"Diáspora" de Manuel Vicent

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COMENTARIO DEL TEXTO
“DIÁSPORA”
MANUEL VICENT, EL PAÍS, ENERO 2013

Ningún cerebro humano es mejor que otro al nacer, en cualquier rincón del
mundo. El cerebro es, sin duda, la principal fuente de riqueza, la única energía
realmente sostenible, renovable e inagotable. España se ha permitido el lujo de
tirar cerebros a la basura durante siglos, lo que equivale a un crimen histórico
contra la inteligencia, el mismo delito que se comete hoy cuando se recorta el
presupuesto de educación. Recuerdo a algunos compañeros de escuela en el
pueblo, cuyo talento fue desperdiciado por la pobreza y la incuria de la posguerra.
Eran inteligentes, despiertos, ávidos por aprender. Pudieron haber sido
ingenieros, médicos, científicos. A varias generaciones de niños como aquellos con
los que yo jugaba en el recreo, la España negra solo les dejó las manos para
trabajar. En pleno franquismo tres millones tuvieron que irse de peones a Europa.
Sucedió lo mismo cuando en plena fiebre del ladrillo España se vio inundada por
oleadas de inmigrantes. Nuestro territorio se hallaba situado en el lugar
geográfico ideal: a solo 11 kilómetros de África, con la ventaja del mismo idioma
para los latinoamericanos y un sol de invierno radiante contra el frío de los países
del Este y encima en este caso tampoco se requería ninguna preparación, ninguna
ciencia, solo las manos para subir al andamio, servir copas, recoger fruta y limpiar
retretes. El desprecio de nuestro país por la inteligencia ha producido varias
diásporas. En el siglo XV los cristianos expulsaron a los judíos; la Inquisición llevó
a la hoguera o metió en las mazmorras a quienes se atrevían a investigar. Los
sucesivos espadones del siglo XIX llenaron Francia e Inglaterra de liberales
españoles que huyeron para salvar el pellejo, entre ellos Goya y Blanco White,
pero eso no fue nada si se compara con el medio millón de republicanos que fueron
brutalmente condenados al exilio al final de la Guerra Civil junto con nuestros
mejores intelectuales, escritores y científicos. Ahora llega la última diáspora. La
desidia y el desprecio por la inteligencia están produciendo una fuga de cerebros.
Jóvenes científicos, biólogos, ingenieros, tenazmente preparados aquí, cuya
energía intelectual es la única fuerza genuina para salir de la crisis, se van fuera a
dar sus frutos. La maldición de siempre.
IDEAS PRINCIPALES

Ningún cerebro humano es mejor que otro al nacer, en cualquier rincón del mundo. El cerebro es, sin duda, la principal
España se ha
permitido el lujo de tirar cerebros a la basura durante
siglos, lo que equivale a un crimen histórico contra la inteligencia, el mismo delito que
se comete hoy cuando se recorta el presupuesto de
educación. Recuerdo a algunos compañeros de escuela en el pueblo, cuyo talento fue desperdiciado por la
fuente de riqueza, la única energía realmente sostenible, renovable e inagotable.
pobreza y la incuria de la posguerra. Eran inteligentes, despiertos, ávidos por aprender. Pudieron haber sido ingenieros,
médicos, científicos. A varias generaciones de niños como aquellos con los que yo jugaba en el recreo, la España negra
solo les dejó las manos para trabajar. En pleno franquismo tres millones tuvieron que irse de peones a Europa. Sucedió
lo mismo cuando en plena fiebre del ladrillo España se vio inundada por oleadas de inmigrantes. Nuestro territorio se
hallaba situado en el lugar geográfico ideal: a solo 11 kilómetros de África, con la ventaja del mismo idioma para los
latinoamericanos y un sol de invierno radiante contra el frío de los países del Este y encima en este caso tampoco se
requería ninguna preparación, ninguna ciencia, solo las manos para subir al andamio, servir copas, recoger fruta y
El desprecio de nuestro país por la inteligencia
ha producido varias diásporas. En el siglo XV los cristianos expulsaron a los judíos;
limpiar retretes.
la Inquisición llevó a la hoguera o metió en las mazmorras a quienes se atrevían a investigar. Los sucesivos espadones
del siglo XIX llenaron Francia e Inglaterra de liberales españoles que huyeron para salvar el pellejo, entre ellos Goya y
Blanco White, pero eso no fue nada si se compara con el medio millón de republicanos que fueron brutalmente
condenados al exilio al final de la Guerra Civil junto con nuestros mejores intelectuales, escritores y científicos. Ahora
La desidia y el desprecio por la inteligencia
están produciendo una fuga de cerebros. Jóvenes científicos, biólogos,
llega la última diáspora.
ingenieros, tenazmente preparados aquí, cuya energía intelectual es la única fuerza genuina para salir de la crisis, se
van fuera a dar sus frutos. La maldición de siempre.
IDEAS SECUNDARIAS

Ningún cerebro humano es mejor que otro al nacer, en cualquier rincón del mundo. El
cerebro es, sin duda, la principal fuente de riqueza, la única
energía realmente sostenible, renovable e inagotable. España se ha
permitido el lujo de tirar cerebros a la basura durante siglos, lo que equivale a un
crimen histórico contra la inteligencia, el mismo delito que se comete hoy cuando se
recorta el presupuesto de educación. Recuerdo a algunos compañeros de escuela en el
pueblo, cuyo talento fue desperdiciado por la pobreza y la incuria de la posguerra. Eran
inteligentes, despiertos, ávidos por aprender. Pudieron haber sido ingenieros, médicos,
científicos. A varias generaciones de niños como aquellos con los que
yo jugaba en el recreo, la España negra solo les dejó las manos
para trabajar. En pleno franquismo tres millones tuvieron que irse de peones a
Europa. Sucedió lo mismo cuando en plena fiebre del ladrillo España se vio inundada
por oleadas de inmigrantes. Nuestro territorio se hallaba situado en el lugar geográfico
ideal: a solo 11 kilómetros de África, con la ventaja del mismo idioma para los
latinoamericanos y un sol de invierno radiante contra el frío de los países del Este y
encima en este caso tampoco se requería ninguna preparación, ninguna ciencia, solo las
manos para subir al andamio, servir copas, recoger fruta y limpiar retretes. El desprecio
de nuestro país por la inteligencia ha producido varias diásporas. En el siglo XV los
cristianos expulsaron a los judíos; la Inquisición llevó a la hoguera o metió en las
mazmorras a quienes se atrevían a investigar. Los sucesivos espadones del siglo XIX
llenaron Francia e Inglaterra de liberales españoles que huyeron para salvar el pellejo,
entre ellos Goya y Blanco White, pero eso no fue nada si se compara con el medio millón
de republicanos que fueron brutalmente condenados al exilio al final de la Guerra Civil
junto con nuestros mejores intelectuales, escritores y científicos. Ahora llega la
última diáspora. La desidia y el desprecio por la inteligencia están produciendo
una fuga de cerebros. Jóvenes científicos, biólogos, ingenieros,
tenazmente preparados aquí, cuya energía intelectual es
la única fuerza genuina para salir de la crisis, se van
fuera a dar sus frutos. La maldición de siempre.
TEMA

Crítica a la actitud sistemática de España de
despreciar la inteligencia y no invertir en
(potenciar) su desarrollo.
RESUMEN

Tomamos las ideas principales y las secundarias
y las reinterpretamos (sin añadir elementos
propios valorativos), consiguiendo un nuevo texto
en un solo párrafo en el que aparezca lo
sustancial y esencial del texto original.
RESUMEN

España mantiene, a lo largo de la historia, una
constante actitud de menosprecio por la
inteligencia, que ha favorecido siempre la salida
del país de los intelectuales más sobresalientes y
las mentes anónimas mejor preparadas. Así pasó
por ejemplo, con Goya o Blanco White, y, hoy en
día, como resultado de los recortes en la
educación, volverá a suceder con tantos otros
jóvenes cuya preparación intelectual podría ser la
única salida a la crisis que actualmente nos
atenaza.
ESTRUCTURA
INTRODUCCIÓN

Ningún cerebro humano es mejor que otro al nacer, en
cualquier rincón del mundo. El cerebro es, sin
duda, la principal fuente de riqueza, la
única energía realmente sostenible,
renovable e inagotable. España se ha
permitido el lujo de tirar cerebros a la
basura durante siglos, lo que equivale a
un crimen histórico contra la inteligencia,
el mismo delito que se comete hoy
cuando se recorta el presupuesto de
educación
DESARROLLO

Recuerdo a algunos compañeros de escuela en el pueblo, cuyo talento fue
desperdiciado por la pobreza y la incuria de la posguerra. Eran inteligentes,
despiertos, ávidos por aprender. Pudieron haber sido ingenieros, médicos, científicos.
A varias generaciones de niños como aquellos con los
que yo jugaba en el recreo, la España negra solo les
dejó las manos para trabajar. En pleno franquismo tres millones
tuvieron que irse de peones a Europa. Sucedió lo mismo cuando en plena fiebre del
ladrillo España se vio inundada por oleadas de inmigrantes. Nuestro territorio se
hallaba situado en el lugar geográfico ideal: a solo 11 kilómetros de África, con la
ventaja del mismo idioma para los latinoamericanos y un sol de invierno radiante
contra el frío de los países del Este y encima en este caso tampoco se requería
ninguna preparación, ninguna ciencia, solo las manos para subir al andamio, servir
copas, recoger fruta y limpiar retretes.
El desprecio de nuestro país
por la inteligencia ha producido varias diásporas. En el
siglo XV los cristianos expulsaron a los judíos; la Inquisición llevó a la hoguera o
metió en las mazmorras a quienes se atrevían a investigar. Los sucesivos espadones
del siglo XIX llenaron Francia e Inglaterra de liberales españoles que huyeron para
salvar el pellejo, entre ellos Goya y Blanco White, pero eso no fue nada si se compara
con el medio millón de republicanos que fueron brutalmente condenados al exilio al
final de la Guerra Civil junto con nuestros mejores intelectuales, escritores y
científicos.
CONCLUSIÓN
Ahora
llega la última diáspora.
La desidia y el desprecio por la
inteligencia están produciendo
una fuga de cerebros. Jóvenes
científicos, biólogos, ingenieros,
tenazmente preparados aquí, cuya
energía intelectual es la única fuerza
genuina para salir de la crisis, se
van fuera a dar sus frutos. La maldición
de siempre.
TESIS


Al fomentar los recortes en educación volvemos a
cometer el mismo error de siempre: el desprecio
por la inteligencia que obliga a nuestras mentes
más preparadas a buscar refugio en otros países.
Es una tesis paralela e implícita (o explícita pero
enunciada de formas diferentes).
ARGUMENTOS
EXPERIENCIA PERSONAL

Ningún cerebro humano es mejor que otro al nacer, en cualquier rincón del mundo. El
cerebro es, sin duda, la principal fuente de riqueza, la única energía realmente sostenible,
renovable e inagotable. España se ha permitido el lujo de tirar cerebros a la basura durante
siglos, lo que equivale a un crimen histórico contra la inteligencia, el mismo delito que se
comete hoy cuando se recorta el presupuesto de educación. Recuerdo a algunos
compañeros de escuela en el pueblo, cuyo talento fue
desperdiciado por la pobreza y la incuria de la posguerra.
Eran inteligentes, despiertos, ávidos por aprender. Pudieron haber sido ingenieros,
médicos, científicos. A varias generaciones de niños como aquellos con los que yo jugaba en
el recreo, la España negra solo les dejó las manos para trabajar. En pleno franquismo tres
millones tuvieron que irse de peones a Europa. Sucedió lo mismo cuando en plena fiebre del
ladrillo España se vio inundada por oleadas de inmigrantes. Nuestro territorio se hallaba
situado en el lugar geográfico ideal: a solo 11 kilómetros de África, con la ventaja del mismo
idioma para los latinoamericanos y un sol de invierno radiante contra el frío de los países
del Este y encima en este caso tampoco se requería ninguna preparación, ninguna ciencia,
solo las manos para subir al andamio, servir copas, recoger fruta y limpiar retretes. El
desprecio de nuestro país por la inteligencia ha producido varias diásporas. En el siglo XV
los cristianos expulsaron a los judíos; la Inquisición llevó a la hoguera o metió en las
mazmorras a quienes se atrevían a investigar. Los sucesivos espadones del siglo XIX
llenaron Francia e Inglaterra de liberales españoles que huyeron para salvar el pellejo,
entre ellos Goya y Blanco White, pero eso no fue nada si se compara con el medio millón de
republicanos que fueron brutalmente condenados al exilio al final de la Guerra Civil junto
con nuestros mejores intelectuales, escritores y científicos. Ahora llega la última diáspora.
La desidia y el desprecio por la inteligencia están produciendo una fuga de cerebros.
Jóvenes científicos, biólogos, ingenieros, tenazmente preparados aquí, cuya energía
intelectual es la única fuerza genuina para salir de la crisis, se van fuera a dar sus frutos.
La maldición de siempre.
CONOCIMIENTO HISTÓRICO-ENCICLOPÉDICO
(DATOS GEOPOLITICODEMOGRÁFICOS)

Ningún cerebro humano es mejor que otro al nacer, en cualquier rincón del mundo. El cerebro es, sin duda,
la principal fuente de riqueza, la única energía realmente sostenible, renovable e inagotable. España se ha
permitido el lujo de tirar cerebros a la basura durante siglos, lo que equivale a un crimen histórico contra la
inteligencia, el mismo delito que se comete hoy cuando se recorta el presupuesto de educación. Recuerdo a
algunos compañeros de escuela en el pueblo, cuyo talento fue desperdiciado por la pobreza y la incuria de la
posguerra. Eran inteligentes, despiertos, ávidos por aprender. Pudieron haber sido ingenieros, médicos,
científicos. A varias generaciones de niños como aquellos con los que yo jugaba en el recreo, la España negra
solo les dejó las manos para trabajar. En pleno franquismo tres millones tuvieron
que irse de peones a Europa. Sucedió lo mismo cuando en plena fiebre
del ladrillo España se vio inundada por oleadas de inmigrantes. Nuestro
territorio se hallaba situado en el lugar geográfico ideal: a solo 11 kilómetros de África, con la ventaja del
mismo idioma para los latinoamericanos y un sol de invierno radiante contra el frío de los países del Este y
encima en este caso tampoco se requería ninguna preparación, ninguna ciencia, solo las manos para subir al
andamio, servir copas, recoger fruta y limpiar retretes. El desprecio de nuestro país por la inteligencia ha
. En el siglo XV los cristianos expulsaron a
los judíos; la Inquisición llevó a la hoguera o metió en las
producido varias diásporas
.
mazmorras a quienes se atrevían a investigar Los sucesivos
espadones del siglo XIX llenaron Francia e Inglaterra de liberales
españoles que huyeron para salvar el pellejo, entre ellos Goya y
Blanco White, pero eso no fue nada si se compara con el medio millón de
republicanos que fueron brutalmente condenados al exilio al final
de la Guerra Civil junto con nuestros mejores intelectuales,
escritores y científicos. Ahora llega la última diáspora. La desidia y el desprecio por la
inteligencia están produciendo una fuga de cerebros. Jóvenes científicos, biólogos, ingenieros, tenazmente
preparados aquí, cuya energía intelectual es la única fuerza genuina para salir de la crisis, se van fuera a
dar sus frutos. La maldición de siempre.
ESQUEMA ORGANIZATIVO
INTRODUCCIÓN


En la introducción, que va desde “Ningún cerebro” (línea 1)
hasta “presupuesto de educación” (línea x) el autor comenta
que España se ha caracterizado tradicionalmente por
despreciar la inteligencia de sus ciudadanos más preparados
sin potenciarla y sin sacarle partido (idea principal en las
líneas x-x) y hoy en día vuelve a hacer lo mismo al recortar los
presupuestos de educación (idea principal, en las líneas y-y).
Cree el autor que la inteligencia es la única fuente de energía
sostenible, inagotable y renovable (idea secundaria en las
líneas z-z), lo que le sirve de base para su tesis (al fomentar los
recortes en educación volvemos a cometer el mismo error de
siempre: el desprecio por la inteligencia que obliga a nuestras
mentes más preparadas a buscar refugio en otros países). Esta
tesis viene a coincidir con la idea principal de este apartado,
así como con las de los otros dos, resultando así una estructura
paralela, pues aparece la tesis y sui justificación en cada
apartado, como veremos también en el desarrollo y en la
conclusión. Asimismo, resulta una tesis implícita por cuanto la
deducimos a partir de las ideas del autor, no viene de forma
literal en el texto.
DESARROLLO (1)


El desarrollo o cuerpo argumentativo de este texto va
desde “Recuerdo a algunos compañeros” (línea x)
hasta “escritores y científicos. “ (línea y). Aquí aparece
de nuevo la tesis implícita desarrollada en la idea
principal “El desprecio de nuestro país por la
inteligencia ha producido varias diásporas” (línea x).
Este apartado presenta diferentes ideas secundarias,
algunas a modo de argumentos de distinta índole.
Destacamos de modo especial la idea secundaria de
que durante el franquismo la necesidad económica
impedía a muchos niños desarrollar sus capacidades
intelectuales por tener que ponerse a trabajar a muy
temprana edad (líneas x-x).
DESARROLLO (2)







En cuanto a los argumentos, hay que indicar que ninguno aporta datos
concluyentes, contrastados, sino que se apoya en el conocimiento general
del lector medio para conducirlo hacia sus conclusiones y la defensa de su
tesis. Así pues, todos son argumentos de conocimiento enciclopédico, de
carácter histórico, con algunos datos poco precisos. Podemos destacar:
En pleno franquismo tres millones tuvieron que irse de peones a Europa.
(También argumento de datos, aunque muy impreciso.) (línea x).
Sucedió lo mismo cuando en plena fiebre del ladrillo España se vio
inundada por oleadas de inmigrantes. (línea x).
En el siglo XV los cristianos expulsaron a los judíos (línea x).
la Inquisición llevó a la hoguera o metió en las mazmorras a quienes se
atrevían a investigar (línea x).
Los sucesivos espadones del siglo XIX llenaron Francia e Inglaterra de
liberales españoles que huyeron para salvar el pellejo, entre ellos Goya y
Blanco White (línea x).
medio millón de republicanos que fueron brutalmente condenados al
exilio al final de la Guerra Civil junto con nuestros mejores intelectuales,
escritores y científicos (También argumento de datos, aunque muy
impreciso.) (línea x).
CONCLUSIÓN

En la conclusión el autor plantea que ahora se está
produciendo una nueva diáspora (idea
secundaria/principal en la línea x) debido a esa
actitud sistemática de nuestro país con respecto a las
mentes más desarrolladas que las obliga a refugiarse
en otros países para poder desarrollar su potencial
intelectual (idea principal, en la línea x) lo que
potencia esa paradoja que se da en España
sistemáticamente y que denuncia Manuel Vicent de
que no se invierte en inteligencia porque no hay
dinero y no hay dinero porque no se genera por sus
cerebros más destacados. Esto coincide con la tesis
que hemos planteado al inicio. El autor finiquita esta
conclusión aludiendo al hecho inevitable que platea
nuestro sistema en este sentido, “. La maldición de
siempre”.
COHESIÓN GRAMATICAL
DEÍXIS, ANÁFORAS, CATÁFORAS, ELIPSIS
COHESIÓN LÉXICA
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Ningún cerebro humano es mejor que otro al nacer, en cualquier rincón del mundo. El
cerebro es, sin duda, la principal fuente de riqueza, la única energía realmente
sostenible, renovable e inagotable. España se ha permitido el lujo de tirar cerebros a la
basura durante siglos, lo que equivale a un crimen histórico contra la inteligencia, el
mismo delito que se comete hoy cuando se recorta el presupuesto de educación.
Recuerdo a algunos compañeros de escuela en el pueblo, cuyo talento fue desperdiciado
por la pobreza y la incuria de la posguerra. Eran inteligentes, despiertos, ávidos por
aprender. Pudieron haber sido ingenieros, médicos, científicos. A varias generaciones de
niños como aquellos con los que yo jugaba en el recreo, la España negra solo les dejó las
manos para trabajar. En pleno franquismo tres millones tuvieron que irse de peones a
Europa. Sucedió lo mismo cuando en plena fiebre del ladrillo España se vio inundada
por oleadas de inmigrantes. Nuestro territorio se hallaba situado en el lugar geográfico
ideal: a solo 11 kilómetros de África, con la ventaja del mismo idioma para los
latinoamericanos y un sol de invierno radiante contra el frío de los países del Este y
encima en este caso tampoco se requería ninguna preparación, ninguna ciencia, solo las
manos para subir al andamio, servir copas, recoger fruta y limpiar retretes. El desprecio
de nuestro país por la inteligencia ha producido varias diásporas. En el siglo XV los
cristianos expulsaron a los judíos; la Inquisición llevó a la hoguera o metió en las
mazmorras a quienes se atrevían a investigar. Los sucesivos espadones del siglo XIX
llenaron Francia e Inglaterra de liberales españoles que huyeron para salvar el pellejo,
entre ellos Goya y Blanco White, pero eso no fue nada si se compara con el medio millón
de republicanos que fueron brutalmente condenados al exilio al final de la Guerra Civil
junto con nuestros mejores intelectuales, escritores y científicos. Ahora llega la última
diáspora. La desidia y el desprecio por la inteligencia están produciendo una fuga de
cerebros. Jóvenes científicos, biólogos, ingenieros, tenazmente preparados aquí, cuya
energía intelectual es la única fuerza genuina para salir de la crisis, se van fuera a dar
sus frutos. La maldición de siempre
ESFERAS
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CONCEPTUALES: INTELIGENCIA
Inteligencia
cerebro
cerebro
cerebros
inteligencia
educación
talento
escuela
inteligentes
despiertos
científicos
médicos
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
ingenieros
aprender
trabajar
recreo
peones
ciencia
preparación
limpiar retretes
recoger fruta
servir copas
andamio
inteligencia











investigar
intelectuales
escritores
científicos
inteligencia
preparados
ingenieros
biólogos
científicos
cerebros
energía
intelectual
ESFERAS
CONCEPTUALES: GEOGRAFÍA
HISTORIA
Geografía e
 África
 Goya
historia
 Europa
 Blanco White
 fiebre del
 latinoamerican  Guerra Civil
ladrillo
os
 republicanos
 España
 país
 España negra  cristianos
 franquismo
 judíos
 posguerra
 Inquisición
 España
 españoles
 mundo
 Inglaterra
 países del Este  Francia

ESFERAS CONCEPTUALES:
MOVIMIENTOS/DESPLAZAMIENTOS DE GENTE
generaciones
 inmigrantes
 geográfico
 idioma
 metió
 huyeron
 exilio
 expulsaron
 diáspora
 Fuga
 fuera
