MIGUEL DE UNAMUNO.

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MIGUEL DE UNAMUNO
STEFANY PUENTES PUENTES
GRADO: 1102 J.M
MIGUEL DE UNAMUNO (1864-1936)
Unamuno fue uno de los primeros existencialistas
europeos, y uno de los primeros en percibir la
trascendencia del pensamiento de Kierkegaard.
Unamuno recibió una influencia importante de parte de
los místicos españoles y de Cervantes, así como de
autores de la tradición filosófica como San Agustín,
Kant, Spinoza y Schopenhauer.
EL HOMBRE DE CARNE Y HUESO
El fundamento de la obra filosófica
de Unamuno fue el hombre de
“carne y hueso”, es decir, “el sujeto
y el supremo objeto a la vez de toda
filosofía”. Con ello, Unamuno se
apartaba
de
los
enfoques
especulativos y abstractos de la
filosofía tradicional hacia el tema
del hombre. Su insistencia en la
preeminencia del individuo concreto
como punto de partida del filosofar,
puso de manifiesto que la esencia
de ésta radicaba en su existencia.
LA CRÍTICA AL RACIONALISMO
Para Unamuno, los individuos
no
son
conceptos,
son
realidades más complejas.
Pues el hombre se ve
enfrentado a la realidad de su
muerte. De ahí que el hombre
deba afrontar su muerte como
el más serio de los problemas.
Reconózcalo o no, el hombre
deseaba, así sea en secreto, ser
inmortal.
DIOS Y LA INMORTALIDAD DEL ALMA
Para Unamuno, la pregunta básica de su filosofía
consiste en saber si es posible demostrar la
existencia del alma y su inmortalidad. La
respuesta a dicha pregunta remite al conflicto
fundamental de toda existencia: entre razón y fe o
entre inteligencia y vida.
De entrada, la razón es la expresión de un rotundo
no a la posibilidad de una vida futura. En este
sentido afirmó que “el anhelo vital de inmortalidad
humana no halla confirmación racional, ni tampoco
la razón nos da aliciente y consuelo de vida ni nos
señala la verdadera finalidad a ésta”.
Para Unamuno, la fe es
como un camino para
acceder, trascendiendo el
mundo de los fenómenos, al
mundo de la verdad y de
Dios. La fe se constituye
entonces, en aquella manera
de clamar la sed de
inmortalidad,
siendo
su
objeto algo de naturaleza no
fenoménica, y, por ende, no
susceptible de percepción
sensorial. En consecuencia,
algo absurdo desde el punto
de vista racional.
EXISTENCIALISMO Y PRAGMATISMO
Unamuno fue también un filósofo de la voluntad,
pues para él, la verdad depende de los actos de la
voluntad. En este sentido, continuó y profundizó en
el pensamiento de William James, al sostener que
la verdad es aquello que intensifica nuestra vida y
la de los demás. La mentira, en consecuencia, es
aquello que anula la vida misma. El conocimiento
es verdadero en tanto tenga utilidad para la vida
humana.
LA NATURALEZA HUMANA
Unamuno caracterizó la naturaleza humana desde
un punto de vista anticartesiano. Para Unamuno, lo
correcto no sería afirmar “pienso, luego existo” sino
“existo, luego pienso”. Esta inversión de términos,
obedece a que Unamuno quiere resaltar el carácter
existencial del ser humano, pues “si se existe,
existen las cosas para la conciencia”. De hecho, el
mundo carecería de sentido considerado por sí mismo
y con independencia de los seres conscientes: “el
mundo se hace para la conciencia, para cada
conciencia”.
La conciencia, según Unamuno, depende de dos
impulsos básicos: el de conservación y el de
reproducción.

Instinto de conservación: Es el instinto que
pone en contacto al hombre con el mundo sensible
y le permite buscar los medios de subsistencia. El
instinto de conservación es el que permite que los
seres humanos lleguen a poseer un conocimiento
sensible.

Instinto de reproducción: Es el instinto que
permite al hombre superar sus limitaciones
espacio-temporales. También permite establecer
relaciones con los demás a través del amor que,
para Unamuno, es ante todo, hambre de
inmortalidad y plenitud. A la raíz del
conocimiento místico se halla el instinto de
reproducción.