SANTA RAFAELA MARIA PORRAS AYLLÓN 1850 - 1925 Nació en Pedro Abad, España, el 1 de Marzo de 1850, en una familia profundamente cristiana. Sin pretensiones de.
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SANTA RAFAELA MARIA PORRAS AYLLÓN 1850 - 1925 Nació en Pedro Abad, España, el 1 de Marzo de 1850, en una familia profundamente cristiana. Sin pretensiones de Fundadora, comenzó una Obra que sigue actualizando en muchos lugares del mundo, la gracia que ella recibió para ponerla al servicio del pueblo de Dios. En 1875 entró al noviciado de la Sociedad de María Reparadora, en Córdoba, junto con su hermana Pilar. Abiertas generosamente a este designio de Dios, lo acogieron con amor y fidelidad, y en 1877 fundaron el Instituto de Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús. Fue mujer de un sólo amor. Cristo - Eucaristía fue el centro de su existencia, vivió en comunión profunda con él, asumiendo su proyecto de Reconciliación Universal. Pasó muchas horas de su vida en adoración, ante el Santísimo, dejándose transformar por él, y el mundo se fue convirtiendo para ella en un Gran Templo, donde daba culto en espíritu y en verdad. Ese dinamismo eucarístico la llevó a crear comunidades, amó con ternura a sus hermanas, y no dudó en darlo todo para construir la Comunión Fraterna. Apasionada por lo intereses del Corazón de Cristo, se empeñó en que su amor, que salva y repara, llegara a toda la humanidad. Por eso desde el primer momento, quiso que el Instituto se comprometiera en la Educación Evangelizadora, que fuera “Universal como la Iglesia”, dando preferencia siempre a los pobres y sencillos. Mientras estuvo al frente del Gobierno, ejerció la autoridad con amor y respeto a las hermanas, y en fidelidad a la misión recibida. Luego, durante los largos años de vida oculta en Roma, identificada con Cristo en la Cruz, trasmitió al Instituto la savia de su donación total, en una actitud de auténtica Esclava del Señor: Libre, humilde, valiente, y entregada. Murió en Roma, el 6 de Enero de 1925. El 23 de Enero de 1977, Pablo VI proclamó, ante el mundo entero, que ésta mujer había vivido el Evangelio con todas sus consecuencias. Desde entonces, la invocamos como Santa Rafaela María del Sagrado Corazón. PENSAMIENTOS DE SANTA RAFAELA MARIA EL CARISMA QUE SANTA RAFAELA MARÍA DEJÓ A LAS ESCLAVAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS CORAZÓN En el corazón “de aquel a quien traspasaron”, contemplamos la manifestación de la Misericordia, que nos lleva a mirar el mundo con esperanza. En el corazón de Cristo descubrimos la Ternura y Misericordia de Dios. De este corazón Manso y Humilde brota la salvación para el mundo entero. Con los ojos puestos en Él, respondemos a su amor. Queremos vivir la historia con gestos que revelen el amor que va cambiando nuestro corazón, haciéndolo más Compasivo y Solidario. PUEBLOS El corazón de una Esclava no debe circunscribirse a un número determinado, sino al mundo entero. En cada pueblo, en cada rostro, hay signos de su presencia. Todo lo que hay de bondad, de belleza, de alegría en cada cultura, no habla de esa presencia. Vivir la Universalidad como un Don que nos ensancha el corazón. Queremos encontrar y acoger con humildad su rostro, en el modo de ser y vivir de todos los pueblos. Con ellos compartimos la vida, trabajando para que las semillas del Evangelio crezcan y el Reino llegue a su plenitud. EUCARISTÍA Cuando llegó la hora, se puso la mesa y los Apóstoles con Él. Preparar la mesa donde el compartir sacia el hambre de los pueblos y se celebre la entrega, el encuentro, la vida y la paz. Comer el Pan y beber la Copa juntos, nos abrirá los ojos para reconocernos como hermanos, hijos de un mismo Padre. Al realizar este gesto descubriremos que el Señor vive y camina a nuestro lado. Creemos que todos los hombres y mujeres de la tierra llegarán a tener el Pan de cada día. Apoyadas en Cristo Eucaristía tratamos de hacer real el “Amaos unos a otros como yo os he amado” RECONCILIACIÓN “Queremos colaborar con El, por El y en El, a la Reconciliación de los hombres y mujeres entre sí y con Dios y a que la creación, puesta al servicio de todos, sea un reflejo de la Gloria Divina. Queremos colaborar para que todas las personas acojan el perdón y la Reconciliación que Cristo nos Ofrece. Reconciliación que es dejar que el Amor todo lo venza, responder al mal con el bien. Es pedir perdón, es tender la mano abierta. Es trabajar por la libertad, la justicia, la paz. El triunfo sobre el mal está de lado del perdón y del amor. COMUNIÓN “Que todos sean uno, como tú y yo Padre, somos uno” Cristo nos llama a participar con El en su vida y misión. La contemplación del mundo roto por el pecado nos urge a ser agentes de Comunión en el anuncio del Evangelio. Desde una Iglesia de Comunión y Participación, religiosas y laicos/as unamos esfuerzos, en actitud de colaboración e intercambio de dones en la construcción del Reino. Que la convivencia esté basada en el amor. Que la justicia y el respeto a la dignidad del hombre y de la mujer se haga realidad. Que cada uno sea llamado por su nombre. Que las relaciones estén hechas de estima, comprensión, franqueza, paciencia y amistad. ADORACIÓN Las Esclavas siempre estamos de fiesta porque todos lo días tenemos el Santísimo expuesto. Adorar a Cristo en la Eucaristía es un don que hemos recibido de la Iglesia y que estamos llamadas a compartir. Adorar es sentirnos amadas/os por Dios, desde nuestra pequeñez y decirle: ¡Gracias! Adorar es acoger con gozo la presencia de Jesús resucitado entre nosotras/os. Adorar es guardar silencio para escuchar su Palabra. Adorar es descubrir la imagen de Dios en cada hombre y mujer. Adorar es aprender de Él a dar la vida por los hermanos. Adorar es hacer presente la humanidad entera ante Dios. SOLIDARIDAD Lo que haces a uno de estos mis hermanos, a Mí me lo haces. Pero con la mirada atenta, y el corazón despierto, también descubrimos voces que claman justicia, manos que sostiene, hombros que aguanta, sonrisas que alientan y amigos que dan hasta la vida. Al escuchar: “Tuve hambre y me disteis de comer, Tuve sed y me disteis de beber, Fui forastero y me hospedasteis, Enfermo y vinisteis a verme...” Queremos hacernos solidarias con la humanidad doliente, en la que Cristo sigue sufriendo pobreza, opresión y desamor. Cada vez que saciamos el hambre y la sed del hermano, LE SERVIMOS A ÉL. FIESTA Estad siempre alegres en el Señor, os lo repito, estad alegres. El corazón humano siente los motivos de gozo, es disfrutar de la bondad y la belleza, es experimentar el amor. Cristo Resucitado hace posible una fiesta continua, una alegría que nadie nos podrá quitar; nos trae la salvación que resuena como Noticia llena de sentido festivo. Sé mensajero de la fiesta. Hazte compañero del que está solo. Apoya al que sufre la injusticia. Trabaja en la Reconciliación allí donde hay discordia. Estamos llamadas a brindar al mundo el vivir cotidiano con sentido de fiesta: ÉL ESTÁ VIVO. MUJER Al llegar la plenitud de los tiempos, envió Dios a su hijo, nacido de mujer. La mujer sabe creer, sabe esperar, sabe confiar. La mujer es sencillez y sabiduría, responsabilidad y organización, esfuerzo y superación, justicia y misericordia. En el Evangelio, las mujeres siguieron a Jesús, le acogieron en su casa. Permanecieron al pie de la Cruz y fueron las primeras en anunciar su Resurrección. Queremos destacar la importancia de trabajar por la promoción de la mujer, para ayudar a su participación activa en la familia, la Iglesia y la sociedad. EN MISION ¡Ay de mi, si no anuncio el Evangelio! Proclamar la Buena Nueva a todos los hombres y mujeres es despertar en ellos, en medio de sus penas y alegrías, la esperanza. Ante un mundo marcado por: - La injusticia. - La desunión, el odio y la violencia. - El desconocimiento y olvido de Dios. Nuestra fe en el Señor Resucitado, nos impulsa desde la Eucaristía a: •Trabajar por la justicia en el amor, en solidaridad con los que están privados de sus derechos. •Procurar restablecer la paz y la reconciliación que Cristo nos trajo. GRACIAS Es una palabra que sólo se puede decir desde el corazón. De la Eucaristía, acción de gracias de Jesús, arrancan todos los sentimientos agradecidos, y hacia ella convergen transformándose en alabanza continua a Dios Padre. Gracias, Padre, por que nos has dado a tu hijo Jesús. Gracias por que nos has dado a Santa Rafaela María. Gracias, Señor por que te has servido de instrumentos débiles y pequeños para colaborar en la construcción de tu Reino.