16. CREO EN LA RESURRECCIÓN DE LA CARNE Y EN LA VIDA ETERNA.

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16. CREO EN LA RESURRECCIÓN DE LA
CARNE Y EN LA VIDA ETERNA
1. La resurrección de los muertos
es una verdad revelada por Dios
• El último artículo del
Credo proclama la fe
en la resurrección de
los muertos, que
tendrá lugar al final
de los tiempos.
• Es una verdad
esencial de la fe,
revelada por Cristo
• Al resucitamos, Dios, reúne
nuestro cuerpo y nuestra alma.
• Resucitarán todos los hombres:
- "los que hayan hecho el bien
resucitarán para la vida,
- y los que hayan hecho el mal,
para la condenación“
- loann 5,29.
• Una vez que Dios nos ha
revelado esta verdad, la razón,
iluminada por la fe, encuentra
varios motivos de
conveniencia:
• cada criatura tiende a lo que
conviene a su naturaleza, y es
natural al alma humana estar
unida a su propio cuerpo;
• la resurrección de los muertos
es conforme a la bondad
divina, pues ya que los
hombres obraron el bien o el
mal en cuerpo y alma, es
congruente que sean
premiados o castigados
también en cuerpo y alma;
• la resurrección de los cuerpos
conviene a la gloria de Cristo
resucitado; de este modo los
miembros son conformes a su
Cabeza;
• por haber recibido en nuestros
cuerpos la Santísima Eucaristía,
llevamos en nuestra carne el
germen de la resurrección.
• La veneración de las reliquias de
los Santos es una manifestación
de la fe de la Iglesia en la
resurrección del propio cuerpo.
2. El sentido cristiano de la muerte
• La muerte es el final de la vida
terrena.
• Esta realidad "da urgencia a
nuestras vidas“ .
• Sirve para hacernos pensar
que contamos con un tiempo
limitado para aprovechar los
dones divinos, es decir, para
hacer el bien y decidir nuestro
destino eterno.
• La muerte es natural:
- la naturaleza humana es mortal
- (el alma se separa del cuerpo);
- sabemos por la fe que es
consecuencia del pecado .
• Cristo "asumió la muerte en un acto
de sometimiento total y libre a la
Voluntad del Padre“ .
• Con su obediencia, venció la muerte
y ganó para nosotros la resurrección
y la vida eterna:
• "si morimos con Cristo, también
viviremos con Él" (II Tim 2,11).
• La muerte cristiana tiene
un sentido positivo:
• Para un cristiano, la
muerte es el principio de
la Vida eterna.
• Esta seguridad nos ayuda a
sobreponemos a la tristeza
por la muerte de los
nuestros.
• También nos empuja a
obrar rectamente,
sabiendo que recibiremos
bienes eternos.
• Los cuerpos de los difuntos
deben ser tratados con respeto y
caridad en la fe y la esperanza de
la resurrección.
• Enterrar a los muertos es una
obra de misericordia corporal,
que honra a los hijos de Dios,
templos del Espíritu Santo.
• "La Iglesia aconseja vivamente
que se conserve la piadosa
costumbre de sepultar el cadáver
de los difuntos; sin embargo no
prohíbe la cremación, a no ser
que haya sido elegida por
razones contrarias a la doctrina
cristiana“ .
• El juicio particular: "cada
hombre, desde el momento de
su muerte, recibe en su alma
inmortal la retribución eterna
en un juicio particular que
refiere su vida a Cristo, bien a
través de una purificación,
bien para entrar
inmediatamente en la
bienaventuranza del cielo,
bien para condenarse
inmediatamente para
siempre".
3. La eterna felicidad en el Cielo
• Los que mueren en la
gracia y la amistad de
Dios, y están
perfectamente
purificados, viven para
siempre con Cristo.
• Son para siempre
semejantes a Dios,
porque lo ven «tal cual
es» , es decir «cara a
cara» .
• A causa de su
trascendencia, Dios no
puede ser visto tal cual es
más que cuando Él mismo
abre su Misterio a la
contemplación inmediata
del hombre y le da la
capacidad para ello.
• Esta contemplación de
Dios en su gloria celestial
es llamada por la Iglesia
«la visión beatífica».
• «El cielo» es esta
vida perfecta con la
Santísima Trinidad,
esta comunión de
vida y de amor con
ella, con la Virgen
María, los ángeles y
todos los
bienaventurados .
• Es el fin último y la
realización de las
aspiraciones más
profundas del
hombre, el estado
supremo y definitivo
de dicha:
• "Nos has hecho, Señor,
para ti, y nuestro
corazón está inquieto
hasta que descanse en
ti”.
• Este gozo que sacia sin
saciar sobrepasa toda
comprensión y toda
representación: "ni ojo
vio, ni oído oyó, ni al
corazón del hombre
llegó, lo que Dios ha
preparado para los que
le aman" (I Cor 2,9).
• Cristo ha prometido
la felicidad eterna del
cielo a quienes ha los
fieles a la Voluntad de
Dios:
- "bien, siervo bueno y
fiel, porque has sido
fiel en lo poco entra
en el gozo de tu
Señor“ ;
- a quienes han dejado
todas las cosas por Él
;
- a quienes se han
hecho humildes como
niños .
- Vale la pena ser fieles
a Dios.
• No es egoísmo
pensar en el
premio que Dios
nos ha
prometido:
- no es falta de
generosidad;
- es poner en
ejercicio la virtud
de la esperanza,
- que exige
actualizar la fe y
la caridad.
4. La eterna condenación en el infierno
• "Morir en pecado mortal
sin estar arrepentido ni
acoger el amor
misericordioso de Dios,
significa permanecer
separados de Él para
siempre por nuestra
propia y libre elección.
• Este estado de
autoexclusión definitiva
de la comunión con Dios
y con los bienaventurados
es lo que se designa con
la palabra «infierno»" .
• Las almas de los que mueren
en estado de pecado mortal
descienden a los infiernos
inmediatamente después de la
muerte y allí sufren las penas
del infierno, «el fuego eterno».
• La pena principal del infierno :
la separación eterna de Dios en
quien únicamente puede tener
el hombre la vida y la felicidad
para las que ha sido creado y a
las que aspira.
• Las afirmaciones de la
Escritura y las enseñanzas
de la Iglesia a propósito del
infierno son un llamamiento
a la responsabilidad con la
que el hombre debe usar de
su libertad en relación con
su destino eterno.
• Constituyen al mismo
tiempo un llamamiento
apremiante a la conversión:
«Entrad por la puerta
estrecha...
• Como no sabemos ni
el día ni la hora, es
necesario, según el
consejo del Señor,
estar en vela.
• Dios no predestina a
nadie a ir al infierno.
• Para que eso suceda
es necesaria una
aversión voluntaria a
Dios (un pecado
mortal), y persistir en
ella hasta el final.
• La consideración de las
penas del infierno hace ver
la gravedad del pecado
mortal, y ha de llevar al
santo temor de Dios, que es
un don del Espíritu Santo (el
temor del hijo que no desea
desagradar a su padre).
• Ha de impulsar también al
apostolado, sabiendo que
hemos de ser instrumentos
para la salvación de las
almas.
• Aunque la
realidad del
infierno no
sea el
primero
entre los
motivos para
obrar
rectamente,
no debe
silenciarse
en el
apostolado.
5. La purificación final o Purgatorio
• "Los que mueren en la
gracia y en la amistad de
Dios, pero
imperfectamente
purificados, aunque están
seguros de su eterna
salvación, sufren después
de su muerte una
purificación, a fin de
obtener la santidad
necesaria para entrar en la
alegría del cielo”
• Se trata sobre todo de la
satisfacción por la pena
temporal de los pecados.
• La purificación del
Purgatorio es
"completamente distinta
del castigo de los
condenados“ .
• En el Purgatorio hay amor a
Dios, deseos de verle cara a
cara y alegría porque se
llegará al Cielo.
• Hay dolor por la pena de
daño (privación temporal
de la visión beatífica) y por
la pena de sentido.
• Las penas de sentido son
desiguales y pueden
aliviarse por los sufragios.
• El principal de los sufragios
es la
Santa Misa.
• Se recomiendan también las
limosnas, las indulgencias y
las obras de penitencia en
favor de los difuntos .
• La purificación en esta vida:
mediante las obras de
penitencia y las
indulgencias.
6. Los niños que mueren sin el Bautismo
• Tras algunos años de
estudio, la Comisión
Teológica Internacional
–que depende de la
Congregación para la
Doctrina de la Fe–
publicó (19-IV-2007)
un documento que
señala que la
tradicional hipótesis
teológica del limbo,
refleja una “visión
excesivamente
restrictiva de la
salvación”.
• En el documento “La
esperanza de salvación
para los niños que
mueren sin haber sido
bautizados”, la Comisión
concluye que “el destino
de los niños que mueren
sin haber recibido el
bautismo es el Cielo”.
• Las razones
fundamentales están
representadas, en
primer lugar, por la
misericordia infinita de
Dios, que quiere que
todos los hombres se
salven.
• “Jesús mostró de forma
especial su cercanía a los
pequeños y su
predilección por ellos”.
• "Nuestra conclusión es
que muchos factores que
hemos considerado dan
serias bases teológicas y
litúrgicas a la esperanza
de que los niños muertos
sin bautismo sean
salvados y gocen de la
visión beatífica",
sostienen los teólogos.
• Estas razones llevan
a la esperanza de la
salvación de los
niños que han
muerto sin ser
bautizados.
• “El limbo nunca fue
definido como
dogma”, y recordó
que “el Catecismo
de la Iglesia Católica
no lo menciona”.
• Benedicto XVI
habiendo sido
presidente de la
misma Comisión,
cuando era
Prefecto de la
Congregación para
la Doctrina de la
Fe, siendo
entonces el
Cardenal
Ratzinger– indicó
este tema de
estudio.
• Probablemente de
acuerdo con el
Papa Juan Pablo II.
7. Los nuevos cielos y la nueva tierra
• "Al fin de los tiempos
el Reino de Dios
llegará a su plenitud.
• Después del Juicio
final, los justos
reinarán para
siempre con Cristo,
glorificados en
cuerpo y alma, y el
mismo universo será
renovado" .
• La Sagrada Escritura
llama «cielos
nuevos y tierra
nueva» a esta
renovación
misteriosa que
transformará la
humanidad y el
mundo .
• Hay que distinguir
el progreso terreno
del crecimiento del
Reino de Cristo.
• El segundo no es
resultado del
primero.
• Sin embargo, el
primero, en la medida
en que puede
contribuir a ordenar
mejor la sociedad
humana, interesa
mucho al Reino de
Dios.
• Por eso, la espera de la
definitiva instauración
del Reino de Cristo, no
debe debilitar sino
avivar el empeño de
procurar el progreso
terreno .
• Buenos Aires, 5 de mayo 2008
• Auditorio del CUDES
• P. Juan María Gallardo
[email protected]
www.oracionesydevociones.info