cuento filosófico (2)

Download Report

Transcript cuento filosófico (2)

PINOCHO
CUENTO FILOSÓFICO
Érase que se era un viejito muy noble dueño de
una juguetería llamado Gepeto, quien hacía sus
propios juguetes porque le gustaban mucho los
niños – ¡ah! y no precisamente en salsa verde-;
pero desafortunadamente para él nunca pudo tener
hijos y se conformaba con querer a un muñeco de
madera al que llamó Pinocho.
Gepeto aunque sabía por sus sentidos que Pinocho
sólo era un objeto de madera, su intelecto captaba
un contenido suprasensible, así obtenía un
concepto, que por un lado contenía elementos
reales abstraídos de la realidad pero que al mismo
tiempo estaba compuesto por un elemento
subjetivo propio del individuo que lo capta.
Así que para Gepeto, Pinocho era como un
conocimiento holístico o como una intuición, la
esencia misma del significado de un objeto.
Gepeto intuía que ese simple muñeco le ofrecía
una excelente oportunidad de captar un objeto
en un horizonte amplio, sin estructuras, una
realidad que para él se le presentaba como:
totalizada, unificada, valiosa, armónica, y eso
es lo que percibía precisamente.
Gepeto decidió quitarse los lentes de color que
la mayoría de la gente usa y pudo considerar a
Pinocho como un niño de verdad.
Al involucrarlo con la sociedad se presentaban
serios problemas, principalmente en la escuela,
en donde los esquemas mentales son rígidos,
pues la mayoría de las personas se resistían a
quitarse los lentes de color y criticaban mucho
tanto a Gepeto como a Pinocho.
Pinocho conoce a unos amigos que lo persuaden a
vivir la vida cómodamente y lo invitan a ir a un lugar
en donde no es criticado o condenado por otros modos
de pensar.
¡Oh!, pobre Pinocho, no sabes en el problema que te
has metido-le dice un grillo al oído llamado Pepe.
Pepe grillo es la expansión de la conciencia de
Pinocho y gracias a ella la mente es capaz de percibir
objetos con mayor claridad, amplitud y profundidad.
Entonces Pepe grillo a través de un tipo de intuición:
-creatividad mental- desea liberar a Pinocho del
camino mediocre y rutinario en el que lo han envuelto
sus pseudoamigos, quienes se empeñan en hacerle
creer que su narcisismo -o amor hacia sí mismo- es lo
mejor para él.
Mientras tanto Gepeto desesperado por no saber en donde se encuentra Pinocho
decide salir a buscarlo, y al adentrarse en el mar, una terrible tempestad
destroza su bote, quedando en una simple balsa. Sin embargo, la tenacidad y el
amor por su hijo no desanima su búsqueda, pero la suerte no estaba de su lado,
pues de la nada sale un gigantesco monstruo, una enorme ballena gris y se lo
traga completamente. Dentro de la ballena, Gepeto tiene una experiencia
trascendental, que consiste en conocerse a sí mismo, sin imágenes, conceptos o
estructura alguna que lo limite, es decir, se da la oportunidad de conocerse
como sujeto no como objeto.
Gepeto se sentía cerca de Pinocho, podía visualizarlo, saber de él y de su
esencia aunque no supiera en donde se encontraba. Al verse solo en el
interior de la ballena, Gepeto logra esclarecer su propia experiencia
trascendental, es decir, que es capaz de atender cosas sin adherirse a
ellas, conserva la perspectiva normal y actúa desde su propio yo, y
entonces puede actuar con libertad, logra percibir valores superiores y
disfrutar de los beneficios de la autenticidad de la vida.
Sujeto a los restos de su balsa, en la oscuridad
Gepeto logra un relajamiento muscular, con los
ojos cerrados, desciende a la frecuencia de las
ondas eléctricas de su cerebro hasta el nivel alfa,
en este momento se le facilita la conciencia
holística y entonces puede tomar conciencia de sí
mismo como sujeto, en ese estado se le facilita la
creatividad, el hallazgo de soluciones a los
problemas de la vida, la solución de conflictos, el
descubrimiento de nuevos valores, etc.
Así, con esta postura adquiere la facilidad para
continuar la conciencia de sí mismo aun cuando su
atención esté puesta en Pinocho.
Al estornudar, la ballena expulsa a Gepeto quien
con el impulso llega hasta la orilla de una isla en
donde casualmente se encontraba Pinocho.
Al encontrarse con Pinocho ambos se dan un fuerte abrazo y emprenden el
camino de regreso a casa y mientras lo hacen, caen en una meditación profunda
que reside en la toma de conciencia del propio ser, esto es, percatarse del
hecho de existir; no como algo teórico, sino como el acto más importante que
pueda suceder.
Este es un paso muy valioso que puede dar la persona que reflexiona acerca
de su propia vida, sus decisiones, valores y problemas.
ELABORADO POR: EDUARDO ROBERTO MERCADO JIMÉNEZ