EL DECÁLOGO DE LOS BUENOS PADRES

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Transcript EL DECÁLOGO DE LOS BUENOS PADRES

“Las palabras mueven, pero el
ejemplo arrastra.”
Los hijos son como esponjas que absorben
todo lo que oyen e imitan todo lo que ven. En
sus primeros años los padres son sus héroes,
por lo que deben cuidarse de no perder esa
imagen. Un padre debe evitar caer en la
mentira frente a sus hijos, o realizar acciones
negativas que lo hagan quedar mal con ellos;
ejemplo: decir a los hijos que la mentira es
mal, y obligarlos a mentir, cuando alguien nos
busca o llama por teléfono haciéndolos decir
que no se encuentran, a pesar de que sí lo
estén. Los hijos aprenden con el ejemplo,
como dijo un sabio: “las palabras mueven,
pero el ejemplo arrastra.” Las acciones de los
padres se graban en los niños y adolescentes,
en forma indeleble.
“Lo que se le enseñe al niño, se
guarda en su memoria y él lo
reproducirá
en
el
momento
oportuno”
El Proverbio 22:6 nos dice: “Instruye al niño
en el camino correcto, y aun en su vejez no
lo abandonará.” A un niño desde que nace,
se le debe dar una buena educación basada
en el MODELO DE JESÚS, para que logre
fundar sus bases en los criterios que Dios nos
ha dado, en la enseñanza moral, lo que le
proporcionará una superación espiritual, y
sus pasos serán seguros y firmes con la fe,
fuerza y valor que viene de Dios.
Cuando la educación y la disciplina se administra con amor, comprensión, una guianza
adecuada y el consejo oportuno, el niño guardará esas enseñanzas en su memoria, y las
reproducirá espontáneamente; Y estas serán protectoras que bloquearán cualquier idea
negativa que se quiera imponer.
“Si
deseas demostrar a tus hijos lo que significan para ti, regálale
una hora de tu día a ellos y verás los resultados.”
P.D.: Recuerda que el día tiene 24 horas.
– La protección es una necesidad que todos los niños
poseen, para sentirse valorado por sus padres, además los
niños que poseen esto tendrán:
– Equilibrio emocional.
– Seguridad en sí mismos.
– Desarrollarán una personalidad deseable.
Una de las mejores formas de mostrar cuánto amas y significan para
ti es que comparta con ellos sus juegos, deberes, curiosidades,
inquietudes, alegrías y tristezas. Del vocabulario de los padres debe
borrarse frases como: “¡Yo ya no estoy para esos trotes!”, “¡Yo no
entiendo a los jóvenes de hoy!”. Que el gozo no decaiga y que la
alegría se demuestre. Muchas veces el cansancio, pesimismo,
amargura no nos dejan acercarnos a nuestros hijos o los
convencionalismos sociales nos atan para disfrutar una o más horas
con nuestros hijos.
Nunca olvide cada hombre y mujer lleva un niño dentro de sí, no lo
atemos, dejémosle que salga, y disfrutemos con ellos sin barreras
generacionales; de esta manera se ahuyentará el estrés, la
depresión, la incomunicación y nuestros hijos estarán felices.
No se deben dejar llevar por los impulsos,
los padres siempre deben de escuchar las
explicaciones y justificaciones que los hijos
hagan de ciertas actitudes o hechos que
realicen. No hay que olvidar que siempre
hay una explicación hay para todo.
Se sabe que la violencia engendra violencia
y que toda actitud impositiva crea rebeldía,
es necesario que el padre dialogue con el
muchacho, que le escuche y que llegue
razonablemente a un acuerdo.
En muchas ocasiones los niños y
adolescentes esconden secretos a sus
padres que no desean rebelar y depende
del grado de confianza que los padres han
generado para que éstos rebelen las
confidencias.
“Si la cabeza del
hogar está mal,
todo está mal y si
está bien, todo se
conduce de igual
manera.”
Se debe evitar que los hijos tengan mala
apreciación de la vida y se prejuicien ante los
ejemplos nada constructivos ni satisfactorios
que viven en sus respectivos hogares.
Si entre los esposos hay una
relación unida, placentera, en
toda la familia se siente el mismo
ambiente; pero si la relación
entre los dos es de conflictos, los
hijos sufren y en ocasiones toman
partido por uno de los padres.
Se deben evitar las acciones
confrontativas con el cónyuge y
delante de los hijos, dilucidar
cualquier mal entendido, sin hacer
partícipes a quienes no tienen
ninguna culpa de sus problemas,
hacer que vivan con optimismo,
confiados y con mucha fe.
Un día pregunta un padre a un psicólogo:
Dr. ¿Desde cuando tengo que empezar a educar a mi hijo?
-¿Qué edad tiene?- responde el doctor
-Seis meses.- dice el padre
-¡Pues ya perdió seis meses de educación!... exclama el
profesional.
Los niños deben de ser educados desde el momento que
escogemos nuestra pareja para casarnos, para que
cuando llegue el momento de administrar nuestra
autoridad a los hijos e hijas, sea con especial cuidado; que
no sea sólo reprender una mal actitud, sino corregirla
para que no vuelva a ocurrir. La disciplina no debe
imponerse con ira o con violencia, pues no se obtendrá
nada positivo. La Biblia nos dice en Proverbios 16:6: “Con
misericordia y bondad se corrige el pecado y con el temor
de Jehová se apartan del mal.”
La autoridad y la disciplina debe aplicarse con mucha
comprensión sin caer en el chantajismo, con amor sin caer
en el sobre proteccionismo, con comunicación pero sin
ser un sermoneador, con misericordia pero sin dejar hacer
ni dejar pasar. Esto es lo importante de la disciplina.
Como seres humanos que
somos los padres, tendemos a
equivocarnos,
a
cometer
errores, pero muchas ocasiones
se nos olvidan pedir las
disculpas del caso cuando se
comete una injusticia o se haya
hecho una falla. Si reconocemos
nuestros errores con nuestros
hijos
gozaremos
de
su
reconocimiento
y
mantendremos nuestra imagen
de actuar con prudencia y
sabiduría delante de ellos.
Cada ser humano es único, diferente a los demás y a pesar de que se formen en el mismo hogar y en iguales
condiciones, cada uno posee su propia personalidad y para cada uno el tratamiento debe ser diferente, de
acuerdo con las necesidades y demandas de nuestros hijos. Aunque para todos manifestamos el mismo amor;
a cada hijo se le administrará de diferente forma según sus demandas.
He aquí los versos de un poeta aclarándonos este punto:
Cuando tu hijo o tu hija...
Te busque con su mirada....................................... MIRALO
Te tienda sus brazos....................................... ABRAZALO
Te busque con su boca....................................... BESALO
Te quiere hablar....................................... ESCUCHALO
Se sienta desamparado....................................... AMPARALO
Se sienta solo....................................... ACOMPAÑALO
Te pida que lo dejes....................................... DEJALO
Te pida volver....................................... RECIBELO
Se sienta triste....................................... CONSUELALO
Esté en el Esfuerzo....................................... ANIMALO
Pierda todas las esperanzas....................................... ALIENTALO
No encuentre su camino....................................... ORIENTALO
Sea un triunfador....................................... ENORGULLÉCETE
En miles de situaciones, los padres
imponemos nuestras leyes y normas, sin
medir las consecuencias y tal vez está
cayendo en una drasticidad que redundará
en rebeldía de parte de los hijos; como
padres, se debe establecer una adecuada
comunicación con nuestros hijos, escucharlos
con atención, considerar cada situación, y ser
flexibles si el caso lo amerita. La tensión
entre hijos y padres sólo trae ruptura de los
lazos de amor y comprensión, esto no se
debe de permitir.
Cuando se anteponen nuestros intereses,
haciendo a un lado la misericordia se cierran
los sentidos a la realidad que se vive, nuestra
razón a una comunicación sensata y correcta
y queremos imponer nuestro criterio por
creerlo prudente, estamos abriendo una
abismo entre nosotros y las siguiente
generaciones.
Los hijos deben de conocer la realidad
que los rodean para crear defensas
adecuadas para cada situación, el deber
de un padre es ser consejero y
orientador. Haciéndoles saber a ellos
todas las barreras y trampas que pone la
vida, así como os peligros con los que se
puede encontrar a cada paso y en cada
lugar. Cuando se habla de libertad de
acción, no se refiere a libertinaje, sino a
independencia que se alcanza al hacer
usos de sus derechos, libertad de pensar,
de participar, de manifestarse sin
hipocresías, ni dobleces. Nunca se debe
de olvidar Proverbios 4:1-6.