6 – La Torre de Babel

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Transcript 6 – La Torre de Babel

La Torre de Babel
Génesis 11,1-10
Zigurats de Babilonia
1
Todo el mundo hablaba una misma
lengua y empleaba las mismas palabras.
Y cuando los hombres emigraron desde
Oriente, encontraron una llanura en la
región de Senaar y se establecieron allí.
Entonces se dijeron unos a otros:
“¡Vamos!
Fabriquemos
ladrillos
y
pongámolos a cocer al fuego”. Y usaron
ladrillos en lugar de piedra, y el asfalto les
sirvió de mezcla.
Después dijeron:
“Edifiquemos una ciudad, y también una
torre cuya cúspide llegue hasta el cielo,
para perpetuar nuestro nombre y no
dispersarnos por toda la tierra”.
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Pero YHVH bajó a ver la ciudad y la torre
que los hombres estaban construyendo, y
dijo: “Si esta es la primera obra que
realizan, nada de lo que se propongan
hacer les resultará imposible, mientras
formen un solo pueblo y todos hablen la
misma lengua. Bajemos entonces, y una
vez allí, confundamos su lengua, para
que ya no se entiendan unos a otros”. Así
el Señor los dispersó de aquel lugar,
diseminándolos por toda la tierra, y ellos
dejaron de construir la ciudad. Por eso se
llamó Babel: allí, en efecto, YHVH
confundió la lengua de los hombres y los
dispersó por toda la tierra.
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PRÓLOGO A LA GRAMÁTICA DE LA LENGUA CASTELLANA
Antonio de Nebrija (Salamanca, 1492)
“Cuando bien
comigo
pienso,
mui
esclarecida Reina (doña Isabel), i pongo
delante los ojos el antigiiedad de todas las
cosas, que para nuestra recordación y
memoria quedaron escriptas, una cosa
hállo y: sáco por conclusión mui cierta:
que siempre la lengua fue compañera del
imperio; y de tal manera lo siguió, que
junta mente començaron, crecieron y
florecieron, y después junta fue la caida
de entrambos.”
“El tercero (argumento a favor de la gramática)
provecho deste mi trabajo puede ser aquel que,
cuando en Salamanca di la muestra de aquesta
obra a vuestra real majestad, y me preguntó que
para qué podía aprovechar, el mui reverendo
padre Obispo de Avila me arrebató la respuesta;
y respondiendo por mi dixo que después que
vuestra Alteza metiesse debaxo de su iugo
muchos pueblos bárbaros y naciones de
peregrinas lenguas, y con el vencimiento
aquellos ternían necessidad de recebir las leies
quel vencedor pone al vencido, y con ellas
nuestra lengua, entonces, por esta mi arte,
podrían venir en el conocimiento della, como
agora nos otros deprendemos el arte de la
gramática latina para deprender el latin.”
PENTECOSTÉS (Hechos 2,1-18)
2,1 Al llegar el día de Pentecostés, estaban
todos reunidos en el mismo lugar. 2 De pronto,
vino del cielo un ruido, semejante a una fuerte
ráfaga de viento, que resonó en toda la casa
donde se encontraban. 3 Entonces vieron
aparecer unas lenguas como de fuego, que
descendieron por separado sobre cada uno de
ellos. 4 Todos quedaron llenos del Espíritu
Santo, y comenzaron a hablar en distintas
lenguas, según el Espíritu les permitía
expresarse.
Había en Jerusalén judíos piadosos, venidos
de todas las naciones del mundo. 6 Al oírse
este ruido, se congregó la multitud y se llenó
de asombro, porque cada uno los oía hablar
en su propia lengua. 7 Con gran admiración y
estupor decían: «¿Acaso estos hombres que
hablan no son todos galileos? 8 ¿Cómo es que
cada uno de nosotros los oye en su propia
lengua? 9 Partos, medos y elamitas, los que
habitamos en la Mesopotamia o en la misma
Judea, en Capadocia, en el Ponto y en Asia
Menor, 10 en Frigia y Panfilia, en Egipto, en la
Libia Cirenaica, los peregrinos de Roma, 11
judíos y prosélitos, cretenses y árabes, todos
los oímos proclamar en nuestras lenguas
las maravillas de Dios».
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Unos a otros se decían con asombro:
«¿Qué significa esto?». 13 Algunos,
burlándose, comentaban: «Han tomado
demasiado vino». 14 Entonces, Pedro
poniéndose de pie con los Once, levantó
la voz y dijo: «Hombres de Judea y todos
los que habitan en Jerusalén, presten
atención, porque voy a explicarles lo que
ha sucedido. 15 Estos hombres no están
ebrios, como ustedes suponen, ya que no
son más que las nueve de la mañana, 16
sino que se está cumpliendo lo que dijo el
profeta Joel:
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17 En
los últimos días, dice el Señor,
derramaré mi Espíritu sobre todos los
seres humanos
y profetizarán sus hijos y sus hijas;
los jóvenes verán visiones
y los ancianos tendrán sueños proféticos.
18 Más aún, derramaré mi Espíritu
sobre siervos y servidoras,
y ellos profetizarán.
Frei Betto
Babel: Frei Betto
Si consideramos que el ser humano surgió hace
unos 200 mil años, la ciudad es un invento
relativamente
reciente.
Durante
milenios
nuestros ancestros vivieron como nómadas
recolectores y poco a poco las técnicas de
producción
de
alimentos
los
fueron
estableciendo como agricultores y ganaderos.
Durante ese largo período había una relación
directa, incluso religiosa, entre el ser humano y
la naturaleza. Nuestros antepasados se
alimentaban sin alterar los ecosistemas, las
biomasas, la biodiversidad.
Esa relación se alteró con la llegada de
las ciudades. Y uno de los relatos más
significativos de cómo sucedió lo es el
episodio bíblico de la torre de Babel.
Babel es un semantema de Babilonia.
Deriva de la raíz hebrea ‘bil’, que
significa confundir. Narra el texto bíblico
que Yhvh, al observar Babel, se
convenció de que los humanos se
encerraban en sus propios y ambiciosos
proyectos.
“Todos se servían de la misma lengua”.
No había diversidad de enfoques y de
opiniones. El punto de vista de uno -el jefe
del clan, en fin un poderoso- era el punto
de vista de todos. Y la actividad
agropastoril igualaba a las personas.
La invención del ladrillo y de la argamasa
provocó un movimiento migratorio del
campo a la ciudad. Los humanos
decidieron "construir una ciudad”: Babel.
El versículo 4 da cuenta de las propuestas de
construcción de la ciudad y de la torre y destaca
el motivo principal de tal disposición: "Para
hacernos famosos y no nos dispersemos por
la faz de la tierra”. Importaba la fama, poseer
un nombre superior a los demás y permanecer
segregado, seguro.
La revolución tecnológica representada por el
ladrillo imprime a los humanos la conciencia de
que no están ya condicionados por la
naturaleza. Se invierte la relación. Ahora es el
ser humano quien condiciona a la naturaleza. La
transforma en arte-facto.
Desprendido del ciclo de la
naturaleza, el ser humano ya no
funda su identidad en los vínculos
comunitarios de la sociedad agraria.
Se convierte en señor de su propio
destino, libre de los cambios
ecológicos que antes creaban en él
la sensación de fatalidad y de
temporalidad cíclica.
Yhvh confundió el lenguaje de los
habitantes de Babel y los dispersó.
Dios pone límite a la desmesura del
poder
y reveló ser obra de Dios la
diversidad de puntos de vista y de
opiniones,
contraria a la identificación entre
autoridad y verdad.