¿Una imagen vale más que mil palabras?

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¿Una imagen vale más que mil
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Analisis de la portada de la primera edición de la revista En otras palabras…
AVANCE DE LA TESIS
“Las mujeres de la revista En otras palabras…
Análisis histórico de una publicación feminista (Bogotá, 1996-2008)”
Directora: Ángela Inés Robledo Palomeque
Amalfi Cerpa Jiménez
Cod.: 04489198
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El presente trabajo es un ejercicio inicial de
escritura sobre “las mujeres de la revista En otras
palabras…”, mi tesis para optar a un título de
maestría, en la Escuela de Estudios de Género, en
la Facultad de Ciencias Humanas, de la
Universidad Nacional de Colombia, Sede Bogotá.
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La tesis se centra en los significados y significantes de
los conceptos mujer(es) en esta revista feminista y las
intersecciones de éstos con categorías como
diferencia, género, sexo, clase, etnia, raza, edad,
nivel de escolaridad y territorio de pertenencia o
procedencia, para responder la pregunta ¿cómo son
las mujeres de la revista En otras palabras…?
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La ponencia surge de la lectura de una entrevista que Lucero
González realiza a Carlos Aguirre, diseñador de las
portadas de la revista debate feminista. En ella realizo un
análisis de la portada de la primera edición de las 15
ediciones que conforman el corpus documental de esta
investigación.
“El poder de las imágenes”, artículo de la revista Desde la portada, pp. 233-244.
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Un preámbulo necesario
Si “los feminismos en Colombia han aglutinado principalmente a mujeres de
clases medias intelectuales, quienes con frecuencia participan con el
movimiento social de mujeres para luchar por sus reivindicaciones; mientras
que no todas las mujeres del movimiento social se autocalifican como
feministas”, es necesario explicar esta experiencia editorial, enmarcándola en
el propósito explicito de sus editoras de trabajo conjunto entre feministas
académicas (Grupo Mujer y Sociedad) y activistas feministas con
articulación a los movimientos sociales de mujeres (Casa de la Mujer y
Promujer)
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El Grupo Mujer y Sociedad se gesta en 1985 (por iniciativa de feministas académicas
como Florence Thomas, María Eugenia Martínez, Guiomar Dueñas, María Himelda
Ramírez y Yolanda Puyana, entre otras) y se fortalece con el impulso que, entre 1988 y
1989, se da a la formación de grupos interdisciplinarios en la Facultad de Ciencias
Humanas de la Universidad Nacional de Colombia, Sede Bogotá. El enfoque del
trabajo colectivo e individual de sus integrantes (investigaciones, docencia, eventos y
publicaciones) hacia los estudios de mujeres y la posterior incorporación del concepto
género en sus reflexiones, serán fundamentales en el proceso de formación e
institucionalización de los estudios de mujer y género en la Universidad Nacional de
Colombia.
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El primer número de la revista se editó , entre julio y diciembre de 1996. De la
coordinación editorial del mismo se encargaron Florence Thomas, Juanita Barreto,
María Eugenia Sánchez y Margarita Escobar; quienes junto a María Elvia
Domínguez, Guiomar Dueñas, María Ángela Estrada, Beatriz García, María Cecilia
González, Yolanda González, Patricia Jaramillo, Martha López, Patricia Prieto,
Yolanda Puyana, Elsa Olid Rondón, Luis Santos y Circe Sencial, integraron el primer
consejo editorial. Estas personas, más Eva Giberti, María Himelda Ramírez, Sonia
Solarte, María Isabel Plata, Nohema Hernández, María Lucía Rappaci, Marcela
Rodríguez y Silvia Galvis, aparecen como colaboradoras.
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Desde sus inicios, la revista ha sido impresa en tamaño carta, con portada,
contraporta y algunas páginas interiores en color, y además ilustraciones y
fotografías. Su financiación ha provenido de la venta de publicidad a
organizaciones de mujeres, el apoyo de ONG's y/o entidades estatales, y el
trabajo material e inmaterial de sus editoras. Entre 1996 y 2008 se han
realizado 16 números, 15 ediciones (porque los números 13 y 14 son una
sóla), con uno o dos números por año (salvo 2005 y 2006, que no hay
ninguna edición), y teniendo como eje temático a las mujeres en relación con
otras categorías de análisis.
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1996 (1) “Mujeres, Salud y Sociedad”
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1997 (2) “Mujeres, Ética, Política y Participación”
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1997 (3) “Mujeres, Amores y Desamores”
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1998 (4) “Mujeres, Guerra y Paz”
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1998-1999 (5) “Mujeres y espacios urbanos”
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1999 (6) “Mujeres, mitos e imaginarios”
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2000 (7) “Mujeres que escribieron el Siglo XX. La Construcción del Feminismo en Colombia”
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2001 (8) “Mujeres, violencias y resistencias”
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2001 (9) “Mujeres, Cuerpos y Prácticas de sí”
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2002 (10) “Mujeres, Familias y Conflictos Sociales”
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2002 (11) “Mujeres, Resistencias E IRREVERENCIAS”
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2003 (12) “Mujeres, Géneros y Derechos Sexuales y Reproductivos”
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2004 (13-14) “Mujeres, GLOBALIZACIÓN y derechos humanos”
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2007 (15) “Mujeres, tiempos y diversidades”
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2008 (16) “Cien años con Simone de Beauvoir”
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Análisis de la portada de la primera edición
Bajo la temática de “Mujeres, Salud y Sociedad”, este primer número
tiene 144 páginas, portada, portadilla y contraportada. 13 de las
páginas interiores tienen fotografías a cuatro tintas o en full color. En
la portada se juega con tonos y matices del terracota, el negro y el
blanco. La contraportada y las caras internas de ésta y la portada,
están impresas a dos tintas; también cuenta con ilustraciones en
blanco y negro, en casi todos los artículos, y una página en color, a
una tinta, en la entrada de cada sección.
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La portada está dividida horizontalmente en tres partes:
1. En la parte superior, debajo del título, que está en mayúsculas o altas y finaliza en puntos
suspensivos (EN OTRAS PALABRAS…), se lee: “Publicación especializada del Grupo Mujer
y Sociedad de la Universidad Nacional de Colombia[,] la Corporación Casa de la Mujer de
Bogotá y la Fundación Promujer”.
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
En la esquina superior derecha (el cuadrante de mayor
lectura dentro de una página impar) hay un “graffitti
anónimo de una calle de Buenos Aires”: “``Patriarca tus
pesadillas son nuestros sueños´´”.
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De este primer espacio es interesante el uso de los puntos
suspensivos que pueden leerse como un espaciotiempo para digerir o reposar lo que se va a decir luego
de ellos, como una cierta voluntad dubitativa o una
manera de decir algo y luego aclararlo, colocando
entre una expresión y su aclaración: un o sea, un es
decir o un en otras palabras…
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Pero, también, y esta es la acepción más acorde con la
designación de esta expresión como título de una revista de
feminsitas académicas, en los 90 del siglo XX: una escritura
otra, una manera distinta y distintiva de escribir, en una
apuesta muy influenciada por los planteamientos del
feminismo de la diferencia. Así está expresado en la
presentación de este primer número.
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“[…] quienes integramos el Grupo Mujer y Sociedad de la Universidad
Nacional, la Corporación Casa de la Mujer de Bogotá y la Fundación
Promujer, sentimos que es un momento oportuno para tener nuestro
propio espacio de escritura y divulgación para nuestras reflexiones y
trabajos. Un espacio para introducir otras voces y otras miradas sobre el
mundo. Un espacio que favorezca una escritura de mujer, deconstruya
paulatinamente los discursos convenidos y genere nuevas voces.”
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“Este proyecto de revista concreta un viejo anhelo de poseer un espacio
nuestro, un espacio para el “entre-ellas”, para el “nosotras” abierto por
supuesto también al “nosotros”, es decir a los hombres que comparten
con nosotras la necesidad de cuestionar los viejos paradigmas de
feminidad y masculinidad.
La revista contribuirá desde una mirada de mujer a crear una cultura de
la vida sobre la muerte y de la tolerancia sobre la violencia, aceptando el
conflicto como parte de la vida y formulando una propuesta democrática
y ética radical.”
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2. En la parte central está una imagen que evoca un friso antiguo, en un close-up o
detalle de un frontón de la arquitectura grecoromana, con una mujer desnuda,
acostada boca arriba, con la cabeza semicubierta por una especie de birrete –que
con adecuaciones ha sido parte de los distintivos en la indumentaria de las
enfermeras en distintas épocas, incluso hoy día–, asomada por un espacio que es
media circunsferencia, con unos senos prominentes descubiertos, una pierna
doblada y la otra exendida, y sus manos levantadas, la izquerda dentro y agarrando
los bordes internos de ese espacio, y la derecha por fuera como tratando de alcanzar
un ave pequeña que pasa por ahí –tal vez un colibrí– en un gesto que no permite
saber si está entrando o saliendo.
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Es una lástima que en los créditos no se dé referencia de esta imagen que es emblemática por ser la primera
portada de esta publicación feminista.
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Una cenefa con cabezas frontales de mujeres en alto relieve, que en los bajos
contiene textos en griego, sirve de apoyo al cuerpo de mujer que sale o
entra en esa especie de sarcófago, horno crematorio, bóveda y hasta –
haciendo anacronismo– puerta de una cámara de imágenes diagnósticas de
nuestra época o división entre la cocina y el comedor de no pocas casas
tipo clase media, con ascendencia campesina pero vivienda de ciudad, o
quizá simplemente el vacío.
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En la imagen se usa el recurso de zonas iluminadas y otras
de sombra, dando la sensación de tridimensionalidad, a
través del juego con una luz que viene de la parte superior
izquierda o superior derecha (dependiendo si quien
observa se ubica frente a la imagen o dentro de ella) , tal
como lo muestran las sombras del ave, el brazo derecho y los
salientes de la estructura, que tiene una apariencia de madera
y adobe color terracota.
Sobrepuesto a la misma aparece el texto: “Mujeres, Salud y
Sociedad”.
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3. En la parte inferior, está la data, o el espacio-tiempo de esta primera edición,
junto al número que la distingue.
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El terracota es un color terciario, resultado de la mezcla de los tres
primarios en diferentes proporciones y dándole preponderancia al
magenta y el amarillo sobre el cian, que es usado en distintos
tonos y matices por quienes se encargaron del diseño de la revista,
tratando de lograr contraste con el negro de los textos de la
portada y el blanco de los de la contraportada. Así se cierra la
paleta cromática de los primarios más negro y blanco que, en
resumen, son el CMYK (C=cian, M=magenta, Y=yellow y
K=black) de las tintas para impresión.
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Por su parte, la contraportada está diseñada con nombres de muchas,
diversas y diferentes mujeres, o tenidas por tales, tanto a nivel
individual como colectivo. No hay límites de tiempo, profesión, ni de
edad, raza o lugar de procedencia. Algunas muy conocidas para
personas medianamente informadas, y otras, sólo parcialmente; sin
embargo, ninguna totalmente desconocida en nuestro medio
académico, aunque las que parecen pertenecer a la cultura oriental,
pueden no sonarnos en nuestra memoria.
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Desde Frida Kalho, Virginia Woolf y Tie Ning, hasta Ginebra, Benhazir
Butho y Lucresia Borja, pasando por una larga lista de mujeres de
Colombia, Latinoamerica y el mundo: Betsabé Espinoza, Domitila
Barrios de Chúngara, Liv Ullman, La Gaitana, Jane Austin, Elienor
de Aquitania, Virginia Gutiérrez de Pineda […]
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Ana Frank, Violeta Parra, Clara Zetkin, Débora Arango, Camille Claudel, Policarpa
Salavarrieta, Simone Weil, Madres de la Plaza de Mayo, Clara Schuman, Juana de
Arco, Michelle Pfeifer, Manuela Beltrán, Georges Sand, Aurora Dupin, Manuela
Sáenz, Kate Millet, María Clemencia de Caicedo, Lu Xing’er, Lady Godiva, Lina
Wertmuller, Safo de Lesbos, Gabriela Mistral, Madame Roland, Yira Castro, Maruja
Viera, Elizabeth Banditer, Rigoberta Menchú, Teresa de Calcuta,
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María Magdalena, Margaret Mead, Mercedes Sosa, Marilyn Monroe, Ana Karenina,
Anaïs Nim, Leonor González Mina, Melanie Klein, Celia Cruz, Marie Bonaparte,
Greta Garbo, Zhang Jie, Martha Traba, Toña La Negra, Ye Wenbim, Feliza Burstin,
Lou, Andrea, Salomé, Jane Fonda, Juliet Michel, Flora Tristan, Jodie Foster, Ofelia
Uribe, Alma Malher, Manuela Ramos, Maria Elena Moyano, Dora Carrington, Elisa
Mujica, Mary Shelley, Janis Joplin, Marguerite Yourcenar, Marie Curie, Hipatia,
Sevim Burak, Agatha Christie y Olga Behar […]
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Mientras en la portada se desarrolla un concepto de complementariedad
entre el lo que evoca el texto y lo que muestra la imagen visual, en la
contraportada se juega con la redundancia de nombres, quizá para
denotar que se trata de una revista de mujeres, “un espacio para el
“entre-ellas”, para el “nosotras” abierto por supuesto también al
“nosotros”, [siempre y cuando haya] hombres que compart[a]n […] la
necesidad de cuestionar los viejos paradigmas de feminidad y
masculinidad[…]”, con “temas y escritura de mujeres”.
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No obstante que en la parte posterior, el atrás, la contraportada, se incluye una amplia diversidad de
mujeres, o al menos tenidas por tales sin fórmula de juicio; en la portada, el el frente, el rpimer
acercamiento a la lectura, el concepto se reduce a un tipo de mujer de piel clara, evocadora de la
belleza femenina exaltada en el arte clásico greco-romano, lo que explica que sea robusta y de
pechos prominentes y no flaca, ni huesuda. Tal imagen trata de remitirnos a los fundamentos de
lo que se considera los orígenes de la cultura occidental, en una reminicencia al origen de la
misma y a lo femenino universal como sustentador de esta cultura y de la vida, a través de la
imagen de esos senos que antes que tales son su producto, la leche materna. De esa manera, se
configura una doble triada feminizada de cultura–maternidad(vida-sustento-alimento)–mujer,
que soporta esta civilización como el centro de la humanidad.
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Este tipo de imagen a la vez que restringe el concepto mujer(es)
a un tipo étnico-racial y a una ubicación espacio-temporal, la
generaliza a través del universal pluralizado, que permite
tomar la parte por el todo (una mujer por todas las mujeres), y
la pluralidad como unicidad (el concepto las mujeres
representa a cada mujer; o, lo que es lo mismo, cada mujer
debe sentirse incluida en él).
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Como contraste, resulta interesante que quien diseñó esta
portada no recurriera a ilustrar lo que evocan los textos sino
que dejase un espacio para la imaginación. Sin embargo,
parece que no hubo el mismo nivel de reflexión sobre las
imágenes y estereotipos que afectan no sólo al concepto
mujer(es) sino y sobre todo a las mujeres de carne y hueso,
situadas en espacios geopolíticos e históricos específicos.
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En este ejercicio de análisis gráfico, como
parte de la metodología, he tratado de no
interpretar sino describir las imágenes de
esta portada y de ellas resalto aquello que es
más relevante desde mi lectura situada, sin
pretender que lo que afirmo o pregunto
tenga un estatuto de validez absoluta o
absolutista…