EJERCICIOS CUARESMALES 2014 Las tentaciones pastorales

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Transcript EJERCICIOS CUARESMALES 2014 Las tentaciones pastorales

EJERCICIOS
CUARESMALES
2014
Las Tentaciones
Pastorales
PRIMER DÍA
La primera tentación pastoral,
no ir al desierto:
“Jesús fue llevado por el Espíritu al
desierto para ser tentado por el diablo”
Mt 4,1
 I. Disposición
 II. Lectio
Mt 4, 1-11 y Mt 23, 1-7
Procuremos descubrir ¿cuál es la tentación en la que han caído
los fariseos y en qué se asemeja a las tentaciones que tuvo
Jesús en el desierto y de las que salió victorioso?
Explicación: ¿Qué dice el texto?:
 1. El contexto de ambos textos: La misión.
Para comprender mejor cada texto bíblico, hay que observar
cuidadosamente lo que está antes y después del pasaje que leemos,
es decir, el contexto en que Jesús dijo esas palabras.
El primer pasaje que narra las tentaciones en el desierto se ubica
inmediatamente después del bautismo de Jesús en el río Jordán y
después del desierto Jesús inicia su misión en Galilea. Así, la ida al
desierto se encuentra antes de iniciar su misión y antes de llamar a sus
primeros discípulos (Cfr. Mt 4, 12-22).
¿Qué nos dice este contexto del antes y el después de la ida de Jesús
al desierto? Nos dice que precisamente el desierto es una continuación
de la experiencia vivida en el río Jordán donde experimentó la
presencia del Espíritu Santo.
Así, el desierto es la preparación inmediata para la misión que está por
comenzar.
En el segundo pasaje, Jesús advierte a sus discípulos no imitar el
modo de proceder de los escribas y fariseos (Cfr. Mt 23,3), sucede en
el contexto de su llegada a Jerusalén al final de su misión. Lo que
Jesús denuncia en ellos, es precisamente lo mismo que a Él el diablo
le propuso hacer en el desierto. Muchas veces nos hemos limitado a
ver las tentaciones del desierto en clave de tentaciones personales o
individuales, pero también, las tentaciones tienen que ver con la misión
que Jesús está por iniciar.
El Espíritu Santo es quien lo animó y fortaleció en el río Jordán, el que
lo llevó al desierto y el que después del desierto lo impulsó a la misión.
En contraposición, el diablo, intentará bloquear su misión. Así, las
tentaciones del desierto, tienen una dimensión pastoral. Que será la
temática central de estos ejercicios, y nos estaremos refiriendo
precisamente a las tentaciones que Jesús vence en el desierto,
mismas que de no enfrentarlas en oración, ayuno y con ayuda de la
Palabra de Dios, podrían debilitarlo y desvirtuar su misión.
Son tentaciones pastorales porque su misión es una misión pastoral,
ya que como Buen Pastor, irá en busca de las ovejas perdidas para
reintegrarlas al rebaño.
Cuando hablamos de tentaciones, nos referimos a algo distinto al
pecado. Jesús fue tentado, pero no pecó.
La tentación puede ser un sentimiento o un pensamiento que llega a
nosotros haciéndonos creer que debemos hacer las cosas y decidir las
cosas de una cierta manera, contraria a la voluntad de Dios.
El pecado se da cuando, sin un buen discernimiento, nos dejamos
llevar por los impulsos o intenciones interiores equivocadas y hacemos
las cosas a nuestra manera, no haciendo la voluntad de Dios.
 2.- En búsqueda de un nuevo modelo de servicio
misionero.
En su vida Jesús ha observado el dolor, el sufrimiento, el alejamiento y
marginación de mucha gente tanto en el ámbito social como en el
religioso y ha analizado las causas de esa situación en la que viven.
Sin embargo, no es únicamente la realidad la que le moverá a la
misión, pues Jesús sabe que un auténtico misionero no es el que
hace lo que le gusta o siente, por bueno que sea lo que quiera hacer.
Un misionero sólo hace lo que le mandan hacer Aquel que lo
envía. Pero Jesús también está expuesto a la tentación y a seguir un
modelo de misión equivocado. Es por eso que debe hacer un
discernimiento, es decir, es preciso que en oración clarifique cómo
dará este servicio.
 3. La primera tentación: Falta de discernimiento y huir del
desierto.
El llamado está confirmado, la misión esperada está por iniciar, pero antes, el
Espíritu lo guía al desierto para ser tentado. ¿El Espíritu lo lleva al desierto
para ser tentado por el diablo?. Sí en el proceso de formación que el Padre ha
preparado para su Hijo amado no hay privilegios, lo quiere encarnado en la
realidad de los seres humanos, en nuestra realidad. Jesús debe experimentar
lo mismo que nosotros: La tentación.
Ser tentado no es lo mismo que ponernos en ocasión de tentación, no es
buscar un mismo las tentaciones. Lo que Jesús hace en el desierto es
enfrentar la tentación, es dar la cara al mal espíritu en vez de huir.
La palabra discernimiento expresa la actitud de quien busca confrontar sus
sentimientos, sus pensamientos, sus deseos, su vida y misión.
En el desierto Jesús lo que hará es discernir caminos, confrontar sus deseos e
ideas, sus métodos misioneros para purificarlos, por así decirlo, de toda
posible desviación que, como hemos dicho antes, puede estar disfrazada de
bondad.
La primera tentación que Jesús vence por tanto, es la de irse directamente del
río Jordán a la misión. Antes de comenzar su misión en los barrios alejados y
marginados, dedicará 40 días a revisar su vida, sus emociones, sus
sentimientos, sus motivaciones para luego, ahora sí, lanzarse si detenerse a la
misión.
III. Meditación
 1. Ir al desierto para confrontar nuestra vida con la
verdad del Evangelio y con la mentira a la que el diablo
nos orienta al tentarnos.
El fariseo verdaderamente cree que está cumpliendo. Jesús al igual
que los fariseos, se siente llamado a servir a Dios, el problema no está
en el hecho de servir o no servir, sino en la manera de prestar ese
servicio. El desierto para Jesús y la lucha contra las tentaciones, nos
dice el Papa, “refleja su lucha interior por cumplir su misión”.
Mantenerse en la verdad es el reto de los discípulos misioneros, ya
que sin darnos cuenta, el fariseísmo, que es una manera de servir y de
cumplir con la misión, en el fondo es una manera guiada más por el
espíritu del mal que por el Espíritu de Dios. “Vuestro padre es el diablo
y queréis cumplir los deseos de vuestro padre”.
El desierto por tanto, es no solo el discernimiento de lo que no
debemos de hacer, sino la búsqueda de lo que sí debemos hacer. Es la
búsqueda de los caminos personales y pastorales que, inspirados en la
Escritura nos lleven a una misión y vida auténticamente evangélica, es
decir, a una vida y a una misión como la de Jesús.
En un momento de silencio pensemos en lo siguiente:
¿Acostumbramos ir al desierto?, ¿Confrontamos nuestra vida y misión
con la vida y misión de Jesús?, ¿A caso no corremos nosotros el
riesgo de volvernos fariseos?
 2. La exhortación Evangelii Gaudium, una ayuda para el
discernimiento.
En esta exhortación el Santo Padre nos invita a un permanente
discernimiento en miras a la misión. El Papa habla con mucha claridad
inspirado en el Evangelio de Jesús y nos previene precisamente de
algunas tentaciones en las que los agentes de pastoral podemos caer.
Un agente de pastoral es un servidor de Dios que busca trabajar en la
Iglesia en el proyecto evangelizador, es decir, en todo lo que se refiere
a ir en busca de las ovejas perdidas y de cuidar a las que están en el
redil.
“Es preciso esclarecer aquello que pueda ser un fruto del Reino y
también aquello que atenta contra el proyecto de Dios. Esto implica no
sólo reconocer e interpretar las mociones del buen espíritu y del malo,
sino –y aquí radica lo decisivo– elegir las del buen espíritu y rechazar
las del malo” (Nº 51).
 3. Oración y ayuno, refuerzos para el desierto en la
Cuaresma y en los Ejercicios Espirituales.
Nos dice el documento de Aparecida que “Jesús, con la oración y el
ayuno, discernió la voluntad del Padre y venció las tentaciones de
seguir otros caminos” (Nº 149).
La Iglesia nos invita a imitar a Jesús que no solo confronta su vida y
misión con la Palabra de Dios y con oración, sino, además, con ayuno.
Que ofrezcamos a Dios algún sacrificio como apoyo y refuerza contra
la tentación. En nuestra sociedad hemos olvidado un poco o quizá
bastante el espíritu de sacrificio.
¿He ofrecido al Señor algún sacrificio para este tiempo de Cuaresma?
Si no lo he hecho, al menos esta semana ¿qué sacrificio podría hacer
a modo de “ayuno”, es decir, de privación para fortalecer esta
experiencia de desierto?.
Recordemos que para Jesús el desierto también fue un tiempo de
sacrificio.
 4.- La Lectio divina, una metodología para ir al desierto.
El Papa Francisco, en su Exhortación Pastoral Evangelii Gaudium, nos
explica la importancia de practicar el método de la Lectio Divina o
lectura espiritual como ayuda al discernimiento personal y pastoral.
“La lectura espiritual de un texto debe partir de su sentido literal. De
otra manera, uno fácilmente le hará decir a ese texto lo que le
conviene, lo que le sirva para confirmar sus propias decisiones, lo que
se adapta a sus propios esquemas mentales. Esto, en definitiva, será
utilizar algo sagrado para el propio beneficio y trasladar esa confusión
al Pueblo de Dios. Nunca hay que olvidar que a veces «el mismo
Satanás se disfraza de ángel de luz» (2 Co 11,14)” (EG Nº 52).
 IV. Compartir
Las personas comparten brevemente las frases o ideas que han
movido su corazón, tomadas de la lectura del texto sagrado o la
meditación
 V. Oración
Ahora comparte con Jesús las frases que movieron tu corazón y dile
porqué, comenta con él lo que piensas y sientes acerca de su Palabra
y de la reflexión sobre ella.
 VI. Contemplación
Al terminar el momento de la oración, dediquemos un momento a
“estar” en los brazos de Jesús. En silencio ante Él, para dejarnos
abrazar por su mirada.
 VII. Acción
Dediquemos un momento a proponernos, de manera individual,
una acción que exprese nuestro deseo de convertir nuestra vida
hacia Jesús, disponiéndonos a vencer las tentaciones en
nuestra vida. Serán sólo tres minutos en silencio.
 VIII. Acción de gracias
Demos gracias a Dios por todos los dones recibidos.
EJERCICIOS
CUARESMALES
2014
Las Tentaciones
Pastorales
SEGUNDO DÍA.
2ª Tentación: “Jesús sintió hambre… di a estas
piedras que se conviertan en panes” Mt 4,2-3
¿La Palabra, al servicio de la realidad
o de nuestra necesidad?
I. Disposición
II. Lectio
Leer Mt 4, 2-4 y Mt 16,1-12
¿Cuál crees que es la tentación que tienen los discípulos y en qué es
parecida a la que tuvo Jesús en el desierto?
Explicación: ¿Qué dice realmente el texto?:
• 1. El contexto de ambos textos: La Palabra de Dios como
alimento.
Para comprender mejor cada texto bíblico, hay que observar
cuidadosamente, el contexto en que Jesús dijo esas palabras. Hay un
antes general o más lejano y un antes inmediato. El antes más lejano
sería en este caso, lo que Jesús vivió antes de ir al desierto y lo que
sucede antes del pasaje que habla de la levadura de los fariseos. En
estos dos pasajes que hemos leído hay un antes común y un después
común. Antes del desierto y de la primera tentación que en este día
reflexionaremos, Jesús ha estado en el río Jordán, se ha bautizado y al
bautizarse, se ha formado entre prostitutas y publicanos.
El antes más lejano serían los 30 años que Jesús vive en Nazaret. Jesús
ha visto que una gran mayoría del pueblo alejado y marginado, está así,
no porque quiera, sino porque están “cansados y abatidos como ovejas
sin pastor” (Mt 9,36). Jesús ha descubierto que los pecadores están en
esa situación porque el pecado se volvió una enfermedad y ellos no
pueden sanar por sí mismos y necesitan de un médico que les ayude
(Cfr. Mt 9,12). Es por todo esto que, como vimos ayer en el tema
introductorio, va al desierto, a buscar los caminos pastorales adecuados
para dar respuesta a la realidad.
Leamos Mt 15, 29-30 Jesús mira y conoce la realidad de gente y eso
mueve su corazón a la acción, luego, viene la multiplicación de los siete
panes de los que sobraron siete canastas. Antes de subir a la barca a la
que no llevaron esos panes que sobraron, los fariseos y saduceos tientan
a Jesús pidiéndole una señal. La tentación del desierto relacionada con
el pan tiene relación con la tentación que ellos pondrán a Jesús. Es así
como surge la primer tentación personal y pastoral o misionera.
• 2. La segunda tentación: Servirse a sí mismo de la Palabra.
En el desierto, Jesús siente hambre, pero no ha ido al desierto para
satisfacer su necesidad personal, sino para discernir el camino que el
Padre le ordenaba seguir en miras a la misión de servicio a los alejados y
marginados.
En sus 30 años de vida y antes de multiplicar los panes, Jesús ha visto
muchas cosas: ha visto el sufrimiento del pueblo que tiene hambre de la
Palabra de Dios, ha visto que está enfermo y que se siente desatendido
religiosamente; ha visto que muchos seres humanos viven sin sentido,
sin identidad, sin sentirse amados y ha visto que esa falta de identidad y
de sentido orilla a muchos a refugiarse en el pecado.
Ha visto que los agentes de pastoral, los servidores de Dios, es decir, los
fariseos, saduceos y los maestros de la Ley en vez de apacentar al
pueblo se apacientan a sí mismos.
• 3. “Di a estas piedras que se conviertan en pan”.
En el pasaje que hemos leído previo al capítulo 16, vemos con claridad la
diferencia entre la manera de entender la misión para Jesús y para los
fariseos. Jesús llama a sus discípulos y les dice: “Siento compasión de la
gente, hace ya tres días que permanecen conmigo y no tienen que
comer”.
Enseguida vendrá la multiplicación de los panes. Pero al final, al subir a
la barca, a los discípulos se les olvida subir los panes que sobraron, y
preocupados dirán: “No hemos traído panes” (Mt 16,7). Jesús les llama
la atención, ya que no son capaces de compadecerse del pueblo y de
reconocer su hambre y sufrimiento y en cambio saben ver muy claro lo
que a ellos les falta.
• 4. “Abran los ojos” para ver la realidad de los alejados y
marginados.
Los discípulos son cuestionados fuertemente por Jesús ya que “tienen
ojos y no ven” que los alejados y marginados por fin han sido atendidos
y saciados de pan, pero tampoco pueden tener fe suficiente para ver la
acción de Dios: “Hombres de poca fe... ¿aún no comprenden?”.
Los discípulos solo pueden ver su propia necesidad: “no traemos panes”.
Piensan en sí mismos y no en la realidad y necesidades de la gente. Esa
ceguera es la misma ceguera de los fariseos que piden señales del cielo
para creer, pero no pueden ver el más grande de los signos: ¡Los pobres
son atendidos!
• 5. El hombre vive de toda palabra que sale de la boca de Dios
En el desierto Jesús siente hambre y sabe que su Palabra es poderosa, y
que podría solucionar su necesidad con el poder que el Padre le ha
dado. Sin embargo, Jesús tiene claro que “no solo de pan vive el
hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios” (Mt 4,4). La
Palabra de Dios es la vida, el alimento que el pueblo necesita, pues la
Palabra tiene poder de transformar la vida de un ser humano.
Cualquiera que descubra el poder que la Palabra de Dios tiene, puede
valerse de ella para dar vida y alimento a los alejados y marginados. Sin
embargo, también corre el riesgo de caer en la tentación de manipularla
para el propio servicio. Para hacerla decir lo que a uno le conviene y no
lo que ésta dice en sí misma.
• 6. Doctrina farisaica: Las piedras convertidas en pan
Los fariseos han hecho una interpretación de la Ley de Dios, que se ha
vuelto una carga para la gente en vez de ayudarle a acercarse y
alimentarse. Lo único que consiguen es alejar a la gente de las cosas de
Dios. Manipulan la Palabra para satisfacer su propia necesidad y no para
saciar el hambre de Dios del pueblo alejado y marginado.
III. Meditación
• 1. Ir al desierto y meditar la Palabra a la luz del Magisterio de
la Iglesia, nos ayudará a no caer en la tentación de convertir
las piedras en pan.
La lectio divina, nos ofrecerá siempre algunas pistas de interpretación
del texto y su explicación desde la enseñanza de la Iglesia ya que no
podemos caer en la tentación de la “libre interpretación”.
Además, hay que conocer la doctrina católica, lo que llamamos
“Magisterio” o enseñanza de la Iglesia. El Catecismo de la Iglesia Católica
es una buena base.
¿Nos preocupamos por conocer bien nuestra fe católica? ¿Cuantas horas
al día dedicamos a la T.V. y cuántas a la lectura y estudio de nuestra fe?
• 2. Las creencias personales o grupales que aceptamos sin
reflexión.
Otra modo en el que esta primera tentación puede hoy “enquistarse” en
nuestra vida, es cuando, sin una adecuada formación bíblica y
catequética, predicamos creencias que son originadas por un curandero,
por un grupo fanático, por un familiar perfeccionista de estilo farisaico o
bien, por nuestra imaginación. Muchas veces afirmamos cosas que Dios
nunca dijo, o que nosotros interpretamos. Otras veces, esas “creencias”,
son fruto del miedo o la superstición personal.
¿Qué tanta importancia le damos a las creencias supersticiosas?
¿Confrontamos nuestras creencias con la enseñanza de Jesús y de la
Iglesia?
• 3. El “fariseísmo”, poner el énfasis sólo en la parte que nos
conviene.
Otra tentación es la de identificar la fe o la doctrina, sólo con una parte
que a nosotros nos parece más importante de nuestra fe. Lo que
enseñamos es correcto, pero ponemos la “doctrina” por encima de las
personas, en vez de presentarla como una Palabra que da vida, que
sana, que nos realiza en el amor.
• 4. Al servicio de la realidad de los alejados y marginados.
Una última consecuencia que sacamos de esta primera tentación, es la
importancia que tiene el conocer la realidad de las personas a las que
servimos. Antes de juzgar y condenar, hay que analizar las causas que
han llevado a las personas a vivir de tal o cual manera. Hay que
acercaros sin miedo y con la mirada misericordiosa de Jesús a su
historia, para ver a esa persona como Jesús la ve.
Dirá también el Papa Francisco: “Más que el temor a equivocarnos,
espero que nos mueva el temor a encerrarnos en las estructuras que
nos dan una falsa contención, en las normas que nos vuelven jueces
implacables, en las costumbres donde nos sentimos tranquilos, mientras
afuera hay una multitud hambrienta y Jesús nos repite sin cansarse:
«¡Dadles vosotros de comer!» (Mc 6,37)” (49).
• 5. ¿Qué te dice a ti hoy el Señor en su Palabra?
Medita en tu corazón cómo es tu mirada, cómo enseñas la doctrina
católica, reflexiona si tu fe está realmente centrada en la enseñanza del
evangelio o más bien en creencias personales o supersticiosas.
¿Qué me dice a mí hoy este texto?
IV. Compartir
Compartir brevemente las frases o ideas que han movido su corazón,
tomadas de la lectura del texto sagrado o la meditación.
V. Oración
Ahora comparte con Jesús las frases que movieron tu corazón y dile
porqué, comenta con él lo que piensas y sientes acerca de su Palabra y
de la reflexión sobre ella.
VI. Contemplación
A terminar el momento de la oración, dediquemos un momento a
“estar” en los brazos de Jesús.
VII. Acción
Dediquemos un momento a proponernos, de manera individual, una
acción que exprese nuestro deseo de convertir nuestra vida hacia Jesús,
disponiéndonos a vencer las tentaciones en nuestra vida.
VIII. Acción de gracias
Demos gracias a Dios por todos los dones recibidos.
EJERCICIOS CUARESMALES 2014
Las Tentaciones Pastorales
TERCER DIA
3ª Tentación: “Si eres hijo de Dios” Mt 4,3
¿Misioneros de sentimiento o de convencimiento?
I. Disposición
II. Lectio
Leer Mt 4,1-6 y Mt 27, 39-44
¿Cuál crees que es la tentación que tienen Jesús a la hora de su crucifixión
al final de su vida? y ¿en qué se parece a la que tuvo en el desierto al
inicio de su misión?
Explicación: ¿Qué dice realmente el texto?:
• 1. El contexto de ambos textos: La identidad de Hijo.
Recordemos que el contexto, es lo que sucede antes y después del pasaje que
reflexionamos. El Jordán, ha sido para Jesús lo que para muchos de nosotros
ha sido nuestro “encuentro fuerte” con Dios.
Jesús es el Hijo de Dios, lo es desde toda la eternidad, pero al encarnarse, ha
renunciado a los privilegios de su condición divina (Cfr. Fil 2,6). Uno de los
privilegios tiene que ver con la conciencia y claridad de su identidad. Jesús es
en verdad Hijo de Dios, pero como se ha hecho hombre, necesita reforzar
esta identidad y como todo ser humano, lo que nuestros padres nos dicen es
acerca de nuestra propia persona influye mucho en la claridad de nuestra
propia identidad. Jesús en el Jordán, antes de ir al desierto, tendrá una
experiencia que le ayudará a fortalecer su identidad.
El pasaje de las tentaciones en el desierto se ubica precisamente después del
Jordán donde Jesús ha escuchado la voz del Padre que ha dicho: “Este es mi
Hijo amado, en quien me complazco” (Mt 3, 17) y como hemos leído, en dos
ocasiones en el desierto (Cfr. v. 3 y 6) le cuestionará, a modo de tentación, su
identidad: “Si en verdad eres hijo de Dios...”.
El pasaje bíblico no afirma que el diablo se apareciera en forma visible,
recordemos, que la tentación se da en el desierto como un pensamiento y
sentimiento que Jesús experimenta en lo más profundo de se mente y
corazón. Jesús no busca la tentación, ésta llega sola pues parte de la vivencia
del desierto y de su discernimiento. En este sentido podemos observar que la
tentación dominante en el desierto, por presentarse dos veces en lo que
parecen dos tentaciones distintas, tiene que ver con su identidad de Hijo
amado de Dios.
Inmediatamente después del desierto, Jesús llamará a sus primeros cuatro
discípulos. Jesús sale del desierto tan fortalecido en la conciencia de su
identidad, pues ha vencido la tentación de la duda, que su convicción
vocacional atrae como un imán a sus primeros discípulos.
En el segundo pasaje que hemos leído nos narra el momento en que Jesús está
ya crucificado y que nos explica que los que pasaban, así como los sumos
sacerdotes se burlaban de Él y lo desafiaban a manera de burla, como suele
hacerlo el enemigo, precisamente en lo que se refiere a su identidad: “si eres
Hijo de Dios baja de la cruz” (Mt 27, 40)
El mismo evangelio de Mateo nos explica que después de estos
cuestionamientos, Jesús hace oración en la cruz y pronuncia un salmo que
dice: “Dios mío, Dios mío, ¿porqué me has abandonado?” (Mt 27, 46). Todo el
juicio previo a la crucifixión tiene que ver precisamente con su identidad de
Hijo de Dios (Cfr. Mt 26, 63-66) y el autoafirmarlo delante del Sanedrín, será
la causa de su condena a muerte ya que afirmar que es Hijo de Dios es afirmar
su identidad divina, que en Jesús está perfectamente unida a su humanidad.
• 2. La tercera tentación: Perder o debilitar la identidad.
La tentación experimentada en el desierto sobre su identidad, fue vencida
por Jesús con la ayuda de la oración, de la recta interpretación de la Escritura
y por supuesto, con la guía del Espíritu Santo que fue quien lo condujo al
desierto. En ese primer momento, si el diablo lograba debilitar la conciencia
de la identidad de Jesús, debilitaría también su fuerza misionera, ya que es
precisamente esta claridad en su ser de Hijo y en el amor que el Padre le
tiene, lo que le hará caminar incansablemente y luchar contra toda
adversidad en la misión orientada a los más alejados y marginados
• 3. La identidad de los fariseos.
La identidad de los fariseos no está en el saberse amados “no tenéis en
vosotros el amor de Dios”, para ellos su identidad está en lo que los demás
piensan de ellos y es la opinión de la sociedad y de la gente lo que les importa.
Además creen que Dios los ama por cumplir la Ley y ser muy observadores de
las normas. Esa lógica equivocada acerca de Dios los lleva a pensar que Dios
no ama a los pecadores porque no cumplen la Ley.
Jesús es veraz porque no actúa por lo que diga la gente y busca sólo la gloria
que viene de Dios; los fariseos en cambio, buscan la gloria de los hombres y
“les gusta ser saludados en las plazas y que la gente les llame maestros” (Cfr.
Mt 23,7). Los fariseos buscan su identidad en la opinión de la gente y por ello
cuidan mucho su imagen ante los demás. Eso les hace volverse hipócritas.
Jesús tiene clara su identidad. Esta claridad en su identidad de Hijo, tiene
además una consecuencia en relación a los demás. Jesús además de saberse
Hijo amado, se sabe hermano de los demás, hermano de los pecadores,
hermano de los alejados. Los fariseos en cambio, se sienten distintos,
separados de los demás, se sienten puros y perfectos y eso los separa de los
demás y por consiguiente, los separa en realidad de Dios.
III. Meditación
• 1. Lleva al desierto tu experiencia del Jordán.
Jesús ha vivido en el Jordán un encuentro fuerte y emotivo con Dios su padre,
ha experimentado su amor y la presencia alegre del Espíritu Santo. Este tipo
de encuentro en el que nos sentimos amados por Dios y elegidos para una
misión, fortalece nuestra identidad de cristianos que hemos recibido en el
bautismo. Ir al desierto para nosotros supone esta experiencia previa de
encuentro personal con Cristo.
¿Cuál ha sido la experiencia más fuerte que marcó nuestra vida de fe?
¿Hemos experimentado el amor de Dios que nos ama y nos acepta aunque
seamos pecadores?
Ser llamados hijos de Dios es el mayor de los títulos u honores que
cualquiera pueda recibir. El Padre reconoce públicamente a su Hijo. Nosotros
al ser bautizados ya no sólo nos llamamos, sino que en verdad somos “hijos
de Dios” ya que como dice San Pablo: “Ustedes han recibido un espíritu de
hijos adoptivos que nos hace exclamar: ¡Abbá, Padre!” (Rm 8,15). Por tanto
nuestra verdadera identidad es ser hijos de Dios.
¿Cómo te identificas con los católicos alejados? ¿Te sientes hermano de ellos
o como un fariseo te sientes distinto y superior religiosamente hablando?
• 2. Pasar del sentimiento al convencimiento.
El desierto es un tiempo en donde la fe no se siente bonito y donde el gozo
del Espíritu vivido en el Jordán se convierte en cuestionamientos y búsqueda
de respuestas a la luz de la Palabra de Dios. ¡Es un tiempo de discernir, no de
sentir!
El desierto es el momento de aprender que nuestro Padre Dios nunca deja de
amarnos y que su amor no depende de que sintamos bonito. ¡El siempre nos
ama y está con nosotros! Por tanto hay que pasar del sentirnos amados al
sabernos amados, es decir, del sentimiento al convencimiento.
• 3. La mundanidad espiritual, una nueva forma de fariseísmo en
los agentes de pastoral.
Nos explica el Papa Francisco, que “muchos agentes pastorales desarrollan
una especie de complejo de inferioridad que les lleva a relativizar u ocultar
su identidad cristiana y sus convicciones. Se produce entonces un círculo
vicioso, porque así no son felices con lo que son y con lo que hacen, no se
sienten identificados con su misión evangelizadora, y esto debilita la entrega”
(Nº 79).
El que tiene clara su identidad, se alegra en la entrega misionera y allí
precisamente, en el entrega apostólica encuentra la fuente de su alegría que
da sentido a su vida.
Es posible que algunos de nosotros pensemos que trabajar mucho por Dios
es ya una garantía de estar haciendo lo correcto, pero existe el peligro de
estar haciendo las cosas para ser reconocidos, para mantener una apariencia
o imagen de “buen católico”. El fariseísmo o mundanidad espiritual, como le
llama el Papa, es la tentación de buscar la identidad propia en la opinión de la
gente y no en la voluntad de Dios.
¿Mi identidad cristiana es auténtica o más bien es farisaica por definirla por
lo que piensan los demás? ¿Me siento en verdad hermano de los alejados y
marginados?
IV. Compartir
Compartir brevemente las frases o ideas que han movido su corazón,
tomadas de la lectura del texto sagrado o la meditación.
V. Oración
Ahora cerremos nuestros ojos y comparte con Jesús las frases que movieron
tu corazón y dile porqué, comenta con él lo que piensas y sientes acerca de su
Palabra y de la reflexión sobre ella.
VI. Contemplación
A terminar el momento de la oración, dediquemos un momento a “estar” en
los brazos de Jesús y dejáte abrazar por su mirada.
VII. Acción
En un momento dediquémoslo a proponernos, de manera individual, una
acción que exprese nuestro deseo de convertir nuestra vida hacia Jesús,
disponiéndonos a vencer las tentaciones en nuestra vida.
VIII. Acción de gracias
Demos gracias a Dios por todos los dones recibidos.
EJERCICIOS
CUARESMALES
2014
Las Tentaciones
Pastorales
CUARTO DIA
4ª Tentación: “Lo llevó consigo a la Ciudad Santa,
al alero del Templo…” Mt 4,5
¿Sentados para mejor atención o
enviados para la misión?
I. Disposición
II. Lectio
Leer Mt 4,5-6 y Mt 21,12-17
¿Cuál es la tentación que tienen Jesús en el desierto y en qué se parece a lo que
vive en el Templo al final de su misión?
Explicación: ¿Qué dice realmente el texto?:
1.- El contexto de ambos textos: Actitud de Jesús ante el Templo.
Comencemos por retomar el contexto general. Jesús a los 12 años se les pierde a sus
padres y le encuentran en el Templo sentado entre los doctores de la Ley,
escuchándoles y haciéndoles preguntas. Cuando José y María le preguntan porqué
obró así (quedarse en el Templo), Jesús les responde: “¿Porqué me buscaban? ¿No
sabían que debía estar en la casa de mi Padre?” (Lc 2, 49). Y cuando expulsa a los
vendedores del Templo les dice: “No hagan de la casa de mi Padre un mercado” (Jn
2,16). Para Jesús es Templo fue y sigue siendo un lugar de oración y culto, es la casa
de su Padre.
El contexto inmediato del primer texto que hemos leído, ubica este texto donde el
diablo le lleva al alero del Templo dentro del pasaje de las tentaciones. Jesús es
llevado por el Espíritu al desierto, allí en el desierto, el diablo lo saca del desierto a
modo de tentación y lo lleva a la Ciudad Santa, a Jerusalén (Cfr. Mt 4, 5).
El segundo pasaje que hemos leído, de la expulsión de los vendedores del Templo
sucede al final de la vida de Jesús cuando entra triunfal en la ciudad como Mesías.
Jesús entra a Jerusalén montado en un burrito, no desde el poder y la gloria
humana, rechazando así la tentación de mostrarse poderoso ante la gente y
pretender recibir honores de los poderosos. Pero nos centraremos no en esta
tentación del poder, sino en la tentación que tiene que ver con la misión: Iniciar la
misión en el Templo, haciendo su primer milagro ante los sacerdotes y fariseos, ante
la gente importante y no orientado a los alejados y marginados de la región de
Galilea.
Jesús tiene que tomar una decisión importante: Iniciar en el Templo donde ya está
la gente reunida y atendida, o ir primero por los caminos a buscar y convocar a la
gente marginada y desatendida. El iniciar en Galilea, no significa que Jesús hace a
un lado el Templo y a la gente de Jerusalén y Judea; significa que en el Reino, los
últimos deben de ser los primeros.
2. La cuarta tentación: Iniciar la misión en un lugar organizado,
atendido y privilegiado.
Judea, que era la provincia donde estaba el Templo de Jerusalén, gozaba de mejor
fama que Galilea. En Jerusalén había muchos servicios religiosos y los grandes
maestros de la Ley, fariseos y líderes religiosos vivían allí. Galilea por el contrario,
era lugar de paganos, pecadores y rebeldes, así como de campesinos y pescadores
pobres.
Si Jesús se siente llamado a realizar una misión con los más alejados y marginados,
es necesario que inicie en el lugar donde ellos están. La tentación es muy clara,
llevarle al Templo, al lugar donde ya hay muchos servicios y atención, en lugar de
iniciar donde la gente está más alejada y marginada.
3. Los fariseos, escribas y sacerdotes se adueñaron del Templo.
Jesús echa en cara a los escribas y fariseos que “se han sentado en la cátedra de
Moisés”. Ellos, los que deberían ser responsables de abrir las puertas del Templo a
todos, ya que el Templo es la casa del Padre y por tanto de los hijos, se han
adueñado del Templo en todo el sentido de la palabra: Moral, económica y
físicamente: Ellos imponen sus propias enseñanzas como si fueran la Palabra de
Dios (como vimos en la segunda tentación), por lo que Jesús les reprocha que
“atan cargas pesadas y las echan sobre las espaldas de la gente”
4. En el desierto Jesús toma una decisión: Volver a Galilea.
Una vez concluidas las tentaciones, Jesús, nos explica el Evangelio de Lucas, que
“volvió a Galilea con la fuerza del Espíritu” (Lc 4, 14). El afirmar que volvió a
Galilea con la fuerza del Espíritu significa no sólo que venció al maligno, sino,
además, que es el mismo Espíritu quien lo conduce a Galilea, no al Templo de
Jerusalén. Es el inicio de la misión, Jesús es enviado a los alejados y marginados y
vence la tentación de quedarse en el Tempo; aclarando nuevamente, que Jesús no
rechaza el Templo y de hecho, en la Pascua antes de morir enseñará en el Templo.
La gente vive para su trabajo y hay poca cultura religiosa entre los alejados. ¿Cómo
iniciar? ¿Qué modelo seguir? Jesús aún no tiene nada establecido, pero en el desierto
seguramente está reflexionando sobre un método pastoral sencillo y accesible a los
alejados y marginados. En el Templo, los servidores del culto esperan que la gente
vaya y solicite los servicios; en Galilea, Jesús tendrá que caminar y caminar para
llevar a todos el mensaje evangélico.
5. ¿En las manos de los seres alados (ángeles) o de los marginados?
Hemos visto ya, como el diablo llevó a Jesús a un alero del Templo, el llevarlo a ese
lugar, como hemos reflexionado ya, la tentación tiene que ver con el lugar de inicio
de su misión. Jesús confiando en la providencia del Padre iniciará su programa
misionero dirigido a los alejados y marginados en Galilea y no en la Ciudad Santa.
Ha sido la confianza en la providencia y amor del Padre y su apego a la Escritura lo
que ha mantenido a Jesús firme en su decisión, por tanto, ahora astutamente el
diablo le tentará en relación a la providencia y amor del Padre tomando un texto de
la Escritura: “Tírate abajo, porque está escrito: A sus ángeles te encomendará, y en
sus manos te llevarán, para que tu pie no tropiece en piedra alguna” (Mt 4,6).
En la encarnación el Hijo de Dios renunció a los privilegios de su condición divina
(Cfr. Ef 2,6-7) y decidió asumir nuestra condición humana con todas sus
limitaciones. Ahora, el diablo le invita a tener privilegios que los hombres no
tienen. Le invita a valerse de su condición divina que ciertamente no ha perdido.
El enemigo que es astuto sabe muy bien que Jesús no dará marcha atrás en su
solidaridad para con los que sufren y nada tienen, pero ahora la tentación va en
miras a la misión: ¡Qué espectáculo! Si Jesús se tira del Templo y los ángeles le
toman en sus brazos y no lo dejan caer, ese será un signo que nadie podrá negar y
entonces muchos creerán en su mensaje. Jerusalén es un lugar donde Jesús se puede
volver famoso si concede a la gente una señal. No fue en el desierto donde el diablo
le invitó a tirarse de un barranco, es en la Ciudad Santa. Cuántos esfuerzos se
ahorrará Jesús si demuestra a la gente que su Padre es providente y que si lo protege
como a nadie protege es la señal de que Él es el Mesías.
La tentación es muy grande, pero consciente del riesgo que esta tentación nos puede
traer, Jesús dice a sus discípulos: “Guardaos de los escribas, que gustan pasear con
amplio ropaje, ser saludados en las plazas, ocupar los primeros asientos en las
sinagogas y los primeros puestos en los banquetes” (Mc 12, 38-39).
En el Evangelio de Marcos, inmediatamente después de que Jesús previene a sus
discípulos de la tentación de querer ocupar lugares de honor, ser saludados y vestir
llamativamente, se nos narra el pasaje en que Jesús ve a la viuda pobre dar todo lo
que tenía para vivir. Jesús sabe que los escribas no se interesan por gente como ella
que da todo lo que tiene para vivir. Los fariseos ponen su atención en quienes “dan
lo que les sobra” ya que no valoran a la gente por lo que hay en el corazón, sino por
lo externo (Cfr. Mc 12, 41-44).
III. Meditación
1. De la instalación sigue la cerrazón.
Jesús les hecha en cara a los fariseos su cerrazón y el que hayan negado a la gente el
acceso a Dios: Y también les cuestiona todas las enseñanzas acomodadas para
centralizar la fe en el Templo (Cfr Mt 23, 16-22). Jesús ciertamente está molesto por
esa actitud y lo que le molesta más, lo ha dicho muy claro, es que “cierran las
puertas” a los alejados.
El Papa Francisco en la Exhortación Evangelii Gaudium nos invita a evitar esta
tentación: “La Iglesia está llamada a ser siempre la casa abierta del Padre. Pero hay
otras puertas que tampoco se deben cerrar. Todos pueden participar de alguna
manera en la vida eclesial, todos pueden integrar la comunidad, y tampoco las
puertas de los sacramentos deberían cerrarse por una razón cualquiera. Esto vale
sobre todo cuando se trata de ese sacramento que es «la puerta», el Bautismo. A
menudo nos comportamos como controladores de la gracia y no como
facilitadores. Pero la Iglesia no es una aduana, es la casa paterna donde hay lugar
para cada uno con su vida a cuestas” (Nº 47).
¿Qué nos dice esta enseñanza de Jesús y del Papa Francisco a nosotros hoy en
nuestra realidad pastoral?
2. El gusto espiritual de ser pueblo.
Esta tentación en el alero del Templo como hemos visto, también se refiere a buscar
lugares de honor, buenas relaciones, foros para ser vistos y todo con miras a la
misión, y renunciamos a Galilea, a la pobreza, a la encarnación y a la misión en los
lugares alejados.
En el capítulo V de la Exhortación Evangelii Gaudium, el Papa Francisco nos invita
a despertar en nosotros un gusto por una espiritualidad cercana a la gente sencilla,
contrario al gusto por lo espiritual entendido como lejanía de los demás, lo cual
sería una clara postura farisaica.
Para ser evangelizadores de alma también hace falta desarrollar el gusto espiritual de
estar cerca de la vida de la gente, hasta el punto de descubrir que eso es fuente de un
gozo superior. La misión es una pasión por Jesús pero, al mismo tiempo, una pasión
por su pueblo.
Él es el modelo de esta opción evangelizadora: “Jesús lo miró con cariño”(Mc 10,21).
Lo vemos accesible cuando se acerca al ciego del camino (cf. Mc 10,46-52), y cuando
come y bebe con los pecadores (cf. Mc 2,16), sin importarle que lo traten de comilón
y borracho (cf. Mt 11,19). Lo vemos disponible cuando deja que una mujer
prostituta unja sus pies (cf. Lc 7,36-50) o cuando recibe de noche a Nicodemo (cf. Jn
3,1-15).
La entrega de Jesús en la cruz no es más que la culminación de ese estilo que marcó
toda su existencia. Cautivados por ese modelo, deseamos integrarnos a fondo en la
sociedad, Pero no por obligación, no como un peso que nos desgasta, sino como
una opción personal que nos llena de alegría y nos otorga identidad” (Nº 268-269).
¿Tengo ese gusto espiritual de ser pueblo y de involucrarme de hermano a hermano
con los más alejados y marginados? O mas bien ¿me siento distinto, separado, de los
buenos?
3. ¿En quién tenemos puestos los ojos y a quién orientamos la misión?
Jesús ha rechazado “tirarse” para ser visto y reconocido, por lo que puede mirar la
realidad de los alejados y marginados, puede valorar su fe sin juzgarlos y descubrir
que en ellos hay un tesoro mucho mayor que el que los “importantes” de la ciudad
pueden darle.
En nuestras comunidades parroquiales y en los lugares alejados y desatendidos hay
gente de fe que da todo lo que tiene y que nunca ha sido reconocida. Jesús sabe
mirar lo que otros no pueden ver desde lo alto. Sabe descubrir la riqueza de la fe de
muchos que no han sido reconocidos por nadie en esta vida. A ellos dirige su
misión.
El Santo Padre nos explica en quién debemos tener nosotros la mirada: “…debe
llegar a todos, sin excepciones. Pero ¿a quiénes debería privilegiar?, sobre todo a los
pobres y enfermos, a esos que suelen ser despreciados y olvidados, a aquellos que
«no tienen con qué recompensarte» (Lc 14,14). Hoy y siempre, «los pobres son los
destinatarios privilegiados del Evangelio»,(52)
Hay que decir sin vueltas que existe un vínculo inseparable entre nuestra fe y los
pobres. Nunca los dejemos solos” (Nº 48).
IV. Compartir
Compartir brevemente las frases o ideas que han movido su corazón,
tomadas de la lectura del texto sagrado o la meditación.
V. Oración
Ahora cerremos nuestros ojos y comparte con Jesús las frases que
movieron tu corazón y dile porqué, comenta con él lo que piensas y
sientes acerca de su Palabra y de la reflexión sobre ella.
VI. Contemplación
A terminar el momento de la oración, dediquemos un momento a “estar” en
los brazos de Jesús y dejáte abrazar por su mirada.
VII. Acción
En un momento dediquémoslo a proponernos, de manera individual, una
acción que exprese nuestro deseo de convertir nuestra vida hacia Jesús,
disponiéndonos a vencer las tentaciones en nuestra vida.
VIII. Acción de gracias
Demos gracias a Dios por todos los dones recibidos.
I. Disposición
II. Lectio
Leer Mt 4,5-6 y Mt 21,12-17
¿Cuál es la tentación que tiene Jesús en el desierto y en qué se asemeja a la
tentación que aparece en la parábola?
Explicación: ¿Qué dice realmente el texto?:
 1. El contexto de ambos textos:
Sencillez - limitación o poder - expansión.
El primer texto se ubica nuevamente dentro de las tentaciones del desierto. Al igual
que en la anterior tentación, ahora el diablo lo lleva a un monte alto y le muestra
todos los reinos de la tierra.
El demonio le invita a subir, subir y subir como método misionero. El poder es la
capacidad de tener control sobre los otros, es el poder dominar a otros. El diablo le
ofrece, en este sentido, un camino más rápido y exitoso para extender el Reino que
Jesús venía a traer.
Jesús ciertamente instaurará el Reino de Dios, eso no hay duda, pero no siguiendo
los métodos políticos vigentes.
El segundo texto bíblico, es una parábola en la que Jesús explica que la postura del
fariseo, que se pone por encima de los demás, no es el camino para cumplir la
voluntad de Dios. Por ello, el contexto previo de este pasaje es la parábola de la
viuda que se enfrenta a un juez “que ni temía a Dios, ni respetaba a los hombres”
(Lc 18, 2), a quien ella logra “vencer” y consigue de él lo que busca, no por el
poder de palancas o dándole un soborno, sino por su insistencia pacífica y
perseverante que Jesús pone de ejemplo para la oración creyente como camino
para conseguir lo que con fe busquemos.
 2. La quinta tentación: Servir al pobre desde el poder.
Los fariseos están convencidos y creen que “desde arriba”, o “desde los primeros
lugares” no sólo agradan a Dios, sino además, consiguen cumplir mejor su misión.
El problema es que “los medios” no son los adecuados y más aún son contrarios.
El fin, “no” justifica los medios.
En el desierto Jesús está discerniendo los caminos a seguir para lograr su misión.
Él ha visto que los fariseos pretenden servir a Dios y a la comunidad de creyentes,
pero el modo como hacen las cosas, en el fondo es un modo falso de servir, ya que
se basa en posturas de grandeza, de sentirse por encima de los demás. Eso es
exactamente lo que el diablo pretende en relación a Jesús, por ello lo lleva a un
monte alto y le hace ver, desde allí arriba, todos los reinos y su gloria (v.8).
El poder se manifiesta cuando queremos controlar la vida de las personas,
dominarlas y no dejarlas que sean protagonistas de su propio destino y decisiones.
Los fariseos se han aliado con el poder político para acabar con Jesús, pues ante la
fama de Jesús comienzan a perder poder, mientras que la cercanía de Jesús con los
alejados y su manera de hablar con sencillez le han dado una verdadera autoridad,
un poder diferente al poder humano: Jesús está lleno del poder del Espíritu Santo.
Jesús rechaza desde el monte alto servir desde el poder, en cambio, sube a otro
monte, sí, al monte del las Bienaventuranzas y proclama que el Reino llega no por
el poder y la riqueza, sino por el camino de la pobreza, del dolor, de la paz, de la
justicia, de la limpieza de corazón, de la misericordia y del compromiso por su
causa aún en medio de la persecución de los poderosos. Jesús sube un monte no
para dominar, sino para que su mensaje sea escuchado por todos, pero
especialmente por todos los que estaban alejados y marginados.
 3. El orgullo puede estar vestido de piedad.
El enemigo que le ha ofrecido poder a Jesús, le pone una condición: “si
postrándote me adoras” (v.9). Esta invitación no se trata de un “culto satánico”
como hoy lo entendemos, se trata de ceder, de escuchar su consejo, para ceder a
los principios evangélicos con los que fundamentará su misión y asumir principios
más prácticos, rápidos y aparentemente eficientes.
Pero la invitación a “adorarlo”, implica también una piedad falsa, desde lo alto,
desde el poder, que, disfrazada de bondad, está al servicio de los propios intereses
y no de los intereses del Reino de Dios y de los destinatarios de la misión: Los
alejados y marginados. En otras palabras, consiste en asumir un estilo de
espiritualidad y piedad equivocada.
¿Es posible elaborar y practicar una piedad falsa? ¡Por supuesto! De hecho, la
parábola de fariseo y el publicano nos aclaran estos dos modelos de piedad: una
basada en el orgullo de los propios méritos que se jacta delante de Dios y la otra,
que de rodillas en el último lugar, reconoce su limitación.
 4. La cercanía con los pecadores, signo de una espiritualidad
auténtica.
El método misionero que propone el diablo es un método de poder religioso,
dando una apariencia religiosa y piadosa que todos vean respeten, pero que
margina a la gente.
Nos dice Jesús en la parábola, que el fariseo, su oración se pone por encima de los
demás, que está centrada en el amor a sí mismo y no en el amor a Dios y el
prójimo. (Lc 18, 11-12) Mientras que en la oración del publicano, con humildad
pide a Dios compasión (Mt 18,14). Así, la oración inspirada por el diablo lleva a
juzgar y acusar a los demás y la oración inspirada por el Espíritu Santo lleva a
Jesús a interceder por los pecadores, a acercarse a ellos, a incluirlos.
Jesús tiene, en la misión en Galilea, un método misionero que no se basa en
apariencia. Jesús ha ofrecido una nueva manera encontrar a las ovejas perdidas:
Comiendo con ellos y celebrando el amor que Dios les tiene. Causa de escándalo
para los fariseos, porque ignoran que Dios es el Padre que como el padre del hijo
pródigo corre al encuentro de los pecadores, los abraza, los llena de besos y les
organiza una fiesta.
III. Meditación
 1. El orgullo y ego farisaico, un monte muy alto.
El Papa Francisco a identificado el antiguo fariseísmo con el concepto de
mundanidad espiritual y con una de las tentaciones que hoy en día vivimos los
agentes de pastoral en la Iglesia. Describe la tentación pastoral: “se alimenta la
vanagloria de quienes se conforman con tener algún poder y prefieren ser
generales de ejércitos derrotados antes que simples soldados de un escuadrón que
sigue luchando. Así negamos nuestra historia de Iglesia, que es gloriosa por ser
historia de sacrificios, de esperanza, de lucha cotidiana, de vida deshilachada en el
servicio, de constancia en el trabajo que cansa, porque todo trabajo es «sudor de
nuestra frente» (Nº 96).
Nuestros sueños de grandeza, en el fondo, sólo reflejan nuestra baja autoestima
espiritual, anhelamos subir en la escala humana, tener títulos y reconocimientos
(esto es estar en la cima del monte y quedarnos allí viendo los reinos que nos
gustaría conquistar).
¿En tu vida sabes renunciar a ofertas de trabajo que lograrías a costa de los otros o
de atropellar tu conciencia? ¿Valoras la debilidad y limitación personal como
experiencia de fe que te abre a la acción del Espíritu Santo o te lamentas por ser
tan limitado?
 2. La metodología diabólica y sus principios.
Al desierto Jesús ha ido a discernir caminos a seguir, pero además a analizado en
oración los caminos que no va a seguir. Su estilo misionero romperá con los
estándares o paradigmas establecidos de los que en su tiempo eran servidores de
Dios, o creían serlo, pero que con su vida contradecían lo que enseñaban.
El Papa Francisco nos explica algunos de los criterios de mundo moderno en que
vivimos: “En la cultura predominante, el primer lugar está ocupado por lo exterior,
lo inmediato, lo visible, lo rápido, lo superficial, lo provisorio. Lo real cede el
lugar a la apariencia” (Nº 62).
Amoldarnos al mundo moderno, buscando sólo “lo exterior, lo inmediato, lo
visible, lo rápido, lo superficial” como explica el Papa, equivale a querer alcanzar
el fin, por bueno que éste sea, buscando nuestros propios caminos y no los de
Dios. Los caminos de Dios no siempre se notan, no siempre dan resultados
inmediatos y visibles, lo que nos lleva a realizar cosas superficiales, que aparentan
mucho y tienen poca raíz.
¿Con qué criterios planeo y realizo yo mis actividades apostólicas en mi grupo o
parroquia? ¿Se trabajar sin ver una recompensa inmediata o resultados vistosos?
¿Qué me inspira? ¿Qué crezca el Reino de Dios o que yo sobresalga?
“El problema no es siempre el exceso de actividades, sino sobre todo las actividades
mal vividas, sin las motivaciones adecuadas, sin una espiritualidad que impregne la
acción y la haga deseable. De ahí que las tareas cansen más de lo razonable, y a veces
enfermen. No se trata de un cansancio feliz, sino tenso, pesado, insatisfecho y, en
definitiva, no aceptado. Esta acedia pastoral puede tener diversos orígenes: algunos
caen en ella por sostener proyectos irrealizables, otros por no aceptar la costosa
evolución de los procesos y querer que todo caiga del cielo. Otros, por apegarse a
algunos proyectos o a sueños de éxitos imaginados por su vanidad. Otros, por perder
el contacto real con el pueblo, en una despersonalización de la pastoral y los que caen
en la acedia por no saber esperar y querer dominar el ritmo de la vida.” (Nº 82).
¿He vivido esta tristeza y desánimo en algunos proyectos personales, laborales,
familiares o apostólicos? ¿Me sentí desilusionado porque las cosas no salieron como yo
quería? ¿Los hice desde la oración y el discernimiento buscando la voluntad de Dios o
fueron simplemente caprichos personales?
El Papa en su Exhortación Evangelii Gaudium: “La pastoral en clave de misión
pretende abandonar el cómodo criterio pastoral del «siempre se ha hecho así». Invito a
todos a ser audaces y creativos en esta tarea de repensar los objetivos, las estructuras,
el estilo y los métodos evangelizadores de las propias comunidades.” (Nº 33).
 3. La falsa piedad.
Finalmente, revisemos, confrontando nuestra espiritualidad y oración personal con
la del fariseo y el publicano de la parábola que leímos en este día. Hay que
implorar con humildad, como el publicano, el amor y la misericordia de Dios
como el pecador si acaso hemos perdido el fervor evangelizador y nos hemos
vuelto como el fariseo, que en vez de salir a compartir su fe, sólo juzga a los
pecadores. Pero no nos desanimemos, escuchemos lo que nos dice el Papa
Francisco:
“La primera motivación para evangelizar es el amor de Jesús que hemos recibido,
esa experiencia de ser salvados por Él que nos mueve a amarlo siempre más. Pero
¿qué amor es ese que no siente la necesidad de hablar del ser amado, de mostrarlo,
de hacerlo conocer? Si no sentimos el intenso deseo de comunicarlo, necesitamos
detenernos en oración para pedirle a Él que vuelva a cautivarnos. ¡Cuánto bien nos
hace dejar que Él vuelva a tocar nuestra existencia y nos lance a comunicar su vida
nueva! Entonces, lo que ocurre es que, en definitiva, «lo que hemos visto y oído es
lo que anunciamos» (1 Jn 1,3). La mejor motivación para decidirse a comunicar el
Evangelio es contemplarlo con amor” (Nº264).
“Unidos a Jesús, buscamos lo que Él busca, amamos lo que Él ama. En definitiva,
lo que buscamos es la gloria del Padre, que Jesús buscó durante toda su existencia
Si somos misioneros, es ante todo porque Jesús nos ha dicho: “La gloria de mi
Padre consiste en que deis fruto abundante” (Jn 15,8).
IV. Compartir
Compartir brevemente las frases o ideas que han movido su corazón, tomadas
de la lectura del texto sagrado o la meditación.
V. Oración
En un momento de oración comparte con Jesús las frases que movieron tu
corazón y dile porqué, comenta con él lo que piensas y sientes acerca de su
Palabra y de la reflexión sobre ella.
VI. Contemplación
A terminar el momento de la oración, dediquemos un momento a “estar” en
los brazos de Jesús y dejáte abrazar por su mirada.
VII. Acción
En un momento dediquémoslo a proponernos, de manera individual, una
acción que exprese nuestro deseo de convertir nuestra vida hacia Jesús,
disponiéndonos a vencer las tentaciones en nuestra vida.
VIII. Acción de gracias
Demos gracias a Dios por todos los dones recibidos.