Presentación del P. Silverio Velasco CAPITULO III LOS HAGIÓGRAFOS, INSPIRADOS POR DIOS, VERDADEROS AUTORES DE SUS ESCRITOS 1.

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Presentación del P. Silverio Velasco CAPITULO III LOS HAGIÓGRAFOS, INSPIRADOS POR DIOS, VERDADEROS AUTORES DE SUS ESCRITOS 1. La inspiración bíblica y la acción de los hagiógrafos como “verdaderos autores” La Dei Verbum describe la relación entre la acción divina y la de los hagiógrafos.

Se pueden destacar tres ideas principales:

1) La Dei Verbum” habla de la preeminencia de

la acción divina en la composición de los textos sagrados:

Dios eligió hombres; y utilizó sus facultades y fuerzas.

En la Escritura se encuentra todo y solo lo que El quiso que se escribiera.

2) Se designa a los hagiógrafos como “verdaderos autores”.

Existe una analogía entre el actuar de Dios y el de los hagiógrafos. Ambos son “autores” en el sentido propio del término Esto se dijo contra los que propugnaban la inspiración mecánica o extática, como si los hagiógrafos estuvieran impedidos de sus facultades.

3) La fórmula del Concilio para explicar la acción entre Dios y el hagiógrafo es: “ut Ipso in illis et per

illos agente”.

Es decir: Dios actúa en ellos y por ellos. Se evitaba poner la palabra “instrumento”, pues se les podía considerar como simples “secretarios” del Espíritu santo, o que la inspiración fuese como un dictado mecánico.

Se basaron en: Hb 1,1 y 4,7; 2 S 23,2; Mt 1,22. Se dice que Dios ha hablado por medio de algunos hombres elegidos.

2.El “modelo de causalidad instrumental” en la explicación de la inspiración bíblica El texto de la Dei verbum se basa en el concepto filosófico de causalidad instrumental. Se llama el “modelo de la instrumentalidad” Contribuyó a ello la doctrina de santo Tomás y especialmente los estudios del dominico francés M. J. Lagrange, desde el año 1895.

Recorramos la historia para llegar a la explicación teológica de este “modelo de instrumentalidad”.

a. Desarrollo histórico del

a

“modelo de la instrumentalidad”

Datos bíblicos. El texto de 2 P 1,20-21 es el más explícito.

“Movidos por el Espíritu Santo, (los profetas) hablaron de parte de Dios”.

El texto se refiere a todos los autores inspirados y no sólo a los profetas: Con ello indica que Dios “movió” a actuar al escritor inspirado.

Doctrina de los Padres. El “modelo de instrumentalidad” aplicado a la acción del hagiógrafo está incipiente, Los Padres apostólicos se basan en 2 Tim 2,16 y 2 P 1,21-21: “per prophetas”. Y se fijan en la acción del autor divino, el Espíritu Santo, y en el efecto de su acción.

Consideraron la actividad del hagiógrafo como instrumento, llegando a poner la imagen de “instrumento musical”.

El hagiógrafo ejerce en pleno uso de sus funciones mentales.

Los Padres de los siglos sucesivos más que emplear la figura de “instrumento musical”, prefieren la del “estilo” o de la “pluma”, al explicar el término “profeta”.

Por ello llegan a emplear el término “dictado”, aunque luego lo explican, para evitar la polémica.

Pero sobre todo hablan de “inspiración”, basándose más en el origen bíblico.

La aportación de santo Tomás Dio una explicación técnica del principio teológico de la instrumentalidad del hagiógrafo.

Estableció una fórmula que llegó a ser clásica: El Espíritu Santo es el Autor principal de la sagrada Escritura, pero el hombre es el autor instrumental.

No elaboró un tratado sobre la inspiración, pero puso las premisas.

Documentos del Magisterio hasta el Vaticano II Antes de la Providentissimus Deus” el Magisterio de la Iglesia subrayó, contra diversos errores, el origen divino de la Sagrada Escritura.

La Providentissimus Deus” de León XIII introduce en el Magisterio el término “instrumento” para describir el modo de actuar del hagiógrafo.

A partir de dicha encíclica los documentos eclesiásticos exponen con mayor amplitud y profundidad todo lo relacionado con la naturaleza de la inspiración bíblica.

Siguiendo esta enseñanza, la encíclica Spiritus Paraclitus se basa en la doctrina exegética de san Jerónimo, quien no sólo considera a Dios como causa principal y determinante de toda la Escritura, sino que distingue lo que es propio de cada uno de los hagiógrafos.

Con san Jerónimo, muestra a Dios como un artífice que, para hacer un objeto, emplea un instrumento.

Hay una comunidad de trabajo entre Dios y el hombre.

Por fin, la encíclica Divino afflante Spiritu de Pio XII destaca la importancia de estudiar la naturaleza de la inspiración bíblica, dando un fuerte impulso a los estudios bíblico-exegéticos.

Impulsa el hecho de aprovechar los nuevos medios y técnicas para la mejor exégesis católica.

Acentúa el hecho de que el escritor sagrado, aunque sea instrumento del Espíritu Santo, es un ser vivo y dotado de razón. Por lo tanto el libro tiene las peculiaridades personales y el carácter del escritor sagrado.

b. El modelo de la instrumentalidad aplicado a la noción de inspiración bíblica.

Hay que tener en cuenta que la explicación del proceso de la inspiración bíblica con las categorías de la causalidad instrumental. Y se debe realizar en el orden de la analogía.

Se deben tener en cuenta las caracterís ticas de los agentes: Dios es la plenitud de la perfección sin límites y el hombre goza de una natura leza racional y libre

.

Aplicación analógica.

1) En el proceso de la inspiración, Dios “autor principal” actúa sobre el hagiógrafo con una moción previa e inmediata.

Este influjo produce una elevación del hagiógrafo al orden sobrenatural carismático. Este don es el “carisma de la inspiración”.

La luz y fuerza divinas iluminan su inteligencia y determinan la voluntad a escribir, asistiendo al hagiógrafo en todo el proceso de composición del libro.

Se trata, primariamente, de una acción de Dios “en” el hagiógrafo, perfeccionando sus facultades humanas.

Dios le habilita para poder realizar una obra que está más allá de su propia capacidad natural, intelectual y volitiva. No es, por tanto, un “abajamiento” de Dios, sino una “elevación” del hagiógrafo y de todos los hombres que reciben el conocimiento de las verdades necesarias para su salvación.

2) En el hagiógrafo existen dos capacidades

fuertemente enlazadas:

una propia, que deriva de los talentos y actitudes personales; otra que nace del influjo divino y que le da un modo más alto y seguro de pensar y de juzgar, Estas dos capacidades no son independientes, sino que constituyen una única fuerza.

Pues: la acción propia del

hagiógrafo es el soporte de la instrumental, y la instrumental no se realiza sin el ejercicio de la acción propia, en y por medio de la cual actúa.

Dios quiere servirse de las capacidades humanas del hagiógrafo: conocimiento, imaginación, memoria, dotes literarias, personalidad, etc En el proceso de la inspiración, el hagiógrafo hace uso de sus cualidades, como un verdadero autor. Este es el medio humano en el que la inspiración se inserta.

La acción del escritor sagrado acompaña a la acción de Dios, que actúa “en” y “a través de él”.

3)

Los textos sagrados que resultan de esa colaboración inefable del hombre con Dios, se deben atribuir enteramente a Dios y enteramente al hagiógrafo.

Pero Dios, como autor principal, posee una acción más plena y determinante y hace que el hagiógrafo tenga la acción carismática.

Tanto Dios como el hagiógrafo son autores en sentido propio y verdadero. Y no sólo del contenido de la obra, sino de lo que acompaña, como la estructura literaria.

Dios actúa en los textos inspirados de modo análogo a como se comporta un autor humano: concibe en la mente el libro, lo dispone, decide poner por escrito lo que ha concebido, y por fin lo escribe efectivamente.

Pero no lo hace directamente sino por medio del hagiógrafo, que gracias a la acción de Dios puede llevar las acciones necesarias para escribirlo y ser considerado como verdadero autor.

4) En la Sagrada Escritura, resultado de la

colaboración del hombre con Dios, se descubren las huellas de ambos autores.

Del hagiógrafo, porque, mientras realiza la acción instrumental, conserva y utiliza, bajo el influjo de la inspiración, todas sus cualidades personales, su conocimiento, su cultura, su estilo literario, su modo de ser. Todo ello mejorado y enriquecido por el carisma recibido.

A pesar de las limitaciones humanas del hagiógrafo, los textos sagrados llevan el sello determinante de la sabiduría divina. Su impronta se extiende a cada libro y a cada una de sus partes.

Por eso no se puede comprender con plenitud el texto sagrado por medio solo de un análisis racional.

Los textos inspirados no sólo contienen, sino que son “palabra de Dios”. El carisma de la inspiración manifiesta el pleno dominio de Dios en estos textos.

3. El “modelo teológico de la Encarnación”: la inspiración bíblica y la teología del Verbo Encarnado Resumimos el discurso de Juan Pablo II:

De tout coeur,

Debemos reconocer la dimensión humana del lenguaje bíblico, pues la palabra de Dios se ha encarnado realmente en la palabra humana, adecuándose a la multiforme variedad.

Cuando se expresa Dios en lenguaje humano, utiliza todos los posibles matices con gran flexibilidad. Por eso “ninguno de los aspectos del lenguaje humano puede ser descuidado ” “La Palabra eterna se ha encar nado en un momento preciso de la historia, en un ambiente social y cultural bien determinado”. Pero para escucharla hay que buscarla, con la ayuda del saber humano, donde se ha hecho perceptible.

El verdadero respeto por la Escritura inspirada exige desplegar todos los esfuerzos necesarios para percibir el significado de sus textos en las circunstancias históricas en que fueron escritos.

Al aplicar analógicamente el realismo de la Encarnación con la inspiración bíblica, suponemos en la Encarnación la persona del Verbo. Así también los textos bíblicos tienen una importancia trascendente, de modo que para comprenderlos y explicarlos debe venir la luz y la gracia del mismo Espíritu que los inspiró.

Como la naturaleza divina y la naturaleza humana se encuentran armónicamente unidas en la Persona del Verbo, así también la intencionalidad divina y la del hagiógrafo no pueden nunca contradecirse ni oponerse, sino que están siempre perfectamente compenetradas y se mueven en la misma dirección.

“ La Biblia es palabra de Dios para todas las épocas que se suceden en la historia”. Por eso debe superar todo relativismo histórico de algún momento determinado.

4. El carisma de la inspiración.

El actuar divino del hagiógrafo es fruto de un don que perfecciona las potencialidades humanas para que realicen una obra en plena conformidad con el querer divino.

Este modo de actuar de Dios en las facultades del hombre ha sido descrito de diversos modos.

La inspiración es una gracia sobrenatural que perfecciona al hombre en la triple dimensión intelectiva, volitiva y operativa.

“Luz en la mente”. La inspiración es en primer lugar una luz concedida por Dios para que el hagiógrafo comprenda la verdad, conozca el modo de obtener ideas que hay que escribir, y juicio en la mente sobre la verdad. Puede buscar ideas y material con el esfuerzo personal, pero es bajo la luz de la inspiración divina.

Para distinguir el bien y el mal, lo verdadero de lo falso, al dar un “juicio práctico”, debe ser con la luz de la inspiración

.

De todo lo anterior no se deduce que el hagiógrafo tenga conciencia de la inspiración. Escribe sin saber si lo hace solo con sus fuerzas naturales o bajo el impulso de una acción sobrenatural.

Hay datos en que parece que el escritor se basa en su esfuerzo normal. (cf 2 M 2,24-28 y Lc 1,1) Hay otros datos en que el escritor parece estar consciente de una inspiración, como en algunos profetas (Is 30,8; Jr 25,13, etc) Para estar cierto, debería tener otra revelación especial.

“Moción de la voluntad” Como Dios es verdadero autor del libro sagrado, además de iluminar la mente del hagiógrafo, ha tenido que actuar sobre su voluntad.

Es una moción previa a la iniciativa humana, infaliblemente eficaz aunque sin lesionar la libertad del hagiógrafo, e interna, es decir, inmediata, porque actúa Así se deduce de la DV 11 al decir: “eligió hombres y actuó en ellos...” directamente sobre la voluntad.

Dios actuó en los escritores sagrados con una acción concomitante y eficaz. Es un problema teológico el saber conciliar esta eficacia divina con la libertad humana.

Dios mueve a cada ser según su naturaleza propia: si es libre, respetando su libertad .

La acción de Dios es “interna” e “inmediata”. No es sólo moral, proponiendo motivos, no es externa, por el entendimiento o ángeles, sino fortaleciendo y potenciando la voluntad humana.

“Asistencia” a las facultades ejecutivas Estas son: memoria, fantasía..., cerebro, nervios, músculos, mano para escribir...

La asistencia divina debe ser “positiva, para que no haya errores, y “continua”, hasta terminar el libro. Pero no es necesario que sea para todas las facultades, sino las influyentes en la composición del libro. Esta asistencia es a través de la inteligencia y la voluntad

5. La inspiración en los diferentes colaboradores y coautores del libro inspirado.

a. La inspiración en los colaboradores

Todos los que hayan contribuido específicamente a la composición del libro participan del carisma de la inspiración. Se pueden presentar tres casos: 1) Los autores de añadidos.

Se trata de pequeños incisos en algunos libros. Son autores porque han intervenido positivamente Probablemente es el final del Miserere (Ps 51, 20..)

2) Los amanuenses son personas que escriben al dictado del verdadero autor humano.

Como ejemplos tenemos al profeta Baruc, que escribía al dictado de Jeremías. También Tercio, a quien probablemente dicta san Pablo su carta a los romanos.

El amanuense basta que tenga una asistencia divina negativa, para registrar con fidelidad lo que está escuchando. Pero necesita una asistencia positiva para ejecutar o poner por escrito el texto sagrado.

3) El redactor. Es el que ha elaborado un escrito sobre un argumento que el autor inspirado le ha propuesto, dejándole libertad en la redacción.Así podría ser el caso de la carta a los Hebreos: alguien dio forma a lo que le comunicó san Pablo.

El redactor aporta mucho y por lo tanto debe tener una verdadera inspiración.

b. La existencia de diversos autores inspirados de un texto

Varios libros de la Biblia han tenido larga gestación, en la que han intervenido varios autores. ¿Quiénes se deben tener por inspirados?

Para algunos son inspirados todos los que han participado en la composición del libro, en la medida de contribución.

Para otros, sólo los que hicieron la definitiva fijación, aunque luego haya pequeños retoques, cambios o adiciones. Cierto también para el último redactor.

Esta segunda teoría parece respetar mejor el dogma.

La Iglesia considera inspirado el libro final, no las fases parciales de redacción, que van transformando lo que era el texto original.

Para esas fases intermedias bastaría una Providencia ordinaria de Dios.

Esas podrían equipararse a las “fuentes”, aunque importantes, de que se sirvieron los autores para fijar la forma definitiva del texto.

6. Inspiración individual y dimensión comunitaria de la inspiración Los hagiógrafos, elegidos por Dios, actuaron con plena inteligencia y voluntad.

Vivían en medio de una comunidad orgánicamente estructurada y, aunque ellos son los autores, hubo alguna interacción entre ellos y la comunidad.

Por eso desde muy antiguo se ha considerado la inspiración con una dimensión comunitaria.

La inspiración, como los otros carismas, se concede en la Iglesia-comunidad y se dirige al bien de esa Iglesia.

De esa dimensión comunitaria se habló en el concilio Vaticano II, con varias propuestas.

7. Teorías relacionadas con la dimensión psicológico-literaria de la inspiración Acerca del efecto del carisma de la inspiración sobre la composición literaria, merecen especial atención: P.Benoit y Luis Alonso Schökel, ( formador en Comillas y luego profesor del Bíblico en Roma)

8. La inspiración de la Escritura en la teología protestante Lutero y Calvino concibieron la inspiración como una especie de “dictado mecánico”.

Se fijaron prevalentemente en uno de sus efectos: “inspira a Dios”, mueve hacia Dios. Por eso produce la “fe fiducial”.

Traduciendo 2 Tim 3,16 “inspira a Dios”, afirmaron que “la Escritura sola basta”, subrayando que quien la lee o escucha necesita que el Espíritu actúe sobre él.

Lutero, al acentuar el aspecto subjetivo, pues decía “es Biblia lo que lleva a Cristo”, tuvo problemas para precisar la extensión de la inspiración en el Nuevo Testamento.

Por esto distingue entre libros inspirados y menos inspirados.

Calvino acentúa el aspecto de que no es la Iglesia, sino la misma Escritura, la que nos señala la realidad de la divina inspiración. Ella “es suficiente por sí misma”, como “las cosas blancas nos indican lo que es blanco”...

En tiempos sucesivos (siglos XVIII y XIX), entre los reformadores se llega a dos posiciones extremas: En el protestantismo liberal, racionalista, dominó el subjetivismo, hasta negar la inspiración divina como realidad trascendente y sobrenatural, que es lo peculiar de los libros sagrados.

El “fundamentalismo” protestante llega a concebir la inspiración como “dictado del Espíritu palabra por palabra”. No admite lo condicionado histórico.

Dejando las posiciones extremas, éstas son las posturas protestantes sobre la inspiración bíblica: --Unos dicen que la Escritura no es palabra de Dios, sino que la contiene.

--Otros identifican la inspiración del hagiógrafo con: 1) El don de la fe que el Espíritu da a todos los fieles.

2) Un impulso inicial de origen divino para escribir.

3) Un entusiasmo religioso similar al poético.

Todos acentúan el efecto salvífico de la Biblia en el lector.

Desde mediados del siglo XX, algunos teólogos protestantes se inclinaron hacia el concepto de los primeros reformadores Para Karl Barth la inspiración es un misterio inefable que la teología jamás podrá explicar.

Sostiene este principio, sacado de Lutero: “no es el hombre el que se adueña de la Biblia, sino que es la Biblia la que se adueña de él”.

No sirve una exégesis exclusivamente racional, sino que es palabra de Dios, y es revelación, cuando esa palabra de Dios se adueña del hombre, toca el alma.

E. Brunner no es tan subjetivo como Barth. Admite que hay algo de positivo en el hombre en contacto con Dios, pues sigue siendo “su imagen”.

Esto le hace capaz de recibir la palabra de Dios y “ser responsable”.

De aquí que la teología de Brunner se denomine “teología de la correspondencia”. La Revelación sería la respuesta de Dios mediante la automanifestación personal

.

Parecido a Barth, dice que la palabra de Dios, se hace palabra de Dios cuando Dios mismo nos habla, se detiene con nosotros.

9. Causa de las desviaciones de la recta noción de inspiración bíblica Dos son las principales: valorar poco la acción del hagiógrafo como “verdadero autor”, o valorar poco la acción principal de Dios.

La primera teoría comenzó con la “inspiración estática”, por Filón de Alejandría y por Montano, siguiendo los protestantes del siglo XVI con el “dictado mecánico”, hasta decir que el hagiógrafo habría escrito en estado de alineación mental.

Diversas corrientes del protestantismo del siglo XVI confundieron los conceptos de revelación e inspiración.

Consideraron al hagiógrafo como un instrumento pasivo en las manos de Dios, reduciendo la inspiración a un dictado mecánico.

Estos errores están en el fundamentalismo moderno protestante. De ahí que tratan el texto bíblico como dictado palabra a palabra.

Subestiman datos bíblicos que hablan del esfuerzo personal y que exigen las diferentes formas literarias.

Al 2º grupo pertenecen: “aprobación subsiguiente”, “asistencia negativa” y “causalidad sólo moral”.

La teoría de causalidad moral, defendida por W.Lotz y muchos protestantes conservadores, dice que el influjo divino se habría limitado a las fases precedentes de la puesta por escrito del libro.

El hagiógrafo sería el verdadero autor, mientras que Dios le habría elegido, ilustrado, dado consejos y sugerido para que escribiese.

Diversas corrientes del pensamiento surgidas en el ámbito liberal del siglo XIX reducen o anulan la autoría divina.

Muchos terminan por negar radicalmente el origen divino de la Sagrada Escritura.

En el ámbito católico tenemos al modernismo, que entiende la Biblia como una obra de los hombres para los hombres. Sólo divina es la inmanencia de Dios en el hombre.

Otros reducen la inspiración a la providencia ordinaria de Dios.

Presentación del P. Silverio Velasco EXTRACTADO de la “Introducción General a la Biblia” del P. Miguel Angel Tábet