Pruebas Irrefutables QUIÉN ES REALMENTE JESÚS

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Transcript Pruebas Irrefutables QUIÉN ES REALMENTE JESÚS

Pruebas
Irrefutables
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QUIÉN ES REALMENTE
JESÚS
Profecías cumplidas
Uno de los aspectos más llamativos e innegablemente singulares de la vida
de Cristo es que cumplió centenares de predicciones y profecías escritas
acerca de Él en la Biblia. Dichas predicciones, hechas por antiguos profetas
y videntes --muchas de ellas siglos antes que naciera--, revelaron detalles
precisos sobre Su nacimiento, vida y muerte que ningún mortal podría haber
cumplido.
En los primeros libros de la Biblia hay
más de 300 predicciones acerca del
Mesías o Salvador. El hallazgo de
cientos de manuscritos del Antiguo
Testamento, llevado a cabo por
arqueólogos durante el presente siglo,
ha demostrado, sin lugar a dudas, que
dichas profecías fueron escritas siglos
antes que naciera Jesús.
A continuación damos cuenta de apenas algunas de ellas:
¿QUIÉN ES JESUS?
¿Qué diferencia hay entre Jesús
y los demás grandes maestros,
profetas o filósofos religiosos?
Si quisiéramos calificar a Jesús de alguna
manera, habría que decir que es "único":
Su mensaje fue único; lo que Él afirmó de
Sí mismo no tiene igual; sin par fueron los
milagros que realizó; y la influencia que
impuso en el mundo no hay sido igualada
por ninguna otra.
Jesús no es un hombre cualquiera. Tampoco
es un simple maestro, rabino, gurú o profeta.
Se le podrían aplicar todos esos
calificativos, pero Él es mucho más. A
diferencia de los grandes maestros
religiosos que le antecedieron o le
sucedieron, Jesús no solo vertió
enseñanzas en torno a Dios y el amor, sino
que era amor y encarnó al Hijo de Dios, por
lo cual sabía perfectamente de qué hablaba.
NACIDO DE UNA VIRGEN
Profecía: Casi 750 años antes del nacimiento de Cristo, el profeta Isaías del
Antiguo Testamento, profetizó:
«Por tanto, el Señor mismo os dará señal: He aquí que la virgen
concebirá y dará a luz un Hijo, y llamará su nombre Emanuel»
(Isaías 7:14).
Cumplimiento: Siete siglos y medio
después, en Israel, una joven virgen
llamada María fue visitada por el
Arcángel Gabriel, el cual le anunció
que alumbraría un hijo, que llevaría
por nombre Emanuel, es decir,
"Dios con nosotros".
Vemos, pues, que el principio
mismo de Su existencia en la tierra,
Su concepción y nacimiento, fueron
no solamente únicos, sino también
milagrosos, ¡a partir del hecho de
que la sencilla y humilde jovencita
que fue Su madre nunca había
tenido relaciones con un hombre!
«Entonces dijo María al ángel,
`¿Cómo podrá ser esto, pues
yo no conozco varón?` El ángel
le contestó, `¡El Espíritu Santo
vendrá sobre ti, y el poder del
Altísimo te cubrirá con Su
sombra! Por lo cual también el
santo Ser que nacerá, será
llamado Hijo de Dios.»
(Lucas 1:26-35)
SU LUGAR DE NACIMIENTO
Profecía: En el siglo VIII A.C., Miqueas predijo exactamente
en qué aldea iba a nacer el Mesías:
«Pero tú, Belén, pequeña para
estar entre las familias de Judá,
de ti me saldrá el que será señor
en Israel, cuya existencia es
desde el principio, desde los
días de la eternidad»
(Miqueas 5:2. Profecía dada en el año 710 A.C.).
Si bien Sus padres terrenales vivían en el pueblo de Nazaret, al
norte de Belén, un decreto emanado de Roma exigió que todas
las familias retornaran a sus lugares de origen para cumplir con
un censo que se llevaba a cabo en todo el imperio. De este
modo, Dios se valió de un emperador romano, César Augusto,
para contribuir al cumplimiento de la profecía de Miqueas.
ENTRADA TRIUNFAL EN JERUSALÉN
Profecía: El profeta Zacarías mandó al pueblo, mediante el Espíritu del Señor:
«¡Alégrate mucho, hija de Sion! ¡Da voces de júbilo, hija de Jerusalén! He aquí, tu
Rey vendrá a ti, justo y salvador, humilde, y cabalgando sobre un asno, sobre un
pollino hijo de asna»
(Zacarías 9:9. Profecía dada en el año 487 a.C.).
Cumplimiento: Cinco días antes de Su crucifixión, Jesús regresó a Jerusalén y
dijo a Sus discípulos: «Id a la aldea que está en frente de vosotros, y luego
hallaréis una asna atada y un pollino con ella; desatadla, y traédmelos.
Y los discípulos fueron, e
hicieron como Jesús les mandó,
y trajeron el asna y el pollino... y
Jesús se sentó encima... y la
gente que iba delante y la que
iba detrás aclamaba, diciendo:
`¡Hosana al Hijo de David!
¡Bendito El que viene en el
nombre del Señor!`»
(Mateo 21:2- 10)
SU TRAICIÓN
Profecía: Zacarías predijo en el año 487 A.C.
:«Y les dije: Si os parece bien, dadme mi
salario; y si no, dejadlo. Y pesaron por mi
salario treinta piezas de plata.»
(Zacarías 11:12. )
Cumplimiento: «Entonces uno de los doce, que se llamaba Judas Iscariote, fue a
los principales sacerdotes, y les dijo: `¿qué me queréis dar, y yo os lo entregaré?` Y
ellos le asignaron treinta piezas de plata» (Mateo 26:14,15).
Profecía: «Y me dijo el Señor: `Echalo al tesoro, ¡hermoso precio con que me
han apreciado!` Y tomé las treinta piezas de plata, y las eché en la casa del
Señor al tesoro.» (Zacarías 11:13.)
Cumplimiento: «Entonces Judas, el que le había entregado, viendo que era
condenado, devolvió arrepentido las treinta piezas de plata a los principales
sacerdotes, y a los ancianos... y arrojando las piezas de plata en el templo, salió, y fue
y se ahorcó. Y los principales sacerdotes, tomando las piezas de plata, dijeron: No es
lícito echarlas en el tesoro de las ofrendas, porque es precio de sangre. Y después de
consultar, compraron con ellas el campo del alfarero para sepultura de los
extranjeros.» (Mateo 27:3-6).
¡Las treinta piezas de plata «fueron echadas en la casa del Señor, al tesoro»!
SU JUICIO
Profecía: «Por arresto y por juicio fue arrebatado; y de
Sus descendientes, ¿quién hablará? Porque fue cortado
de la tierra de los vivientes, y por la rebelión de mi
pueblo fue herido»
(Isaías 53:8. Profecía dada en el año 712 A.C.).
Cumplimiento: «Estando Pilato sentado en el
tribunal... los principales sacerdotes y los ancianos
persuadieron a la gente... para que se ejecutase a
Jesús» (Mateo 27:19-20). «Finalmente Pilato se lo
entregó para que fuese crucificado» (Juan 19:16).
Pilato mismo sabía que Jesús era inocente, que
no había hecho nada digno de muerte y que era
únicamente por envidia que los jefes religiosos
judíos querían que Jesús fuese ejecutado; de
todos modos, éstos se valieron de su influencia
política para forzar a Pilato a crucificarlo
(Juan 18:28- 40; 19:1-16; Lucas 23:13-25; Mateo 27:18).
SU CRUCIFIXIÓN
Profecía: El rey David profetizó lo siguiente aproximadamente en el
año 1.000 A.C.:
«Perros me han rodeado; me ha cercado cuadrilla de malvados, horadaron Mis
manos y Mis pies. Puedo contar todos Mis huesos; entre tanto, la gente me observa
recreándose. Se han repartido Mis vestidos, y echan suertes sobre Mi ropa»
(Salmo 22:16-18. Profecía dada alrededor del año 1.000 A.C.)
(Véase también Zacarías 12:10; 13:6.)
Cumplimiento: Lo anterior fue escrito por el rey David, quien murió de
muerte natural (como lo registra 1 Reyes Capítulo 1); de manera que no se
refería a sí mismo, sino que, como profeta que era, ¡predijo el tipo de
muerte que Cristo padecería!
Como dice el Nuevo Testamento:
«Cuando los soldados hubieron crucificado a Jesús
(horadado sus manos y pies), tomaron sus vestidos, y
los repartieron en cuatro partes, una para cada
soldado. Tomaron también Su ropa interior, la cual era
sin costura, de una sola pieza de arriba abajo.
Entonces se dijeron unos a otros: No la partamos, sino
echemos suerte sobre ella, a ver de quién será»
(Juan 19:23,24).
Cabe añadir que los judíos de la época de David no
practicaban la crucifixión —más bien apedreaban a los
delincuentes—; sin embargo, David previó que el
Mesías padecería ese tipo de muerte, ¡que diez siglos
después habría de convertirse en el principal método
de ejecución aplicado por el imperio Romano!
SU SEPULTURA
Profecía: «Y se dispuso con los
impíos su sepultura, mas con los
ricos fue en su muerte»
(Isaías 53:9).
Cumplimiento: A los ojos de Sus
implacables enemigos religiosos, Jesús fue
un criminal, un impío, ya que «crucificaron
con él a dos ladrones» (Mateo 27:38).
Después de Su muerte, «vino un hombre
rico llamado José... éste fue a Pilato, y pidió
el cuerpo de Jesús... y tomando José el
cuerpo... lo puso en su sepulcro nuevo»,
¡¡¡un sepulcro de los ricos!!!
(Mateo 27:57-60)
SU RESURRECCIÓN
Profecía: «Porque no dejarás mi alma en el
seol (la tumba, la muerte), ni permitirás que Tu
Santo vea corrupción (descomposición).»
(Salmo 16:10. Profecía que data aproximadamente del
año 1.000 A.C.)
Cumplimiento: El rey David, quien dio la profecía,
murió, fue enterrado, y su carne vio corrupción y se
descompuso. Pero Jesús fue levantado de la tumba y
del seol tres días después de Su muerte y «Su alma
no fue dejada en el hades (o la tumba), ni su carne vio
corrupción» (Hechos 2:27-31). Como dijo el ángel a los
plañideros que acudieron a la tumba de Jesús: «¡No
está aquí, sino que ha resucitado! ¿Por qué buscáis
entre los muertos al que vive?»
(Lucas 24:6,5).
¡Jesús está vivo! ¡Las Escrituras demuestran que anduvo por la tierra durante 40
días después de Su resurrección y fue visto por centenares de seguidores! (Hechos
1:3; 1 Corintios 15:4-6) Luego ascendió hacia los Cielos, donde está sentado a la
diestra del trono de Dios (Marcos 16:19).
Pero la simple aceptación
mental, intelectual, de estos
hechos no es suficiente.
¡Para estar absolutamente seguro de que
Jesús es quien afirmaba ser, el Hijo de Dios,
El cumplimiento
de de
más
de 300
profecías del Antiguo
debes
experimentarlo
forma
personal!
Testamento, existentes desde muchos siglos antes de
Pídele
que
entre en tu corazón,
que te perdone
todos los
Su
nacimiento,
que describen
en detalle
Suerrores
venidacometidos
al
y llene tu vida de Su amor, paz y alegría. ¡Ya verás que lo hará!
mundo, Su vida, Su obra, Su muerte y Su
resurrección,
no puede
ser negado
porentenderlo,
quien
¡No hace
falta que
te esfuerces
por
sinceramente
la verdad.
simplemente
déjalo busque
entrar con
esta oración!
«Querido Jesús, necesito que Tu amor me limpie de todo temor y rencor.
Necesito Tu luz para que ahuyente toda oscuridad. Y necesito Tu paz para llenar
y satisfacer mi corazón. ¡Por eso, te abro la puerta de mi corazón y te ruego,
Jesús, que entres y me des Tu regalo de la vida eterna! ¡Gracias, Jesús, por
haber sufrido por todos mis errores, por haberme perdonado y por haber
escuchado mi oración! Amén.»