TERCER DOMINGO CICLO A PASOS DE LA LECTIO DIVINA CONTEMPLACION - ACCION ORACION MEDITACION LECTURA PREPARACION En la organización de los evangelios dominicales de Cuaresma, cada ciclo tiene sus características.

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Transcript TERCER DOMINGO CICLO A PASOS DE LA LECTIO DIVINA CONTEMPLACION - ACCION ORACION MEDITACION LECTURA PREPARACION En la organización de los evangelios dominicales de Cuaresma, cada ciclo tiene sus características.

TERCER DOMINGO
CICLO A
PASOS DE LA LECTIO DIVINA
CONTEMPLACION - ACCION
ORACION
MEDITACION
LECTURA
PREPARACION
En la organización de los evangelios
dominicales de Cuaresma, cada ciclo tiene sus
características peculiares.
El de este año, el ciclo A, presenta durante tres
domingos unos pasajes, no de Mateo, sino de
Juan, que quieren prepararnos a la Pascua por
medio de un camino de «discipulado», que nos va
conduciendo poco a poco, hacia el encuentro con
la Vida Nueva en el Misterio Pascual de Cristo.
Después de las «tentaciones de Jesús» en el
desierto (Dgo. 1°) y de su «transfiguración» (Dgo.
2°), los Domingos del 3° al 5° nos ofrecen tres
pasajes «bautismales»:
 el «agua viva» ofrecida a la mujer samaritana
junto al pozo (Dgo 3º.),
 la «curación del ciego de nacimiento» (Dgo. 4º)
 y la «resurrección de Lázaro» (Dgo. 5º.)
Estos pasajes son de claro contenido cristológico, con
una revelación progresiva hasta llegar al "yo soy": Jesús
como
«Agua viva»,
«Luz» y
«Vida»,
tres conceptos muy característicos de Juan y muy
propios del camino de iniciación cristiana, que
tradicionalmente han servido para motivar el camino
bautismal de los catecúmenos, es decir, de quienes se
preparan para el Sacramento, o también de la comunidad
cristiana en su recorrido cuaresmal hacia la Pascua.
En este domingo la Iglesia quiere que
miremos hacia adelante, hacia la gracia salvadora
de la Pascua.
Esta gracia supone la renovación cuaresmal, y
está simbolizada por el agua que sacia la sed
para siempre.
DOMINGOS DE CUARESMA ciclo A
CAMINO hacia la PASCUA
ITINERARIO DE MATEO
Dom1o- Jesús es tentado como nosotros
Dom2o- Jesús Transfigurado es la nueva Alianza
Dom3o- JESUS es el AGUA VIVA (Samaritana)
Dom4o- Jesús es la LUZ DEL MUNDO (Ciego de
nacimiento)
Dom5o- Jesús es LA VIDA (Lázaro)
Primer paso del Camino:
Escoger a Dios o dar pasos en falso
Segundo paso del Camino:
Escuchar al Hijo predilecto
Tercer paso del Camino:
Beber de la fuente de Agua Viva
Cuarto paso del Camino:
Dejarse iluminar para creer
Quinto paso del Camino:
Volver a la vida
INVOCACION AL
ESPIRITU SANTO
Ven, Espíritu Santo, ilumina
nuestra mente, nuestro corazón y
nuestra voluntad
para que podamos comprender,
aceptar y vivir tu Palabra.
Llena con tu santo poder a todos los que participamos en este
encuentro
para que, guiados por el Evangelio, recorramos juntos el camino
de Jesús Maestro
Ven, Espíritu Santo,
a llenar nuestra vida con tu acción vivificadora,
para que sepamos descubrir la presencia de Jesús.
Danos fe en la Palabra viva y liberadora de Jesús;
que ella sacie la sed de todos los sedientos
de verdad y de justicia, de paz y de amistad.
Amén.
LEAMOS
LA PALABRA
MIREMOS EL TEXTO
PARA VER
QUE DICE
PONGAMOS ATENCION PARA ESCUCHAR Y
RECIBIR...
HAGAMOS SILENCIO
Y ABRAMOS LAS PUERTAS DEL
CORAZON A LA PALABRA QUE LLEGA...
«Danos agua para beber»
Exodo: 17, 3-7
La lectura del Exodo introduce el tema del Evangelio: a
través de su Éxodo, el pueblo en el desierto sufrió calor y
sed; y esto es un símbolo de la condición humana.
Moisés producirá para ellos agua que saltaba de una
piedra; y esto es un símbolo de Cristo fuente de gracia.
En el repaso de la historia de la salvación que hacemos
en las primeras lecturas de los domingos de Cuaresma,
después de recordar el domingo pasado a Abrahán, hoy se
nos presenta a Moisés, el gran líder que sacó al pueblo
israelita de Egipto y lo condujo a través del desierto hasta las
puertas de la tierra prometida.
La página de hoy nos presenta un episodio muy agitado
de rebelión y protesta del pueblo: episodio que ha quedado
en la historia de Israel como "el día de Meribá y Massá en el
desierto". Massá significa "prueba" y Meribá, "protesta".
El cansancio del camino por el desierto, la pertinaz
sequía y la sed hacen que protesten contra Moisés: le echan
en cara que les ha traído a morir al desierto. Moisés, cansado
también él de soportar a ese pueblo, acude a Dios, y
consigue el agua deseada, para las personas y el ganado,
golpeando la roca que Dios le señala.
La conclusión no se sabe bien si es una afirmación o una
pregunta dubitante: "¿Está o no está el Señor en
medio de nosotros?".
«No endurezcan su corazón»
Sal: 95(94)
El salmo invita, por una parte, a los
creyentes a elevar alabanzas y vítores al
Señor, porque «él es nuestro Dios y
nosotros su pueblo».
Pero también advierte: «no endurezcan
sus corazones como en Meribá, como el
día de Massá... cuando sus padres me
pusieron a prueba y me tentaron, aunque
habían visto mis obras».
«El amor de Dios ha sido
derramado en nuestros
corazones, por el Espíritu
Santo que se nos ha dado»
Ro: 5, l-2. 5 -8
Para S. Pablo, la gracia liberadora de Cristo es
sencillamente el mismo amor de Dios «derramado
en nuestros corazones por el Espíritu Santo
que se nos ha sido dado».
Y este amor es tanto más verdadero y
misericordioso, por cuanto nos fue concedido
mientras aún éramos pecadores.
Esta vez parece que la página de Pablo que
leemos se refiere más bien al evangelio que va a
seguir, sobre todo por la afirmación sobre el Espíritu
Santo de Dios "que se derrama en nuestros
corazones".
Pablo, en el capítulo en que compara al primer Adán con
el segundo y definitivo, resalta la salvación que nos ha venido
de Cristo. Por medio de él y de su entrega pascual, y
precisamente cuando todavía éramos enemigos de Dios y
pecadores, estamos en paz con Dios y gozamos de la
esperanza de su gloria.
Esa es la "prueba de que Dios nos ama" y, sobre todo,
de que «el amor de Dios ha sido derramado en nuestros
corazones con el Espíritu Santo que se nos ha dado».
«Si
conocieras
el don de
Dios»
Jn: 4, 3-42
PROCLAMACION DEL EVANGELIO DE JESUCRISTO
SEGÚN SAN JUAN
GLORIA A TI, SEÑOR
3 Jesús
abandonó Judea y se dirigió de nuevo a Galilea.
4 Tenía que atravesar Samaría. 5 Llegó a un pueblo de
Samaría llamado Sicar, cerca del terreno que Jacob dio
a su hijo José. 6 Allí se encuentra el pozo de Jacob.
Jesús, cansado del camino, se sentó tranquilamente
junto al pozo. Era mediodía.
7 Una mujer de Samaría llegó a sacar agua.
Jesús le dice:
–Dame de beber.
8 Los discípulos habían ido al pueblo a comprar comida.
9 Le responde la samaritana:
–¡Cómo! ¿Tú, que eres judío, me pides de beber a mí,
que soy samaritana? Los judíos no se tratan con los
samaritanos.
10 Jesús
le contestó:
–Si conocieras el don de Dios y quién es el que te pide
de beber, tú le pedirías a él, y él te daría agua viva.
11 Le dice [la mujer]:
–Señor, no tienes con qué sacar el agua y el pozo es
profundo, ¿dónde vas a conseguir agua viva? 12 ¿Eres,
acaso, más poderoso que nuestro padre Jacob, que nos
dio este pozo, del que bebían él, sus hijos y sus
rebaños?
13 Le contestó Jesús:
–El que bebe de esta agua vuelve a tener sed; 14 quien
beba del agua que yo le daré no tendrá sed jamás,
porque el agua que le daré se convertirá dentro de él
en manantial que brota dando vida eterna.
15 Le
dice la mujer:
–Señor, dame de esa agua, para que no tenga sed y no
tenga que venir acá a sacarla.
16 Le dice:
–Ve, llama a tu marido y vuelve acá.
17 Le contestó la mujer:
–No tengo marido.
Le dice Jesús:
–Tienes razón al decir que no tienes marido; 18 porque
has tenido cinco hombres, y el que tienes ahora tampoco
es tu marido. En eso has dicho la verdad.
19 Le dice la mujer:
–Señor, veo que eres profeta. 20 Nuestros padres daban
culto en este monte; ustedes en cambio dicen que es en
Jerusalén donde hay que dar culto.
21 Le
dice Jesús:
–Créeme, mujer, llega la hora en que ni en este monte
ni en Jerusalén se dará culto al Padre. 22 Ustedes dan
culto a lo que no conocen, nosotros damos culto a lo
que conocemos; porque la salvación procede de los
judíos. 23 Pero llega la hora, ya ha llegado, en que los
que dan culto auténtico adorarán al Padre en espíritu
y en verdad. Porque esos son los adoradores que
busca el Padre. 24 Dios es Espíritu y los que lo adoran
deben hacerlo en espíritu y verdad.
25 Le dice la mujer:
–Sé que vendrá el Mesías –es decir, Cristo–. Cuando él
venga, nos lo explicará todo.
26 Jesús
le dice:
–Yo soy, el que habla contigo.
27 En esto llegaron sus discípulos y se
maravillaron de verlo hablar con una mujer.
Pero ninguno le preguntó qué buscaba o por
qué hablaba con ella. 28 La mujer dejó el
cántaro, se fue al pueblo y dijo a los vecinos:
29 –Vengan a ver un hombre que me ha contado
todo lo que yo hice: ¿no será el Mesías?
30 Ellos salieron del pueblo y acudieron a él.
[31 Entretanto los discípulos le rogaban:
–Come Maestro.
32 Él les dijo:
–Yo tengo un alimento que ustedes no conocen.
33 Los discípulos comentaban:
–¿Le habrá traído alguien de comer?
34 Jesús les dice:
–Mi alimento es hacer la voluntad del que me envió y concluir su
obra. 35 ¿No dicen ustedes que faltan cuatro meses para la
cosecha? Pero yo les digo: levanten los ojos y
observen los campos que ya están madurando para la cosecha.
36 El segador ya está recibiendo su salario y cosechando fruto para
la vida eterna; así lo celebran sembrador y segador. 37 De ese
modo se cumple el refrán: uno siembra y otro cosecha. 38 Yo los he
enviado a cosechar donde no han trabajado. Otros han trabajado
y ustedes recogen el fruto de sus esfuerzos].
39
En aquel pueblo muchos creyeron en él por las
palabras de la mujer que atestiguaba: Me ha dicho
todo lo que hice. 40 Los samaritanos acudieron a él y
le rogaban que se quedara con ellos. Se quedó allí
dos días, 41 y muchos más creyeron en él, a causa de
su palabra; 42 y le decían a la mujer:
–Ya no creemos por lo que nos has contado, porque
nosotros mismos lo hemos escuchado y sabemos
que éste es realmente el salvador del mundo.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
Re-leamos el texto:
- ¿Qué personajes
aparecen en el texto que
hemos leído?
- ¿Qué preguntas le hacen
a Jesús?
- ¿Qué les responde
Jesús?
- ¿Qué conclusiones
sacamos?
El episodio del diálogo de Jesús con la mujer
samaritana junto al pozo de Siquem es realmente
expresivo y rico en sugerencias.
(El pasaje del diálogo con los apóstoles no es
que se tenga que suprimir. El Leccionario lo pone
entre corchetes, no porque no es importante o
porque es una digresión superflua. Esos versículos
contienen ideas interesantes en la teología de Juan
y para la comprensión del episodio. Si se
«pueden» suprimir es para simplificar un poco el
mensaje de la lectura, que tiene también buen
sentido suprimiendo ese párrafo)
Jesús
dialoga
con
gran
pedagogía,
consiguiendo que la mujer «entre en sí misma» y
se dé cuenta de su situación. Habla con ella del
agua viva, de los sucesivos maridos que ha tenido,
de la venida del Mesías, del culto que agrada a
Dios... La mujer, hasta cierto punto sincera
consigo misma («no tengo marido»), se abre a
la fe y luego se convierte en apóstol de Cristo
entre sus paisanos.
De acuerdo con el tema de Cristo como fuente
de agua viva, leemos ahora el famoso Evangelio
de la mujer samaritana. Destaquemos algunos
puntos que resaltan:
a) A fin de renovar la vida de esta mujer. Jesús sigue una
pedagogía gradual, con cariño y respeto. Se acerca a
la samaritana (odiados por los judíos de ese tiempo),
y más aún, le pide un favor. En su diálogo comienza
por algo que era familiar para la mujer, el pozo de
agua.
b) A partir de esta agua, limitada en su capacidad para
saciar la sed, Jesús conduce a la mujer al deseo del
agua viva. El mismo es el que sacia la sed para
siempre. La mujer se interesa por esta agua, que es
«el don de Dios».
c) Jesús entonces viene a mostrar a la mujer que no
es tan fácil gozar de este don: ello implica que ella
debe cambiar las cosas malas de su vida.
d) Al final, Jesús se le revela a sí mismo como la
encarnación del don salvador de Dios, el agua
viva. La mujer se entrega a Cristo, y comienza
su verdadera conversión.
e) Su experiencia de Cristo lleva a la mujer a
hacerse apóstol. Va a su pueblo a compartir con
otros esta experiencia, a interesarlos en el
esperado Salvador que ella acababa de encontrar.
Ser apóstol significa compartir con otros
nuestra experiencia cristiana; lo cual supone
esta experiencia: nadie puede evangelizar a
otros si él mismo no está evangelizado.
El Evangelio de la mujer samaritana es el
Evangelio de Jesús fuente de agua viva, que
nos
transforma
en
seguidores
y
evangelizadores.
MEDITEMOS
LA PALABRA
DESCUBRAMOS
QUE NOS DICE
VAMOS A SABOREAR ESTE TEXTO PARA SENTIRLO
DENTRO DE NOSOTROS MISMOS...
ABRAMOS LAS PUERTAS DE LA MENTE Y EL CORAZÓN...
DEJÉMONOS INTERPELAR POR LA PALABRA
- ¿Cuáles son los personajes de este relato?
- ¿Qué hace y qué dice cada uno de esos
personajes?
- ¿Qué transformaciones se realizan en este
relato y a qué se deben?
- ¿Qué considero como lo principal en estos
textos?
- ¿Cuáles enseñanzas saco para mi vida?
Cristo, fuente de agua viva
Es una hermosa coincidencia que este año, a la escena
de la mujer sedienta de Samaría, corresponda la lectura
del pueblo sediento del desierto, con respuesta de Dios a
los dos.
La respuesta es Cristo.
Cristo se revela, a lo largo de las páginas del evangelio,
con múltiples nombres y definiciones: luz, camino, puerta,
pastor, profeta, maestro.
Aquí entra en juego la expresiva metáfora del
viva.
agua
Ya humanamente el agua tiene no sólo utilidades muy ricas,
sino también simbolismos religiosos muy sugerentes. El agua
sacia la sed, purifica, hace fecundos los campos..., y por eso se
convierte en símbolo de la pureza y de la vida misma.
Pero aquí Jesús anuncia otra agua más importante. No un
agua superficial, sino una que quita eficazmente la sed. Como
luego hará con el pan y con la luz y la vida. Y esa agua es él
mismo.
El «yo soy» del evangelio de Juan lo vamos a escuchar en
varias claves durante estos días, para que nos convenzamos de
que Cristo es la respuesta de Dios a todas las clases de sed que
hay en la humanidad y toda búsqueda de luz y de vida.
Otras veces este simbolismo del agua
se refiere al Espíritu Santo. Como
cuando Jesús, en la fiesta de las
Tiendas, proclamó: «si alguno tiene
sed, venga a mí y beba... De su seno
correrán ríos de agua viva. Esto lo
decía (apostilla el evangelista Juan)
refiriéndose al Espíritu, que iban a
recibir los que creyeran en él» (Jn. 7,
37-39).
El misterioso camino de la fe
Jesús ofrece un voto de confianza a las personas. A
Pedro, a pesar de sus deficiencias y fallos. A los apóstoles,
a pesar de su cortedad de miras y su cobardía. Aquí, a la
mujer samaritana.
Es un camino misterioso el que conduce a esa mujer a
la fe. La interpela un judío, cosa inusual en la época. Un
judío sediento que ha ido al pozo sin ningún recipiente.
Una persona con quien, a partir de la vida de ella, que
él parece conocer, consigue dialogar. Jesús sabe situar a
las personas en su justo lugar, y desde donde están
conducirlas hacia donde él quiere.
Al ciego lo conducirá de la luz de los ojos físicos a la Luz que es
él mismo. A los que se sacian con la multiplicación de los panes, a
enterarse del Pan que les va a dar él, al Pan que es él mismo. A la
familia de Lázaro, desde la recuperación de la vida humana hacia
la Vida que es él mismo.
Se repite el «yo soy» en el evangelio de Juan: «yo soy, el que
contigo habla». Lo escucharemos estos tres domingos, porque
también son afirmaciones muy expresivas de la fe cristiana:
Cristo «es» el agua viva, «es» la luz verdadera, «es» la vida
eterna.
En el prefacio se hace un comentario de la escena evangélica:
Jesús, «al pedir agua a la samaritana, ya había infundido en ella
la gracia de la fe, y si quiso estar sediento de la fe de aquella
mujer, fue para encender en ella el fuego del amor divino».
Liturgia muerta y liturgia viva
Uno de los temas que salen en la conversación de
Jesús con la mujer es dónde hay que rendir culto a Dios:
¿en Garizim, el «monte santo» para los samaritanos,
monte al pie del cual se encuentra el pozo de Siquem?
¿o en el templo de Jerusalén, como pretenden los
judíos?
Jesús da una de sus clásicas respuestas. Parece que
relativiza el culto en cuanto el lugar donde se realiza, o
los ritos, o el templo donde sucede, y afirma que el culto
que agrada a Dios es un culto «en espíritu y en
verdad».
Ciertamente Jesús no reniega del culto, de los ritos, de las oraciones, del
templo como lugar de oración. Lo demuestra a lo largo del evangelio. Lo que
sí quiere es que ese culto sea «en espíritu y en verdad», no consistente sólo
en ritos exteriores, en una actitud que se pudiera tachar de «formalista» o de
«ritualista», sino que implique lo más interior de la persona.
Que la alabanza a Dios no esté sólo en los labios, sino en el corazón. Que
los ritos externos (sacrificios, ofrendas, incienso) correspondan a los
sentimientos y actitudes más profundas de la persona.
También nosotros podemos recoger la lección. Porque la liturgia, por ser
un ritual repetido, corre siempre el peligro de la rutina o del ritualismo.
Nuestra oración, nuestra Eucaristía, deben tener una estrecha relación
con nuestra vida fuera de la celebración, no deben quedar «secuestradas» en
la iglesia, sino traducirse después claramente en nuestro estilo de vida.
OREMOS
CON LA PALABRA
¿QUE LE
DECIMOS
NOSOTROS
A DIOS?
Ante la necesidad que
tenemos de perdón,
pedimos por la
Iglesia:
para que sepa decir a
todos los hombres
que Dios es rico en
misericordia y pronto
al perdón...
También tenemos
necesidad de concordia y
paz entre nosotros;
pedimos para que todos
sepamos actuar con
responsabilidad cristiana,
con justicia y caridad, y
sepamos construir un
mundo más fraternal y en
paz....
Pedimos por cada uno de
nosotros:
que no tengamos miedo a
abandonar muchas de las
cosas en las que estamos
enfrascados para
acercarnos a Dios y ser
capaces de convertir
nuestro corazón y gozar
de la cercanía de Dios...
Gracias, Señor, por enseñarnos a encontrate,
más allá de lugares determinados,
en el fondo de cada corazón humano,
«en espíritu y en verdad».
Allí donde fragua la guerra y la paz,
donde se siega el trigo y se hace el pan,
donde se administra el sudor de los trabajadores,
donde se reparte el agua y la palabra, allí estás Tú.
El mundo es tu templo, cada persona es tu morada,
en donde quieres ser servido y adorado.
Padre de bondad,
concédenos saciarnos del agua viva del Espíritu,
que salta hasta la vida eterna.
Te encomendamos a todos los hombres y mujeres del mundo
que -sabiéndolo o no- te buscan con sincero corazón.
Que todos nosotros podamos encontrarnos de cerca
con el Señor Jesús, como la mujer samaritana,
y que permanezca en nosotros tu gracia
como fuente de alegría, de vida y de esperanza.
Que en el Espíritu
te alabemos y bendigamos por Cristo
Amén.
CONTEMPLEMOS y
ACTUEMOS
LA PALABRA
DESCUBRAMOS
QUE QUIERE DIOS QUE HAGAMOS
CON ESTA PALABRA
¿De qué tenemos sed?
Nos podemos ver fácilmente reflejados en la
historia del pueblo y en la situación personal de la
samaritana.
El pueblo de Israel estaba cansado y sediento.
Ya quedan lejos el entusiasmo primero al salir de
Egipto y los proyectos optimistas sobre la tierra
prometida.
Ahora se dan cuenta de que entre Egipto y la
tierra prometida está el desierto, lleno de fatigas y
peligros y sequía.
También la mujer sedienta que acude
al pozo es una imagen patética,
representativa de la situación de la
humanidad.
Tiene sed, y no sólo de agua, sino de
felicidad: la está buscando y no está
satisfecha. Ya ha tenido cinco maridos.
Es buen retrato de una humanidad que busca, que tiene
sed, que no sabe bien a qué pozos acudir a por agua, que se
hace preguntas profundas y no encuentra soluciones
satisfactorias. En ambos casos Dios les da agua para su sed.
También Pablo dice, en la 2a lectura, cómo sale a nuestro
encuentro el amor del Padre que se nos da por su Espíritu en
lo más profundo de nuestro ser, el amor que se nos ha
manifestado sobre todo en ese Cristo Jesús que ha muerto por
nosotros, a pesar de que no nos lo merecíamos.
Estamos envueltos en el amor de Dios.
En nuestra vida también hay momentos en que
tenemos sed y sufrimos de los inconvenientes del
desierto. Como a Israel, Dios nos da también el agua
que puede saciar esa sed, si queremos. Y podremos
decir, sin interrogantes, sino con convicción: «el Señor
está en medio de nosotros».
Cristo nos alcanza, no sólo en el templo, sino en la
vida misma, allí, junto al pozo, donde sentimos la sed y
buscamos sentido para nuestra vida. La mujer de
Samaría es un símbolo de tantas personas en
búsqueda.
Y también a nosotros nos dice Cristo: «el que
beba del agua que yo le daré...».
Todos tenemos sed: sed de verdad, de felicidad, de amor,
de vida. Es bueno que sintamos sed. Sería una pena que no
sintiéramos sed de nada.
Entonces no andaríamos en búsqueda: el que no tiene
sed, no busca fuentes de vida, el que lo sabe todo no
pregunta, el que se cree un santo, no pide perdón, el que se
siente rico, no pide nada. El que tiene todo eso, ¿para qué
necesita la Pascua y la salvación?
Si nos vemos reflejados en ese pueblo que camina
fatigosamente por el desierto o en esa mujer que acude al
pozo con su cubo, podremos entrar dentro de nosotros
mismos y situarnos ante Dios en la actitud justa; «como
tierra reseca, agostada, sin agua», como dice el salmo.
Y en vez de ir buscando aguas no verdaderas en otros «pozos»
que nos pueden parecer apetecibles, le pediremos en esta Pascua,
haciendo nuestras las palabras de la buena mujer: «Señor, danos
esa agua».
Si tenemos esa experiencia podremos también imitar a Cristo en
otro aspecto: nos sentiremos movidos a ayudar a otros a que se den
cuenta de esa sed que tienen y acompañarles al manantial del agua
verdadera y profunda, Cristo Jesús.
RELACION CON LA EUCARISTIA
Jesús se entrega por amor y n os sigue demostrando en cada
celebración su amor a nosotros y a la humanidad. Este amor es el
que salva la vida y la llena plenamente. Este amor es el que se hace
actual para nosotros en la Eucaristía.
Para meditar durante la semana:
1. ¿Qué es para mí el apostolado?
2. ¿Cómo procedo para compartir con otros -cuando es
pertinente- mi experiencia cristiana?
3. ¿Cuál es mi idea de Dios?
4. ¿Creo en un Dios misericordioso y cariñoso?
5. ¿Mis motivos para evitar el mal y hacer el bien, incluyen
mi respuesta al amor y misericordia de Dios? ¿Hasta
dónde?
6. ¿Qué puedo hacer concretamente en mi vida para que
estos pasajes se cumplan?
P. Carlos Pabón Cárdenas, eudista
Comisión de la Animación bíblica de la Pastoral