BIBLIA TRADICION Y MAGISTERIO

Download Report

Transcript BIBLIA TRADICION Y MAGISTERIO

BIBLIA TRADICION Y
MAGISTERIO
DUDAS DE FE?
• a menudo los hermanos
evangélicos, discutiendo con
nosotros los católicos, nos dicen:
«¿Dónde habla la Biblia del
purgatorio? ¿Dónde dice la Biblia
que San Pedro fue a Roma? ¿De
dónde sacan ustedes los
católicos eso de que María es la
Inmaculada Concepción y que
subió al cielo en cuerpo y alma?».
•Para los evangélicos,
la Revelación Divina y
la Biblia son lo
mismo. Es decir, para
ellos solamente en la
Biblia se encuentra
toda la Revelación de
Dios.
VAMOS ACLARANDO
• Ahora bien:
• ¿Es correcta esta posición?
• ¿Es cierto que la Biblia contiene todo el Evangelio
de Cristo?
• ¿Qué dice la misma Biblia al respecto?
• Además, ¿quién reunió todos los libros inspirados
que constituyen la Biblia?
• ¿Acaso no fue la Iglesia la que recibió el encargo
de predicar el Evangelio por todo el mundo, hasta
el fin de los tiempos?
• ¿Qué hubo primero: la Biblia o la Iglesia?
• Hermanos, en este tema les explicaré
por qué la Revelación Divina no
abarca solamente la Biblia, como
piensan los evangélicos, sino que la
Revelación de Dios se manifiesta en la
Tradición Apostólica y en la Biblia. Es
un tema un poco difícil, pero
fundamental para la comprensión
correcta de la fe católica. Es un tema
que ha sido causa de muchos malos
entendidos entre la Iglesia Católica y
las distintas iglesias evangélicas.
La Revelacion Divina
• 1. La Revelación Divina:
• La Revelación es la manifestación
de Dios y de su voluntad acerca
de nuestra salvación. Viene de la
palabra «revelar», que quiere
decir «quitar el velo», o
«descubrir».
• Dios se reveló de dos maneras:
La Revelación natural,
• Revelacion Natural mediante las
cosas creadas. Dice el apóstol Pablo:
«Todo aquello que podemos conocer
de Dios El mismo se lo manifestó.
Pues, si bien a El no lo podemos ver,
lo contemplamos, por lo menos, a
través de sus obras, puesto que El
hizo el mundo, y por sus obras
entendemos que El es eterno y
poderoso, y que es Dios» (Rom 1,1920).
La Revelacion Sobrenatural
• La Revelación sobrenatural. Desde un principio
Dios empezó también a revelarse a través de un
contacto más directo con los hombres, mediante
los antiguos profetas y de una manera perfecta y
definitiva en la persona de Cristo Jesús, el Hijo de
Dios. «En diversas ocasiones y bajo diferentes
formas, Dios habló a nuestros padres, por medio de
los profetas, hasta que, en estos días que son los
últimos, nos habló a nosotros por medio de su
Hijo» (Heb.1,1-2). Jesús nos reveló a Dios mediante
sus palabras y obras, sus signos y milagros; sobre
todo mediante su muerte y su gloriosa
resurrección y con el envío del Espíritu Santo
sobre su Iglesia. Todo lo que Jesús hizo y enseñó
se llama «Evangelio», es decir, «Buena noticia de
la Salvación».
2. ¿Cómo fue transmitida
la Revelación Divina?
• Para llevar el Evangelio por todo el
mundo, Jesús encargó a los apóstoles
y a sus sucesores, como pastores de
la Iglesia que El fundó personalmente:
• «Vayan y hagan que todos los pueblos
sean mis discípulos. Bautíncenlos en
el nombre del Padre y del Hijo y del
Espíritu Santo y enséñenles a cumplir
todo lo que yo les he encomendado.
Yo estoy con ustedes todos los días
hasta que se termine este mundo»
(Mt. 28,18-20).
• En lo anterior notamos cómo Jesús
ordenó «predicar» y «proclamar» su
Evangelio. Y de hecho los Apóstoles
«predicaron» la Buena Nueva de
Cristo. Años después algunos de ellos
pusieron por escrito esta predicación.
Es decir, al comienzo la Iglesia se
preocupó de predicar el Evangelio. Por
supuesto el Evangelio que Jesús
entregó a los Apóstoles no estaba
escrito.
•Jesús no escribió
nunca una carta a sus
Apóstoles; su
enseñanza era
solamente oral. Así lo
hicieron también los
Apóstoles.
3. La Tradición
Apostólica
• Este mensaje escuchado por boca de Jesús,
vivido, meditado y transmitido oralmente por los
Apóstoles, se llama «la Tradición Apostólica».
• Cuando aquí hablamos de la Tradición» (con
mayúscula), nos referimos siempre a la
«Tradición Apostólica». No debemos confundir
«la Tradición Apostólica» con la «tradición» que
en general se refiere a costumbres, ideas, modos
de vivir de un pueblo y que una generación
recibe de las anteriores. Una tradición de este
tipo es puramente humana y puede ser
abandonada cuando se considera inútil.
• Jesús mismo rechazó ciertas
tradiciones del pueblo judío: «Ustedes
incluso dispensan del mandamiento
de Dios para mantener la tradición de
los hombres» (Mc.7,8).
• La Tradición Apostólica se refiere a la
transmisión del Evangelio de Jesús.
Jesús, además de enseñar a sus
apóstoles con discursos y ejemplos,
les enseñó una manera de orar, de
actuar y de convivir. Estas eran las
tradiciones que los apóstoles
guardaban en la Iglesia. El apóstol
Pablo en su carta a los Corintios se
refiere a esta Tradición Apostólica:
(Yo mismo recibí esta Tradición que, a
su vez, les he transmitido1Cor 11, 23).
• Resumiendo: podemos decir
que Jesús mandó «predicar»,
no «escribir» su Evangelio.
Jesús nunca repartió una
Biblia. El Señor fundó su
Iglesia, asegurándole que
permanecerá hasta el fin del
mundo. Y la Iglesia vivió
muchos años de la Tradición
Apostólica, sin tener los libros
sagrados del Nuevo Testmnto.
4. La Biblia
• Solamente una parte de la
Palabra de Dios,
proclamada oralmente, fue
puesta por escrito por los
mismos apóstoles y otros
evangelistas de su
generación.
• Estos escritos, inspirados por el
Espíritu Santo, dan origen al
Nuevo Testamento (NT), que es
la parte más importante de toda
la Biblia. Está claro que al
escribir el NT, no se puso por
escrito «todo» el Evangelio de
Jesús.
• «Jesús hizo muchas otras cosas.
Si se escribieran una por una,
creo que no habría lugar en el
mundo para tantos libros», nos
dice el apóstol Juan (Jn. 21,25).
• La Sagrada Escritura, y
especialmente el NT, es la Palabra
de Dios, que nos manifiesta al Hijo
en quien expresó Dios el
resplandor de su gloria (Heb.1,3).
• Podemos decir que sólo la parte
más importante y fundamental de
la Tradición Apostólica fue puesta
por escrito. Por esta razón la
Iglesia siempre ha tenido una
veneración muy especial por las
Sagr.Escr.
5. Biblia y Tradición
• Después de esto podemos decir que la
revelación divina ha llegado hasta nosotros
por la Tradición Apostólica y por la Sagrada
Escritura. No debemos considerarlas como
dos fuentes, sino como dos aspectos de la
Revelación de Dios. El Concilio Vaticano II
lo describe muy bien: «La Tradición
Apostólica y la Sagrada Escritura manan de
la misma fuente, se unen en un mismo
caudal y corren hacia el mismo fin». La
Tradición y la Escritura están unidas y
ligadas, de modo que ninguna puede
subsistir sin la otra.
• Además, la Sagrada Escritura
presenta la Tradición como base de la
fe del creyente: «Todo lo que han
aprendido, recibido y oído de mí, todo
lo que me han visto hacer, háganlo»
(Fil.4,9). «Lo que aprendiste de mí,
confirmado por muchos testigos,
confíalo a hombres que merezcan
confianza, capaces de instruir
después a otros» (2. Tim. 2,2).
• «Hermanos, manténganse firmes
guardando fielmente las Tradiciones
que les enseñamos de palabra y por
carta» (2 Tes. 2,15).
• Está claro que el Apóstol Pablo, para confirmar la
fe de los cristianos, no usa solamente la Palabra
de Dios escrita, sino que recuerda también de una
manera muy especial la Tradición o la predicación
oral. Para el Apóstol las formas de transmisión del
Evangelio: Sagrada Escritura y Tradición, tienen la
misma importancia.
• En realidad, una vez que se escribió el NT no se
consideró acabada la Tradición Apostólica, como
si estuviera completa la Revelación Divina. La
Biblia no dice eso; en ninguna parte está escrito
que el cristiano debe someterse ¡sólo a la Biblia!
Esta es una idea que surgió entre los protestantes
recién en los años 1550. En la Iglesia Católica
hubo siempre una conciencia clara sobre la
importancia de la Tradición Apostólica, sin quitar
a la Biblia el valor que tiene.
6. ¿Sólo la Biblia?
• Es un error creer que basta la Biblia para nuestra
salvación. Esto nunca lo ha dicho Jesús y tampoco
está escrito en la Biblia. Jesús, reitero, nunca
escribió un libro sagrado, ni repartió ninguna
Biblia. Lo único que hizo Jesús fue fundar su
Iglesia y entregarle su Evangelio para que fuera
anunciado a todos los hombres hasta el fin del
mundo. Fue dentro de la Tradición de la Iglesia
donde se escribió y fue aceptado el N.T., bajo su
autoridad apostólica. Además la Iglesia vivió
muchos años sin el N.T., el que se terminó de
escribir en el año 97 después de Cristo. Y también
es la Iglesia la que, en los años 393-397, estableció
el Canon o lista de los libros que contienen el N.T.
• Por tanto, si aceptamos solamente la
Biblia, ¿cómo sabemos cúales son los
libros inspirados? La Biblia, en efecto,
no contiene ninguna lista de ellos. Fue
la Tradición de la Iglesia la que nos
transmitió la lista de los libros
inspirados. Supongamos que se
perdiera la Biblia, en ese caso la
Iglesia seguiría poseyendo toda la
verdad acerca de Cristo, la cual hasta
la fecha ha sido transmitida fielmente
por la Tradición, tal como lo hizo
antes de escribir el NT.
• Los evangélicos, al aceptar
solamente la Biblia, están
reduciendo considerablemente el
conocimiento auténtico de la
Revelación Divina. Guardemos
esta ley de oro que nos dejó el
apóstol Pablo: «Manténganse
firmes guardando fielmente la
Tradiciones que les enseñamos
de palabra y por carta» (2 Tes.
2,15).
7. El Magisterio de la
Iglesia
• La Revelación Divina abarca la Sagrada
Tradición y la Sagrada Escritura. Este
depósito de la fe (cf. 1 Tim. 6, 20; 2 Tim. 1,
12-14) fue confiado por los Apóstoles al
conjunto de la Iglesia. Ahora bien el oficio
de interpretar correctamente la Palabra de
Dios, oral o escrita, ha sido encomendado
sólo al Magisterio vivo de la Iglesia. Ella lo
ejercita en nombre de Jesucristo. Este
Magisterio, según la Tradición Apostólica,
lo forman los obispos en comunión con el
sucesor de Pedro que es el obispo de Roma
o el Papa.
• El Magisterio no está por encima de la
Revelación Divina, sino que está a su
servicio, para enseñar puramente lo
transmitido. Por mandato divino y con la
asistencia del Espíritu Santo, el Magisterio
de la Iglesia lo escucha devotamente, lo
guarda celosamente y lo explica fielmente.
• Los fieles, recordando la Palabra de Cristo
a sus apóstoles: «El que a ustedes escucha,
a mí me escucha» (Lc.10, 16), reciben con
docilidad las enseñanzas y directrices que
sus pastores les dan de diferentes formas.
El Magisterio de la Iglesia es un guía seguro
en la lectura e interpretación de la Sagrada
Escritura, «ya que nadie puede interpretar
por sí mismo la Escritura» (2 Ped. 1, 20).
• El Magisterio de la Iglesia orienta también
el crecimiento en la comprensión de la fe.
Gracias a la asistencia del Espíritu Santo,
la comprensión de la fe puede crecer en la
vida de la Iglesia cuando los fieles meditan
la fe cristiana y comprenden internamente
los misterios de la Iglesia. Es decir, el
creyente vive la palabra de Dios en las
circunstancias concretas de la historia y
hace cada vez más explícito lo que estaba
implícito en la Palabra de Dios.
• En este sentido la Tradición divinoapostólica va creciendo, como sucede con
cualquier organismo vivo.
• Este es precisamente el significado que hay
que dar a las definiciones dogmáticas,
hechas por el Magisterio de la Iglesia.
Conclusión:
• 1. Resumiendo, podemos decir que la Iglesia no
saca solamente de la Escritura la certeza de toda
la Revelación Divina.
• 2. La Tradición y la Sagrada Escritura constituyen
un único depósito sagrado de la Palabra de Dios,
en el cual, como en un espejo, la Iglesia
peregrinante contempla a Dios, fuente de todas
sus riquezas.
• 3. El oficio de interpretar auténticamente la
Palabra de Dios ha sido confiado únicamente al
Magisterio de la Iglesia, a los obispos en comunión
con el Papa.
• 4. La Tradición, la Escritura y el Magisterio de la
Iglesia, según el plan de Dios, están íntimamente
unidos, de modo que ninguno puede subsistir sin
los otros. Los tres, cada uno según su carácter, y
bajo la acción del único Espíritu Santo, contribuyen
eficazmente a la salvación de los hombres.
¿Qué relación existe entre
Escritura, Tradición y
Magisterio?
• Escritura, Tradición y Magisterio están tan
estrechamente unidos entre sí, que ninguno de ellos
existe sin los otros. Juntos, bajo la acción del Espíritu
Santo, contribuyen eficazmente, cada uno a su modo, a
la salvación de los hombres.
• “Ninguno existe sin los otros”.
• Respuesta:
• La Tradición sería manipulable si no tuviéramos el
filtro de la Escritura. La Escritura se lee con provecho
en el ambiente de la Tradición, como las cartas
amarillentas de la bisabuela se comprenden de verdad
leídas en familia.
• Sin el Magisterio, Escritura y Tradición estarían
sometidas a Interpretaciones contradictorias.
• Sin Escritura y Tradición, el Magisterio inventaría la fe,
o sea, la destruiría