Hice la lista de todas las mujeres que hay. Eliminé en primer término los travestis. Borré a las muy flacas, a las rubias y a.

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Hice la lista
de todas las mujeres que hay.

Eliminé en primer término
los travestis.

Borré a las muy flacas,
a las rubias y a las pelirrojas.

Después … a las maniáticas
de la limpieza, a las que fuman,
y a las que usan perfume
(a mí me gusta que la mujer huela
a sí misma).

Suprimí a las que hablan mucho.

Quedaron muy pocas.

Taché a las que dicen
“o sea” y “es como que”.
A las que cuando algo les gusta dicen:
“es divino”.
A las que tienen tobillos muy gruesos,
y a las que no aceptan
que uno mire fútbol.

Quedaron dos…

Puse como condición
que ninguna fuera mi mamá.

Quedó una…

Me acerqué a ella corriendo y le dije:
“¡¡¡Tú eres la mujer de mi vida!!!”

Ella me había eliminado
hacía rato de su lista
cuando tachó aquéllos estúpidos
que creen que existe la mujer ideal
y que, encima, lo está esperando
con los brazos abiertos.


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Hice la lista
de todas las mujeres que hay.

Eliminé en primer término
los travestis.

Borré a las muy flacas,
a las rubias y a las pelirrojas.

Después … a las maniáticas
de la limpieza, a las que fuman,
y a las que usan perfume
(a mí me gusta que la mujer huela
a sí misma).

Suprimí a las que hablan mucho.

Quedaron muy pocas.

Taché a las que dicen
“o sea” y “es como que”.
A las que cuando algo les gusta dicen:
“es divino”.
A las que tienen tobillos muy gruesos,
y a las que no aceptan
que uno mire fútbol.

Quedaron dos…

Puse como condición
que ninguna fuera mi mamá.

Quedó una…

Me acerqué a ella corriendo y le dije:
“¡¡¡Tú eres la mujer de mi vida!!!”

Ella me había eliminado
hacía rato de su lista
cuando tachó aquéllos estúpidos
que creen que existe la mujer ideal
y que, encima, lo está esperando
con los brazos abiertos.


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los travestis.

Borré a las muy flacas,
a las rubias y a las pelirrojas.

Después … a las maniáticas
de la limpieza, a las que fuman,
y a las que usan perfume
(a mí me gusta que la mujer huela
a sí misma).

Suprimí a las que hablan mucho.

Quedaron muy pocas.

Taché a las que dicen
“o sea” y “es como que”.
A las que cuando algo les gusta dicen:
“es divino”.
A las que tienen tobillos muy gruesos,
y a las que no aceptan
que uno mire fútbol.

Quedaron dos…

Puse como condición
que ninguna fuera mi mamá.

Quedó una…

Me acerqué a ella corriendo y le dije:
“¡¡¡Tú eres la mujer de mi vida!!!”

Ella me había eliminado
hacía rato de su lista
cuando tachó aquéllos estúpidos
que creen que existe la mujer ideal
y que, encima, lo está esperando
con los brazos abiertos.


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Borré a las muy flacas,
a las rubias y a las pelirrojas.

Después … a las maniáticas
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y a las que usan perfume
(a mí me gusta que la mujer huela
a sí misma).

Suprimí a las que hablan mucho.

Quedaron muy pocas.

Taché a las que dicen
“o sea” y “es como que”.
A las que cuando algo les gusta dicen:
“es divino”.
A las que tienen tobillos muy gruesos,
y a las que no aceptan
que uno mire fútbol.

Quedaron dos…

Puse como condición
que ninguna fuera mi mamá.

Quedó una…

Me acerqué a ella corriendo y le dije:
“¡¡¡Tú eres la mujer de mi vida!!!”

Ella me había eliminado
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cuando tachó aquéllos estúpidos
que creen que existe la mujer ideal
y que, encima, lo está esperando
con los brazos abiertos.


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Borré a las muy flacas,
a las rubias y a las pelirrojas.

Después … a las maniáticas
de la limpieza, a las que fuman,
y a las que usan perfume
(a mí me gusta que la mujer huela
a sí misma).

Suprimí a las que hablan mucho.

Quedaron muy pocas.

Taché a las que dicen
“o sea” y “es como que”.
A las que cuando algo les gusta dicen:
“es divino”.
A las que tienen tobillos muy gruesos,
y a las que no aceptan
que uno mire fútbol.

Quedaron dos…

Puse como condición
que ninguna fuera mi mamá.

Quedó una…

Me acerqué a ella corriendo y le dije:
“¡¡¡Tú eres la mujer de mi vida!!!”

Ella me había eliminado
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cuando tachó aquéllos estúpidos
que creen que existe la mujer ideal
y que, encima, lo está esperando
con los brazos abiertos.


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Borré a las muy flacas,
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Después … a las maniáticas
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y a las que usan perfume
(a mí me gusta que la mujer huela
a sí misma).

Suprimí a las que hablan mucho.

Quedaron muy pocas.

Taché a las que dicen
“o sea” y “es como que”.
A las que cuando algo les gusta dicen:
“es divino”.
A las que tienen tobillos muy gruesos,
y a las que no aceptan
que uno mire fútbol.

Quedaron dos…

Puse como condición
que ninguna fuera mi mamá.

Quedó una…

Me acerqué a ella corriendo y le dije:
“¡¡¡Tú eres la mujer de mi vida!!!”

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que creen que existe la mujer ideal
y que, encima, lo está esperando
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Borré a las muy flacas,
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Después … a las maniáticas
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y a las que usan perfume
(a mí me gusta que la mujer huela
a sí misma).

Suprimí a las que hablan mucho.

Quedaron muy pocas.

Taché a las que dicen
“o sea” y “es como que”.
A las que cuando algo les gusta dicen:
“es divino”.
A las que tienen tobillos muy gruesos,
y a las que no aceptan
que uno mire fútbol.

Quedaron dos…

Puse como condición
que ninguna fuera mi mamá.

Quedó una…

Me acerqué a ella corriendo y le dije:
“¡¡¡Tú eres la mujer de mi vida!!!”

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que creen que existe la mujer ideal
y que, encima, lo está esperando
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Borré a las muy flacas,
a las rubias y a las pelirrojas.

Después … a las maniáticas
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y a las que usan perfume
(a mí me gusta que la mujer huela
a sí misma).

Suprimí a las que hablan mucho.

Quedaron muy pocas.

Taché a las que dicen
“o sea” y “es como que”.
A las que cuando algo les gusta dicen:
“es divino”.
A las que tienen tobillos muy gruesos,
y a las que no aceptan
que uno mire fútbol.

Quedaron dos…

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que ninguna fuera mi mamá.

Quedó una…

Me acerqué a ella corriendo y le dije:
“¡¡¡Tú eres la mujer de mi vida!!!”

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que creen que existe la mujer ideal
y que, encima, lo está esperando
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a las rubias y a las pelirrojas.

Después … a las maniáticas
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y a las que usan perfume
(a mí me gusta que la mujer huela
a sí misma).

Suprimí a las que hablan mucho.

Quedaron muy pocas.

Taché a las que dicen
“o sea” y “es como que”.
A las que cuando algo les gusta dicen:
“es divino”.
A las que tienen tobillos muy gruesos,
y a las que no aceptan
que uno mire fútbol.

Quedaron dos…

Puse como condición
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Quedó una…

Me acerqué a ella corriendo y le dije:
“¡¡¡Tú eres la mujer de mi vida!!!”

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que creen que existe la mujer ideal
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a las rubias y a las pelirrojas.

Después … a las maniáticas
de la limpieza, a las que fuman,
y a las que usan perfume
(a mí me gusta que la mujer huela
a sí misma).

Suprimí a las que hablan mucho.

Quedaron muy pocas.

Taché a las que dicen
“o sea” y “es como que”.
A las que cuando algo les gusta dicen:
“es divino”.
A las que tienen tobillos muy gruesos,
y a las que no aceptan
que uno mire fútbol.

Quedaron dos…

Puse como condición
que ninguna fuera mi mamá.

Quedó una…

Me acerqué a ella corriendo y le dije:
“¡¡¡Tú eres la mujer de mi vida!!!”

Ella me había eliminado
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cuando tachó aquéllos estúpidos
que creen que existe la mujer ideal
y que, encima, lo está esperando
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Borré a las muy flacas,
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y a las que usan perfume
(a mí me gusta que la mujer huela
a sí misma).

Suprimí a las que hablan mucho.

Quedaron muy pocas.

Taché a las que dicen
“o sea” y “es como que”.
A las que cuando algo les gusta dicen:
“es divino”.
A las que tienen tobillos muy gruesos,
y a las que no aceptan
que uno mire fútbol.

Quedaron dos…

Puse como condición
que ninguna fuera mi mamá.

Quedó una…

Me acerqué a ella corriendo y le dije:
“¡¡¡Tú eres la mujer de mi vida!!!”

Ella me había eliminado
hacía rato de su lista
cuando tachó aquéllos estúpidos
que creen que existe la mujer ideal
y que, encima, lo está esperando
con los brazos abiertos.


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Eliminé en primer término
los travestis.

Borré a las muy flacas,
a las rubias y a las pelirrojas.

Después … a las maniáticas
de la limpieza, a las que fuman,
y a las que usan perfume
(a mí me gusta que la mujer huela
a sí misma).

Suprimí a las que hablan mucho.

Quedaron muy pocas.

Taché a las que dicen
“o sea” y “es como que”.
A las que cuando algo les gusta dicen:
“es divino”.
A las que tienen tobillos muy gruesos,
y a las que no aceptan
que uno mire fútbol.

Quedaron dos…

Puse como condición
que ninguna fuera mi mamá.

Quedó una…

Me acerqué a ella corriendo y le dije:
“¡¡¡Tú eres la mujer de mi vida!!!”

Ella me había eliminado
hacía rato de su lista
cuando tachó aquéllos estúpidos
que creen que existe la mujer ideal
y que, encima, lo está esperando
con los brazos abiertos.