Ilustraciones: Alena Urbánková Texto de: Vit Diapka EDITORIAL CCS Estamos en 1800 y en Europa se construyen nuevas fábricas se necesita, cada vez, más personas que trabajen en ellas, sobre todo jóvenes que se.
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Transcript Ilustraciones: Alena Urbánková Texto de: Vit Diapka EDITORIAL CCS Estamos en 1800 y en Europa se construyen nuevas fábricas se necesita, cada vez, más personas que trabajen en ellas, sobre todo jóvenes que se.
Ilustraciones:
Alena Urbánková
Texto de:
Vit Diapka
EDITORIAL
CCS
Estamos en 1800 y
en Europa se
construyen nuevas
fábricas se
necesita, cada vez,
más personas que
trabajen en ellas,
sobre todo jóvenes
que se encuentran
en la miseria, sin
casa ni padres.
A pocos les
interesa su suerte.
Dios piensa en
ellos y suscita una
persona
providencial:
DON BOSCO
Juanito nace el 16
de agosto de 1816
en el Caserío de
I Becchi.
Lo acogen con
cariñosa alegría
pero con temor, su
papa era labrador,
su familia muy
pobre y tenía ya
dos hijos, de modo
que vivían con
estrechez.
El papá muere
cuando Juanito
tenía sólo 2 años.
La mamá Margarita,
era una mujer
valiente y trabajó
duro para sacar a
su familia adelante.
Cada uno de los
hijos tenía que
ayudar en algo.
También Juan
empezó a hacer los
pequeños trabajos
de la casa y a llevar
las vacas a pastar.
Juanito a los nueve
años, tiene un
sueño: se encontró
en un prado lleno
de muchachos que
se pegaban y
decían palabrotas.
Se metió entre ellos
pegándoles. De
repente apareció un
personaje luminoso
que le dijo: “Juan
tienes que ganarlos
no con golpes, sino
con amor, para eso
te daré una
maestra”.
En aquel momento
se presentó una
Señora majestuosa.
Los chicos se
transformaron en
animales salvajes.
La Señora tomó a
Juanito de la mano
y los animales se
convirtieron en
corderos cariñosos.
“Esto es lo que
debes hacer con
mis hijos. ¡A su
tiempo lo
comprenderás!”…
Y Juanito se
despertó.
Gracias al sueño
entendió que podía
hacer más con el
cariño y la alegría
que castigando.
Encontró el camino
para atraer a los
amigos, para
ocuparlos en hacer
el bien y querer a
Dios. Empezó a
estudiar, a hacer
magia y saltos
mortales. Los
espectáculos que
hacía los
interrumpía para
rezar o contar el
Evangelio.
Así sembraba el bien y el amor de
Dios en los corazones.
Juan piensa que Dios le llama a
ser sacerdote. Por eso, saca
tiempo para aprender a leer y
escribir. En las largas tarde de
invierno leía historias a los
familiares y a los amigos.
A Antonio, el hermano mayor,
que no sabía ni leer ni escribir y
que tenía que trabajar mucho, no
le gustaba ver a Juan con libros
en la mano.
La relación entre
ellos fue
empeorando.
Antonio decía que
Juan leía mucho y
trabajaba poco.
Entonces Mamá
Margarita, con gran
dolor de corazón,
decidió mandar a
su pequeño a un
caserío de una
familia amiga. Y así
Juan abandonó su
casa una mañana
de frío invierno.
Lo acogieron en la
granja de los
Moglia. En medio
del trabajo
encontraba tiempo
para estudiar. Hasta
pudo asistir a clase
en invierno.
Volvió a reunir a los
muchachos, les
hacía juegos de
magia, les leía
historietas y rezaba
con ellos. Fue una
buena preparación
para lo que iba a
hacer en la vida.
Ya con quince
años, volvió a su
casa. Antonio,
quería casarse y
estaba más
tranquilo.
Don José Caloso,
un anciano
sacerdote, le animó
a Juan a estudiar.
Lo acogió en su
casa, pero, por
desgracia, murió
repentinamente y
los sueños de Juan
se desvanecieron.
Juan deseaba
mucho estudiar,
pero la escuela de
Castelnuovo
quedaba muy lejos.
Todos los días tenía
que caminar veinte
kilómetros. Los
compañeros de
escuela se burlaban
de él por la pobreza
con que vestía. Y
no entendían por
qué un vaquero
tenía tanto empeño
en estudiar.
Su madre Margarita
no tenía dinero para
pagar los estudios
en Chieri. Entonces
Juan se cargó con
un saco y llamó a la
puerta de sus
vecinos, pidiendo
ayuda. Ellos, que
también eran
pobres, le daban
uvas, maíz, trigo…
Y así, durante todo
el tiempo de sus
estudios, Juan se
pagó el alojamiento
y la alimentación.
A pesar de que
tenía que trabajar
mucho durante el
día para alojarse y
mantenerse, no
quería dejar ni el
estudio ni la
oración.
Con frecuencia se
acostaba muy
tarde.
Su interés por los
amigos dio su fruto.
Como era buen
estudiante ayudó
mucho a sus
compañeros de
clase. Por eso se le
unieron jóvenes
que deseaban
hacer el bien. Se
llamaron la
“Sociedad de
la Alegría”.
Cuando Juan acabó
sus estudios entró
en el seminario,
que era lo que él
quería.
Finalmente se
cumplió el sueño
de Juan: El 5 de
junio de 1841 es
ordenado
sacerdote.
Desde entonces
todos le llamaron
Don Bosco.
Don Cafasso, su
director espiritual,
le hizo ver la
miseria de los
jóvenes de Turín:
jóvenes sin casa,
sin comida, sin
trabajo, sin familia.
Pero Don Bosco no
lo había visto todo
aún. Don Cafasso
lo llevó a las
cárceles donde
estuvo con
muchachos presos.
Con frecuencia
acababan robando
para acallar el
hambre. Don Bosco
se compadeció de
ellos y decidió
hacer algo.
La cárcel no
es sitio para
los
muchachos.
El 8 de diciembre
de 1841, fiesta de la
Inmaculada, se esta
preparando para
celebrar Misa. Un
gofillo había
entrado a la
sacristía. El
sacristán lo echaba
fuera cuando Don
Bosco le dijo: “es
amigo mío”.
Después de la misa
se puso a hablar
con Bartolomé. El
muchacho, le
prometió volver el
domingo siguiente
con sus amigos.
Los amigos de
Garelli fueron para
estar con Don
Bosco. Primero
Misa y después
juegos en el patio.
La amistad de don
Bosco atrajo a
otros mucho
jovencitos. Tantos
que no tenía donde
acogerlos.
Afortunadamente el
señor Pinardi
ofreció un cobertizo
y un patio para
poder jugar los
muchachos.
Del cobertizo
hicieron una
capilla,
habitaciones para
dormir, luego otros
lugares se
transformaron en
talleres y en salas
de estudio. Puso
una escuela y
talleres de
zapatería, sastrería,
imprenta…
No quería sólo
diversión sino
prepararlos para la
vida.
Se interesó por su
trabajo en la
ciudad, sobre todo
por el de los que
salían de la cárcel,
porque no tenían
muchas
oportunidades de
encontrarlo.
Quería que se
firmaran
contratos con
los patronos,
con menos
horas de
trabajo y
pausas para
descansar.
No todos
aprobaban las
actuaciones de Don
Bosco. Se ganó
unos cuantos
enemigos: unos
creyeron que
estaba loco y otros
intentaron matarlo.
Afortunadamente,
cuando el peligro
era grave intervenía
siempre un perrazo:
el gris que le
salvaba la vida.
Después, el perro
desaparecía de
repente, como
había aparecido.
Mucho trabajo,
poco descanso y
mucha tensión
llevaron a Don
Bosco al borde de
la muerte. El
médico se mostró
pesimista, pero
centenares de
muchachos rezaron
durante varios días.
Y algunos días
después, Don
Bosco recuperó la
salud y al verlos,
exclamó: “Os
aseguro que a
partir de ahora, mi
vida os pertenece”.
Don Bosco tenía
muchos proyectos
en la cabeza pero
no podía realizarlos
él solo.
El 23 de enero de
1854 invitó a
algunos jóvenes a
que se quedaran
con él. Los que
dijeron SÍ formaron
una comunidad de
consagrados:
Los
Salesianos.
Uno de los
muchachos que
fueron junto a Don
Bosco para vivir y
estudiar era
Domingo
Savio.
Un muchacho que
quería dedicar su
vida a ayudar a
otros muchachos.
Por desgracia cayó
gravemente
enfermo y el 9 de
marzo de 1857
murió a los 15
años.
El Papa Pío XII lo
proclamó santo en
1954.
No eran sólo los
muchachos y los
jóvenes los que
buscaban a Don
Bosco.
Numerosas
personas de
diversos estados y
de diferentes
países acudían a él
para confesarse y
hallar respuesta a
sus interrogantes.
Don Bosco no se
preocupó sólo de
los muchachos.
Conoció a María
Domenica
Mazarello y a otras
jóvenes que
querían trabajar a
favor de las niñas
pobres.
Fundaron juntos el
Instituto de las
Hijas de María
Auxiliadora,
que también
se llaman
Salesianas.
Los años vuelan y
Don Bosco es ya un
anciano. Un día
tuvo que quedarse
en cama y ya no se
levantó. Falleció el
31 de enero de 1888
después de haber
dicho a los
Salesianos:
“Decid a mis
muchachos
que los espero
a todos en el
Paraíso”.
Don Bosco puso en
marcha una manera
de educar propia.
Se denomina
“Sistema
Preventivo”.
Se apoya en tres
elementos:
“Razón,
Religión y
Amor”.
Ayuda a los jóvenes
a ser honrados
ciudadanos y
buenos cristianos.
Los Salesianos
están en el mundo
en más de 120
países. Y, siguiendo
a Don Bosco,
continúan
educando a
millares de jóvenes,
siempre
necesitados de que
se les quiera.
Don Bosco fue
declarado
santo en 1934.
Los Salesianos
vinieron a España
en 1881 y abrieron
la primera casa en
Utrera.
Título original checo: DON BOSKO
Ilustraciones: Alena Urbánková
Texto original: Vit Diapka, sdb.
EDITORIAL
CCS