VIRGEN DE JUQUILA

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La fiesta de la Virgen de Juquila es una
de las más grandes y con mayor poder de
convocatoria entre la comunidad católica
del estado de Oaxaca e incluso entre fieles
de entidades vecinas como Puebla,
Guerrero y Veracruz.
Esta celebración, llevada a cabo el día 8
de diciembre de cada año, reúne a miles de
creyentes, quienes abarrotan la localidad
para presentar sus honores a la imagen de
la Virgen de Juquila, reconocida por ser
“muy milagrosa”. Es una gran feria popular
donde se realizan diferentes actividades:
inicia con el novenario, entre misas, música,
juegos deportivos, danzas antiguas, fuegos
artificiales, juegos mecánicos, puestos de
antojitos regionales y mercaderías de
abrumadora diversidad.
Desde todos los rincones de Oaxaca y
del país, así como de otras naciones de
Centro y Sudamérica, llegan numerosísimos
peregrinos a hacerse presentes en la fiesta,
una de las más importantes en el calendario
religioso oaxaqueño. Sin embargo, por la
enorme afluencia de fieles, muchos
prefieren visitar a la Virgen en cualquier otra
fecha, por lo cual a lo largo del año es
común observar largas peregrinaciones que
a pie o en vehículos diversos acuden a
refrendar su fe en la Virgen de Juquila.
El pequeño poblado de Santa Catarina
Juquila esta enclavado en la sierra de
Oaxaca, a 7 horas en camión de la capital
del estado. Rodeado de bosque y montaña,
Santa Catarina Juquila es un pueblo
pequeño, de 6 calles pavimentadas y un par
de hoteles que cada año, celebra las fiestas
de la patrona del pueblo. Desde tiempos que
nadie precisa la imagen de la Virgen de
Juquila estaba en una de las cuevas del
cerro del pedimento, con adornos y entrada
de paja, en las afueras del pueblo, hasta
donde toda la gente la visitaba, pero un día
sin precisar, un incendio atacó la cueva,
quemando todo, incluso la cara de la Virgen,
todo, menos su manto, que quedó intacto y
blanco después del desastre.
Es desde entonces que la gente la
considera milagrosa, y decide pedirle
favores y prometerle visitas, tocando su
manto. El pueblo agradecido por los favores
recibidos se organiza para conseguir dinero
y construirle un templo; en el punto más
alto del poblado, el 4 de Diciembre de 1915,
es inaugurada la iglesia del pueblo, con la
imagen de la Virgen como centro.
La imagen no mide más de 30
centímetros y su cabeza, quemada parece
de lejos una nuez, pero su manto es
minuciosamente bordado y largísimo, y el
velo que cubre su cabeza aún más. La
iglesia fue construida con un cuarto en la
parte de atrás del altar, donde el gran manto
es extendido a manera de techo por detrás
de la Virgen. Es ahí donde la gente pasa, por
unas escaleras, bajo el manto de la Virgen
buscando su bendición, y a sus pies, en una
pequeña canasta con fieltro guinda,
depositan muchos los “milagritos”
(pequeños objetos de metal que representan
su necesidad); un libro para ayudar al
estudiante, un corazón para quien busca el
amor, un brazo para quien sufre de salud,
también ponen billetes de juguete y fotos de
personas queridas.
El rito anual para el pueblo de Juquila
consiste en ir al cerro del pedimento, subir a
pie hasta la iglesia, escuchar misa y luego,
pasar por debajo del manto de la Virgen
buscando su bendición, y antes de volver a
su lugar de origen, comprar “reliquias”,
imágenes, cuadros, escapularios (collares
protectores) y flores para adornar sus
camiones o bicicletas, y llevarlos a casa.
La celebración a la Virgen de Juquila es
el 8 de Diciembre, sin embargo, la cantidad
de personas que quieren visitarla supera la
capacidad del pequeño poblado, se ha
hecho necesaria más estructura, y extender
la fiesta algunos días. El itinerario se da a
conocer por medio de carteles, distribuidos
en todas las ciudades de Oaxaca y desde
cada comunidad se organizan para hacer el
viaje, como en el caso Vicente y sus
compañeros de la comunidad de Ventanilla,
dieron una cuota y se rentó el camión y la
comida para todos los que realizan el viaje.
El día de la fiesta, llegan a Juquila miles
de personas dispuestas a pasar horas de
sol para llegar al cerro del pedimento,
escuchar misa desde el patio de la iglesia o
apretujado en su interior y luego, una fila de
dos kilómetros de largo para pasar bajo su
manto.
Un día después, todavía las calles
inundadas de lonas azules y músicos
ambulantes, la imagen de la Virgen sale de
su iglesia y es llevada en alto por todas las
calles de la ciudad, culminando las
festividades de doce días, con el alegre
baile de las azucenas, que inicia a las cinco
de la tarde y no acaba, hasta mediodía del
día siguiente.
Por muchos fieles también llamada como
Virgen de Juquilita o simplemente Juquilita,
recibe a cientos de miles de visitantes al
año en su santuario que llegan en
peregrinaciones procedentes de distintos
puntos de los estados de Oaxaca, Puebla,
Tlaxcala, Hidalgo, Estado de México,
Guerrero y Veracruz.