente sorda.
Algunos ofidios – en general poco agresivos
y preferentemente huidizos, como ejemplo la
serpiente de coral
– presentan una
característica etológica que ponen en práctica
cuando creen que se encuentran en peligro:
ofrecen su cola (elevada y en rulo, imitando
una cabeza) para que sea atacada por el
eventual agresor, reservando su mordida
como mecanismo de defensa. La observación
de esta conducta posiblemente sea la causa
de esta confusión.
Esta creencia, también generalizada,
lleva por ejemplo a los pescadores y
cazadores a untar su calzado con ajo
antes de salir al campo, especialmente de
noche. Cierto es que el ajo en si mismo
es fruto de leyendas y mitos: además de
serpientes, ahuyenta vampiros y
demonios. Sin embargo, la presencia de
ofidios en plantíos de ajos (y varias
pruebas de laboratorio realizadas),
desmienten esta idea.
Las serpientes pueden elevar bruscamente
hasta dos tercios de su cuerpo para
proyectar su boca hacia la presa. Puede
dar la impresión de que esto es un “salto”,
pero en realidad el animal nunca se
desprende del suelo.
Por otro lado, las personas no constituyen
parte de la dieta habitual de estos
animales: los encuentros entre unos y
otros pueden dar lugar a accidentes por
imprudencia, impericia o negligencia de
las personas, pero no se deben a salidas de
caza de los ofidios ¡!!
Las serpientes son animales solitarios: no
forman parejas, no conforman grupos, no
cuidan a sus crías. Pero por supuesto que
en un ecosistema adecuado, la
posibilidad de hallar más de un ejemplar
no es descabellada. El vínculo es solo
imaginación.
No sabemos de donde surge esta
fantasía, pero es una de las creencias
más ampliamente difundidas en ámbitos
rurales del país. Lo cierto es que las
serpientes
son
anatómicamente
incapaces de succionar; vacas y terneros
son presas demasiado grandes para ser
objeto de su atención; y por otro lado ¡la
vaca no colaboraría!!