Lección 4 para el 27 de abril de 2013 Amós (“El que lleva una carga”) era oriundo del reino de.

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Transcript Lección 4 para el 27 de abril de 2013 Amós (“El que lleva una carga”) era oriundo del reino de.

Lección 4 para el 27 de abril de 2013
Amós (“El que lleva una carga”) era oriundo del reino de Judá. Su
trabajo consistía en pastorear bueyes y recoger higos silvestres
(Amos 7:14)
De ello se deduce que era un hombre de pocos recursos económicos
y escasa instrucción educativa.
Dios le ordenó dirigirse al reino de Israel y predicar cerca de la
ciudad de Bet-el.
Su ministerio sucedió en algún momento entre el año 767 a.C.
(comienzo del reinado de Uzías en Judá) y el año 753 a.C. (final del
reinado de Jeroboam II en Israel)
Su ministerio coincidió con el comienzo del ministerio de Oseas.
Abdías (“Siervo de Yahweh”) era también oriundo de Judá. Su
pequeño libro es una profecía contra la crueldad de Edom.
Al no mencionar a ningún rey, no sabemos si los
acontecimientos que describe se refieren al saqueo de
Jerusalén en tiempos de Joram (s. IX a.C.) o a la toma de
Jerusalén por parte de Nabucodonosor (586 a.C.)
Los castigos pronunciados contra las naciones paganas (Amós 1:3-2:3)
estaban basados en los actos contra la conciencia (ausencia de lealtad
y de misericordia) y contra el pueblo de Dios.
La expresión “por tres pecados… y por el cuarto” es una forma poética
que hace resaltar que el pecado de estas naciones era intencional e
incurable (tres pecados) y todas ellas habían rebasado los límites de
su impiedad (cuarto pecado)
PECADO: “Trillar” a
Israel.
PECADO: Entregar a
Judá en manos de
Edom.
PECADO: Entregar a
Judá en manos de
Edom; y romper el
pacto de hermandad
con Judá.
CASTIGO: Destrucción
de Damasco y fin de
la casa real de Benadad.
CASTIGO: Destrucción
de las ciudades
filisteas.
CASTIGO: Destrucción
de Tiro.
Las tres naciones paganas emparentadas con Israel, son acusadas de
crímenes morales más graves.
PECADO: Perseguir a
Judá; violar el afecto
natural; robar; y guardar
rencor.
PECADO: Recuperaron
tierras que Dios le había
dado a Israel; y abrieron
el vientre de las mujeres
embarazadas.
PECADO: Quemar los
huesos del rey de Edom.
CASTIGO: Asolamiento
de su territorio y
destrucción de la ciudad
de Bosra.
CASTIGO: Destrucción de
Rabá y cautiverio.
CASTIGO: Destrucción
completa de Moab.
“Dios permite que los malvados prosperen y manifiesten su enemistad contra Él, para que
cuando hayan llenado la medida de su iniquidad, todos puedan ver la justicia y la misericordia
de Dios en la completa destrucción de aquellos. Pronto llega el día de la venganza del Señor,
cuando todos los que hayan transgredido su ley y oprimido a su pueblo recibirán la justa
recompensa de sus actos; cuando todo acto de crueldad o de injusticia contra los fieles de Dios
será castigado como si hubiera sido hecho contra Cristo mismo” E.G.W. (El conflicto de los siglos, cp. 2, pg. 52)
Judá e Israel no escaparon de las acusaciones divinas.
Como ellos conocían más claramente la voluntad de Dios,
fueron acusados por hechos más concretos.
Judá fue acusada de menospreciar la ley divina (Amós 2:4)
y Jerusalén fue condenada a la destrucción (Amós 2:5)
Israel, que hacía ya mucho tiempo que había abandonado
la ley de Dios, fue acusada por otros crímenes:
1. Injusticia social (Amós 2:6-8)
2. Falta de agradecimiento por las bendiciones recibidas
(Amós 2:9-10)
3. Menospreciar a las personas santas (Amós 2:11-12)
“Vi que en la providencia de Dios han sido colocados en
estrecha relación cristiana con su iglesia viudas y huérfanos,
ciegos, mudos, cojos y personas afligidas de varias maneras;
es para probar a su pueblo y desarrollar su verdadero
carácter. Los ángeles de Dios vigilan para ver cómo
tratamos a estas personas que necesitan nuestra simpatía,
amor y benevolencia desinteresada. Esta es la forma en que
Dios prueba nuestro carácter. Si tenemos la verdadera
religión de la Biblia, sentiremos que es un deber de amor,
bondad e interés el que hemos de cumplir para Cristo a
favor de sus hermanos”
E.G.W. (Servicio cristiano, pg. 239)
“Oíd esta palabra que ha hablado Jehová contra
vosotros, hijos de Israel, contra toda la familia
que hice subir de la tierra de Egipto. Dice así:
A vosotros solamente he conocido de todas las
familias de la tierra; por tanto, os castigaré por
todas vuestras maldades” (Amós 3:1-2)
El pueblo de Israel había sido
bendecido con grandes privilegios de
parte de Dios. Era Su especial tesoro.
Este gran privilegio implicaba una gran responsabilidad. Pero Israel menospreció
sus privilegios y no aceptó sus responsabilidades.
“Aquel siervo que conociendo la voluntad de
su señor, no se preparó, ni hizo conforme a
su voluntad, recibirá muchos azotes. Mas el
que sin conocerla hizo cosas dignas de
azotes, será azotado poco; porque a todo
aquel a quien se haya dado mucho, mucho se
le demandará; y al que mucho se le haya
confiado, más se le pedirá” (Lucas 12:47-48)
Como adventistas, tenemos el gran
privilegio de conocer la
verdad presente.
Por ello, somos un pueblo con un
deber profético: anunciar el último
mensaje de Dios para esta Tierra.
Un gran privilegio y una gran
responsabilidad.
El castigo por los pecados de Israel era la destrucción completa de la nación. Serían
llevados cautivos y maltratados: “os llevarán con ganchos, y a vuestros descendientes
con anzuelos de pescador” (Amós 4:2)
Antes de llegar a este punto, Dios
había intentado hacerles reaccionar
para que se volviesen a Él enviándoles
siete desastres.
1.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
Falta de pan (Amós 4:6)
Sequía (Amós 4:7)
Viento solano (Amós 4:9)
Oruga (Amós 4:9)
Langosta (Amós 4:9)
Enfermedad (Amós 4:10)
Guerra (Amós 4:10)
Antes de ser llevados al cautiverio, Dios les ofrece una última oportunidad:
“prepárate para venir al encuentro de tu Dios, oh Israel” (Amós 4:12)
“Satanás continuará jugando el juego de la vida
con nuestras almas mientras dure el tiempo, y el
fin de todas las cosas está cerca. No sabemos el
día y ni la hora en que el Hijo del Hombre
vendrá; por lo tanto velemos para que cuando
venga nos encuentre preparados. “Prepárate
para venir al encuentro de tu Dios”. Hay pecados
que deben ser confesados y errores que deben ser
corregidos. Ahora el es tiempo que debe
dedicarse a una ferviente preparación para
reunirse con el Maestro. En este solemne día de la
expiación, debemos humillar nuestro corazón
ante Dios y confesar nuestros pecados. Nuestra fe
debe corresponder con las verdades solemnes e
importantes que profesamos. Será la única
evidencia que podremos mostrar al mundo de
que nuestra religión es genuina”
E.G.W. (Review & Herald, 11 de julio de 1899)
El pueblo de Edom era un pueblo orgulloso. Protegido por cuevas y altas cumbres se sentía
inexpugnables.
Ese orgullo le llevó a despreciar a los pueblos que le rodeaban, especialmente al pueblo de
Israel con quien le unía un parentesco de hermandad (Esaú, llamado también Edom, era
hermano de Jacob, llamado también Israel)
La forma en que Edom se alegró del desastre ocurrido a Israel, acarreó sobre él la ira divina
“Oh Jehová, recuerda contra los hijos de Edom
el día de Jerusalén, cuando decían: Arrasadla,
arrasadla hasta los cimientos” (Salmo 137:7)
Dios tiene por responsables
a quienes se aprovechan de
otros en su tiempo de
angustia.
“Y subirán salvadores al monte de Sion para juzgar al
monte de Esaú; y el reino será de Jehová” (Abdías 1:21)