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OCHO PRINCIPIOS PARA FORMAR
A UN TRIUNFADOR
Los padres anhelan y esperan que
sus hijos lleguen a ser personas de
éxito - no tanto en los deportes, la
música o el teatro, si no en la vida.
Se requiere mucho esfuerzo para
vencer la adversidad. Las ocho
sugerencias que siguen pueden
ayudarle a lograr que sus hijos sean
hombres triunfadores como es el
deseo de Dios.
Desde muy temprana edad debe mostrar a
sus niños que usted cree en ellos. Dedicar
tiempo con sus brazos extendidos para
ayudar a su bebé cuando da sus primeros
pasos, permite que el niño sienta que usted
cree que puede hacerlo.
Cuando elogia a su pequeña hijita por haber
limpiado bien su cuarto, refuerza su
determinación de agradar a su mamita y ello
contribuye a su desarrollo.
No espere que la escuela honre a sus hijos o que la
comunidad los condecore. Cuelgue en la puerta de su
refrigerador esos dibujos que hacen durante el primer
año del jardín de infantes, no importa cuán confusos
parezcan.
Conserve esos cestos para desperdicios que hacen,
no importa si están mal pegados; o esos guantes que
le hizo para que usted no se queme las manos en la
cocina, no importa que las costuras estén todas
torcidas. Al actuar así usted dice cuán importantes
son los esfuerzos de sus hijos.
Hace años muchas personas creían que un
niño con fallas físicas, mentales o emocionales
no podía hacer mucho más que simplemente
existir. Gracias a algunas actividades como
las Olimpiadas Especiales, el entrenamiento
de los padres y el apoyo de grupos de
personas generosas, no sólo se permite que
millones de niños desarrollen al máximo su
capacidad, sino que se les estimula a
intentarlo.
Refuerce en sus hijos
Aspectos Positivos.
¡Anímelos!
Desafortunadamente algunos de nosotros
caemos en la trampa de la comparación
diciendo a nuestros hijos: “Tu hermano nunca
tuvo problemas con las matemáticas”, o
“cuando yo era joven podía patear un balón de
futbol y lanzarlo más lejos que todos”. Sin
embargo, cada vez que se compara con otro a
un niño que todavía tiene incertidumbres, lo
colocamos en una situación competitiva - y a
menudo lo comparamos con aquellos que son
excepcionalmente dotados en alguna
actividad.
Alentar a sus hijos a hacer lo mejor que
pueden es de sumo valor a fin de fomentar su
desarrollo en la vida. Los verdaderos
triunfadores son aquellos que se aceptan
primero a sí mismos, se preparan para
enfrentar los desafíos de la vida y obtienen la
victoria.
Es posible que Margarita esté cursando el
quinto grado y todavía sea dos o tres pulgadas
más bajita y pese varios kilos menos que sus
compañeras del mismo nivel. Margarita quería
practicar el deporte de pista y campo; no tanto
para ganar, sino por el deleite de correr. Tenía
pocas probabilidades de clasificarse en algún
lugar, pero de todos modos deseaba practicar
ese deporte.
En su primera carrera se olvidó de las grandulonas
que la rodeaban en la competencia y simplemente
corrió. Con el viento azotándole el rostro y las piernas
moviéndose como pistones, tomó fácilmente la
delantera - sólo para tropezar y caer cuando faltaban
unos pocos metros para llegar a la meta.
Cada obstáculo vencido,
es un paso que
avanzamos en la
escalera del éxito
Los estudios han demostrado que los
hijos que se van del hogar o los
adolescentes que se unen a las sectas
de esas que prácticamente les lavan el
cerebro, lo hacen sencillamente porque
necesitan que alguien los ame y acepte
como son.
Las familias cristianas son un campo de
protección perfecto para evitar que
los niños se traduzcan en datos
estadísticos de la delincuencia.
Aunque hay hijos de padres cristianos que
abandonan sus hogares, Dios ha provisto los
medios necesarios para sobrevivir a los duros
años del desarrollo:
1.Su amor y aceptación
2.Su esperanza de que las familias
transmitan su amor a sus descendientes
3.La necesidad inherente de amor y
aceptación que tiene toda persona
La tremenda influencia que
ejerce el mundo actual sobre
nuestros hijos requiere el
trabajo en equipo. El hogar, la
escuela y la iglesia deben
trabajar unidos a fin de
preparar a los niños y
adolescentes para un futuro
todavía más difícil. Aprender a
trabajar, estudiar, jugar y orar
juntos puede demostrar que es
posible.
“El ejemplo de los compañeros y
amigos es contagioso y poderoso”
La Biblia dice que los amigos muchas
veces son más cercanos que el
hermano. Además, su influencia es
mayor. Abra su hogar a los amigos de
sus hijos y conózcalos.
Los padres deben creer que su aportación
más eficaz deberán hacerla durante los
primeros años de la niñez cuando para ellos
todo lo que mami y papi dicen es ley. Esta es
la razón por la cual se debe comenzar a
poner los fundamentos del amor de Dios, el
amor familiar, el respeto propio y la estima
propia sin postergación.
Incluso los amigos
cristianos pueden causarle
daño moral a sus niños o
adolescentes
Sus adolescentes necesitan de su
hábil dirección y su calurosa
aprobación y reconocimiento ahora
más que nunca. El sólo saber que
usted está allí para comprenderlos y
ayudarlos es un motivo de seguridad
para ellos.
En el Evangelio de Mateo,
Jesús habla de dejar
brillar nuestra luz a fin de
que nuestro Padre
Celestial sea alabado
(Mateo 5:16). Quizá la
mejor manera de abrir la
puerta del mundo de los
triunfadores a sus hijos es
afirmando la verdad de
que todos los talentos que
poseemos son “prestados”
por Dios.
La música, formar un hogar, los
deportes, el don de hacer amigos,
el don de la actuación, etc. son
también responsabilidades. Dios
quiere que nosotros seamos
nuestro mejor don y que
desarrollemos ése y otros talentos
que él nos haya dado. Y también
espera que los usemos para su
gloria.
Las revistas modernas están
saturadas de historias de aquellos
que han tenido éxito en sus vidas y
que atribuyen francamente a Dios la
gloria, y dan testimonio de su
fortaleza y poder. Cualquier talento
que nos permita hablar acerca de
las bondades de Dios es digno.
Los padres deben saber que el
aliento, el apoyo y el ejemplo que
dan a sus hijos hacen posible una
generación de triunfadores que
lleven la antorcha - el Evangelio de
la salvación a través de Jesús - a
todo el mundo (Mar.26:15)